Como ya sabrán, este fin de semana se ha estrenado una superproducción que nos muestra cómo Dios extermina en masa a todas las criaturas de la Tierra. Vale, a todas no; si eres bueno, pero bueno hasta el punto de no querer arrancar una florecilla del suelo, entonces podrás dedicarte sin descanso durante ciento veinte años a predicar y construir un arca y llenarla de animales que no cumplirán la cadena trófica, vaya usted a saber por qué. Así que estamos ante un film de mensaje religioso, pero falta saber cuál exactamente. Con qué intención se recrea este episodio bíblico que muy difícilmente nos hará simpatizar con el Todopoderoso salvo que seamos criaturas acuáticas, al parecer libres de pecado. Y no es la excepción. Si echamos la vista atrás —y más en estas fechas próximas a la Semana Santa, con lo que eso supone para la programación televisiva— resulta algo turbio e inquietante definir exactamente de qué o quién hacen proselitismo algunas películas pretendidamente pías y quizá, nos maliciamos, ejemplos de lo que se conoce como «propaganda negra». Algo huele a azufre por aquí… así que voten, voten para desenmascararla.
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Los jueves, milagro
Berlanga contó en numerosas ocasiones cómo la censura franquista le obligó a modificar el final original, en el que el auténtico milagro nunca llegaba a producirse. Pero poco importaba ya una vez expuesta la premisa inicial: las fuerzas vivas de una localidad intentan hacer creer al tonto del pueblo que se le ha aparecido un santo, para lograr que se corra la voz y el lugar se convierta en un centro turístico al estilo de Lourdes. Si encima el santo improvisado es Pepe Isbert la cosa alcanza ya unos niveles de transgresión, iconoclasia y blasfemia que harían santiguarse horrorizado a Marilyn Manson. Advertimos de que el alma de quien vea el vídeo de arriba arderá eternamente en el fuego del infierno, allá cada uno.
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Ben Hur
No es ninguna revelación a estas alturas que tras la solemne apariencia de péplum de este clásico de la Semana Santa, lo que tenemos es una reivindicación oculta del vicio sodomita. Uno de los guionistas, Gore Vidal, así lo ha explicado siempre que ha tenido oportunidad. Como suele ocurrir, cuantas menos ideas se tienen dentro de la cabeza más obstinadamente se cree en cada una de ellas y Charlton Heston es un buen ejemplo de ello. Nunca llegó a sospechar de qué iba realmente el asunto, dice Vidal, porque evidentemente se habría opuesto. Menudo es él.
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La pasión de Cristo
Las películas bíblicas han tenido casi siempre una estética, narración e incluso interpretaciones muy características. Los personajes dotados de santidad eran siempre estirados, lánguidos, solemnes y cualquier calamidad que les pudiera pasar se narraba de forma bastante aséptica. Pues bien, llegó Mel Gibson y puso patas arriba todos esos clichés abordando el tema bíblico por antonomasia, pero contándolo como si fuera una película de acción. Con tanta sangre y violencia quizá espantase a las abuelas, pero atraería a sus nietos. Le faltó poco para ponerle a Cristo una recortada, aunque posteriormente otros ya se encargarían de ello.
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Los diez mandamientos
Aquí tenemos de nuevo a Charlton Heston en uno de esos papeles grandiosos que tanto le gustaban, nada menos que Moisés. De esta superproducción de doscientos diecinueve minutos con inmensos decorados y mucho sonido de trompetas podríamos señalar con severidad la insistencia en mostrar los grandes pectorales del protagonista. O la aparición de esas pastorcillas lascivas que lo rescatan cuando vaga por el desierto tras ser expulsado de Egipto. E incluso las escenas festivas cuando adoran al becerro de oro, mostrándonos lo felices que pueden llegar a ser los idólatras. Pero no, lo realmente desconcertante lo encontramos en la representación de la zarza ardiente que se le aparece a Moisés y le habla… con exactamente la misma voz, entonación y ritmo que HAL 9000 ¿Qué clase de mensaje nos quieren transmitir con eso? Nada bueno, seguro.
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La última tentación de Cristo
Antes de dedicarse a rodar divertidas películas del género «despedida de solteros», Martin Scorsese tuvo también una etapa más seria y espiritual. De ella surgió esta historia inspirada en la vida de Cristo, en su tiempo enormemente controvertida. Se le acusó de mostrarlo como un homosexual, con debilidades humanas y tentado por el demonio. Pero la hemos visto con gran atención y a nuestro juicio el problema en ella es otro. Ejemplos más recientes como este o este otro nos hacen sospechar que en realidad lo que causó indignación fue la elección para interpretar a Jesús de un actor tan rematadamente feo como Willem Dafoe. Esa es la auténtica blasfemia en esta película.
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El exorcista
La banda sonora de Mike Oldfield, la estética desangelada del film y la crudeza de algunas escenas convirtieron a esta película en un gran éxito en 1973 y en un clásico desde entonces. La historia en principio debería hacernos aborrecer al demonio, a sus pompas y sus obras… el problema es que con el paso de los años nos vamos familiarizando con ella y, en fin, para qué ocultarlo y que Dios nos perdone: al final esta niña posesa acaba cayéndonos bien. Así que cada vez que la emiten ya uno irremediablemente se queda pendiente para verla girar la cabeza ciento ochenta grados y pronunciar esa célebre frase que alguien, algún día y en algún lugar, acabará atribuyendo a Churchill.
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El manantial
Basada en la novela homónima de una famosa ocultista rusa —o quizá fuera norteamericana, o hija de su única patria Libertad, o lo que le diera la gana— la película protagonizada por Gary Cooper es un buen resumen de sus enseñanzas ocultistas, que más o menos se resumen en que cada cual puede hacer lo que le salga de las narices siempre que busque satisfacer su ego personal. Ya se encargará alguna fuerza misteriosa, que no se puede reconocer que existe ni siquiera figuradamente, de ordenarlo todo y evitar que nos devoremos los unos a los otros. Y si nos da por devorarnos, vía libre; quién es nadie para impedírmelo y sojuzgarme de esa manera. Pero eso es satanismo, dirán todos a una, y no les faltará razón. Porque aquí tenemos condensados en poco más de hora y media horrores arquitectónicos levantados para satisfacer la sed de gloria del artista, guerras mediáticas en las que no faltan la figura del columnista estrella —ese Belcebú de los tiempos modernos—, una rica heredera que le haría vomitar a una cabra vietnamita y, para rematar este monumento al absurdo, la demolición de un complejo de viviendas sociales por un quítame allá esas molduras en las ventanas, que me cabreo. Sí, pura demonología; así que cualquier espectador que conserve algún resto de humanidad y que se haya visto expuesto a ella durante al menos cinco minutos, no podrá evitar clamar por las formas más crueles del gulag o incluso, adentrándose muchos pasos más allá en la oscuridad, por esa doctrina de satanismo extremo que a los politólogos les ha dado por llamar socialdemocracia.
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Ordet
Drama calvinista que se desarrolla en la superficie lunar, a juzgar por los movimientos de los personajes, que mientras tanto debaten incesantemente con la mirada perdida en torno a Dios y la fe. Abierta a diversas interpretaciones y a riesgo de que nos reprochen bajos niveles de espiritualidad —término con prestigio a menudo referido a algo no tan sublime— nuestra conclusión (ojo, SPOILER) es que estamos ni más ni menos que ante una pionera historia de zombis. Lo cual nos remite a aberrantes y heréticas prácticas de vudú que condenamos enérgicamente.
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Campo de batalla: la Tierra
Esta evidentemente no es cristiana, aunque aborda una religión que no sabemos si será la verdadera pero al menos es muy graciosa: la cienciología. Se trata de una película tan endiabladamente mala que más que hacer proselitismo logra provocar la huida espantada de los ingenuos que pudieran sentirse inicialmente atraídos por esta creencia. Aunque tal vez sea algo diferente el criterio cinematográfico de alguien dispuesto a considerar como mito fundacional que hace doce billones de años un alienígena encerró a otros en volcanes terrícolas y los hizo explotar con bombas nucleares. Pero en perspectiva puede que dentro de cien años sea una película de visionado obligatorio en todas las escuelas y resulte ilegal criticarla, quién sabe.
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Encontrarás dragones
Roland Joffé, que hace muchos años había rodado la magnífica La misión (1986), una película que a muchos nos confundió lo bastante como para desear ordenarnos jesuitas con la intención de cruzar el charco para matar virreyes imperialista y coroneles bananeros, se pasa al enemigo y rueda una biografía del santo fundador que aclara muchas cosas a los legos en el asunto del cilicio. Qué pretendía la Orden al presentar a Escrivá de Balaguer como una suerte de Leonardo Boff haciendo de las suyas en una Guerra Civil Española que retratan en un fondo ideológico plano, no lo puede saber nadie. Pero si sospechan que lo que buscan es dominar el mundo, acertarán. Así que luchen, peleen y murmuren «salve Satán» tres veces todos los días al levantarse.
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Submission
Esta tampoco es cristiana y ni siquiera una película, sino un cortometraje. En un tono de aparente devoción religiosa en realidad denuncia el trato discriminatorio hacia las mujeres que predica el Corán. Lamentablemente a su director, el holandés Theo van Gogh, rodar este cortometraje le costó la vida a manos de un fanático islamista el 2 de noviembre de 2004. Sueltas a Mahoma disfrazado de Batman en un festival de cine y te monta una masacre.
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La vida de Brian
Fue en el exbeatle George Harrison en quien el grupo Monty Pyton logró finalmente encontrar la financiación de esta película centrada en la vida de alguien que nació el mismo día que Jesucristo. No hace falta añadir que apesta a azufre por los cuatro costados y le costará el alma a quien la vea. Por ello las autoridades de diversos países como Irlanda y Noruega, siempre tan preocupadas por guiar a sus ciudadanos, prohibieron su proyección.
Película, no sé, pero novela, «Regalo de Reyes». Si no al diablo, por lo menos te acercará a Epicuro, que es lo mismo pero en majete.
http://regalodereyeslanovela.blogspot.com
Voto por «Los jueves, milagro». Creo que he debido a mi devoción por Berlanga me pasaré la eternidad recorriendo los infiernos de Dante pero como me río cada vez que la veo. Mi favorita, sin duda.
Lo de ser bueno, pero bueno, bueno… ¿también lleva aparejado lo del vino y las hijas? Digo, para contar la historia completa.
Ese fue Lot, no Noé. Las sodomitas es que ya se sabe, son muy licenciosas. :p
El Maestro y Margarita
En serio, parad con las encuestitas.
Listas y encuestas. Encuestas y listas. Listas con encuestas. Encuestas con listas.
No son cosas agradables. Fijaos, un: «Dame una película religiosa y me abrazaré al diablo», y acabáis haciendo un artículo sobre películas religiosas y vuestras opiniones y de vez en cuando metéis un trailercillo. Una lista camuflada entre letras. Al menos yo me sentiría mejor.
A lo mejor el fallo es mío y de mis prejuicios.
Voy a ver qué están echando en 13tv.
Recuerdo que cuando estaba en el instituto haciendo el COU, la jefa de estudios prohibió proyectar «La vida de Brian» bajo la excusa de considerarla pornográfica.
Os habéis dejado Dogma
¿Quien no adorara a un satanás encarnado en Jason Lee?
He pensado exactamente lo mismo
En lo de abrazar al diablo, no sé si llegaría a ese extremo (creo que no). Pero con el artículo me he reído un montón…
Ciertamente, lo que dice la niña de El Exorcista parece sacado de una conversación entre tíos borrachos en una Despedida de Soltero, y la Vida de Brian es la potencial herejía más cachonda de la historia.
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No os habeis olvidado del mayor iconoclasta de todos, Loado sea Buñuel, y Simón del desierto, aquí os dejo un entrante :
https://www.youtube.com/watch?v=h4ohMYYgnlY