El final de la temporada 2013/14 fue para el Barcelona como el resto del año: una imprevisible montaña rusa. Pese a su fama de equipo rocoso que sabe competir en cualquier circunstancia, los de Pascual pasaron de tener la Copa del Rey perdida a tenerla ganada y a perderla de nuevo en la última décima de segundo merced a una canasta de Sergio Llull. En la Final Four, su trayectoria intachable se vino abajo en un lamentable segundo tiempo, también ante el Real Madrid, en el que cayeron por más de treinta puntos de diferencia.
Tampoco las cosas fueron a mejor en la Liga ACB: en semifinales le tocó el Valencia Basket. Pese a tener el factor cancha en contra, el Barcelona ganó los dos primeros partidos de la serie. Fue llegar al Palau Blaugrana a rematar la faena y perder los dos siguientes, quedando la serie empatada. Para rematar el esperpento, el quinto partido, disputado en Valencia, también tuvo victoria visitante. Lo dicho: una montaña rusa que continuó en la final ante el Madrid, cuando mereció ganar el primer partido pero lo perdió y mereció perder el segundo pero lo ganó in extremis. Esta vez no hubo compasión ante un rival lleno de dudas por su fracaso ante el Maccabi en la Euroliga, y un triple de Macej Lampe, jugador que en febrero ni formaba parte de las convocatorias, le dio el título al Barça en cuatro partidos.
¿Qué hacer con un equipo así?, ¿qué planificación cabe cuando todo es un continuo arriba y abajo? La directiva, y en concreto Joan Creus, director de la sección, optaron por el cambio y la continuidad a un mismo tiempo. Cambio en forma de fichajes y continuidad en la figura del entrenador, Xavi Pascual, que cogió al equipo cuando era un escombro dejado de la mano de Dusko Ivanovic y lo llevó a su segunda Euroliga en 2010, aún hoy la última del club. Para buscar jugadores se puso el foco en el mercado ACB, una práctica que al Barcelona siempre le había ido bien: el mejor base de la liga era Tomas Satoransky, del Sevilla, así que se fichó a Satoransky; los mejores pívots eran Justin Doellman y Tibor Pleiss, así que se fichó a Doellman y Pleiss, y de regalo llegó un alero, DeShaun Thomas, llamado a ocupar por fin el hueco dejado hace años por Pete Mickeal.
Ser campeón de liga y reforzarte de esa manera debería exigir un cierto dominio de las competiciones que disputas, pero el Barcelona no ha tenido este año nada de eso, al contrario. Un buen comienzo de temporada llevó a la renovación de Pascual, pero a partir de ahí volvieron los problemas de siempre: indefinición en el puesto de base, lesiones constantes de Navarro, jugadores como Hezonja que aparecen y desaparecen de las alineaciones y, pese al exceso de pívots de calidad, una absoluta falta de contundencia interior.
El año empezó a torcerse en Las Palmas, con la derrota en la final de Copa ante el Madrid y se vino abajo con la eliminación ante el Olympiakos en los cuartos de final de la Euroliga. Pablo Laso, que es buen tipo, quiso mandar un mensaje de confianza para Xavi Pascual afirmando que «no se puede juzgar una temporada por un triple de Printezis», pero el caso es que las temporadas en baloncesto a menudo se deciden por un triple o una pérdida de balón y es inevitable que el juicio incluya esos detalles. No dijo Laso que el Barcelona había sido inferior a los griegos en los cuatro partidos y que su imagen de «quiero y no puedo», especialmente en Atenas, desilusionó a muchos de sus aficionados.
Para entonces, el Barcelona ya había perdido tantos partidos de liga regular que el segundo puesto solo se pudo lograr debido al bajón inesperado de Unicaja en el tramo final. Precisamente ante Unicaja tuvo que recurrir en semifinales a un triple en el quinto partido de Navarro y la historia de la final se resume en que el Madrid le dominó a placer tres veces y le ganó como quiso: con triples y espectáculo, con juego duro y defensa, con suplentes y titulares… según demandara el partido.
La ausencia de respuestas resultó, sin duda, alarmante.
Una juventud sin galones
Todo esto nos lleva, por supuesto, a Xavi Pascual. Antes de entrar en materia, hay que recordar todo lo que ha hecho Xavi Pascual por el Barcelona: lo cogió, como decíamos, en enero de 2008 después de ejercer de segundo entrenador de Dusko Ivanovic durante dos años y medio, con el equipo en ruinas y el club viviendo la famosa crisis de la era Laporta que acabaría en la moción de censura de aquel verano.
Desde entonces, Pascual ha ganado cuatro ligas, tres copas y la Euroliga de 2010, jugando como los ángeles, por cierto. No es poca cosa y no hay que subestimarlo, pero es cierto que ya van demasiados años que el Barcelona no juega bien al baloncesto, que sus partidos resultan demasiado trabados, con pocos puntos, con la sensación de que algunos jugadores están sobreutilizados y otros, al contrario, apenas reciben oportunidades.
Con todo, el equipo ha venido compitiendo bien y, como hemos visto, incluso en los mejores tiempos del Madrid de Laso, ganaba con cierta frecuencia.
Este año ya no. Este año el Barcelona no ha ganado nada y ya no hay esa sensación de incertidumbre del verano pasado después del triple de Lampe sino una clara conciencia de que el equipo debe renovarse, sea con Pascual o sin él en el banquillo. No tiene pinta de que vaya a ser fácil. Al Madrid de Laso le costó un tiempo llegar a lo más alto y mantenerse. Tuvieron que llegar hombres tan improbables en aquel showtime continuo como Maciulis, Nocioni y Ayón para cuadrar el círculo.
De entrada, el Barcelona tiene que saber qué va a hacer con Navarro, como en su momento tuvo que decidir qué hacer con Epi. La buena noticia es que al sustituto ya lo tiene en casa: no hay un escolta en España mejor que Álex Abrines. Es cierto que su rendimiento sigue siendo algo irregular, pero con veintiún años no se puede esperar otra cosa. Junto a Hezonja, haría una pareja exterior espectacular si no fuera porque Hezonja se va a la NBA. Alguien nos tendrá que explicar algún día qué ha pasado con Mario, por qué pasaba de ser estrella en un cuarto a no jugar el resto del partido o de brillar durante un partido entero y ser pieza clave en el equipo a no pisar la cancha más de dos o tres minutos durante los siguientes encuentros.
La mala noticia del caso Navarro es que, al cien por cien físicamente, Juan Carlos sigue siendo uno de los mejores jugadores europeos y es difícil quitarle los galones sin crear un conflicto. La duda es si volverá a estar al cien por cien físicamente y si merece la pena esperarle. Quizá un punto medio, acostumbrarse a verlo saliendo desde el banquillo para jugar quince o veinte minutos explosivos sería deseable. Puede incluso que menos, sin que eso suponga un insulto a su trayectoria. En cualquier caso, mientras el Barcelona se mueva en esa indefinición, mal le irá al equipo.
Por dentro, la referencia debería ser Ante Tomic, pero aún no sabemos qué va a pasar con Tomic, si probará en la NBA al final o no. Tomic es un jugador espectacular con una gran virtud: es aún mejor en los partidos importantes. Basta con echar un vistazo a sus actuaciones contra el Real Madrid este año y el pasado para darse cuenta de ello. Sin embargo, su reputación de hombre blando y sin carácter junto a algún error infantil, como aquel pase que perdió en Atenas en el cuarto partido y que tiró por la borda un excelente partido del Barcelona, hacen de él un continuo sospechoso. Es probable que el propio Tomic así lo perciba y que exija una confianza total o un traspaso. Bien haría el Barcelona en optar por lo primero, aunque no sé si está ya a tiempo o no.
Un cambio de estilo más que un cambio de nombres
Con Satoransky, Abrines y Tomic como referentes, el Barcelona debería crecer. Un buen ejemplo de lo que necesita el equipo también está en casa: Brad Oleson. Pese a que su año ha sido francamente mejorable, el de Alaska es un jugador para el que no caben reproches: juega lo que necesite el equipo, siempre está dispuesto a asumir responsabilidades, se mata en defensa y no solo es un anotador sino que es capaz de repartir juego entre sus compañeros. Si se confirman los rumores del fichaje de Pau Ribas, podría formar junto a Abrines y Navarro un juego exterior temible.
Si algo ha demostrado el Madrid de Pablo Laso, incluso la selección española en los tiempos de Scariolo, es que se puede ganar sin un alero alto. Desde la irrupción en el baloncesto europeo de Toni Kukoc —puede que antes incluso, con los intentos de Aíto de colocar a Andrés Jiménez en esa posición— parecía impensable dominar el juego sin un alero alto o al menos fuerte, tipo Pete Mickeal. Rudy Fernández ha acabado con ese mito: no es especialmente alto, no es fuerte y ha ido perdiendo capacidad de salto con los años. Aun así, sigue jugando de alero tanto en su club como en la selección. De hecho, los intentos de acompañarlo con un Tremell Darden o un Víctor Claver se han traducido en fracasos.
Quizá ese sea el camino que debe seguir el Barcelona: olvidar a Pete Mickeal. Sé que es complicado, pero para ir trayendo al DeShaun Thomas de turno, igual es mejor jugar a otra cosa y meter a Abrines de alero, pese a sus dos metros justos.
Por dentro, el Barcelona tiene tanto y tan bueno que uno no sabe con qué quedarse. Doellman merecería un año más, a ver si consigue dar la versión del Valencia o del Manresa. Lo mismo diría de Tibor Pleiss, un jugador joven, que a mí me vuelve loco, pero que parece que a fecha de hoy tiene los dos pies fuera del club. Tampoco sé qué va a pasar con Lampe, que no pasa de ser un quinto pívot decente para momentos muy concretos de la temporada y supongo que, después de su exhibición en Bilbao, Creus repescará a Marko Todorovic, otro jugador que se pasó dos temporadas sin oportunidades en el Palau y que a la que ha tenido veinticinco minutos por partido ha explotado.
Haga lo que haga y fiche lo que fiche, el Barcelona tiene que hacer una cosa: creer en lo que hace y confiar en sus jugadores. Tiene el talento y tiene el dinero para ello. Todo este ir y venir, la montaña rusa que decíamos al principio reflejada también en los minutos en pista, la falta absoluta de roles, de jerarquías, más allá de pasársela a Navarro cuando está bien… no lleva a nada. Tampoco tiene sentido ir fichando y formando a excelentes jugadores jóvenes para no darles minutos ni responsabilidad. Este año, Abrines ha dado un paso adelante, sin duda. El año que viene puede darlo Todorovic. No parece que vaya a darlo Eriksson, que también tiene pinta de desvincularse del club.
Tengo la sensación, como aficionado, de que el Barcelona juega y actúa con miedo a perder. Eso es terrible. Un punto de renuncia a lo que quieres hacer porque no es lo necesario para ganar. A lo mejor ahora que lo ha perdido todo puede empezar de cero y dejarse llevar un poco. Si esa es la decisión, necesitará un entrenador y unos jugadores capaces de dejarse llevar, algo que en deporte profesional no es nada fácil. Lo primero es la confianza y el talento, una vez asentados ambos valores queda gestionarlos y ordenarlos.
Hacerlo continuamente al revés, empeñarse en gestionar y ordenar todo hasta el último detalle antes de que los jugadores se sientan seguros sobre la cancha, se ha visto que no ha ido bien. Pascual puede seguir, claro que sí, pero tendrá que volver a ser aquel Pascual de 2008, cuando le dieron un equipo desfondado y lo convirtió en campeón de Europa. Lo importante no es solo que el Barcelona vuelva a ganar sino que vuelva a dar miedo y a la vez vuelva a ser una referencia de buen juego. Esperemos por el bien de la competición que así sea.
se esta haciendo muy largo esto desde la euroliga de paris
xp esta lejos de la estetica guardiolista
no es tan facil que vuelva todorovic aunque se quiera
el año de deshaun me parece meritorio
dicen que goudelock y vezenkov estan al caer. con xp los problemas seguiran
Muy certero el análisis, aunque hay una cosa que no has mencionado y la cual es la causa de que no me guste nada Xavi Pascual: en ocasiones parece enemigo del talento.
A mi modo de entender los banquillos, sean del deporte que sean, hay dos tipos de entenadores: los que creen a los jugadores capaces de resolver situaciones ellos solitos (Pablo Laso, Guardiola, Belichick…) y los que creen que sin su tutela constante se perderán como gallina sin cabeza (Tom Thibodeau, Aito, Mouriño, Jim Tomsula…), y Xavi Pascual es de estos últimos.
Personalmente, yo soy de los primers, y jamás le perdonaré a Pascual que casi llevase al suicidio a Ricky Rubio (¿En serio? ¿Tienes a Rubio y tienes que cantarle la jugada desde la banda en cada posesión?) y que no se atreviese – aquí estoy hablando de cobardía – a soltar a Hezonja.
Seguramente, ha tenido en sus manos a los dos mayores talentos del basket europeo de los últimos 5/10 años y en los dos casos el rendimiento que les ha sacado ha sido mediocre (en lo personal sin duda, con Rubio al menos ganó en lo colectivo).
No critico su labor en el Barça, sería de necios, pero jamás lo querría de entrenador de mi equipo. Preferiría tener a Laso aunque ‘no sea ganador’ (qué risa).
P.D: Si tanto te gusta Pleiss, tardando estás en comprarte una camiseta de los Utah Jazz http://www.somosbasket.com/2015/07/01/jazz/la-agencia-libre-de-utah-jazz/
Quitando esas preferencias por un terriblemente anodino Doellman (hay circunstancias intangibles, pero muy necesariamente valorables, como la intensidad, la implicación, la mirada «asesina»… que deben impedir un voto de confianza basado en la esperanza o en el talento latente) y por Pleiss (más de lo mismo, aunque con la siempre difícil decisión de optar por desconfiar de un pívot de su altura), el resto del análisis me ha parecido muy acertado y, lo que es loable en periodismo, objetivo dentro de la perspectiva opinadora obligada en un artículo de estas características.
El artículo tiene cosas interesantes, pero también realimenta los clásicos tópicos que rodean al juego del Barcelona y que no tienen asiento en la realidad. Ahora bien, resulta que estos tópicos están tan extendidos que todo «buen análisis» los mencionará, y casi todo aficionado al baloncesto aplaudirá sin molestarse demasiado en pensar sobre el tema. Me gustaría centrarme especialmente en esta frase:
«No es poca cosa y no hay que subestimarlo, pero es cierto que ya van demasiados años que el Barcelona no juega bien al baloncesto, que sus partidos resultan demasiado trabados, con pocos puntos, con la sensación de que algunos jugadores están sobreutilizados y otros, al contrario, apenas reciben oportunidades.»
Puede aceptarse parcialmente lo de «juego trabado». Este año, a partir de la plaga de lesiones de los escoltas y la desaparición de Marce -con la importancia que tiene este jugador para generar en el 2×2 y dar algo diferente- es cuando todo se oxida y el juego del equipo se resiente. Ahora bien, sin pretender que la temporada global del Barcelona haya sido buena, la primera mitad fue bastante buena en cuanto a nivel de juego -quizás algo despistados en ACB, pero muy concentrados en Euroliga-. Es a partir de enero, como decía, cuando el equipo se desmorona. Los Play Offs y la Euroliga no han sido más que el colofón final a este descalabro. Descalabro del que Pascual tiene bastante culpa, pero ni mucho menos toda.
Ahora bien, que el Barcelona juega a pocos puntos es algo que es falso. Quizás no juega a tantísimos puntos. Pero pasa de 80 pp y su media anotadora esta temporada en ACB revela que es el equipo que anota más puntos por posesión (solo que juega posesiones más largas que otros equipos, ergo menos posesiones por partido que otros, lo que provoca que no lidere el apartado de puntos por partido). Lidera la ACB en porcentajes de tiro. El año pasado fue el 3er equipo de la liga en puntos por partido, por detrás de Madrid y Valencia. En fin, que Pascual consutruya a su equipo partiendo de la defensa -no en vano, la mejor de la competición con un equipo lleno de malos defensores- no significa que el equipo olvide la ofensiva.
En segundo lugar, está el tema de los jóvenes. En el Barcelona hay ahora mismo dos, sin contar a Hakanson, que evidentemente no está para estas lides, ni a Eirksson, que ha estado lesionado toda la temporada. Estos jugadores jóvenes son Abrines y Hezonja.
Aquí me parece que mucha gente que habla -no digo el periodista que firma este artículo, que no dudo que lo ha hecho- no ha visto demasiado a Hezonja, o lo ha visto con las gafas de «este tío es un NBA futurible all star». Estas gafas, que muchos aficionados llevan por el hype que rodea a Hezonja -hype merecido, qué duda cabe- solo provocan leer la temporada del croata de modo erróneo. Siguiendo esta lógica, parecería que cada minuto en el banquillo de esa estrelas es un minuto «desaprovechado» por Pascual. Y esto es sencillamente falso porque Hezonja, aunque él lo crea, no es ninguna estrella todavía. Y cuando parecía que podía dar pasos firmes en esa dirección, él mismo se ha encargado de enterrarse.
Veamos. Hezonja es un chaval de 19 años con un ego desorbitado y una madurez muy muy baja. Sencillamente, cree que es MJ desde que tiene 15 años. Pero jugar en Euroliga y en el Barcelona, por inverosímil que parezca, no es ninguna broma. Y, sencillamente, en muchos momentos no ha demostrado estar preparado. Salir y no defender es algo que se paga con banquillo. Saltarse los esquemas y pelarse una mandarina de 8 metros en baloncesto FIBA gracias a Dios se paga con banquillo -y aquí ha tenido por momentos manga ancha por aprte de Pascual, sí, manga ancha-. Ser tan egoísta en el juego como ha sido por momentos -esa adicción al foco, el síndrome del divo- es algo que se paga con banquillo. Intentar hacer frivolités pasando (recuerdo varias con él haciendo pick ad rollo) y perder una bola tonta es algo que no se puede permitir en un equipo profesional. Sí, profesional, no una cantera donde se pueda esperar a los chicos y pulir sus fallos en partido. Porque en baloncesto profesional, tener a 3 minutos en cancha a un jugador que ha hace el tonto es perder partidos.
Ahora bien, luego ha tenido momentos de verdadera exhibición. Y esto seguro que ha provocado en muchos la sensación de que podía hacer mucho más, habrá hecho surgir la rpegunta de «Si puede ser tan buena, ¿por qué no es así siempre?» Y la respuesta que se ha dado entre la propia afición del BCN y en la prensa ha sido: por Pascual, que es un amarrategui y no sabe llevar a los jóvenes. No, lo siento pero no. El principal ausante de lo que le ha pasado a Hezonja ha sido 1 su cabeza, 2 que en varios aspectos de juego está verde, como en e bote y la penetración -aunque aquí se le intuye un potencial muy grande claro-. Y Pascual, en todo esto, en el «no triunfo» del croata ha jugado un papel pequño.
Ahora bien, hasta ahora he hablado de aspectos técnicos, cualitativos. Vayamos a los fríos números. Hezonja ha jugado a pesar de todo lo que he explicado, a pesar de haber estado un mes apartado del equipo por razones oscuras sobre las que hay rumores chungos, 600 minutos en acb con 19/20 años. En Euroliga, 360. Algo menos de 1000 min. en total. Un poco más que Mirotic con esta edad, y un poco menos que Porzingis (pick inmediatamente anterior en este draft que el de Hezonja, y teniendo en cuenta que el letón juega en un equipo con 400 veces menos exigencia, presión y competencia en su puesto que Mario). Por tanto, donde está la «falta de oportunidades a los jóvenes» con Pascual? Lo único que ha habido es lo lógico y normal: que a alguien tan joven, salvo circunstancias totalmente excepcionales, -ser un superdotado total o jugar en equipos de bajo nivel- nunca va a tener muchísimos minutos.
Hasta aquí Hezonja. Ahora, el otro «joven» al que podría referirse el artículo: Álex Abrines.
Este ha tenido también 1000 minutos enter acb y Euroliga. La confianza de Pascual en él ha sido total, lo digo muy en serio. En muchas ocasiones ha cometido fallos y no se ha ido al banco, ha buscado que el jugador se sintiese confiado. En la primera parte de la temporada, era una de las 3 referencias de este equipo junto con Tomic y Marcelinho. Jugaba más de 20 minutos, es decir, era titular de facto. Luego empezaron su problemas de lesiones. Una fascitis le ha fastidiado desde mediados temporada y ha provocado que estuviese jugando infiltrado, entiendo que con minutuos restringidos y con el rendimiento que puede dar bastante mermado. Lógicamente, esto ha provocado que jugase muy poco, porque además ha perdido forma para la recta de final de temporada. Mi opinión es que esta es la causa de estuviese desaparecido en al final. Claro, todo el mundo se ha preguntado qué pasaba con Abrines y para respodner esta pregunta han acudido a la «sabiduria tradicional»: es Xavi que no sabe llevar a los jóvenes. El tópico que se reproduce eficazmente.
Hasta aquí al chapa sobre tópicos que rodean al juego del barcelona y que son falsos.
para mí, la verdadera razón del fracaso este ha el tener un equipo enormemente descompensado, con un un cuatro que no ha dado el nivel de estrella europea que se le presuponía en la ofensiva, y que ha sido esperpéntico en defensa. En segundo lugar, la desaparición de Marce y el problema de Thomas, que si bien ha cumplido bien para su sueldo y para ser su priera temporada, tenía muy cumplido rendir al nivel que hay que hacerlo en un equipo candidato a Euroliga. Y también, sin duda, lo desaprovechado que ha estado Pleiss-como deja entrever el redactor de este artículo-, que tiene mucho clase y seguro que hueco para jugar 15 o más minutos de calidad y que no ha cumplido. Posiblmente, en esto último Pascual ha sido incapaz de adaptar al jugador y el BCN lo pagará caro. Además, la decadencia de Navarro, unida a la desaparición de Marce, ha puesto la guinda, dejando al equipo sin sus dos generadores más importantes.
A todo esto que digo hay que ponerle matices, claro, pero creo que hay material aquí para comenzar un debate y para cuestionar algunas de las cosas que se suelen decir sobre el BCN
Amén.
El FCB que ganó la Euroliga era una orquesta defensiva sinfónica. Y eso me da que es el mayor mérito de Xavi Pascual: haber creado el mejor equipo defensivo FIBA de los últimos 15-20 años.
Sin embargo, desde 2010 se ha producido un cambio radical en el cambio de juego en el baloncesto FIBA. Y no es jugar bonito como hace el Madrid, sino orientar ofensivamente tus sistemas para que tu equipo tenga mejores recursos tácticos para tirar más veces desde la línea del triple con acierto y, defensivamente, tener la capacidad para negar y/o reducir el acierto desde la línea de 3 de tu rival en un entorno en el que además se ha producido un cambio de normas que persiguen un juego con más posesiones.
Ahí es donde Xavi Pascual naufraga respecto a Laso. El basket FIBA ha cambiado y él no ha sido capaz de entender que tenía que perfeccionar sus sistemas de juego ofensivos y defensivos desde un paradigma en el que ahora los exteriores son más importantes que los interiores para seguir siendo el mejor equipo, que es para el FCB la exigencia deportiva moderna que ha perdido en beneficio del Madrid.
A mi me parece que el que firma el artículo no tiene ni idea de ´Basket. Abrines será un buen tirador pero no un jugador de baloncesto. No defiende nada. Y si no repase el video donde Rodriguez mete la última canasta en la copa y se va por el lado derecho de Abrines como y cuando quiere. Lo de Hezonja es otro caso particular, es un tirador pero no defiende nada, Para su altura ni rebotea ni pelea ni intensidad ni penetra. Tira de ocho metros y las mete y los no entendidos dicen que bueno es. NO, en baloncesto a parte de meterlas hay que defender, luchar, penetrar, rebotear y sufrir, cosa que este chico no hace.
Otra idiotez es decir que Rudy juega de alero, pero que partidos ve usted, El equipo con el que salta a la cancha el madrir es base LLul, escolta Rudy, Alero Rivers y los dos pivots. Y todavía hay otro alero que es Macilius. Cuando Rudy se va al banquillo a veces Llul juega de escolta. Lo que pasa es que es tan bueno que parece que juega de todo. Defiende, penetrar, salta, y rebotea, cosa que no hace Abrines.
Pleiss es un madero, tarugo o como quiera definirlo. Tomic es un bladengue, un sin sangre para jugar de pivot. Navarro está para jubilarse y no ha defendido nunca. Por ello en la NBA no triunfó porque a sus grandes cualidades de jugador más importante europeo, en la NBA hay que bajar el culo. Y cualquier mediocre jugador de la NBA se le iba.
Los problemas del Barcelona no están en la calidad de sus jugadores que se les sopone. Está en la defensa. Un equipo que no defienda nada este año. Mire usted como le ganó el Madrid los partidos. Xavi Pascual lo sabe y por ello se deseperaba al ver que nadie podía defender a los contrarios, El Madrid hizo lo que quiso donde y cuando le apeteció. Para jugar como el Real Madrid de Laso, no se lie con Aleros o no aleros altos. es en la defensa donde se ganan partidos. En para las penetraciones y los constantes cambios y acudir con velocidad a las constantes ayudas. Cosa que el Barcelona no ha hecho esta temporada, porque no tiene jugadores para hacerlo. Ni Navarro, ni Abrines, ni hezonja, ni Tomic, ni Pleiss, ni Lampe defienden. Solo lo hace Olesson en forma y Storansky, Sin defender no ganará nunca. Ni aunque fichen todo lo que quiere fichar ahora.
El problema del Barcelona no ha sido de calidad, ha sido de mentalidad. Y Xavi P. no sabe gestionar esa carencia, ya le pasó en su primer año. Y sobre el «buen baloncesto»… ni en su mejor versión han hecho un baloncesto de cara al espectador. No sé de ningún otro entrenador con tantos cuartos en los que los equipos, ni el suyo ni el del rival, hayan llegado a diez puntos.
El ni-ideismo que se marcan algunos comentarios es bastante digno de leer. Todavía hay uno que se permite decir que el periodista no sabe de basket, y acto seguido escribe lo que escribe. Hay que taparse un poco
Dice el autor en alguna parte del articulo: «Tomic es un jugador espectacular con una gran virtud: es aún mejor en los partidos importantes. Basta con echar un vistazo a sus actuaciones contra el Real Madrid este año y el pasado para darse cuenta de ello»…
Pues en esos dos años el Madrid le ha ganado casi todo al Barcelona, luego no tiene tanta trascendencia como parece. Muy buen jugador de ataque, pero muy nulo defensivamente. Desde que salió del Madrid, no se le ha echado en falta.
Jugadores así, mejor en el equipo contrario jejejeje.
No comparto casi nada del análisis hecho. Para mi Xavier Pascual ha hecho una muy mala gestión de la plantilla este año. Pienso que tiene grandes jugadores y las mejores promesas de futuro y no ha conseguido implicarles. Tan pronto los sacaba titulares como los sentaba, cero confianza.
Oleson es un jugadorazo que parece un comodín, un mero secante de Carroll. Abrines tan pronto titular tan pronto ni sale, Hezonja igual… Así nadie juega con comodidad, Pascual ha hecho un equipo en el que todos esperan a Navarro y si Navarro no está se apagan las luces. Thomas empezó la serie final de titular, le defendió bien KC dos ataques y no volvió a salir casi. Eso no puede ser.
Doellman es un jugadorazo, Nachbar muy aprovechable, Pleiss lo mismo, pero no se sienten importantes. No están implicados y se nota. Pienso que eso es culpa de Pascual.
Discrepo con la corriente dominante respecto a Tomic. A mi particularmente me parece un problema más que una solución. Es un tipo que condiciona el juego del equipo, es muy lento en las ayudas defensivas, los rebotes que coge, le caen no los gana. No es bueno técnicamente por mucho que digan, lo principal es ejecutar un gesto técnico rápidamente, a su velocidad lo haría un cerdo manco y sólo gana ventajas por su envergadura. No es fuerte, coño, Doncic le arrancó un balón de las manos, un niño de 16 años. Joder, soy del Madrid pero si fuera del Barça me habría dado un ataque. Meter 20 puntos cuando tu equipo pierde de 30 es una mierda. Croacia se come los mocos año tras año con él de pívot titular. Estoy cansado de oír a los comentaristas televisivos glosar las virtudes técnicas de Tomic. Me da pena y vergüenza. Si Germán Gabriel tuviera sus centímetros le barría y eso que no es un prodigio de velocidad. Por favor no insulten nuestra inteligencia hablando de la técnica de Tomic a gente que ha visto a Vujacic, Olajuwon, Duncan, Sabonis (eso por hablar de pívots)…