La hemeroteca es muy mala persona, como un cuñado al que siempre acabas dándole la razón (no porque quieras sino —mucho peor— porque la tiene). Por eso si uno se pone ahora a buscar lo que decían los gurús de turno sobre Matthew McConaughey cuando este empezó su carrera y no supiera lo que ha pasado con el actor en los últimos cinco años tendería a pensar que ha acabado de soldador en un taller de Arkansas.
McConaughey (ahorrémonos los detalles de mamá y papá, y de dónde estudió y de cuál fue su primera novia) arrancó de la mejor manera posible, en las manos de un maravilloso director de culto llamado Richard Linklater (el que tenga dudas que le eche un ojo a Boyhood) interpretando al niñato de instituto al que le darías una torta con la mano abierta y luciendo acento tejano. Es curioso que —ya sucedió con Michael Caine y sus dejes cookney(s)— lo que al principio parece un grave problema de dicción (qué manía con que todos tengan que hablar siguiendo el Oxford-Collins) acabe siendo motivo de alabanza, de marcada personalidad.
Al pobre le tocó después salir en uno de esos intentos de revisitar franquicias que tienen todo el sentido en un contexto determinado y que no funcionan bajo otros parámetros (La matanza de Texas: La nueva generación, que ya desde el título amenazaba con acabar siendo un DVD de la caja de dos euros del MediaMarket). Ahí ya se advirtió claramente uno de los grandes hándicaps del autor: su belleza. Un tipo guapo, bronceado y con pelazo está obligado casi por contrato a hacer de imbécil unas cuantas veces en otras tantas películas de la misma forma que una rubia con buenas glándulas mamarias se verá corriendo escaleras arriba en una película de terror. Sin embargo (qué corta es la memoria de algunos) el de Texas ya apuntaba (buenas) maneras en películas como Lone Star o Contact. Sí, en esta última tenía el papel más jodido de la peli: el predicador guaperas que trataba de aportar al filme una perspectiva religiosa. Ya se sabe que en Estados Unidos no se hubiera perdonado no añadir el matiz cristiano a un filme eminentemente científico y surgido de las manos de un investigador y divulgador del tamaño de Carl Sagan. Vale, el tipo hacía de curita pero resolvía el papel con muchísima dignidad. Si no se quiere ver es porque al guapo le caen las hostias de entrada. Y porque salían Tom Skerrit, John Hurt y William Fitchner y se lo comían vivo.
Estamos a finales de los noventa y el actor ya he demostrado que sabe actuar. Aquí se produce —en mi opinión— uno de los mayores despiporres de la historia de Hollywood.
McConaughey sale en tres buenas películas: la notable U-571; la excelente —serie B— El imperio del fuego (efectivamente, excelente), y la brutal Escalofrío (un peliculón cuya poca fama se escapa a mis entendederas). Paradójicamente, esas tres películas (más EDTV) clavaron a McConaughey en el lustro que vendría después. Ninguno de esos tres filmes funcionó en taquilla y alguien recomendó al actor dejarse de chorradas y explotar una versión hipervitaminada, con hombreras de sex-symbol y rodeado de tías buenas desde la puesta de sol.
Allí empieza la cuesta abajo del amigo Matt: Cómo perder a un chico en 10 días, Sahara (y ese publicitado romance con Penélope Cruz), Apostando al límite, Novia por contrato, Los fantasmas de mis exnovias, etc. Como jugarse la última embestida al póquer con una pareja de sietes y pretender volver a casa contando billetes.
La crítica le masacró, la taquilla le puso el sobrenombre de «veneno» y sus fans desaparecieron bajo un espeso manto de niebla. Cualquiera que pudiera demostrar que en esa época siguió confiando en que Matthew McConaughey triunfaría tiene derecho a un abrazo del actor. O a un cheque.
Lo cierto es que se hace difícil encontrar a nadie (recuerden, las hemerotecas) que consiguiera ver en el actor otra cosa que no fuera un producto de consumo rápido engullido por una industria que te digiere como el famoso sarlacc de El retorno del jedi (ya saben, la digestión de veinte mil años) y ni se molesta en expulsarte porque tiene un circuito de bajo coste donde puedes pudrirte sin prisas.
Después de Los fantasmas de mis exnovias (probablemente su peor película) el intérprete se toma dos años libres. Me gusta imaginarle en una barquita, con uno de esos gorros de pescador, leyendo una biografía de Paul Newman, ese actor con el que todos insistían en compararle cada vez que asomaba la jeta en una pantalla. Me lo imagino riéndose del chiste y pensando en alquilar un coche, pararse en un home-depot a comprar un hacha y yendo directamente a ver a su agente para hacerle unas modificaciones al despacho y, ya de paso, al propio agente.
Lo que pasó después de esa parada técnica es que Matthew McConaughey resurgió de sus llamas (llamas, no cenizas) para protagonizar El inocente. En la película el actor interpretaba a un abogado atractivo, carismático y que se las sabe todas. Estaba basado en una novela de Michael Conelly y en el reparto lo acompañaban Marisa Tomei, Frances Fisher y William H. Macey. Quiero pensar que cuando leyó ese guión, su primer protagonista con chicha en años, McConaughey pensó que no podía meter la pata. Y claro está, con un reparto de hormigón armado y el actor en un lugar seguro la película funcionó, y funcionó muy bien. Ann Hornaday, del Washington Post, dijo que por fin el intérprete hacía lo que sabía, después «de tantas películas románticas y de acción sin sentido».
Hornaday tenía razón, pero añadió algo más. Dos palabras malditas para cualquier actor: «comfort zone» (esa parte —limitada— donde un actor se encuentra cómodo), y ahí es donde divergen las dos opiniones (la de la señora de Washington y la mía): creo que McConaughey se agarró al primer guión sólido que le dieron pero buscando la palanca precisa. Poco después el actor me daba la razón (aunque en ese momento él no lo supiera) escogiendo una comedia tan extraña como Bernie y una película tan extrema y salvaje como Killer Joe («¿aquí también le ves en una zona cómoda, Hornaday?»).
Y luego ya, el lujo: Mud (monumental), Magic Mike (esplendida, casi autoparódica), Dallas buyers club (una película regular donde Matt da el do de pecho), El lobo de Wall Street (obra maestra, con McConaughey en una de las mejores escenas de la peli: dos minutos para levantarse y aplaudir) y —claro— True detective.
Lo mejor de la serie de HBO es ese personaje con bigote y coleta que hace muñequitos con latas y se confiesa un alcohólico organizado, de esos que saben cuándo pueden beber y se lo apunta en la agenda. En ese tipo (aparentemente) acabado se esconde el Matthew McConaughey que ha conseguido sobrevivirse a sí mismo a base de moderar sus apariciones hasta el paroxismo. El guapo que arrastra las palabras y se muestra lánguido hasta en los polvos ya no nos parece un farsante que vive de su cara bonita sino un actorazo capaz de cualquier barbaridad (fílmica, se entiende).
Su discurso en los Óscar, ininteligible, es una buena muestra de lo que opina el tejano de sus colegas de profesión, que le importan entre tres pitos y unas castañuelas. Seguramente, le moleste hasta tener que explicar que ha cambiado porque en sus tripas no habrá cambiado nada: el tipo sigue yendo cada día a trabajar, sigue comiendo lo mismo y sigue presentándose en los platós con la misma fuerza de un fórmula 1 a la que la he ha explotado el sistema de frenos.
Lo que ha cambiado (y esto es impepinable) es la consideración del actor entre las élites hollywoodienses: el que antes era un simple proyecto de galán es ahora uno de los mejores intérpretes del mundo sin ni siquiera pasar por el estado intermedio.
Puede que ahora, en la barquita, con el gorro y el sol a sus espaldas, decida volver a leer esa biografía de Paul Newman y piense que —quién sabe— dentro de unos años, un actor a punto de enviarlo todo a tomar viento, se siente en una barca, se calce un gorro, y encuentre en esas páginas la fórmula para volver a salir ahí fuera, apretar los dientes y comerse el mundo.
Como él.
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Cunado vi ‘Killer Joe’ (bizarra y divertidísima) en el festival de Sitges lo primero que vino a la cabeza es «este tío se nos está suicidando y quiere ser él mismo el que se dé sepultura con todos los honores». No pillé que estaba colocando una de las primeras piedras en lo que viene a ser el resurgimiento más memorable de un actor en décadas.
Tras ver «Tiempo de matar», comenté con un amigo que la película era mediocre, pero que el protagonista, a quien no conocía, tenía un talento espectacular que tendría que explotar tarde o temprano. Un par de ñoñas bazofias más tarde mi amigo se burló de mi acierto (es de esos).
Hace unos días le recordé las dos conversaciones. Sigue sin recordarlas, ninguna de las dos.
Suscribo, de cabo a rabo, lo que has escrito… También lo he vivido, exactamente así.
Al menos, otro colega, con decencia y memoria, estaba de testigo.
Cómo me gustan vuestros articulazos sobre cine. Largos y con calma, de lo que ya no queda.
Si viera usted, Sr. García Ramón, la de hostias como panes que me llevo comiendo 15 años por decir que a este tío yo le veía mucha gracia como actor y que no entendía que a nadie le gustase…le agradeco mucho el artículo, que voy a proceder a reenviar a unas 200 personas…y ¿no ha nombrado Interestellar porque no le gusta o porque ya era demasiado? Este señor tampoco lo hace nada mal ahí…
Quizá sea que en la última semana se están repitiendo temas como el pepino. Desde aquí propongo que se trate el problema de esos cabrones de ciclistas en las ciudades, ya verán el follón que se monta.
Si no recuerdo mal en «Dazed and confused» de Linklater no hacía de niñato insoportable. Ése era Ben Affleck. Él interpretaba a un chico mayor, ya salido del instituto, que compartía la noche con los demás chavales. Y era de «los majos». Sólo era un apunte.
Tal vez al redactor no le pareciera suficientemente simpático el bueno de David Wooderson (acabo de comprobar que ese era su nombre en la película)
Yo coincido completamente contigo. Hace del típico tirado que se sale del instituto para coger pasta, montarse un coche y pillar co**tos, pero en su trato con los chavales y sobre todo con el más joven de ellos (creo que era el hermano menor de alguien) se presenta responsable y educado, aunque sepamos que luego es el golfo mayor del reino. Como el primo mayor que nos llevó alguna vez con su grupo de mayores.
…en cambio, Ben Affleck…
Precisamente vi hace un par de dias U-571. A mi mas que notable me parecio mas bien normalita, y MM ni fu ni fa. Pero si que funciono en taquilla, y bastante bien ademas ($62M presupuesto, $128M de recaudacion)
Se llama «cockney». Lo de cookney no lo había oído nunca. Por otra parte, excelente artículo como siempre. Tendré que revisionar El Imperio del Fuego y Escalofrío.
Matthew puede dar aún mucho más de sí. Al final de su carrera puede llegar a ser en uno de los grandes.
Buen artículo, describiendo uno de esos renaceres que se dan de vez en cuando en el planeta Hollywood. No obstante, debo decir que algo me rechina en este parrafo:
«Es curioso que —ya sucedió con Michael Caine y sus dejes cookney(s)— lo que al principio parece un grave problema de dicción (qué manía con que todos tengan que hablar siguiendo el Oxford-Collins) acabe siendo motivo de alabanza, de marcada personalidad.»
Por un lado por lo que ya han comentado del «cookney». Y por otro, no es que espere que todos hablen como el Oxford-Collins, pero el acento o la forma de hablar del McConaughey, aparte de por momentos ininteligible, suena un poco barriobajero, casi hasta gangoso. En True Detective le quedaba bien al personaje, por eso de ser alcóholico y algo pasado de vueltas, pero en otros perfiles, (por ejemplo Interstellar) creo que no queda muy bien. En The Wolf of Wall Street en cambio, no le recuerdo esa forma de «arrastrar las palabras»
Estoy con Farmino y Juan. En Dazed and confused su personaje (Wooderson) es bastante simpático. El que hace de niñato es Affleck. Las únicas pelis de él que había visto hasta hace un año eran Tiempo de matar, El imperio del fuego, Escalofrío y no se si alguna otra. Hace unos años le volví a encontrar en El inocente y me convenció mucho su interpretación de abogado un tanto chulito, que incluso tiene una escena enfrentándose con otro grande (Brian Cranston) en una peli bastante interesante,y rodeado de un buen reparto. Pero después de ver el primer episodio de True detective me dio por investigar y fue cuándo vi Killer Joe. Me dejó estupefacta. Y después vinieron Mud, El chico del periódico, Dallas Buyers Club…y espero que siga ofreciéndonos buenos personajes muchos años más. La gente que lo ha estado tirando todos estos años se está tragando sus palabras y se están rindiendo a sus pies. Demuestra que, en la mayoría de las ocasiones, no es que se sea mal actor, es que, probablemente, no se tiene un buen agente.
Llamadme loca, pero yo siempre he estado enamorada de él y su trabajo (me merezco un abrazo no? jaja) … lo descubrí con 10 años en Ed Tv, y me gustó porque me hacía gracia … luego fui creciendo (y ya se sabe la adolescencia) me gustaba en las pelis románticas.
Pero he ido creciendo con su carrera, y no me pierdo ni una sola de sus actuaciones porque me parece totalmente increíble como con una simple mirada, o una mueca con la boca ya me tiene hipnotizada para ver que hará a continuación.
Es un actorazo como la copa de un pino, que ha sabido aprender de su profesión.
Los fantasmas de mis exnovias es el bodrio más grande del mundo, que va de la mano (al menos para mi gusto) de la peli Paperboy, al que a día de hoy no le encuentro ningún sentido.
Este año he ido al cine 4 veces y he visto: » Mud «, » Dallas Buyer`s Club «, » El Lobo de Wall Street » y hace unos días » Interstellar «. Que casualidad !
Se me olvidaba, para esta noche me queda el último capítulo de » True Detective «. Siguen las casualidades.
Tengo que reconocer que en ningún caso vi las pelis » solo » por el amigo Matthew y que me di cuenta del asunto después de El Lobo…
Muy buen artículo, gracias.
No, si ahora todo el mundo veia un actorazo en McConaughey.
En El Imperio del Fuego le daba un baile a Christian Bale, lo que, se mire por donde se mire, nunca es fácil. Y en True Detective es el 80% de la serie.
Ya era hora de que encadenase aciertos. Me alegro.
Dos palabritas. Anda ya! Este tio es infumable
Me ha gustado el artículo :-) Lo de los pitos y las castañuelas me ha encantado xDDD
Por cierto, ya me fastidia poner el ‘pero’… pero hay una erratilla o frase rara: ‘fuerza de un fórmula 1 a la que la he ha explotado el sistema de frenos.’ Sería ‘… al que le ha explotado …’
Es que habiendo visto hoy mismo la qualy me ha llamado la atención ;-)
Pues… Aparte del artículo, bien escrito y bien documentado, no puedo estar más en desacuerdo, al menos con las películas que he visto de este actor. Siempre me ha parecido horroroso (como actor, como guaperas yo qué sé), y por si tenía alguna duda, anteayer vi «TIEMPO DE MATAR» en la tele y me acabé de autoconvencer. ¡Por Dios, si no se lo cree ni él! Qué malo!! No es ni infumable!
Yo ya le veía potencial cuando actuaba en «Aquí no hay quien viva», cuando nadie daba un duro por él y solo algunos fuimos capaces de ver que ahí había un gran actor. Aunque reconozco que su nuevo rol en «La que se avecina» no me termine de convencer.
Para que el artículo cuadre, el redactor decide obviar toda la época (sí, Tiempo de Matar, de cuando John Grishan era la gran apuesta de entretenimiento serio de los estudios) en que Matthew era encumbrado como «el nuevo Marlon Brando» y sus trabajos eternas posibilidad de Óscar. Y calla, por supuesto, que la mediocridad de sus actuaciones (que, oh, ahora gusta a todo el mundo) le llevó hacia esos productos de serie B que aquí encumbra pero que eran, de hecho, la caída de una de esos proyectos de estrella (hubo tantos en los 90) que decayeron irremisiblemente al apoyarse tan solo en la mercadotecnia. Y ahora tenemos, cómo no, la bonita historia de su resurgimiento. También la he visto muchas veces, es como el disco de madurez de los cantantes melódicos, otra pamema.
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Pues a mi lo de True Detective me parece una sobreactuación como la copa de un pino.
Lo de El lobo de Wall Street también, pero en ese caso le pega muy bien a la peli.
Seguro que es mucho mejor actor de lo que parecía hace años, pero tampoco creo que sea tan bueno como parece ahora.
En el discurso ininteligible de los oscars citó a Charles Laughton. Basta con que se entendiera eso.
Hice caso al artículo, vi Escalofrío y… es cierto. ¡Es muy buena! Casi que le perdono al bueno de Mathew haber participado en ese espanto llamado Interstellar. Gracias, señor articulista.
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¿De dónde os habéis sacado qué Killer Joe es buena película? A nivel de guión, no se empatiza con ninguno de los personajes, todos son tremendamente vacíos con objetivos sin sentido. No me importó lo más mínimo lo que les ocurriese a cualquiera de ellos. Tiene una foto y una planificación interesante, eso si lo reconozco. Pero a nivel narrativo no hay por donde cogerla, el final es irreverente y de mal gusto. Quizás es culpa mía por no entender la metáfora de la mamada al pollo frito, pero a parte de desagradable me pareció gratuita (¡Que se la hubiese hecho de verdad!). No quiero ser un «hater» con este comentario, pero me fié de tu criterio (pensaba que tenías) y he perdido una hora y cuarenta minutos de mi vida…Por cierto…¿Alguien se cree que en Texas, justo en la frontera con México un asesinato vale tanto dinero?…Si yo fuera un redneck sureño hubiese apostado por otros planes…El asunto pederastia es otra cosa que no se muy bien como encajar ¿Y el padre? Es cierto que sirve para hacer avanzar los acontecimientos y juega un papel importante en la trama (como comodín entre el chico, la mujer y el seguro de vida) pero…¡¡¡Es un mueble!!! Por favor, Mathew Mcgonauhey es un buen actor y lo ha demostrado, no hace falta contar mentiras para hacérselo saber al público.
¡Sí señor, lo clava bastante bien! Aunque creo que también es nuestra responsabilidad saber mirar un pelín más alla de lo mascao, lo facilón que se nos clava, a primera vista, en el ojo y el (pre)juicio.
Desde Lone Star supe que podía esperar mucho de McConaughey. El imperio del fuego mantuvo encendida la esperanza. Y lo «último» ha demostrado que es un actorazo y quizás hasta una persona interesante.
Ya os pasaré mi dirección para el abrazo que me debe en vuestro nombre. El cheque, prefiero que lo done a unas cuantas causas de defensa animal. ;))
«Ya se sabe que en Estados Unidos no se hubiera perdonado no añadir el matiz cristiano a un filme eminentemente científico y surgido de las manos de un investigador y divulgador del tamaño de Carl Sagan.»
Supongo que el autor del articulo habla desde la ignorancia y no se ha leido el libro de «Contact», ya que ese predicador es tambien personaje en el libro y aunque la historia cambia de la peli al libro ese personaje no cambia mucho.
Tuve una larga fase de rechazo y desprecio hacia el actor, me parecía que era el típico producto marketeado de Hollywwod sin ninguna chicha y ademas utilizando en algún momento a Penelope Cruz como trampolín. Solo cuando empece a ver sus comedias románticas por gracia de mi novia, con las que me diverti a pesar de mis prejuicios, me di cuenta que era un caradura con mucha personalidad y que se llevaba de calle toda la atención de las pelis. Ahora mismo es el puto amo
No discuto para nada el nivel que ha demostrado en sus últimas películas, de acuerdo en que ha dejado de ser el tico guapearas americano para convertirse en un actor serio, pero por lo de true Detective no paso!!Creo firmemente que lo único que falla en la serie es el, una sobreactuacion como hace años no he visto, un poco mas y se carga la serie…..menos mal que el gran Woddy estaba ahí para arreglarlo.
Completamente de acuerdo con UNO….
PD:siempre le preferí en aquí no hay quien viva….todo hay que decirlo!!
Así que Dallas buyers club es regular y Lobo de Wall Street es maestra.
Seguro que Hugo también es fantástica. Y Scorsese está en su mejor momento. Junto con De Niro y Eastwood.
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Gran artículo. ¿Por qué esa omisión a Interstellar? Su mejor película de largo.
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Vale, bien, ya nos hemos enterado que todos, sin excepción, habíamos visto hace años, sino lustros, que Matthew MacConaghey era un Dios de la interpretación. Si hay alguien, que por un casual, no se dió cuenta de ello habría que lapidarlo en plaza pública. ¿Cómo alguien pudo no haber reparado en grandes interpretaciones en películas como «Novia por contrato» o «Cómo perder a un chico en 10 días», «Sahara» o «Los fantasmas de mis ex-novias»? No me entra en la cabeza.
Espero con ansia el día que el hijo de Will Smith o Fran Perea tengan una buena actuación para decir aquello de «Lo sabía» ó «Yo ya estaba allí». Francamente señores, no me jodan.
Deseo quedarme solamente en que el artículo está muy bien escrito. Por lo demás, comentarios y profundidad muy pseudo intelectuales. Nunca más veremos actores como Marlon Branco o Paul Newman. El mundo de Beverly Hills, no «Hollywod» que es una ciudad pero para todo el mundo es algo virtual, se mueve de forma individualizada y los actores son gestionados y manipulados por sus familias y sus agentes en Century City. Las críticas de cine son parte del negocio que da de comer a muchos otros individuos. Eso del «cinema» casi no existe.
Comenzo pareciéndome el típico actor guaperas, pero acabó conquistándome (artísticamente hablando claro) como actor
Nadie puede dudar de la reinvención de Matthew. Recuerdo haberle conocido de joven (yo) en Sahara, allá por 2005 aprox, en plena cartelera. Un nuevoo galán había nacido, y así morirá se pensaba. Pero el tipo tiene madera, y muy buena, la suficiente para entrar en el olimpo del cine. En ‘Interestelar’ tuvo una muy buena actuación, (aunque la película no está muy considerada) lo digo porque sin yo ser padre (aún) sentí realmente lo que significa perder a los hijos a través en el tiempo y el espacio. Sobran escenas en varias películas de ese tema, pero muy pocos actores te hacen sentir esa terrible tristeza, eso que me hizo sentir sentado en la nave viendo a sus hijos crecer, nunca se me olvidará. Brindo por McConnaughey y su notable capacidad interpretativa.