Seguro que hay iglesias más hermosas, pero nunca habrás visto una igual en ninguna parte.
Oscar Niemeyer (1907-2012), arquitecto, refiriéndose a la catedral de Brasilia
A lo largo de la historia del cristianismo, una vez que dejó de ser perseguido y la celebración de su culto abandonó la clandestinidad, el cartel de neón más popular de sus templos ha sido la simbólica cruz, ya sea coronando campanarios, colgada de la fachada y por supuesto, en el interior. Y quien dice en el interior no se refiere exclusivamente a esas vivas y en ocasiones un tanto sangrientas esculturas y pinturas que representan la crucifixión, sino que también se ha trasladado a la planta de estas edificaciones, siendo la nave principal y el transepto los ingredientes principales de la configuración más extendida por toda la cristiandad desde hace mil años, independientemente de las modas arquitectónicas imperantes. Muchos pensarán que, por ejemplo, la Sagrada Familia de Antoni Gaudí es transgresora, pero su planta es bastante clásica, de cruz latina con cinco naves principales y un transepto de tres. Y no es el único caso porque, con frecuencia, apariencias exteriores impactantes enmascaran concepciones bastante manidas que no aportan nada nuevo. Para que nos entendamos, es como tunear un coche: debajo de esos alerones exagerados, entradas de aire inverosímiles y llantas de fantasía, suele encontrarse un utilitario corriente y moliente. Y es bastante más revolucionario modificar la planta que la apariencia externa, aunque de la segunda suele derivar de la primera.
No obstante, también existen iglesias que se salen de las corrientes arquitectónicas ortodoxas y no presentan el diseño habitual de un templo cristiano, aportando ideas innovadoras a las habituales representaciones de la casa del Señor. Puesto que el cristianismo es una religión que encierra bastantes elementos simbólicos tanto en las formas (peces, triángulos, círculos…) o en los números (uno, tres, siete, doce…), solo por citar un par de ejemplos, es factible buscar nuevas formas de expresión que simbolicen algún elemento fundamental de esta creencia. Dejando obviamente de lado aquellas iglesias cristianas cuyo templo es fruto de la reconversión de uno perteneciente a otra religión (como ejemplo más significativo, el Pantéon de Roma), realizaremos un repaso a algunos ejemplos interesantes:
1. Catedral Metropolitana (1970) en Brasilia (Brasil), de Oscar Niemeyer
El secreto anhelo de todo arquitecto, además de dominar el mundo, es diseñar una ciudad al completo desde cero: edificios institucionales, grandes avenidas, bloques de viviendas, catedral y hasta un sambódromo, que toda capital de país desarrollado o al menos emergente debería tener. En este sentido, a Niemeyer le rezan todas las noches muchos compañeros de profesión porque es su ídolo. Dentro del trabajo inconmensurable y de resultado fabuloso (para ver en fotografía, que no vivir) que supuso Brasilia, la Catedral Metropolitana destaca dentro ese maremágnum de edificios candidatos a portada de revista. De planta circular, a la catedral se accede por un subterráneo y se emerge —en lo que es una metáfora de un viaje espiritual figurado—, en un espacio delimitado por gigantescas vidrieras, de unos treinta metros de altura, sustentadas por dieciséis níveos pilares de directriz parabólica que subliman el ideal gótico: la luz penetra por todas partes, la estructura parece existir únicamente para sostener los vitrales. Al mismo tiempo, estos pilares con sus formas curvas acabadas en punta acentúan la sensación de ligereza al parecer que quieren alcanzar el cielo. Los detractores alegan que más que a una iglesia se asemeja a una torre de refrigeración industrial (diseñada con cierto cariño, eso sí), lo que puede interpretarse como un elogio involuntario.
Vista en planta en Google Maps.
2. Iglesia cristiana del Norte (1963) en Columbus (Estados Unidos), de Eero Saarinen
Un edificio con fuerte dominio de una simetría central, acceder por un subterráneo, apuntar al cielo… no fue Niemeyer el primero en plasmar con éxito todos esos conceptos. Varios años antes de la construcción de la Catedral Metropolitana de Brasilia, Saarinen jugó con las mismas ideas a una escala menor pero con resultados todavía más atractivos. Vista desde el exterior, la iglesia tiene un aire vagamente asiático con líneas muy limpias, con estrecho frente de fachada y donde predomina la presencia de la cubierta, de planta hexagonal. Los seis planos que conforman la cubierta parecen elevarse progresivamente hasta fundirse en una torre muy esbelta, una aguja en realidad.
En el interior, la estructura que se aprecia desde fuera adquiere significado: la torre se encuentra exactamente sobre el altar, que está ubicado en el centro del templo y que es bañado por luz natural que penetra por un óculo de la propia aguja. Si bien los programas de los proyectos parecían tener mucho en común, la diferencia fundamental entre la Catedral Metropolitana de Brasilia y la Iglesia Cristiana del Norte es la luz. En Brasilia hemos visto que el sol penetraba por todas partes, mientras que en Columbus la escasa luz natural se focaliza sobre el altar, en la figura del sacerdote, mientras que los feligreses están sentados a su alrededor en penumbra.
Vista en planta en Google Maps.
3. Capilla de Santa Mónica (1960) en México DF (México), de Félix Candela
La definición en planta de esta iglesia parece un examen geometría métrica puesto que se trata de la intersección de dos sectores circulares de ángulos conjugados y radios diferentes. El círculo menor encierra el altar y el mayor, a los feligreses, aglutinándolos a todos en una estructura de hormigón que nace del único pilar del interior (que se encuentra precisamente en el centro común de ambos sectores), del que cuelga la proverbial crucifixión. Este pilar, que parece el tronco de una palmera (los hypars de hormigón serían las ramas), está inclinado y dota de dinamismo al conjunto.
La singularidad en la planta se trasluce a los alzados, que no son simples cilindros. Las paredes se confunden con el techo puesto que pasado un rato los hypars, láminas de hormigón, ya no sabes si se originan en el pilar y mueren en el suelo o viceversa, siendo ambas interpretaciones metáforas del fenómeno religioso. Estos hypars dejan aberturas entre ellos que inundan de luz toda la estancia, que cuenta además con vitrales triangulares que evocan a la Santísima Trinidad.
Vista en planta en Google Maps.
4. Capilla de Notre Dame du Haut (1954) en Ronchamp (Francia), de Le Corbusier
Probablemente, es la iglesia «rara» más conocida aunque cuenta con muchos detractores. Su aspecto de búnker monolítico y lo que parece cierta desproporción entre sus elementos («¿una cubierta de hormigón casi más grande que la fachada? MEH») no le hace contar con muchos admiradores rasos, tal vez porque hay que estudiarla con detenimiento. Empezando con las aberturas aparentemente arbitrarias en las paredes, son pequeñas vistas desde fuera, pero se abren hacia el interior creando potentes efectos lumínicos. Los gruesos muros de hormigón, con suaves inclinaciones y curvaturas, parecen abrirse como invitando a entrar al espectador. Por otra parte, aunque a primera vista se aprecia una mole de hormigón que transmite contundentemente la idea de peso, de gravedad, la cubierta (donde hay quien aprecia reminiscencias navieras por aquello de los apóstoles-pescadores) da la sensación de que flota sobre los muros puesto que existe una abertura entre la primera y los segundos que crea un conflicto visual muy interesante.
Una capilla absolutamente rompedora (tiene ya setenta años) que no podía faltar en esta relación. Le Corbusier, muy dado a frases lapidarias referentes a su profesión, ya lo decía: «La arquitectura debe ser la expresión de nuestro tiempo, y no un plagio de las culturas pasadas».
Vista en planta en Google Maps.
5. Iglesia de Temppeliaukio (1969) en Helsinki, de Timo y Tuomo Suomalainen
Nada indica desde el exterior, a una cierta distancia, que allí se encuentra una iglesia. Y es que el templo se alza (o mejor dicho, se agazapa) en un terreno abrupto, cubierto de rocas desnudas desde el que apenas se aprecia una cúpula muy achatada, prácticamente un disco. Entrando por un lateral enmarcado con una estructura simple de hormigón, se abre la estancia, incrustada en la roca y diáfana. De planta oval, el espacio de culto se excavó en el macizo rocoso, regularizándose su perímetro con bloques de la misma roca que producen una acústica muy especial. La cúpula dorada (¿simbología de los discos solares?) está suspendida sobre los feligreses en el centro del templo mediante finas vigas de hormigón, que sirven de transición entre el metal de la cúpula y la roca del contorno y que resuelven de forma suave y progresiva la diferencia entre el óvalo del perímetro y el círculo de la cúpula, permitiendo la entrada de más luz en la zona del altar.
Vista en planta en Google Maps.
6. Iglesia del Santo Volto (2006) en Turín (Italia), de Mario Botta
Situada en una zona antiguamente industrial y en recuperación, la iglesia consagrada al rostro que aparece en la Sábana Santa deja constancia de su pasado con siete torres, número también simbólico, de unos treinta y cinco metros de altura que recuerdan a chimeneas fabriles. Estas torres, truncadas para permitir la entrada de más luz (están coronadas por lucernarios), se hallan dispuestas en el perímetro de la planta heptagonal del templo. A su alrededor, se encuentran otras siete torres más pequeñas utilizadas como capillas laterales (aunque en este caso tal vez habría que decir capillas perimetrales). Tras el altar está representada mediante ladrillos de mármol rojo, como si fuesen píxeles, la imagen que aparece en la Sábana Santa de Turín, más visible cuando la luz incide en ellos. En el proyecto está incluida (aunque no integrada en la iglesia) una antigua chimenea industrial que cumple las funciones hito-reclamo de la iglesia más que de campanario, ya que las campanas están situadas en su base: una espadaña a ras de tierra.
Vista en planta en Google Maps.
7. Capilla de Valleaceron (2001) en Almadén (Ciudad Real, España) de Soledad Madridejos y Juan Carlos Sancho
Situada en un entorno natural, en cierto modo deslocalizada como el monolito de 2001, una odisea en el espacio, a primer golpe de vista no parece un edificio, sino una escultura, una especie de examen pesadillesco de dibujo técnico hecho realidad. El volumen se configura a partir de figuras planas triangulares, principalmente, que podrían ser un guiño a la Santísima Trinidad. Desde el interior, llaman la atención los lucernarios con formas caprichosas que hacen que la luz que penetra por ellos se deslice por las superficies interiores generando efectos sorprendentes en los diferentes planos de las fachadas y cubierta, de gran complejidad.
El proyecto partió de la idea de un ejercicio de papiroflexia: a partir de una lámina de hormigón armado se suceden los pliegues para generar el volumen de la capilla. Y es que, personalmente, me recuerda a las pajaritas que popularizó Superlópez en su oficina, en aquellos tiempos en los que no había internet. ¿Y qué es una pajarita sino una paloma, el símbolo del Espíritu Santo? Antes de que resoplen, recuerden: no hay interpretaciones de más, sino copas de menos. Ya en serio, en esta capilla la forma es la estructura, y viceversa, puesto que no se aprecian ni vigas ni pilares: la envoltura es el soporte que delimita y conforma el espacio. Las implicaciones metafísicas y metafóricas que acarrea esta última frase son de las de tener que sentarse un momento a recapacitar.
Como curiosidad, la capilla se encuentra dentro de una finca privada (en concreto, de Manolo Sanchís, exjugador del Real Madrid).
El apellido de la compañera de estudio de Juan Carlos Sancho Osinaga es MADRIDEJOS, no Madrilejos
Curiosamente la catedral de Río de Janeiro que no aparece en este artículo me produce una sensación extrañísima, una mezcla entre un quiero y no puedo de pirámide maya y las chimeneas de un horno crematorio…
Las fotos no hacen justicia en más de una.
Soy de Almadén y acabo de enterarme de que tan cerca tengo ese singular ejemplo de arquitectura sin saberlo.
A pesar de ser agnóstico, como arquitecto tengo mucho interés por la arquitectura religiosa y una pequeña capilla o iglesia es un encargo que siempre he tenido ganas de hacer.
Hay algunos ejemplos espectaculares que aquí no aparecen. Lo anterior no es un reproche, entiendo que el artículo es una muestra, no un catálogo detallado. Pero echo en falta la Iglesia de la Luz, de Tadao Ando, la Iglesia en Marco Canavezes, de Siza o la capilla Bruder Klaus de Zumthor, tres ejemplos muy muy buenos de arquitectura religiosa contemporánea.
LeCobusier y Niemeyer tendrían que haber sido juzgados en la haya por crímenes de lesa humanidad.
Y aquí más que nunca: Satán es mi señor!
Satán es mi señor!
¿Juzgar a Le Corbusier y a Niemeyer? Hombre, no se puede pedir a nadie que abra los ojos y sea capaz de no anclarse en el gótico, el barroco o donde sea que se quedó don Juslibolord. Pero tolerancia si que se puede pedir.
Ahora bien, sí Satán es tu señor, no hay más que hablar. :)
Y tolerancia tengo, estoy pidiendo un juicio justo, no que los ahorquen de una farola (a ser posible de diseño to guapo y modernuqui) que también se lo merecen.
La arquitectura actual es el mejor ejemplo del cuento del traje del emperador. Solo que aquí no solo va desnudo si no que además va haciendo el molinillo con la minga por la calle con pezoneras y maquillaje de cabaretera mientras los acólitos le meten billetes en el ojete.
Y como te quejes de que los diseños son horribles, no hay dios que viva ahí, son caros, poco prácticos, no se integran con el entorno las respuestas son las mismas siempre: si por ti fuera viviríamos en cuevas, no has estudiado esto por lo que no tienes ni puta idea, que si premios que nos damos a nosotros mismos para arriba y para abajo. Vamos, lo que viene a ser una religión de manual
y para matizar un poco (aunque a estas alturas va a quedar como un no soy racista que tengo muchos amigos negros), hay ejemplos de arquitectura digamos contemporánea que me encantan.
En mi antigua ciudad Zaragoza el puente del tercer milenio, cubre una necesidad practica clara (conectar dos áreas nuevas, descargar de tráfico al centro y permitir un acceso más fluido desde la autopista), es amistoso con peatones y ciclistas aislando del cierzo con los paneles en su estructura, y al mismo tiempo es estilizado y agradable a la vista. Que a su lado esté esa aberración lovercraftiana que es el pabellon puente de Zaha Hadid (otra para el gulag) que no vale ni para tomar por culo no hace más que acentuar las virtudes del puente bueno (y adivine a cual de las dos construcciones le hacen más caso los enteradillos del mundo de la arquitectura)
Donde vivo ahora (Cardiff) el Millenium Centre me parece precioso, construido integramente en materiales Gales (metales y piedras), acoge uno de los auditorios más modernos, agradables, y con mejor sonido en los que he estado en mi vida. Además de decenas de salas más pequeñas, da servicio a varias ramas de la BBC así como a diferentes centros educativos y genera una vida culturar espectacular para la ciudad (además en este libraron de milagro, porque el diseño anterior de la amiga Zaha que fue rechazado era como para lavarse las corneas con aguarrás)
Mira, lo que dices sobre los dos puentes de Zaragoza me parece perfecto. Ahí estoy totalmente de acuerdo. Más razón que un santo (ah, no: más razón que un diablo :) ).
Y me voy a buscar fotos del Milleniun Centre de Cardiff, no lo conozco. Gracias.
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En Grenoble hay dos que (sin saber yo demasiado de arquitectura) me han chocado desde la primera vez que las vi:
1.- Iglesia de San Juan: Planta circular, elevada sobre pilares, aspecto de «OVNI». Producto de los 60, expansión previa a las olimpiadas de invierno del 68.
https://www.google.com/maps/@45.180316,5.713458,208m/data=!3m1!1e3
2.- Iglesia de San Lucas (aka la del edificio encima): Difícil de describir, en algún momento decidieron construir un bloque de viviendas encima de ella.
https://www.google.com/maps/@45.197082,5.73702,208m/data=!3m1!1e3
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/a/a1/%C3%89glise_St_Luc%2C_place_Dr_Girard_%C3%A0_Grenoble.JPG
Curiosa ciudad a nivel arquitectónico.
Con un espíritu algo «chauvinista», reivindicaré el siguiente caso: la ermita de San Juan Bautista, en el barrio de Las Puntas, municipio de Frontera (en El Hierro, Islas Canarias).
Aquí, un poco más de info:
http://www.archdaily.com/413374/saint-john-baptist-chapel-alejandro-beautell/
Vaya, esta iglesia directamente tiene un anticristo en la puerta.
Satán es mi señor!
Aquí os dejo la iglesia de Torre Pacheco, en Murcia. Ahora está terminada la torre que se ve en construcción:
http://www.balamio.es/FOTOS/Imagen%20021.jpg
No es de extrañar que con iglesias así baje la feligresía: ahuyentan al público.