Estimado Lord Rodley, su Gracia, duque de Quirm, cerilla de Occidente, portador de sabiduría y otros (insertar títulos aquí):
En primer lugar, agradecer a Su Gracia (S. G.) el envío del resto de mi equipaje y pertenencias a Ankh-Morpork. Tras casi diez años de estancia en la ciudad volver a dormir con somier se hará raro, pero no por ello menos gratificante. De igual manera, agradecer a S.G. que se haya encargado de que mi esposa e hijos puedan seguir con sus ocupaciones diarias sin percances en su integridad física o moral, lo que dadas las circunstancias resulta bien grato. El trágico accidente por el que Lord Savanaro apareció con su cabeza clavada en una pica y sus extremidades exhibidas en cada puerta de la ciudad nos apenó profundamente a todos. Incidir, en todo caso, en la lealtad de este servidor suyo, desvelado por atender las necesidades de S. G., que también son las de nuestra noble ciudad.
El objeto de la presente carta es hacerle la previa de un volumen mucho más amplio sobre mi aprendizaje político en Ankh-Morpork. Hace ya diez años que S.G. tuvo a bien invitarme a una reubicación en el espacio y el tiempo —es decir, salir de Quirm en menos de diez segundos— y desde entonces he estado sirviendo en la oficina del patricio de la ciudad, Lord Vetinari. Mi ocupación, apenas la de uno de los muchos escribas del Sr. Drumknott, secretario principal del patricio, me ha permitido aprender mucho sobre el liderazgo de esta figura tan particular. Además, la carga de trabajo no es demasiada y me deja algo de tiempo para escribir al caer el sol —vivo al lado del Gremio de Alquimistas lo que hace que cada dos líneas tenga que revisar la caligrafía del manuscrito y limpiarlo de restos de serrín, pólvora o algún meñique travieso.
Mi escrito, que aún no tiene título (¿El Principito? ¿Gobernar es como una caja de bombones?), quiere intentar ser un manual para el gobernante virtuoso. S. G. sabe que siempre hago honores a su gran estilo de gobierno y la contundencia de su puño de latón. Sin embargo, creo que en el modelo de Lord Vetinari hay gran cantidad de cosas que pueden con justicia llamarse fuera de lo común. Cosas que pueden servir de modelo a otros dirigentes. Cosas que le han llevado a gobernar la ciudad más próspera (y compleja) de Mundodisco. Con un sistema político asentado sobre el firme principio democrático de «un hombre, un voto», ese hombre es Havelock Vetinari y no hay duda de que su voto es el único que cuenta.
Espero que S. G. encuentre estos fragmentos que adjunto de su agrado, y sepa dispensar su desorden. Confío en que este texto basado en mi aprendizaje y experiencia, brindado con gusto para la lectura de S. G., permita ganarme un juicio más benévolo a sus ojos. Por último, reiterar mi agradecimiento por la buena salud de la que gozan mis allegados.
Con humildad y respeto, siempre suyo
Nicolasi Manchaveloz
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De cómo gobernar es hacer malabares sobre un oso borracho
«Si non confectus, non recifiat». El escudo de armas de los Vetinari dice con gran claridad que cuando algo no está roto es mejor no arreglarlo. Esta frase es toda una declaración de intenciones sobre una forma de gobierno basada en dos principios. Primero, si la cosa funciona es mejor dejarla hacer. Segundo, si vas a intentar arreglarla lo más probable es que la rompas. Esta forma de gobernar está inspirada en hondos principios sobre la naturaleza de la política. Aunque es verdad que la frase se la imputan al comandante Vimes —conocido como «el sabueso de Vetinari»— no hay duda de que es pensamiento inspirado por el patricio. En concreto la frase dice que hay dos tipos de dirigentes. De un lado, los que primero imaginan cómo es el mundo e intentan que la gente encaje en él y, de otro, los que aceptan el mundo tal cual es e intentan sobrellevarlo. El problema con el primer tipo de gobernantes es que sus concepciones del mundo terminan siendo tan estrechas que suele hacer falta todo tipo de instrumentos —normalmente de tortura— para que la gente se encaje en ellas.
Por el contrario, el estilo de gobierno del patricio se basa en el reconocimiento de las infinitas diferencias que hay entre hombres, enanos, trols, no-muertos y sí-vivos (en general) y buscar su punto en común: a todos les gusta la previsibilidad. Dicho de otra forma, marginalmente la ciudad de Ankh-Morpork sabe que está mejor si el día de mañana se parece más o menos al de hoy. Es decir, reconoce implícitamente que al menos con el actual patricio no hay sobresaltos. Resulta interesante el contraste con Lord Winder, un antecesor en el cargo que convirtió la ciudad en un estado policial —y que, como suele darse en los procesos de sucesión gubernamental, fue convenientemente depuesto—. El estilo Vetinari huye de la arbitrariedad en el uso de la fuerza. Quitando su tradicional odio por los mimos —a los que toma presos y cuelga de los pies con un cartel de «apréndete la letra»— hasta tolera la libertad de prensa.
En una ciudad tan diversa y compleja como Ankh-Morpork, Lord Vetinari tiene bastante claro que no existe una medida única para todos sus habitantes, sino apenas algún punto gris en el que cada cual puede dedicarse a sus asuntos. El patricio comentó una vez, en uno de estos escasos renuncios que tiene en privado, que gobernar una ciudad es como hacer malabares sobre un oso borracho. Mientras no te bajes en marcha, agarres fuerte las orejas y tengas las pelotas en el aire la cosa puede funcionar.
De cómo hacer que hasta para las malas prácticas haya alguien vendiendo entrada
Ankh-Morpork es con diferencia una de las ciudades más pobres del Disco básicamente porque todo el dinero está en manos de sus habitantes. Esta paradoja solo se entiende por el peculiar sistema gremial con el que funciona la ciudad. La llegada de Vetinari al poder supuso la proliferación de los gremios, en particular de los que hasta entonces eran la periferia de la sociedad. El Gremio de Mendigos, por ejemplo, que estableció un exitoso sistema por el que puedes ahorrarte tener a dos o tres leprosos a la puerta de una boda o bautizo con un pago fraccionable en mensualidades. El de las «Costureras» (o mujeres —y un hombre— de afecto negociable). El de Asesinos, del cual viene el propio Vetinari, que gestionan la institución educativa más elitista de la ciudad para la inhumación de clientes (casi siempre) exprés. Hasta el Gremio de Ladrones, que se encarga de que haya robos dentro de la legalidad. Como dice el patricio, si siempre habrá crimen, que por lo menos sea organizado.
La constitución de los gremios ha sido un elemento fundamental para el gobierno de la ciudad. No solo porque contrapesan el poder de la nobleza y fomentan el auge de las clases emergentes, sino por al menos tres razones. Primero, porque hace transparente lo que antes estaba oculto, luego facilita mejor información sobre lo que pasa en la ciudad. Segundo, porque genera pautas de comportamiento previsibles con órdenes, licencias y regulaciones que atan a oferentes y demandantes. De hecho, si algún empleado autónomo hace la guerra por su cuenta es el propio gremio el que se encarga de reconvenirlo colgando su cadáver en la veleta de la sede central. Ni un solo pedigüeño sin sello de calidad en fístulas y muñones, ni un solo ladrón freelance sin código de visita. Todo siempre bien ordenado. Finalmente, el tercer aspecto clave es que la estructura gremial genera interlocutores. Alguien responsable de una orden con quien te puedes sentar en caso de que haya algún tipo de problema o cuestión a tratar que competa al Gobierno. Mejor aún, alguien que sabes dónde vive, sabes dónde está su familia y al que puedes dejar tarjeta de visita si es menester.
La política de Ankh-Morpork no puede entenderse sin los gremios, basados en la más estricta autorregulación. El patricio no entra en sus prácticas internas siempre que paguen (pocos) impuestos y no generen demasiados problemas. De hecho, quitando los recurrentes procesos de destrucción creativa del Gremio de Alquimistas, dan más miedo los magos, que van por libre jugueteando con el continuo espacio-tiempo. Así y todo, los gremios son instituciones clave en la ciudad por el equilibrio de poder que generan. Un equilibrio en todo caso conveniente porque Vetinari sabe que una rolliza sociedad civil también termina por echar culo y hacer forma en el sillón.
De cómo el buen dirigente sabe imitar a un flamenco carnívoro
Nadie sabe a ciencia cierta cómo llegó Lord Vetinari al poder, pero sin duda marca la diferencia con sus predecesores en el cargo. El patricio siempre viste de negro, odia el lujo, es un devoto total de su trabajo y más allá de alguna partida ocasional de ajedrez y leer partituras de música (tocarlas las estropea, dice) no tiene afición conocida. Hasta aquí uno podría pensar que está ante uno de los dos personajes más peligrosos del Disco; un Quisidor de Om o un abogado. Sin embargo, son otros recursos los que le han dado el apodo del flamenco carnívoro, suponiendo que exista esa especie. El fundamental es la información. Vetinari tiene una increíble red de espías que hacen que el patricio se entere de todo lo que ocurre en Ankh-Morpork y más allá (HOLA, QUE SÉ QUE ESTÁIS LEYENDO ESTO). Y eso que piensa que mirar a través de los ojos de los cuadros es de mala educación. Si solicitas una audiencia con él, te aseguro que ya sabe exactamente lo que le vas a pedir pero prefiere que hagas el viaje. Si tienes ese pequeño negocio entre manos que implica defraudar al fisco probablemente ya no estés leyendo esto.
Pero no es solo la información lo que le hace poderoso sino cómo la administra. Cuando el patricio da una instrucción, esta siempre deja un resquicio abierto a la imaginación de quien le escucha. Sus «interesante», «ajá», «estoy seguro» siempre dejan la duda en su interlocutor y lo hace estar permanentemente intranquilo. Es cuando en la mente se agolpa el: «¿Qué sabe? ¿Lo sabe? Oh, Dios mío ¡LO SABE!». Natural que no necesite ser un tirano al uso. Lord Vetinari sabe conseguir más cosas con la sutil ironía o con un carraspeo que con una visita a las mazmorras. Porque al final, y esta es la tercera clave en la que descansa su saber hacer, no solo lo sabe todo y tú no, es que tú ni siquiera sabes qué pretende. Nunca sabes cuál es su plan más allá de lo que él quiere que sepas. Una esfinge que se pone los brazos a la espalda y mira al vacío desde su ventana en el Despacho Oblongo.
Este manejo le ha permitido mantenerse bien asentado en el poder frente a infinidad de conspiraciones e incluso deposiciones de su cargo —en muchos casos instigadas por él mismo para luego regresar—. Si el Gremio de los Asesinos ha terminado retirando el precio a su cabeza no es porque no haya ganas de quitarlo de en medio, sino porque sabe hacer que todos desconfíen más entre sí que de él mismo. Por eso con razón le llaman el flamenco carnívoro; lo ve todo desde arriba, acecha sin movimiento, y grácil, a la vista de todos, caza con precisión.
De cómo las personas no son bolas de billar pero bienvenido sea ese palo
Hay un viejo dicho en Ankh-Morpork y es que nadie pondría a un maniaco corrupto al frente de ninguna institución salvo, tal vez, el votante medio. Bueno, quizá Lord Vetinari también, porque si algo sabe el patricio es leer a las personas mejor que ellas mismas. Un aspecto fundamental del liderazgo consiste en saber elegir bien a aquellos que se pone en puestos de responsabilidad, desde la Guardia de la Ciudad hasta la oficina de correos. El patricio ha comentado en alguna ocasión que hay dirigentes que ven a los hombres como bolas de billar en la gran mesa del poder. Él, por su parte, duda bastante de que los hombres rueden cuando se les da con un palo, pero sabe que un empujón en la dirección correcta puede desencadenar gran cantidad de reacciones. Ahora, también dice que para que el empujón tenga el efecto deseado hay una cuestión fundamental; que la gente piense que es la que mueve sus propios hilos y dirige su destino. Que lo hagan exactamente en la dirección que pretende el patricio es una feliz coincidencia.
Un buen gobernante sabe tener en su cabeza el plan completo, pero sobre todo sabe utilizar a las personas adecuadas. Y si eso implica tomar la definición de «persona» en un sentido amplio bienvenido sea. Ello explica por qué Ankh-Morpork es de lejos la ciudad más diversa del Disco. Valga como muestra la Guardia, en la que se emplean desde mujeres-lobo o zombis hasta enanos y leprachauns —incluso a Nobby Nobbs—. Al final la mayoría de la gente se mueve por un conjunto de valores sólidos basados en dormir bajo un techo, comer bien, sacar un dinerillo y que no le claven la punta afilada de nada. Dado el amor de los morporkianos por el espectáculo, con un pequeño empujón desde arriba pueden hacer cosas increíbles y, a veces, hasta buenas por su comunidad. Es verdad que a algunos pocos les mueve la ambición, pero a esos el patricio los tiene cerca. A los restantes lo hacen principios morales o religiosos y a esos los tiene más cerca todavía.
Lord Vetinari sabe escuchar, desde a nuestro genio Leonardo de Quirm hasta a los magos de la Universidad Invisible. Se sabe rodear de la gente más adecuada para su propósito. Y es cierto, no tiene un conocimiento vastísimo de las cosas que no tienen que ver con el gobierno pero posee el don de saber leer a la gente y ordenar las prioridades. Probablemente eso sea lo que hace que sepa qué tecla pulsar. O, si somos más precisos, con qué palo dar.
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Nota expediente: ANK-19092842819
Sr. Drumknott:
Me gustaría una copia manuscrita tanto de la correspondencia como del volumen adjunto arriba. El señor Manchaveloz tiene algunos puntos de vista interesantes, aunque seguro que convendrá que matizables, sobre mi acción de gobierno. En todo caso que sea con la máxima celeridad. Estoy seguro de que, con el descaro de algunas afirmaciones, no solo el orondo Lord Rodley no le hará aprecio, sino que en menos de dos días el libro acabará entre los prohibidos por la mitad de las religiones. Sería una pena condenar su obra al olvido. Quién sabe, quizá con estos mimbres hasta podamos hacer una disciplina más elaborada del arte que es el gobierno.
Firmado
Lord Vetinari
En homenaje a Sir Terry Pratchett
Me levanto, me quito el sombrero y aplaudo con la boca abierta. Se me ha caído el sombrero al suelo. Da igual. Qué hermoso regalo para los fans de Pratchett, el que siempre vivirá en nuestros corazones.
Amén hermano.
Gracias a Dios…empezaba a sentirme desesperado por que aquí sobre Sir Pratchett. Gracias, un buen artículo. No lo he acabado de leer, pero lo acabaré (quizás sí, quizás no. Depende de si no soy deborado por algún tipo de bestia =))
Un homenaje realmente digno al hombre del sombrero. Sencillamente genial.
¡¡¡Muchas gracias!!!
Pingback: Cartas de Vetinari. Homenaje a Terry Prachett
Gracias, ha sido muy bonito leerlo.
Levantarte con un corte de digestión y encontrar esto no tiene precio.
Gracias por esta pieza que nos devuelve a mundos mejores
Muchísimas gracias por semejante soplo de aire fresco. Desde que murió Sir Terry, el humor inteligente viste de luto para los restos… y leer un artículo tan «prattchettianamente» divertido me ha devuelto la sonrisa que nunca me abandona cuando leo algo del mundo disco. Me quedan unas cuantas novelas por leer -las últimas- pero no meatrevo porque sé que, de hacerlo, llegaré un día a la última que escribió, y no quiero que llegue ese momento. Tan sólo una minúscula observación: quizás haya faltado una mención a cierto personaje que se aparece casi siempre y que, ante la pregunta sobre cuánto tiempo seguirá gobernando Vetinari en Ank, habría contestado: «NO SABRÍA DECIRLE, AUNQUE INDUDABLEMENTE TAMBIÉN LE LLEGARÁ SU HORA». Saludete con sonrisa
COMO A TODOS.
NOS VEMOS.
Bravo!
Sin duda una delicia para los iniciados en la Verdad Suprema (a.k.a. lectores de Pratchett) y espero que un empujoncito de palo de billar a los que todavia no han abierto los ojos.
PS: Maquia significa mancha en italiano??! Cielos, que mas nombres de autores con juego de palabras incluido me estoy perdiendo?
TAL COMO LE LLEGO A SIR TERRY. Y A TODOS.
HASTA LA VISTA, AMIGO.
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Gracias por los comentarios. Si a alguno le interesa, aquí dejo escrito los fundamentos filosófico-políticos del texto de arriba. Un abrazo
https://medium.com/@kanciller/apuntes-sobre-las-cartas-de-vetinari-9394a4d1cfa8
Después de leerlo me he puesto triste, al pensar que Terry Pratchett ha muerto. Pero muchas gracias, a sido un placer leerlo.
Pingback: Cartas de Vetinari – Jot Down Cultural Magazine | Srdelapalisse
Bonito homenaje. Felicidades.