José García Amurrio, de nacionalidad española, de setenta y tres años de edad, casado con Maribel Cuesta Martínez, dos años menor que su esposo, fue corneado en el muslo derecho y operado para suturar los daños sufridos cerca de la vena y arteria femoral de la pierna izquierda, en el séptimo encierro de los Sanfermines de Pamplona de este año, aunque el incidente ocurrió realmente en Balham, al sur de Londres, mientras estaba comprando quesos.
José García Amurrio es natural de Correpoco (población cántabra del municipio de Los Tojos), razón por la cual desde que se jubiló, y en un afán por reivindicar lo incoherente del nombre de su villa natal, pasa las vacaciones de verano en Pamplona, donde cada año y a pesar de su avanzada edad, desarrolla una impecable a la vez que frenética carrera por las calles empedradas de la antigua ciudad de Pompelon (como la llamaron Estrabón o Ptolomeo) delante de los toros.
Este año el señor García Amurrio cedió ante las críticas de su esposa Maribel, preocupada por los riesgos que su cruzada toponímica suponía, y decidió disfrutar de las delicias del suroeste de Londres, emprendiendo una gira por Tooting, Balham y Clapham, culminando el tour pasando unos días en Brixton. Fue mientras visitaba Balham (que como todo el mundo sabe es un barrio del suroeste de Londres caracterizado por la simpleza de sus casas victorianas y sus tabernas, al tiempo que posee una atmósfera amigable y una gran población polaca) cuando se produjo el incidente.
Siendo su esposa doña Maribel Cuesta Martínez una aficionada sin par, una fan, incluso una hooligan como se diría hoy en día, de los quesos británicos, especialmente del conocido como Primula, variedad del cheddar famosa por llevar integrados trozos de jamón en el mismo, así como por su consistencia y densidad que hace que pueda ser fácilmente aplicado sobre galletas convencionales; y conociendo que es difícil de encontrar en el continente, la señora Cuesta Martínez solicitó vehementemente a su esposo el señor García Amurrio que se dirigiera presuroso a un supermercado local donde había una oferta de dos por uno.
No se imaginaba el señor García Amurrio que se iba a encontrar con la zona de quesos invadida por una masa de pensionistas autóctonos, miembros de una asociación vecinal polaca, decididos a comprar la mayor cantidad posible de tubos de tan delicado manjar. Fue durante la refriega por el pinrel cuando don José resultó corneado en la pierna por el paraguas de doña Marjorie Hemingway, de setenta y ocho años de edad, de ascendencia anglosajona como indica su apellido y su pelaje albahío, exactamente al mismo tiempo en que uno de los astados de la ganadería de los hermanos Bragado protagonizaba un dramático y agónico séptimo encierro de San Fermín.
Hagamos un pequeño inciso. La ganadería Hermanos Bragado se asienta en la finca El Cubeto, en Cubo del Vino, Zamora, donde históricamente nacieron reses que, criadas a la sombra del Duero, del Esla y del Órbigo, pusieron en pie a los principales cosos españoles. Solo una producción iguala en fama a la de los toros en Zamora. Naturalmente, se trata del queso zamorano, elaborado y curado a partir de la leche producida por ganado ovino de las razas autóctonas churra y castellana de la citada provincia, uno de los más populares de la cocina española, contando desde 1992 con la protección otorgada por su calificación como denominación de origen.
El caso es que en el supermercado de Balham una multitud de compradores situados en el callejón que conducía al despacho de quesos bloquearon la entrada, causando un angustioso tapón de gente y provocando, en ese tramo, al menos dieciueve heridos, aunque ninguno grave. Mientras, en Pamplona, el cornúpeta zamorano con un una romana de quinientos cincuenta kilos (mil doscientas libras) quedaba desorientado tras cubrir el trazado desde los corrales de Santo Domingo a la plaza de toros, setecientos cincuenta metros (novecientas veintiocho yardas) por las calles empedradas del casco antiguo de la ciudad, y sembraba el pánico entre los participantes, amontonados en la entrada de la plaza, resultando de todo ello herido en una pierna un francés, cuyo nombre no ha trascendido, natural de Balham, población perteneciente al departamento de les Ardenes, la región de La Champagne.
¿Casualidad? Aún hay más. Como el lector conocerá, Ernest Hemingway escribió sobre los encierros de Pamplona en su novela de 1926 The Sun Also Rises, publicada en España bajo el título Fiesta. Hasta aquí solo cabría alertar de la coincidencia de apellidos entre el escritor y la agresora involuntaria, pero es que sorprendentemente doña Majorie Hemmigway también escribió un artículo para el boletín del Instituto Local Femenino titulado Get Free Groceries en el que animaba a las personas a buscar gangas en los supermercados locales por la mañana temprano. La novela de don Ernesto tuvo un efecto sorprendente en la popularización internacional de los Sanfermines, al igual que el artículo de doña Margarita en la presencia masiva de jubiladas en los comercios de la zona.
¿Es responsable don José García Amurrio de que un francés residente en una localidad que se llama igual que el barrio de Londres donde él estaba de vacaciones resultara herido en el encierro? ¿Lo es Maribel Cuesta Martínez por insistir en ir a comprar queso Primula de oferta? ¿Todo empezó con Hemignway, Marjorie o Ernest? ¿O es el responsable el rey Alfonso VIII cuando en un documento dado por él en Monzón, fechado el 4 de julio de 1168, otorgó el señorío de Bárcena la Mayor al monasterio de Cardeña, lo que hizo que se convirtiera Correpoco en una entidad vecinal, junto con el resto de poblaciones que configuran Los Tojos, en Cantabria?
Cuando se le advirtió de tal efecto mariposa a don José García Amurrio, de los inverosímiles vericuetos y cabriolas del destino que produce la teoría del caos, donde dadas unas condiciones iniciales de un determinado sistema dinámico caótico, cualquier pequeña discrepancia entre dos situaciones con una variación pequeña en los datos iniciales, acabará dando lugar a casos donde ambos sistemas evolucionan en ciertas formas completamente diferentes; así como de la influencia del apellido Hemingway en su vida, este se encogió de hombros y declaró: «a veces pasa».
Correpoco tente en pie
Que Carmona se ha caído
Y Bárcena Mayor también