Colonialismo y neocolonialismo. De esto va este artículo. Todos somos fruto de una colonia. Los griegos y los fenicios crearon colonias por todo el Mediterráneo. ¿Qué creéis que pretendían? ¿Llevar el progreso a unos pobres bárbaros atrasados? Pues no, evidentemente no. La aculturación era siempre una consecuencia secundaria. La aculturación no fue un instrumento político hasta la llegada de los romanos, que empezaron a conceder la ciudadanía a los notables de las tribus con las que se topaban. Pero la intención de todos los colonizadores era siempre la misma: explotar los recursos naturales de una zona (primera y fundamental razón para toda empresa colonizadora) y crear un mercado para los productos manufacturados de la metrópoli (segunda gran razón de todo colonialismo). Naturalmente lo más fácil era lo primero. Para lograr lo segundo había que crear una estructura previa: un sistema monetario o al menos una economía de trueque de suficiente envergadura como para justificar el asentamiento de comerciantes y de soldados, pues esos siempre son los dos grupos que primero llegan a una colonia. Después un sistema legal estable, un buen núcleo de población nativa a la que vender los productos (y eso obliga a unas infraestructuras mínimas: casas, caminos, puentes, murallas, sistemas de recogida y distribución de agua y alimentos…). Al final se llega a la ciudad, a la escritura, a la adopción de una religión, un modo de vida y una lengua extranjera: es decir, los colonizados se convierten en ciudadanos de un imperio común, o comparten una civilización común (la koiné y la hélade griega). Y los colonizados y los colonizadores se mezclan y se confunden.
Ahora demos un salto en el tiempo. Dos mil años, poca cosa… Nos situamos en el siglo XIX. El colonialismo da paso al imperialismo.
Las viejas colonias del Nuevo Mundo (que en realidad nunca han sido colonias al uso, colonias en el sentido estricto del término, luego hablaremos de ellos) ya son independientes o no tienen ninguna prisa por serlo. Por ejemplo, en el caso inglés tenemos los casos aparentemente contradictorios de las trece colonias americanas, con su precocidad, y Canadá o Australia, que parecen vivir muy cómodamente bajo la augusta sombra de su querida reina madre. En este siglo, el XIX, empieza última gran conquista del planeta, de toda la tierra que queda libre. África y buena parte de Asia serán repartidas y el sistema será el mismo. Primero explotación de los recursos, luego creación de un mercado para la metrópoli. Sin embargo, en los textos de la época, se habla mucho de progreso, de desarrollo, de traer la cultura y la religión (la buena claro, la nuestra, la de los indígenas no cuenta para nada) y de otros elementos que se definen en los manuales de historia como «factores ideológicos de la colonización». ¿Y para qué sirven esos «factores ideológicos»? ¿Para qué sirven todos los discursos «humanistas» del rey Leopoldo de Bélgica? Pues para lo que han servido siempre: para tapar la brutal explotación del territorio y del indígena. Nada nuevo bajo el sol.
Otro saltito en el tiempo. Este más cortito aún. Vamos al siglo XX, a la segunda mitad. Ya que hemos mencionado al rey de Bélgica, vamos al Congo Belga, y a una fecha muy concreta: 1960. ¿Cómo se produce la independencia de esta colonia? Pues de una manera muy parecida a cómo se producen casi todas las independencias de todas las colonias africanas. Para empezar decir que se producen en muy poco tiempo, en diez años se independiza medio continente. A continuación decir que se pueden contar con los dedos las colonias que no tienen que recurrir a una guerra o a una sublevación armada contra la metrópoli. Y aun en ese caso, después de esta guerra de independencia tampoco es nada raro que haya una guerra civil. Vamos, que la independencia no suele ser un camino de rosas. Pero volvamos al Congo Belga, que es un buen ejemplo.
¿Habéis leído El sueño del celta, de Vargas Llosa? Pues leedlo. Es básico. Y luego también es muy conveniente conocer las aventuras de Stanley, de un capitán de barco polaco que se cambió de nombre y de todo eso de lo que ya se ha hablado en muchos artículos y libros, y que no por eso no deja de ser importante que se recuerde. Pero bien, ya estamos en 1960, ya somos independientes. ¿Ha acabado la tiranía de la metrópoli? ¿Todos los males del colonialismo y del imperialismo son ya, afortunadamente, cosa del pasado? Por supuesto que no. Pero ahora solo quiero resaltar un aspecto: la postura de la metrópoli. ¿Qué es lo primero que hizo el Gobierno belga? Dos acciones fundamentales en el posterior futuro del país. Retirar de golpe y a toda prisa a todos sus funcionarios, cooperantes, etc., además de suspender toda la ayuda e inversión económica. Es decir, que de repente el país se quedó sin médicos, sin ingenieros, sin carteros, sin policías y jueces, sin maestros, y sin dinero, con todos los proyectos parados, con todos los pagos del estado suspendidos… Naturalmente se podía haber preparado a una minoría nativa para que sustituyera a los blancos en el momento de la independencia. Pero lo cierto es que en 1960 no existía ni un médico ni un abogado congoleño, por poner dos ejemplos. No contentos con esto (por supuesto el Gobierno belga justificó la retirada de sus ciudadanos belgas por motivos de seguridad, y en parte tenían toda la razón), hicieron otra cosa aún peor: apoyar militarmente el movimiento independentista de la región de Katanga, donde las empresas mineras belgas tenían importantes yacimientos. Este apoyo, como es lógico, provocó inmediatamente una guerra, que se sumó al caos administrativo, político, social y económico que ya existía. Luego ya se sabe, un dictador, luego otro, más guerras, más pobreza… ¿Cómo se puede edificar una buena sociedad con unos pilares como estos?
Lo que pasó en el antiguo Congo Belga en 1960 no es una excepción, ya lo he dicho. ¿Qué sucedió en Guinea Ecuatorial, ese país que nos pilla tan cerca y del que solemos olvidarnos? ¿Qué ha pasado en general en toda el «África negra»? Leopold Senghor, presidente de Senegal, respondió a los franceses que preferían ser independientes, aunque fueran pobres. ¿Pero se puede ser realmente independiente cuando uno es pobre?
Michael Collins, el líder de la independencia irlandesa, tenía clara la respuesta: «Cuando os libréis de los soldados ingleses, después tendréis que libraros de los bancos ingleses, o la independencia no habrá servido para nada», dijo en un discurso. Michael Collins murió por una bala irlandesa, como otros muchos líderes independentistas murieron en guerras internas, golpes de Estado o víctimas de atentados políticos en sus recién independizados países. Y eso mismo ya les pasó en mayor o menor medida a Bolívar, Sucre, O´Higgins y San Martín. La historia es vieja aunque siempre se renueva con otros autores y otro decorado.
Antes he dicho que las colonias del Nuevo Mundo no eran estrictamente colonias. Me refiero a las colonias españolas y portuguesas, que en realidad, para los reyes españoles y portugueses eran unas tierras más de su imperio, con los mismos derechos que otras partes. Los reinos de Indias no se distinguían jurídicamente ni administrativamente de los demás reinos que formaban la Corona de Castilla. Un noble del Virreinato de Perú era tan noble como un noble de Galicia. Desde luego que existía discriminación social, pero también en la metrópoli existía esa discriminación. Y desde luego que estaba la gran masa de indígenas, como en la metrópoli podían existir otros grupos como los moriscos, que si bien legalmente podían tener los mismos derechos, en la práctica su situación era muy diferente. Pero no conviene olvidar nunca que a las Cortes de Cádiz asistieron, como miembros de pleno derecho, diputados americanos. Y que en los decretos y textos legales que salieron de esas cortes (y que no se deben reducir solo a «la Pepa», o Constitución de 1812) se habla de «españoles de ambos hemisferios». Del mismo modo los franceses de la madre patria tenían una visión de Argelia muy distinta de la que tenían de Indochina o de Camerún, y a la vez los franceses argelinos se consideraban tan franceses como los habitantes de París y de hecho fueron los que más se opusieron a la independencia.
Y eso me lleva a pensar en la relación entre importancia de la población blanca, europea, que hay en una colonia y su modo de independencia y posterior desarrollo como país independiente. Porque no es lo mismo un país como Canadá, Australia, Nueva Zelanda, donde la población descendiente de la metrópoli es la mayoría, y los indígenas son un factor de presión nulo o muy débil en el proceso independentista, que un país asiático o africano, donde la gran mayoría de la población (y donde los promotores de la independencia) son indígenas. «Curiosamente» me da la impresión de que en el caso de países con un gran porcentaje de población de origen anglosajona o europea en general, la independencia se produce de manera menos traumática y su posterior desarrollo es más fácil. Y así tenemos colonias que pasan directamente al primer mundo y colonias que, independientes o no, siguen siendo tercer mundo. Pero claro, esto es una impresión, y como todas las impresiones es objetiva y proclive al error. Es un tema que habría que estudiar con mucho detenimiento, algo que sobrepasa lo que pretendo hacer aquí. Para ver hasta dónde llega la complejidad del asunto tenemos los ejemplos de las colonias holandesas, como Indonesia, que pese a la brutalidad de su colonialismo, y pese a haber tenido que librar una guerra para lograr su independencia, lo cierto es que son países desarrollados y con una evolución política relativamente tranquila. ¿Qué diferencia Indonesia de Camboya, Vietnam o Laos? ¿Y Malasia, qué diferencia a Malasia de la India o de Myanmar? ¿Se puede establecer un patrón básico en el proceso descolonizador? ¿Hasta qué punto es determinante la postura de la metrópoli, o cuál sea esta metrópoli?
Las Trece Colonias inglesas de América del Norte pasaron en muy poco tiempo de ser simples colonias a ser una nación muy poderosa. (Aquí, a diferencia del caso español o portugués, sí que se puede hablar de simples colonias en el sentido de que sus habitantes, aunque fueran de origen europeo o fueran recién llegados de la metrópoli, eran discriminados jurídicamente, no tenían los mismos derechos políticos que un ciudadano inglés ni participaban de modo activo en la administración de la colonia, como se ve por ejemplo con los impuestos, que eran decididos directamente y sin consultarles por la metrópoli). Sin embargo, Argentina, Brasil, Chile, México, pese a ser nuevas naciones con muchos recursos, con grandes posibilidades, acabaron convirtiéndose en «colonias económicas» de Gran Bretaña y de Estados Unidos. ¿Simple casualidad? No. Desde luego que no. En la historia no hay casualidades. Todo tiene su razón. Y todo, cuando se descubre esa razón, se muestra terriblemente lógico e inexorable. Tal vez tengamos que remontarnos cien o doscientos años para encontrar el origen de un problema actual, pero si se hace bien siempre se llega a ese punto. Aunque claro, ahora no podemos retroceder en el tiempo y plantarnos, por ejemplo, en la conferencia de Berlín de 1884-1885 y decirle a sus participantes: «Cuidadito con el reparto de África que vas a hacer, que luego en los siglos XX y XXI vamos a tener un lío de fronteras que no sabemos cómo demonios resolver». Estaría bien tener una máquina del tiempo. Aunque solo fuera para eso. Pero como no se puede, tenemos que tratar de resolver los problemas de otro modo. Y sí, si el colonialismo fue brutal y salvaje, el proceso de independencia fue, en muchos casos, una chapuza. Con lo cual a un problema se suma otro. Y así vamos…
¿He dicho una chapuza? Creo que me he quedado corto. ¿Cuánto dinero exigió Napoleón a los haitianos para dejarles tranquilos? ¿Cuántos golpes de Estado han financiado los Gobiernos europeos? ¿Os suena la «doctrina Monroe»? ¿Qué le pasó a cierto presidente de Guatemala, un tal Jacobo Árbenz, que en los años cincuenta tuvo la inadmisible idea de hacer una reforma agraria que le enfrentó a la United Fuit Company? Y así podíamos estar hojas y hojas. Algunos nacen pobres y son pobres toda la vida y algunos nacen colonizados y siguen colonizados toda la vida. No. Rectifico: algunos nacen pobres y les obligan a ser pobres toda la vida y algunos nacen colonizados y les obligan a seguir colonizados toda la vida. O eso o le recuerdan a uno, como le pasó a Allende, por donde puede meterse eso de «deje a los chilenos gobernar su país».
No. Es verdad. Ya está bien de meterse con los americanos, que siempre parecen los malos de la película. Algún día tocará hablar de los ingleses, de cómo destruyeron la industria artesanal hindú para poder vender sus telas manufacturadas, o cómo no les importó que millones de chinos se hicieran adictos al opio (y cómo luego les montaron dos guerras cuando los gobernantes chinos empezaron a protestar y así de paso les quitaron Hong Kong y les arrancaron un tratado comercial la mar de injusto). Algún día hablaremos…
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Bueno, lo de estatus colonia o no de la «America Española»… pues depende de como se mire. Precisamente uno de los detonantes de las guerras de independencia era que los blancos criollos, por el sólo hecho de ser criollos, no podian tener puestos en la administración de las colonias. Lo cual les producia un soberano rebote considerando que eran las élites económicas, intelectuales y de poder locales pero oye, que no, que tiene que venir de España un gobernador, capitán general, virrey o lo que sea.
Lo que pasa es que claro, no te queda esa marcada diferencia entre la situación de una metrópoli mas democrática (que no democrática, pero bueno) y unas colonias sometidas a un gobierno arbitrario; aqui todo el gobierno, en todas partes, era arbitrario.
Cierto, pero la situación de privilegio de los criollos empeoró con las reformas borbónicas, no antes. Y esas reformas precisamente lo que pretendían era mejorar la administración de estos territorios. Pero claro, a las élites locales, la llegada de los intendentes, de un mayor control en todos los aspectos, de un mayor peso de los «peninsulares» no les hizo ninguna gracia, como es lógico. Si embargo, desde los borbones (Felipe V, en 1711, tratado de Utrech, donde por cierto se pierde parte del monopolio con cesiones a los ingleses como «el asiento de negros» y la «nave de permiso») hasta las primeras independencias (Argentina, 1815-16) pasa un siglo. Y además estas reformas borbónicas, centralizadoras, se dan también en los otros reinos españoles ( y si no que se lo digan a los valencianos, aragones y catalanes con la perdida de los fueros…).
Pero bueno, es un tema muy complejo, desde luego.
Y gracias por leerme, como digo siempre.
Pues espero que ese día en que hable de los ingleses llegue pronto, porque me ha gustado mucho el artículo y me he quedado con ganas de más.
Gracias Antonio, se intentará.
PD: Y gracias también por el comentario del de los impresionistas…
A Jesús Couto Fandiño. Mucho se ha hablado del tema del acceso de los criollos a los puestos de poder en la América española, sí, mucho se ha hablado y poco se sabe. La gente se cree los grandes titulares de la historia pero nunca entra en detalles.
Decid que los criollos estaban separados del poder por los peninsulares es una mentira gordísima. Lo cierto sí sería decir que había una administración de confianza de la corona española a la que solo podía acceder personas que por su entereza y valía eran considerados cercanos al rey y, por ello, de su entera confianza. Pero el poder en las Españas Americanas y donde se repartía el bacalao eran en los cabildos. El mal llamado «Imperio» español fue un imperio de ciudades, de municipios, el comercio se realizaba en sus cabildos, ahí se decidía si se acataban las órdenes llegadas de la metrópoli, ahí se enjuiciaba y ahí se tomaban las grandes de decisiones. Y los cabildos estaban en manos de los criollos locales, no de los peninsulares.
El problema es que los criollos quería TODO el poder, y mucho más si estaban apoyados por los británicos para abrir el mercado a sus productos fabricados con máquinas y destruir la industria local textil. Podría haber algo de malestar pero la fidelidad que tenían a la corona española era total y antes de que los ingleses metiesen mano nadie quería indepedenzarse de nadie.
Saludos
Gracias David por tu comentario y gracias Jesús por el tuyo. Tengo previsto dedicar un artículo específicamente a la independencia de las colonias españolas de América, así que no adelantaré nada.
Sólo una pregunta: Cuando la Santa Alianza pensó en intervenir a favor de Fernando VII para frenar la rebelión de las colonias, ¿Quién creéis que se opuso?
Yo no se si la gente se cree los grandes titulares o no lee la letra pequeña, pero que a los blancos criollos, que fueron los que movieron el asunto, les parecia importante, eso esta documentado. Que si los cabildos eran importantes o no, que fuera ambición o que se yo, lo que usted diga, pero A ELLOS les parecia importante, ya fuese por avaricia, ambición, envidia de la independencia americana, ideas liberales del momento, inspiración revolucionaria, o un simple deseo de ser el califa en lugar del califa. O todo junto y revuelto, como en todo fenómeno complejo.
De hecho, por ejemplo en el caso de Venezuela, el problema era la movilización del resto de la masa del país, la cual veia poca diferencia entre ser parte de un Imperio español con gobernadores peninsulares o una República independiente con gobernadores criollos, si total a ellos lo que les tocaba era ser los de abajo, igual. El primer gran éxito de movilización «popular» de las clases bajas lo logro el asturiano Boves a favor de los realistas, con la simple idea de «seguidme a mi, que os voy a repartir lo que saqueemos», y no fue hasta que el bando independentista logró adaptar las mismas tácticas que la cosa terminó por resolverse a su favor.
Con respecto a la independencia en los países africanos, me gustaría añadir como motivo de las guerras internas que se generaron en la mayor parte de los países un aspecto esencial: el encaje de diferentes étnias dentro de unas fronteras comunas tras la conferencia de Berlín. Éstas étnias podían llevar siglos de conflictos. Un ejemplo es el de Angola, donde los bakongo y los ovimbundu se enzarazron en la guerra civil más larga de Angola (acabó hace 12 años). Evidentemente, otros factores (como ha apuntado el autor) son el nulo desarrollo de una intelectualidad autóctona capaz de gobernar y los intereses globales, dentro de un contexto político además como el de la guerra fría.
Por último, ya que se ha hecho referencia a Leopoldo II, querría dejar el link de mi blog donde analizo su empresa en el Congo: http://desdelahistoria.wordpress.com/2014/10/01/leopoldo-ii-el-fraude-del-congo/
De las colonias mencionadas, solamente los estados unidos de América lograron establecer una verdadera democracia, al menos formalmente (Canadá es un país lo sabemos, muy singular).
El resto de colonias que lograron su independencia solamente dieron continuidad a regímenes dictatoriales, o como bien se apunta, a una dependencia económica.
Porqué en esas viejas colonias no hay signos de democracias verdaderas y economías auto suficientes?
No solamente es la herencia y la forzada impronta de la figura retórica que llamamos «madre patria», también es la indolencia de espíritu de los colonizados. Concedamosles algún mérito.
La lectura se me ha hecho corta por lo interesante, espero la siguiente entrega.
Enhorabuena.
Bueno, me parece discutible eso de que no hayan podido contruir democracias. Si sumamos, por ejemplo, todos los años de distintas dictaduras en Argentina, no llegan ni a la mitad de la dictadura franquista. Y por supuesto ni a la tercera parte de las víctimas de esa dictadura. Y en cuanto a economías autosuficientes España no es precisamente un ejemplo, ha tenido que pedir invitaciones para el G20 cuando algunas de sus ex-colonias son miembros desde hace tiempo.
Tenía un profesor en la carrera, Antoni Segura si no me equivoco, que en los problemas de el medio oriente si rascas un poco siempre hay te encuentras con Gran Bretaña.
Por cierto mi unica crítica al artículo es que se me ha hecho corto.
Tenía un profesor en la carrera, Antoni Segura si no me equivoco, que en los problemas de el medio oriente si rascas un poco siempre te encuentras con Gran Bretaña.
Por cierto mi unica crítica al artículo es que se me ha hecho corto.
Algo que siempre me ha llamado poderosamente la atención es que todas las potencias coloniales (podemos exceptuar a Portugal y cedió las últimas hace bien poco, y a Alemania por motivos obvios) retiene parte de esas colonias incorporadas hoy como territorios de ultramar, por motivos económicos, estratégicos o por lo que sea. Francia, Inglaterra, Holanda….Casualmente muchos de esos territorios en Suramérica. Nosotros no hemos sido capaces de conservar, de hacer que esa gente quisiera seguir siendo española, ni media hectárea de tierra. Por qué será…….
Porque nuestras últimas hectáreas americanas las perdimos en el 98, bastantes años antes de la época de la descolonización. De no ser por la Doctrina Monroe, el Destino Manifiesto y Randolph Hearst, tal vez tendríamos esos territorios de ultramar. O tal vez no. Pero le alegrará saber (o no) que hay un partido en Puerto Rico que pide ser la CA número 18.
Luego están las hectáreas africanas. Duraron hasta el 75, el mismo año que murió cierto dictador, y claro, nadie estaba por la labor de parecer facha y reaccionario, así que Marcha Verde en el Sáhara, los Obiang en Guinea y aquí no ha pasado nada.
Estamos de acuerdo. Pero otro tienen las Antillas, La Guayana o la Polinesia, las Malvinas…
Y hacer que los saharauis o los guineanos estuvieran mejor que ahora, con ciudadanía europea y los mismos estándares que podamos tener nosotros, no me parece tan difícil. Algo tendrá que ver este jodido país y su forma de hacer las cosas.
¿Indonesia es un país con una evolución política tranquila? Indonesia es un país gobernado por un partido fascista, con grupos paramilitares financiados por el gobierno que asesinan a cualquiera que disienta lo más mínimo. Con un gobierno que ha cometido dos genocidios, en el primero de los cuales fue asesinado un millón de personas. Te recomiendo The Act Of Killing para saber algo sobre Indonesia.
Sí, está el tema de Timor Oriental, por ejemplo, y desde luego yo no he dicho que sea un gobierno democrático, o que se pueda equipar a las democracias occidentales, pero indonesia no es Camboya, ni Vietnam, ni siquiera Corea, en lo referente al colonialismo y a su proceso de independencia, que es en lo que me he centrado.
Un artículo completísimo y muy bien explicado (nótese la ironía)
Las venas abiertas de América Latina.
Y las otras partes? o sea, me gustaría leer lo de los ingleses.