Como probablemente ustedes ya sabrán, hace tiempo que había despertado bastante expectación el nuevo programa de ciencia ficción de la CBS, Extant, en el que íbamos a contemplar a Halle Berry subiéndose al carro de las series —bajo la enésima producción ejecutiva de Steven Spielberg— y cuyos avances e informaciones preliminares consiguieron que se esperasen buenas cosas. Dados los continuos tropiezos creativos de la ciencia ficción en la pequeña pantalla, no pocos de ellos asociados a los cheques en blanco de Spielberg, cualquier proyecto prometedor iba a ser recibido con los brazos abiertos y más en temporada veraniega. Ahora que se ha emitido más o menos la mitad de los trece episodios previstos para la primera temporada, hemos podido satisfacer finalmente nuestra curiosidad sobre esta nueva serie. ¿El resultado por ahora? Progresivamente desilusionador.
Me explico. El primer episodio resultó ser bastante interesante, con un planteamiento inicial que bien daba para despertar la intriga en el espectador. Cualquier atisbo de defecto quedaba enmascarado por un misterio inicial de esos que generan inteligentes preguntas. En ese primer episodio veíamos a Halle Berry en el papel de una astronauta que regresa a la Tierra después de pasar trece meses aislada en una misión espacial; pese a todo ese periodo de absoluta soledad sin contacto alguno con seres humanos descubre atónita que está embarazada y que ha sido fecundada mientras permanecía sola en la estación espacial. Buen golpe para empezar. Por si esta línea argumental fuese poca cosa, la protagonista y su novio han formado una peculiar familia con un niño adoptado que en realidad es el prototipo de una nueva clase de androides fabricados para imitar en todo los esquemas mentales y emocionales de un ser humano (cabe señalar que la acción tiene lugar en una sociedad futurista). Así, vemos a la pareja enfrentarse a los problemas de formar una familia con un niño que pese a la apariencia no es un niño como los demás y que provoca confusión o rechazo. Así pues, Extant nace como una combinación entre un misterio extraterrestre por un lado y un drama familiar a lo Inteligencia Artificial por el otro. ¿El primer punto débil de la serie? Que ambos argumentos son independientes pero por algún motivo parecen chocar entre sí, como si se hubiese mezclado innecesariamente dos argumentos principales en una serie que en realidad daba para uno solo. La verdad es que ver a la protagonista mezclada en ambos asuntos a la vez resulta un tanto exigente desde el punto de vista de la suspensión de la incredulidad, y dado que por el momento ambas tramas no parecen tener más vínculo que ella, resulta difícil sentir que son compatibles. Pero bueno, incluso con este detalle el primer episodio deja un buen sabor de boca y de hecho las críticas fueron mayoritariamente positivas; probablemente todo el mundo esperaba ser satisfecho y se prefirió obviar los defectos que, en ocasiones, las series acaban puliendo por sí mismas.
El problema es que en los posteriores capítulos el inicial misterio extraterrestre que era principal punto de interés va derivando en una trama conspirativa donde empiezan a abundar los chichés y los personajes prototípicos, desaprovechando por completo la aureola enigmática creada en el primer capítulo. El que una astronauta regresara inexplicablemente embarazada del espacio exterior daba para un desarrollo mucho más elegante, sin tanto recurso al juego de «buenos contra malos». Además se empieza a intuir el posible abuso de los deus ex machina —al más puro estilo J.J. Abrams, para entendernos, aunque él no esté involucrado en esto— lo cual amenaza con terminar convirtiendo el género de ciencia ficción en un mero juego de prestidigitación argumental. Aunque como decía todavía no ha terminado la primera temporada, todo lo prometido en el primer episodio parece ya desdibujarse en una fantasía barnizada de falsa ciencia ficción como la que podemos encontrar en la primera temporada de Fringe, por establecer una comparación con otra serie bien conocida del género. Por otra parte, el drama familiar relacionado con el niño robot ni ha avanzado ni ha dado muestras de encontrar encaje con la otra historia principal, lo que produce la impresión de que efectivamente con esta segunda trama se buscaba rellenar más que complementar. Estos problemas son agravados por el hecho de que, al contrario de lo que sucedía en la citada Fringe, no tenemos personajes particularmente atrayentes ni perlas de humor que ayuden a mejorar el conjunto. Aunque parezca mentira, este tipo de detalles ayudan a marcar la diferencia entre una serie que perdura como Fringe y una que bien podría no llegar a la segunda temporada.
En cuanto a las interpretaciones, se había especulado bastante con el posible desempeño de Halle Berry en este medio. Aunque solo fuese por mera comparación facilona con lo que les ha sucedido a otras actrices, ya que incluso los más escépticos tuvimos que admitir por ejemplo que Sandra Bullock había interpretado contra todo pronóstico el papel de su vida en Gravity (y créanme, no había nadie menos interesado que yo en la filmografía de la señorita Bullock). Muchos críticos realizaron a priori esta asociación entre Berry y Bullock por el hecho de que ambas interpretaban a astronautas, pero al final el paralelismo no ha tenido demasiado sentido. Es verdad que en Extant Halle Berry se esfuerza por llevar el peso de la serie, y se nota que se esfuerza. Incluso renuncia al maquillaje en bastantes secuencias, no le importa que la saquen desfavorecida, y eso que a sus cuarenta y ocho años continúa siendo una mujer despampanante (desde luego tiene un pacto con el diablo). Se nota que quiere romper todo lazo con su antigua imagen de mujer objeto y hace lo que puede por resultar convincente en su papel. Quizá puede decirse que tiene sus momentos, pero al menos a mí, en lo que llevamos visto, no me parece particularmente inspirada o lo bastante sólida como para cargar el programa sobre sus hombros. Aunque no es ella la peor en Extant, ni mucho menos, ya que las interpretaciones son por lo general frías y no demasiado convincentes.
Cierto es que todavía restan siete episodios por emitirse (es posible que sean seis cuando lea usted estas líneas) y también es cierto que, con sus defectos, Extant no es aburrida y cumplirá su función como entretenimiento fácil si todo lo que espera de ella es matar el tiempo. Pero creo que al verla resulta inevitable pensar constantemente en lo que podría haber sido y no es, en cómo una idea inicial tan interesante se transforma en una colección de personajes estereotipados y situaciones previsibles que caen en la categoría de «serie de conspiraciones al uso». Una pena que los guionistas no hayan sabido mantener y continuar cultivando el aura de misterio del primer episodio, —cosa que, con sus defectos y por continuar el paralelismo, sí sabían hacer en Fringe— y por ahora no vislumbro el modo en que las aventuras de Halle Berry y su niño robot vayan a evitar una sensación final de total decepción. Ciertamente no es una serie única en este aspecto; la ciencia ficción televisiva lleva años sufriendo el estigma no sé si de la carencia de imaginación, o más bien del intento de hacerla más «tonta» (dumbed down, que dirían en Estados Unidos) para ajustarla a los gustos de una audiencia más amplia. Ciertamente no es el camino: Extant, en solamente seis episodios, ha perdido prácticamente la mitad de su audiencia. Su apariencia es demasiado seria y sus ínfulas demasiado evidentes como para resultar lo bastante ligera, pero su desarrollo es demasiado acartonado y tópico como para hacer honor a la seriedad de su planteamiento. Una lástima. Estaban los mimbres pero no ha habido cesta. Otra vez será.
Pues en cuanto a series de ciencia ficción, yo estoy gratamente sorprendida con Orphan Black. De momento tienen ya dos temporadas completadas y preparando la tercera.
Crítica muy favorable, entiendo que por cuestiones de estilo y educación. Es lamentable, no merece la pena en absoluto.
Mr. Spielberg metiendo SI o SI el asunto familiar y cagándola de nuevo… raro que no haya escarmentado después de Falling Skies