El fútbol a veces es tan impensado e indescifrable que en el minuto uno intuyes que el partido cruzará un largo y triste desierto, sin goles, habrá prórroga, penaltis, mientras das dos cabezadas de escándalo, y pasará tal vez el equipo que tú no querías. Esta podría ser la crónica del Argentina-Holanda, aunque escrita así, alguien pensaría que ocurrieron un montón de cosas. «Ganó Argentina. Fin», sí sería una buena crónica. Te ayuda a hacerte una idea de todo lo que pasó, y sobre todo no pasó, durante el partido. Pero continuaría siendo larga. No fue una semifinal célebre. Tristemente célebre, quizá. Pero en fútbol hay que saber jugar con el aburrimiento. El mundo está lleno de cosas que van mal, pero que funcionan. Se trata de una variante más de este deporte. Por un momento —somos humanos— todos soñamos que volveríamos a los años setenta, de donde proceden los pleitos entre estas selecciones. Entonces, dos equipos formados por melenudos buscaban la portería rival con sed de mal, sin miedo a despeinarse o dejar los pelos en un alambre. Las greñas de Neeskens, Rensenbrink, Van de Kerkhof, Kempes, René Orlando, Luque o Valencia se desbocaban. Pero ayer holandeses y argentinos practicaron un fútbol digno de calvos, tactista, de culto, que no asumía el menor riesgo. En caso de duda se reculaba, retrasando el balón hasta volver al partido inaugural.
Era imposible no mirar atrás y recordar el vértigo del martes, con Alemania jugando a un fútbol en llamas. Si te escuchabas, por dentro te ibas diciendo, «Alemania sí que jugaba a vida o muerte», «Alemania sí que tocaba rápido», «Alemania sí que trenzaba», «Alemania sí que marcaba goles». Parecías aquella suegra que tuviste, que todo el tiempo añoraba al joven majísimo que había salido con su hija antes que tú. «Ignacio sí que sabía colocar una bombilla», «Ignacio sí que nos traía el cruasán por la mañana», «Ignacio sí que era simpático, no como otros», decía refiriéndose a ti.
Para animarnos, buscábamos a Messi con la mirada, por si al fin explotaba y se derramaba su genio a borbotones. Pero en este mundial Leo se parece demasiado a esos artistas de los que hay que esperar solo un detalle, como arreglarse el nudo de la corbata, llevar el reloj en hora o habilitar un gol con un pase corto, que evoque los goles de antes. Ni un gesto más. Me hizo pensar en el escritor egipcio Albert Cossery, que vivió durante cincuenta y seis años en el hotel La Louisiane de París, y cada mañana se levantaba a la misma hora, se tomaba dos horas para acicalarse y se sentaba a escribir en traje, corbata y pañuelo. Cuando al fin todo estaba en su sitio, escribía durante cinco minutos, y se iba a conquistar mujeres. El resultado eran dos frases a la semana.
No hay nada a lo que el individuo no se acostumbre, y enseguida los espectadores aprendimos a vibrar con la posibilidad de que se produjese un córner, o un saque de banda, incluso una falta bronca, a varios kilómetros de la portería, que condujese a una tarjeta amarilla. ¿Y si de ahí brotaba petróleo? Desde el banquillo no llegaban sino consignas medrosas, del tipo «no salgáis a la calle sin abrigo, muchachos». Versiones muy aguadas de aquel «si se mueven, mátalos» que entonaba William Holden en Grupo salvaje. En esta semifinal nadie iba a morir violentamente. Si acaso de tristeza. De pronto, añorabas el delirio de aquel marine que, en plena noche de Vietnam, le recordó a su oficial que «yo no he venido a la guerra a que me maten, sino a follar y pasármelo bien». Eso obligaba a pases cómodos, combinaciones elementales y amargas, que tenían su instante centelleante cuando Mascherano —el mejor— cedía el balón a su portero, por si fallaba. Los corazones se encogieron por primera vez en la prórroga cuando el portero holandés, Cillessen, recortó en seco a Agüero, como en aquellas noches que vaciábamos el vaso de tequila con un golpe de cuello electrizante.
El tiempo pasaba lentamente, mientras los espectadores vivían con el temor a que en cualquier lance pudiese llegar el empate a cero. Todo se reducía a aguardar un error, para que a los jugadores no se le enfriasen los pies yendo al ataque con remordimientos. Si por Val Gaal y Sabella fuese, sus selecciones habrían jugado en bata y doble calcetín. ¿Qué fue de aquellas expediciones suicidas al área rival que retaban a las gélidas noches de verano? En el 74, los melenudos holandeses no descansaron hasta ganar 4-0, mientras gritaban «¡banzai!»; cuatro después, los argentinos solo se quedaron tranquilos cuando le devolvieron la afrenta con un 3-1 en la final del Monumental de Buenos Aires. No había sitio para la alopecia en aquellos futbolistas. Pertenecían a esa estirpe que buscaba Ernest Shackleton en 1914 para una expedición a la Antártida, y que lo llevó a publicar en la prensa británica un inolvidable anuncio: «Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Frío extremo. Largos meses de oscuridad absoluta. Peligro constante. No es seguro volver con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito». Pero todo cambia, y después de una tanda de penaltis, la Argentina de Messi se plantó en la final sin un estornudo.
Juan Tallón es autor del libro Manual de fútbol, editado por Edhasa.
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Hubiese sido una pena que una Holanda que en dos momentos históricos tuvo -probablemente- la mejor selección del mundo, fuese a ganar el mundial con esta «recua». Por mucho que la historia les deba algún mundial, no puede ser que un grupo como este «ensombrezca» a aquellos.
Las semifinales se han saldado con una media de cuatro goles por partido. ¡Magníficas! miradas desde la estadística. Desde la realidad, un partido divertido (pero pésimo) y otro infame.
Esa es mi duda. Lo del 1-7, ¿es mérito de Alemania o demérito de Brasil? ¿O es 50% para cada uno? A mí durante los siete minutos de chaparrón alemán me daba la impresión de que Brasil se había retirado del campo.
De Brasil totalmente. El 0-1 es una pifia de la defensa en bloque (y por señalar a uno particular es justamente del melenudo loco) y después se vienen abajo, como casi les pasa contra Colombia y Chile cuando les fueron mal dadas. Alemania contra un equipo que no deja un kilómetro a sus espaldas tiene que rezarle a Franziskaner para marcar un gol, como ya vimos contra Francia o Argelia.
Alemania lo hizo bien, pero parecía que jugaba contra una puerta vacía. Quién sabe, igual a los brasileños les dio pavor llegar a otra final en Maracaná: http://viajesporlosmundiales.blogspot.com.es/2014/07/del-maracanazo-al-terrible-horizonte.html
Tienes toda la razón. Habría sido muy triste ver a De Jong campeón del mundo. La historia debe un mundial a la ‘Oranje’, pero desde luego no a esta ‘Oranje’:
http://viajesporlosmundiales.blogspot.com.es/2014/07/el-futbol-no-le-debe-un-mundial-esta.html
Este artículo ha dado sentido al peñazo histórico que soporté anoche con bravura. ¡Gracias!
Cuando se enfrentan dos selecciones de nivel parejo, un resultado así siempre es culpa del que pierde. Son resultados anecdóticos, prácticamente irrepetibles, a una le viene todo de cara y la otra se ve totalmente superada por los acontecimientos. Brasil tuvo graves errores en los primeros goles, el resto fue inercia. Es mi opinión. Otra cosa es que yo pensase ya de antemano que Alemania era favorita. Brasil se ha mostrado incapaz de jugar al fútbol en todo el campeonato (salvo un rato ante Colombia).
Gracias, Tallón, un artículo muy por encima de la grosera semifinal que sufrimos anoche.
No estoy del todo de acuerdo. Si, no fue un partido entretenido, pero que va, no había que darle oportunidades al adversario de ganar. Quizá fue un partido por demás cauto,pero hay formas y formas de llegar a una final.
Respecto al partido de Brasil y Alemania, tampoco me pareció un partidazo. En el momento en el que se hacen 5 goles, no tanto por la eficacia de los alemanes, si no por la ineficiencia de los brasileños, el partido deja de tener sentido. Nada de «jogo bonito «
Infame?, grosera semifinal?
Chicos, chicos, el objetivo es salir campeón, no que Uds. se diviertan…
Muy bueno el artículo.
Saludos desde el fin del mundo…
Casi nunca entro a los links en los comentarios de Orsai, porque me decepcionan. Y este no fue la excepción. Es TAN distinto ver un partido en el que tu equipo no juega!
Qué malos perdedores son.
Con esto quieres decir que si Argentina hubiera sido eliminada habrías dejado de ver el mundial, ¿no? Si pierde tu equipo ya no tienes nada que ver, ¿no?
Pues lo siento, estoy completamente de acuerdo con el autor, los mundiales se han convertido en citas aburridas. Harto ya de tanto equipo temeroso hasta de su sombra, que no juega nada, sin talento alguno. ¿Mal perdedor? Reniego de la España que ganó la última Eurocopa, y si para que España gane tengo que tragarme siete partidos como el de ayer clamo al cielo para que nunca vuelva a ganar un Mundial. Solo puedo sentir simpatía por los equipos osados, con una mínima ambición atacante, no te digo una orgía de hombres corriendo hacia la portería contraria sin concierto alguno y con el sabor a sangre en la boca, pero joder, ayer no hubo casi ni una sola ocasión. Equipos como Alemania o Chile han intentado, con más o menos fortuna, atacar en este mundial. Que la gloria sea para ellos. Yo lo tengo claro, en la final voy con los alemanes, no se me olvida el Mundial 2010, cuando regalaron al espectador verdaderos partidazos, en éste no han estado tan acertados, pero le han metido cuatro a Portugal y siete a Brasil. Lo mejor que ha hecho Argentina es ganarle a Irán sobre la bocina. Yo siempre quise que Messi tuviera su Mundial. Después de lo visto, si alguien lo merece es Mascherano. Que le den el premio a mejor jugador del campeonato, y que Alemania vuelva a arrasar.
Excelente partido de ambas defensas y mediocampos, anulando a las delanteras mas temidas de esté mundial, junto con la germana.
No se olviden que esta Holanda les metio 5…
El partido fue una excelente demostración de táctica y control de la defensa y el mediocampo para Van Gaal, dos o tres holandeses despistados y el 99% de los argentinos.
Para el resto del mundo fue un partido infame, soporífero.
Si el partido fue tan cerrado se debe exclusivamente a la estrategia ancestral del antifutbol. De Argentina claro.
Especular, esperar el error del rival, toda suerte de artilugios, etc. Para que haya un juego de fútbol se necesitan 2, por lo menos.
Apostar al alargue, y así, es como se mata el espectáculo, siempre por un bien mayor por supuesto, la alegría de un pueblo, eso si.
Suscribo casi cada una de tus palabras. Coincidir con alguien en estos tiempos descafeinados es digno de ser celebrado y participado en este ámbito virtual.
Sólo una cosa: no temes que algún calvo levante su voz indignada y -siguiendo a los tiempos imperantes- te acuse de atropellar su identidad al equivaler su condición genética con mediocridad vital? (risas no grabadas).
Salud y felicidades!
PD. a los nazionalistas de la patria de Perón y otras naciones ficticias: su patetismo se desborda por entre sus palabras. A todos nos mintieron en la clase de Historia Patria. Creced y no os multipliquéis más, plis.
Love.
Toda la razón para El Gran Barta. Aquí en España nos hemos vuelto unos meapilas. A ver si creemos que nuestro rosario de victorias por la mínima camino de nuestro Mundial era verso a ojos del ajeno.
El partido de ayer fue un partido tenso y táctico. Muy propio de altas instancias de Mundial. Bien jugado por ambos conjuntos. Sin errores. Sin el destello que abriese el melón, cierto, pero en cualquier caso bastante más partido que la primera semifinal, donde uno de los contendientes se desmoronó.
Evidentemente no fue deslumbrante en lo técnico, pero quien crítica con tanto ahínco (casi como algo personal) el encuentro de ayer deja claro que no le gusta el fútbol en sí. Puede que le gusten los goles, pero no el fútbol.
Decir que los partidos de España estos últimos 8 años han sido aburridos es mostrar un gran desconocimiento futbolístico. En la Euro 2008 cuando los rivales no le tenían estudiado el sistema, España realizo un juego virtuoso. En 2010 y 2012 era casi imposible ganar 2 a 0 ante equipos que ponían el autobus delante de la portería y a esperar coger una contra. Los ejemplos de Alemania en semifinales u Holanda en la final 2010 son un ejemplo. Al equipo que salía a jugar de tú a tú les podían caer 4.
Yo ni he dicho que los partidos de España fueran aburridos ni he culpado a España de que hubiera más o menos goles en ellos. Para mí los goles no es la vara de medir para que un partido sea mejor o peor, más ameno o aburrido.
Pero hay muchos para los que sí. Y ya fuera porque se nos cerrasen o porque en otros momentos nos conviniese mantener la posesión como método defensivo, el caso es que ganamos 1-0 todos y cada uno de los partidos.
Comprendo que los argentinos se alegren de la victoria de su selección pero el partido fue pésimo. Yo lo intenté ver y no pude porque me quede dormido. Solo vi el principio y los penaltis. Este es el nivel, fútbol aburrido.
El partido Argentina-Holanda fue infame porque ninguno de los dos equipos quiso jugarlo. Hubiesen firmado ir directamente a los penaltis. Hubo una renuncia absoluta a explotar las debilidades del rival, por no asumir el más mínimo riesgo. Si el fútbol fuese siempre esto no lo seguirían ni los más recalcitrantes. De hecho los que lo defienden, apelan únicamente a la esperanza del triunfo de «los nuestros». La miseria de tener que acudir a los colectivo, cuando dentro de uno mismo no se encuentra el mínimo ápiuce de disfrute. Y sí, España hace tiempo que juega a esto mismo, y está bien en casa.
Me imagino que todos uds reniegan de la divertidísima final que nos regalaron hace 4 años ¿no?
Lo mejor para debatir es que cada uno construya sus argumentos, y no los de los demás. No parece muy coherente que alguien que defiende el partido Argentina-Holanda, tenga nada que decir contra aquella final, que al parecer a vd no le pareció muy digna.
Y sí, aquella final también fue un partido bastante malo (aunque no tanto como este Arg-Hol), solo defendible desde la oposición de «el hincha».
o por comentar, la España de 2010 fué la selección que más llegadas al área rival y más remates a portería hizo en ese mundial: el rosario de unocerismo habla bastante más de la inoperantes de los delanteros españoles (Torres fué titular hasta semifinales!) que de cualquier otra cosa. Y con respecto a aquella final, el máximo responsable de cargarse el partido fué un arbitraje timorato y lamentable que permitió a un equipo pegar hasta límites absurdos: Holanda debió quedarse con diez como muy tarde hacia el final del primer tiempo, cuando la escalofriante patada en el pecho de De Jong a Xabi Alonso.
Gran relato de una inolvidable semifinal. Y tal cual lo del rol de Messi.
Acá otro relato del mismo partido, otra historia.
http://rutinacortadaacuchillo.com/2014/07/10/la-verdadera-historia-de-por-que-argentina-llego-la-final/
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