«Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada», con esta certera frase comenzaba Tolstói Ana Karenina. Lo que no sé es qué decía a continuación y es que hay otros muchos autores además de Kant a los que no tener leídos. Pero recomiendo el libro igualmente, qué carajo, porque con ese inicio ya se intuye un drama de los buenos. Nos está anunciando simple y llanamente que sin conflicto no hay narración o, parafraseando a otro clásico, feliz el pueblo cuya historia se lee con aburrimiento. Esto el cine lo sabe bien, tan pródigo en amores desdichados, crímenes, batallas, catástrofes y, desde luego, familias infelices. Así que en estas fechas tan señaladas, con la inminente llegada de la Navidad y del estreno de Star Wars: Episodio VII, qué mejor que efectuar un breve repaso por aquellas relaciones entre padres e hijos especialmente tormentosas. Los ejemplos son inagotables, así que además de votar pueden añadir alguno más si lo desean.
(La caja de voto se encuentra al final del artículo)
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La gata sobre el tejado de zinc
Uno de los temas más recurrentes que hemos visto en una pantalla está en las expectativas que los padres depositan en sus hijos, esperando que continúen su legado o que triunfen donde ellos fracasaron. El miedo de los hijos a no dar la talla, a defraudar a sus padres, les lleva a tejer una red de mentiras que finalmente revienta dando lugar al desenlace dramático. Si a ello le añadimos la disputa por la herencia familiar, que ha creado siempre más conflictos que todos los dioses y fronteras juntos, pues lo que tenemos es esta obra teatral de Tennessee Williams galardonada por el Pulitzer y protagonizada en el cine por Paul Newman y Elizabeth Taylor. Todo un ejemplo de lo que puede dar de sí una reunión familiar, debería emitirse cada Nochebuena.
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Carrie
Stephen King escribió sin mucha convicción —aunque finalmente con bastante acierto— sobre una adolescente con poderes psíquicos que vive el suplicio del acoso escolar y de tener una madre fanática religiosa. Todo ello termina desembocando en una monstruosa escabechina que en cine rodó Brian De Palma.
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Regreso al futuro
Freud ideó el concepto que tan bien cuajó de complejo de Edipo, pero tan listo no debía ser si no se le ocurrió uno equivalente de la madre hacia su hijo venido del futuro. Aquí pudimos contemplar esa situación tan turbadora, aunque a la vista del reencuentro ya en el futuro alternativo ella —por suerte para su salud mental— no debía tener mucha memoria para los rostros. En la reciente Predestination le darían tres vueltas de tuerca a la idea.
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De repente, el último verano
Aquí tenemos otra obra de Tennessee Williams adaptada a la pantalla por el guionista Gore Vidal y el cineasta Joseph L. Mankiewicz e interpretada por Elizabeth Taylor, Katharine Hepburn y Montgomery Clift. Todo el Hollywood clásico está contenido en esta cinta, en resumen.
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Rebelde sin causa
Lo único que cabe reprocharle a este clásico es su título: la adolescencia trae consigo tal tormenta hormonal y un cambio tan brusco en el lugar que uno ocupa en el mundo que el enfrentamiento con las autoridades en general y los padres en concreto es casi inevitable, así que esa rebeldía sí tiene una causa. James Dean se convirtió en un icono inmortal con su cazadora roja, su actitud desafiante y con ese tormento interior de quien en el fondo no anhelaba más que ser comprendido.
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La caja de música
A medida que uno va creciendo deja atrás la imagen tan idealizada de su padre y descubre pequeños defectos en él. En este caso que era un nazi que participó activamente en el Holocausto ¿Cómo gestionar ese hallazgo? Pues aquí lo contaba Costa-Gavras.
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Hamlet
«Porque soy piadoso debo ser cruel». Esa frase que le espeta Hamlet a su madre en la escena del dormitorio, tras afearle que comparta lecho con el asesino de quien era para ellos padre y esposo respectivamente, es la idea que subyace a tantos dramas familiares. Queremos más a quienes nos resultan más próximos y por tanto depositamos en ellos más expectativas. El aprecio conlleva exigencia, y la exigencia no siempre puede resultar satisfecha: ahí explota el drama. La deslealtad de Gertrudis hace que a Hamlet se le lleven los demonios y la cosa inevitablemente desemboca en una tragedia con mucha sangre y muertos, que por algo hablamos de Shakespeare.
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Psicosis
Algunos lectores se indignarán por este spoiler pero hay que decirlo claro: la relación de Norman Bates con su madre no era muy saludable. Ella más que tóxica estaba directamente putrefacta, pero en la mente un tanto extraviada de su hijo seguía muy viva y representaba un modelo a imitar de una forma literal. Cuando oigan a alguien definirse como un amigo de sus hijos recuerden la frase de Bates: «el mejor amigo para un muchacho es su madre».
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Indiana Jones y la última cruzada
Da igual cuánto se esfuerce uno en ganarse una imagen en la pandilla de tipo duro que tarde o temprano llegará tu madre para avergonzarte ante los colegas. Los padres tienen esa rara habilidad de empequeñecer y humanizar a sus hijos, de desplumarlos de todo el prestigio y la pompa que pudieran mantener a ojos del resto pues ante ellos no dejan de ser sus niños, no importa cuántos años pasen. El doctor Jones, «Junior» para su padre, se ganó nuestra admiración en las dos entregas anteriores pero fue en esta, la mejor de la saga, donde vimos cómo era realmente gracias a un estupendo Sean Connery ante el que medirse.
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Brave
Los padres han sido tradicionalmente los principales encargados de transmitir a sus hijos los valores, roles y costumbres de su sociedad, ahora en dura competencia con el colegio, la televisión e internet. Pero la transmisión no siempre es fluida y los hijos pueden sentirse coaccionados, rebelarse y, como vemos en esta peli de Pixar, terminar convirtiendo a su madre en una osa mediante un hechizo.
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Vida de este chico
Los padrastros y las madrastras arrastran una pésima reputación en la narrativa popular y por lo visto no es del todo inmerecida. Según señala Steven Pinker en Cómo funciona la mente la ausencia de un vínculo biológico en esa relación incrementa la posibilidad de que el niño sufra malos tratos, e incluso tiene un 40% más de posibilidades de ser asesinado. Lo que aumenta el mérito de quienes ejercen bien tan complicado papel. No es el caso de esta película protagonizada por De Niro y un jovencísimo DiCaprio, en el que la relación entre ambos va agriándose por momentos.
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Las vírgenes suicidas
El deseo de transmitir unos valores y de encarrilar a la criatura en formación a veces puede adquirir también tintes enfermizos, cuando la sobreprotección y el fanatismo ideológico toman el control. Lo mencionábamos en Carrie y aquí también lo tenemos, aunque ya sin el adorno de elementos sobrenaturales. Sobre esta película de Sofía Coppola hablamos con más detalle aquí.
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Historias de Nueva York
Una madre judía le regala a su hijo dos corbatas y él se pone una para celebrar el Shabat. Cuando ella lo ve, exclama: «hijo, ¿pero es que no te gustó la otra?». Si el estereotipo de esa madre controladora y asfixiante nos resulta tan familiar se lo debemos en buena medida a Woody Allen, que no ha dejado de apuntalarlo en su filmografía. Probablemente el ejemplo más logrado sea el episodio que rodó de Historias de Nueva York —sin duda el mejor de los tres— en el que la gigantesca cabeza flotante de su señora madre flotaba sobre Manhattan, vigilando y aconsejando a su hijo de una manera que ni Orwell en su peor pesadilla hubiera soñado.
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Los Soprano
No nos hemos pasado años diciendo que las series actuales tienen más calidad que la mayoría de las películas para que ahora no podamos incluir una en esta lista, oiga. La difícil relación con su madre fue uno de los motivos que llevaron a nuestro mafioso predilecto a la consulta de Jennifer Melfi, en la que un episodio tras otro iba desgranando su infancia y los permanentes chantajes emocionales derivados de la actitud pasivo agresiva de ese cactus con forma de anciana que era Livia. Decimos que fue uno de los motivos pero no el único, pues por desgracia la actriz que tan bien la interpretaba, Nancy Marchand, falleció durante la tercera temporada. La trama sin embargo tenía que continuar y Tony siguió acudiendo fielmente a su cita con la doctora.
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Star Wars
En último lugar, no crean que se nos iba a olvidar, la saga sobre esta familia tan mal avenida que en vez de gritos y portazos se monta Estrellas de la Muerte e imperios galácticos. Eso el padre al menos, aunque el hijo no se queda manco (bueno, sí). En la combinación de ciencia ficción, western e imaginería medieval que ideó George Lucas la guinda final fue el conflicto generacional, la necesidad más o menos simbólica de matar al padre seguida de la reconciliación final. Tal vez ninguno de nosotros se haya enfrentado a su progenitor con una espada láser pero de una u otra forma vemos en la pantalla algo de nuestra propia experiencia vital, podemos comprender a los protagonistas y esa identificación hace de esta película todo un mito contemporáneo.
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Pingback: ¿Cuál es la relación paternofilial más turbia de la historia del cine?
Me encanta la lista. También añadiría la relación de los personajes de Neil Perry (interpretado por Robert Sean Leonard) y su padre, de la película El club de los poetas muertos.
Mon fils à moi.
Afliction de Paul Schrader (o como se escriba, paso de Google)
Saraband, de Ingmar Bergman. Un padre viudo pone todo el afecto en su hija (incluso duermen juntos). Y cuando ella decide abandonarle él intenta suicidarse.
Me falta La pianista de Haneke. Además con Isabelle Huppert, que no puede ser más perturbadora.
¿Eres yo? Venía a comentar precisamente esto, y venía a comentarlo con el mismo nick.
La Pianista, de Michael Haneke
La de Lucky con Darthy, o Darth Father (que Vader significa padre en holandés).
«No se queda manco (bueno, sí)». ¡Jajajajajajajajajaja-cuas cuas cuas!
Para ve a James Dean atormentado por su padre, mucho mejor «Al este del Edén» que «Rebelde sin causa», además es mejor película, dónde va a parar.
«¿Cuál es la relación paternofilial más turbia de la historia del cine?» Y coláis la serie de TV «Los Soprano»… Trampa, Javier Bilbao, sin justificación posible. Cambien el titular porque de otra manera ya estáis mintiendo desde el punto de partida…
Hardcore de Paul Schrader. (Schrader es un especialista en estos temas, tuvo problemas con su padre, por cierto Affliction se escribe con dos «f»)
Afliction, de Paul Schrader.
En esta lista echo en falta sin duda Affliction de Paul Schrader y La luna de Bernardo Bertolucci. O, siguiendo la senda de la madre castradora, Al rojo vivo de Raoul Walsh o Furtivos de José Luis Borau.
Joer, sí, Furtivos. ¡Esa Lola Gaos taaaaan grande!
John Houston y Faye Dunaway en Chinatown. Cada vez que la veo es un desasosiego. Y la escena final, escalofriante.
Falta, evidentemente, una de las mas importantes «Al rojo vivo» de Raoul Walsh
¿Y Alas de Mariposa? Esa si que es perturbadora y desasosegante. Gran pelicula
Dónde está Ran?? (O el Rey Lear, del cual se inspira)
Eso el padre al menos, aunque el hijo no se queda manco (bueno, sí)
Algo forzado, pero muy bueno !!!
Todas ellas películas americanas. En fin.
Una lista de 10? Una lista de 100 y sería insuficiente. Faltan muchas. Sonata de Otoño de Bergman, La Heredera, The Hours, Frankenstein, Dolores Claiborne, el Leon en Invierno,… Etc
La Pianista de Michael Hanneke
Hombre que no metas oldboy de park chan wook tiene delito….
no es cine, ni siquiera es «acción real», pero Fry es su propio abuelo ;)
Happiness (1998)
En el nombre del padre. Con Daniel Day-Lewis y Pete Postlethwaite en unos de sus mejores papeles. El meollo de la película es precisamente la relación padre-hijo.
La pianista, de Haneke