Viva, Viva, Viva, gure Jaungoikua! Viva, Viva, Viva nuestro Señor de lo Alto,
Viva, Viva, Viva, Aita Erromakua! Viva, Viva, Viva el Santo Padre de Roma
Eta tira eta tunba eta tira beltzari, Y tira y tumba y tira a los liberales,
eta tira eta tunba eta tira beltzari! y tira y tumba y tira a los liberales.
Viva gure Fedia Españiyakua! Viva nuestra Fe de España,
Viva Don Karlos eta jende bertakua! Viva Don Carlos y la gente de él.
Eta tira eta tunba… Y tira y tumba
Viva Karlos Setimo, Doña Margarita, Viva Carlos VII, Doña Margarita,
Laster ikusiko dira Tronuan jarrita! que pronto los veremos en el Trono.
Eta tira eta tunba… Y tira y tumba.
Aita Santuak berak Koroia ezarrita, El Santo Padre les colocará la Corona,
Frantziako arraian haraño etorrita! que desde la frontera de Francia vendrá.
Eta tira eta tunba… Y tira y tumba.
Karlosek esan ei dau Begoña ganean; Que Carlos ha dicho encima de Begoña;
Laster sartuko dala Madrilgo kalean! que pronto entraremos en las calles de Madrid.
Eta tira eta tunba… Y tira y tumba.
Ikusi gura neuke bere entradia, Ya me gustaría ver su entrada en allí,
Madrilgo txankameien ariñeiketia! para ver cómo corren las piernas flacas de los [«cortesanos»]
___________________________________________madrileños
Eta tira eta tunba… Y tira y tumba
Viva Karlos Setimo eta Margarita, Viva Carlos VII y Margarita,
Españan agintzeko zer pare polita! vaya pareja más bonita para mandar en España.
Eta tira eta tunba eta tira beltzari, Y tira y tumba y tira a los liberales,
Eta tira eta tunba eta tira beltzari! y tira y tumba y tira a los liberales.
(Canción tradicional vasca)
Como un muro de hormigón frente a las peligrosas ideas modernas y revolucionarias que llegaban de Europa, el carlismo encontró en el País Vasco y Navarra el mejor bastión posible, con esos combatientes que se lanzaban sin miedo contra las trincheras enemigas porque llevaban cosido en el pecho un «detentebala» con la imagen del Sagrado Corazón de Jesús. El resultado ya lo conocen: aunque fracasaron en lo relacionado con la cuestión dinástica, las tres guerras carlistas sumieron a España en un atraso que, en cierta forma, fue su auténtica victoria. De qué manera luego el carlismo se transformó en nacionalismo ha sido desde entonces cosa muy estudiada, pues al fin y al cabo Sabino Arana adoptó como lema Jaun Goikua eta Lege zarra (Dios y la Ley Vieja) y diseñó la ikurriña presidida por una cruz blanca, como símbolo de Dios por encima de todo. Pero este vínculo entre religión y nacionalismo… ¿Es exclusivo del caso vasco o lo encontramos en otras partes también? En caso de que la respuesta sea afirmativa (que lo es) ¿Por qué?
Desde luego es una pregunta compleja cuya respuesta tendría unas raíces históricas, psicológicas y filosóficas tan intrincadas que nos puede empezar a doler el melón de tanto pensar: ambos delimitan una comunidad en torno a unos valores, permiten al individuo trascender en algo mayor que él, se sustentan en la sacralización de ciertos símbolos y ritos… A veces nacionalismo y religión se superponen de tal forma que llegan a definir la misma comunidad, o como dijo Jose María Pemán: «el católico que es español es doblemente católico, el español que es católico es doblemente español».
Pero además de las características abstractas que podamos enumerar nunca está de más poner ejemplos concretos para no perder pie, y uno particularmente interesante lo encontraremos en la película Jimmy’s Hall. Si dijéramos que es la mejor de Ken Loach hasta la fecha puede que para algunos signifique poca cosa, pero admitiendo cierto maniqueísmo en sus historias, no se puede negar que tiene filmes muy destacables por mucho que se intente caricaturizarlo por su militancia ideológica. La cuestión es que lejos de limitarse a repetir la fórmula «obreros sufriendo» en los últimos años busca variaciones sobre ella tocando también otros temas, lo que lo hace mucho más interesante. Así por ejemplo la muy recomendable Solo un beso era una especie de Romeo y Julieta con el cristianismo y el islam como Capuletos y Montescos respectivamente.
Esta película que ahora nos ocupa se sitúa en la Irlanda de 1932, que aún estaba reponiéndose de la guerra contra el Reino Unido por la que obtuvo la independencia y la posterior guerra civil en la que cayó. Allí regresa tras unos años en Nueva York Jimmy Gralton, un campesino comunista que, de nuevo, vuelve a meterse en líos con las autoridades y muy especialmente con el cura del pueblo. Bajo su estricta tutela como autodenominado guardián de la identidad irlandesa, el cura ve en Jimmy una peligrosa fuente de nuevas ideas, actitudes, modas extranjeras y, en definitiva, subversión. Si bien la historia está basada en hechos reales tiene un tono de fábula aplicable a otras épocas y lugares, que puede evocar a la que en mi opinión es la mejor película de Night Shyamalan, El bosque. Pero además de todas las jugosas cuestiones políticas y sociales que aborda el film, como esa íntima admiración del cura por una ideología que considera una herejía del cristianismo, también con sus mártires y su fe inquebrantable en un paraíso, Ken Loach ha sabido aligerar todo ello añadiéndole una apreciable cantidad de humor y, sobre todo, de música. Tanto el jazz como las canciones y danzas folclóricas le confieren una insólita alegría a esta película de católicos e irlandeses, luego doblemente borrachos.
Aparte del País Vasco y Navarra, los otros dos bastiones históricos del carlismo fueron el Maestrazgo aragonés y el norte de Cataluña.
Sería interesante un artículo más extenso sobre el paso del carlismo, que hasta cierto punto era ultraespañol, a los nacionalismos «periféricos» actuales.
Hasta donde he leído y por la interpretación que yo saco, al menos en el caso vasco, el paso de ese carlismo «ultraespañol» al nacionalismo tuvo que ver con las derrotas en las guerras carlistas y el triunfo liberal. Perdida toda posibilidad de controlar el país e imponer sus normas, sin apoyos en la mayor parte de España, quedaba un territorio en el que eran mayoría, el País Vasco y la única forma de que los liberales no «contaminasen» su reducto integrista, sus tradiciones, su religión y demás, era formar un estado independiente. Ya tenemos el paso dado. Si no se puede tener todo, conservar lo que nos queda y protegerlo. Jaungoikoa eta legizarrak, Dios y leyes viejas.
Después ya evoluciona como cualquier nacionalismo, de todos modos en el caso vasco, al menos en su fundador, también influyeron las consecuencias de la industrialización fuerte de Bilbao y su entorno, la llegada de obreros castellanos, hombres en gran medida, el auge del socialismo, las primeras huelgas que incluso afectaron a su empresa familiar, etc. Pero más allá de la epifanía de Arana el nacionalismo tenía su caldo de cultivo en el propio carlismo y su sensación de reducto al perderse las guerras, cambiar la legislación y el triunfo liberal, los cambios que generó en la organización social y el deseo de conservar un reducto contra todo ello.
Obviamente, hoy en día, no creo que quede mucho de aquello, el nacionalismo lleva ya una dinámica propia sin mucha relación con el carlismo.
¿qué no queda nada? Sí. hombre
No se trata tanto de que trataran de no ser contaminados por el liberalismo sino de que querían defender su autonomía a toda costa. El liberalismo sólo podía permitir un único sistema constitucional en todo el Estado y para ello debía acabar con las particularidades de autogobierno vascas. Los vascos de este lado de los Pirineos, que habían pactado la unión con el rey de España a cambio de este mantenimiento de sus leyes, se rebelaron con toda razón cuando el poder central intentó recular. Ya sabemos que es muy divertido hacer una caricatura del vasco católico y pueblerino del siglo XIX, pero hay mucho más; por algo tuvo tanto arraigo la rebelión en esa zona y no en otras de España que, precisamente, tampoco se caracterizaban por su modernidad y apego al liberalismo.
Definitivamente, o has leído muy poquito, o debes continuar leyendo…… carlismo «ultraespañol»??? te recomiendo que busques, una vez más, a Marx.
«…. las tres guerras carlistas sumieron a España en un atraso que, en cierta forma, fue su auténtica victoria»
La victoria siempre fue la incultura española!!!!
El carlismo entraña una complejidad tremenda en casi todas sus vertientes. Los liberales como vencedores que fueron del conflicto hablan del carlismo como un cuerpo homogéneo, es decir; todos sus componentes serían monárquicos, incultos y dominados por la religión. Pero esta historia contada por los impulsores del capitalismo moderno está lejos de ser realidad. Dentro del carlismo existían componentes campesinos muy amplios que no luchaban por un Rey, sino por sus comunidades y sus tierras. Los campesinos carlistas, fueron quizás los impulsores de un campesinado anticapitalista
Lo de vencedores del conflicto BORJA será broma no…… el conflicto era la defensa de la tierra y la cultura, no el accesorio conflicto sucesorio. Y por supuesto los liberales no vencieron, basta con echar una mirada a España hoy día.
Claro que los carlistas eran anticapitalistas,pero no en concepto marxista de lucha de clase,loeran todos los carlistas porque estaban en el siglo XII mas o menos,eran precapitalistas
Un apunte: bravo por considerar «El bosque» lo mejor(y con diferencia,añado) de Shyamalan.
Y si,como comenta Roberto, el carlismo estuvo muy arrelado en mi tierra, la Catalunya profunda.
Completamente de acuerdo con Tiago. Y por cierto, vaya traducción mas chapucera.
Beste gauzarik ez degu eskatzen, biba lengo fuero zarrak!