Internet es un escenario que estimula el intercambio de ideas y provoca debates enriquecedores; pero, para evitar caer en polémicas estériles, debemos seguir una serie de pautas que nos conduzcan al fin deseado: ganar. Porque «hay alguien que está equivocado en internet» (pudiera ser incluso que fuera uno mismo; no es el caso) y el objetivo no es cambiar las ofuscaciones propias por las de un desconocido, es la victoria. Los numerosos consejos enfocados a la oratoria pública no valen en el barro de la red porque se corre el riesgo de ser acusado de «demagogia», no sin razón; para tener éxito se ha de disponer de un método específico, personal y ensayado. Las sugerencias que aquí te ofrecemos son solo nociones para inspirar el desarrollo de tu propia táctica y, si lo deseas, ponerla en práctica a continuación en los comentarios.
Expón tus argumentos con mesura
Mide el vigor de tu exposición. No plantees tus argumentos como un ataque, enfrentarse a ideas opuestas cargando con toda la artillería puede provocar el bloqueo del diálogo. Ten en cuenta que, al igual que tú, el contendiente viene dispuesto a defender sus ideas preconcebidas y una colisión frontal derivaría en un abandono precipitado, dejándote sin la oportunidad de persuadirle de su error. Deja a propósito algún flanco abierto a la réplica para la que, astutamente, tendrás prevista una contrarréplica a modo de puntilla. De este modo tendrás oportunidad de sacar a relucir tu juego de piernas retórico.
Muestra flexibilidad en tu postura
En un debate es primordial estar dispuesto a reconocer errores y no pretender imponer el criterio propio a toda costa. Tienes que estar abierto a cambiar de idea y no manifestar obstinación. Haz alguna concesión insignificante que sirva de trampolín para lanzar tu arenga, es la mejor forma de dar la vuelta a cualquier argumento: aceptar que alguna premisa es verdadera para después desmontar la conclusión y construir la propia. Perder una batalla puede llevarte a ganar la guerra.
Sé respetuoso
Si te expresas de forma ofensiva perderás crédito ante la audiencia. Utiliza un lenguaje templado, desgasta menos y desquicia más. Lo importante es que seas constante y no te muevas de tu posición, aunque sea repitiendo argumentos. Si tu adversario pierde las formas quedará en evidencia ante tu serenidad. Si no las pierde, puedes apretar las tuercas poniendo un emoticono sonriente o seis flamencas.
Presta atención al oponente
Lee sus argumentos con detenimiento, solo de esta forma encontrarás sus vulnerabilidades. Busca la manera de encasillar su discurso en algún tipo de falacia. Ten siempre a mano la lista de Wikipedia y solo tendrás que unir los puntos. Si te recriminan el haber cometido algún tipo de falacia previamente, recuerda que esa acusación se puede catalogar a su vez como varios tipos de falacia. Revisa su ortografía, un desliz del teclado puede proporcionarte una victoria evidenciando su ignorancia. Si, por el contrario, te cazan en un lapsus, desacredita cualquier norma que haya dictado la RAE recordando que admiten «almóndiga». Tú tienes tus propias normas, mucho más exquisitas, al margen de las normas. Esto incurre en varias falacias, pero podríamos remitirnos a otras tantas en nuestra defensa. También puedes buscar otro tipo de fallos según tu propio criterio, lo importante es que al localizarlos digas «he leído hasta…» y añadas lo que consideras que anula cualquier intervención posterior del otro.
No olvides al resto de participantes
Observa si los otros contertulios se inclinan hacia una u otra postura, es el mejor indicativo para saber quién va ganando. Abre diálogos secundarios, cuida y agradece los apoyos y pon gatos para captar los de otros.
Documenta tu exposición
Aporta datos que den solvencia a tus afirmaciones. Pon muchos enlaces. Solo tienes que teclear en Google tu idea —alguien la ha tenido que defender antes, por muy descabellada que sea—, aunque no es recomendable ir más allá de la segunda página de resultados. Si el oponente se adelanta y pone muchos enlaces, pon en duda sus fuentes. Algo habrán hecho, solo tienes que buscarlo en Google, alguien ha tenido que desacreditar ese sitio antes que tú. Internet es vieja, sí. O viejo, esto está por determinar.
Conserva el sentido del humor
No pierdas los nervios si detectas ironía en las palabras del rival. Demuestra tu habilidad respondiendo en el mismo tono o dos notas más altas. No debes aclarar nunca que estás utilizando la ironía ni introducir guiños porque, además de un contrasentido, es de cobardes. Este tipo de duelos en el intrincado registro del sentido inverso es muy peligroso: podrías acabar cediendo inconscientemente. Incluso es posible que sea el otro quien te dé la razón, consciente o inconscientemente, y creas que está siendo irónico. Las combinaciones son infinitas y el riesgo de quedar suspendido en algún nivel del limbo del doble sentido hace que esta práctica solo sea apta para cínicos experimentados. Si concurren en un mismo debate la falacia y la ironía, la entelequia puede resultar indescifrable y es recomendable tener un amuleto —por ejemplo, una peonza— para saber si se ha vuelto al sentido recto.
No subestimes al adversario
Considera sus argumentos sin menosprecio aunque te parezcan fácilmente refutables. Es posible que tenga su propio decálogo más perfeccionado: con diez puntos. Si detectas que así es, acúsale de trol y abandona el lugar con la cabeza bien alta.
Lo de la peonza ha sido la guinda. Buenísimo.
Brillante!
¡Ad hominem!
Pingback: Decálogo de estrategias de debate
Falta lo de…
«Quién dice nazi o fascista, primero, pierde…»
Si no me equivoco, un decálogo está compuesto de 10 puntos (como bien indica el nombre) ¿no?
«Deja a propósito algún flanco abierto a la réplica para la que, astutamente, tendrás prevista una contrarréplica» http://lema.rae.es/drae/?val=dec%C3%A1logo
Me da hasta miedo, señora Gándara.
Sublime
jajajaj zasssss!!!
Touché
Ha salido tan bien que me dan ganas de decir «¿Verdad que usted y yo no nos conocemos de nada?», a lo Sandro Rey.
Que había una pista al final, un poco de atención, ¿o es que llegaste a un punto de «he leído hasta»?
:)
Dos maneras de cerrar un debate en el que llevas las de perder:
-«Eso ya lo hizo/dijo Hitler»
-«Al fin y al cabo, son detalles sin importancia comparados con el quid de la cuestión» (y te largas si más).
¡Me ha encantado!
Excelente!
Lo has clavado. He practicado y me han ptacticado todas esas tácticas !!!!
Descojonciante.
Practicado*
Hola,
En mi humilde opinión y con todos los respetos, creo que irse de cualquier sitio, sea cual sea, sin conceder el derecho a réplica, es de cobardes y malos perdedores.
Como bien se indica en el decálogo, es preferible reconocer tus errores y flexibilizar tu postura, antes de dar el portazo.
Somos esclavos de nuestras palabras (entre otras cosas).
Aprovecho para decir que me alegra leer entradas de este tipo.
Un saludo,
«»»Internet es vieja, sí. O viejo, esto está por determinar.»»»
A lo mejor esta frase es pretenciosa, de todas formas, ahí va:
Internet es una red, la red de redes, luego ha de ser LA Internet. No entiendo por qué los señores de la RAE consideran esta palabra ambigua.
Me ha encantado. ¿Habrá otro decágolo para los debates fuera de internet?
Hay uno escrito por Shopenhauer: El arte de tener siempre la razón (en 38 estratagemas). http://es.m.wikipedia.org/wiki/Dialéctica_er%C3%ADstica_o_el_arte_de_tener_razón,_expuesta_en_38_estratagemas
El tipo debía de ser todo un caballero discutiendo…
Es toda una recopilación de las trampas más odiosas que todos deberíamos conocer para poder reconocerlas y que no se pudieran usar más.
decálogo*
¡No, si ya era correcta la palabra!
«Decágolo», o sea, ir al váter diez veces o casi, según Doña Yolanda.
He leído hasta «hacía una u otra postura…»
Está divertido el artículo pero… sin ánimo de entrar en una discusión, hay algunos puntos con los que no estoy para nada de acuerdo.
Lo que más invalida un discurso es el insulto (como bien se dice) pero lo que invalida un discurso es incurrir en la defensa mediante la ofensa, ortográfica o del tipo que sea. ¿Por qué? porque hay que mostrar siempre que nos centramos en el asunto real y no en lo superfluo, que somos capaces de entender unas palabras más allá de si se ha escrito o no según unas normas.
En el momento que alguien corrige la ortografía de la otra persona… mal asunto, se está quedando sin argumentos válidos, ya no puede tratar lo esencial y debe dirigirse a lo que no tiene la menor importancia.
Gracias por tu comentario, María. Reconozco que puedes tener razón en el punto que señalas… pero, de lo de los gatos no me vais a apear.
Querida Yolanda, ¿es usted de letras? Si el fin justifica los medios y desea ganar, conviene que lo reconsidere, porque ‘Nadie pierde» (Robert Wright. 2005).
Pocas actividades resultan tan estériles como la discusión o el supuesto «debate» a través de Internet, y pocas cosas resultan tan tristes como la necesidad de reafirmar las propias ideas –e incluso la autoconfianza– intentando «ganar» en semejantes intercambios.
Saludos.
Son estériles, o no, según con quién se debata y el objetivo que se persiga. Si el objetivo es convencer al adversario Y que lo reconozca en público, pues seguramente la mayoría serán estériles. Si el objetivo es aclarar ideas sobre algún tema, aprender y descubrir nuevas posturas que considerar, pues seguramente la mayoría serán productivos.
Y si se encuentra el grupo de contertulios adecuado (uno que no trate de «ganar todo» sino que se conforme con victorias individuales parciales y con un aprendizaje colectivo), la mayoría de estos debates/tertulias serán productivas.
discutir es de pobres
No estoy de acuerdo
La Ley de Godwin es inportánte. Kreo que lla el propio Hítler conparaba a sus contertúlios con los nacis cuando keria ganar una discusion.