Por si quedaba alguna duda, la Super Bowl de este año ni siquiera ha tenido rivalidad en la hierba, y así se ha evitado que el deporte interrumpa el verdadero show de la noche: los spots publicitarios. Podríamos pasar horas analizando cada una de estas películas —treinta segundos de gloria salen por cuatro millones de dólares—, pero uno, Advertising Age las tiene todas colocaditas aquí y, dos, la mejor campaña de la Super Bowl de este año ha sido esta de Droga 5 para Newcastle Brown Ale y ni siquiera se ha emitido durante el partido.
En las agencias de publicidad, el día después de la Super Bowl es una suerte de día de Reyes en el que la gente pasa horas viendo spots con los auriculares puestos, a veces elogiando a otros y casi siempre autoconvenciéndose de que ellos lo habrían hecho mejor.
A los publicitarios y relaciones públicas de España, en cambio, les pediría que no se vayan hasta el MetLife Stadium de Nueva Jersey en busca de grandes ideas. En 2014 basta con quedarse cerca de casa, concretamente a la orilla del Cantábrico, en el estadio de El Sardinero. Porque allí es donde un grupo de chavales mileuristas, obreros del balón que trabajan en la tercera categoría de nuestro fútbol han conseguido que todo el país hable de ellos.
Cuatro meses sin cobrar son muchos para cualquiera, pero en un país en el que el fútbol es de interés general ha habido un grupo de jugadores que han entendido que tenían la sartén por el mango. Al menos la sartén mediática. El Racing de Santander no es el primer club en el que los jugadores no cobran sus nóminas al día, pero sí que es el primero que se niega a jugar unos cuartos de final de Copa del Rey como protesta. Como dicen en Francia, toda revolución empieza por cepillarse al rey. Empezando por su copa.
La imagen de los jugadores abrazados en al centro del campo dio la vuelta al mundo. Ni cuando ganó 5-0 al Barcelona de Cruyff, ni cuando Nando Yosu lo salvó del descenso por cuarta vez, ni tan siquiera cuando quedó eliminado en la Copa de la UEFA por un solo gol. Jamás el Racing de Santander había salido en The Guardian, The New York Times o Libération el mismo día.
En el negocio de la comunicación se calcula el valor de una noticia como «valor publicitario equivalente»; se calcula el coste que tendría contratar un anuncio en el espacio que ocupa una noticia. Los jugadores del Racing han logrado una campaña de publicidad millonaria a coste cero.
¿Resultado? De momento, la jugada les ha salido redonda: el día después del plante, la junta directiva del club fue destituida. Los nuevos gerentes del Racing son a priori tan pobres como los anteriores, pero son racinguistas y eso parece suficiente garantía en la ciudad. Solo el tiempo dirá si, además de querer al club, lo saben gestionar.
Es divertido pensar que esto pueda sentar precedente en el mundo del fútbol, un mundo en el que, hasta hoy, valía todo. Que dentro de unos años los libros digan que la revolución empezó en Santander, una ciudad en la que la estatua de Franco se quitó hace solo cinco años. Que la revolución empezó en el Racing, un club anodino, que por no tener no tiene ni enemigos tras casi ciento un años de historia. Que la revolución la hicieron un grupo de futbolistas normales que nunca jugaron en Primera División.
La gente del fútbol sólo se moja cuando les meten mano en sus bolsillos. No intentéis presentar como un ejemplo lo que no lo es.
Es no es en todos los casos verdad. Hasta en el Madrid (en los 70) ha habido casos de jugadores que se mojan por causas sociales fuera de la esfera del marketing actual.
Te recomiendo un libro, «Futbolistas de Izquierdas», en el que explican varios casos de futbolistas «que se mojan»
En la actual plantilla del Racing hay varios futbolistas que han jugado en 1ª división. Mario, Francis y Oriol que recuerde ahora mismo
El Racing es cualquier cosa menos un «club anodino». Casi 101 años de historia perra y noble. Un club humilde, pero bravo. Y todo esto no es sólo por cuatro meses sin cobrar… Se ha dado una sintonía especial entre afición y jugadores. Y el hartazgo de los seguidores ante la tomadura de pelo de dirigentes, clase política y justicia ha llevado a una situación insostenible, con la institución al borde del abismo. Ahora hay un reto complicado por delante. Pero hay ganas y amor a unos colores: los verdiblancos. La ilusión ha vuelto a los racinguistas. Y la lección de dignidad quedará ahí para siempre. Tras el famoso ‘el Racing de los bigotes’ setentero, este grupo ya ha sido bautizado como el ‘Racing de los huevos’.
¿Quién ha bautizado qué? Lo de ‘el Racing de los huevos’, ¿es algo que quiere emular una especie de publicidad inversa?
Un forofo mejor si es riguroso y no facilita que se caiga en fáciles dobles sentidos.
Racinguistas de pro son los que han denominado así a este grupo de jugadores. Y no hay doble sentido posible. Un equipo con un par. Y nada más que añadir. Se ve que tu cercanía al Racing es inexistente.
Bueno, alguno sí que ha jugado en Primera División…
El quid de la cuestión es que se trata de jugadores, como bien dice el artículo, ‘mileuristas’. Es una situación comparable a la de cualquier empresa en la que se esté practicando un ERE, o en la que los trabajadores lleven meses sin cobrar.
La diferencia es que esto ha ocurrido en el fútbol, que, al ser el deporte más trascendente mediáticamente hablando, ha conseguido que la situación tome carices de enjundia internacional. No se trata de jugadores que cobren millones de euros, sino de gente que tiene «la suerte» de poder hacer del fútbol su trabajo, como lo puede hacer humildemente un albañil, un pintor, un repartidor o un tendero.
Para muestra, un (vergonzoso) botón:
http://www.eldiariomontanes.es/20140128/deportes/racing/pesadilla-oumar-diaby-racing-201401281852.html
«Los nuevos gerentes del Racing son a priori tan pobres como los anteriores, pero son racinguistas y eso parece suficiente garantía en la ciudad. Solo el tiempo dirá si, además de querer al club, lo saben gestionar.»
Maravilloso. El gran mal del fútbol: la gestión del constructor vs. la gestor del aficionado.
Y ahora que salga Revilla a dar una lección… ah no que fué el quien puse a los que han llevado el club al desastre.
Menudo patán y valiente a toro pasao.
La gran estafa racinguista, una película tipo ‘El Golpe’ que terminó en revuelta social… http://issuu.com/redactordxt/docs/dxt_19
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Ningún patrocinador tuvo la suficiente visión como para poner su nombre en la camiseta verdiblanca en un momento en el que todas las miradas de (en principio) la España futbolera iban a estar fijas sobre ellos.
Pero mejor así, más épica ver la camiseta limpia de intereses ajenos al equipo, en la imagen más icónica en la historia de este club.
Ya bueno, el problema es que a unas semis de copa, por definición, sólo pueden llegar 4. Y que 1 de los 4 sea un equipo como este Racing no es revolucionario, es milagroso.
A cuartos, perdón.