Cine y TV

Los marcianos son buena gente

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Una escena de La cosa. Imagen: Universal Pictures / Turman-Foster Co.

En 1984 se estrenaba Starman, una película protagonizada por Jeff Bridges que narraba la historia de un alienígena bueno que llegaba a la tierra para darse de bruces con la barbarie humana. Una historia sobre un extraterrestre rebosante de bondad (interpretado por Jeff Bridges) que se convirtió en el éxito más grande la carrera de un realizador llamado John Carpenter siendo —paradójicamente su obra menos representativa.

Carpenter, un amante del horror y la subversión, había reinventado el terror como género con una obra maestra llamada Halloween y encandilado a crítica y público con joyas como Asalto a la comisaría del Distrito 13 (su explosión como director) y La niebla.

En 1982, con la confianza que otorga la juventud y el espaldarazo de un buen número de fans dispuestos a seguirle hasta el infierno, Carpenter se propuso adaptar Quién hay ahí, una obra de John W. Campbell sobre una expedición antártica que encuentra, enterrada en el hielo, a una criatura de origen extraterrestre. La obra ya había sido adaptada (muy libremente) por Howard Hawks, uno de los grandes ídolos del joven director, en El enigma de otro mundo. Hawks había convertido la obra en una especie de Río Bravo, con romance incluido, dejando fuera la parte más perversa de la obra original y transformando un relato corto sobre la soledad y el miedo en un fresco sobre la camaradería. Como un western con mucho hielo y un forajido de otro planeta.

Pero Carpenter quería ir en dirección contraria, abandonar la idea de hacer un remake para volver a la fuente original. Para ello optó por un reparto íntegramente masculino (obviando así cualquier posibilidad de darse de bruces con el clásico romance hollywoodiense) y contrató a Rob Bottin, un mago de los efectos especiales. Así, frente al alienígena vegetal de Hawks, Bottin planteó a Carpenter un ser sin forma definida capaz de ser cualquiera: un superviviente a años luz de cualquier organismo conocido. Los jefazos de Universal vieron en aquello una oportunidad de seguir dándole cuerda a su protegido: Carpenter había conseguido con la mencionada Halloween convertirse en el realizador más rentable de la historia del moderno Hollywood, cuando con un presupuesto de trescientos mil dólares había arrasado en las taquillas de medio mundo (cuarenta y siete millones de dólares solo en Estados Unidos).

Para el realizador, más allá de Campbell y su relato, era necesario remontarse a Lovecraft y sus montañas de la locura. El filme, trufado de homenajes al legendario escritor estadounidense, ahondaba en las similitudes entre las obras de Campbell y Lovecraft. Ambos había cruzado sus caminos en Astounding stories, donde en 1936 se había publicado En las montañas de la locura, mientras que en 1937 Campbell se hacía cargo de la revista y en 1938 publicaba ¿Quién anda ahí? Naturalmente, no faltan quienes ven en la obra de este último múltiples influencias del primero, más allá de la coincidencia paisajística o el sujeto (criaturas ancestrales en un caso, alienígenas sin pasado en el otro). Carpenter se quedó con los dos, aunque el monstruo que toma la película a sangre y fuego bebe más de los shoggots de Lovecraft que de cualquier otra cosa.

El director reclutó también al mítico compositor italiano Ennio Morricone, que después de reunirse con Carpenter en Roma, aceptó la oferta de este y se puso manos a la obra (ya se arrepentiría después).

Mientras tanto, a unos kilómetros de allí, otro director llamado a convertirse en figura, valoraba la idea de adaptar un guión llamado Night skies, donde unos extraterrestres atormentaban a una familia de granjeros del medio-oeste estadounidense. El realizador, de nombre Steven Spielberg, salía de un exitazo llamado Encuentros en la tercera fase y perseguía otra historia con cabezudos del espacio hasta que su amigo Tobe Hooper le enseñó el guion de esta película con obvios toques terroríficos. Sin embargo, en 1981, aquella película de horror se había convertido en una amable fábula con extraterrestre torpe llamada ET, El extraterrestre mientras que Hooper había aprovechado el material original para otro pequeño clásico llamado Poltergeist. Sea como fuere, y sin ni siquiera saberlo, Spielberg había cavado la tumba de John Carpenter.

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Una escena de La cosa. Imagen: Universal Pictures / Turman-Foster Co.

El filme de este, claustrofóbico, oscuro, salvaje se estrenaría después del de Spielberg. El 11 de junio de 1982, ET empezaba a convertirse en la película más taquillera de la historia. Dos semanas después, La Cosa se pegaba un tiro en el pie, fracasaba en la taquilla y provocaba algunas de las críticas más venenosas junto con las que Ridley Scott estaba recibiendo por Blade runner (estrenada curiosamente ese mismo fin de semana).

Carpenter, abatido, pensaba incluso en abandonar el mundo del cine. Al americano medio no le gustó el miedo orgánico de La Cosa, un tremendo martillazo para el realizador que mostraba sin reparos como —para la audiencia— el marciano bueno era aceptable (y hasta amado) y el marciano malo no. Pocos prestaron atención al sustrato de la película, esa gigantesca reflexión sobre la desconfianza, rodada en los tiempos del SIDA y con Ronald Reagan como presidente de los Estados Unidos. Algunos críticos acusaron a Carpenter de «pornográfico», Roger Ebert afirmó que «no hay necesidad alguna de ver esta película» y el New York Times o Variety la calificaron de «absurda y grotesca».

Sin embargo, unos meses después, y cuando el VHS empezó a dar vida al formato doméstico, una generación de cinéfilos semejante a la que auparon 2001: Una odisea del espacio en 1968, construyeron una aura de culto en torno al filme que hizo de la salida de la película en los videoclubes un auténtico éxito. Por aquel entonces, Carpenter, que recordaba cuando después del fracaso de La hija de Ryan, David Lean se pasó catorce años sin dirigir («no me estoy comparando a él, simplemente digo que entiendo ese sentimiento» explicaba) ya estaba tratando de olvidar lo sucedido. El director, despedido fulminantemente de Universal y considerado un paria, no recuperaría el rumbo hasta que en 1983 rodó Christine (para Columbia) y recuperó el favor de la industria. Con Starman, una película a las antípodas de su cine habitual, volvió a recuperar la confianza en sí mismo y siguió haciendo lo que le daba la gana: Golpe en la pequeña China, El príncipe de las tinieblas y Están vivos fueron sus tres siguientes películas. Ahí es nada.

A vista de pájaro y con la perspectiva que otorgan las décadas a nuestras espaldas, La cosa es una de las mejores películas de terror de la historia. El uso del formato scope, la precisión del guión de Bill Lancaster, el (impresionante) trabajo de Rob Bottin, la música (el cabreo de Morricone fue monumental, al ver que su trabajo orquestal había sido sustituido por un sintetizador programado por el propio Carpenter) y en general el tono desolador de una cinta tan claustrofóbica que uno se ahoga por momentos, la convierten en una pieza imprescindible para aquellos que deseen entender los mecanismos del género. Carpenter, preguntado años después por este asunto, afirmaba que consideraba La Cosa su mejor película y la más potente de su trilogía del Apocalipsis (formada por esta, El príncipe de las tinieblas y —por supuesto— En la boca del miedo). El problema de La Cosa fue, naturalmente, que el público americano (y por ende mundial) prefirió tragar con el cuento del extraterrestre simpaticote y piadoso en lugar de optar por la opción más realista, aquella que el científico Stephen Hawking definía así: «Si los extraterrestres nos visitaran alguna vez creo que el resultado sería más o menos como cuando Cristóbal Colón descubrió América: no funcionó muy bien para los indios». Ya se sabe, la bota dialogando con las hormigas.

Hace un par de años estrenaron un ridículo remake de La Cosa, con escenas que rozaban el ridículo más espantoso (ese clímax final en la nave alienígena) y que —básicamente— demostraba que ningún CGI puede sustituir a la maestría de los efectos especiales tradicionales manejados por un tipo solvente y que dirigir una buena monster movie no está al alcance de cualquiera.

¿Y Starman? Meh.

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Una escena de La cosa. Imagen: Universal Pictures / Turman-Foster Co.

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32 Comments

  1. «La Cosa» y «Blade Runner» en la misma semana, ahí es nada.

  2. Víbora

    ‘Alien’, ‘La Cosa’ y ‘Depredador’ son, en este orden, las joyas de la corona del cine de extraterrestres. Los críticos ya eran penosos por entonces.

    • pacomotorhead

      Si incluyes Depredador, tambien deberias incluir Aliens, el regreso. Para mi, la mejor pelicula de Cameron.

    • «Depredador» es genial. Nadie ha filmado la selva como el gran John McT. Esos planos tan bellos, irreales, esas escenas de acción y terror, la tremebunda violencia, la última media hora con una narración sin apenas diálogos… Puro cine. ¡Vuelve, McTiernan!

      • R. Maitland

        Comparto tu entusiasmo por Depredador. Que además ha envejecido, salvo quizá por la banda sonora, admirablemente bien.
        También lo ha hecho La Cosa, una de las mejores películas de terror de un director del que no me gusta nada o casi nada el resto de su obra.

        • Muy cierto. Incluso diría que ambas han ganado y todo con el tiempo, como los buenos vinos. La pena que tengo es que McTiernan no se hiciera cargo de «Depredador 2». La idea de colocar al alienígena cazador haciendo de las suyas en la ciudad, en medio de una guerra entre policía y narcotraficantes era muy sugestiva. Pero la película fue un churro. De las siguientes ni hablamos.

  3. Francisco Martín

    Lo siento por Morricone, Dios me perdone, pero quedó mejor a lo Carpenter, que quieres que te diga.

  4. pacomotorhead

    Una puta obra maestra. Junto al Alien de Ridley Scott, las mejores peliculas de terror con alienigenas de por medio. Esa sensacion claustrofobica, ese ambiente de paranoia, los planos, la musica, la historia… Y por encima de todo, esa criatura omnipresente que trufo mis sueños de pesadillas durante mi infancia (todavia recuerdo soñar que a mi madre se le abria la cara como al perro, joder, que miedo pase durante varias semanas).
    Y que todavia haya gente que la consideren simplemente una pelicula gore de poca monta (las hay, lo juro) me hace darme cuenta lo poco que sabe la gente en general de cine.

    • Algunos críticos de la época dijeron que estaba solo ligeramente por encima del cine porno.¡Cuanta ignorancia! Es todo un clásico y puede que el mejor trabajo de Carpenter. ¿Dónde andará ese hombre?

      • pacomotorhead

        Carpenter fue un adelantado a su tiempo. Una pelicula como La Cosa en aquella epoca era demasiado violenta y oscura. Fijate que el Conan de Millius fue tremendamente criticada por su violencia, hasta el punto que Mattel, que tenia preparada una linea de muñecos de la pelicula, decidio no sacarla y aprovecharon los moldes para crear los muñecos de He-Man.
        No fue hasta la explosion del mercado de video domestico, cuando la gente ya se habia habituado mas a ese tipo de violencia en el cine, que la pelicula tuvo el exito que tuvo y se convirtiera en lo que es hoy, un clasico y, para mi, una obra maestra.

        • A la película de Carpenter le perjudicó en taquilla que ese mismo año Spielberg estrenara «E.T.». Con el vhs y también con los pases de televisión creo que ha conseguido un reconocimiento tal vez tardío, pero sin lugar a dudas justo.

    • Vietnam me mata

      A algunos criticos habria que ponerles a picar piedra. Poner pegas a «La Cosa», una obra pefecta.

  5. La cosa es la película de terror más espeluznante que conozco. Es atroz.

    La amenaza es verosímil, en el sentido de que, como apunta Hawking, no sabemos qué diablos hay ahí fuera. Podría ser esto, o algo como esto. Es muy inteligente el concepto: el extraterrestre es una infección, una especie de virus superdesarrollado que toma el control del cuerpo que infecta y usa sus tejidos para cambiar de forma rápidamente; y además tiene alguna clase de memoria, e inteligencia.

    Se alimenta una sensación de desazón basada en el hecho de que tienes la amenaza delante pero no la puedes identificar, y lo mismo le ocurre a los personajes, que te contagian así su angustia. La cosa no está tramposamente escondida en un armario para saltar cuando menos te lo esperas, está delante de ti. Y no la ves.

    Además, la película está rodada como un documental, excepto las escenas de ataque del monstruo, que son pesadillescas.

    Carpenter tiene además el buen tino de evitar un final feliz. De hecho, evita un final cerrado, prolongando así la sensación de amenaza más allá del final de la película.

    La referencia a Lovecraft es muy oportuna, pero yo añadiría otra, estética: la pintura de Francis Bacon. Esa carne-plastilina y ese ambiente de pesadilla me conectan directamente con el mundo retorcido del pintor irlandés.

    También creo que Carpenter, por lo demás pedestre, nunca ha picado tan alto como en esta película.

  6. Peliculón, opresivo, angustiante, el espectador (al igual que los protagonistas) nunca sabe lo que está pasando…tiene escenas memorables, como la de la sangre y el soplete, el final, la jaula de los perros…

    Con respecto al comentario de «Vibora», no puedo estar más de acuerdo. Son las tres mejores películas del cine de extraterrestres.

    Añadiría dos que abordan el tema desde el punto de vista de como se viviría en la sociedad el descubrimiento de una raza alien: «Contact» y «Señales» que no son tan buenas como las anteriores (ni mucho menos) pero que a mi me gustan mucho.

    • Valhue

      Te das cuenta del impresionante trabajo de dirección que hay en esta película cuando ves que llevas dos minutos y medio de tensión máxima… mirando a un perro husky que, literalmente, no está haciendo nada, solo esta allí.
      Otros directores con una millonada en efectos especiales son incapaces de crear la más mínima tensión.

      • Ya de primeras esos perros dan un poco de miedo, tienen algo inquietante, un lado salvaje. Pero sí que Carpenter consiguió en esos primeros instantes trasmitir al espectador una sensación de peligro latente sin recurrir a efectismos. Ya había tiempo de ser más explícito el resto del metraje.
        Cuando meten al perro en la jaula, los demás chuchos le miran con aprensión, su sentido animal les dice que algo no está bien en él. Hay que reconocer el talento de la puesta en escena de Carpenter y su equipo en secuencias como esa.

        • minded

          Los diez segundos que transcurren con el perro sentado en la jaula, inmóvil, en completo silencio sólo alterado por el aullido del viento, dan más miedo que todos los putos CGI que haría un moderno director inepto.

  7. Laertes

    Yo lo que creo es que John Carpenter ha sido siempre un buen artesano y que mataría por vivir en la época del cine clásico con John Ford, Howard Hawks, Alfred Hitchcok,etc En esa época había más espacio creativo para la gente del cine.
    Del género de terror me parece de los mejores, al nivel de Cronenberg y superior a Wes Craven.
    Yo creo que esta película fue una conjunción feliz de factores en el cual Carpenter puso su savoir faire característico creando una de las mejores películas de terror de los últimos cincuenta años.
    Pd: El remake no me parece tan malo como dice Toni García Ramón.

  8. deathlok

    «Hace un par de años estrenaron un ridículo remake de La Cosa, con escenas que rozaban el ridículo más espantoso (ese clímax final en la nave alienígena) y que —básicamente— demostraba que ningún CGI puede sustituir a la maestría de los efectos especiales tradicionales manejados por un tipo solvente y que dirigir una buena monster movie no está al alcance de cualquiera.»

    Ya creía que era el ultimo que creía esto, menos mal que no.

    • El Erario

      He de decir que esa película no es un remake, sino una precuela. Y cierto que está por debajo de la original, pero sigue manteniendo ese ambiente opresivo de quién es el alienígena o «la cosa».

  9. Carpenter tuvo cáncer de piel por la exposición al sol durante el rodaje, por eso aparenta diezaños más de los que tiene.

  10. La escena del perro en la jaula y su posterior transformación no son obra de Bottin, sino de otro genio, en este caso de los animatronics y efectos especiales, el llorado Stan Winston. El alienígena cazador de «Depredador», el endoesqueleto de «Terminator», o el T-Rex de «Parque jurásico» son creaciones suyas.

  11. Brandel

    Por favor, que alguien destruya todas las copias de ese remake horrible.
    Y que alguien diga lo que es evidente: los espectadores europeos JAMAS pueden fiarse de criticas llegadas desde EEUU.

  12. Jesús

    La Cosa es tan buena que no parece de John Carpenter, un director que, seamos honestos, nos ha colado tremendas ridiculeces encumbradas incompresiblemente a obras de culto, sin ir más lejos las otras dos de la mencionada trilogía, por ejemplo.

  13. Señores, que lo de hace un par de añicos era precuela, no remake. Intentaba explicar los hechos que sucedieron en el campamento de los ¿noruegos? antes de que McReady y compañía se plantaran allí ante su llamada de socorro.

    Asi y todo, de acuerdo con la valoración del mismo. Innecesario. La pusiero creo en TVE y no me ató al aparato más de media hora. Y no iba uno en plan talifan furibundo de Carpenter sin con miras abiertas a disfrutar del asunto… pero no.

  14. José Antonio

    Mucho me temo que los ‘tiempos del SIDA’ a los que hace mención, situándolo en la época del estreno de La Cosa fueron un poco posteriores, allá por el año 1985. Desde luego que existía antes, pero la gente empezó a tomar conciencia con la muerte de Rock Hudson, que fue cuando digo. Al menos aquí en España.
    En cuanto a las películas que se mencionan en el artículo, para mí todas poseen la virtud de imprescindibles, y son de ese tipo que la echen las veces que sea en televisión, siempre es un acontecimiento para los que nos gusta el género. Ahora mismo no podría decir cuántas veces he visto cada una, pero seguro que son más de diez veces.
    John Carpenter es de esos directores a los que se le tiene cariño, por haberse dedicado a un género algo infravalorado en los ochenta.

  15. Hay una cosa que distingue a los clásicos de la ciencia ficción de los 80: no han envejecido lo más mínimo, ni siquiera en cuanto al tema de los efectos especiales. Mas bíen todo lo contrario. Es muy, muy complicado encontrar películas actuales con ese aire de «realidad» que tenían abosulatamente todos los entornos de Alien , Blade Runner o La cosa

  16. Pingback: Los marcianos son buena gente

  17. Midnighter

    La verdad es que la musiquilla del sinte es de lo peor de La Cosa, perjudica el desarrollo argumental notablemente.

  18. diego

    Me parece a mi que la decisión de Camperter de dejar el cine lo hizo hace años,despues de extrenarse su ultima pelicula.Una inmensa pena que un director asi haya tirado la toalla(parece)definitivament.

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