Lo dice el refrán, no lo digo yo. Toda la vida matando tontos y hay que ver los que quedan. Y lo atestigua la historia, que es peor. Al menos la historia de la fotografía, una de las historias más fiables que existen. Desde que empezó, va dejando constancia puntualmente de la cantidad de cretinos que, con esfuerzo y un poquito de ilusión, han hecho de este mundo un lugar peor. Y hoy vamos a conocer a algunos de ellos.
Véase a estos cinco pájaros, por ejemplo. Un fotógrafo anónimo los retrató en 1905 interesándose por el escaparate del Cuartel general (sic) de la Asociación nacional contra el sufragio femenino en Washington. Salieron de espaldas, como delincuentes, y tuvieron suerte de que así fuera, porque apostaron contra la posteridad y perdieron. Incluso atendiendo a la época, el contexto y demás atenuantes, cuesta imaginarse a estos cinco personajes como algo distinto de lo que son: cinco auténticos cretinos.
No fueron los últimos que lo fueron en torno al problema de la mujer, por supuesto, ni lo serán mientras la mujer siga sufriendo un problema. Es probable que a este infeliz, retratado Dublín noventa años más tarde, le pareciera justo que las mujeres tuvieran derecho a votar. Lo que a él le parecía mal era seguramente aquello que suele parecerle mal a quienes les parece mal el divorcio, es decir, que se divorcien las mujeres.
Es otra imagen emblemática, en este caso de la agitación que precedió al referéndum celebrado en Irlanda en 1995 para eliminar la prohibición constitucional del divorcio. Lo hizo más tarde que media Europa, pero Irlanda acabó aceptando la disolución del matrimonio y de momento no se ha hundido en el Atlántico ni ha amanecido arrasada por una lluvia de fuego y sal. «Dios nos está poniendo a prueba», anunciaba el profeta urbano para convencer a los ciudadanos de que votasen en contra. Y a lo mejor tenía razón, quién sabe. Quizá Dios les estaba poniendo a prueba, solo que no era partidario del no.
Otras amigas autoproclamadas de Dios: las honorables mujeres de la Woman’s Christian Temperance Union, algo así como una liga de mujeres cristianas para la abstinencia. La fotografía es de 1919, poco antes de que entrase en vigor la Ley seca en Estados Unidos. «Los labios que toquen el licor no tocarán los nuestros», rezaba el cartel con el que posaron para la posteridad. Daban por sentado que tenían unos labios más apetecibles que el licor, o acaso apetecibles a secas. También que en la posteridad nadie bebería alcohol.
No sabríamos concluir si esta colección de pajarracas merecen a la postre el apelativo de cretinas. Aunque las asociaciones moralistas tuvieron una responsabilidad fundamental en la promulgación de la Ley seca, también es cierto que las femeninas, como esta misma, eran frecuentemente sufragistas. Si la poderosa WCTU promovió grandes campañas para erradicar los males que amenazaban a la familia —incluyendo abstracciones como la lujuria, por ejemplo—, también apoyó la implantación de derechos que hoy consideramos incontestables, como la integración educativa femenina, el voto de la mujer y —con menos decisión, pero también— la emancipación civil de los negros.
¿En qué condiciones? Eso ya es otra cosa. Si hubiésemos tenido ocasión de preguntarle, la gilipollas que gritaba a Elizabeth Eckford nos habría respondido que no, que no tenía nada en contra de que los negros estudiasen. Lo que a ella le molestaba —hasta el punto mismo de la rabia, como ilustra la fotografía— era que estudiasen con ella.
De hecho Hazel Massery, que así se llamaba, le contó algo así al Guardian cuando la entrevistaron en 1998 y le preguntaron en qué coño estaba pensando aquella mañana de 1957, cuando Will Counts —un reportero gráfico del Arkansas Democrat— la inmortalizó en una serie de fotografías acosando y gritando como una loca a los Nueve de Little Rock, particularmente a Elizabeth Eckford. Una sentencia de la Corte Suprema había declarado inconstitucional la segregación racial en los centros educativos estadounidenses, pero a estos magníficos ejemplares de white trash les daba igual. Tan igual que los nueve estudiantes negros tuvieron que entrar en el pequeño instituto escoltados por la División Aerotransportada del Ejército de los Estados Unidos, que se dice pronto. La desplegó a efectos retóricos el presidente Eisenhower cuando el gobernador de Arkansas hizo lo propio con la Guardia Nacional, en su caso para evitar que los quinceañeros ingresasen en aquel centro de blancos.
Décadas más tarde Massery se arrepintió públicamente de su conducta y aseguró que solo repetía como un loro las palabras de su padre, firme partidario de la segregación racial y racista en general, aunque él seguramente prefería considerarse anticomunista. «La mezcla de razas es comunismo», anuncian las pancartas en otra imagen de las revueltas particularmente recordada de la que solo se puede decir que mira, en fin. Valiente recua de rednecks.
Comentábamos la obviedad a colación de las sufragistas y sus detractores y toca recordarla otra vez a propósito de lo racial: aquí no se salva nadie. Y para más obviedad incurriremos en la ley de Godwin y nos acordaremos gracias a esta foto de unos de los tontos más grandes que ha dado la historia: los nazis negros.
De hecho costaría no acordarse, sino solo creer que existieron, de no ser por estas instantáneas publicadas por Ken Magazine el 23 de marzo de 1938. La de la derecha, específicamente, muestra a su líder, Fritz Delfs, ante una esvástica. Chuchurría, pero esvástica. Aunque se nos aclara que el símbolo tenía un significado tradicional propio para los habitantes de Tanganica también se especifica el apoyo de muchos nativos a la causa específicamente hitleriana. Tal y como expone este delicioso artículo publicado unos meses después por el Syney Morning Herald, lo que pretendía el Führer era que la colonia africana, que hoy forma parte de Tanzania, le fuera devuelta a Alemania. El Tratado de Versalles se la había requisado años atrás y asignado a la Commonwealth británica, pero el gobierno nazi aseguraba que un tercio de los blancos de Tanganica eran alemanes. De los ocho millones de negros restantes no queremos ni pensar lo que aseguraba.
A veces las fotografías no permiten esta licencia, sin embargo, y lo que alguien piensa sobre otra persona queda retratado con elocuencia. El ejemplo lo tenemos en este animalito de bellota y sus drugos, que en 1969 se paseaban por Londres con esta facha, nunca mejor dicho.
Es una imagen muy recordada, en particular para ilustrar ese momento impreciso en el que a los hard-mods de la época se les salió la cadena y algunos pasaron a ser conocidos como skinheads. Los británicos también recurren a ella para ilustrar la condición cosmopolita de su bonita capital, una jungla de tribus urbanas a principios de los setenta, aunque esta óptica equidistante indulta a sus protagonistas con una tolerancia que no practican y que, por tanto, no merecen. Frente al grupo de hippies de la escalera, plural y admirablemente acobardado por convicción, se alza uno exclusivamente masculino de chusma brutal y enajenada. Tampoco vamos a perder el norte, quiero decir.
Y hablando de perder el norte, otro que lo perdió también cuando pasaba por delante una cámara de fotos:
Fue en 1979, al comenzar la crisis de los rehenes entre Irán y Estados Unidos. El ayatolá Jomeini acababa de destronar al sha y la revolución había secuestrado a sesenta y seis ciudadanos estadounidenses. A esto siguió una fiebre antipersa en todo Estados Unidos que reclamaba, como reza la pancarta de este estudiante, responder con contundencia y empezar por «deportar a todos los iraníes». No habría resultado muy distinto de haber alzado una pancarta que pusiese, por ejemplo, «a tomar por culo la bicicleta».
Es un hecho ampliamente documentado que las pancartas las carga el diablo, no digamos ya cuando aseguran que lo que carga el diablo son otras cosas. Que se lo digan si no a este simpático imbécil, Leonard Gendron, que en 2010 decidió exhibirse con una asegurando que los homosexuales están poseídos por demonios.
Para su desgracia lo hizo en plena era de internet, donde una providencial transmutación en meme neutralizó su pensamiento —odioso, devastador y terrible, que a nadie se le olvide— y lo convirtió en un chiste. Cuando alguien repita este artículo dentro de cien años y recopile a los grandes idiotas que haya dado la historia para entonces, Gendron será fácilmente el representante de nuestra edad. Enhorabuena.
Y ya para acabar nos queremos preguntar —y solo preguntar, ahí tienen el post de comentarios si quieren responder— si en esa lista no estarán también estas chicas. El pasado abril se plantaron en las calles de Nantes para oponerse al matrimonio homosexual y lo hicieron de esta guisa: vestidas de Marianas, la representación alegórica de la república francesa.
A estas en particular las vemos relajadas, pero la estampa de otras tantas Marianas capitalizó machaconamente la atención de los medios franceses durante las protesas, que recurrieron a ella una y otra vez para ilustrar sus noticias sobre el tema. Se dirá, como se dijo, que porque el disfraz representa a la propia Francia, pero también se recordará la sospechosa recurrencia en periódicos, telediarios y webs de Marianas impepinablemente pijas y de buen ver, cuando no despampanantes, en particular si el tradicional hombro desnudo dejaba adivinar debajo una teta bailonga. Es muy probable, sin embargo, que a estas no nos las encontremos nunca vociferando movidas con tanto empeño en una manifestación contra el sexismo del que han sido objeto. El gran problema que tienen —dicen— es que otras personas —que no son ellas— se casen con otras personas —que tampoco son ellas—. Y por lo visto eso atenta contra la liberté, la égalité y la fraternité. Tócate las narices.
Siempre se puede hacer peor, aunque a estas alturas de la historia empieza a ser realmente complicado. El cretinismo con pancarta se mide en una escala que se redefine constantemente, según se van batiendo récords. La plusmarca de todos los tiempos, y con ella cerramos, la marcó en 2008 Carlos Almonte, yihadista wannabe de origen dominicano, cuando se plantó frente a la embajada israelí en Nueva York para pedir ordenadamente y desde el respeto la muerte de los judíos. Erró con la ortografía, para su desgracia, y en lugar de eso reclamó el holocausto de un objeto inanimado. Concretamente, su pancarta pedía la «muerte a todo el zumo».
Hace falta ser cretino, miren. Es que hace falta ser cretino.
Veo a Paco Marhuenda en una breve historia similar dentro de unos diez años.
De breve nada, en una monografía.
Lo mejor que puede hacer uno con los cretinos es reírse de ellos. ¡Bravo!
Sólo puedo añadir XD
«Death to all Juice». No, si está bastante claro que de donde no hay se puede sacar mucho. Mucho y muy tarugo, claro
Buenol, al menos al bueno de Carlos Almonte nadie puede negarle que se ha exprimido el limón…
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Tampoco hay que demonizar a TODO el movimiento skinhead digo yo, sería más apropiado criticar el «tribalismo» urbano en sí.
Los ‘pelaos’ de la foto miran a los hippies de la misma manera que los rockers a los mods o los jevis a los punkis o los pies negros a los pijos y viceversa en todos los casos. Los únicos que no saben mirar mal son los hippies, pero eso ya es cosa suya oiga, todo es practicar.
De acuerdo que la foto lo pone a huevo y pone en evidencia un ansiado cosmopolitismo de las metrópolis que frecuentemente queda en ‘cosmopolillismo’ (Barcelona por ejemplo), pero media docena de ‘cretinos’ no valen como imagen de todo un colectivo del que se aprovecharon y metieron mano extremismos externos y medios proclives al amarillismo.
El ‘pelao’ en origen era totalmente ajeno a eso y por suerte muchos siguen siéndolo: simplemente son ‘currelas’ con orgullo de clase (la ‘working class’ que diría Shakespeare) y exquisito gusto textil (créanlo, no en vano su alma era y es mod) y musical de todos los colores: del reggae, ska, soul, r&b, northern soul al street punk y el oi!… a ver quien iguala tanta variedad militante.
A veces la chusma brilla, amigo.
Un saludo y, por descontado, cojonudo el artículo.
Si lo que quieres decir es que no hay que estigmatizar a los calvos o la gente que lleva el pelo muy corto, de acuerdo.
Pero lo que quería decir el autor al decir «skinhead», supongo, es lo mismo que quiere decir cualquiera cuando dice «skinhead»: ultraderechista amante de moverse en pandilla en busca de blancos propicios a los que apalear. Y por regla general, «blancos propicios» son cualquier cosa que esté en clara inferioridad numérica con respecto a ellos.
Ya tardaba en llegar el listo que asocia el movimiento ‘skinhead’ con la ultraderecha y además se permite hablar en nombre de todos. Bienvenido, Valhue. Te queremos.
Dicho lo cual, negar (como así parece hacerlo otro comentarista, Sanjuanconmiedo) que el así llamado movimiento ‘skinhead’ no comprendía una naturaleza violenta sólo porque algunos escuchaban reggae es no tener ni idea. Los ‘skinheads’, como jóvenes ingleses de clase obrera que eran, repartían hostias como panes así como las recibían. Igual que los punks. Igual que los rockers. Igual que los mods. Igual que todos menos los ya citados hippies. ¿Mentalidad y psicopatía de unos frente a otros o simplemente clase social y ‘background’? Algunos historiadores han escrito centenares de páginas sobre el fenómeno. Por fortuna, Rubén Caviedes nos lo resume en un breve diagnóstico: «Chusma brutal y enajenada». No vayamos a perder el norte y tal :)
Estimado Valhue, si asocias «skinhead» a ultraderechista amante de cacerías es que no te has preocupado de saber qué es un «skinhead» en realidad… copio y pego lo que escribí antes: «media docena de ‘cretinos’ no valen como imagen de todo un colectivo del que se aprovecharon y metieron mano extremismos externos y medios proclives al amarillismo». Un huevo podrido no arruina la docena.
Estimado Lauren, decir que no tengo «ni idea» implica que no has leído esto que puse y procedo a copypastear: «Los ‘pelaos’ de la foto miran a los hippies de la misma manera que los rockers a los mods o los jevis a los punkis o los pies negros a los pijos y viceversa en todos los casos. Los únicos que no saben mirar mal son los hippies». Es decir, lo mismo que dices tú.
Y dicho esto, un saludo.
No, Sanjuanconmiedo, si en eso que ‘copypasteas’ estamos de acuerdo. Lo que me ha parecido atrevido por tu parte es dar por supuesto que los que aparecen en la foto son «cretinos».
Otro saludo.
Cierto, precipitación mía al relacionar a los de la foto con los ‘huevos podridos’.
Los skinheads racistas y asociados al National Front no surgen en el Reino Unido hasta finales de los Setenta, así que sería raro que los de la foto, sacada en 1969, fueran ultraderechistas
No me he podido reír más con el último cretino.
Excelente articulo, uno de esos que siempre provoca volver a leer.
Un comentario: aqui en Venezuela el regimen tiene su apoyo en las clases bajas y se aprovecha de su bajo nivel intelectual para manipularlos a su conveniencia. Recuerdo una ocasión en que Chávez la cogió con Israel, y en un mitin del gobierno habia una persona con un cartel que decía:
¡MUERA ISRAEL
PAIS ANTISEMITA!
Es que a veces, no sólo tienes que ser un cretino, sino que hay alguien que te ayuda a ser un mejor cretino.
Y que me decís de esos maravillosos políticos como Cascos, haciéndo campaña contra la aprobación del divorcio y luego usando este derecho y varias veces? Me parece bastante cretino pero también poco sorprendente… Católicos antiabortistas que llevan a sus hijas a abortar o políticos y policías en contra de las drogas siendo ellos consumidores
Yo también odio los zumos, acabemos con ellos, jajajaja
hombre, el de piña no, salvemos el de piña…
Cómo me fastidian esos idiotas que acusan a un homofóbico de ser un gay que no lo admite, convirtiendo en insulto algo que no tendría porqué serlo. Mil veces imbéciles.
Para el de los zumos queda adjudicado el titulo de CRETINO ESFERICO… perfectamente cretino se mire por donde se mire…
dicho lo cual… comamos y bebamos y pongamonos gordos… y si nos llama para votar… hagamonos los sordos.
Pos yo no se quai que criticá de todas esas afotos la verdá. Lo unico esas tias de la cuarta que son mas feas que ventosear en la cara a una madre. Me cuenta aquí la hija de una vezina que el cartel pone Labios que toquen licor no tocarán los nuestros. ¡Ppero quien conyo va a querer tocar a esas tias! Unas con la cara mas larga que un dia sin pan, otras con los ojos como dos puñalás en un tomate como Juanito Valderrama y las ultimas con cara de perro pachón! Aluego está la pobre chica que val colegio y tie que aguantar to eso, que se le cuele delante una negra cuando ella estaba prime. Se nota que se losta diciendo ¡Tú, a la cola espabilá! Pero la otra, quiá!! ¡Ni puto caso!! Además desconsiderá!!
¡Ja, ja! La verdad es que las señoras de la foto parecen buscadas en un concurso de adefesios. ¿Sería hecho a posta o es que no había mujeres guapas en la liga cristiana antialcoholica?
Yo tengo entendido que esa foto era de coña.
Pero no son hombres disfrazados de mujer?
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El mayor cretino es el que cree que no lo es.
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De cretinos se ve que entiendes mucho…
Leyendo el articulo me ha venido a la memoria este otro cretino…
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Hace muchos años, en un reportaje de tv sobre un gran premio de motociclismo en Francia, la tele francesa hacía entre los asistentes al evento unas entrevistas, en las que preguntaba por la gran cantidad de accidentados (heridos y muertos) que había entre ellos ese fin de semana cada año. Consumo de alcohol, comportamientos temerarios que acababan muy mal, año tras año. Recuerdo que un señor de los entrevistados, un tipo muy serio y muy formal, al preguntarle el periodista si los moteros eran un colectivo particularmente problemático o irresponsable para comportarse así, constestó tranquilamente que el no lo creía así. Que en su opinión el porcentaje de cretinos entre los moteros franceses, era el mismo que en el resto de la sociedad gala. Alrededor del 85%.
Y así en todos los sitios.
Cada está en su derecho de defender lo que cree correcto y luchar por lo que cree una sociedad mejor y más justa, así que me parece poco inteligente este artículo, en el cual se atropella sin más y se mete en la misma bolsa muchas reclamas distintas y con distintos propósitos. No estoy diciendo que apoyo a las personas retratadas, sino que se toman estos casos ala ligera y muchas veces se abordan desde la ignorancia y haciendo uso de los más diversos prejuicios, como a la hora de juzgar el movimiento «Skinhead» y de ponerlo en un escalón inferior a los iluminados «Hippies».
Sin más. Saludos.
Igual que una persona tiene el derecho a rebajar a la comunidad homosexual, el autor del texto también tiene el derecho a rebajar a la persona que rebaja a la comunidad homosexual.
Muy buen artículo.
falta rajoy, el perfecto cretino : lo es y lo parece
Divertido artículo.
Pero el último de los expuestos no debería ser considerado como cretino. Multitud de nutricionistas y médicos dietistas, aconsejan consumir la fruta entera, para obtener así toda su riqueza en vitaminas.
Un visionario que solo pretendía avisarnos de nuestro error.
¡Ay pero que resalao queres, Chencho!!! La fruta entera dize! De fruta madre!!!
Este autor llama cretinos a todos los que defendieron movimientos que han fracasado. Es fácil no estar de acuerdo con reivindicaciones que pueden parecernos absurdas, pero emprenderla así con ellos…
Me recuerda a eso de don Quijote cuando dice lo de «Bien se parece, Sancho, que eres villano, y de aquellos que dicen ¡Viva quien vence!»
¡Mueran también los batidos, que son una clara discriminación contra las vacas!
Para el que no goce de buena vista, no habéis especificado que el último caso sólamente pide la muerte de los zumos sionistas. Me parece un dato relevante.
Pues mi versión de la foto en Londres es bastante distinta: los colegas del barrio, se han arreglado bien, con sus pantalones planchados y el dobladillo marcado con regla, sus camisetas y camisas de blanco impoluto, los tirantes ajustados, las botas relucientes y el pelo repasado, para mostrar que uno, aunque de barrio e hijo de obrero, es limpio y aseado, además de orgulloso. Y se va al centro, porque no hay pasta para más y no hay mucho más que hacer. Y nada más salir del underground, uno se encuentra con una panda de hijos de papa, jugando a hacer la revolución, con pelos largos que puede que no hayan visto un peine en una quincena, ropas que no se pondría una drag queen en medio del desierto y las aptitudes para defenderse de una pelea de un bebe de ocho semanas . Y CON CHICAS. Y te extraña que les mire mal.
Es curioso como con el tiempo las cosas se hacen evidentes. Al liberarnos de la carga emocional y ver todo como algo distante identificamos fácilmente los hechos. ¿Quién nos dice que en aquellos momentos y bajo ciertas circunstancias no seríamos unos cretinos? Es más, seguro que ahora todos tenemos nuestro grado de «cretinez» en mayor o menor medida: cretinos magufos, cretinos disfrazados de lucha social, cretinos moralistas…
«Lips that touch liquor shall not touch ours»… nombre! si ni estando como una cuba se le iba a ocurrir a nadie no ya rozar, casi ni mirar, los labios de los ejemplares de la foto! Jajajajajaja!!!
el dominicano yihadista wannabe (jajajajajxdios lo que me he reido) lleva tb tatuado «Solo Dios puede jusgarme»