La democracia es un gran invento pero las campañas electorales un poco menos. Ya ha terminado la última de un año especialmente cargado y, recordemos con alivio, en la mayor parte de España no habrá más elecciones hasta dentro de tres años. Se pueden extraer muchas conclusiones de lo vivido y cada uno tendrá las suyas, pero si vamos al meollo de lo que importa el consenso es que los candidatos han sido muy guapos. Conscientes de ello, han posado en los carteles con su mejor sonrisa como si de cantautores se tratase. Por si no fuera bastante, para arreglarles el cutis han contado con más infografía que una película de Pixar y los fotógrafos han logrado extraer de ellos las inevitables miradas de grandeza hacia el horizonte de prosperidad al que quieren llevarnos. En conclusión: un tostón. Lo de antes sí que eran carteles como Dios manda, a menudo muy poco democráticos pero oiga, no se puede tener todo. Así que a continuación va una breve selección de los pósteres de propaganda política más logrados de un siglo XX tan generoso en ellos, aunque pueden añadir algún otro si lo desean.
(La caja de voto se encuentra al final del artículo)
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Dear God, Keep Them Safe!
Las guerras son muy caras y una manera de financiarlas menos coactiva que la subida de impuestos son los bonos de guerra, créditos que el gobierno solicita a los ciudadanos apelando a su patriotismo. En el caso de Estados Unidos, durante la Segunda Guerra Mundial se llevó a cabo una enorme campaña publicitaria en las que se enarbolaba la defensa de las libertades civiles y el modo de vida americano (como en este cartel sobre la libertad de expresión), pero también a menudo con mensajes más viscerales en los que se agitaba una amenaza en principio lejana que podía recaer en la propia familia. Como en este en el que la sombra de una esvástica se cierne sobre unos niños o el que tenemos sobre estas líneas, con el evocador toque retrofuturista que dan las máscaras de gas.
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Victoria, hoy más que nunca
Nos tentaba incluir en esta lista el Guernica de Picasso, pero mejor añadimos a la persona que le encargó pintarlo, Josep Renau, quien en su condición de director general de Bellas Artes fue también responsable del traslado de las obras del Museo del Prado para evitar su destrucción durante la guerra civil española. Terminó exiliado en la RDA realizando fotomontajes sutiles como un martillo neumático (The American Way of Life) pero sin duda su mejor etapa artística fue durante la propia guerra, con carteles sencillamente extraordinarios como el que vemos arriba, impreso en Barcelona en 1938.
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Columna de hierro
Lo cierto es que la guerra civil dio tanto de sí en este ámbito de la propaganda que se merece una encuesta propia que dejaremos pendiente. Aquí tenemos la obra de otro cartelista valenciano, Eleuterio Bauset Ribes, que retrató a este peculiar campesino adicto al gimnasio y los esteroides en el acto de clavar la bayoneta a un pérfido capitalista con unas fauces propias de un critter. Este otro cartel suyo es también muy conocido.
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Destroy this Mad Brute
Al igual que el anterior, este cumple uno de los fines de todo póster propagandístico que se precie: deshumanizar al enemigo. Una vez apartada de la mente nuestra humanidad compartida resultará mucho más fácil matarlo, pues no es más que una bestia furiosa de grandes colmillos. Que además, apelando a instintos atávicos, pretende arrebatarnos a nuestras mujeres para mancillar su honra, como un monstruo cualquiera de película de serie B. ¡Inadmisible! El pickelhaube o casco prusiano y la porra con la palabra «Kultur» nos recuerdan que es alemán. El cartel fue obra de H. R. Hopps y sirvió para reclutar soldados estadounidenses durante la Primera Guerra Mundial. Curiosamente hace unos años la revista Vogue lo homenajeó con una portada del deportista LeBron James y la modelo Gisele Bündchen que levantó cierta polémica al considerarse racista.
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Kultur-Terror
Y aquí tenemos su reverso, publicado en 1944 por el partido nazi noruego y obra del artista Harald Damsleth. Los americanos que habían desembarcado en Europa para derrotar al Tercer Reich eran un decadente y grotesco monstruo de judaísmo, música jazz, Ku Klux Klan, negros enjaulados, bombas, dinero, mafiosos y mujeres semidesnudas que iban a destruir la muy superior cultura europea.
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La llamada de la Madre Patria
El 22 de junio de 1941 Hitler invade la Unión Soviética con una monumental movilización de más de tres millones de soldados. Un acontecimiento que sacude las conciencias rusas y casi inmediatamente se suceden enérgicos llamamientos para alistarse en el ejército y salvar a la Madre Patria. Al cabo de unos días el artista Irakli Toidze la representó así inspirándose en su esposa y el cartel conoció una difusión masiva, convirtiéndose en una de las imágenes más emblemáticas del siglo XX.
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I Want YOU for U.S. Army
Este sería el equivalente estadounidense y la anécdota de su origen es de sobra conocida: durante la guerra angloamericana de 1812 los envíos de carne al ejército por la empresa de un tal Samuel Wilson llevaban las iniciales U.S. y los soldados comenzaron a bromear sobre Uncle Sam. Posteriormente el dibujante James Montgomery Flagg le daría este aspecto en un cartel de reclutamiento para la Primera Guerra Mundial y pasaría a convertirse en un meme popular versionado hasta el infinito y más allá. Ese gesto de señalar no deja de ser una impertinencia, pero sin duda logra el efecto de interpelar al espectador.
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Lenin vivió, Lenin vive, Lenin vivirá
En 1967, con motivo del cincuenta aniversario de la Revolución Rusa, se editó este cartel con una frase del poeta Vladímir Mayakovski: «Lenin vivió, Lenin vive, Lenin vivirá». Fíjense qué pose tiene Lenin ante esa bandera flameante, madre mía: qué señorío, qué manera de molar, parece un héroe de cómic con la gabardina al viento en lo alto de alguna azotea. Solo se echa en falta en esa mano libre una recortada.
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Stalin trabajando de noche
Y aquí vemos a su sucesor. La residencia oficial de Franco, el palacio de El Pardo, tenía una luz encendida durante toda la noche en el despacho como forma de representar que siempre estaba trabajando al servicio de los españoles, era la denominada «lucecita de El Pardo». Se trataba de un recurso propagandístico copiado de Mussolini y como vemos aquí Stalin no quería ser menos con su particular lucecita del Kremlin, volcado en la redacción de lo que imaginamos será una lista de personas a fusilar.
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Nuestro triunfo en el espacio es el himno a la Unión Soviética
Poco después de la muerte de Stalin daría comienzo la carrera espacial. Era amenazadora, al llevar a un nuevo terreno la confrontación, pero también estaba cargada de esperanza, ante las posibilidades casi infinitas que se abrían. Aquí una interesante selección de pósteres.
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Libros en todas las áreas del saber
Eso es lo que anuncia a voz en grito esta hermosa moza de dentadura perfecta, pero como estos caracteres cirílicos no hay quien los entienda el cartel se ha usado desde entonces para cualquier cosa.
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He’s Watching You
Ahí tenemos al mismísimo Darth Vader vigilándonos. El cartel es estadounidense, de 1942, y está dirigido a alertar de la posible presencia de espías, por lo que convenía extremar las precauciones y no hablar nunca de más, muy especialmente entre los trabajadores del sector militar e industrial. Eran numerosos los avisos en ese sentido, como este, este o este otro.
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¡Cuando montas solo, montas con Hitler!
¿Quién no ha soñado alguna vez con tener a Hitler como amigo invisible? Pues es tan sencillo, según este afiche, como conducir solo y se te aparece de copiloto dándote sus sabios consejos nacionalsocialistas a la manera del conejo Harvey. Pero en una interpretación menos literal del mensaje a lo que se alude es a la austeridad exigida en tiempos de guerra a la población civil, que debe medir su consumo ya sea en combustible o hasta en comida.
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We Can Do It
La Segunda Guerra Mundial fue, entre otras muchas cosas, una carrera por incrementar la producción armamentística en la que los Aliados lograron imponerse con rotundidad. La propaganda destinada a la población civil enfatizaba en consecuencia la importancia del trabajo como un deber patriótico y este póster de Westinghouse Electric en un ejemplo de ello. En su momento pasó casi desapercibido, pero con el paso de los años ha llegado a convertirse en un icono pop.
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Un ¡borracho! es un parásito, ¡eliminémosle!
Este cartel corresponde a Albert Sanmartí y hay que comprenderlo en su contexto, cuando la falta de disciplina en cualquier ámbito puede terminar inclinando la balanza de la guerra. A pesar de ello no deja de tener una severidad entrañable visto hoy día y dan ganas de ponerlo como decoración en un bar cualquiera.
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Los trabajadores hemos despertado
En las elecciones de julio de 1932 el NSDAP obtuvo su mejor resultado (si descartamos las del año siguiente por su falta de limpieza) gracias a su capacidad para atraer a diferentes sectores sociales, y en un país en el que el 46% de la población era clase obrera resultaba vital atraerse a algunos para la causa. Este cartel de dichas elecciones es un buen ejemplo de tal empeño, con su fondo rojo y un hercúleo obrero de camisa medio desabrochada que parece salido de la portada de una novela romántica. Enfrente una caterva de enanos que entorpecen su camino con reproches y al fondo una gigantesca esvástica presidiéndolo todo.
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Pongamos nuestros talentos al servicio de un avance victorioso
El intento de industrialización acelerado que tuvo lugar en China entre 1958 y 1961 terminó provocando una catástrofe económica que se llevó por delante la vida de entre veinte y treinta millones de personas. En una amarga ironía fue conocido como «El Gran Salto Adelante», aunque cobra sentido si lo que imaginamos enfrente es un precipicio. Naturalmente la propaganda maoista daba una visión mucho más amable, y aquí vemos a estos vigorosos trabajadores cruzando el mar como Moisés, al fondo uno incluso va montado en un cohete tan ricamente, de una manera que evoca a ¿Teléfono Rojo? Volamos hacia Moscú. Esta alegre procesión está en realidad inspirada en la leyenda de los ocho inmortales, sobre un grupo de dioses dotado cada uno de un superpoder que orientaban hacia el bien común.
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Pingback: ¿Cuál ha sido el mejor cartel propagandístico?
Me ha interesado particularmente este artículo por la temática, pero se echa mucho en falta un mínimo rigor periodístico, ¿cómo enseñar el cartel de Rossie the Riveter y no mencionar a su protagonista? Más allá de enfatizar el papel patriótico del trabajo, este cartel tenía por objetivo consolidar socialmente el nuevo rol activo de las mujeres como trabajadoras industriales, en ausencia de la población masculina durante la Segunda Guerra. Esta situación fue clave en la evolución del papel de las mujeres en el siglo XX. Hay mucha información en Internet sobre esto, por ejemplo https://es.m.wikipedia.org/wiki/Rosie_the_Riveter
Tampoco se cita a los autores de otros carteles, a los artistas geniales que crearon estas imágenes, como Popova y Rodchenko.
Buena recopilación, pero echo de menos la referencia a que el famoso cartel del tío Sam es una versión de uno inglés de tres años antes: http://www.portodoslosmedios.com/2013/01/i-want-you.html
La figura del Tio Sam no es de la primera guerra mundial. Esta muy presente en los dibujos satíricos de la guerra de Cuba de 1898.