Un año más nos preparamos para celebrar Halloween, una fiesta que según vemos ya se ha adoptado mayoritariamente como propia y nos parece estupendo, aunque por empeño que le pongamos todavía no hemos logrado considerar amenazadora a una calabaza. Le echamos ganas, pero debe de haber algo que se nos está escapando en esto. Quizá tener como referencia a doña Ruperta no ayude, aunque en realidad con las demás criaturas terroríficas nos pasa algo parecido: te familiarizas con todas ellas y ya no es que dejen de asustar, es que acaban cayéndote bien. Y así no hay manera, oiga. Por ello hemos seleccionado a aquellos seres del más allá o simplemente algo raritos que al final han terminado resultándonos entrañables. Ahora votad, malditos, y quien lo desee que añada su favorito.
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Nosferatu
Uno de los directores más destacados del expresionismo alemán, Murnau, quiso hacer en 1922 una adaptación de Drácula sin tener los derechos de la novela, así que pensó que cambiándole el nombre sería suficiente. Pues no. La justicia le obligó a destruir todas las copias, aunque afortunadamente algunas se pudieron conservar, llegando hasta hoy como todo un clásico del cine de terror. Que por cierto, como ya es de dominio público, pueden ver aquí. La cuestión es que vemos al pobre conde tan rematadamente feo, contrahecho y orejudo, avanzando temeroso —tal vez incluso avergonzado, mírenlo— y la impresión que da es que no viene en busca de sangre sino de un simple abrazo.
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Igor, de El jovencito Frankenstein
Ya de entrada el monstruo de Frankenstein nos inspira cercanía: entre el perseguido y la turba enfurecida que se apunta a cualquier linchamiento, mejor el primero. Y encima es un tipo un tanto torpe, buenazo en el fondo pero rechazado por su aspecto amenazador. Así que lo hubiéramos elegido a él… hasta que se aparece por en medio Igor. Inmediatamente pasa a ser nuestro favorito con esa sonrisa maliciosa, esa chepa que seguro trae buena suerte frotarla y, por encima de todo, esa mirada penetrante. No importa en qué ángulo estés respecto a él, que sabrás que no te está quitando ojo de encima, como el buen criado siempre atento que es.
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Los esqueletos de El ejército de las tinieblas
Este film que dirigió Sam Raimi en 1992 está lleno de aciertos que le han llevado a ser eso que se conoce como una «película de culto», pero el mayor de ellos es sin duda el ejército de muertos que se levantan de sus tumbas, con eso efectos especiales un tanto chapuc… artesanales queremos decir, que le dan más encanto. Aunque un esqueleto en principio no parece tener mucha expresividad, estos de alguna forma logran caer bien, así que en esa batalla contra los vivos al final uno no sabe ya de qué lado ponerse.
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Norman Bates disfrazado de su madre
Probablemente la historia de amor más incomprendida de la historia del cine. Mírenlo, qué feliz se le ve así vestido ¿Qué de malo puede haber en ello? Como sabiamente nos dice Paulo Coelho «no tengas miedo a que te llamen loco». Algún día se te hará justicia, Norman.
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El conde Draco, de Los teleñecos
El conde Draco vivía en un castillo con sus candelabros, telarañas y murciélagos, tal como era de esperar en un personaje como él. Lo desconcertante llegaba al saber que no le afectaba la luz solar y, especialmente, cuando veíamos su particular obsesión por contar. Se pasaba la vida contando cosas, y así de paso, los niños aprendían con él. Ningún profesor de matemáticas que tuvieran posteriormente sería capaz de mostrárselas de manera tan entretenida.
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El vampiro de Déjame entrar
Aunque estaba interpretado por una actriz, según la novela el personaje correspondía a un niño que fue castrado hace doscientos años. Sea como fuere, el caso es que a este vampiro se le ve buen fondo y por lo general no mata por vicio, solo a quien se lo merece. Su amistad con un niño que sufre abusos de sus compañeros lo revelan además como un alma sensible, aunque los vampiros no gasten de eso.
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Brácula
Brácula, con be de Barbate, es el homenaje a la inmortal criatura de Bram Stoker por parte de Chiquito de la Calzada. Los vampiros, nos cuenta con su peculiar deje, «son como los muertos vivientes, que se alimentan de sangre humana y en un momento dado te comen hasta el carné de identidad; duermen durante y el día y se levantan muy tarde, a la hora de los panaderos». El personaje es grandioso aunque la película, para qué engañarnos, es mala con avaricia. No es el vehículo apropiado para su protagonista, aunque puede valer para ver con amigos en un momento de esparcimiento, concretamente uno próximo al coma etílico. Ahora bien, ¿y si en una versión pretendidamente «seria» —imaginemos la saga de Crepúsculo— apareciera de repente Brácula con sus grititos y sus andares? Ahí dejamos la idea.
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Bitelchús
Mientras la segunda parte está en camino, de nuevo con Tim Burton como director y Michael Keaton de protagonista, no está de más recordar la primera. Con dos recién muertos algo sosainas y una adolescente que podía comunicarse con ellos aún más mustia, menos mal que andaba por ahí este exorcista de los vivos para provocar algo de caos. Aunque si Bitelchús pudiera votar en esta encuesta probablemente elegiría la que viene a continuación, que afirmaba haber visto ciento sesenta y siete veces y encontrarla cada vez más graciosa.
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La niña de El exorcista
El exorcista cambió el género de terror y se convirtió en una de las películas más destacadas de los setenta. Apenas unos años antes las películas de serie B incluían monstruos de gomaespuma que en comparación ya daban risa, mientras que esta pequeña cabrona provocaba auténtico pavor. Por lo que muestra esta reciente broma la gente sigue teniéndole mucho respeto aunque hayan pasado ya más de cuarenta años. En fin, es un trasto, pero tienes que quererla.
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Los Gremlins
No podemos estar más de acuerdo con el reproche de Sheldon, solo había dos reglas: «no mojarlos» y «no alimentarlos después de medianoche», ¿Tan difícil era cumplirlas? Afortunadamente sí, pues gracias a esa transgresión pudimos descubrir que tras ese aspecto de furby un poco moñas de los mogwai hay un pequeño bicho salvaje y divertido deseando salir.
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El guardián de la cripta
Cada episodio de Historias de la cripta comenzaba con la cámara adentrándose en una mansión abandonada en cuyo interior se ocultaba el guardián de la cripta. Descendiente de un hombre deforme exhibido en un circo y una momia egipcia, tal como pudimos ver en el episodio 2×14, este muerto viviente más feo que Picio estaba dotado de un peculiar sentido del humor con el que supo ganarse al público.
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Freddy Krueger
Hay a estas alturas nueve películas protagonizadas por él, una saga en la que es el principal reclamo. Ahora bien, si tenemos en cuenta que uno de los recursos fundamentales del terror y el suspense está en sugerir, en no mostrar claramente la amenaza, en explotar el miedo a lo desconocido… entonces este personaje terminará provocando la reacción opuesta, dado que además hay un mayor vínculo emocional del espectador con él que con sus víctimas. Si además está interpretado por Robert Englund, cuyo otro gran papel era ese alienígena tan majo de V, entonces Freddy Krueger está inevitablemente condenado a caernos bien por mucho que se esfuerce en asustar.
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Los vampiros ancianos de El baile de los vampiros
Una de las mejores películas de su director, Roman Polanski, combinando el humor con una magnífica y desasosegante ambientación en esa localidad centroeuropea a la que llegan los dos protagonistas en busca de vampiros. Finalmente los encuentran, sí, pero algunos de ellos no terminan de encajar en el estereotipo de vampiro elegante y peligroso —como el caso del torpe Yoine Shagal— o en el de seres eternamente jóvenes y dotados de superpoderes. ¿Por qué una vampira no podría estar dura de oído y usar trompetilla?
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¿Y os dejáis a Chucky?¿Y a su novia? ¿Por qué? (Me voy a mi rinconcito a llorar, que lo de Pennywise también tiene su aquel)
Muy cierto. El muñeco diabólico es todo un crack… y su novia, la «chubby» gótica, la inolvidable Jennifer Tilly, es mala-malísima… pero tan graciosa como el muñeco.
¿Cuál es el más simpático? ¿en el género de terror? ¿o sea el que hace más chistes de suegras, loros y polacos?
Vaya, que la encuesta podría haber sido mas interesante si preguntara cual sería el más empático, no simpático.
El más simpático es Leslie Nielsen haciendo de vampiro, pues, si es que el cronista se empeña con eso.
Pero con eso no pasa nada y el mundo sigue igual.
En cambio considero que el más empático es el Nosferatu de Willem Defoe, y eso sí significa algo
Joroba? ¿Qué joroba?
Bitelchús??? En verdad así le conocen en España? Cada día se superan!!
Es que el traductor estaba resfriado…
Pingback: ¿Qué personaje de terror resulta más simpático?
Tal vez no califique como un personaje de terror, pero yo me decanto por el Grinch, de Jim Carrey.
Aislado a una vida solitaria, con un lamento eterno en el abismo, entrañable!.
También me acuerdo de esos carismáticos contrahechos kantianos, Fester, el de la familia adams, y el pingüino de batman, con Dany de Vito.
A mí me parece entrañable Rajoy, con esa mirada siempre triste y ese hablar melífluo. Creo que es imposible hacer leña del árbol caído cuando se trata de Mariano…
Se podrían añadir los vampiros de «Lo que hacemos en las sombras» (What we do in the shadows)