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Manuel Vilas: «Elvis cambió el mundo tanto como lo pudo cambiar Freud con el psicoanálisis»

Fotografía: Guadalupe de la Vallina

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Manuel Vilas (Barbastro, Huesca, 1962) es poeta y narrador. Entre sus libros de poesía destacan El cielo (2000), o Resurrección (XV Premio Jaime Gil de Biedma, 2005). Su poesía completa se publicó en 2010 en la editorial Visor con el título de Amor. Es autor de las novelas como España (2008; 2012), que fue elegida por la revista Quimera como una de las diez novelas más importantes en español de la primera década del siglo XXI, El luminoso regalo (2013), obra que presenta este año en la Miami Book Fair International, donde nos reunimos con él tras tremendas aventuras con la seguridad del aeropuerto por ambas partes para mantener esta conversación.

Te hemos oído decir que Lou Reed es para ti una inspiración como para otros son Baroja o Galdós.

Lou Reed es uno de los grandes genios artísticos del siglo XX. Su música es transversal a todas las artes y ha influido no solo a otros músicos, sino a escritores, pintores, cineastas… Su obra es absolutamente universal y de un calado extraordinario. Es la primera vez que asistimos al hecho que la cultura popular se convierte a la mayoría de edad. Con Lou Reed el rock deja de ser una música para adolescentes y se convierte en una música para adultos de un calado insospechado. Para mí es más importante Lou Reed —las letras, las canciones y la actitud que cosas que proceden de la literatura y que a mi juicio son convencionales y no me interesan.

Hace unas semanas hablamos con Santiago Auserón y preguntándole sobre su dedicación a la música, pese a que esté formado en humanidades, nos dijo que es algo que no debería extrañar, porque para la gente de su generación o algo más joven el vehículo de la emoción en el aprendizaje sobre el exterior eran las canciones. ¿Te ha ocurrido a ti?

Sí. De hecho, yo en realidad cuando tenía trece años quería formar una banda de rock and roll, pero como no tenía talento me dediqué a la literatura, que era lo más próximo que podía haber a lo que yo andaba buscando. La primera gran fascinación artística que tuve fue con esa edad, cuando escuché el Rock and Roll Animal de Lou Reed, y me di cuenta de que eso era poesía de otra manera. Luego pasé a leer la obra completa de Rimbaud y la de Baudelaire y caí en las garras de la poesía y la literatura, donde he permanecido durante mucho tiempo. Pero creo en la literatura transmedia, la que recoge todo: música, escultura, cine… y que con todo eso hace una nueva propuesta literaria. No creo que se pueda escribir literatura sin conocer música rock, cine o pintura. Ese tipo de literatura autista que sin embargo tiene una alta cuota de mercado es profundamente antigua, aunque se venda muy bien.

Ese tipo de literatura tan embebida en sí misma, con solo influencias literarias, ¿es elitista?

Por supuesto que sí. Yo creo en una literatura de mestizaje que intente reflejar lo que está pasando, y lo que está pasando es muy complejo, muy difícil de entender. La literatura ayuda un poco, ilumina las zonas oscuras de nuestra sociedad.

Auserón también nos dijo que el rock es un folclore sin tierra. A ti, que eres alguien que con frecuencia hablas de superar los mitos tradicionales de la literatura española, ¿te interesa esa condición apátrida que tiene la música popular actual?

Estoy de acuerdo con Santiago, del que soy amigo y admirador, lo que pasa es que es un folclore sin patria hasta cierto punto, porque en realidad esa música popular es de origen anglosajón. Este tema lo hablé con él y le insistí en que una vez dejamos aparte sus raíces en el blues y el country, el propio rock pertenece claramente a la cultura anglosajona, especialmente norteamericana. Veo más una colonización anglosajona sobre el mundo entero. Desde Elvis Presley, que es el icono internacional del pop, la colonización del mundo anglosajón sobre las músicas europeas y occidentales es total y definitiva. Empezando por el idioma. Es como el flamenco. El flamenco es nuestro y resultaría absurdo un cantaor flamenco en inglés. El pop es de origen anglosajón. Ya sé que lo hemos asumido tanto que parece que es nuestro, pero su origen es anglosajón.

No es una cuestión tonta, porque independientemente de cómo se adapte mejor o peor a otras lenguas según la calidad de los autores, el idioma del rock es el inglés, aunque sea solo porque es el que más se adapta a su patrón rítmico.

Imagínate a alguien que canta canciones de Camarón de la Isla en inglés.

O coplas en alemán.

Lo mismo. Es una música de origen anglosajón, pero con una profunda capacidad de asimilar e integrar todo. Eso hace que nazcan pops nacionales y España tenga su pop, Italia tenga su pop, Francia tiene bandas de rock estupendas, los alemanes han tenido una enorme tradición de bandas de rock, los rusos tiene bandas de rock… es una música integradora.

Los grupos que logran a proyección internacional son los que cantan en inglés.

Claro, la gran mitología del rock es anglosajona, y evidentemente existen fenómenos maravillosos de músicos europeos que hacen rock y son importantes. No puedes sustituir a los Rolling Stones por ninguna otra banda europea. Ni a la Velvet Underground. En España, cuando estaba tocando la Velvet, teníamos el Dúo Dinámico. Si coges la Velvet y la comparas con el Dúo Dinámico algo pasa en España. Si haces la misma extrapolación con la cultura también. Ahora España ya está normalizada culturalmente y ya cabe esperar de ella productos verdaderamente internacionales y globalizados, que superen el casticismo español que tanto mal nos ha hecho, que nos ha convertido en gente antigua. Ahora ya no, ha habido grandes fenómenos, como el cine de Almodóvar, por citar un ejemplo. Es muy odiado en España, pero es una muestra clara de la incorporación de España a las corrientes universales de la cultura.

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Se ha dicho que con tu última novela, El luminoso regalo, has dejado aparcada la generación Nocilla, aunque no sé si lo ves así o si te interesa clasificar tu obra de una manera tan tajante.

En realidad la generación Nocilla no existió como tal, nunca hubo tal generación. Simplemente fue un invento mediático de algunos periodistas que vieron que había unos escritores españoles que coincidían, con unas propuestas narrativas y literarias distintas a las de los años ochenta y noventa en España. A eso se le puso un nombre porque el periodismo mediático es así, pero en realidad no era más que simplemente la aparición de escritores que querían contar el mundo de otra manera. Algo que viene siendo normal en la literatura, era un relevo generacional. El periodismo lo exacerbó, lo convirtió en una especie de lucha entre viejos y modernos, pero no era más que un grupo de escritores —que además vivíamos en ciudades distintas, una coincidencia.

Si te preguntamos por Roberto Bolaño y Agustín Fernández Mallo, ¿te ponemos en el aprieto de tener que decidir si quieres más a mamá o a papá?

Agustín Fernández Mallo es amigo mío y admiro muchísimo su obra. Y Roberto Bolaño ya es un estandarte de la gran renovación de la literatura española. Bolaño ya no podemos decir que sea chileno, mexicano o español, es un escritor en español. En ese sentido debemos ilusionarnos. Vamos hacia una literatura en español, ya no una chilena, española o hispanoamericana. Bolaño es el primero que muestra esto. Soy muy fan suyo, es un escritor enorme que va a ir a más, y probablemente acabará siendo el Borges del siglo XXI.

Fernández Mallo te definió como el Tarantino de las letras españolas. A muchos les ofendería, pero a ti te resulta halagador.

Claro, porque soy muy fan de Tarantino. No me gusta todo lo suyo, pero soy muy fan. Reservoir dogs, por ejemplo, es una de las grandes películas de los últimos cuarenta años. Tarantino ha hecho cosas, sobre todo en lo que respecta al guión, que son verdaderas obras de arte: fascinantes, excitantes, con una imaginación desbordante, iconoclastas… Es un Buñuel pasado por Sergio Leone. ¿Cómo no admirar a un tipo que hace Reservoir dogs? Es una película donde hay seis gánsgters discutiendo sobre si se deja o no propina. Es de una innovación tremenda. Su cine es muy original y muy apasionado y festivo. Es cine cómico. Tarantino es un gran comediante, como Buñuel. A Buñuel se le ha visto como un cine surrealista y del absurdo, y Buñuel es un cómico. Y la violencia de Tarantino es cómica, quien se la tome en serio demuestra una ingenuidad cinematográfica notable. 

De dibujos animados.

Exactamente.

Podemos volver a la discusión eterna sobre la trascendencia del humor. Cuando a algo se le da una trascendencia a veces olvidamos que el humor también puede tenerla.

Sobre todo en España, que es el país que inventó el humor moderno a través de Cervantes. El gran humorista de todos los tiempos es Cervantes, el primer humorista moderno, inteligente, de humor fino que pone en cuestión la autoridad y de humor de calado político y filosófico. En tanto en cuanto el humor de Cervantes hace dudar de la realidad, y eso es cuestionar el mundo, y cuestionar el mundo es cuestionar la autoridad, así que tiene una vocación política. Kafka o Joyce en Ulises son otros grandes humoristas. El menosprecio del humor no tiene base. Pensar que solo los centroeuropeos o los nórdicos, devorados por sus grandes preocupaciones existenciales y su solemnidad metafísica —que está muy bien también es lo más grande… pues no. El mundo del humor, que es más meridional y latino…

También anglosajón, en su cultura merece gran respeto.

Sí, pero por ejemplo Shakespeare no tiene humor. Su gran problema es que carece de humor, y la gran ventaja de Cervantes es que lo tiene. Shakespeare está muy bien, pero me interesa mucho más Cervantes porque se reía de todo. Shakespeare no se ríe de nada.

Pero tiene muchísimos personajes graciosos. Dogberry, Falstaff, Polonio…

Sí, pero en sus grandes obras no hay momentos donde puedas descansar de la condición humana. Con Cervantes descansas todo el rato, y eso es muy bueno para la salud.

Enlaza esto con la violencia cómica de Tarantino. ¿No aceptamos que en una obra que no sea una comedia haya humor, tomamos esa violencia en serio y nos indigna?

Sí, pero en la tradición española, por ejemplo, otra de las grandes películas es El verdugo, de Berlanga, que es una de las más extraordinarias que he visto en mi vida, y tiene un humor genial, para morirse de risa, pero mientras te estás muriendo de risa comprendes la condición humana. El humor es la sangre de la inteligencia. Con el humor accedes a la condición humana de una forma amable, no de una forma sangrienta.

La escena final de El verdugo, cuando es al verdugo a quien tienen que sujetar para que no se caiga…

Es una genialidad. Me da pena que Berlanga no tenga más reconocimiento internacional, porque me parece un cineasta que le da mil vueltas a muchos de los cineastas anglosajones que admiramos tanto.

¿La etiqueta «experimentalista» acaba siendo un estigma?

Jamás me he considerado un escritor experimentalista, me considero un escritor realista. Lo que pasa es que la realidad se ha vuelto loca, y entonces es normal que la naturaleza que quiera reflejarla sea un poco loca. No vivimos en un mundo racional sino en uno inverosímil, de una profunda irrealidad, donde nadie sabe lo que está pasando ni lo que va a pasar, un mundo en el que hay una crisis económica que nadie sabe en qué se basa. No sabíamos por qué éramos ricos cuando lo éramos ni por qué somos pobres ahora. Por otro lado vivimos en un mundo de una alucinación política constante. Los políticos nos están convirtiendo en esquizofrénicos, nos mandan mensajes absolutamente contradictorios. El mundo occidental vive una enorme contradicción, la realidad ha tomado una complejidad brutal y se ha hecho surrealista. Por tanto, que haya una literatura que al intentar reflejar esa sociedad expanda sus formas y dé la sensación de que es experimental… creo que es una falsa sensación. En mi caso lo único que intenta es describir las nuevas realidades de este mundo. Si tengo que describir un coche eléctrico tendré que apañarme de otra manera, no voy a poder describirlo como se describe uno a gasolina, y así cincuenta mil cosas más. Y luego está lo de las nuevas tecnologías: Facebook es un mundo surrealista. Solo Facebook ya da para plantear otro tipo de literatura.

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La fragmentación aparece en tu obra formalmente pero también como tema. ¿Queda alguien por convencer sobre la condición posmoderna del mundo?

Sí, hay gente que todavía piensa que el mundo es el siglo XIX. Piensan que la vida de las personas tiene planteamiento, nudo y desenlace. Estaría muy bien que eso fuera cierto, porque nos tranquilizaría, pero la vida de la gente es fragmentaria, caótica y discontinua. La misma vida laboral ya es discontinuidad total, así como la vida emocional y sentimental. Se está alterando el concepto de familia, desde hace veinte años. Entonces claro, plantear una novela donde todo esté ordenado como se ordenaba en el siglo XIX resulta, a mi juicio, antiguo, porque no vivimos en el siglo XIX. La fragmentación quiere explicar literariamente la discontinuidad en la que vivimos.

Los escritores españoles adoran a Quevedo, cosa normal, pero tú adoras a Elvis Presley, eres pop.

También leo a Quevedo, soy filólogo y doy clases. A Quevedo me lo sé, pero me interesa mucho más Elvis Presley que Quevedo. Es así, ¿y cómo no va a ser así? Elvis cambió el mundo. Lo cambió tanto como lo pudo cambiar Freud con el psicoanálisis. Con Elvis surgió el culto al cuerpo, cayeron las inhibiciones sexuales, inventó el rock, una forma de expresión. Probablemente el pop sea la única cultura viva que hay. El rock está vivo, no es arqueología. La literatura es arqueología, que está bien, pero es arqueología. El pop y el rock no son arqueología, son expresión auténtica de este tiempo. Y el que no lo quiera ver por un afán de conservar una idea de cultura de carácter decimonónico lo entiendo, pero eso es academicismo. No me rasgo las vestiduras cuando la gente dice que no se lee, no creo que sea así, es una sociedad diferente con sus defectos. Claro que hay que leer el Quijote, pero también hay que escuchar a Elvis Presley.

La erudición ya no es solo estar en una biblioteca, hay otras formas de erudición.

Exactamente, ese sería un buen resumen.

Tú mismo has dicho que el cuerpo ya no te pide esa celebración que reivindicabas en otras obras como Los inmortales.

Un escritor evoluciona. Vas cumpliendo años y el mundo lo ves en función de lo que te va pasando. Cuando escribí Un luminoso regalo lo hice con un cierto escepticismo hacia la condición humana, sobre todo en la relación entre el sexo y el amor, que es un tema que preocupa mucho. Quise escribir una novela que explorase esas dos cosas. La dificultad que en estos momentos mucha gente siente a la hora de unir sexo y amor y resolver sus vidas. Y cómo la resolución de la vida de una persona sigue siendo el amor. La creación de una pareja sigue siendo el gran misterio de la felicidad.

¿Por qué en España los escritores apenas hablan de sexo?

Es una pregunta que me hago muy a menudo. No sé por qué. Imagino que porque están muy obsesionados con la Guerra Civil. Pero supongo que en la Guerra Civil también hacían el amor. ¿Cuántos años cuesta que desaparezca un tabú? Igual cuesta más de lo que nos creíamos, igual no solo son treinta o cuarenta años, sino que son más. Franco murió en 1975, pero el franquismo residual y moral seguía estando en los años ochenta. El franquismo sexual y erótico no acaba hasta los años noventa. Quizá esa sea la explicación sociológica de por qué la literatura española habla tan poco de sexo.

Tú hablas. No eres el único, pero asocias sexo y capitalismo.

Sí, en estos momentos la pulsión sexual y la codicia capitalista están encaminadas. Esto que se llama la adicción al sexo es la forma que el capitalismo ha elegido para llamar lo que en el siglo XIX se llamaba «donjuanismo» y en el franquismo tenía un nombre muy gracioso que era «mujeriego». Mujeriego. Quizá la creación de esta palabra sea lo único bueno del franquismo. La pulsión de codicia erótica es la misma que la codicia económica. Conquistar cuerpos humanos es como comprarse un Mercedes o una casa, es un triunfo capitalista, para exhibir. De hecho se exhiben la riqueza material y las conquistas sentimentales. En la televisión hay programas dedicados a la exhibición de las conquistas sentimentales. Evidentemente, lo que hay no es sexo explícito, pero sobre todo el mundo de Hollywood, que es un mundo ocioso en cuanto a lo sentimental, promueve la promiscuidad, que está relacionada con no trabajar. Uno que se levanta a las seis de la mañana y vuelve a las siete de la tarde no puede ser promiscuo, no tiene tiempo ni fuerzas. Con el trabajo se cauterizaron las pulsiones sexuales y se ordenó el mundo sexual del individuo. Desde un punto de vista antropológico el erotismo es el gran instinto de la vida, pero está frenado por la civilización a través del trabajo, el matrimonio y otras instituciones que cauterizan el sexo y esa pulsión. En el siglo del Marqués de Sade la nobleza y aristocracia tenía tiempo para dedicarse a la promiscuidad.

Ciertas teorías que identifican las relaciones sexuales actuales con el libre mercado afirman que, como en este, pocos acapararán mucho, la mayoría lo justo y otros pocos absolutamente nada. ¿Estás de acuerdo?

Sí, hay gente que no va a tener nunca pareja sexual. La gran invención del matrimonio judeocristiano es la unión de sexo y amor. Esto ha funcionado muchos siglos. De hecho la ley del divorcio en España tiene treinta y pocos años. El divorcio es el reconocimiento de que el sexo y el amor no funcionan eternamente. El matrimonio judeocristiano era una solución perfecta: «Usted ya ha encontrado la felicidad, que es la unión de sexo y amor eternamente». Pero no es así. Antropológicamente el varón tiende a la promiscuidad y la mujer hacia la elección. Al liberar todas las ataduras de carácter convencional, sentimental y político que había sobre las relaciones sexuales y emocionales lo que sale es lo que tenemos ahora, que es una enorme sociedad erotizada y sexualizada con problemas para ligar el sexo al amor. La gente quiere amor, lo necesita, la gente solo con sexo se destruye, necesita el amor deseperadamente, pero también necesita el sexo. En cualquier caso es una ecuación que en estos momentos mucha gente no sabe resolver.

Existen las teorías del poliamor, por ejemplo.

Hay un montón de teorías, pero no hay solución, la gente se apaña. En cualquier caso, en esa novela quise explorar esas dimensiones a través de los personajes adictos al sexo y ver hasta dónde podían llegar.

¿Qué tal llevas tener que repetir constantemente que tú sí te enamoras, aunque tus personajes no lo hagan?

La ficción en cierta manera es una droga para el escritor, porque como ciudadano tengo una vida limitada, la literatura es lo que ha permitido a los ciudadanos salir de nuestros límites vitales. La literatura me permite convertirme en un terrorista emocional, por ejemplo. Me puedo convertir en todo lo que se me ocurra. Esa imaginación la necesitamos. En mi vida no puedo hacer lo que mis personajes hacen en la novela, duraría cuatro días.

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¿Te consideras un hedonista?

Sí, me considero un hedonista razonable en tanto en cuanto creo que el hedonismo extremo lleva a la destrucción. Hemos venido a este mundo a disfrutar y pasarlo bien, no creo que hayamos venido a martirizarnos o torturarnos. Ahora, por ejemplo, todo este miedo que nos quieren meter encima va contra el sí a la vida que decía Nietzsche. La crisis económica causa miedo. Una cosa es que uno tenga problemas económicos y otra es que esté aterrorizado.

¿Qué quieres decir con «miedo»?

Aterrorizar a la gente con tremendos peligros: el cáncer, el terrorismo, el SIDA, los extraterrestres, la criminalidad, todos estos controles brutales de seguridad en los aeropuertos… Ayer, por ejemplo, en el aeropuerto, me apartaron de la fila y me llevaron a una cámara parte y me tuvieron allí sin darme ninguna explicación. Eso es crear terror absolutamente innecesario por parte del Estado. En España lo está creando a través de la situación económica. O ese proyecto de ley para regular manifestaciones y multas por gritarle a un policía, este ataque directo a la libertad de expresión… Son multas absurdas, alguien que pueda pagar una de esas multas no se manifiesta.

O multas por grabarlos en vídeo, también.

Eso me parece un acto clásico de terrorismo de Estado. ¿Cómo que no se va a poder grabar a la policía? ¿Quién paga a la policía? La pagamos nosotros. ¿De dónde sale esta prohibición? En ese sentido espero que las generaciones jóvenes vuelvan a la política. Mi generación fue muy poco política porque como ya venía todo hecho y llegó la democracia poniendo a la izquierda en el poder… mi madurez fue con trece años de Felipe González en el poder. Parecía que todo estaba en una senda aceptable, y no. Ahora toca que la gente se politice. Y politizarse no es más que tener conciencia de lo que está pasando, que no te tomen el pelo, estar ojo avizor.

Ayer precisamente José Ovejero nos dijo algo muy similar, que cuando la izquierda llegó al poder en el 82 parecía que ya estaba todo hecho, y que por eso lo que se ha dado en llamar «generación Nocilla» es muy poco política. ¿Te consideras político?

Superpolítico. Soy un escritor político.

¿La buena literatura es literatura política?

Toda gran literatura es política, igual que todo arte humano. Eso de pensar que hay una literatura que no es política es de suspenso en tercero de la ESO. Si no hay planteamiento político en una novela también hay política. Pensar que la literatura es una isla fuera de la política es de suspenso. Y es una actitud política: pensar eso es de derechas. Es clásicamente un pensamiento conservador. En Picasso hay política, en Don Quijote hay política… pensar que no la hay porque no es explícito es típicamente una visión de derechas del arte. Y no lo digo yo, lo dice cualquier teórico.

Por lo que se ve en tus obras, debes de ser el primer escritor cuyo gran tema existencial no es la muerte sino que no va a morir.

Me interesa mucho la ciencia ficción. Entiendo que si uno ve la evolución histórica y lo que hemos avanzado en estos últimos cincuenta años y se hace una progresión acabaremos como Philip K Dick ya vio, manteniendo formas de vida, la gente no acabará de morir. Habrá formas tecnológicas de mantener la identidad, pensamiento o memoria de los individuos.

Da más miedo eso que la muerte, porque qué pesadez.

Si nace desde el humanismo no, si nace desde una tecnología fría y estatalizada, como premisa del Estado entonces sí.

Lo digo desde el punto de vista del inmortal.

Yo no pensaba en la inmortalidad, porque es un concepto que no lo podemos ni imaginar. Humanamente no tenemos raciocinio para pensar la eternidad, pensaba en vivir más años. Llamé a la novela Los inmortales pero llevaba en la cabeza la idea de la película de Christopher Lambert, que era un «inmortalidad» de trescientos o cuatrocientos años. Me interesaba alguien que vive trescientos años y que contempla el devenir de la historia, ese tipo de sabiduría.

En Aire nuestro incluías pasajes puramente líricos. ¿Fue intencionado o se te coló el poeta?

Mi condición de poeta hace que se me cuelen en la narrativa cosas que son muy poéticas y se me cuelen en la poesía cosas muy narrativas. Pero no soy el único que lo ha hecho y creo que puede funcionar siempre y cuando no se abuse. La gente necesita poesía, y que la encuentre en una novela no pasa nada si no abusas. Pedro Páramo, por ejemplo, de Juan Rulfo, tiene muchísima poesía y el lector la acepta dentro de un contexto narrativo. Por otra parte, en los grandes narradores sus novelas siempre acaban teniendo un sentido poético. Las grandes novelas siempre tienen un sentido poético.

En muchas de tus obras reaparece la cuestión de la fama, de la iconicidad, aunque me temo que nos estamos inventando la palabra. Parece interesarte más la vida pública de los personajes que su vida interior, que suele ser lo contrario de lo que predomina en la literatura española. ¿Esto se debe a esta sensibilidad pop de la que hablábamos o es una intención voluntaria de derrumbar el mito de la vida privada?

Es una intención voluntaria de derribar el mito de la vida privada, porque una de las grandes cosas del capitalismo es hacernos creer que elegimos vida privada. No puedes elegir muchas cosas: laboralmente poquísimas, económicamente las que te tocan… pero el capitalismo dice que tu vida privada es libre, tú la eliges. Pero es mentira. Te genera unos cánones sentimentales y emocionales, así que no existe la vida privada. Esa idea de que tú eliges tu vida privada no la veo clara, el capitalismo está metido ahí. Llegas el sábado a tu casa y crees que el fin de semana es para ti, el capitalismo ya ha previsto lo que vas a hacer. Ha previsto tu ocio: vas a ir al cine, vas a jugar un partido de baloncesto con tus amigos, vas a quedar con tu novia para lo que sea, vas a hacer una escapada de fin de semana con tus amigos… está previsto, la construcción de tu vida privada está prevista. Eso es lo que quería decir.

Parece que lo único que puedes hacer es estar tú solo en una habitación y pensar.

Pensar sigue siendo la única actividad que no está alienada. Yo reivindico pensar.

Y conversar con alguien.

Pensar y conversar. Y tratar de salir de todas las alienaciones que tenemos encima, que son muchas y nos hacen infelices. La gente es infeliz porque esperaba un trabajo y no se cumple, porque su pareja no se parece a Penélope Cruz o porque no se puede comprar un Mercedes. Hay una serie de infelicidades que son innecesarias. Mi literatura en alguna medida intenta decirle a la gente que esas infelicidades son irreales y no están justificadas.

La literatura o la música tendrían que ser cosas que nos hagan felices.

Claro, la literatura y la música sirven para hacernos más libres. Esa es la grandeza de la literatura. Y al ser más libre soy más feliz y menos vulnerable a todas las alienaciones generadas por la sociedad en la que vivimos.

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Eres profesor de secundaria y escritor, y no podemos evitar preguntarte cómo lo concilias. A lo mejor no influye en la forma de escribir.

Lo más fascinante del alumnado de secundaria es la energía. En España ya hay un adolescente nuevo, que no sabe quién es Franco. Obviamente hay que contárselo, pero ese desconocimiento tiene algo atractivo, son una especie de adanes intelectuales históricos. Y eso a un escritor le fascina. Tener delante a un alumno que no sabe quién es Francisco Franco o que le preguntas cuándo empezó la Guerra Civil española y te pregunta qué guerra es esa… tienes que explicarla, pero ese adanismo me parece hermoso en alguna medida.

Es una generación más limpia.

Sí, no hay toxicidad.

Hace unos años en una entrevista decías que la historia de la literatura española se disuelve, pero a ti no te interesa. Lo que te preocupa de verdad es el no poder profesionalizarte como escritor, y estamos hablando del mercado literario más que de la literatura en sí.

Es una reivindicación casi de carácter sindical. Me paso la vida escribiendo. Si hago un cómputo de las horas que me pego delante de un ordenador me sale la hora a uno o dos euros. La profesionalización del escritor en España fue viable en los años ochenta y noventa, hasta el 2008 había una profesionalización más o menos razonable. A partir de ahora se ha desmantelado. El escritor es un hombre que trabaja. No está dedicado al arte, está delante de un ordenador cuatro o cinco horas escribiendo, está trabajando. Es un trabajo.

Tampoco son cuatro o cinco horas, es un trabajo continuo. Documentación, lectura, planificación, fabulación…

Sí, estás todo el día pensando cuando no escribiendo, pero como tiene ese marchamo de carácter artístico parece que es una cosa elegida, una vocación hermosísima. A veces te llaman para ir a un sito porque les gusta mucho tu obra, pero no te pueden pagar. Es como si llamo a un fontanero y le digo que me arregle las tuberías porque lo hace maravillosamente bien y me gusta ver cómo lo hace, pero no le voy a poder pagar. Entonces, ¿de qué vive el escritor? Tiene que vivir de algo. En España el sintagma literatura y hambre ha sido cierto hasta hace poco. Un escritor como Delibes empieza a profesionalizarse en los años cincuenta, y era periodista. La profesionalización del escritor en España ha sido siempre un imposible. En el siglo XVII la profesión estaba vinculada a las armas, en el XIX, y el XX al periodismo. En los ochenta se generó una posibilidad de profesionalización del escritor y muchos lo hicieron. Y hablo del escritor literario, no del de best-sellers. Ese no solo vive, sino que además se enriquece. Que un escritor no pueda vivir de su trabajo me parece que empobrece una sociedad.

¿Es una cuestión del mercado español? Porque da la sensación de que en otros mercados es más sencillo dedicarse a la escritura.

Es cuestión de un país pequeño. Y ahora ha habido un desmantelamiento de la estructura cultural que había en España. La crisis ha justificado que la cultura sea de las primeras decapitadas.

¿Y por qué la cultura?

Porque se piensa que es superflua, que lo importante es comer y trabajar. Y trabajar en el sentido más convencional de la palabra. Entonces se supone que la cultura es un adorno innecesario, cuando es todo lo contrario: si se trabaja y se progresa es para ser más culto. ¿Para qué vas a progresar si no quieres cultura? Para eso volvemos al mundo de las cavernas. ¿Para qué quieres autopistas y rascacielos si no es para generar cultura?

Si preguntas te dirán que una de las cosas básicas es la educación. Pero la educación es cultura y la cultura es educación.

La educación es una preparación para la cultura. Son los cimientos que se crean en un ciudadano para que acceda a la cultura. Enseñar a escribir o leer o historia no es cultura, es educación, pero sin esa educación es imposible acceder luego a la cultura. Si a un chaval no le explicas que existe la historia no va a poder leer luego a un filósofo de la historia. Saber que existe la historia es una cuestión educativa, leer a un filósofo de la historia ya es una cuestión cultural. Van ligadas.

Pero la cultura puede resultar cara. ¿El problema de base es el funcionamiento de la industria y no la educación de la población?

España tiene un problema endémico, que es la falta de respeto a la cultura. Al final de La colmena, cuando se van calle abajo, un guardia civil le pregunta a otro quiénes son esos dos, y el otro contesta que son un maricón y uno que escribe. Esa falta de interés y protección por la cultura en España ha sido endémica y una plaga. No se respeta mucho la cultura.

¿Quizá porque nos proyectan la cultura como algo elitista cuando en realidad la cultura debe ser popular?

Probablemente sí. Ahí está también la labor del periodismo cultural de divulgar lo más interesante de la cultura y de hacerlo comprensible a los lectores. Son importantes los medios de comunicación, recordando a la gente que la cultura existe y es un bien colectivo importante.

Y huir en lo posible de la pedantería.

Ese ha sido uno de los grandes problemas de la cultura.

¿Te preocupan los debates en cuanto a los problemas editoriales, como la piratería del libro digital?

Me preocupa en tanto en cuanto es una falta de respeto a la obra. Un creador tiene que vivir de algo, si le pirateas la obra, ¿de qué vive? Muchas novelas mías están pirateadas. ¿De qué vivo yo? ¿Cómo hago para pagar el recibo de la electricidad que consumen la impresora y el ordenador?

Volvemos a la pregunta de hace poco: para mucha gente puede resultar muy cara.

Algo de razón hay en eso, porque un libro vale bastante dinero, y el problema del e-book es su precio, debería valer tres euros y no ocho o nueve, que es lo que cuesta. El e-book no sé porqué vale tanto. Hay que pagar por la cultura. Probablemente no tanto. Spotify es una maravilla, vale cinco euros al mes y tienes toda la música del mundo. Si el e-book costara tres euros la gente los compraría, pero si valen ocho o nueve euros nos echamos atrás. Hace poco pusieron el cine una jornada a tres euros, y las salas se llenaron, fue un fenómeno brutal. Si pones la entrada a siete euros la gente no va. Es un problema de precio. Estoy dispuesto a pagar un euro, dos, tres, por ver una película en el ordenador si una plataforma on line me lo facilita, pero siete euros ya es un problema para mi economía. Ahí también está el elitismo. Mucha de la música que escucho en Spotify la tengo ya comprada en CD, pero no sé dónde la tengo, y ahí me resulta más cómodo. Por cinco euros tengo todo. Si quiero escuchar tal cosa no tengo que ir a buscarlo a ningún sitio. Pero cinco euros. Con los libros pasa igual. Si compras libros en e-book a dos o tres euros te compras una biblioteca entera y dejas las paredes de tu casa limpias.

¿El Estado debería ayudar a que esto fuera así?

Debe favorecer la cultura. No es lo mismo comprarse un libro que comprarse un coche. Un Estado que no es capaz de distinguir que no es lo mismo comprarse un coche que un libro es un Estado antidemocrático y que no quiere que sus ciudadanos sean mejores.

¿Por qué el Estado actúa así entonces, en tu opinión?

Busca el entontecimiento colectivo. Una sociedad que lee libros es una sociedad a la que no puedes decir cuatro tonterías. A una sociedad que lee libros mayoritariamente y en la que el 80% fuesen lectores no le puedes decir que el caso Bárcenas o cualquier otra cosa que se ventila sin más es mentira. De hecho, cuando han visto que la gente se ha echado a la calle —porque eso pone muy nervioso al PP, lo que ha hecho ha sido preparar estas leyes intimidatorias de sacar a la policía a la calle.

¿Tiene fuerza la presencia de la gente en la calle?

Para mí sí. Eso pone muy nerviosos a los políticos.

Sin embargo el discurso es que la gente en la calle son diez mil y los que votan son veinte millones. Y lo que legitima es el voto, así que no deberían ponerse nerviosos.

No deberían, pero es un fenómeno acumulativo, porque va despertando conciencias. Hay cuatro en la calle, pero a la siguiente convocatoria ya hay ocho, luego catorce mil, después trescientos mil… Los mismos votantes del PP también están jodidos, quien ha votado al PP está jodido, creo que ahora no le votaría. La cuestión es que el PSOE se ha hundido todavía más. La política española está jodida, probablemente el PP vuelva a ganar las próximas elecciones porque no hay alternativa política. Rubalcaba está haciendo un flaco favor a su partido al no irse, debería marcharse. Va a haber un crecimiento de IU por la izquierda y UPyD por la derecha, con lo cual se van a poner muy nerviosos el PSOE y el PP en la medida en que su negocio se va a tomar por culo.

Manuel Vilas para Jot Down 5

 

39 Comments

  1. Dice este señor que la palabra mujeriego es un invento del franquismo. Y que se dedica a la enseñanza secundaria. Si consideramos que las primeras documentaciones de la voz mujeriego datan, según CORDE (accesible en http://www.rae.es) de los siglos XVI-XVII, queda claro en qué manos está la educación de los hijos de aquellos españoles que todavía viven en España.

    • El dedo y la luna.

      • No hubiera mencionado el dedo si no lo hubiera mencionado el entrevistado. Si hubiera hablado exclusivamente de la luna, nadie habría reparado en el dedo. Si te refieres al dedo, hazlo con propiedad, y no a humo de pajas. Es todo.
        Dejo al margen el paupérrimo discurso intelectual de que hace gala el entrevistado, que creo explica muchas cosas acerca de la literatura del día en España.

        • Cuando el sabio señala la luna, el necio mira el dedo.

          • Lo innecesario, por obvio, de su glosa, ofende. Está usted indudablemente más cerca de la necedad digital que de la sabiduría selenita. Qué le vamos a hacer.

            • El hecho de que con una sola línea haya sido capaz de causarle una ofensa, debiera hacerle reflexionar sobre quién es aquí el necio. Pero no, mejor déjelo. Es evidente que no da usted para más.

              Siga usted perdiéndose en los detalles de la argumentación y déjenos a los necios reflexionar sobre el fondo de la cuestión.

              Que tenga un buen día y gracias por dejarme comprobar, una vez más, como la pedantería impertinente raras veces esconde bajo su máscara solidez intelectual alguna.

              • Hale, reflexione, reflexione sobre el fondo de la cuestión, criatura,que igual le aprovecha y le da para más y para mucho más. Cuando se parte de la nada hay mucho que progresar.
                Que se mejore. Y enhorabuena por su solidez intelectual, si es que no es esclerosis.

  2. Más que interesante entrevista. No comparto todos los enunciados propuestos por el entrevistado, pero admito que me ha resultado refrescante. Gracias.

  3. Langenscheidt

    No puedo estar más en desacuerdo con casi todo lo que dice este señor. Y me parece de bastante bajo nivel intelectual. No pienso comprarme nada que él haya escrito.

    • atticus

      En una palabra, pop. Muy pop, popero, poppy. La literatura creo que es otra cosa.

  4. Una entrevista jugosa. «Transmedia», incluso, tocando todos los palos.

    No obstante, todavía estoy intentando digerir alguna sentencia; porque Kafka en realidad escribió comedia (joer, cómo me reí con El proceso).

    Y la relación entre la «violencia cómica» de Tarantino y el cine de Berlanga resulta tan estrecha como el olor de una rosa y el de una toña de vaca. Y ambos cines son excelente.

  5. viruela

    que profusión, pordios! …este señor sabe de todo y la conversación suena a tableteo de ametralladora… supongo que el entrevistador acabó perdido de perdigones

  6. Hay algo que no encaja.
    Cuando dice que a él le pilló Felipe Gonzalez con 13 años y que , claro la izquierda se instaló en le poder y su generación perdió el interés por la politica esta deformando bastante los hechos. Si nació en 1962 cuando el PSOE engañó por primera vez al pais, un vicio que terminaria convirtiendose en costumbre, él tendría 19 o 20 años.
    Y tampoco es cierto que su generación, que es la mía, perdiera el interés por la politica de forma casi inconsciente. Otros lo que sentimos más bien es que nos habian robado el cambio de pais prometido, y que ese robo habia sido sieenciado por un pacto en el que la izquierda oficial, F. G. y Carrillo, como tan bien explicaba Gregorio Morán en una entrevista para Jotdown hace poco, habian hecho el trabajo de sacrificar los movimientos sociales a cambio de reconocimiento.
    Luego, con el tiempo esto se ha sabido rotular, la Cultura de la Transición. Pero vamos, que no me siento para nda identificado con el retrato que hace de su juventud que también fué la mía.

  7. Nefertiti

    «En España, cuando estaba tocando la Velvet, teníamos el Dúo Dinámico. Si coges la Velvet y la comparas con el Dúo Dinámico algo pasa en España.»

    Ese es el problema. Que compare una cosa con otra. En España estaban Lone Star o Música Dispersa para tratar de hacer una comparación algo más rigurosa que la que hace el entrevistado. Si no eres medianamente riguroso es imposible que te puedan tomar en serio nunca.

    Por cosas como ésta he dejado de leer la charla hacia la mitad.

    • Adela de La Pisoteya

      Es más, es que el Duo Dinámico apareció a finales de los 50, alcanzando su punto de máxima popularidad en los primeros 60, antes de que nadie oyera hablar de los Beatles cosa que aconteció en 1963. Ya de la Velvet ni te cuento… Aquí, en esos momentos (de la Velvet, digo) teníamos a Los Brincos y más adelante a toda la caterva que vino después. Yo creo que el entrevistado quiso buscar apresuradamente un ejemplo y le salió poco afortunado. Y no hay más que rascar…

      • viruela

        hasta varios años después, los seguidores neoyorquinos de la Velvet cabían en un taxi, por lo que la comparación de una banda genuinamente underground con un fenómeno de masas es una pamplina (eso sí, inocua, no como otras que desliza el entrevistado)

        • atticus

          La consideración de la Velvet como una banda de culto, germen del punk y del indie, es muuuuy posterior al Dúo Dinámico, incluso muy posterior a los Brincos. En efecto, los seguidores de la Velvet eran cuatro gatos, exquisiteces para una ínfima minoría. En España, ni los más enteradillos y modelnos sabían de ellos en los sesenta, pues todos miraban hacia el swinging London.

    • Suscribo lo que dice usted Nefertiti. El rigor es una cosa escasísima. Lo que soprende es que sea más y más escaso cuanto más apología y bandera se hace de él. Este señor puede pensar y decir lo que estime, faltaría más, pero la lacra del complejo de inferioridad y del desprecio por aquello que no conoce (o conoce muy por encima) le hace un flaco favor.

  8. «¿Por qué en España los escritores apenas hablan de sexo?»

    http://www.ezcritor.com/

    No te digo na y te lo digo to. Maravillosos libros, sobre todo la trilogía de Sigmundo.

  9. C.Albers

    Lástima que admire tan pronto a Fernández Mallo, ahí he dejado de leer.

    • Hubert

      Vilas es nocillista, fragmentario, poppy, transmedia y todas las demás características que le gustan a Mallo. E igual de aburrido que él. Son colegas en lo personal y lo literario.

  10. Pingback: Manuel Vilas: «Elvis cambió el mundo tanto como lo pudo cambiar Freud con el psicoanálisis» | Texto casi Diario

  11. javier

    A mi juicio la cultura española se define por su mediocridad: un cine mediocre, salvo contadas excepciones, una música mediocre, especialmente si se compara con la realizada en otros países, una literatura mediocre y falta de interés,…es lógico que un escritor se queje de falta de apoyo institucional, es algo muy español pero no entiendo como con productos tan mediocres en general se aspira al respaldo incondicional del Estado.
    Creo que con verdadera creatividad y muy pocos medios se pueden hacer obras interesantes y, si son buenas, el público acabará comprándolas por medio de la industria, que por su parte, probablemente debería pensar más en la divulgación de la cultura que en el mero enriquecimiento, bajando los precios, por ejemplo

  12. R. Maitland

    Creo que Vilas consigue lo que busca cuando dice, por ejemplo, que Kafka es un humorista. O cuando compara a la Velvet con el Dúo Dinámico. Sólo hay que ver los comentarios… Je, je.
    Y además de provocar, también apunta algunas verdades muy serias, como por ejemplo, que hay más «vida» y «verdad» en las canciones de Lou Reed o de Iggy Pop que en mucha literatura.

    • garofa

      Consigue poco. Aún le falta mucho para llegar a ser Cristian Campos. Y a este una enormidad para acercarse a Sostres.

      Muchos lo intentan, pero sólo unos pocos logran ser provocadores de genio.

    • Álvarez

      Existen comentarios atribuidos a Max Brod que dicen que cuando Kafka leía fragmentos de La Metamorfosis o El Proceso (no me acuerdo de cual) en las reuniones de los círculos de cultura de Praga, acababa partiéndose la caja. No me lo invento.

  13. PlayaBikinis

    Pues a mí me parece un poeta cojonudo, vaya por delante. Su antología bajo ese título no elegido al azar «Amor», es libro de cabecera en mi pequeña librería de expatriado. A él lo conocí en persona en el norte de España, en un recital, y lo cierto es que nos «echamos unas risas» los allí presentes. Es un cachondo mental pero con un humor hondo, de peso.

    Luego supongo que está la «pose» y el ego tan propio de los escritores. Les encanta «gustarse». Hablan de otros géneros, como la música por poner un ejemplo, como si se creyesen los -Diegos Manriques- o los -Cifus- del panorama español. Es algo que ocurre con frecuencia. Hoy sin ir más lejos escuchando «Mundo Babel» de Radio3, estaba junto al gran Juan Pablo Silvestre, Manolo Fernández, que hablaban de los Everly Brothers y otros grupos de la época. ¡Coño! ¡Qué casualidad que van y llaman a los componentes del Dúo Dinámico! y durante la entrevista uno si es humilde se da cuenta del poso y la importancia que cierta gente ha tenido en el panorama musical. Pero para eso hay que ser humildes y saber escuchar y tener una actitud de respeto. Pero sabemos que el desprecio es el deporte nacional. Y para encumbrar a unos hay que maltratar a otros.

    No sé, igual me he extendido demasiado y quizá al final no se entienda del todo lo que quería transmitir.

    Me quedo con el Gran Vilas poeta, porque al de las «novelas» aún no le he leído.

    Salud.

  14. Sarita

    Una frase tan banal (ademas de falsa) desalienta a leer la entrevista.

  15. SrFloppy5

    O sea, que hay que pagarle a un escritor, con nuestros impuestos, par qué viva. ¿Con qué criterios?

    Y UPyD es la derecha.

    Y cree que desconociendo la historia (Franco) el país va a mejor.

    ¡Qué miedo que gente así sea profesora! ¡Qué suerte poderme haber ido de España para que mi hija no aguante a profes así! Y qué pena tener que hacerlo

  16. antonio

    Sinceramente, Vilas es insoportablemente ególatra. Se cree una estrella y es un punto suspensivo de la literatura de quien nadie se acordará en unos años. Otro hijo de la era pop cautivo del ingenio.

  17. Más que interesante. No comparto todos los enunciados propuestos por el entrevistado, pero admito que me ha resultado agradable.

  18. Antón

    Perteneciente al «lobby» de mutantes del dólar $$$, compuesto por Agustín Fernández Mallo y Vicentito Luis Mora. Se proponen, a partir de la ocupación mediática -Quimera, editoriales, suplementos culturales, eventos Eñe, congresos financiados por Cajasur…- que se hable de ellos, generar un debate anodino y ver si saltan a una editorial «grande» y hacen caja $$$. El más aprovechable para el capital, Fernández Mallo. Forma pareja cómica con Eloy Fernández Porta, se curran unas proyecciones y unos links de youtube, y a girar por el mundo: sedes del Instituto Cervantes, departamentos de Literatura made in USA, fundaciones bancarias. Ellos, los profetas de la nueva narrativa. El triunfo del discurso copy-paste.

    Parece que después de un par de años, se ha pinchado la burbuja. Tranquilos, se inventarán algo nuevo que vender. El pelapatatas ultrasónico.

  19. Bowers

    Así que UPyD es de derechas. Entiendo. Y este tipo no es progre, no.

  20. Pingback: Estado líquido

  21. Pingback: CREACIÓN LITERARIA | VA-IN-ART

  22. Pingback: Vilas, a salto de matas ( y en Zaragotham) | marketingconlegañas

  23. Andrea

    He leído una obra de este escritor y es MEDIOCRE. La peor experiencia lectora de mi vida. La acabé porque me la regaló una persona a quien quiero. En España no se valora el talento. Los grupos editoriales y mediáticos promocionan lo que les parece que va a rendir más beneficio, siempre que no cuestione el establishment. Y, desde luego, con sus peloteos a la monarquía española, Vilas no lo cuestiona.

  24. Andrea

    Fragmento de «Alegría»:

    «Ellos, los reyes, nos sacan del tiempo biológico y nos dan la luz de la historia. Los veo en Mallorca, como todos los años. Felipe VI y Letizia, y sus hijas, rubias, altas, sonrientes. Nunca me invitarán al Palacio de Marivent, y me encantaría que lo hicieran, pero carezco de méritos. Nunca tendré los méritos necesarios para ser invitado al palacio de verano. Y si me invitaran, sería un desastre, porque casi no tengo conversación. Me pondría nervioso. Tampoco sabría cómo vestirme. Es mucho mejor que
    no me inviten. Realmente, es una suerte que no me inviten.
    Pienso en mis hijos. Pienso en los hijos de miles de padres que no saben qué decirles a sus hijos. Padres y madres sin serenidad, sin orgullo, sin dinero, sin dignidad, sin nada. Padres y madres a quienes no han pintado ni Velázquez ni Goya ni quienes han heredado ahora su legado. Esos padres harán bien en mirar a Felipe VI para que les sirva de faro y les indique cómo ser padre.
    No creo que mis hijos lleguen a amarme tanto como las hijas de Felipe VI a su padre, en eso pienso cuando veo en la prensa las fotos de la familia real; me parece un pensamiento terrible, pero lo he tenido. Miro de nuevo esa foto de los reyes de España con sus hijas. Y percibo por medio de la foto que Felipe VI es un padre ejemplar. Porque hasta en el hecho de ser padre existe el éxito. Y pienso en los millones de padres que fracasamos como padres. Y por eso es bueno mirar esa fotografía: las hijas de
    ojos azules miran a Felipe VI.
    ¿Qué hemos hecho mal?, pensamos los miles de padres que vemos esa foto. Hasta en la paternidad o en la maternidad la historia nos humilla. Acabas siendo pobre, y mal padre. Si eres rico, el ser buen padre se te da por añadidura, parece una cita
    bíblica. Puede que ser pobre y mal padre sea la misma cosa.»

    JUZGUEN USTEDES MISMOS.

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