A principios de octubre del 2014 Sitges acogió su 47ª edición de su festival de cine fantástico. Veinte pedazos de los miedos y otras sensaciones proyectadas en pantalla grande, aquí mismo.
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The Babadook
La película que aterró al público con más facilidad y menos segundos de monstruo en pantalla. Una mujer marcada por la muerte de su marido y desquiciada por un hijo repelente obsesionado con los monstruos y la autodefensa do it yourself se tropieza con un libro infantil que apesta a siniestro y cuya lectura invoca al bichejo del título. Revisión del hombre del saco orquestada por una Jennifer Kent virtuosa tras la cámara, salpicando con montaje en continuo sprint y una puesta en escena elegante a la hora de ocultar limitaciones. Pero sobre todo con un uso extraordinario del apartado sonoro, un elemento que invade cada plano y acaba engullendo al espectador. The Babadook no tiene tanto de monster movie como aquellas a las que malacostumbran los multicines, pero tiene algo mucho mejor: un ambiente enfermizo que se puede masticar. En Sitges un buen puñado de gente salió del cine diciendo que había pasado miedo. Y justamente a eso hemos venido.
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Under the skin
Lo bonito de Jonathan Glazer es que ha hecho lo que le ha salido de las pelotas y se ha quedado tan contento: decir que adaptaba un libro del que parece que solo ha ojeado la portada, rodar parte de la película poseído por Chris Cunningham y la otra a través de una cámara oculta, fichar a Adam Pearson o la última persona en el planeta que se presentaría a un casting de cualquier cosa, ponerse cruel (la escena de la playa) y al mismo tiempo demostrarse refinado y elegante en el empaquetado.
Lo hermoso de Jonathan Glazer es que el resultado de todo esto es fascinante, ni se pone tan críptico como David Lynch ni grita al oído del espectador. Más sencilla de lo que parece, más preocupada por crear una atmósfera que por adoptar la narrativa común y muy clara en sus intenciones: los que entren en su juego la encontrarán hipnotizante y disfrutable, los que no lo hagan vomitarán pestes, los que han llegado hasta ella solo porque Scarlett Johansson sacaba carnes al aire jurarán hastiados que la próxima vez tirarán de pornhub o volverán a Species. Y como bonus la certeza de que la existencia de Under the skin nos ha legado ese estupendo meme de internet.
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Musarañas
Dirigen Juanfer Andrés y Esteban Roel pero Álex de la Iglesia produce y por eso su nombre es el que tiene una fuente el triple de grande en el cartel. Cuento tétrico situado en la posguerra española y enclaustrado en una habitación como consecuencia de un guión que aprovecha para acotar los recursos, pocos personajes en ese único escenario, justificándolos. Y unos directores marcándose una película que tarda en arrancar pero cumple y acaba volcando en el pasillo una cisterna de sangre. A salir de la sala alguien comentaba que con mejores interpretaciones la cosa hubiera sido mucho más redonda. Ese alguien probablemente llevaba en la mochila que cargaba a su espalda sus santos huevos porque Macarena Gómez está maravillosa y la desquiciada construcción de su villanía enamora como poco.
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Maps to the stars
David Cronenberg trazando un mapa de bestias de Hollywood, alejado de aquello que hizo su apellido famoso y desplegando un reparto coral más propio de un Woody Allen o un Larry David con la leche agriada de Bret Easton Ellis. Caótica, por momentos innecesaria, caminado a tropezones entre las historia de fantasmas y las mugres del estrellato, con una Julianne Moore estupenda, un John Cusack como gurú momificado, un Robert Pattinson de paso y reubicado en el asiento delantero de las limusinas tras aquella Cosmopolis y un cameo injustificado del globo aerostático en el que se ha convertido Carrie Fisher. Y pese a todo eso parece contener algo que inexplicablemente hace que no puedas dejar de mirarla.
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The double
Al televisivo Richard Ayoade habría que ponerle un localizador. No solo se estrenó con la maravillosa Submarine, sino que su idea para una segunda película por sí sola ya tiene un potencial enorme: adaptar libremente la novela El doble de Fiódor Dostoyevski. O el tormento sufrido por un ser anodino, que pasa por la vida sin toser por no molestar, cuando se encuentra con un clon perfecto de sí mismo pero con su personalidad elevada a once. A Ayoade le falta rematar la faena por completo, pero lo que el hombre consigue con lo justo no es poco: inventarse un universo barnizado de estética retro tecnológica prima del Brazil de Terry Gilliam, convencernos (dos veces) de que Jesse Eisenberg puede hacer algo más que caminar encorvado y cementar la idea de que cualquier futuro proyecto del director será una buena noticia.
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Tusk
Si a un actor lo enfundas en un traje de luchador de sumo y después tratas de convencer al público de que aquello es un luchador de sumo y no una persona disfrazada corres el riesgo de que en algún momento la audiencia no acabe de comulgar con la broma. Ocurre algo parecido si a una comedia del View Askewniverse le pones una segunda piel de cine de horror. Tusk comienza como una película en la que no desentonarían ni Jay ni el silencioso Bob, para girar hacia el terror y a partir de ahí combinar ambos géneros. Hasta que llega un punto en el que se elimina por completo la sensación de que Kevin Smith pretende rodar una de miedo con toques de comedia para descubrir que en realidad ha optado por hacer una coña fanservice con pinceladas de un género con el que tontea pero al que no mete mano. Y ni la perversión jocosa del torture porn (cambiando el aquapark de The human centipede por la zoología), ni la presencia de un Johnny Depp relativamente gracioso escondido bajo un maquillaje digno de Polònia, ni los lazos con cosas como Sssssss: Silbido de muerte lo salvan. Y si a Justin Long lo enfundas en un traje grotesco no puedes eliminar la sensación de estar viendo al mismo Long atrapado entre la gomaespuma. Pero eso a Smith le da lo mismo, lo deja bien claro jugando con la cutrez y lo ridículo de manera consciente. Desgraciadamente sigue siendo un director torpe que parece rodar para su grupo de colegas. Y esto es más que obvio: Tusk es una película inspirada por un podcast gracioso (The walrus and the carpenter, obsérvese el cuarto comentario de la página, el firmado por un tal Brad Donovan) e impulsado por una encuesta entre los fans en Twitter. La culpa es nuestra, por esperar otra cosa.
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Monsters: Dark continent
La secuela de Monsters es innecesaria porque nadie esperaba una segunda parte de aquella película que utilizaba la invasión monstruosa como escenario para otras cosas más de parejitas. Dark continent recicla el recurso de pintar a los bichos como decorado, pero se olvida de poner algo interesante delante del mismo. Historia de soldados con una batidora interior de sentimientos, enfrentándose a insurgentes y viendo pasar a los monstruos a lo lejos. Dos horas de chicle y la sensación de que hubiera sido mejor idea desenterrar el DVD de Starship Troopers.
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These final hours
El planeta Tierra se pone en modo freidora y la humanidad se convierte en lo que se suele pegar al fondo de la misma. Australia, como queda lejos, tiene prórroga: la llamarada que ha provocado el apocalipsis llegará al país horas después de volatilizar al resto del planeta. Ese lapso de tiempo es el que el protagonista pretende aprovechar para visitar una fiesta del fin del mundo donde rellenarse de drogas y alcoholes entre gente maja. Pero de camino se topa con una niña perdida y decide que es más importante echar una mano a la criatura que irse de rave. Cinta que empieza bien, se apresura por tomar caminos demasiado conocidos y desemboca en una obviedad más cercana a El alquimista de Paulo Coelho que a la mala baba que insinuaba y finalmente solo escupe en un par de ocasiones. Entretenida sin más.
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Jamie Mark is dead
Historia de fantasmas vendida como «una de las perlas de Sundance» y heredera de todos los males de las cintas que desfilan últimamente por aquel festival. Paseos soporíferos, literales y metafóricos, que parecen no llegar a ninguna parte. Al volante Carter Smith, fotógrafo del mundo de la moda, que por su propio oficio salva con nota la fotografía de la pereza general. Smith se casca un triángulo amoroso en el que unos de los vértices es un espectro gay con cara de Harry Potter agonías que, suena a broma, utiliza como medio de teletransporte el fondo de los armarios. Y escribir esta última frase es mil veces más interesante que el grueso de la película.
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Goodnight mommy
La idea brilla por inquietante: un par de hermanos gemelos esperan en una casa aséptica el retorno de su madre tras una operación, pero cuando esta reaparece con la cara completamente vendada ambos comienzan a sospechar que quizá esa persona no es realmente su progenitora. Más que eficiente al hacer bailar las simpatías del espectador hacia los personajes pero muy tramposa en ese desenlace con sorpresa al que precede una recta final con el detalle de enfocar la carretera de Audition y ponerse exquisitamente perversa.
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Dead snow 2: Red vs dead
El público de Sitges es espectacular. La alegría con la que celebran las películas, aplaudiendo hasta los créditos de los encargados de catering, debería contagiarse a todo en esta vida.
Dicho esto, Dead snow 2 es carne (muerta) de Sitges. Da completamente igual que el espectador no se haya molestado en ver Zombis nazis (su primera parte) porque la pintaban insulsa. Cuando uno se sienta en el cine Retiro rodeado de esa audiencia y el protagonista amasa las entrañas de un niño, al que ha matado cómicamente por accidente, las butacas explotan y de ahí en adelante todo es una fiesta de celebración del gore descerebrado. Zombis nazis revividos pilotando un tanque contra un ejército ruso de no muertos, un zombie squad de americanos nerds con fangirl de Star Wars, el secundario zombi más entrañable y sufrido del género y toneladas de vísceras granizando sobre todo. Un gorefest divertidísimo, aunque dicha percepción probablemente haya sido multiplicada por la juerga de una sala en la que solo se echaba de menos un coro de vuvuzelas. Sea como fuere, merece una mención especial solamente por introducir Total eclipse of the heart en el cine de muertos vivientes y hacerlo con toda la guasa en una escena (necro)romántica. De lo más divertido y disfrutable de la programación.
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The guest
Una familia cuyo hijo mayor ha fallecido en la guerra de Afganistán recibe la visita inesperada de un supuesto gran amigo del finado. Thriller de la mano de ese Adam Wingard que se empeñaba en darle pinceladas de indie al terror con Tú eres el siguiente y sus anteriores trabajos. Wingard tiene visión cinematográfica y lo demuestra desde que se estampa el título en pantalla, también tiene ganas de querer montarse su Drive 2 y forrarlo todo de vientos ochenteros a través de una estupenda banda sonora y una vibrante puesta en escena que se va acentuando según avanza la película, para desembocar en un escenario de mentira con teenager vestida de camarera. La única queja a todo esto es que su libreto recorre caminos demasiado manidos, saltando de lo que al principio parece un slasher a la acción de gatillo flojo. Pero resulta muy efectiva, en sus pases fascinó a la sala.
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A girl walks home alone at night
Lo mejor de A girl walks home alone at night fue la presentación que hizo su directora, Ana Lily Amirpour, antes de proyectar la película. Si se puede llamar presentación a subirse al escenario para decir que todo ese subidón de estar en Sitges era comparable a estar pasada de ácido, invitar a los asistentes a buscarla de noche en la playa y despedirse haciendo los cuernos con ambas manos. Encantadora realizadora aparte, la película iraní con vampira nocturna venía antecedida de sinopsis malvadas que la comparaban con Lynch, o adivinaban un western pasado por el filtro de Jim Jarmusch. Lo cierto es que la pieza se encuentra bastante lejos de todo aquello y más cerca del postureo hipster nada velado, incluso atreviéndose a dibujar un villano que es un clon del cantante de Die Antwoord. Pero también esconde alguna escena notable (el acercamiento de los protagonistas a la guarida de la vampira) aun jugando la tramposa treta de abotargar con la música. Al final la cinta se atragantó para muchos por pretenciosa. Tampoco era para tanto, quizá no estaba en el festival adecuado.
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Annabelle
Venía condenada por su condición de producto de consumo masivo nacido a la sombra de la exitosa (y sobrevalorada) Expediente Warren. Pero incluso ignorando las antorchas del prejuicio, Annabelle no salió con buen pie de su proyección. Demasiado plana, demasiado insulsa y mucho más decepcionante si uno pretende encontrarse con una versión moderna de Muñeco diabólico: lo único que hace la muñeca es que la gente se pregunte por qué cojones alguien compraría un juguete con esa cara de yonki travestido.
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The signal
En The signal tres jóvenes persiguen a un hacker misterioso y a partir de aquí es mejor no saber nada más de la historia. Entretenidísima por inesperada, a medio camino entre un anuncio de zapatillas de deporte y un capítulo de The twilight zone. Una hora y media bastante amena preguntándote qué hace Laurence Fishburne enlatado en ese traje, con un arranque que juega a no aclarar el género, pero sin las pretensiones de grandilocuencia de muchas producciones. Bien por su señal.
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The quiet ones
A los silenciosos (que aquí se estrenará como El estigma del mal) los han puesto a caldo por llevar estampado el sello de la resucitada Hammer. Pero resulta poco apropiado comparar esto con las cintas más clásicas del estudio únicamente por lo que dice la etiqueta. No solo pertenecen a distintos autores, sino también a distintas épocas. The quiet ones es una de posesiones en la que ni la historia que cuenta ni los personajes que la recorren tienen más interés que estar ahí para justificar el susto. Y en esto último resulta hasta graciosa por poco discreta al convertir sus intenciones en una ordenada fila india de toscos sobresaltos azotados de sopetón. Muy olvidable excepto si uno disfruta con los sustos ridículos cada minuto y medio.
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Kings of badassadom
Planteamiento épico: un grupo de jugadores de rol en vivo invocan sin querer a una criatura demoníaca. Tras un infierno de posproducción y robos de derechos (el productor se hizo con la cinta presentando un montaje del que renegaba el director) el corte final de Kings of badassadom ha acabado aterrizando en una de las maratones de Sitges y se ha descubierto exactamente como lo que parecía: poco más que la típica cinta que se alquila para ver en alguna velada descerebrada. Súcubo metaformoseado en monstruo de látex, asesinatos sangrientos, el Peter Dinklage de Juego de Tronos completamente desaprovechado, un número musical vergonzoso y las iras de los jugadores de rol en vivo retronando en internet. Videoclubera.
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I Origins
Chico científico obsesionado con estudiar la evolución del globo ocular para desmontar la existencia de Dios conoce a chica con iris multicolor y profundas convicciones espirituales, lo típico. Sci-fi que pone la lupa en lo íntimo, una relación de pareja, en contraste con lo gigantesco del avance científico que se persigue. Mike Cahill ya demostró con Otra tierra que le gustaba apuntar a la pequeña escala cuando el campo de juego es un escenario extraordinario. De lo más interesante que se ha visto en el Auditori este año, incluso utilizando recursos melodramáticos con origen en las mangas para tocar la fibra y dar volantazos a la historia. Sí, se las arregla para colarnos un viaje de descubrimiento espiritual a la India, pero es potente y sincera. Ojo a la fabulosa escena escondida en los créditos finales.
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Filth
Vender una película aludiendo a Trainspotting es arriesgado, aunque ambas compartan un material original firmado por el mismo autor (Irvine Welsh), porque la fábula de yonkis aficionados al submarinismo de retrete era demasiado redonda. Y Filth no supera a aquella, aunque sí goza de ese humor cafre y la golosa idea de un policía que como persona es La Mierda. James McAvoy exageradísimo pero a juego con ese tono general que a ratos peca de tontorrón. Simpática secuencia final de créditos animada y la sensación de que el libro ofrece más miga.
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Réalité
Un eccema, un eccema dentro de tu cabeza.
Es la descripción más fiel que se puede hacer de la nueva ida de pinza de Quentin Dupieux.
Un puzle que no se toma en serio a sí mismo, una banda sonora machacona que taladra, una cinta de VHS en las tripas de un jabalí, la búsqueda del grito perfecto, un chico en un disfraz de rata presentando un programa de cocina. Una genialidad o un WTF. Muy Dupieux todo.
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Anotaciones breves:
[REC]4 decepciona a unos por ser más floja que sus antecesoras y entretiene a los que no pedían nada más. What we do in the shadows es descacharrante. Stereo empieza bien para difuminarse hasta quedar en poca cosa. El director de El ardor y Gael García Bernal son los únicos que no han hecho la broma de rebautizar su película como El sopor. When animals dream es un Déjame-entrar-wannabe. Aux yeux des vivants está muy lejos de À l’intérieur. Con todas sus virtudes Giovanni’s Island parece que intenta muy fuerte ser una nueva La tumba de las luciérnagas. De The Satellite girl and milk cow salimos medianamente contentos aunque nos esperábamos más locura coreana. Asmodexia ha sido vapuleada sin piedad y por lo visto lo tenía merecido. La distancia es un Quiero ser como Quentin Dupieux. No hay consenso sobre si el Adieu au langage de Jean-Luc Godard es una tomadura de pelo o una joya. Young ones e It follows merecen la pena. Over your dead body es un Takashi Miike comedido hasta los minutos finales. La crítica dibuja Autómata como hermosa en lo técnico pero vacía en su fondo. Pos eso es stop motion que lo mismo presenta a Cthulhu que a Karmele Marchante o a una Gracita Morales pasada por el molde de Aardma, y a pesar de que su arranque promete pronto se convierte en un desastroso accidente de plastilina sepultado por apilar referencias, desde las piedras de El quinto elemento junto al Ecce homo tuneado, hasta ponerse miserable fusilando chistes de internet o invitando a Torbe. Kiki’s delivery service solo es disfrutable si tienes cinco años y Miyazaki lo hizo mejor en su momento. La prensa tiene que sufrir un sistema de reserva de entradas vespertinas infernal. No ha habido manera humana de robar el Gizmo de la Gremlins original que se exponía a la salida del Auditori.
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Palmarés
Premio a la Mejor Película: I Origins, de Mike Cahill.
Premio Especial del Jurado: The Babadook, de Jennifer Kent.
Premio a la Mejor Dirección: Jonas Govaerts, por Cub.
Premio al Mejor Actor: Nathan Phillips por These Final Hours, de Zak Hilditch y Koji Yakusho por The World of Kanako, de Tetsuya Nakashima.
Premio a la Mejor Actriz: Essie Davis por The Badadook, de Jennifer Kent y Julianne Moore por Maps to the Stars, de David Cronenberg.
Premio al Mejor Guión: Young Ones, de Jake Paltrow.
Premio a la Mejor Fotografía: Jamie Marks is Dead, de Carter Smith.
Premio a los Mejores Efectos Especiales: The Signal, de William Eubank.
Premio al Mejor Cortometraje: Oscar desafinado, de Mikel Alvariños.
Goodnight Mommy y The Signal, por lo que comentas, tienen una pinta muy interesante. Gracias por el artículo.
Gracias por este estupendo resumen. Por ahora sólo he visto «Maps to the Stars» y «Under My Skin», y ambas me han gustado mucho. De las que reseñas, tengo especiales ganas a «Babadook», «Réalité» («Rubber», pese a sus defectos, me dejó tó loco), «I Origins» y «What we do in the shadow».
Genial resumen, aunque en desacuerdo con Stereo (que me dejó muy buen sabor de boca).
Enamorado de Gizmo también y sorprendido de lo cortas que eran las cuchillas del guante de Krueger.
Por cierto, veo que no pone nada de «The Rover». Fue la película que se proyectó justo antes de «The Signal» y es muy recomendable.
En un futuro post-apocalíptico (no se sabe exactamente que ha pasado, pero la sociedad se ha ido al garete), unos individuos le roban a Eric (Guy Pearce) su única pertenencia: su coche. A partir de ese momento partirá en busca de los ladrones para saldar cuentas.
Para lograr su objetivo, se aliará con Rey (Robert Pattinson), un miembro de este grupo (disminuido psíquico) que fue abandonado tras ser herido.
Una película dura de principio a fin, densa e inmisericorde.
Para rematar, diré que gracias a esta película me he reconciliado con Pattinson (que no es poco xD).
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