En invierno es de noche a las cinco y media de la tarde en Atenas. Es entonces cuando trescientas cincuenta mil familias sacan las velas. En un país de once millones de personas, esos cientos de miles son los que no saben desde hace meses lo que es ver una bombilla encendida en sus casas. De la calefacción ni hablamos. El radiador se ha convertido en un elemento vintage. Se mira, pero no se toca. Se admira. Se desea. El precio de la electricidad ha aumentado en Grecia un 59% desde el año 2007, y a ese aumento hay que sumar… los impuestos. El Gobierno de Nueva Democracia recaudó por impuestos de la propiedad (en la factura de la luz) seiscientos millones de euros en el 2010, mil doscientos millones en 2011 y dos mil ochocientos millones en 2012. Lo duplican cada año. Hay que pagar la deuda. Hay que ser ciudadanos responsables. El «buen griego», como el «buen español», paga sus impuestos (y no va a manifestaciones). Cada tres meses llega «la Dolorosa». Con la factura de la electricidad vienen incluidas también las tasas municipales, el transporte de energía, la tasa de la TV pública (cerrada y reabierta, reconvertida en algo que llaman «Nerit», en instrumento de propaganda del Gobierno) y el «impuesto de emergencia» que a nadie le queda muy claro qué es ni por qué aparece, pero que en un piso de unos cien metros cuadrados puede suponer una tarifa de unos doscientos treinta euros trimestrales. «¿Y aquí no hay desahucios?», le pregunto un día a Giorgia, mi compañera de viaje, una freelance superviviente, camarógrafa, inquieta, griega, orgullosa, tenaz. Superviviente. «No muchos», me responde. «Casi todos los griegos tienen casa en propiedad por herencia. Yo, por ejemplo, vivo en una casa que me dejó mi madre. Además, el alquiler en una ciudad como Atenas es muy barato. El problema son los impuestos. Ahora hay impuestos para todo».
Según datos oficiales de la Corporación de Energía Pública (DEI) cada mes se «desconectan» de la luz unos veinte mil hogares desde el año 2013. No hay datos sobre el aumento de la venta de velas, mantas y camping gas.
No ver la tele, que va con enchufe, ni engancharse a internet antes de dormir, ni poder cargar el móvil a diario tiene sus ventajas. Ironicemos para no llorar. En Grecia ya no se llora. En Grecia se lucha y se rabia con la organización ciudadana. El Movimiento Ciudadano «Yo no pago» ha reconectado ilegalmente a miles de familias a la red nacional de electricidad acostumbradas a vivir en la penumbra por la crisis. La organización es el colchón de la cuna de la democracia. En la deprimente Atenas los bancos del tiempo son símbolos de lucha. No son bancos pero sí es tiempo dedicado a la inversión útil. Es organización vecinal para cubrir los escalones más básicos de la pirámide de Maslow. Los encargados de gobernar Grecia hasta el pasado 25 de enero han vendido su país y su orgullo y los griegos no tienen comida, no tienen luz, no tienen medicamentos ni sanidad. En una de las cinco clínicas «sociales» que se han levantado en el barrio ateniense de Eliniko, Katerina, médico oncóloga, voluntaria y responsable del espacio nos cuenta que estas clínicas nacieron a partir del año 2011, cuando la crisis empezó a golpear fuerte en Grecia y la gente empezó a quedarse sin trabajo. «En la provincia de Attica hay en torno a quince hospitales de este tipo. Todos los que trabajamos aquí somos voluntarios y no cobramos nada. En esta clínica trabajamos doscientas sesenta personas y en los últimos dos años hemos duplicado el número de usuarios. Cubrimos a pacientes sin seguridad social, pobres, desempleados, griegos y extranjeros sin ningún tipo de discriminación por razones de sexo o nacionalidad. Al principio venían más inmigrantes pero ahora un 70% de nuestros pacientes son griegos que se han quedado sin trabajo».
En Grecia la sanidad pública, la seguridad social, está vinculada al trabajo. Sin trabajo no hay sanidad ni seguros médicos. Además, hay un copago de cinco euros. O sea, solo por ir al médico, a cualquier cosa, a saludar, a preguntar por un medicamento, pagas. En Grecia hay tres millones y medio de desempleados según fuentes oficiales. Según Katerina, hay muchos más. La pobreza se nota en las calles. En su clínica también. Hace unos meses comenzaron a ofrecer pañales y leche porque los niños desnutridos en brazos de madres desesperadas que cruzaban la recepeción se multiplicaron. También ofrecen medicamentos caros. Por ejemplo, algunos para el tratamiento del cáncer. Algunos que pueden costar hasta dos mil quinientos euros al mes. Los medicamentos, los aparatos, la leche en polvo, los pañales; todo es fruto de la donación. De la organización ciudadana. Del orgullo. No se acepta dinero. Solo útiles.
Otro básico es la comida. Claro. En el barrio de Lampidona los vecinos han conseguido «después de mucho esfuerzo» convertir en un centro social autogestionado un edificio municipal. Hay comedor con platos calientes los miércoles y los sábados. Hay clases de danza, de guitarra, guardería, y hasta idiomas: ruso, francés e inglés. Es sábado y Angeliki está cocinando. Es morena, robusta, activa, lleva un mandil blanco impoluto, una visera del mismo color; luce canas sin complejos y me mira dispuesta a contarme orgullosa todo lo que quiera saber sobre su espacio privado de autogestión vecinal. La comunicación es difícil porque en su caso ni ruso, ni francés, ni inglés, ni español. Solo griego moderno. Y de barrio. Pero nos apañamos. «Ahora estoy preparando una pasta griega. Se llama crizaraqui; y cerdo cocido con pimientos para unas cincuenta personas». Levanta la tapa de la superolla. Huele de muerte y me rugen las tripas. Me acabo de comer una spanakopita, una empanada típica de espinacas y queso que venden en todas las panaderías de Atenas. Llevo días alimentándome de eso pero no es mucho y aún tengo hambre. Me siento mal por desear la comida que necesitan otros más que yo. Después me siento aún peor por esa compasión de mierda. Ellos no se autocompadecen. Ellos luchan y me sonríen felices y me hablan bien alto, en griego. Y no entiendo una palabra sin que Giorgia me haga traducción simultánea pero me encanta ver a esta señora de barrio a mil por hora en la cocina llena de cacerolas rebosantes. «También hay ensalada y pan con queso feta, ¿ves?» Veo. «También hay una cafetería al aire libre que abre todas las mañanas de once a dos y por las tardes hasta las once de la noche. Todas las semanas tenemos eventos, organizamos asambleas donde tomamos decisiones y discutimos de política. Votamos democráticamente y siempre desde la izquierda. Aquí somos gente de izquierda y votamos izquierda. ¡Nadie anda a la derecha!».
En el comedor abarrotado hay música que suena marroquí pero seguramente sea turca. Hay niños que dibujan dragones mientras comen el cerdo caliente. Hay adultos que toman café negro para cerrar el estómago después de la comida y fuman sin filtro. En Grecia se fuma mucho. Hay ley antitabaco pero en los bares la ropa huele a humo sin parar. «¿Y las multas?», se me ocurrió preguntar un día. «Como echaron a todos los funcionarios, nadie viene a multarnos ni a supervisar», me respondió un griego, camarero, con cierta sorna, mientras colocaba un cenicero encima de la mesa junto al tercio de medio litro de cerveza Vergina. Algo de cierto hay en la sorna. Seguro.
El comedor funciona porque el barrio se solidariza y las tiendas les dan la pasta, la carne, el pan. Funciona porque cada poco tiempo se organizan conciertos o festivales y el dinero de la entrada sirve para alimentar sangre y almas. Como ellos hay decenas de iniciativas. Hay profesoras voluntarias, como Amalía, que llevan diez años dando clase de griego a extranjeros en el barrio anarquista de Exarchia, escenario de las masivas protestas del año 2008 tras el asesinato a sangre fría del adolescente Alexis Grigoropoulos a manos de la policía. En Exarchia también se encuentra desapercibida y llena de pintadas la Universidad Politécnica, centro de la primera rebelión contra la dictadura de los coroneles en 1973. Hay ONG como PRAKSIS, la más importante a nivel nacional, que se sienten desbordadas por el aumento de solicitudes de ayuda que reciben cada día, por las decenas de personas que llegan a su sede de la calle Deligiorgi para lavar la ropa, para cortarse el pelo, para ver una película, para que sus hijos tomen un pan de ayer a media mañana.
Grecia debe. Tiene deuda. Una deuda de treinta y cinco mil euros per cápita. Calibrada y pensada por los prestamistas. Es impagable. Grecia necesitaría no solo venderle parte del puerto del Pireo (el más importante del Mediterráneo junto al de Marsella) a China. Necesitaría crecer al ritmo de China. Y los griegos no son chinos. Los griegos son como Lavrov, un extécnico, exrecepcionista de hoteles, extrabajador. Habla portugués, español, inglés y griego, claro. Despedido. Se quedó en la calle y ahora vive en el Hotel Ionis, antes tres estrellas, ahora albergue municipal para homeless. O para vagabundos, sin florituras anglosajonas. Está lleno. Son ciento veinte inquilinos, solo cinco mujeres. Lavrov vende la revista Shedia, La Farola española. La mitad de lo que consigue vender en las plazas es para él. Y así come y puede decir de vez en cuando aquello de «¿Tomamos un café?» y sentirse parte de las costumbres de la sociedad moderna. También es guía en algo que llaman «La ruta invisible» y que organiza la propia revista. Se trata de un viaje por la Atenas «chunga», la que no te vende la Lonely Planet, la que no se ve. La Atenas pobre, la Atenas drogadicta, la Atenas de la gente que dejó de usar tarjetas de crédito, que duerme en la calle y que no toma cafés fuera de casa. La Atenas provocada y endeudada, la que empezó después de la crisis, después del pluriempleo. Son los sábados, dura un par de horas y acuden guiris comprometidos con mochila. El día que vamos a grabar hay tres alemanes pubertos altos y rubios que se hacen selfies con la miseria. No estoy muy segura de que me guste la idea, pero a Lavrov le pagan por enseñar uñas sucias, propias y ajenas, así que quién soy yo para pensar.
El 25 de enero ganó la izquierda en Grecia. Ganó la izquierda que dice que lo es sin complejos. Tsipras no habla de «transversalidad». Habla de que los griegos coman y tengan luz y calefacción en sus casas antes de pagar una deuda privada y exagerada. Es claro, carismático y no usa corbata. Los griegos dicen que votaron Syriza por humanidad y dignidad. Pero el domingo de la victoria por la noche fueron los primeros en irse a casa. Los periodistas internacionales rebosaban adrenalina. Los griegos optimismo escéptico. Es la respuesta comprensible al estímulo de los palos sin límite. Los niños corren a encerrarse en el cuarto de baño de casa cuando su madre se quita la zapatilla porque se han portado mal. Las tripas rugen y el paladar saliva cuando olemos comida y tenemos hambre. La glándula de la serotonina explosiona cuando esa persona nos mete la lengua hasta la campanilla y nos invita a una copa más. Superado el miedo, el escepticismo es el estímulo lógico tras el shock de la destrucción de guante blanco.
Alexis Tsipras apareció vestido de Theodoros Kolokotronis en la portada de una revista ateniense la semana de su victoria. Kolokotronis es un héroe nacional porque liberó a los griegos del Imperio otomano tras cuatrocientos años de ocupación. Hay mucho de aquello, de aquel imperio, en la Grecia de hoy. En el carácter, en la comida, en la ciudad, en los modales y costumbres. El tiempo marca, sella, impregna. Los deseos y la lucha deciden, cambian. Sentencian.
Fotografía: Esther Yáñez
Pingback: La verdadera historia de la Grecia cadáver que bebió la cicuta y mordió el ataúd
Cerveza Beptina? Lo dudo y mira que no sé griego ni entiendo de birras…
http://www.beerpal.com/Vergina-%28Beptina%29-Beer/9567/
¿deuda privada? como le dais a la manivela de tergiversar…
Tras tres años residiendo y trabajando de forma permanente en Grecia, en estos días mis amigos desde España no dejan de inundarme de preguntas y correos. En mi sincera opinión son necesarias varias puntualizaciones rápidas:
“El precio de la electricidad ha aumentado”: CIERTO. Pero aun con eso yo pago aquí, usando la electricidad a diario, mucho menos de lo que pago en mi casa de España sin usarla.
En la Factura de la electricidad vienen los impuestos: CIERTO. Los griegos, en una gran mayoría, no entienden de ninguna manera que se tengan que pagar impuestos (antes no se pagaban!!). La única forma de cobrar los impuestos municipales fue cobrarlos dentro de la factura de la luz. Aun así, en computo anual puedo asegurar que se pagan menos que en España
Sanidad. CIERTO. Pero no cuenta el articulo que muchos médicos de la sanidad publica (como recientemente a mi compañero de trabajo griego para operar a su padre de cataratas), exigen su mordida o su “sobre” en euros. Esta practica tristemente esta ampliamente extendida y aceptada por los griegos.
Casi todos los griegos tienen una casa en propiedad: CIERTO. Pero no una, varias: en la ciudad, en el pueblo, en la montaña o playa, son las tres básicas de la gran mayoría de las familias griegas. En España es así?.
Pagar con tarjeta de crédito?. FALSO a medias. Antes de 2012, nadie absolutamente nadie aceptaba tarjetas de crédito como medio de pago normal. Todo se pagaba y en muchos casos aun hoy se paga en efectivo. Nadie (salvo honrosas excepciones) te daba una solo factura y por tanto nadie declaraba por la venta de ese producto. Ahora se empieza tímidamente a pagar con tarjeta y, por ley, a tener que darte un recibo y así ejercer un mínimo control financiero.
Podría seguir casi con cada párrafo, pero solo una ultima cosa: ya me gustaría a mi que España la gente habláramos idiomas como se hablan aquí!.
Creo que muchas veces vemos lo que queremos ver, en este caso pobreza y desesperación. Creo que hay una cierta falta de objetividad tanto en este artículo como en otros muchos como este que en estos días se están escribiendo sobre Grecia. Puedo asegurar que el griego medio no esta afectado por la crisis en la medida que esta afectado el español, y que su calidad de vida con carácter general es muchísimo mayor que la nuestra. Ayer volvía a casa tras una pequeña reunión con varios españoles que vivimos aquí por diversas circunstancias. A las 02.00 de la mañana, los atascos, aglomeraciones, restaurantes y bares abarrotados con jóvenes de menos de 25 años llenaban por completo una Thessaloniki llena de una vida y esperanza que desde luego, no es la que se retrata en este articulo.
El gremio de peluqueras de alto riesgo jubiladas a los 50 con la paga íntegra patrocinan este artículo.
A ver si nos informamos un poco antes de hablar sobre uno de los países más corruptos de la faz de la tierra.
Los empleados de ferrocarril griegos (empresa con 500 millones de euros en pérdidas al año, esos griegos pasando de pagar el billete) y que cobraban de media 60.000 euros te felicitan.
Ah, y los 700 ciegos de una isla que cobraban pensión y trabajaban, algunos, de taxistas en «B» también.
Grecia tiene 11 millones y Atenas casi la mitad. Thesaloniki y en general la provincia sufre mucho menos. Es lo mismo en España, Madrid y Barcelona son mas caros que Sevilla por ejemplo. Que faltan los mecanismos para ser la sociedad más justa, si es verdad. Por eso el pueblo ha votado syriza, no por sus palabras bonitas pero por un cambio. Esta ya harto de los gobiernos de Derecha y centro en los últimos 40 años. Algo va a cambiar?? Ojala
Quien canta es Jan Böhmermann, alemán, unos 35 años, escritor, periodista, productor de cine y presentador de radio y televisión. Iconoclasta en clave de humor y sarcasmo. Como es lógico y esperable, también hay alemanes ‘leídos’ y solidarios con el Sur, por ejemplo, los que me enviaron el enlace.
https://www.youtube.com/watch?v=V7ly5IQas-k
Menos mal que Mamen Sánchez y otros lectores ponen algo de sentido común y cuatro verdades básicas a este panfleto patético sentimentaloide.
Por lo que se ve, el desastre actual de Grecia es como el pedrisco, una desgracia que viene sin avisar y te deja en la miseria. Por partes: para empezar, Grecia, a lo largo de los últimos 200 años, aproximadamente, es decir, desde que se independizaron del Imperio Otomano, es el país del mundo que más veces ha presentado suspensión de pagos. No Argentina, ni Zimbabwe, ni nada de eso: Grecia. Ocho veces, si el dato no me falla; o quizás sean nueve. No está mal, ¿no? Es decir, los diferentes gobiernos, de todos los colores políticos que haya habido en Grecia, son campeones mundiales aventajados en pedir créditos y no pagarlos. Pero luego resulta, a tenor de lo que dice la articulista, que la culpa es de los que quieren que se les pague lo que se les debe.
Se ve que los griegos son discípulos aventajados de Carlos Marx, sablista profesional donde los haya, que vivió de gorra durante años, negándose a trabajar como cualquier currela a los que decía representar, o viendo en sus colaboraciones con la prensa (no muchas, no se vayan a pensar, que eso es un estrés tremendo) una especie de purgatorio mortificante porque, a lo que se ve, su reino no era de este mundo: sin duda que no, lo suyo era el paraíso socialista… O socio-listo, porque, ya digo, era un listo de mucho cuidado al que, por lo visto, no le importó demasiado ver pasar miserias y morir de hambre a su familia. Le sobrevivieron dos hijas no sé ni cómo… Pidió prestado a todo quisque, dilapidó la fortuna de su esposa, sableó a Engels, Lafargue y unos cuantos más y sus invectivas más feroces siempre fueron contra sus acreedores. Sus últimos años sí que los pasó con mayor holgura… gracias a una buena herencia familiar: nos salió burguesito el proleta… Según su curiosa teoría, basta con necesitar algo para que ese algo ya deba ser mío: no me lo estoy inventando, créanme. ¡¡Gorrones y resentidos del mundo, uníos!!
Y por ahí parece ir la autora del artículo. La deuda griega es abrumadoramente pública, no privada, pues es el Estado griego el que debe a los acreedores extranjeros, no los ahorradores a sus bancos. Todo dios sabe que los gobernantes griegos han mentido sistemáticamente a la hora de hablar de sus cuentas públicas, pues gracias a ello entraron en el euro y en la Unión Europea, pero, por lo visto, este detalle insignificante se le ha olvidado a la autora. Y a los griegos.
Y no es sólo lo de las peluqueras jubiladas y con el 100% a los 50 o el milagro de los ciegos cretenses conduciendo taxis. Son los violinistas con invalidez y 100% de pensión por una dolencia de reflujo gástrico que afecta a un porcentaje mínimo de… trompetistas: se conoce que en Grecia los violinistas se meten el arco del violín por el esófago para hacer sonar las cuerdas vocales. Es que en Grecia, como bien señala un lector, colarse sin pagar en todos lados es deporte nacional. Es que en el entorno de Atenas las piscinas en chalets privados se cuentan por centenares y, si mal no recuerdo, sólo ¡¡una!! pagaba los impuestos correspondientes por ese bien de lujo. A menos, claro, que a partir de ahora empecemos a considerar la piscina como bien de primera necesidad.
Los griegos, directamente, no quieren pagar impuestos. A nadie. Para empezar, ni siquiera al Estado al que luego le exigen agua, electricidad, hospitales, escuelas públicas, carreteras asfaltadas y todo lo demás.
En consecuencia, como los gobernantes no dejan de ser sino una versión corregida y aumentada, para bien y para mal, de sus conciudadanos, como cabe esperar, ahora el gobierno de Tsipras, griego a muerte y émulo aventajado de Marx (Carlitos, no de Groucho: no parece que tenga una especial vis cómica), dice que no paga. Y que como nos pongamos tontos, se amulan y no nos ajuntan… Ea, para que te chinches…
Sin duda, como acertadamente señala la articulista, son de izquierdas a tope… Perfecto, que con su pan se lo coman. Ya que su deuda es impagable (mentira: sí que lo es. A muchos años, sin duda, pero lo es. Sólo que no quieren: eso significa ser de izquierdas, por lo visto), pues nada, que no paguen. Y, sobre todo, que no vuelvan a pedir prestado. Y que gorroneen y se sableen entre ellos, en plan solidario total
Malos-buenos, trabajadores-vagos, pagadores-morosos… respiras por la herida.
¿Qué leches tiene que ver Marx con la entrada de Grecia en el euro y todo lo ocurrido después? Parece que Marx se ha convertido en algo así como el diablo pero en moderno, vale para echarle la culpa de todo.
«Todo dios sabe que los gobernantes griegos han mentido sistemáticamente a la hora de hablar de sus cuentas públicas, pues gracias a ello entraron en el euro y en la Unión Europea, pero, por lo visto, este detalle insignificante se le ha olvidado a la autora. Y a los griegos.»
Sí, y por lo visto a ti se te ha olvidado el también pequeño detalle de que Goldman Sachs asesoró a Grecia para ocultar su deuda y fue así como el gobierno (de derechas, por cierto) logró que entrara en el euro. También se te ha olvidado comentar otro detalle sin importancia: inmediatamente después, con esta información privilegiada, Goldman Sachs apostó junto con el Deutsche Bank que Grecia se hundiría. Y se forraron.
Los economistas reiteran hasta la saciedad que la imposición merkeliana de austeridad es un error, pero siguen sin entender que se trata de una truculenta estrategia del Gobierno y la banca alemana para desvalijar al sur de Europa con el fin de tapar el enorme agujero financiero alemán. Este expolio es posible debido a una desregulación jurídica que desde 2000 ha desplazado el capitalismo productivo por un “mercado casino” sin supervisión administrativa, en el que ha quedado suprimido el delito de información privilegiada y que funciona mediante apuestas en las que no hay que identificarse.
Esta bolsa privada y sin transparencia, localizada en Nueva York y Londres, está en manos de un cartel compuesto por seis megabancos norteamericanos y seis europeos, todos quebrados y rescatados por sus Gobiernos, es decir, por los contribuyentes.
Este es el verdadero origen de la crisis: un nuevo capitalismo de casino y de apuestas en productos financieros tóxicos —como las hipotecas subprime—, que ahora especula con la deuda soberana de los países del sur.
La causa de la crisis, pues, no es ni la burbuja inmobiliaria española, ni el endeudamiento —las deudas inglesa y alemana eran superiores—, ni la indisciplina fiscal. La burbuja ha sido hipotecaria: de titulizar y revender hipotecas tóxicas en el mercado. Precisamente, el Deutsche Bank fue uno de los mayores implicados, según reveló el Senado americano. Este banco ha colocado productos a sus clientes a sabiendas de que perderían dinero, tanto en Norteamérica (paquete “Gemstone VII”) como en Alemania, donde el Tribunal Supremo le condenó en 2011. Los ciudadanos alemanes fueron las primeras víctimas de la voracidad de sus bancos.
Alemania, además, es quien promovió las apuestas contra la deuda del sur. El Deutsche Bank fue uno de los artífices de este nuevo Merk-ado de deuda soberana —y de su índice de precios Markit— que disparó los ataques especulativos. Semejante giro depredador contra la propia zona euro lo motivó la filtración del informe confidencial del supervisor financiero alemán, el BaFIN (confirmado por otro de Merrill Lynch), que valoraba en 800.000 millones los activos tóxicos del país en 2009. Dichos datos delatarían que una Alemania especulativa había reemplazado a su reputado capitalismo industrial.
Merkel en vez de procesar a los responsables, cerró filas con ellos e inició el descrédito del sur para desviar la atención y salvar a sus bancos a costa de nuestro dinero.
Marx evidentemente no tiene una leche que ver con todo esto, no es Marx quien se ha cargado el proyecto de la UE, de hecho lo único que le une a Merkel es que ambos son alemanes.
Isaías, gracias al gorrón de Marx tienes vacaciones pagadas, jornada de ocho horas y si enfermas te quedas en casa y sigues cobrando.
En cuanto a Grecia, lo que se han llevado al extranjero los ricos en los pocos días posteriores a la victoria de SYRIZA, es más que todas las pensiones de las peluqueras, que por lo visto son las responsables de la crisis.
Si los griegos no pagaban impuestos y ya se sabía desde hacía décadas, si eran especialistas en bancarrotas y se sabía, por qué puñetas se les dejó entrar en el euro?.
Por qué se les prestó tanto dinero desde los bancos alemanes?.
Engañaron a Europa o nos dejamos engañar?.
No, Gringo, yo no le debo nada a Marx: ni las vacaciones pagadas, ni la jornada de ocho horas, ni ninguna de esas prestaciones sociales. El primer país que puso las vacaciones pagadas para sus trabajadores, como forma de mejorar su rendimiento, fue la Alemania nazi: maldita la gracia que me hace que eso se le ocurriera al cerdo redomado de Hitler o alguno de sus secuaces, pero es lo que hay. La jornada de ocho horas (1919) y el descanco obligatorio en domingo, junto con un primer sistema público de pensiones (1904) se implantaron por primera vez en el mundo en España (en algo bueno teníamos que ser los primeros, joder) por una ley de Maura y por otra del Conde de Romanones, respectivamente, no por gobiernos socialistas. Es más, el actual sistema de pensiones, con todas las reformas habidas, arranca de una ley del año 1971, si mal no recuerdo, estando Franco vivito y coleando. El primer estado del bienestar no es producto del laborismo británico tras la Segunda Guerra Mundial ni de las luchas sindicales en ninguna parte sino que nace en la Alemania de Bismarck, en la década de los 70 del siglo XIX, fruto de la prosperidad económica del país los años precedentes y del triunfo sobre Francia, que sí que había padecido dos revoluciones de corte socialista o comunista, muy aplaudidas por Marx y que acabaron en sendos baños de sangre. Todo ese tipo de medidas del estado del bienestar fue despreciado por el ala marxista de la Internacional con el argumento de que eran meras migajas, regalos envenenados del Capital para desmovilizar al proletariado: las hemerotecas y las bibliotecas están llenas de información al respecto, no me invento nada. Sólo el ala posibilista o pactista de los movimientos obreros, muy alejados de Marx, en Inglaterra, Alemania, EEUU, etc., estuvo de acuerdo en ir por esa vía, para profundo enfado de Marx y Engels, que sólo lanzaron insultos e invectivas contra esa parte del movimiento obrero. Que con el tiempo partidos de izquierda y sindicatos fueran renunciando explícita o veladamente al marxismo y entendieran que ésa era una solución mejor para todos ya es cosa bien distinta. Luego, insisto, yo a Marx no le debo nada. Tú tampoco, pero si prefieres seguir creyéndote esa milonga ya eso es cosa tuya.
Y en cuanto a por qué a Grecia, si no reunía ni una sola de las condiciones necesarias para estar ni en la UE ni en el euro, se le permitió entrar, bueno, hay quien sabe mentir muy bien y hay quien se deja comprar sin demasiado problema y el que venga atrás, que arrée. Lo cual, qué duda cabe, deja a mucha gente en bola picada y en la calle sin deber culpa, cierto, pero también es un río revuelto estupendo en el que quieren pescar los carotas de turno que engañan con plena conciencia y luego pretenden irse de rositas: te pido prestado para una casa, me lo gasto en putas y coca y cuando me dices que te devuelva lo prestado, resulta que yo soy un cabróny un usurero… Genial. Bueno, ya digo, en sablear al personal Marx era todo un experto.
Uno de entrada puede ser ignorante; al fin y al cabo, nadie nace sabiendo. Pero si una vez que has visto que determinada historia es una farsa, y la izquierda es una farsa, al menos en España, si te empeñas en seguir creyéndote determinadas trolas, en mirar para otro lado cuando te ponen la verdad delante, bueno, en ese caso estamos ante la ceguera consciente. O la sumisión voluntaria. Lée a La Boetie: imprescindible
Disculpe, me ha parecido leer: «tomar prestado para comprar una casa, y gastarlo en putas y coca?» frase de reminiscencias gürtelianas (si, gracias otra vez, germania…), casi ratonianas (¿igual pagadas en «black»?).
Así que mentir y vivir por encima de sus posibilidades es de izquierdas («la izquierda es una farsa»), y ser honrados y honestos es de derechas… amigo Isaias, como documentalista no tienes precio, pero como pensador… eres simplemente un ilustrado!!
Querido Neófito, en ningún momento he dicho que ser de derechas sea sinónimo de honradez. El cúmulo de despropósitos y latrocinios de la derecha española es largo y nutrido y se califica por sí sólo. Pero sí, me reafirmo, la izquierda, tanto en España como en muchos otros sitios, es una farsa. Máxime cuando llevan toda la vida llenándose la boca de grandes principios y llevando la honradez por bandera, para luego encontrarte con que amparan y organizan el terrorismo de Estado y en grado de «horterez» y robo a manos llenas no tienen nada que envidiarle a los Gúrteles, los Gil o los Bárcenas de turno. Eso sí, si aquí seguimos en la política de trincheras y si no eres de izquierda eso ya te coloca automáticamente en la derecha, si aquí vamos de creyentes frente a herejes, lo cual me reafirma en lo de la farsa, pues las religiones tienen bastante de eso, de mentira, bueno, pues nada, tú mismo: que Marx te bendiga y su Profeta Engels vele tus sueños
Muy lúcido de nuevo, y sobre todo congruente…criticar la política de trincheras para acabar en el paroxismo de invitarme a cenar a la mesa con Marx y Engels. Estás que te sales!
Todos esos logros que citas se lograron por miedo al comunismo. Igual que la transición. Si los franquistas hubiesen sabido que el otro bando era mucho más débil de lo que parecía, anda que íbamos a tener una democracia – ni siquiera una de baja calidad como esta.
El comunismo ha sido una de las mejores cosas que le ha pasado a la humanidad… excepto, claro está, para los que tuvieron la mala suerte de vivir en un país comunista. Para el resto del mundo el comunismo fue maravilloso, cuando los ricos del mundo, amarillos de miedo ante el peligro rojo, empezaron a aflojar la mano y conceder derechos a sus esclav… esteeeeee, trabajadores.
Fíjate sino en la situación hoy en día: la unión soviética se disolvió hace veinticinco años y los derechos laborales van camino de volver a la Inglaterra de Dickens antes de 2050.
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Isaias lo tienes crudo,lo de Grecia es por culpa del capitalismo-fascista,la gente es inocente,es buena,si no paga es porque no hace falta,y además porque un ciego no puede ser taxista ¿porque? y vigía tiene derecho.
O el reverso… lo de Grecia es por culpa de la democracia (que para eso la inventaron ellos), la gente es mala por definición, han vivido por encima de sus posibilidades y básicamente son langostas sureñas que se comen el vergel del norte… argumentos ilustrados. Alguien da más?
Grecia tiene 1,2 millones de parados, no 3,5. Por favor, corrijan el error.