Si yo hubiera sido Bruce Wayne habría tomado el camino fácil. Han asesinado a mis padres delante de mis ojos —en Gotham esas cosas pasan—, pero dejando de lado este pequeño detalle, soy un hijo —huérfano— único obscenamente rico y tengo toda la vida por delante. Es cierto que podría vencer mi trauma con los murciélagos, entrenarme en el arte de incapacitar al prójimo y limpiar la ciudad de maleantes, pero eso haría mi vida bastante más difícil. No. Yo le hubiera dicho a Alfred que hiciera las maletas, las suyas y las mías, y nos fuéramos a otra ciudad a empezar de nuevo.
Warner Brothers también podría haber ido a lo fácil con Bruce Wayne. Saboreaban el éxito de Batman y Batman Returns, y para mantener alta la popularidad del caballero oscuro bastaba con una serie animada apañadita o, si me apuras, estéticamente resultona pero infantiloide y superficial como la adaptación de Tim Burton. Sin embargo, por suerte para todos, Warner Brothers dejó que Bruce Timm y Eric Radomski se complicaran un poco la vida, lo mismo que acabó haciendo Bruce Wayne.
Batman: The Animated Series, The Adventures of Batman & Robin o The New Batman Adventures… da igual cómo la llamaran en sus sucesivas temporadas, el nombre no es importante, de hecho ni tan solo aparece en la cabecera. El logo de la Warner, los zepelines, las sombras, la música de orquesta matizando la fantástica composición original de Danny Elfman, la oscuridad, el coche molón, el dramático relámpago… no hace falta que nos lo digan, eso es Batman.
Timm y Radomski consiguieron que con un breve vistazo sepas que estás viendo Batman: The Animated Series. La dotaron de una estética original, revolucionaria y arriesgada hasta para Batman, un tío que combina cinturón con mallas. Con un diseño artístico lineal y plano tanto en los personajes —más próximos al cartoon que al realismo— como en los fondos y decorados, nos sitúan la acción en un universo retrofuturista donde coexisten tecnología de ciencia ficción con vehículos y arquitectura industrial art déco de los años treinta. Un mundo asombrosamente creativo aunque tan asombrosamente oscuro que a duras penas puede disfrutarse. Ya fuera porque es la serie de Batman y este debe jugar como local, o porque el diseñador pasaba por un bache sentimental, los personajes, los vehículos, los fondos, todo, está cubierto de negro; un estilo que ingeniosamente bautizarían sus creadores como dark déco.
Pese a la oscuridad y pese a que los trata como adultos, la serie está dirigida al público preadolescente. Porque más allá de la compleja psicología y tragedia que hay detrás de sus personajes, de que es la primera serie que representaba armas de fuego de manera realista, de que la banda sonora está interpretada por una orquesta, de las voces realistas de los actores, o de que incluso se atrevieran con un fragmento de The Dark Knight Returns de Frank Miller en uno de sus episodios, Batman: The Animated Series es una serie juvenil, con sus peleas, sus chascarrillos facilones y su estética cartoon.
Una serie perfectamente equilibrada que puede sentar delante de la tele y asombrar a todas las generaciones: chavales que volvían de la escuela para merendar más grasas saturadas de las que su cuerpo podía asimilar; adolescentes que se estaban quitando de los dibujos animados; nuevos fans de Batman gracias a las películas de Burton; viejos fans de los cómics; e incluso no descartemos que también a un soñador veinteañero llamado Christopher Nolan. Tan intergeneracional fue su impacto que, de no ser por esta serie, ahora mismo no sabríamos quién es Harley Quinn, esa improvisación pensada para subrayar la locura del Joker que acabó incorporándose a la continuidad de los cómics. O tampoco conoceríamos la trágica historia detrás de Mr. Freeze ni hubiéramos descubierto que Mark Hamill ha sido el mejor Joker hasta la fecha.
Si esta no es la mejor serie animada que se ha hecho nunca de un superhéroe sube al tejado, enciende la batseñal y que baje Batman y la vea.
Artículo extraído del libro Jot Down 100: Series juveniles disponible en nuestra store y en nuestra red de librerías.
No hay duda, lo es. Una de las mas grandes series de animación que nunca se hayan hecho, ya no digamos en el género de superheroes. Para mi sigue siendo el Batman definitivo, por encima de cualquier otra representación.
Quitando eso de «infantiloide y superficial» sobre las adaptaciones de Burton… coincido con todo. Enorme serie. Cuando alguien replica que las innovaciones de Nolan no fueron para tanto, no queda otra que matizar: Nolan nos dio a un Caballero Oscuro inédito para el cine, pero en la televisión Timm y Radomski le llevaban años de ventaja. Ambos firmaron la que es la mejor película de Batman: «La máscara del fantasma». Ojo, no he añadido la coleta ‘animada’: jamás 90 minutos concentraron de manera tan adulta, certera y profunda el drama de Bruce Wayne.
¡El Batman Cuadrado! Era uno de esos preadolescentes que llegaba a verla después de la escuela mientras comía pan con tomate y mayonesa. La he vuelto a ver después y sigue pareciéndome igual de buena o mejor. La música, la ambientación y el doblaje la hacían muy diferente de cualquier otra serie de la mitad de los ’90 (el doblaje para América era «especial», no el mexicano usual, sino uno semejante al de las novelas brasileñas, chileno usualmente, que ahora descubro que se hacía en Venezuela). Para mí, Ciudad Gótica siempre será la que aparecía en esa serie.
No sé, Roberto… ¿estás seguro que el pan con tomate y mayonesa!!! no afectaron tu sentido del gusto al valorar este bodrio que además estaba doblado en chileno-venezolano?
Todo es posible. El caso es que ese doblaje venezolano y esos dibujos son para mí «Batman», lo demás son adaptaciones más (Nolan) o menos (Burton) logradas.
Una vez más JotDown jugando con los tiempos me planta este artículo el día después de empezar a jugar al primer juego de la saga Arkham (al que llevaba años queriendo echarle el guante), de contarle anoche en la cama -para dormirte mejor- a mi pareja la historia de Bruce Wayne un poco por encima (cogiendo algo de los cómics y otro algo de las películas viejas/nuevas), y finalmente, quedarme dormido recordando esta maravillosa serie. Me encanta el detalle de un Christopher Nolan veinteañero babeando delante del televisor e imaginando sus futuras películas.
Como se ha citado por aquí arriba acertadamente «Batman: La Máscara del Fantasma», añado «Bajo la Capucha Roja» (el dibujo me parece que sigue la línea de la serie), y por supuesto «El Regreso del Caballero Oscuro» y «Año Uno», que para mi juegan en otra liga y creo que son las mejores adaptaciones de cómic que he visto nunca.
Otra serie de aquella época que no me parecía TAN mala (aunque es verdad que la animación y la mezcla con efectos 3D chirriaba bastante) es la de Spider-Man (la de 1994), sobre todo a partir de la tercera temporada y metían a Venom y a Carnage en las tramas.
Completamente de acuerdo. Yo crecí en los noventa, entre los 10 y los 16 años disfrutaba de estas series (incluyo ese spiderman) un montón. Sin ser ningún fanático de los cómics creo que los guiones tenían enjundia y apelaban a algo más que los golpes y villanos extravagantes. Tanto Peter Parker como Bruce Wayne en estos dibujos son personajes atormentados, que sufren, y que tienen serios problemas personales. Todo ello con una estética y dibujo muy particulares, pero de mucha calidad. Han pasado muchos años, y aún estoy esperando un producto de animación para niños-adolescentes de esta calidad.
El impacto que tuvo dio para mucho. Como comenta el artículo, añadió un nuevo personaje al mundo de Batman, Harley Queen. La serie tuvo una película estrenada en cines, también su propia colección de comics y su estética fue la base para Batman Beyond (o Batman del futuro).
Es una serie genial! xD
Única e irrepetible. Lo más parecido a esta serie que se ha conseguido hacer después es la etapa actual de ‘Daredevil’ (me refiero al cómic de Mark Waid, no la estupenda serie de Netflix). Mismas características: buen diseño, buen desarrollo de personajes y esa dificilísima cualidad intergeneracional. Otro personaje que ha sabido vivir más allá de Frank Miller.
«El hombre que mató a Batman» es El Episodio.
Una serie impagable en cuanto a diseño gráfico, que rompió definitivamente con el estilo Hanna-Barbera que dominaba en el mainstream americano hasta el momento (sí, se habían visto excepciones, pero mucho más indies, como Ren & Stimpy). Además, como adaptación de los cómics no tiene precio: supieron coger justo los rasgos que podían hacer más icónico a cada personaje, fuera protagonista o villano. Y encima los guiones eran deliciosos. Cualquiera de los firmados por Paul Dini es una joya. Una serie que ha de reivindicarse más. Y además, siguieron haciendo una más que notable adaptación de Superman (con todo lo bueno y toooodo lo malo que tiene el personaje) y, cuando se dieron cuenta de que Superman se les quedaba muy corto, hicieron una serie (bueno, dos encadenadas) de la Liga de La Justicia que es toda una declaración de amor a los personajes de DC (cuya cima fue quizás el episodio «The Doomsday Sanction», un prodigio de emoción y chunguez que recomiendo encarecidamente, advirtiendo de que para su deisfrute quizás se necesite ver alguno de los episodios anteriores). Años de trabajo encadenados que han dado lugar a la mejor adaptación de un universo de ficción desde papel a lenguaje audiovisual. Ni pelis de Marvel, ni de Harry Potter, ni Batman de Nolan. Ninguna adaptación ha honrado ni reivindicado tan bien a su material original.
Pingback: ¿Qué series marcaron tu infancia? - Jot Down Cultural Magazine
Recuerdo episodios con un grado de armonía entre experimentación y clasicismo al que no se ha vuelto a aproximar ninguna serie de animación que yo haya conocido (salvo, quizás, «Hora de Aventuras»).
Había un episodio centrado en Harley Quinn (si no me falla la memoria, ojo) donde no había ningún tipo de diálogo ni efecto de sonido, sino tan solo música. Toda la acción al completo, desde la careta inicial a los títulos de crédito, se desarrollaba bajo los acordes de una Jam Session de Jazz.
Me dejó con la boca abierta.