Es uno de esos hechos difíciles de explicar, pero una de las mejores series de los dos últimos años está pasando más bien desapercibida, sin rastro del aplauso universal del que gozan otros programas, pese a los comentarios casi unánimemente entusiastas de la mayor parte de los críticos. Es verdad que en los Estados Unidos atrajo bastante atención al principio, más viniendo de un canal como FX que recientemente se había apuntado algunos tantos como Sons of Anarchy o American Horror Story. La cosa parecía pintar muy bien, pero los índices de audiencia fueron disminuyendo hasta el punto de que llegó a haber dudas sobre si la serie sobreviviría más de dos temporadas. Por fortuna, ya hace tiempo que fue renovada para una tercera, ya que FX parece haber entendido que debe conservar lo más posible este producto de primera calidad, aunque suponemos que la decisión no ha sido particularmente fácil. Porque paralelamente a esta disminución de popularidad, los premios parecen haberle dado la espalda. Sí, ganó uno de los grandes, el de mejor programa televisivo del 2013 según el American Film Institute. Pocas medallas más ha podido colgarse: mejor nuevo programa del 2013 según la Asociación de Críticos de Televisión pero poco más, pare usted de contar.
¿Qué es The Americans? Yo diría simplemente que es una serie de intriga como Dios manda, prácticamente ejemplar. Pero por elaborarlo más, diremos que se sitúa en la década de los ochenta, durante el mandato de Ronald Reagan. Esto es: antes de la popularización de internet, de los teléfonos móviles o demás parafernalia tecnológica, y en plena escalada de tensión final de la Guerra Fría. Narra las andanzas de Philip y Elizabeth Jennings, una pareja estadounidense aparentemente ideal, que tiene dos hijos preadolescentes típicamente americanos, una bonita casa y un buen trabajo en el que regentan juntos una pequeña agencia de viajes. Solo que, exceptuando a sus dos hijos, todo en esa vida aparentemente perfecta es una fachada: Phil y Elizabeth son en realidad dos superagentes soviéticos encubiertos (dos «durmientes») que llevan veinte años en los Estados Unidos bajo identidad falsa, dedicándose a realizar toda clase de misiones sucias y peligrosas para el KGB. Nadie, excepto el propio KGB, conoce su verdadera personalidad. Ni siquiera sus hijos sospechan que sus padres son rusos o que no se casaron por amor ni formaron una familia por vocación paternal, sino como una mera tapadera perfectamente planificada desde Moscú. Un buen día, esta tapadera podría empezar a desmoronarse cuando justo a la casa de enfrente se muda un agente del FBI que trabaja precisamente en tareas de contrainteligencia, intentando desenmascarar espías soviéticos.
Así pues, tenemos aquí una serie de espías que viven una doble, triple e incluso cuádruple vida, pero esto no se parece demasiado a Homeland, si es que estaban pensando en ello. The Americans tiene un ritmo bastante más contenido. Temáticamente muestra dos facetas bien diferenciadas: por un lado la trama de espionaje, que recuerda mucho a la de viejas películas del género de los años setenta, y que por lo tanto carece de muchos de los efectismos de las series televisivas actuales. Por ejemplo, sus cliffhangers son casi siempre son el resultado lógico de la propia trama, no un elemento introducido con calzador para causar una sorpresa sobrevenida. Además de la trama típica de la Guerra Fría, se centra en el drama personal y familiar de los personajes implicados. Empezando, cómo no, por los propios protagonistas, que mantienen una extraña, compleja y cambiante relación sentimental producto de muchos años de convivencia, pero también de la constante necesidad de recordar que son agentes cuya vida no es una verdadera vida sino ni más ni menos que una misión sin fin. Phil y Elizabeth consideran que todo —excepto sus hijos, que realmente son hijos biológicos de la pareja— forma parte de su misión, ven todo su entorno como una tapadera, y por lo tanto no tienen verdaderos amigos, ni más familiares que aquellos a los que dejaron en la URSS y no han vuelto a ver, ni los apoyos exteriores de los que podría beneficiarse una pareja. Sus convicciones se ven sometidas a una dura prueba cuando empiezan a darse cuenta de que sus hijos, lo único verdadero en toda su existencia americana, podrían terminar pagando las consecuencias de su peligrosa actividad.
Ambas facetas de la serie son igualmente interesantes. La trama de espionaje no es particularmente compleja pero está narrada con inteligencia y con un lenguaje cinematográfico bastante clásico, sin desvaríos ni salidas de carril a lo Homeland, lo cual implica un ritmo que quizá se le antoje lento a algunos espectadores pero que en mi caso fue maravillosamente bienvenido, porque siempre me ha gustado esa cadencia de las películas de espías tradicionales. Eso y el aspecto vintage de la serie, incluso más logrado que en Mad Men, y eso que hace referencia a una época más cercana cuyo retrato ficticio resultaría más fácil de desenmascarar. No sería completamente descabellado, por más que sea inexacta como cualquier comparación al vuelo, considerar The Americans como una especie de Mad Men del espionaje. Desde luego tiene bastante más en común con esta última que con la citada Homeland, que está mucho más basada en el entretenimiento inmediato. The Americans, como decía, carece de grandes trucos de prestidigitación narrativa, aunque eso no significa que no sepa elaborar momentos de tensión. Por ejemplo el final de la primera temporada, que parece salido de algún clásico de Hollywood. Por su parte, la trama dramática tiene el gran aliciente de ir desentrañando poco a poco los rincones ocultos en la personalidad de los protagonistas y de los otros personajes implicados, casi todos ellos poseedores de secretos que el guión, como en todo buen relato de espías, apenas nos va desvelando a cuentagotas, dejando que el espectador adivine e intuya.
Los personajes principales están muy bien defendidos por actores de primer nivel: Keri Russell (sí, la misma de Felicity) hace un sutil pero poderoso retrato de la dura y decidida Elizabeth. Matthew Rhys (de Brothers & Sisters) encarna a su marido con idéntica eficacia, algo nada fácil ya que termina siendo un personaje inesperadamente complejo. Noah Emmerich (de Beautiful Girls) interpreta al implacable y reservado agente del FBI que se muda frente a su casa. Annet Mahendru es una de las grandes revelaciones de esta serie, encarnando con enorme habilidad a Nina, una empleada de la embajada soviética que es quizá el personaje más equívoco e inaprensible de The Americans. Por cierto, más de un lector se sentirá feliz de descubrirla, ya que la actriz es una especie de Scarlett Johansson en versión afgana, pero lo cierto es que el impresionante trabajo que hace aquí debería permitirle establecer un sólido prestigio, más allá de los papeles de azafata sexy o estudiante sexy donde la hubiésemos podido ver hasta ahora.
The Americans es pues una de las series más «cinematográficas» de los últimos años, en el sentido de que se permite renunciar a ciertas licencias que muchas otros programas de ficción consideran irrenunciables. Esto, quizá, ha hecho que muchos espectadores la abandonen, acostumbrados como están a que las series de televisión se desvivan por captar su perezosa atención con constantes fuegos de artificio, pero también ha ayudado a que resulte fascinante de contemplar para quienes no necesiten de esos artificios, como si estuviesen viendo un clásico hollywoodiense de espías pero dividido en temporadas de trece episodios. La ambientación, el ritmo y los fantásticos diálogos —elaborados con una invisible y poco pretenciosa pero cuidadosa elaboración— dan forma a una obra de primer nivel, que francamente nadie que ame el buen cine debería perderse. Admito que me cuesta entender por qué esta serie no goza del predicamento universal de otras que están claramente por debajo en cuanto a calidad, pero supongo que lo más que puedo hacer es recordarles desde estas líneas que The Americans está ahí fuera, repleta de inteligencia y buen hacer, esperando a espectadores deseosos de saborear un producto exquisito, de esos que se van saboreando más y más con el tiempo. No me cabe duda de que es una de las mejores series de la actualidad. Sumérjanse en su mundo cuanto antes, porque cada vez quedan menos programas que se permitan el lujo de hacer las cosas así, a la antigua. Encarecidamente recomendada.
Absolutamente cierto. Esta serie es de las mejores que se han hecho. Su creador es un ex-agente de la CIA, lo que se nota, pues la credibilidad de todo lo que sucede en pantalla es absoluta. Además de la incompresible falta de audiencia y del poco respaldo de la crítica, vale agregar la baja calificación que tiene en una página como IMDB (8,2). Esta serie debería estar en los nueves, junto a las más grandes.
También, me gustaría comentar la actuación de Mattewh Rhyes: sencillamente espectacular. Una infinita cantidad de emociones, posturas, gestos: todos ciento por ciento logrados. Actor inmenso. En un artículo de esta misma revista hablaban de las series de calidad y como estas lograban con el tiempo su estatus. Muchas veces arrancaban con malas audiencias y luego las iban encontrando. Breaking Bad es un perfecto ejemplo de esto. Mi apuesta es que con The Americans pasará lo mismo.
Andrés, 8,2 es una calificación buenísima si tenemos en cuenta que no recuerdo haber visto nunca un 10 en esos baremos. ¡Peor la ponen en FilmAffinity con un 7,2, web que debe estar llena de jodidos genios o de simples tarugos…!
Vi los primeros episodios. Las tramas me parecieron inverosímiles, por no decir increíbles, con fallos de guión garrafales, incluso llegaban a plantearse situaciones que parecían insultar a la inteligencia del espectador. En cuanto a la ambientación ochentera es como una imitación, es decir, parecía hecha hoy día pero poniéndote un chándal vintage y calentadores en las piernas. Para colmo, no sé si por su ritmo o planteamiento, resulta más bien aburrida. Es una serie totalmente fallida. La idea era buena, desde luego, pero la plasmación puffffff
No entiendo como esta serie está tan sobrevalodara por la crítica. En este caso tengo que dar la razón a la audiencia. La serie tiene unos guiones muy justos que no reflejan para nada la realidad del espionaje. Con unos protagonistas que matan a gente en cada episodio y ellos siempre salen ilesos. A parte que es una de las series más machistas de la televisión por cable estadounidense, y esto ya es decir mucho. Parece porno violento para hombres de más de 50 años del Bibble Belt. Nada que ver con Mad Men, no se puede comparar de ninguna manera. Por suerte, la audiencia y los que otorgan los premios de televisión son más inteligentes que la crítica.
No matan a gente en cada capítulo xD Las tonterías que dice la gente cuando le pilla manía a una serie. Se puede criticar a una serie sin tergiversar la realidad, amigo.
Muy de acuerdo, lenta, hollywoodiense, fallos garrafales en el guión..
Pues, aunque ya algo había oído respecto de esta serie, me han animado a verla.
Yo empecé a verla pero francamente no me enganchó, no sabría dar exactamente los motivos pero estoy bastante de acuerdo con el comentario de Bigote Prusiano….y ser, soy muy seriófila
Sí, seriófila pero de cosas como El secreto de Puente Viejo, El Comisario Galvano e incluso de Don Matteo ¿a que sí…?
Mis series preferidas son Six Feet Under, The Wire, The Good Wife, Mad Men, In Treatment…. y creo q The Americans es infumable. Guiones sin sentido, mensajes proamericanistas y tirando a fascistas, misógina… parece una película de serie B con el añadido de que es aburridísima.
Me parece a mí que has visto poco la serie. Si una serie cuyos protagonistas son del KGB tiene mensajes proamericanistas lo llevamos claro. Me parece cercana a la obra maestra en algunos capítulos, solo un paso por debajo de las más grandes. Lo de misógina o machista debe de ser una broma pogre. Estoy convencido de que las espías rusas en los 80 no utilizaban su sexualidad para cambiar de bando a los espías americanos, claro que no. Y es mejor no contarlo por si se ofende alguien. Muy de acuerdo con el artículo, serie tremendamente olvidada. La actuación del matrimonio es sensacional.
Trataré de seguir esta serie, por la recomendación del autor, estoy harto de esos «fuegos de artificio», de las prisas y el mal hacer de la mayoría de las series de TV.
Nada como tener un ritmo, una cadencia, un compás que te va develando una trama asertiva.
A mi me encanta, estoy harto de giros y regiros de guion sin lógica para sorprender y creo que la ambientación es buena.
Además creo que a diferencia de Homeland no destila ese trasfondo patriotero, lo que sí tiene són una cantidad de clarioscuros morales, tanto por parte de los protagonistas como de sus antagonistas. Como tiene que ser el mundo del espionaje.
¡Extraordinaria serie! Me veo incapaz de agregar ni quitar nada al soberbio comentario de Emilio de Gorgot. ¡Háganle caso porque esta vez, ha acertado de pleno!
Completamente de acuerdo con el artículo. Sin duda es una de las mejores series que hay ahora mismo en desarrollo (por no decir la mejor). Difícilmente se puede encontrar actualmente una serie con unos personajes tan bien definidos y sometidos a unos conflictos tan extremos, y esto precisamente hace que sea una digna heredera de Breaking Bad.
En más de un sentido Elizabeth y Phil recuerdan a Walter White.
El dúo protagonista es absolutamente increíble.
Totalmente de acuerdo con Emilio. Creible y sorprendente a la vez. Los actores inmejorables y el ritmo, pausado, la hace todavía mejor
«House of Cards» por ejemplo le da mil vueltas.
Y «King Lear» o «Macbeth» de Billy Shakespeare les da un millón de vueltas a las dos, ¡no te fastidia!
Hay que meter miedo a la gente con el Islam y con Rusia para justificar esta nueva guerra fría y caliente como una ducha escocesa…. Aunque eso solo les funcione con los atunes …
¡Qué duro es ver que dejan opinar a cualquiera! Gajes de la democracia.
¡Estoy de acuerdo, mein Führer! ¡¡¡JAJAJAJAJA!!!
¡Estoy de acuerdo, mein Führer! ¡¡¡JAJAJAJAJA!!!
¿Eh…? ¿A dónde me llevan? ¡¡Suéltenme!!
¡¡¡Yo no hice nadaaaaa,,,!!!
¡¡¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA…!!!
Vigile a sus vecinos podrían ser comunistas y estar preparando una invasión, tenga a mano su rifle y su magnum … God bless América!
Comparto las alabanzas a la serie. Aparte de la ambientación y las interpretaciones, que son magníficas, la serie huye del efectismo (tipo Homeland) que taaaaanto aburre a los que buscamos algo más que simple entretenimiento de palomitas. Es fantástica.
No veo la tele, al cine debo ir una vez al trimestre o así, y series veo pocas. Tengo un gusto muy particlar.
Me gusta el género de espionaje y The Americans me encanta y es capaz de congregar toda mi atención.
Casi toda la literatura de espionaje que no es pura propaganda, y que está escrita desde la experiencia de campo del autor describe conflictos morales y situaciones que se reflejan muy bien en la serie.
Si te gusta el género, sabes que la paciencia, y la tensión asociada a esa paciencia; que la casualidad y discernir lo que es casualidad de una burda trampa son las características principales, tanto del espionaje como del género. Aquí están reflejadas de manera magistral.
Coincido con los comentarios de que el guión hace aguas por bastantes lados y que lo interesante es la situación que plantea, la complejidad de los conflictos morales, las interpretaciones, la recreación de ese mundo de espías con cachivaches antiguos…
Pero al final, a mi lo que me tiene enganchado es el truco más viejo de las series: la tensión sexual entre los protagonistas.
A mí la serie me atrajo por su temática, pero realmente, me parece muy blanda. Es muy poco cruda. Poco creíble.
Decir que el aire vintage está más logrado que en Mad Men me parece una temeridad.
Tal vez en la segunda temporada mejore, pero la primera me pareció un poco sosa. No digo aburrida, pero era todo muy suave… casi una serie «para toda la familia», y mira que trata un tema que puede ser muy muy oscuro.
Get cool, Guille Muñoz que en la tercera entrega piensan subir el nivel de crudeza para hacer creíble la serie a espectadores montaraces y asilvestrados como tú. Parece ser que el matrimonio mata delante de los hijos, en la cocina y con un cuchillo eléctrico a un agente de la CIA. Y la cosa no acaba ahí, ya que como el chico protesta algo, empiezan madre y padre a darle de hostias hasta que cae sobre el pico de una mesa y se abre la cabeza. O sea que la cosa promete, como puedes ver…
A mí me gusta, sin parecerme tan magnífica, pero más que con Homeland, serie que me hastía, yo la compararía negativamente con The Blacklist, esa serie que tanto había leído poner por las nubes y que, francamente, sin James Spader estaría muy muy vacía. Ahí sí que predominan los fuegos de artificio sobre la trama.
¿En qué cadena la echan y qué día?
Ole.
Esta series es lo más. Junto con Fargo es la mejor serie de los últimos 2 años. Muchas ganas de que empiece la tercera temporada.
No la he visto, aunque me la apunto. Sin embargo, dos refrencias previas: «Espias sin identidad», película de 1988 con Sydney Poitier, tiene un punto de partida análogo, si es que no es lo mismo. Y Anteriormente, creo que hubo otra serie o miniserie o quizás dos miniseries, posiblemenete a principios o mitad de los 8o, protagonizada por Terence Stamp, aunque no estoy seguro del título, podría ser «Chessgame», con una trama parecida. Y del tema de los durmientes, seguro que si nos remontamos a esos años de guerra fria hay más series o películas que lo trataron.
Saludos
La conversación familiar de los 600$ fue el mejor momento televisivo del año en mi opinión.
La primera temporada de The Americans es muy buena, la segunda es, tengo que decir inesperadamente por mi parte, excelsa.
Totalmente de acuerdo con el artículo, la recomiendo para amantes de los thrillers de espionaje.
Una escena de la primera temporada, sin diálogos, en la que sonaba In The Air Tonight de Phil Collins de fondo, me enganchó definitivamente
¡Justo lo que nos pasó a nosotras viendo una escena de Los misterios de Laura, la española, en la que en una escena también sin diálogos sonaba Torito Bravo del Fary! Nos quedamos enganchadas totally y por eso no nos gusta The Americans.
Es verdad, que tontas que somos que no sabemos apreciar una serie tan sublime, somos unas bobas que vemos Los misterios de Laura, con lo buena que es The Americans. Donde va a parar! Es tan inteligente ver como violan a una mujer en el primer episodio para gusto de alguien tan culto como usted, y como a esta mujer en la segunda temporada la viola su marido y es ella la que acaba pidiendo perdón… Tan sublime! Desde ahora dejo de ver Los misterios de Laura y me paso a The Americans, así le caeré bien a los intelectuales, no sé como pude ser tan tonta! Y encima escribo mi nombre en minúscula… Qué suerte que me haya abierto los ojos! Como no apreciar ese final de la segunda temporada… con el adolescente sacando sangre por la boca y hablando a la vez durante 10 minutos explicando punto por punto sus motivaciones por matar a sus padres, qué buen guión! Qué realismo!! Genial!!
Pero bueno, tía, no destripes la trama con tus espoilers!
Hombre… Tonta eres, pero no porque no te guste la serie (para gustos los colores), sino por los motivos que das. En primer lugar, Philippe no viola a Elizabeth en ningún momento (como si ella lo fuese a permitir xD), ella quería tener sexo de la manera en que Philippe fingiendo ser Clarke lo tenía con Martha y era una manera brutal que no les gustó a ninguno de los dos. Pero no fue una violación, fue algo que ella le pidió. Él no quería y tras terminar, se dio cuenta que no debió pedírselo y por eso se disculpo. La violación del primer día… Fue un flashback del pasado y no veo qué tiene de malo. ¿En otras series y películas hay también violaciones, torturas y asesinatos? ¿Qué esperas que los personajes siempre sean bondadosos y que no hayan malos? Y lo de que el adolescente que está en las últimas y explica todo… ¿Cuantas veces hemos visto escenas así? Personajes que en sus últimos alientos de vida dan discursos. ¿Qué no es realista? Pues no, ni falta que hace. Muchos sobrevaloráis el realismo. No tiene que ser realista. Cuando vemos ficción, existe algo que se llama suspensión de la incredulidad.
Una serie excelente, muy inspirada estéticamente por «Munich» de Steven Spielberg. Sobria y elegante en su narrativa, por ello, ciertamente no es apta para zafios y conformistas.
Muy buen artículo.
Muy cierto. Ahora que lo dices, sí que me recuerda en su estética a Munich. Sobria es la palabra.
Incluso diría que también se parece en su estética y forma de llevar la trama a «La vida de los otros», otro peliculón que me gustó más que Munich.
¿No tiene éxito entre las seriéfilas de losmestiriordelauraaaar… ? Allá ellas.
Pues a mi también me ha gustado ésta serie, y estoy de acuerdo en algunos de los comentarios que se han puesto por ejemplo en el de Esbienbueno, es una serie que para mi parecer tiene una excelente narrativa.
Sin duda los Serrano, tratando la misma temática, tiene mejores guiones y está mejor ambientada. Y Resines se sale.
Sí. Se sale a cagar un rato…
He acabado hace poco la segunda temporada y no puedo estar más de acuerdo con el artículo. Es una serie que va a más. Reconozco que su ritmo pausado hace que me cueste entrar, sobre todo si ves los capítulos de semana en semana, como me ha ocurrido a mí. Pero una vez dentro de cada capítulo, y aún reconociendo su ritmo lento, es una delicia y se valora lo bien construida que está.
Como también soy crítico, quizás lo más flojo sea el manejo de ciertas elipsis que le restan credibilidad (que no verosimilitud) a la doble/triple/cuádruple vida de la pareja de espías.
Los diálogos y las relaciones entre personajes son muy buenos, su punto fuerte. Baste una frase de la 2ª temporada que se me ha quedado marcada: «Ser adulto consiste en hacer lo que no quieres todo el tiempo».
Pues habrá que verla.
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Respeto enormemente a los que critican la serie, porque no es una serie apta para todo el mundo. Afortunadamente yo me encuentro entre los elegidos y doy gracias cada noche por que esta obra de arte se haya cruzado en mi camino. ¡Bravo por el artículo, de acuerdo al 100%!
Acabo de enterarme de que Diego Serrano y su mujer eran espías que pretendían a joder el gran avance de la superpotencia que es España. Y yo todo este tiempo pensando que era un tabernero garrulo. Mi vida es una mentira.