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¿Y si todo lo que va mal fuese a peor?

Spartana
Juan José Gómez Cadenas
Espasa

portada spartanaEs una consigna muy vieja, Diego me ha contado que la repetían los milicianos que defendían Madrid de las tropas que lo asediaban, en la guerra que hubo aquí hace siglo y medio. Y está destellando en todos los monitores que rodean la plaza:

NO PASARÁN

A la vez, se escucha una música que también lleva semanas en las redes, es la banda sonora de un viejo film titulado Novecento, el himno oficioso del movimiento ciudadano que se opone a la Ley de Sectores.

Quizá hayan leído últimamente una propuesta del Gobierno que insta a la implantación en España de modelos de gestión público-privada de ciertas áreas urbanas, en las que los comerciantes y habitantes de las mismas pagarían impuestos adicionales a cambio de recibir más y mejores servicios. En la práctica, significaría la creación de barrios Premium en detrimento de otros barrios de la ciudad cuyos servicios serían menos cuidadosos. En realidad, atendiendo a la limpieza general o al número de comisarías y unidades policiales, cabe pensar que esta división urbana entre barrios privilegiados y barrios deprimidos tiene la misma edad que la propia civilización. Sin embargo, la nueva ley posiblemente lo único que haría sería abrir aún más la brecha entre los ciudadanos de primera y de segunda categoría. Empeorar las cosas.

Pues eso, exactamente eso es lo que nos cuenta Juan José Gómez Cadenas en su nueva novela, Spartana: «¿Qué pasará dentro de cincuenta años si todo lo que va mal ha ido mucho peor?».

La novela bebe de dos tradiciones más o menos clásicas. Por un lado, la de la distopía. El futuro que plantea Gómez Cadenas se desarrolla en un mundo injusto y en descomposición en el que los países se han unificado en tres grandes federaciones pancontinentales —la Federación Rusa, la Angloamericana y la Republica China que, de alguna manera, nos recuerdan a las meganaciones de 1984, la gran fábula distópica de George Orwell. Sin embargo, el mundo de Spartana no es el resultado de una gran guerra ni de una destrucción masiva; lo verdaderamente aterrador es que el mundo que se nos muestra es el producto de un apocalipsis lento, una degradación a combustión pausada, casi imperceptible, como consecuencia de los desajustes económicos paulatinos que nos hacen tragar día tras día, pero que aceptamos con una sonrisa, anestesiados mientras vemos el fútbol, vamos al cine o miramos la televisión.

Como todos los veteranos de este negocio, el viejo no acaba de acostumbrarse a las dimensiones, cada vez más gigantescas del espectáculo.

¿Tú lo entiendes niña? A la gente no le llega para pagar el alquiler, pero los shows están a reventar.

Panem et circenses, Alfredo. No me cuesta nada imaginarme la respuesta de mi abuelo. Panem et circenses.

Esa es probablemente la otra influencia distópica sobre la que navega Spartana; la de El fugitivo de Stephen King o incluso Un Mundo Feliz de Aldous Huxley. Si queremos mantener a los ciudadanos en un estado de opresiva pobreza sin que se rebelen, necesitamos algo que nos permita tranquilizarlos, calmarlos y, en definitiva, alienarlos de la terrible realidad que les rodea a diario. Huxley creó el soma, la droga de la felicidad. Gómez Cadenas, como King y, en realidad, como la propia realidad, elige la televisión. Y es que la competición que da nombre a la novela, la spartana, y que enfrenta a equipos de distintos países en cruentas pruebas de inspiración greco-latina se parece peligrosamente a la celebración de una Copa Mundial de Fútbol en unas ciudades cuya mitad de su población vive en favelas. Al fin y al cabo, lo importante es que el público se divierta y que el mundo entero se divierta. Y que lo vea a través de la televisión.

El mundo que nos presenta el autor está construido con elegancia y precisión, dejando detalles de divertida elucubración científica como la lanza de neutrinos, un artefacto capaz tanto de hacer una tomografía de la Tierra como de desactivar una bomba atómica a distancia. No en vano, Juan José Gómez Cadenas es profesor de investigación del CSIC y director del experimento NEXT en el Laboratorio Subterráneo de Canfranc. Vamos, que de neutrinos sabe un rato.

Con todo, y pese a la oscuridad que rodea la narración, Spartana es una entretenidísima novela de acción y aventuras. Escrita con un estilo narrativo sencillo y enormemente ágil, es la primera incursión de Gómez Cadenas en el territorio de la narrativa juvenil, un género en pleno auge, sobre todo en el mundo anglosajón, donde se denomina Young Adult Fantasy, Urban Fantasy o sencillamente Young Adult Fiction. Sin embargo, en cierto modo, este género destinado supuestamente al lector joven adulto no deja de ser la adaptación y la actualización de la novela clásica de aventuras.

Y esta es la segunda tradición de la que bebe nuestra novela. Porque Spartana está tan emparentada con Los juegos del hambre de Suzanne Collins o El dador de Lois Lowry, como con la Isla del tesoro de Robert Louis Stevenson o La vuelta al mundo en ochenta días de Julio Verne.

Así que entren en sus páginas y acompañen a Vega, nuestra atlética protagonista, en un viaje que les llevará desde los suburbios más deprimidos del Madrid del futuro hasta la luminosa ciudad antártica de Alberta, y desde el centro del Moscú más privilegiado hasta la arena de competición de las afueras de Atenas. Pero sobre todo, acompáñenla en el viaje interno que la transformará de ser una mera receptora de la realidad a convertirse en partícipe activa del cambio del mundo.

Un cambio tan imperioso, tan inevitable y tan necesario como casi imposible. Una empresa en la que tendrá que renunciar a todo: a su estatus, a la fama y casi a su propia vida.

Durante un tiempo creí que ese mecanismo degenerativo era un error de diseño. Ahora estoy convencido de que se trata de obsolescencia programada. Un niño es fácil de manipular, pero ¿cuánto tiempo tardaría un adulto con un IQ de doscientos en rebelarse contra los que le esclavizan?

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8 Comentarios

  1. Sólo por precisar: la guerra civil a la que se alude al principio con lo del «No pasarán», los milicianos y toda la pesca no tuvo lugar hace siglo y medio sino que terminó hace 75 años, justo la mitad de tiempo. Y, por los clavos de Cristo, lo del «panem et circenses» no tiene que ver ni con Stephen King ni con Huxley: se remonta a las sátiras del poeta romano Juvenal, hacia el año 100 antes de Cristo, y a lo largo de los siglos se ha tomado como el ejemplo de una sociedad estupidizada y degradada moralmente que acepta sin más las decisiones del tirano con tal que le mantengan la diversión y algo que echarse a la boca. Nada de esto es nuevo: es antiquísimo, en realidad.
    Sres. de jotdown, si van a poner a alguien a comentar un libro, por favor, escojan a alguien que no sea una víctima de la LOGSE y que tenga claro que el mundo, la historia, la vida, el ser humano y todo lo existente se remonta mucho, muchísimo en el tiempo, y que antes del siglo XX hubo un XIX, y un XVIII y por ahí todo seguido.
    Ya han conseguido que no lea este libro ni equivocado. Enhorabuena

    • R. Maitland

      O eres un troll muy peculiar o debes leerte el artículo otra vez, porque en ninguna parte dice que King o Huxley inventaran lo del «pan y circo» ni que la guerra civil española tuviera lugar en 1864.

      • Vale, metedura de pata en no darme cuenta de que comienza con una cita del libro.
        Que como referencia de literatura distópica y de referencia al pan y circo se quede en dos autores del siglo XX me sigue pareciendo un error

    • Me parece que el de la LOGSE es usted, porque la novela se desarrolla en el futuro, un siglo y medio después de la Guerra Civil y los párrafos en gris son extractos de la novela. El artículo dice que King y Huxley usan la televisión como remedo del ‘panem et circenses’, no que ellos lo hayan inventado.

      No me extraña que no vaya a comprarse este libro, pero vamos, ni este ni ningún otro, porque con la comprensión lectora que tiene, a lo máximo que va a llegar es a TEO VA AL ZOO, y con dificultad.

    • Isobel Pantoha

      Es lo que tié leé en diagoná como yo, profeta!!

  2. Aparte de las influencias cultas que ha indicado el articulista, lo de la cruenta lucha retransmitida por televisión exhala un penetrante aroma a «Los juegos del hambre «.

    • Como también ha indicado el articulista (7º párrafo, 1ª línea: «…Spartana está tan emparentada con Los juegos del hambre de Suzanne Collins…»)
      Por favor, ¿tan difícil es leerse bien el artículo antes de comentar?
      Y es que ya van dos haciendo lo que tradicionalmente se conoce como «pasarse de listo»…
      Saludos.

  3. No. A todo.

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