El rey Midas del séptimo arte, posiblemente el hombre que más espectadores ha llevado a las salas de cine, y al mismo tiempo un director que ha tenido una relación ambivalente con la crítica y las academias. Adorado por los críticos en sus inicios, un tanto despreciado más adelante cuando ya se había convertido en el favorito del público, y universalmente reconocido cuando —paradójicamente— cuando casi todas sus obras maestras habían quedado ya atrás. Para algunos de nosotros es uno de los grandes directores de la historia del cine por derecho propio; otros quizá lo vean solamente un hábil pulsador de las teclas del espectador. En todo caso, creo que nadie puede negar que ha dirigido un puñado de largometrajes memorables que en algunos casos resisten perfectamente las comparaciones con lo mejor que se haya producido nunca en sus respectivos géneros. Y eso constituye una auténtica hazaña. También, como todo el mundo, Spielberg ha tenido sus trabajos imperfectos e incluso mediocres… pero cuando uno ve de tirón las que son consideradas sus mejores películas, difícilmente puede resistirse a la idea de que nos hallamos ante un cineasta con mayúsculas de los que ha habido muy pocos a lo largo de la historia del medio.
Steven Spielberg empezó a llamar la atención de la industria muy, muy pronto: nada menos que a los veintidós años de edad y gracias a un cortometraje hippie llamado Amblin’ donde narraba sin palabras la historia de amistad y amor de una joven pareja de autoestopistas. Pese a contar con pocos medios y un argumento más bien difuso —hablamos de una filmación con vocación bastante «arty»—, el corto obtuvo bastante repercusión en el circuito de festivales. Y lo que es más importante: llamó la atención de los directivos de televisión que buscaban a nuevos valores.
Más allá del tono vanguardista del cortometraje resultaba evidente que aquel jovenzuelo sabía dónde colocar la cámara y poseía un innato sentido de lo cinematográfico, así que los directivos de la emisora ABC lo ficharon de inmediato, convirtiéndolo en el director más joven que había firmado un contrato a largo plazo con una gran cadena televisiva estadounidense. En la televisión se curtió filmando algún que otro largometraje de terror modesto pero efectivo (Something evil) y diversos capítulos de series, el más notable de ellos el episodio inaugural nada menos que de la celebérrima serie Columbo. Pero la gran explosión de su talento llegaría con otro largometraje para televisión, el impresionante Duel.
Duel (El diablo sobre ruedas, 1971)
La historia de un inofensivo agente comercial perseguido por un malvado camionero (¿humano?) por la desolación de las carreteras estadounidenses era en principio un modesto ejercicio de género para la ABC. Un producto perecedero cuya vida difícilmente hubiese sobrevivido a la franja horaria en que se emitió si hubiera sido facturado por otro director joven. Sin embargo, en manos de Spielberg, este proyecto se convirtió en un auténtico hito. Con una marcada influencia del maestro Hitchcock y una pasmosa habilidad para manejar los tiempos del suspense, Duel dejó atónitos a críticos y espectadores. Considerado con justicia uno de los mejores largometrajes jamás realizados para la televisión, ganó premios como el Globo de Oro o el Emmy y situó inmediatamente al cineasta de veinticinco años en la línea de salida de una prometedora carrera cinematográfica. Duel conoció también pases en salas de cine pero realmente no constituye su debut cinematográfico propiamente dicho. Eso sí, debido a su extraordinaria calidad, debemos incluirlo entre lo más logrado y destacable de todo su trabajo. Una obra maestra rodada con escasos medios por un jovencísimo cineasta decidido a asombrar al mundo.
The sugarland express (1974)
Tras el impacto de Duel, Spielberg abandona la televisión al ser contratado por un estudio cinematográfico de los de verdad. Su primer largometraje en formato celuloide fue una película de acción basada en una historia real, cuyo reparto contaba con una jovencísima Goldie Hawn y el hoy olvidado William Atherton, interpretando a una pareja que secuestra a su propio bebé —entregado por la ley una familia adoptiva— y después es perseguida por la policía (la película Raising Arizona de los hermanos Coen tendría muchos paralelismos con este debut cinematográfico casi olvidado de Spielberg y cuesta creer que no esté, al menos en parte, inspirada en ella). El film intentaba explotar el formato road movie de la impactante Duel con trepidantes persecuciones en automóvil y secuencias de acción en la carretera. Aunque también mostraba muchos detalles de virtuosismo técnico y generalmente gustó a quienes la vieron en su día, The Sugarland Express era netamente inferior a Duel y no atrajo público a la taquilla. Esa falta de éxito, paradójicamente, puede explicat la gran simpatía que la crítica tenía por entonces hacia Spielberg, simpatía que terminaría esfumándose más adelante. Por cierto: hoy en día el propio Spielberg ignora este film y trata de hacernos creer que Duel fue su verdadero debut en la industria del cine. Pero no. Con todo, podemos considerarlo un debut aceptable, que flojea en bastantes aspectos pero que contiene no pocos retazos de la brillantez de su autor y hace ancitipar cosas positivas. Aunque en su siguiente trabajo Spielberg iba a exceder con mucho las expectatovas más alocadas que pudiera haber generado su evidente talento.
Jaws (Tiburón, 1975)
Su segundo largometraje en celuloide fue un salto no de gigantes, sino de colosos. Planteaba un argumento técnica y conceptualmente difícil de llevar a la pantalla: la aparición de un tiburón asesino en una zona de vacaciones, argumento que bien podía haber hecho encallar su prometedora carrera con un mediocre flick de género como terminarían siéndolotantas secuelas e imitaciones. Pero Spielberg agitó la varita mágica que ya había empleado en El diablo sobre ruedas. Todo encajó en este film, podría decirse que milagrosamente. Incluso las dificultades técnicas redundaron en su favor, como el célebre hecho de que el tiburón mecánico construido para la ocasión no funcionase bien y Spielberg se viera forzado a usar más la imaginación que los efectos especiales para asustar a los espectadores, algo que como él mismo reconoce hizo mejorar muchísimo el resultado final de la película. Eso sí, para conseguir suplir los fallos técnicos por genialidades se necesitaba un enorme talento y Spielberg lo tenía de sobra, así que el joven cineasta asombró a propios y extraños con esta película de vocación de clásico instantáneo. Tiburón le valió los parabienes de la crítica y los elogios entusiastas de muchos otros directores ya consagrados: no pocos lo consideraban un genio emergente. Además se convirtió en un éxito de taquilla verdaderamente tremebundo que ponía al director en primera fila de la industria, al haber parido uno de los mayores hits de todos los tiempos. Steven Spielberg, rondando la treintena, se convertía de la noche a la mañana en un gigante de Hollywood.
Close Encounters of the Third Kind (Encuentros en la tercera fase, 1977)
El taquillazo de Tiburón le otorgó a Spielberg no solamente grandes medios económicos para su siguiente film, sino un grado de libertad artística de la que no hubiese gozado de otra manera (libertad relativa, porque como sabemos tuvo sus peleas con el estudio a la hora de incluir algunas secuencias sorprendentes, como aquella de un barco aparecido en mitad del desierto). Usó la abundancia de medios para facturar otro film casi perfecto en su género, en el que nos hablaba de uno de sus asuntos favoritos —los extraterrestres— mediante una apabullante combinación de cinematografía clásica y unos efectos especiales de primera generación que incluso hoy resultan impactantes. El film fue otro enorme éxito de taquilla (no llegó a las cifras de Tiburón, pero pocas películas en la historia lo han hecho) y es considerada con justicia una de las mejores películas de ciencia-ficción de todos los tiempos. Tercera obra maestra de su joven autor, que por entonces las estaba produciendo a un ritmo sencillamente diabólico.
1941 (1979)
Spielberg cambia de registro… y se equivoca de lleno. Pretende dirigir una comedia pero le pierde la grandilocuencia por un lado, y sobre todo el hecho palpable de que entre su apoteósico ramillete de talentos cinematográficos no está el de poseer el pulso necesario para hacer caminar una película cómica de principio a fin. Spielberg siempre ha sido hábil añadiendo notas de humor a sus largometrajes serios, pero no es un buen director de comedia. La crítica y el público se lo hicieron saber despreciando su nueva y costosa película. Ni la presencia de la por entonces infalible pareja John Belushi y Dan Aykroyd, provenientes del famosísimo programa cómico Saturday Night Live, pudo salvar el invento. Spielberg aprendió la lección: si quería salirse de los géneros con los que ya se lo asociaba (acción, fantasía, terror) debía esperar a conseguir todavía más independencia de la que ya había acumulado con sus dos grandes éxitos anteriores, y sobre todo no volverlo a intentar con un género cuyos secretos no dominaba: la comedia pura.
Raiders of the Lost Ark (En busca del arca perdida, 1981)
Una vez aprendida esa dura lección, Spielberg retorna a lo que mejor conoce: la acción y el suspense. Imitando los viejos clásicos de aventuras de décadas pasadas y recurriendo a un Harrison Ford que estaba en la cumbre gracias a Star Wars, el director consiguió regalar al mundo —¡por cuarta vez en menos de diez años!— una obra maestra en su correspondiente género. Tras la debacle comercial de 1941, esta película lo consagró definitivamente como mago de la taquilla: En busca del arca perdida fue un éxito comercial apabullante prácticamente a la altura de Tiburón. La industria se lo reconoció: recibió nueve nominaciones a los Oscars, incluida mejor película y mejor director, aunque finalmente obtuvo cinco estatuillas en el apartado técnico pero ninguna de las dos importantes. Aunque por entonces aún no se notaba tanto, visto hoy parece el primer desplante de la Academia hacia Spielberg (baste decir que aquel año Warren Beatty ganó como mejor director por Reds y Carros de fuego ganó como mejor película). Eso sí, el apellido Spielberg se estaba convirtiendo en sinónimo de gran espectáculo cinematográfico y los espectadores de medio mundo aguardaban su trabajo con un ansia que ningún otro cineasta del momento despertaba.
E.T. the Extra-Terrestrial (E.T. el extraterrestre, 1982)
Sabiéndose ya maestro en el sutil arte de manipular las emociones del público, Spielberg entrega una película para toda la familia en la que había de todo: retazos de ciencia ficción, toques de humor, aventuras infantiles y sobre todo mucho, mucho sentimentalismo. Combinó aquellos ingredientes en un momento dulce e inspirado, y así produjo su quinta obra maestra en menos de una década. La película era tan entretenida a tantos niveles que atrajo a toda clase de públicos, convirtiéndose en un fenómeno comercial sin precedentes, llegando incluso a empequeñecer lo obtenido con Tiburón, En busca del arca perdida y Encuentros en la tercera fase. La gente iba a ver este film una y varias veces, y se lo pasaban en grande tanto los niños como los padres. Por entonces ya no existía ninguna duda: Spielberg era el director favorito de las masas y se consagraba definitivamente como el rey Midas de Hollywood. No obstante, cierta parte de la crítica empezaba a mirarlo ya por encima del hombro, cuando algunos años antes nadie en su sano juicio hubiese dudado de que Steven Spielberg poseía un talento a la altura como mínimo de los más grandes de su generación. Nominada a nueve Oscars, solamente obtuvo cuatro en el apartado técnico y se quedó sin el premio a mejor película, que fue a parar a su más dura competencia, Gandhi (aunque el director de esta última, Richard Attenborough, llegó a decir sin tapujos que ¡E.T. debería haber ganado!).
Twilight Zone: The Movie (En los límites de la realidad, 1983)
En realidad no es un largometraje de Spielberg propiamente dicho, ya que fue dividida en cuatro episodios dirigidos por cuatro cineastas, incluyendo a John Landis. Era como una adaptación actualiazada de The Twilight Zone, la famosa serie de ciencia ficción de Rod Serling que Spielberg adoraba desde niño. El resultado fue francamente irregular y no funcionó excesivamente bien en taquilla. Aunque Spielberg puso mucho cariño en el intento podemos considerarlo un experimento de entretiempo mientras llegaba su siguiente gran proyecto.
Indiana Jones and the Temple of Doom (Indiana Jones y el templo maldito, 1984)
Consciente de que el éxito comercial lo estaba alejando de la crítica pero también deseoso de ganarse la autosuficiencia que le permitiese escapar de los clichés sin temer una reacción tibia del público, Spielberg retomó al personaje de Indiana Jones y facturó una secuela pensada especialmente para recaudar mucho dinero y asegurarse su siguiente jugada artística. Esta vez se tomó las aventuras de Indiana Jones algo menos en serio: sensiblemente inferior a la primera parte, era no obstante muy entretenida y consiguió el doble objetivo de divertir al público y llenar las salas de cine de medio mundo. Aun con sus defectos cumplía bien el papel de una secuela: no cargarse la credibilidad de la saga.
The color purple (El color púrpura, 1985)
Decidido a sacudirse el sambenito de director comercial para las masas y económicamente respaldado por los sucesivos taquillazos, Spielberg adapta una novela dramática sobre el duro tratamiento que diversas mujeres negras reciben en su entorno. El resultado fue una buena película, muy sentimental, que recibió buenas críticas y funcionó bien en taquilla teniendo en cuenta lo mucho que se salía de lo esperado. La buena noticia: recibió once nominaciones a los Oscars, entre ellas la de mejor película (no la de mejor director, aunque la competencia ese año era muy dura: Akira Kurosawa, John Huston, Sydney Pollack, Peter Weir… eso lo dice todo). Pero lo más sonado fue que al final no recibió ninguna estatuilla de las once posibles y la verdad es que mucha gente lo interpretó como una verdadera bofetada de la Academia hacia Spielberg, un gesto que parecía querer decir «muy bien, hemos apreciado tu buen intento de ser un director más serio, pero mejor vuelve a las películas de género porque por mucho que te empeñes no perteneces al gremio de los grandes artistas». Fuese o no ese el mensaje que la Academia pretendía transmitir, sí fue lo que quedó en la memoria de todos, incluido él mismo.
Empire of the sun (El imperio del sol, 1987)
Todavía decidido a impresionar a la crítica, Spielberg retornó al drama con una historia ambientada en la Segunda Guerra Mundial vista a través de los ojos de un niño. Con un enfoque más épico que El color púrpura, tratando de combinar sus nuevas intenciones «más artísticas» con el enfoque del espectáculo grandilocuente, el film funcionó bien en el apartado artístico. La crítica, por lo general, recibió este nuevo intento con buenas palabras aunque también con un entusiasmo bastante moderado. El público, sin embargo, mostró menos interés y El imperio del sol obtuvo la menor recaudación de un film de Spielberg desde su debut, incluyendo la que en su día había sido considerado un batacazo, 1941. Aunque finalmente no perdió dinero gracias a una segunda vida en el mercado internacional, teniendo en cuenta que venía firmada por un hombre cuyo apellido garantizaba por sí solo la venta de entradas en casi cualquier producto que se estrenase (incluyendo algunos en los que únicamente ejercía como productor y como reclamo) fue considerada otro tropezón comercial. En los Oscars, El imperio del sol recibió seis nominaciones exclusivamente técnicas, de las que no ganó ninguna, reforzando la impresión ya muy aparente, de que en la Academia gustaban de sacudirle una colleja a Spielberg cada vez que tenían oportunidad.
Always (1989)
A la tercera no fue la vencida. El director volvió a intentar salirse de los estereotipos con un melodrama romántico de tintes fantásticos (un poco en la línea de la inminente Ghost) pero la crítica fue bastante despectiva con el resultado y el público tampoco mostró demasiado interés. La película, ciertamente, no estaba entre lo mejor de su trabajo: era considerablemente peor que las dos anteriores. En el plano artístico muchos la comparaban con el fiasco de 1941 y algunos se preguntaban si los mejores años de Spielberg habían quedado definitivamente atrás. La sensación general era que el empeño de Spielberg por consagrarse como cineasta más «adulto» estaba fracasando y que debía centrarse en los grandes espectáculos de acción, terror y ciencia ficción, géneros en los que sí había demostrado una maestría más allá de toda duda. Espectáculos que, por otra parte, todo el mundo esperaba ansiosamente de él. Una de las acusaciones que se le hacía a Spielberg quizá sí tenía base: la tendencia a excederse con el sentimentalismo en algunos momentos, pero sin lograr la fuerza de un Frank Capra ni tampoco la afortunada combinación de sentimentalismo con otros ingredientes más ligeros cuyo contraste había hecho de E.T. el extraterrestre un largometraje memorable.
Indiana Jones and the last crusade (Indiana Jones y la última cruzada, 1989)
Consciente ya de que si quería seguir su propio camino como creador tenía que dar una de cal y otra de arena —táctica que por ejemplo Clint Eastwood llevaba un tiempo utilizando con éxito—, Spielberg resucitaba la saga Indiana Jones con una muy divertida película que dividió a los críticos pero no decepcionó a la audiencia. La química entre Harrison Ford y Sean Connery, así como el humor y la acción constantes, ayudaron a que esta tercera entrega se convirtiese en un enorme éxito de taquilla. Spielberg buscaba atraer de nuevo a las masas y lo consiguió: el rey Midas volvía a las andadas. Ciertamente no se trataba de una obra maestra, pero tampoco pretendía serlo y mucha gente la situaba por encima de Indiana Jones y el templo maldito en cuanto a calidad.
Hook (1991)
La muy anunciada adaptación del personaje de Peter Pan que se quedó en un ejercicio de barroquismo escasamente convincente. Fue bien en taquilla —era un film ideal para ver en familia— pero la crítica la defenestró casi por unanimidad. La idea de un Peter Pan adulto interpretado por el Hombre Que Lo Tranforma Todo En Azúcar, Robin Williams, no terminó de funcionar. Se llegó a alcanzar cierto consenso en la idea de que Steven Spielberg nunca podría ser otra cosa que un mero artesano de exitosos blockbusters, y que ahora que por fin se había dado cuenta de que sus ínfulas artísticas no iban a llegar a ningún lado se había resignado a hacer lo que mejor sabía: arrastrar al público palomitero a los cines, olvidándose de la loca idea de facturar Arte Adulto. Como para subrayar este veredicto, la Academia nominó al filmen cinco apartados técnicos… y nuevamente no ganó en ninguno. Lo de Spielberg y los Oscars era ya como una vieja broma en el mundillo. Aunque por lo menos pudimos ver al gran Dustin Hoffmann haciendo una interpretación muy inusual en el conjunto de su carrera, lo que al menos constituía un curioso detalle digno de contemplar en mitad de todo el fiasco.
Jurassic Park (Parque jurásico, 1993)
Siguiendo con su táctica de recaudar a lo grande pensando en financiar otro tipo de filmes, Spielberg se descolgó con un espectáculo ligero pero visualmente impresionante donde aplicaba lo mejorcito de la tecnología de la época, y sin reparar en gastos. La película, pese a su superficialidad argumental, contenía no pocos momentos que nos devolvían la brillantez del mejor Spielberg, especialmente en secuencias de tenso suspense. El logro técnico era tan apabullante que muchos críticos, asombrados por lo que veían en pantalla, fueron incluso excesivamente bondadosos con el film. Pero bueno, visualmente fue un hito técnico de los que marcan época. El público acudió en verdaderas oleadas a ver esta apoteosis de dinosaurios que literalmente cobraban vida —realmente lo nunca visto— convirtiendo Jurassic Park en un fenómeno mundial que por muy poco no llegó a los niveles de locura que había desatado E.T. el extraterrestre. No fue una de sus mejores películas, pero como espectáculo visual y montaña rusa de secuencias impactantes no tuvo ningún tipo de rival en aquellos años y hoy en día sigue siendo muy, muy divertida de revisitar.
Schindler’s List (La lista de Schlinder, 1993)
La película que cambió el lugar de Steven Spielberg en la historia del cine, aunque hubiese rodado otras en sus primeros años que hubiesen justificado ese lugar tanto o más que esta. Después de exprimir las taquillas, Spielberg decidió rodar otro film genuinamente personal. El enfoque «arty» (blanco y negro, algún toque vanguardista inusual en su cine) y la elección de un asunto tan peliagudo como el holocausto judío —asunto que Spielberg logró tratar con crudeza pero sin excederse con los tics melodramáticos habituales — convencieron finalmente a los críticos de todo el mundo: Spielberg era un artista. La lista de Schindler recibió una avalancha de elogios. Para ilustrar el cambio de percepción: de doce nominaciones al Oscar ganó siete, incluyendo los premios ¡a mejor película y mejor director! Por fin Spielberg era tratado como un peso pesado del cine también en el aspecto artístico, no solamente en el comercial. De repente, algunos que habían menospreciado su talento se daban cuenta de que realmente se hallaban ante un director de primerísimo nivel. Incluso se puso de moda volver a alabar sus primeras y fabulosas películas, que con los años habían perdido parte del reconocimiento que merecían como obras maestras que habían sido (algunas de las cuales, al menos en mi modesta opinión, me parecen tan buenas o incluso mejores que La lista de Schindler). Por fin mucha gente se explicaba el motivo de que el mismísimo Akira Kurosawa se hubiese levantado pasmado tras asistir a un pase de Tiburón, o que Attemborough se hubiese atrevido a empequeñecer públicamente su Gandhi frente a E.T. el extraterrestre, o que Stanley Kubrick hubiese mostrado siempre tanto respeto y admiración por su compatriota. Por fin había quedado claro que Steven Spielberg era un grande. Fue para Spielberg lo que Sin perdón para Clint Eastwood: el premio a la perseverancia en intentar salir de los clichés.
The lost world: Jurassic Park II (El mundo perdido: Parque Jurásico II, 1997)
Siguiendo con la táctica Eastwood de recaudar con películas enfocadas a lo comercial por un lado para tener más libertad por el otro, Spielberg ofrecía un nuevo sacrificio al público palomitero con la ansiosamente esperada secuela de Parque Jurásico. Aunque visualmente espectacular, cómo no, era mucho más plana y carecía de tantos instantes puramente spielbergianos que habían despertado nuestro asombro en la primera parte. Su nuevo film era mucho más fácil de olvidar, pero a estas alturas todo el mundo tenía claro que estábamos ante un producto meramente comercial y ni siquiera los críticos que lo defenestraron se ensañaron con demasiado ímpetu con Spielberg, sabiendo que aquello no pasaba de ser un ejercicio económico bien calculado. El film cumplió su principal propósito: aprovechar el tirón de la saga para recaudar una barbaridad de dinero. Por fin Spielberg se había ganado el prestigio suficiente como para que todos le perdonasen el querer explotar la gallina de los huevos de oro. Quién mejor que el rey Midas de Hollywood para permitirse estas maniobras.
Amistad (1997)
Distinto fue lo de Amistad. E, ahora sí, esperado retorno al cine más adulto se materializaba en una historia sobre la esclavitud que recibió muchas buenas críticas pero que no obtuvo consenso crítico. Algunos, arrastrados por el «síndrome Schindler», alabaron excesivamente el film. Otros se mostraron más escépticos. El tiempo quizá la haya puesto en su lugar como la película bienintencionada pero no del todo conseguida que es. Y ni siquiera el prestigio de su autor o el recuerdo de la intensa La lista de Schindler garantizaron el taquillazo: tras un inicio fuerte en su estreno, la carrera comercial de Amistad se desinfló al correr la voz de que no estábamos ante una nueva Schindler, así que terminó obteniendo una recaudación modesta similar a la de Always o 1941. Lo cual —y siempre en términos de Spielberg, porque para otro director estas mismas cifras hubiesen sido un logro— puede considerarse un fracaso comercial.
Saving private Ryan (Salvar al soldado Ryan, 1998)
Segundo hito en su trayectoria de los años noventa y la superconsagración después de aquella primera consagración como gran artista que había supuesto La lista de Shincdler. Un film bélico que recibió innumerables elogios y que impactaba desde el minuto uno con la espectacular secuencia del desembarco de Normandía. Atrajo a muchísimos espectadores, se ganó el entusiasmo generalizado de la crítica y fue nominada a once Oscars, de los que ganó cinco (incluyendo el segundo como director para el propio Spielberg). En este caso he de admitir que quizá soy yo quien no termina de verlo igual y que tal vez me pierdo algo, y aunque me pareció una buena película, muy impactante en muchos aspectos y desde luego muy entretenida, no la vi como una obra maestra. En su momento creí que estaba siendo sobrevalorada, pero bueno… puedo estar perfectamente equivocado y seguramente así sea. No podemos acertar siempre ni coincidir siempre con el criterio de los demás. Mea culpa.
A.I. Artificial Intelligence (Inteligencia Artificial, 2001)
Uno de los films más anticipados de toda su carrera fue la adaptación de un guión que su amigo Stanley Kubrick, entonces ya fallecido, siempre había querido filmar pero había dejado aparcado por diversos motivos (no solamente, aunque también, por la cacareada falta de medios tecnológicos que Kubrick encontró en su momento). Kubrick hubiese estado encantado de que la rodase precisamente Spielberg, que además de amigo suyo era un conocido amante de la ciencia ficción y alguien que había tratado muy seriamente el género en Encuentros en la tercera fase. Pero el resultado fue, como poco, digno de discusión. Algunos críticos la alabaron. Pero otros se sintieron muy decepcionados. El autor de la historia original, un peso superpesado de la ciencia ficción literaria como lo era Brian W. Aldiss, habló bastante bien de la película aunque además de admitir que como autor de la historia siempre iba a encontrar fallos y que no pretendía ponerse tiquismiquis, dejó entrever que Spielberg había edulcorado demasiado el argumento en comparación a lo que Kubrick hubiese hecho. A mí, particularmente, me dio la misma impresión. Esta película me dejó un tanto frío y solo me llamaron la atención algunos momentos de la interpretación del pequeño Haley Joel Osment y, cómo no, el habitual despliegue tecnológico y visual. Quizá es que no pude evitar pensar más en lo que Kubrick habría hecho que en apreciar lo que Spielberg nos había entregado, pero esta película nunca me ha fascinado particularmente. No supuso el taquillazo que se esperaba de antemano.
Minority Report (2002)
Regreso a la ciencia ficción, esta vez con una adaptación del siempre complicado trabajo del novelista Philip K. Dick. Una película no descollante pero sí efectiva que recibió buenas críticas y mejoró bastante la taquilla de Inteligencia Artificial. A priori, la asociación con el histriónico Tom Cruise podía no sonar demasiado bien, pero en el resultado final no costaba demasiado trabajo tolerar al gurú cienciólogo y lo cierto es que se nos entregó un buen espectáculo, visualmente esplendoroso y con buenos momentos de acción. Se trataba de un film superficial teniendo en cuenta la habitual densidad paranoide de la obra de Philip K. Dick, pero esta es una crítica que podría hacerse a multitud de adaptaciones de obras literarias.
Catch me if you can (Atrápame si puedes, 2002)
Las curiosas peripecias de un joven estafador, basadas en un personaje real, no solamente supusieron otro éxito de público sino que permitieron a Spielberg lucirse en un registro diferente al acostumbrado en él. Si bien no estaba a la misma altura de sus obras maestras del pasado —hay listones difíciles de alcanzar— al menos fue percibida como una de sus mejores películas posteriores a La lista de Schindler. Vibrante, muy entretenida, relativamente poco ambiciosa pero muy conseguida en casi todos los aspectos, encandiló a la audiencia, recaudó mucho dinero y dejó satisfecho a casi todo el mundo. Suponía, por cierto, la tercera colaboración de Spielberg con Tom Hanks, su nuevo Richard Dreyfuss. Eso sí, Leonardo DiCaprio no llegaba a ser el nuevo Harrison Ford pero garantizaba su cuota de taquilla.
The Terminal (La terminal, 2004)
La fórmula de argumentos inspirados en la realidad (y con base aeroportuaria) parecía haber seducido al cineasta y aquí nos contaba, en tono de melodrama amable, la historia de un hombre que por extraños motivos legales se ve obligado a vivir en un aeropuerto. Entretenida, con un Tom Hanks efectivo como de costumbre, era claramente un trabajo menor en su filmografía y ciertamente un film flojo para lo que podía esperarse de Sipelberg después de Catch me if you can. Probablemente pesó en el resultado final la incapacidad para decidirse entre un enfoque realista y un cuento a lo Frank Capra. Sea como fuere, tanto crítica como público captaron la inconsistencia del film, que pasó sin pena ni gloria por las pantallas. Recibió algunos buenos comentarios —sobre todo en torno a la interpretación de Hanks— pero también algunas críticas bastante despectivas. No aburre, como casi ninguna de su autor, pero se ve y al poco se olvida.
War of the worlds (La guerra de los mundos, 2005)
Spielberg regresa a su querida ciencia ficción con la readaptación de uno de los mayores clásicos del género. La guerra de los mundos funcionaba muy bien como show grandilocuente y por momentos nos devolvía al mejor Spielberg, como de costumbre en las secuencias más basadas en el suspense y la acción. En conjunto, sin embargo, la adaptación flojeaba por varios motivos, entre ellos la perenne fijación de Spielberg por la temática familiar —algo que minaba considerablemente la visión de conjunto pretendida por H.G. Wells en su novela— y también por un Tom Cruise que se nos mostraba aquí en su faceta más innecesariamente histérica. Muy eficaz como entretenimiento instantáneo, tremebunda en algunos instantes, pero hubiese resultado mucho más brillante si Spielberg la hubiese dirigido en los años setenta, con mayor fidelidad a la novela de base y con menos concesiones a sus obsesiones. Muy entretenida pero en conjunto irregular.
Munich (2005)
La sorpresa llegó con una película inusualmente sombría y política en torno a las consecuencias del terrorismo internacional. Se trataba de un trabajo muy distinto a todo su anterior trabajo, teniendo únicamente algunas conexiones —no muchas— con la también oscura pero más sentimental La lista de Schindler. Bien construida, apropiadamente tensa y con varios momentos de esos que nos recuerdan la auténtica medida del talento de Spielberg (una vez más, los de suspense), no llegaba sin embargo a explotar del todo. Era un buen film y despertó más críticas por su contenido argumental y por sus implicaciones políticas y morales que por la propia factura cinematográfica, pero le faltaba algo para terminar de ser una obra redonda. El público no demostró especial interés: muchos la encontraron aburrida o difusa y la recaudación fue relativamente modesta, al nivel de Amistad o Always. Spielberg no obtuvo el gran impacto que sin duda planeaba producir.
Indiana Jones and the Kingdom of the Crystal Skull (Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, 2008)
Spielberg se asocia con el entonces ya infame George Lucas y entrega la cuarta entrega de su más célebre franquicia. Prometía espectáculo y dio espectáculo, pero en mi opinión hay demasiadas cosas que no encajan en la película y no me refiero únicamente a la edad de Harrison Ford. Frenética y estúpida a partes iguales, era sin duda la peor de toda la saga. Si bien a muchos satisfizo con sus indisimuladas pretensiones de película de acción primaria, a otros les sirvió para desmitificar toda una saga. Sin embargo, el poder de atracción de la franquicia y su indiscutible valor de entretenimiento bastaron para garantizar un monumental taquillazo. La crítica fue sosprendentemente benévola, al menos para mi gusto, aunque quienes la defenestraron lo hicieron muy a conciencia. Es posible que en la memoria de muchos vaya devaluándose conforme avanza el tiempo (y también es posible que incluso ahora haya otros que la consideren infravalorada, para gustos colores). En todo caso, detalles como lo del frigorífico y la explosión nueclear quedarán como hitos perennes en la historia de la comedia involuntaria. Una secuela infinitamente rentable, divertida a su manera, desde luego innecesaria y también, por qué no decirlo, ridícula y por momentos embarazosamente hilarante. Además contaba con su propio Jar Jar Binks —o si lo prefieren su propio perro Poochie—, hablamos del más que prescindible personaje interpretado por Shia Labeouf.
The adventures of Tintin (Las aventuras de Tintin, 2011)
Proyecto sorprendente por varios motivos. Especialmente porque íbamos a ver un largometraje animado dirigido por Spielberg, y además en 3D. El resultado fue técnicamente impecable hasta niveles de auténtico asombro: una vez más, el director demostraba sentirse como pez en el agua haciendo uso de las herramientas tecnológicas más punteras. Con un ritmo endiablado y poco o nada de la parsimonia novelesca de los cómics del famoso autor belga, es la clase de film que puede dividir a los espectadores. Quienes buscasen al Spielberg más clásico no lo iban a encontrar —y mucho menos quienes confiasen en una adaptación fiel al tono del tebeo original— pero en su lugar tenían un trepidante circense tiovivo para toda la familia. Ni mucho menos recaudó tanto como la cuarte entrega de Indiana Jones, y tampoco pasará a la historia como una de las cúspides de su autor, pero visualmente es impecable.
War Horse (2011)
Retorno de Spielberg al drama grandilocuente, con una impecable factura técnica y la ya conocida mezcla entre épica bélica y el azúcar lacrimógeno que tan bien sabe explotar. Este film dividió bastante a la crítica. Para algunos fue una de las grandes películas del año. Para otros un trabajo menor —aunque de nuevo espectacular— en la filmografía del estadounidense. Con todo, constituía una nueva demostración de la sabiduría de Spielberg a la hora de tocar las teclas sentimentales de muchos espectadores. Además funcionó bien en taquilla. Obtuvo seis nominaciones a los Oscars incluyendo la de mejor película, pero no obtuvo ninguna de ellas, recordándonos una vez más los viejos tiempos en que la Academia le gastaba estas bromas al cineasta. No creo que nadie vaya a contarla entre sus grandes obras, aunque tampoco entre las peores.
Lincoln (2012)
Por el momento, a la hora de escribir estas líneas —inicios del 2014, amigos del futuro— se trata del último largometraje estrenado por Steven Spielberg. Se trata de la recreación de la lucha parlamentaria de Abraham Lincoln por aprobar la enmienda constitucional que abolía la esclavitud en los Estados Unidos. Sí, es una película política y no, no hay acción en ella. Priman los diálogos (como dicen en EE. UU., es una película de «gente hablando en habitaciones») y supuso un ejercicio de cine clásico en toda regla donde Spielberg consiguió esconder sus tics, manías y su personalidad tan a menudo innecesariamente visible en sus películas. El director se centró no en sus mensajes moralizantes sino en lo que realmente importa: lo que aparece filmado en pantalla, que debe ser lo que mande. Así, la película fascinó a la crítica y sorprendió a quienes de antemano habíamos temido encontrarnos ante una especie de hagiografía lacrimógena del presidente Lincoln. Nada más lejos. Deudora o al menos muy similar en estilo a la serie de TV John Adams que narraba el proceso de declaración de independencia estadounidense, Lincoln brillaba en muchos aspectos: contaba con fabulosas interpretaciones a todos los niveles, cuidados diálogos, un ritmo moderado pero muy meritorio teniendo en cuenta el poco trepidante material argumental, y la sensación general de que Steven Spielberg tal vez había rodado su mejor película desde hacía bastantes años. A mí desde luego me lo parece, aunque entiendo que a algunas personas pueda aburrirles la temática tan política y la lentitud del film (no es mi caso, siempre me han gustado películas como Cromwell y similares, y también me gustó mucho la mencionada serie John Adams). Lincoln fue un gran éxito de público; de hecho, si descontamos las películas de acción, fantasía o bélicas, ha sido el drama de mayor éxito comercial en toda la carrera de Spielberg. Eso sí, para seguir con aquella antigua tradición pocas veces rota, fue nominada a doce Oscars y solamente obtuvo dos, entre ellos el tercero de su carrera para un apoteósico Daniel Day Lewis que arrasó en todas las entregas de premios concebibles en el universo y que compuso lo que será sin duda recordado como una de las grandes interpretaciones de esta década. En resumen, un film que se ganará un lugar en la vitrina de sus mejores películas y que nos dejó muy buen sabor de boca, confiando en que el rey Midas de Hollywood todavía será capaz de entregarnos algunos títulos más que rayen a esta altura. Los fans del director nunca perdemos la fe en él; no esperamos una nueva Tiburón, desde luego, pero sabemos que mientras viva será capaz de realizar grandes cosas de vez en cuando. Pidámoslo mirando al cielo con aquellas emotivas palabras: teléfono, mi casa, Spielberg.
Pingback: Steven Spielberg: toda su carrera en veintiocho películas
Encuentros en la tercera fase o la película más sobrevalorada de Spielberg. Méritos técnicos tendrá de sobra, pero el argumento y su desarrollo es simple a más no poder. Una película que no dice absolutamente nada durante todo su metraje y que a mi personalmente me quedó muy frio.
Sin duda sus mejores flims por divertidos y a la vez psicológicamente inquietantes fueron los que rodó con Pajares y Esteso bajo el pseudónimo de Mariano Ozores, aunque para gustos están los colores…
quedó?….dejó, se dice dejó
Gracias. Me encanta Spielberg.
Disiento sobre la nota que algunos le ponen a algún clásico suyo, como por ejemplo, «Jurassic Park». Aquella película me parece una maravilla. Un grandioso espectáculo de acción y fantasía, con una dosis tremenda de ecologismo.
Su «War horse» también me parece bastante por encima de la nota que le suelen asignar. Es cierto que no termina de emocionar tanto como para ser perfecta, pero le falta poco. El infantilismo del que se quejan algunos con Spielberg, yo lo veo como un ecologismo sentimental que en mí, cumplió su efecto.
Por cierto, aquí las películas más escondidas de 2013 que más me impactaron:
http://www.elpisapapeles.com/cultura/musica-cine-television/salvar-naufragio-cine-considerar-2013.php
A mí me parece que «Jurassic park» la rodó conmucha desgana, con el piloto automático puesto y pensando en dar lo mejor de sí en «La lista de Schindler».
Aquí uno que pone Munich en la lista de obras maestras de Steve.
Aquí otro. Y de ‘Eric Bana poniendo cara de tener fiebre’ nada, una nominación para él ese año hubiera sido de rigor.
Otro
Y otro más. Munich es una de las mejores películas de la pasada década, una obra impresionante.
Munich es mi película favorita de Spielberg, después de Tiburón… Con mucha diferencia, y el momento en que Eric Bana visita a su hijo en el Hospital es una de las mejores escenas de su filmografía…
Estoy muy de acuerdo con todo, solo quiero romper una lanza en favor de «Minority Report», a mi me gusto muchisimo, me parece mucho mejor pelicula de lo que das a entender.
Saludos :).
Yo creo que le sobraba media hora de metraje, como a «I.A.»
Tienes razón, para mi la diferencia la marca el hecho de que la ultima media hora de I.A no me gusto nada, la ultima media hora de «Minority Report» aun sobrando me daño menos.
Digamos que fui mas tolerante «Minority Report» porque la ultima media hora de «I.A» me dolió mucho.
Saludos.
A casi todas las últimas películas de Spielberg les sobra media hora…o eso o un solo final porque en algunas ha llegado a poner hasta tres :/ aún así se le reconoce el talento.
Un artículo interesante. Sin duda, no merece la pena despreciar a Spielberg sin más, como hacen algunos puristas. En todo caso, he de decir,que mis películas favoritas suyas siguen siendo las primeras, sobre todo «Tiburón».
El problema de Spielberg es que es incapaz de «no ayudar» al espectador de vez en cuando. Su metodología es en exceso pedagógica. Es como si no confiara en el público (ni en su inteligencia ni capacidad para la sutileza) y tuviera, continuamente, y sobre todo a medida que ha avanzado su carrera, que realizar ostentosos énfasis visuales, subrayados dramáticos y grandes gestos de solemnidad. Como para que nos quede claro cuál es el mensaje de la película, cuáles son los motivos de un personaje, qué personajes nos deben de gustar, etc.
Luego, en cuanto a «Lincoln», disiento en considerarla «clásica» o de «perfil clásico». Un director realmente clásico hubiera empleado 100 minutos en esa historia, y no 150. Y no se hubiera adornado tanto en gestos para la galería, en claroscuros esteticistas ni en caricaturizar a algunos personajes. No es que me parezca una mala película, no. Pero no puede ser clásica (si clásicos nos parecen Hawks o Ford u Ozu): carece de armonía, de equilibrio, de sutileza, de economía de medios.
Saludos:
http://www.elcineenquevivimos.es
Estoy de acuerdo con tus dos primeros párrafos. También me sorprende el que algunos sigan despreciando a Spielberg, cuando para mí es un grande. También estoy de acuerdo en que muchas veces trata al público como si fuera tonto y tengo la impresión de que sus películas mejoran mucho cuando confía más en el espectador. Eso y sus moralinas son algunos de sus peores defectos como director.
En cuanto al tono clásico de «Lincoln»… bueno, es una cuestión de mera terminología. Hitchcock diría que no puede ser de estilo clásico si no es muda, pero bueno, pretendía expresar simplemnente que en «Lincoln» Spielberg se esconde mucho más detrás de la cámara y olvida los alardes visuales a los que es tan propenso. Eso sí, a mí no me aburrió ni se me hizo larga, al contrario. Eso sí, ya te digo que me gustan ese tipo de películas y ponía «Cromwell» como ejemplo, aunque sin ánimo de compararlas. Esto siempre es una cuestión subjetiva.
El chico de amblin es Woody!!!
Spielberg es mucho mejor director de secuencias que de películas. Para muestra, un botón: la secuencia inicial de «Saving private Ryan», de largo lo mejor de su filmografía y lo mejor del cine bélico, no hay adjetivos que puedan definirla, pero el resto de la película no es más que una muy convencional película de guerra, por más caras trasdendentes que ponga Tom Hanks.
Y para cine bélico bueno de verdad, la serie de TV (HBO) «Brothers in arms», producida por… Spielberg y Tom Hanks, que se interesaron por el tema mientras rodaban «Saving private Ryan».
¿»Band of brothers», quizá?
Correcto… lo otro es un disco (flojito) de Dire Straits…
Disiento con la idea generalizada de Lincoln. En mi opinión un tostón extremadamente largo en donde el tal Lincoln parece el súperhombre que todo norteamericano cree (le hacen creer) que era. Apenas defectos y todo virtudes. ¿Realmente hablaba así? Pedante hasta el extremo. En fin, película norteamericana para consumo norteamericano.
De la cuarta entrega de Indiana Jones mejor no hablar… Lamentable cómo se puede estropear una saga completa en poco más de hora y media.
Que «Lincoln» sea un tostón es tu impresión y desde luego es muy respetable. Ya he dicho en el texto que seguramente mucha gente comparte esa opinión y me parece bien. Pero lo demás que dices es simplemente un juicio político y no cinematográfico, juicio político que no he querido hacer. Es una buena película, y el cómo refleje la situación política de entonces o la figura de Lincoln es ya otro cantar. ¿Que mitifica excesivamente a Lincoln? Es muy posible. Pero hay muchas películas falaces, manipuladoras, propagandísticas… que no por ello dejan de ser buenas películas.
En algunas de las mejores películas del Oeste los indios eran los malos. Y ya sabemos cuál era la realidad. El cine es el cine. Si lo juzgamos únicamente en base a nuestros distintos criterios ideológicos… se salva muy poca cosa. si es que se salva algo.
Spielberg se carga «Lincoln» en eso plano final, donde el «espíritu» del presidente ya muerto se aparece a la luz de una vela para iluminarnos el camino: ahí vuelve a asomar ese «Asperger» que lastra buena parte de su filmografía.
Muchas gracias por responder, no suele ser habitual. ‘Lincoln’ es una película política y merece una crítica desde un punto de vista político, al menos eso creo. Por otra parte no deja de ser una película biográfica, por lo que al menos se espera algo de rigor en la misma. ¿Lincoln tenía sombras? Seguro, pero en la película (y en el subconsciente norteamericano) no se reflejan, es más únicamente se centran en sus luces.
Un saludo, y de nuevo muchas gracias por responder a los lectores.
Si lo dices por la omisión a la homosexualidad de Lincoln pues la película solo ahonda en el conflicto parlamentario
Yo tuve la suerte de ver E.T con 8 años en uno de los grandes cines que había antes en Bilbao y la magia que experimente aún puedo recordarla como uno de los momentos más emocionantes de mi niñez.
Yo lamento no haber podido ver «Tiburón» en pantalla grande.
Un artículo muy entretenido, y con el que estoy bastante de acuerdo en líneas generales. Para mi gusto, las obras cumbre de Spielberg son El Diablo Sobre Ruedas, Tiburón, ET, y La Lista de Schindler. Esas películas han marcado un antes y un después en el cine y en sus respectivos géneros.
Por otro lado quiero comentar mi desacuerdo con el pie de foto de «El Imperio del Sol». Creo que Emilio de Gorgot desdeña algunas actuaciones muy notables de Christian Bale, como por ejemplo en «El Maquinista». Cierto es que no se prodiga en grandes papeles, pero creo que es un actor muy válido.
Admito que algunos pies de foto han sido más bien socarrones, pero entiendo que es evidente el animus iocandi, porque desde luego no pretendo pontificar al mundo con mi opinión sobre determinados actores. Yo no veo a Bale como tú, pero si todos opinásemos lo mismo esto sería muy aburrido. Como la cara de Bale.
Vale, vale, lo he vuelto a hacer. ¡Perdón!
Yo ubicaría entre sus grandes obras a Indiana Jones and the Last Crusade, War of the Worlds, Minority Report, Munich, War Horse y, sobre todo, A.I. que me parece la mejor película de Spielberg. En los últimos quince años Spielberg volvió a demostrar que es uno me de los mejores directores del mundo.
Hola. No estoy de acuerdo en absoluto con lo que dices. Es verdad que las que citas son buenas películas («Minority», «Munich», «War horse», incluso «War of the worlds») que seguramente valoraría mejor de no provenir de Spielberg. Pero ¿»A.I.» es su mejor película? ¿Mejor que Tiburón, Duel, E.T., Shindler, y demás? Lo siento pero no consigo entender el por qué.
Es la película de Spielberg que, para mí, más ha crecido con los años y con cada visionado. La primera vez que la vi me pareció regular. Hoy la considero una obra maestra. Y aunque me gusta mucho Kubrick, no lo extraño en absoluto como director de esta película. Spielberg hizo un gran trabajo.
Bueno, no estoy de acuerdo pero no pretendo estar en posesión de la verdad absoluta. Quizá tú veas cosas que yo no veo. O quizá yo esté condicionado. Si con el tiempo cambio de opinión (a veces pasa) no tendría inconveniente en decirlo aquí mismo.
«A.I.» sería un peliculón si acabase en el final de la historia: cuando el niño llega al fondo del mar.
Es el post-final lo que caga la peli.
Completamente de acuerdo. No entendí por qué no acabó ahi. Era un final perfecto.
Sería un final perfecto el de Inteligencia Artificial si el director se apellidase Eastwood o Verhoeven y mantuviera una visión nihilista de la vida. Básicamente se critica a Spielberg por ser quién es. Además yo no la veo tan edulcorada. Es un historia bastante cruda, sin concesiones, donde al final toda la humanidad muere, incluída las personas que más ama el protagonista, así que muy feliz no es que parezca. Si que considero que es una película muy incomprendida. Llegó incluso a decirse que los seres del final eran extraterrestres y que Spielberg agregó el desenlace a posteriori, cuando en realidad la idea siempre provino de Kubrick (no hay más que ver el parecido con el final de la habitación en 2001).
La Guerra de los Mundos es otro gran ejemplo, en contra de lo que dice el artículo es una película bastante fiel a la novela. Me gustaría saber por qué se dice eso.
«Todo encajó en este film, podría decirse que milagrosamente. Incluso las dificultades técnicas redundaron en su favor, como el célebre hecho de que el tiburón mecánico construido para la ocasión no funcionase bien y Spielberg se viera forzado a usar más la imaginación que los efectos especiales para asustar a los espectadores»
De milagro nada. George Lucas, en la gala de la AFI, explicó un día que Spielberg le recordaba poderosamente a Indiana Jones por esa capacidad de improvisar a su favor y de manera muy brillante en situaciónes con gran presión y adversidad. A continuación narraba como en el rodaje de En Busca del Arca Perdida todo el mundo se puso enfermo incluído el protagonista debido a una comida del lugar en mal estado (el se salvó porque comía comida enlatada). Sin equipo, sin tiempo, y con una secuencia muy compleja de acción todavía por rodarse, se le ocurrió la famosa escena del disparo al tío de la espada y la grabó en un par de tomas. No sólo eliminó todos los problemas de golpe sino que se sacó de la manga otra escena mítica en su carrera.
Totalmente de acuerdo con A.I. Seguramente aparecería en las primeras posiciones de mi lista de obras maestras infravaloradas de la historia. Sobre el final, pensé lo mismo que indica otro de los comentarios en mi primer visionado; haberla acabado antes. Con los siguientes, vi que esa supuesta imperfección dotaba a la pelicula de la personalidad de su director y la hacía única.
Estupendo artículo, personal pero muy informado.
Y de acuerdo con la valoración de la ultima de Indiana Jones, de salir llorando, vean el episodio de South Park, Lucas y Spielberg violando a Indi en bareto.
‘El enfoque «arty» (blanco y negro, algún toque vanguardista inusual en su cine) y la elección de un asunto tan peliagudo como el holocausto judío —asunto que Spielberg logró tratar con crudeza pero sin excederse con los tics melodramáticos habituales — convencieron finalmente a los críticos de todo el mundo: Spielberg era un artista.’
¿Que no se excedió? ¿Tú no has visto el final de la peli con todos los descendientes de los judíos que Schindler salvó en peregrinación, sonrientes y cogiditos de la mano, mientras suena una canción lacrimógena, (gracias a Dios que no eran los putos violines de John Williams: desde ‘La lista de Schindler’ no hay peli sobre el Holocausto que no incluya los dichosos violines de los cojones)? El problema de TODAS las películas de Spielberg es que siempre acaba jodiendo los finales por su enfermiza necesidad de meter un ‘happy ending’, venga a cuento o no, y cuanto más pasteloso, mejor…
Hombre, no juzgues toda la película por el epílogo. Dado el tema que trataba, «La lista» tenía que ser muy sentimental por narices, y lo fue. Pero recuerdo que ya en su momento me sorprendió la relativa sobriedad de Spielberg. Hablamos del hombre que hizo llorar a medio planeta con «E.T.», y lo cierto es que yo esperaba algo más en plan «tragicomedia Disney». Dicho de otro modo: de Spielberg casi esperaba algo como «La vida es bella»… no en tono de comedia, claro, pero para entendernos. Algo más facilón. Ojo: «la vida es bella» me gustó, pero no deja de ser un melodrama amable aun dentro del duro entorno donde se encuadra.
Y «Shindler» no me parece particularmente facilona, ni me parece que abunden los tics del Spielberg más ñoño, ni me parece un melodrama blando. Y olvida el epílogo: nunca he creído que «La lista de Schindler» tuviese un final feliz. De hecho (spoiler), tiene un final bastante desgarrador, porque la desesperación del protagonista por no haber salvado a más gente transmite al público la idea de cuánto vale una vida humana. Y esas vidas humanas se perdieron. Si eso no es un final triste, no sé qué puede serlo.
Pero vamos, creo que si alguna vez estaba justificado el sentimentalismo de Spielberg era hablando de estos horrores. ¡Spielberg es judío! Tiene buenos motivos para sentirse aludido. Pero él mismo habló en su día de que quería ser respetuoso y serio con el asunto y creo que lo consiguió sobradamente.
Es más: la crítica de entonces (hay que recordar cómo eran con Spielberg antes de «Schindler») no le hubiese perdonado un resbalón facilón con un tema tan delicado.
Qué buena defensa de Schindler’s List.
Me sumo muy mucho a Emilio en el (spoiler): creo que no he llorado más en el cine que en ese monólogo de Neeson.
Mis favoritas: Munich, Ryan, Minority, ET, Indiana (la primera, ¡y la tercera!). Y Schindler, claro.
Una decepción: War of Worlds… esperaba demasiado.
Absolutamente de acuerdo con lo de los finales pastelazo.
Criticar La lista de Schlinder por sentimental es no haberse enterado de nada.
¿Que el final es para llorar? No hay ni uno solo del puñado de gente que hizo algo por los judíos en aquel tiempo, que cuando le preguntan por aquello, se lamentan por no haber hecho más. Es así y así se ve en la pantalla. Que te emocione o no es cosa tuya.
Pues yo tampoco considero Salvar al soldado Ryan una obra maestra. Respetable, seria y buena película pero no llega al nivel de otras como La lista de Schindler.
Quizás le lastró un apabullante principio.
La lastró dice…
Stanley Kubrick compatriota de Spielberg? Me parece que hay un error. No’
Ninguno, neoyorkino. Aunque murió en el Reino Unido.
¡Ningun erró chiquiyo! ¡Que Kubri era de Nueva Yor!
¡Y aver sispabilamos!
Hola. Kubrick era neoyorquino y Spielberg es californiano. Aunque visto así, tal vez tengas razón y no sean realmente compatriotas.
Es de Cincinatti (Ohio), y antes de irse a los 18 años a California, estuvo en New Jersey y Arizona. Ante la duda, Wikipedia.
Cágate….un neoyorquino no es compatriota de un californiano. JAJAJAJA
Que caraja arrastramos en España con las «patrias»
Aun no habiéndolas visto todas, las más interesantes/mejor acabadas me parecen «Minority report» y «Munich». Otras tienen su miga, y otras muchas son insoportables (siempre según mi parecer).
A mí Munich me gustó más de lo que te gustó a ti. Las escenas de suspense son clásicas y perfectas.
«y sin reparar en gastos.»
Te doy la razón: las escenas de suspense de «Munich» son clásicas y perfectas. Completamente cierto.
no puedo creer que la última cruzada no esté en el pódium de este artículo. creo que no he disfrutado tanto con una película y no conozco a nadie que no la considere la favorita de las cuatro.
en cuanto a el soldado ryan, para mí el problema es que el giro argumental final (la decisión del ryan de quedarse en vez de volver a casa con su madre a enterrar a sus hermanos) es absolutamente increíble. y bueno, también que hasta ben stiller sería más creíble que matt Damon
j
No tanto como la premisa de toda la película. Supuestamente está basada en hechos reales… pero curiosamente nadie ha podido documentarlo. Que el Alto Mando decidiese conceder la licencia a un soldado que ha perdido a sus cuatros hermanos en la guerra es probable – sobre todo porque querrían usarlo propagandísticamente, como lo de la bandera de Iwo Jima de «Banderas de nuestros padres» – pero que enviaran una patrulla a través de territorio enemigo para llegar a una de las bolsas de las brigadas aerotransportadas durante el desembarco… pues no.
Un muy buen articulo de cine, y sin insultar a nadie por el camino, que es de agradecer. Bastante de acuerdo contigo en todo, aun que me ha despertado una duda, ¿las películas se hacen para que la gente vaya al cine a verlas o para que los críticos puedan demostrar lo entendidos que son en la materia? porqué hay momentos en que parece que sea malo que las salas se llenen para ver según que películas. A la gente le gusta lo que le gusta y eso no es ni bueno ni malo, no entiendo porqué nadie se tiene que creer con derecho a juzgarlo.
Si en los cines solo se proyectaran (por mucho que me gusten) «Listas de Schindler» y «Lincolns» ya nos habríamos cortado todos las venas, aun que nadie lo vaya a reconocer.
Ahora ocurre bastante menos, yo diría que en estas últimas dos décadas se ha rebajado mucho, pero entre la crítica siempre abundó lo que ahora llaman actitud «hipster». Es decir: lo minoritario era mejor por el mero hecho de que menos gente lo entendía. Más selecto. Hasta que pasaban varias décadas por una película de éxito y entonces ya se la podía considerar un clásico. Sielberg fue durante muchos años el ejemplo perfecto de director menospreciado por esa actitud. En cierto modo, aún lo es, incluso por muchos espectadores.
A mí eso me parece una estupidez. «Tiburón» es un film que entiende todo el mundo y que fue un grandísimo éxito de taquilla. Pero es una obra maestra. La sabiduría cinematográfica es algo que se manifiesta sobre todo en lo visual, en el ritmo, el montaje, etc. No tiene nada que ver con una profundidad intelectual o filosófica, ni siquiera con una profundidad argumental. Una película puede ser intelectualmente riquísima pero fallida en el aspecto cinematográfico. Y viceversa. Spielberg tiene unas cuantas que son ese viceversa.
«Tiburón» es un film pluscuamperfecto. Los blockbusters de hoy no tienen nada que ver con ese peliculón , solo son fuegos artificiales.
AMEN!
Aquí otro que cree que Múnich es obra maestra. Y si a I.A. Le
quitásemos el último cuarto de hora -vamos, si acabara con el protagonista en el fondo del mar-, también.
Lástima que el cine se encasille en géneros mayores o menores. ‘El Arca Perdida’ o ‘Atrápame si puedes’ son mejores films que muchos dramas con Óscar a mejor película.
Pues yo escribo para rebajar un poco la nota a «Duel». Obra maestra le viene muy muy grande. Es un buen ejercicio de estilo, una gran carta de presentación, y, en su día, una gran promesa, pero vista hoy tiene fallos. La voz en off la recuerdo cansina, y no deja de ser un recurso fácil. Los últimos 20 minutos pierden un poco de fuelle, la última persecución resulta ser más de lo mismo, y alargado. Y desde luego, la actuación principal (no me sale el nombre ahora mismo), es mejorable.
Eso sí, en la memoria queda ese plano del tunel, con el camión encendiendo los faros al fondo, vigilando. Sólo por ese plano se adivinaba el diamante en bruto que había detrás de la cámara.
Un saludo y gran artículo
Y como estoy ocioso, ahí va una de notas.
Duel: 7
Loca evasión: 5
Tiburón: 9
Encuentros en la tercera fase: 7
1941: 4
En busca del arca perdida: 9
ET: 7,5
Indiana Jones en el templo maldito: 6,5
El color púrpura: 6
El imperio del Sol: 5
Always: 4
Indiana Jones y la última cruzada: 8,5
Hook: 3
Parque Jurásico: 8
La lista de Schindler: 9
El mundo perdido: 5
Amistad: 5
Salvar al soldado Ryan: 8
AI: 8
Minority Report: 6
Atrápame si puedes: 8
La terminal: 5
La guerra de los mundos: 5
Munich: 7
Indiana Jones y el reino…: 4
Las aventuras de Tintín: 6
War Horse: 7
Lincoln: 6
LLevo 20 años escuchando lo injustamente tratado que está, y lo desgraciadamente infravalorado.
Lo que no he presenciado todavia es una critica despiadada de el.
Todo son criticas estupendas y sobretodo encarnizadas defensas ante lo mal considerado que esta «por otros».
Y siempre son «otros»
Tiene 2 oscars a director y unas cuantas nominaciones. 5 peliculas en la lista de las 100 mejores del american film institute (el que más) y seguramente millones de articulos, analisis, tesis y criticas que lo ponen como el mejor director de la historia del mundo mundial.
¿que mas hace falta para valorarlo como se merece?
Me aburren sus películas a partir de «La lista de Schindler». Tienen una gran factura porque el tío es un maestro, pero no me dicen nada. Me quedo con su época más lúdica, la de «Tiburón», «Encuentros en la tercera fase» y «En busca del arca perdida».
Siempre me ha fascinado la escena de Indy con los agentes de la CIA en un aula de la facultad en En Busca del Arca Perdida. A pesar de parecer unas secuencias normales en el metraje,(una explicación por parte del Dr. Jones de los poderes del arca); las tomas de cámara, la música o el ritmo que le infiere Spielberg, hacen que te pegues a la pantalla. Igual es una tontería, pero me parece que en esos pequeños detalles reside el genio de Steven.
Sí, cuando Indy le muestra el dibujo del arca al de la CIA y suena el temazo del arca de John Williams….¡La gallina de piel!
Una y otra vez se habla del desprecio de la Academia por Spielberg… hasta que lo inundan de Oscars, «Vuelva ud. a las pelis de género» pero le damos 7 por su ejercicio más estilístico. Ese adivinar el pensamiento de unos pocos miles de indivíduos y atribuirles una única conciencia me repatea. Entre otras cosas.
Artículo cargado de tópicos, frases hechas y contradicciones.
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No sé si llego tarde, pero aunque se crió en Saratoga, creo que Spielberg nació en Cincinnati, que no es California sino Ohio, en el Medio Oeste.
A mí personalmente me gusta mucho el análisis y coincido en bastantes opiniones, aunque si tuviese que quedarme con un par (me resulta imposible con una), sin duda serían Tiburón y E. T.
He visto esta escena millones de veces (le dedicasteis un artículo al tema) y aún se me ponen los pelos de punta: https://www.youtube.com/watch?v=Jf0yJWKWLc0
Gran aporte Pedre. Sin ánimo de parecer snob, gafapasta o lo que sea, mejor en VO:
http://www.youtube.com/watch?v=u9S41Kplsbs
Revisando los nominados al Oscar como mejor película de 1998:
Elizabeth Candidata
La vida es bella Candidata
Saving Private Ryan Candidata
Shakespeare in Love Ganadora
La delgada línea roja Candidata
y como mejor actor principal:
Roberto Benigni La vida es bella Ganador
Tom Hanks Saving Private Ryan Candidato
Ian McKellen Dioses y monstruos Candidato
Nick Nolte Affliction Candidato
Edward Norton American History X Candidato
siento que no es un buen termómetro para medir la brutal calidad de Saving Private Ryan que creo que la has puesto al lado de Jurassic Park
Viendo lo que la gente comenta me doy cuenta que he tenido mala suerte con spielberg, de las que nombran solo he podido ver ET pero estaba muy pequeño asi que no recuerdo muy bien la peli, indiana Jones solo vi la 4 que me parecio mala con ganas y me quitaron las ganas de ver las demas Munich no se solo pude ver los primeros 20 minutos y la quite, salvando al soldado ryan me encanta me parece buenisima la peli, y bueno juraccsi park pelicula q creo q cumple con su cometido que es entretener pasar un buen rato, las que quiero ver de el y todavia no he podido por X`s motivo son:
La Lista de shindler, atrapame si puedes, tiburon (de la cual he visto las secuelas y bueno … nada que decir) los 3 primeros indiana jones y el impero del sol.
Cual otra recomiendan?
Esto es muy subjetivo, pero yo al menos te recomendaría empezar por sus grandes películas de la primera época:
-«Duel» / «El diablo sobre ruedas»
-«Tiburón» (NADA que ver con las secuelas)
-«Encuentros en la tercera fase»
-«En busca del arca perdida»
-Que vuelvas a ver «E.T.»
Luego cosas entretenidas de épocas posteriores como «Atrápame si puedes», «La guerra de los mundos», «Minority report», por ejemplo.
Y finalmente las más serias y/o sentimentales, cosas como «La lista de Schlinder», «Munich», «El color púrpura» o «Lincoln», que aburren a algunos y a otros no. Prueba.
Steven Spielberg es un gran director de cine, pero muy irregular. Junto a grandes películas tiene otras que no pueden calificarse más que como mediocres (el caso más extremo es Hook, en mi opinión). Es por tanto en algunos aspectos un director arriesgado, unca sabes lo que te puedes encontrar en sus películas.
Creo que tiene un notable talento para el cine aventurero y de acción, para la ciencia ficción y para crear suspense. Pero le cuesta hacer un cine adulto. La lista de Schindler, probablemente su mejor película, tiene un final con ese abrazo colectivo a Liam Neeson, que de poco creible casi hace naufragar la película.
Por último, además de sus clásicos, rompo una lanza por Munich, que me sorprendió gratamente por huir de los maniqueismos, y que tiene un gran elenco de actores, y El imperio del sol.
Apúntenme como otro fan de Múnich… Fue un suceso que me impacto de pequeño y todo el tratamiento de la película es genial. Eric Bana lo borda. Las dos visiones, una del secuestro y su desenlace casi documental y luego todas las repercusiones con el Mosad algo menos preciso históricamente hablando, pero de un gran interés como película de acción…
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El problema de Spielberg, como el de Scott o Cameron, es que son grandes artesanos, frustrados por querer (y no poder) ser autores, artistas. No lo son porque no tienen peso y poso intelectual, dimensión. Cuando a Cameron le llovieron los premios por Titanic los estudios le ofrecieron un cheque en blanco. En una entrevista le preguntaron por su siguiente proyecto. Respuesta: Spiderman. Al final no la hizo él, pero a este hombre no se le ocurre otra cosa, de entre las infinitas posibilidades, que pensar en enfrascarse en una película sobre El Hombre Araña. Los tres, cuando se ponen trascendentes, cuando quieren ganarse el respeto de sus mayores, hacen el ridículo.
Funcionan muy bien como artesanos de la imagen, y si recibieran una buena historia, cerrada, harían una película magnífica. Pero con el poder que tienen, y la capacidad de decisión que eso implica, resulta imposible que no escojan o rechacen con total libertad, o peor, que no tengan la posibilidad de meter mano hasta en fondo en cualquier aspecto de una película que lleva sus nombres.
En el caso de Spielberg, incluso en un guión tan cerrado y duro como La Lista de Schindler, o incluso Inteligencia Artificial, acaba tomando decisiones que dan a la película un «toque» Spielberg, no sólo estético. A veces casi la fastidia, y a veces, en efecto, la fastidia.
Lo que se dice de la comedia es interesante. Las películas familiares son en realidad películas para niños. Si acaso, las buenas, son soportables para los adultos que les acompañan. Son películas que mezclan un poco de todo (comedia, drama, aventura, suspense). El problema está en añadir siempre ingredientes de primera calidad y combinarlos muy bien, sin pasarse con ninguno de ellos, como con el gazpacho. Ese es el secreto de Pixar, en definitiva. La comedia «pura» es un juego de adultos, para adultos. Es cosa de tipos con mucha vida a la espalda y mucha mala baba (Wilder, Berlanga). No es un juego de niños, ni tiene cabida la sensiblería ñoña. Lo importante no son los giros de cámara sino el timing de los diálogos, el ritmo o la planificación de los gags visuales. Ahí Spielberg, básicamente un niño crecidito -véanse sus entrevistas-, no llega. La comedia se le escapa. Se le escapará siempre.
Gran apunte sobre Cameron, Spielberg y Scott (Ridley, supongo). No se me había ocurrido pero tienes mucha razón, aunque si a alguno de los tres puede adjudicársele la etiqueta de autor,con todas las reservas que se quiera, es a Spielberg.
Muy flojito el artículo. A modo de ejemplo diré que, como leí hace tiempo en una breve pero precisa reseña a «El diablo sobre ruedas», la película trataba sobre un pequeño drama familiar.
Hay que comprender lo que se ve antes de sentarse a escribir.
Una puntualización, si en la frase «Con una marcada influencia del maestro Hitchcock» sustituye al insigne director por Clouzot (El salario del miedo) a lo mejor su referencia cinematográfica es más correcta. Yo primero vi la de Spielberg y cuando vi la de Clouzot mi crítica se rebajó a la mitad.
Spielberg ha sido uno de los mejores directores que ha tenida la – corta – historia del cine, y del que me declaro fan absoluto de cualquier cosa que filme. Tiburón no me pilló vivo aún por lo que la vi ya de adolescente en VHS y me encantó. Cuando E.T se estrenó en cines yo tenia apenas 4 años, por lo que lo más seguro es que la viese unos años más tarde en la tele. Y lo mismo con la primera parte de Indiana Jones. Pero con la segunda parte de Indiana Jones si, ahí ya tenía conciencia y recuerdo perfectamente cuando mi padre me llevó al cine a verla, con 6 años, y desde entonces, he procurado ver todas las que ha hecho.
No comparto la opinión que El Templo Maldito sea la peor de las tres (la última no existe para mí), de hecho el autor de este artículo sugiere que no se tomó en serio y que buscaba la pasta para otros proyectos más serios. Un director que no se toma en serio algo y lo hace con el piloto automático no pare las secuencias del tren de la mina como ésas, que han pasado a los anales de la historia del cine, Es más oscuara y menos infantil, y en absoluto la considero menor que la primera.
Otra obra maestra que no comparto con la opinión del autor es «El imperio del Sol». Tanto la historia, como el ritmo es genial, no encuentro bajones ni nada por el estilo, además, tiene a Malkjovich que hizo un papel de Oscar y un Bale niño que sobresale.
Otra peli minusvalorada es Minority Report. Buena ambientación, acción trepidante, actores solventes, final excelente. Aquí se nota la manía del articulista a Tom Cruise, cosa que tampoco entiendo, porque sí, como personaje famoso es odioso, pero como actor, es muy solvente en casi todo lo que ha hecho, o no?
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Gracias, Spielberg, gracias a ti, tengo miedo a los camiones, tiburones (agua, en general) y a los campos de concentración…
«Tras el impacto de Duel, Spielberg abandona la televisión al ser contratado por un estudio cinematográfico de los de verdad.» No es correcto. Spielberg estaba desde sus inicios en Universal y con ellos hizo sus trabajos en TV, inclusive Duel, y con ellos debutó en el cine en 1974. Por otra parte se cita a George Lucas para la IV parte de Indiana Jones pero no la otras tres. Se habla de ellas como proyectos de Spielberg y son de Lucas-Spielberg. De hecho, según el propio Spielberg, es el único momento en que él no es el jefe.
Error.. Spielberg en Indy 1 2 y 3 es absoluto jefe del proyecto..es la idea del arqueologo buscatesoros la que es de lucas y poco mas (a veces ni eso) pues llega a serlo tambien de la idea cuando en la tercera Spielberg le beta que transcurra en una mansion encantada sustituyendo dicha trama por la del grial.
Es en la cuarta cuando SPielberg cansado de hacer pelis del arqueologo levanta la mano del proyecto y sale ESA COSA que es la cuarta.
ESA COSA SI QUE ES DE LUCAS 100 POR 100
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Me parece un poco ventajista que sólo menciones su asociación con Lucas cuando llega a su cuarto capítulo (que es, por decirlo claramente, un escupitajo en la cara de los que adorábamos la saga de Indy). Que sí, Lucas es desde hace tiempo el mal, pero también está detrás de los logros de los tres primeros Indys (de la misma forma que no es el único culpable del horror de la cuarta entrega).
Por cierto, que disiento de este sentir general que veo por aquí de que El templo maldito es un film muy inferior al Arca perdida (y de paso de que La última cruzada está casi a la altura de ésta): es un film sorprendentemente bastante distinto (más alocado y cercano al auténtico cine de serial de acción/aventuras que homenajeaba), lo que era muy de agradecer, una montaña rusa absolutamente frenética y sin casi descanso como Spielberg no volvió a parir hasta Tintín (con resultados menos frescos). La cruzada, en cambio, peca de casi parecer un remake más que una secuela, le falta acción y le sobra blandenguería familiar por momentos, con esos tiros que no dejan rastro en los cuerpos de los nazis. El Arca era mucho más cruda cuando se ponía violenta, y el Templo era definitivamente mucho más oscura… cosa de lo que Spielberg siempre renegó y por eso forzó el tono más amable (y de paso la aparición del tema paterno-filial que ya por entonces impregnaba todas y cada una de sus películas, frente al tema de la ausencia del padre que era recurrente en sus primeras obras; eso sí, la presencia de Connery es impagable).
Perdón, cuando decía «el tema paterno-filial que ya por entonces impregnaba todas y cada una de sus películas» tendría que haber dicho «que a partir de entonces impregnaría»… Y sí, yo creo que todas, incluso en las que no es evidente (creo que él mismo había dicho que no se sintió capaz de/llamado a abordar el tema del holocausto hasta que su propia paternidad le permitió normalizar la forma en que veía sus relaciones familiares).
Y por otra parte, aprovecho para ampliar mi afirmación de que «La última cruzada» es casi más un remake que una secuela: es casi un remake -encubierto- que bordea el límite de la autoparodia (elemento que ya se había tanteado puntualmente en «El templo maldito»).
Poco voy a aportar ya, pero.:
1- Se dice nucelar.
2- Cualquiera que hable mal de Always tiene mi odio eterno. Es la última película de mi Audrey, y preparaba el papel que le iba a tocar hacer en breve, de ángel.
Por último, y ya en serio, es asombroso como los Óscar desprecian a la taquilla. Antes fue Hitchcok, y durante un tiempo Allen, cuando alguien destaca siempre hay alguna opción mejor que premiar.
Buen artículo, sólo dos apuntes:
-Spielberg no fichó por un estudio antes de Sugarland Express, sino que ya estaba en él -Universal- desde el principio. Tras sus éxitos en la TV, y con Duel, consiguió hacer su primera película vía la productora de Brown/Zanuck, asociados a Universal. Repitieron fórmula en Tiburón.
-Que cites a Lucas sólo en la 4a de Indiana Jones, y no en las otras 3, cuando las 4 fueron películas producidas por su estudio, creador del personaje y metido de lleno en todo el proceso de argumento y guión… Intuyo la tirria de siempre pero en conjunto no deja de ser la suma de dos talentos.
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Spielberg es Mozart (salvando las distancias entre una Arte Mayor y un Arte menor): Speilberg y su obra están ya por encima de chascarrillos, chorradas poanfletarias, ideología (incluidas las de críticos y del propio Spielberg), y de otras chorradas que desde el «insufrible» Mayo Francés , inundaron de p´çarrafos y párrafos de morralla el cine europeo. Spielberg tiene en su peor película, en sus peores tomas o momentos, en aquellas películas en las que la moralina, o las bromas, o las infantilidades de Spielberg molestan más, tiene, como digo, MÁS CINE, MÁS IDEAS, MÁS TÉCNICA Y MÁS «MAGIA CINEMATOGRÁFICA» que el 90% de todo el cine gafapasta europeo. Él lo sabe, la gente que va al cine lo sabe, yo lo sé….y por ello Steven pasa de todo y hace lo que le da la gana….. COMO WOLFGANG.
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