Ciencias Encuestas

¿Cuál es el mejor científico y divulgador actual?

Allá donde no llegue el conocimiento científico ese espacio vacío será irremediablemente ocupado por las supersticiones, el miedo, los charlatanes y sus elixires universales. Pero además de ilustrar a la ciudadanía, la divulgación es buena para la propia ciencia al captar financiación y despertar vocaciones a quienes ceder la antorcha. Una tarea en la que destacan los autores anglosajones, aunque en nuestro país comienzan a surgir iniciativas interesantes como las charlas de Naukas en Bilbao.

Pero ahora nos gustaría centrarnos no en escritores y periodistas que se especializan en este ámbito —que los hay muy buenos— sino en aquellos que recorren el camino opuesto: los científicos que, además de destacar en su especialidad, han querido dar el salto a la comunicación hacia un público generalista. Son grandes oradores, escritores a menudo brillantes, tienen un agudo sentido del humor e incluso excentricidades propias de estrella del rock. Están dotados, en definitiva, de eso tan difícil de explicar que es el carisma.

Michio Kaku

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Nacido en California en 1947, cuando tenía ocho años le impactó la muerte de Albert Einstein y quiso seguir su camino. Pocos años después para su proyecto de ciencias del instituto no se le ocurrió mejor idea que montar un colisionador de átomos en el garaje de su madre, para el que utilizó 35 kilómetros de cable de cobre. Se trataba de un betatrón de 2,5 millones de electrones-voltio de 6 kilovatios de potencia, la que pudo haber liado. Afortunadamente dejó atrás esa adolescencia rebelde en la que casi crea un agujero negro que nos absorbiera a todos y se licenció summa cum laude en física por Harvard. Actualmente es catedrático de física teórica en Nueva York con contribuciones a la teoría de campos de cuerdas, pero es conocido internacionalmente por sus libros divulgativos como Física de lo imposible y por los numerosos documentales en los que ha participado.

Jane Goodall

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Fue una científica pionera en la labor de divulgación y la utilización de los medios de comunicación para dar a conocer su trabajo. Pronto comprendió que la opacidad y el gremialismo —tan tentadoras en casi cualquier especialidad— son un capricho que la ciencia no puede permitirse, pues su actividad pública no solo le proporcionaba financiación para sus campamentos de estudio de los chimpancés en África, sino también protección para el hábitat de dichos animales. Fue la primera de las llamadas «Ángeles de Leakey», de la que ya hablamos más extensamente aquí, y sirvió de ejemplo para las otras dos que prolongaron su labor, Dian Fossey con los gorilas de montaña y Biruté Galdikas con los orangutanes. Aunque actualmente tiene ya ochenta años continúa su labor divulgativa por todo el mundo y el Instituto Jane Goodall desarrolla actividades en más de cien países. Por si todo lo anterior no fuera bastante ha aparecido en un episodio de Los Simpson, así que oficialmente ya forma parte de la cultura popular contemporánea.

Richard Dawkins

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Nacido en Kenia en 1941, durante la adolescencia perdió la fe anglicana en la que le educaron al considerar el darwinismo una explicación más convincente para la fascinante variedad y complejidad de la vida. Estudió Zoología en Oxford y en 1976 publicó un libro que pondría patas arriba la biología, El gen egoísta. La claridad con la que estaba escrito permitió además que vendiera millones de ejemplares por todo el mundo. Según explicó en él los genes son, en un sentido metafórico, egoístas, pues su finalidad no es otra que la de autorreplicarse indefinidamente. Lo cual puede dar lugar paradójicamente a comportamientos altruistas en los individuos, como las abejas que se sacrifican por la colmena o los padres por sus hijos. Posteriormente escribió varios libros divulgativos en torno al darwinismo, aunque en los últimos años ha centrado su actividad pública en criticar a las religiones. Tiene al respecto un libro muy recomendable, El espejismo de Dios. No obstante, la etiqueta «ateo» no le termina de convencer por considerarla una definición por negación de otra cosa, y se ha unido al Movimiento Brights. Aunque eso de llamarse a uno mismo «brillante» es quizá algo inmodesto… ya puestos que se llamen «Los Cojonudos», aún a riesgo de ser confundidos con un espárrago de Navarra. En cualquier caso no se le puede negar a Dawkins un gran coraje por atreverse a dar conferencias en el llamado Cinturón Bíblico estadounidense y por sus audaces críticas al islam. Aquí su fundación para quien quiera conocer algo más.

Steven Pinker

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De origen canadiense y antepasados judíos —aunque pone énfasis en reivindicar su ateísmo— se doctoró en Psicología Experimental en Harvard (donde ahora es profesor) y posteriormente se dedicó a la investigación en el MIT, concretamente en el ámbito del aprendizaje del lenguaje y tras la estela de Chomsky. De hecho a su actual pareja, la filósofa Rebecca Goldstein, la conoció por su interés mutuo en los verbos irregulares, en lo que define como «el romance literario definitivo de dos nerds encontrándose el uno al otro». Pero a base de verbos irregulares no se llega a ser distinguido por la revista Time como uno de los cien científicos y pensadores más influyentes del mundo. Fue su libro Cómo funciona la mente, una obra muy ambiciosa en la que aunaba conocimientos en biología, neurociencias, literatura, historia, cine e incluso tiras cómicas para explicar todo el comportamiento humano: desde los celos, el lenguaje, el arte o la guerra. Tras él llegó La tabla rasa, que le hizo finalista de nuevo del Premio Pulitzer y lo convirtió en el gran gurú de la psicología evolucionista, una disciplina cuya piedra filosofal es que vivimos en la sociedad moderna con cerebros que evolucionaron en la Edad de Piedra. Posteriormente también ha publicado El mundo de las palabras y Los ángeles que llevamos dentro, además de infinidad de artículos, conferencias y entrevistas, así como se ha visto envuelto en varias polémicas por sus tomas de postura en torno al debate naturaleza/cultura.

Michael Shermer

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Este es un caso curioso de un hombre que comenzó siendo un cristiano fundamentalista con una gran afición por las armas e inició los estudios de Teología, aunque luego se graduó en Psicología y pasó a convertirse en ciclista profesional. En esa etapa puede decirse que fue un científico del deporte —y por tanto merece incluirse en esta lista— pues experimentó con todo lo que estuvo a su alcance para incrementar su rendimiento: acupuntura, energía de pirámides, masajes de tejido profundo, electro-acuscopio para sintonizar su cerebro, iones negativos, iridiología… por creer creyó hasta que su equipo había sido sustituido por alienígenas con la finalidad de matarle, un momento que quedó para la historia grabado aquí. Una vez abandonó el deporte fundó la Skeptics Society y se dedicó a la divulgación científica y a la promoción del escepticismo y del pensamiento crítico. El vídeo que enlazamos arriba, «El kit detector de chorradas», es un ejemplo de ello y todo un caramelo para la inteligencia que merece la pena ver con atención. Entre sus diversos libros es también muy recomendable Por qué creemos en cosas raras, que lo sitúa como una de las mentes más lúcidas de nuestro tiempo. Tal como le gusta decir hay que tener la mente lo suficientemente abierta como para aceptar nuevas ideas, pero no tanto como para que se nos salga el cerebro.

Desmond Morris

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Estamos ante el más veterano de la lista, con ochenta y seis años. Un hombre cuyas dos grandes pasiones han sido desde joven el arte abstracto y la zoología, que pudo aunar en la exposición de cuadros pintados por chimpancés que realizó en Londres en 1958, y que logró vender una de las obras al mismísimo Picasso. Ya por aquellos años comenzó a participar también en programas de radio y televisión en torno a los animales, pero no sería hasta 1967 cuando adquiriría un gran renombre gracias al libro El mono desnudo. Convertido en todo un clásico de la divulgación y una obra pionera de la sociobiología, en él describía al ser humano como un animal más, desde la perspectiva del zoólogo. El zoo humano, dos años después, incidiría en la misma idea, así como ya en los años noventa el libro y la serie documental para la BBC El animal humano (el vídeo de arriba corresponde al quinto episodio). La mujer desnuda y El hombre desnudo son dos de sus últimos libros, especialmente amenos y didácticos, en torno a esa combinación de biología y antropología que tan bien se le da.

Dan Ariely

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Dan Ariely era un adolescente israelí que durante un acto festivo de la agrupación sionista de la que formaba parte tuvo la mala suerte de que le explotara una bengala al lado, provocándole graves quemaduras en el 70% del cuerpo. Fue una experiencia terriblemente traumática para él que le obligó a permanecer varios años ingresado en un hospital. Pero también despertó en él la vocación científica y el afán por comprender el comportamiento de la gente, llevándole a investigar y dar clases en el MIT sobre psicología del comportamiento económico. Tiene dos libros fundamentales que han logrado una amplia repercusión, Las trampas del deseo y Las ventanas del deseo. Imprescindibles para comprender cómo, en contra de lo que nos gusta creer, la manera que tenemos de gastarnos el dinero como consumidores es irracional y basada en supuestos erróneos.

Stephen Hawking

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Es sin duda una de las personalidades más singulares y entrañables del siglo XX y lo que llevamos del XXI, la gran estrella de la física moderna. Su enfermedad, su característica voz artificial y su determinación a seguir con su actividad intelectual pese a todas las dificultades, lo han convertido en un icono pop contemporáneo sobre el que se han hecho innumerables bromas. En cualquier caso Hawking además de realizar aportaciones a la física teórica ha sabido aprovechar su enorme popularidad para familiarizar al público con la ciencia, con obras como Breve historia del tiempo. Un libro del que se han vendido más de diez millones de copias y del que próximamente se hará nada menos que una ópera. Últimamente también le ha cogido afición a titulares provocadores como que el bosón de Higgs podría destruir el universo, que la humanidad se extinguirá dentro de cien años si no coloniza otros planetas o que los extraterrestres si vienen por aquí será para exterminarnos: «solo tenemos que mirarnos a nosotros mismos para ver cómo la vida inteligente puede convertirse en algo que no te quisieras encontrar».

Brian Cox

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En el caso de este otro científico y divulgador británico nos encontramos que ya era una estrella previamente, como teclista del grupo del grupo de pop de los noventa D:Ream. Aquí podemos verle tocando (o sus manos, al menos). En un leve giro de su carrera pasó a investigar en el Gran Colisionador de Hadrones y actualmente es también profesor de física en la Universidad de Manchester. En el Reino Unido es una figura muy popular debido a su faceta de presentador de diversos programas de la BBC sobre física y astronomía, así como por su aparición en la serie Doctor Who. Fue también el asesor científico de la película Sunshine y es considerado «el divulgador científico más sexy», aunque le quita hierro al asunto diciendo que al fin y al cabo en ese ámbito en la televisión pública británica solo están él y Patrick Moore.

Jared Diamond

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A sus setenta y siete años, Jared Diamond es lo más parecido que podremos encontrarnos a una enciclopedia humana. De orígenes judíos como tantos otros intelectuales, tras estudiar en Harvard y Cambridge, fue investigador y profesor de medicina en la UCLA, desarrolló una carrera científica paralela en el ámbito de la ornitología, más adelante ha sido profesor de geografía en dicha universidad, ha dirigido las organizaciones ecologistas World Wildlife Fund y Conservation International y ha aprendido a hablar doce idiomas. Buena parte de su vida la ha pasado en Nueva Guinea, recorriendo la selva en busca de pájaros mientras se cruzaba con apreciable peligro para su vida con tribus nunca contactadas antes. De esos contactos surgió su interés por la antropología, que le ha llevado a escribir El mundo hasta ayer, ¿Qué podemos aprender de las sociedades tradicionales?, así como el muy recomendable El tercer chimpancé, en el que indaga en los orígenes y la evolución del ser humano. De su interés por la historia han surgido Colapso, por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen y también su mayor obra: Armas, gérmenes y acero. En ella explica por qué fueron los europeos quienes conquistaron América y no al revés, y le hizo ganar un Premio Pulitzer.

Frans de Waal

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Nació en Holanda en 1948, tras doctorarse en Biología se especializó en etología, más concretamente en el estudio del comportamiento de chimpancés y bonobos. A partir de sus investigaciones ha escrito varios libros divulgativos muy interesantes como El mono que llevamos dentro o El bonobo y los diez mandamientos, cuyos títulos son bastante explícitos. Básicamente, nos dice, nuestro comportamiento es más parecido al de tales primos peludos del que somos capaces de admitir. La revista Time también lo ha incluido en la lista anteriormente mencionada como uno de los cien científicos y pensadores más influyentes del mundo. Logro que compagina con el de haber obtenido un IG Nobel, gracias a su investigación sobre la capacidad de los chimpancés de identificar a compañeros por las fotografías de sus nalgas. Es un estudio que tiene su interés, no se crean, aquí pueden descargarlo «Faces and Behinds: Chimpanzee Sex Perception» (contiene fotos de nalgas de chimpancés).

António Damásio

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El campo científico que más expectativas ha creado en los últimos años es probablemente el de las neurociencias. Ahí es donde pueden encontrarse algunas respuestas a cuestiones filosóficas sobre las que se ha divagado durante siglos, como la conciencia o el sentido moral. A esa tarea dedica su investigación y labor divulgativa António Damásio, profesor de neurociencia de la Universidad del Sur de California. Aunque es de origen portugués ha desarrollado toda su carrera profesional en Estados Unidos, al igual que su mujer, Hanna Damásio, junto con la que trabaja y que es coautora en varios de sus libros, entre los que destacan En busca de Spinoza y El error de Descartes.

Neil Degrasse Tyson

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Degrasse Tyson es el Carl Sagan contemporáneo. No solo fue un maestro y amigo que ejerció una gran influencia sobre él, sino que actualmente ha rodado una muy recomendable serie documental llamada precisamente Cosmos, en la que con humor, efectos especiales y rigor científico explica desde la evolución hasta el origen del universo. Como astrofísico y director del Planetario Hayden contribuyó a negar a Plutón la condición oficial de planeta, lo que le valió toda clase de amenazas. Ha sido designado por la Casa Blanca como miembro de comisiones en torno a la exploración espacial y ha recibido una medalla de la NASA por su labor en ese campo. En los medios de comunicación estadounidenses es una presencia habitual y en internet una imagen suya llegó a convertirse en uno de los memes más utilizados. En el vídeo podemos verle durante una conferencia junto Dawkins, todo un personaje.

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18 Comentarios

  1. Ninguno_de_los_de_arriba

    El mejor es Yuri -> http://www.lapizarradeyuri.com/

  2. Pingback: ¿Cuál es el mejor científico y divulgador actual?

  3. No sé cuánta gente votará realmente con criterio en esta encuesta… yo como no conozco realmente el trabajo de ninguno ( aunque conozca casi todos los nombres ) pues no voto

  4. No serán los mejores, pero son jóvenes y con muchas ganas. A lo mejor sí llegan a serlo algún día: http://www.sharpmindsweb.net/

  5. El grandísimo Walter Lewin.

  6. Punset

  7. A mí no me termina de convencer Michio Kaku por alguna razón. Quizás sea casualidad, pero las veces que he visto un vídeo o una charla suya siempre sacó el temita de lo listo que era de niño, y de cómo construyó un acelerador de partículas en la cochera de sus padres, y bla, bla, bla. No es un motivo realmente fuerte, pero es que su forma de divulgar tampoco me transmite demasiado.

    Hawking se pone un poco demasiado técnico a veces. Estando en una librería, cogí un libro bastante tocho suyo, ilusionado, pensando que sería como su ‘Historia del tiempo’. Lo abrí por la mitad, y casi que me asusté al ver integrales en un libro de divulgación. Eso no quita que por lo general sea un divulgador magnífico.

    Desmond Morris me gusta cómo divulga (cómo olvidar su ‘El mono desnudo’, en el que describía a los humanos como si especies recién descubiertas se tratase). Eso sí, este señor tiene ya 86 años. No creo que sea precisamente de lo más actual, aunque siga vivo y sus obras se sigan comprando. Jane Goodall también ronda los 80 años, aunque me parece una divulgadora fantástica. Brian Cox me gusta también.

    Pero he votado a Neil deGrasse Tyson. Simplemente, porque he visto poca gente poniendo en juego tanta pasión por lo que cuenta, a la par que unas dotes de showman innegables, para producir semejantes delicias de la divulgación. Y no hablo ya de Cosmos, sino de sus charlas anteriores, en las cuales sus únicas herramientas eran sus historias, su voz y su saber moverse por el escenario. El vídeo en el que habla con un chaval sobre cómo evitar que los asteroides choquen con la Tierra demuestra que es un hombre capaz de hilar ideas, capaz de hablar de física con un niño que apenas llega al estante del Cola-Cao. Y más allá de la ciencia, se nota que tiene las ideas claras.

    Si tengo que elegir mi divulgador favorito, ese sería Asimov, por motivos que cualquiera puede imaginar. En ese sentido estoy en desacuerdo con los saganianos (aunque Sagan me haya conmovido y hecho pensar con más de un libro, también).

    Un saludo.

    • mesilla de noche

      Asimov fue mucho más que un divulgador. Jugó en otra liga diferente a la de estos.

  8. No entiendo como en esta lista no está David Attenborough. Es posible que no tenga un gran currículo como científico, pero sus series documentales son simplemente deliciosas y con un gran impacto.

  9. Doctor Azo

    Es de todo punto inconcebible que no se haya mencionado aquí a Atanasio Camuflay, que por cierto, ha intervenido en estos comentarios en alguna ocasión. A los cuatro años, Camuflay extrajo de la nada las expresiones «Detras del último no va nadie», escalofriante en su obviedad y la posteriormente muy usada en la jerga del hampa y de los dibujantes de cómics, «Veo menos que un muerto boca abajo». En los últimos años, venía dando unas charlas en La Bodega Apolo de Barcelona y los viernes noche en el Bagdad, cruzando la calle. Se agradecería algo más de profesionalidad a la hora de presentar supuestos talentos que palidecen comparados con Atanasio, que además inventó el consolador hinchable. Sí, se introducía en vagina o ano y una vez dentro se inflaba con una mancha antigua de las de bici aunque también admitía las de playa. Pero ahí ya dependías de que alguien quisiera darle al pie dale que te pego. Me voy a sobar. Buenas noches.

  10. Miguel Cuesta

    Eduard Punset.

  11. Antuán Labei

    El mejor es Klaus Meine

  12. ¿y donde habeis dejado a Penrose?

  13. Mitad en serio, mitad en broma, el mejor divulgador a fecha de hoy es Sheldon Cooper.

    Han conseguido «hablar» de ciencia y que llegue al gran publico

  14. Pingback: ¿Cuál es el mejor científico y divulgador actual? | Combatiendo la Entropía

  15. atta sexdens

    Esta encuesta no tienen ninguna credibilidad sin gigantes como Stephen Jay Gould o Edward O. Wilson. Wilson, además, no es sólo un gran divulgador y humanista, si no que es una absoluta eminencia científica (por algo se le llama el heredero natural de Darwin, el nuevo Darwin o el Darwin del siglo XXI), a diferencia de algunos papanatas que figuran en la lista y se creen más que los demás.

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