Aguantó los peores ataques de Santiago Carrillo y una fea campaña difamatoria de Felipe González y Alfonso Guerra. También los achaques del trabajo, cuando no le quedó más remedio que volver a la mina tras abandonar la política y sufrió un terrible accidente laboral. Tiene la salud muy delicada, pero Gerardo Iglesias (La Cerezal, 1945) aún conserva energías para investigar la represión franquista en su región y redactar sus memorias. También se ha sumado a la causa abierta en Argentina contra la represión de la dictadura aportando el caso de sus familiares. Mientras fue secretario general del PCE, sus ideas causaron el mismo rechazo de los poderes del mundo capitalista que de los Gobiernos de la URSS anteriores a Gorbachov. Esta forma de entender el mundo de su tiempo le llevó a formar Izquierda Unida, pero no pudo darle la continuidad que le hubiera gustado al espíritu original del proyecto. No quiere dar ya entrevistas, pero hace una excepción.
Es usted descendiente de una familia de comunistas.
Soy descendiente de una familia de personas; personas que en un momento dado pues, efectivamente, ingresaron en el Partido Comunista. Somos de un pequeño pueblecito, casi una aldea, que se llama La Cerezal y pertenece al Ayuntamiento de Mieres. Toda mi familia, sobre todo por parte materna, han sido militantes del partido. También mi padre. Y por ello han sufrido todos los embates de la represión franquista. Participaron en la guerra, mi padre estuvo en diversos frentes en Asturias. Y cuando acabó la guerra de trincheras, que aquí fue en el 37, fue hecho prisionero. Lo llevaron primero a un campo de trabajo en Teruel, luego estuvo en otros campos de concentración, en Guernica, también en la cárcel de Zaragoza. Toda una peripecia durante varios años. No tengo muchos recuerdos de cosas que me contara, salvo detalles del sufrimiento de los campos de concentración, de los batallones de trabajadores. Era horrible vivir bajo esas circunstancias cuando, además, la política del franquismo ya se sabe cuál era con los vencidos: el «exterminio por hambre o por fuego».
De niño ya tuvo relación con la guerrilla, con el maquis.
Mi padre después de regresar de los campos de concentración continuó militando en el Partido Comunista y, más concretamente, mi casa fue un punto de apoyo importante de la guerrilla asturiana. Éramos cuatro hermanos, yo el más pequeño, y estábamos muy imbuidos de aquella situación. No hacía falta ni que nos lo dijeran, en cuanto veíamos un guardia civil íbamos a avisar a los guerrilleros, que estaban en un refugio cercano y también paraban en nuestra casa. Ya con cinco años tengo recuerdos de todo esto. Me veo en brazos de alguno de ellos. Conservé también durante algunos años recuerdos que me dejaron, concretamente, durante mucho tiempo guardé una maqueta de avión que me hizo un guerrillero al que llamábamos Quirós, porque era de un pueblo de aquí de Asturias, aunque había venido de Francia. Pero sobre todo recuerdo que un buen día vino la Guardia Civil a picar a la puerta de casa y los teníamos a todos dentro en ese momento. Tengo la imagen de todos los guerrilleros apuntando a la puerta con sus armas. Ver a mi padre salir corriendo e inmediatamente pedirle a mi madre que sacase una jarra de vino para entretenerlos, porque si llegan a entrar se arma la marimorena…
A los doce años empezó a trabajar.
En el año 50 mi padre fue detenido. Mi madre se quedó con cuatro hijos. El mayor tenía doce años y a esa edad luego fuimos desfilando a trabajar. Las necesidades eran tremendas, no hacía falta que nos lo mandaran. Nosotros mismos tomábamos la iniciativa. Yo empecé a trabajar con dos albañiles, dos profesionales de la construcción que iban por su cuenta levantando casas. Hacían todo el trabajo, desde la preparación de la madera, la piedra… subían los edificios, hacían el trabajo interior. Eran muy completitos.
A los quince años, a la mina.
A la mina me fui forzado por la mala situación que tenía con estos dos albañiles. Me pagaban poco. Trabajaba de sol a sol, me recogían a las siete de la mañana y no volvían hasta las diez, y al día siguiente, lo mismo. Por supuesto, sin seguridad social ni nada. Y encima no me trataban bien, particularmente uno de ellos. Eso me empujó a pedir trabajo en la mina, pero hasta los dieciséis años no se podía entrar ahí así que me tuve que falsificar el carné de identidad poniéndome un año más. Comencé a trabajar en la mina del Pozo Fondón, que está en la cuenca minera del Nalón. La vida en la mina era muy dura. Yo vivía a nueve o diez kilómetros y los tenía que recorrer caminando cada día. Y casualmente no era un terreno llano [ríe], en Asturias todo es cuesto. Por eso llegaba al tajo y ya estaba agotado. Y luego, la vuelta después de una larga jornada, a veces con horas extraordinarias.
Viví accidentes laborales, pero no los sufrí personalmente; los que sufrí fueron algunos provocados por mí mismo. Era una cosa bastante habitual, cuando te encontrabas en un trabajo extremadamente peligroso, tajos que ofrecían mucho riesgo, peligro de muerte por derrumbes o por gas, la única salida que tenías era accidentarte para escapar a la muerte. Y eso yo lo hice en dos ocasiones. Mira, te lo explico fácilmente (muestra los dedos meñiques de las dos manos, todavía visiblemente quebrados). Con la ayuda de un compañero, te daban un golpe fuerte, te rompías el dedo y te apartabas unos días de aquel infierno. He visto a bastantes morir. A bastantes.
La mina es muy dura y sobre todo en aquellos años. Empezando por que la alimentación, casualmente, no era buena. Sobre todo en familias como la mía. Sin embargo, las jornadas de trabajo eran largas y duras. Yo entré a trabajar con quince, pero a los dieciséis años ya estaba de picador, que es un trabajo muy duro, por la dureza en sí del trabajo, y por el riesgo permanente que corrías. El inmediato y el menos inmediato, que era la silicosis. Mi padre salió de allí también con bronquitis crónica, aunque murió a consecuencia de otros males derivados de las torturas que sufrió.
¿Cómo empezó su militancia?
Yo digo que ya nací militando en el PCE. Todos eran del PCE a mi alrededor. Pero mi ingreso formal se produjo justo cuando entré a trabajar en el Pozo Fondón. Me destinaron a un trabajo con un militante comunista que se llamaba Valeriano Lorenzo, que luego fue alcalde de Yermes y Tameza, un pueblo de aquí [Y que murió en 1995 por una neumonía ocasionada por la silicosis que padecía. N. del R.]. A los pocos días de trabajar juntos, charlando y tal, le resultó fácil convencerme para entrar en el PCE, entre otras cosas, porque ya estaba convencido [risas].
Los primeros años de mi militancia consistieron básicamente en llevar propaganda de un lugar a otro. Servir de enlace con los que dirigían el partido clandestinamente en Asturias, Horacio Fernández Inguanzo, Ángel León y otros. Las responsabilidades dentro de la organización me fueron llegando sin quererlo y sin esperarlo. Sin creer que yo estuviera capacitado para ello. Ya con dieciocho años formaba parte de la dirección provincial del partido, ya comencé a asistir a reuniones en París. Después de un periodo, pasé a ocuparme de la agitación social dentro del trabajo; agitación social porque no había sindicatos, solo el Vertical. Se creó uno, la Oposición Sindical Obrera, pero no tuvo repercusión. Luego, ya más tarde, llegó el momento de las Comisiones Obreras, y estuve muchos años dedicado al trabajo sindical.
¿Cómo fueron las huelgas de los años sesenta?
Llevamos a cabo pequeñas y grandes huelgas. La más importante que hubo en Asturias fue la del 62, en la que fui despedido por primera vez. Pero fue una huelga que se ganó, tanto en las reivindicaciones laborales como en la readmisión de los despedidos, por lo que el mío al final no se hizo efectivo. Las demandas laborales se basaban en la mejora de la seguridad del trabajo y los salarios, el precio de los destajos. Es decir, en la mina esencialmente se trabajaba, picadores y barrenistas, a destajo. Y eso incrementaba de manera importantísima los riesgos. Todos los días te medían cuánto carbón sacabas y si no llegabas, te pagaban menos. Si trabajas en un frente peligroso y además tienes que ganarte el pan esforzándote hasta el extremo, el peligro aumenta. Te ocupas más de sacar un buen rendimiento que de tu seguridad.
Las huelgas ya tenían cierto recorrido, habían empezado en los cincuenta. En la del 62 se paralizaron todas las cuencas mineras y en parte la metalurgia, lo que repercutió en los servicios. Por eso tuvieron que ceder. Ganamos. Aunque muy pronto se tomaron la revancha. En el 63 vino otra huelga y ahí ya comenzaron las deportaciones, enviaron a mucha gente a otras regiones de España, las citaciones al cuartel, las palizas, los interrogatorios, las detenciones preventivas. Todo esto pasó a ser el orden del día.
A mí la primera vez que me detuvieron me sacaron de la cama a las tres de la mañana en la aldea donde yo vivía. Me trajeron a Oviedo al cuartel de la Policía Nacional y me encontré con que había cientos de detenidos porque habían hecho una redada. De ahí me pasaron a manos de la Brigada Político-Social, frente al Hotel Reconquista. Allí estaba Pascual Honrado de la Fuente, cuyo nombre era una ironía. Formaba parte del grupo de Claudio Ramos, jefe de la Brigada. Era uno de los torturadores más terribles. Estaba especializado en tumbarte al suelo dándote puñetazos en el hígado. Te daban patadas, hostias de toda clase, sufrías todo tipo de ensañamientos, aparte de humillaciones. El sistema que seguían era darte una buena paliza, bajarte al calabozo, y sin que te hubiera dado tiempo a enfriar, te subían nuevamente. Era una técnica para situarte contra las cuerdas. Yo era un niño la primera vez que me detuvieron, tenía dieciséis o diecisiete años, y con esa edad me dieron muchas palizas. Fueron cuatro días en comisaría recibiendo. Pero como no solté prenda me tuvieron que liberar. Y esta no fue la época más dura. A mí no me aplicaron corrientes y otras técnicas brutales que hubo desde el final de la guerra hasta el año cuarenta y tantos, cuando las torturas eran técnicas puramente hitlerianas.
De ese periodo ha hablado en su libro Por qué estorba la memoria (Madera noruega, 2011). ¿Puede contar las historias que ha investigado que más le hayan impresionado?
Uno de los hechos más terribles que se produjeron bajo la dictadura fue el de Emilio Rubiera. Era un hombre viudo que tenía varias hijas y vivían con él. Económicamente se desenvolvía bien. Tenía una gran casería al lado de un pueblo de Gijón que se llamaba Quintes. Era un hombre muy generoso que ayudaba a todo el mundo, también a los que estaban huidos. Les daba de comer a los guerrilleros lo mismo que invitaba al cura del pueblo. En un momento dado se dieron cuenta de que su casa servía de punto de apoyo a guerrilleros y la noche del 27 de enero de 1948, en el marco de una gran redada, llegaron con camiones, cargaron todas sus pertenencias, que eran muchas y valiosas, era una familia muy pudiente, desvalijaron la casa, se hicieron con todo lo que pudieron, ataron dentro de la cocina a Emilio Rubiera y a sus dos hijas, Asunción y Carmina, y le prendieron fuego a la casa. Los quemaron vivos, allí perecieron carbonizados.
Aquella noche fue terrible. Aniquilaron también a todos los jefes guerrilleros de Asturias. Se habían infiltrado en la guerrilla algunos policías, se inventaron la monserga de una supuesta entrega de armas en distintos puntos, armas que supuestamente venían de Francia. Fue una operación de despiste, una trampa. Citaron a la guerrilla en lugares como Playa Franca, en el occidente de Asturias, en Santo Emiliano, o en la zona de Mieres. Una caravana de guardias civiles dejó en estos puntos cajas llenas de ladrillos que supuestamente eran las armas y, según llegaban al lugar los guerrilleros, los ametrallaban. Hubo mucha desconfianza ante esa entrega de armas, pero la extremada angustia en la que vivía la guerrilla, con armas obsoletas, con caídas de enlaces y puntos de apoyo, esta situación les condujo a agarrarse a un hierro ardiendo.
Otro caso tremendo fue el de Teresa Valles. Era la madre de un grupo de guerrilleros, eran socialistas, casi vecinos míos. De un pueblo que se llamaba Entrerrios, en la zona de Mieres. Arriba, en la montaña, donde yo nací. Esta familia sufrió una verdadera tragedia, porque al finalizar la guerra ahí varios hermanos se echaron al monte escapando de una muerte segura. Ya que, al acabar la guerra, lo más probable es que acabases en el paredón o con un tiro en la nuca. Entre la gente que se subía al monte había un espíritu de rebelión y de no aceptación de la derrota, pero también intentaban sobrevivir a una política de exterminio anunciada previamente con toda claridad. En los primeros escritos del general Mola se decía que había que aniquilar sin compasión a todo el que no pensase igual. Y eso hicieron desde un primer momento. Iban por los pueblos, cogían a civiles, los llevaban a los montes y los mataban a palos o les pegaban un tiro en la cabeza. En la zona donde yo nací hubo casos incontables. Pues, como decía, los hijos de Teresa Valles, Ursino, Segundo, Víctor y José huyeron al monte.
Con la represión ocurría siempre lo mismo. Se lanzaban directos sobre las familias de los guerrilleros. Muy pronto detuvieron a una de sus hijas, la encerraron en el convento de los frailes de Mieres y de ahí desapareció. A la gente que recluían en ese convento, por la noche la cargaban en camiones de prisioneros y los arrojaban a los pozos, en este caso fue Pozo Turón. En esta familia empezaron por ella. Luego fueron a por la madre, Teresa. Le dieron una monumental paliza en la calle, en presencia de todo el mundo, y con uno de sus hermanos delante, un falangista, un tal Orgonio, que mientras la apaleaban y la pisaban le decía «Dinos dónde están los guajes». Los guajes eran los guerrilleros. A consecuencia de aquella monstruosa paliza, inmediatamente la mandaron al campo de concentración de Figueras, en la parte occidental de Asturias, en Castropol. Llegó, vomitó sangre y al poco tiempo se moría. Después cayó uno de los guerrilleros, Víctor… bueno, al final la tragedia se cerraba con el padre, que ya llevaba muertos a su esposa y cinco hijos, unos en el monte, otros en la propia guerra, y otro en la revolución de octubre, y terminó ahorcándose en la puerta de su casa.
Me han dicho que cuesta leer mi libro, pero fue la realidad. Todo lo que cuento es información contrastada acompañada de testimonios directos. No hay literatura.
Cuando el dictador empieza a agonizar, ¿cuáles eran sus expectativas?
Ahora veo todo aquello de forma muy distinta. En aquel momento el PCE luchaba por provocar la ruptura con el régimen fascista. El régimen se agotaba por la lucha obrera, por la presión internacional, pero los hechos han demostrado que no reunimos fuerzas suficientes para provocar aquella ruptura. Entre otras cosas, porque ni la oposición estaba unida. Teníamos un primer intento que fue la Junta Democrática, con el PCE, el partido de Tierno Galván y una serie de personalidades y pequeños partidos. Pero uno que era fundamental, el PSOE, no quiso unirse a aquello y formó otra instancia, la Plataforma Democrática. Para cuando las dos se unieron, los propósitos de ruptura ya iban desapareciendo.
Yo era miembro de la dirección del PCE, pero no tuve un papel decisivo en el proceso. El problema fue que el partido llegó un momento en que temió verse marginado, porque de hecho se intentó, el PSOE aceptaba nuestra no legalización. Ahí centró el partido sus fuerzas y entró en una negociación que nos condujo finalmente al reconocimiento de la monarquía y de la bandera. Yo estuve en la reunión del Comité Central en la que se tomó esa decisión. Fue algo improvisado, sobre la marcha, presionados. Era la primera reunión que celebrábamos en Madrid a la luz del día. De repente, hubo una llamada de Suárez y Carrillo salió de la reunión. Llegó al cabo de un par de horas con una declaración redactada y nos comunicó que había una amenaza del Ejército de entrar a por nosotros, así que todos votamos afirmativamente sin discusión. Asumiendo que en aquel momento la única salida que hubo fue esa Transición, hay que decir que, cuidado, fue con la pistola apuntando a la cabeza.
Además, también hubo otros muchos hechos, los asesinatos de la calle Atocha, los secuestros de varios generales por un grupo organizado por la propia policía, los GRAPO. Una serie de sucesos que, en suma, de transición pactada, nada; transición impuesta y aceptada. Todo debido a la enorme voluntad de poner fin a aquella sangría que se había prolongado durante cuarenta años. Por eso no hubo ruptura. La Transición la dirigieron elementos provenientes del régimen, de la dictadura, y la conformaron a su medida. Esa es la verdad. Empezando por una ley de amnistía que sin pedir perdón a nadie asumía que todos los perdonábamos. Fue una ley sumamente escandalosa, sobre todo viéndola hoy, desde la distancia. Suponía la liberación de los que estábamos en la cárcel, en la clandestinidad, en el exilio, pero visto con cierta distancia es una auténtica aberración que fueran los criminales los que nos perdonaron la vida; los que nos permiten volver a la legalidad cuando ellos son los que tenían que haber ido directos a los tribunales.
En Miseria y grandeza del PCE, de Gregorio Morán, dice que Carrillo llevó todas las negociaciones de la Transición a título personal, que informaba al Comité Central de lo que juzgaba necesario y que, de hecho, en los archivos del partido no había prácticamente actas entre el año 76 y el 77.
Sí, la llevó muy a nivel personal. He ojeado un libro recientemente escrito por José Sandoval, que murió no hace mucho, un dirigente histórico del PCE, y cuenta, efectivamente, que en un momento dado le pidieron a Carrillo que informara de sus contactos y contestó que solo informaría de lo que considerase oportuno. Lo llevó como algo personal, pero de otro modo ya digo que no reuníamos fuerzas suficientes para provocar una ruptura. Lo que sí es cierto es que esa transición divulgada como modélica, vista retrospectivamente, fue un completo despropósito.
¿Cómo llegaron al eurocomunismo, a anteponer la democracia y los derechos fundamentales al socialismo?
El eurocomunismo fue un intento de superar el enorme desprestigio en el que habían caído los partidos comunistas sobre todo por el papel que había jugado Stalin al frente del PCUS. Todo el prestigio de la URSS al salir victoriosa de la II Guerra Mundial se vio empañado por las prácticas criminales de Stalin, por los asesinatos, los gulags, en fin, todo lo que hizo. Entonces los partidos comunistas eran satélites del PCUS y el eurocomunismo intentó desmarcarse de todo aquello. Creo que no tuvo mucho recorrido porque ya era algo tarde. Recomponer la imagen de un partido comunista para mostrarlo como un partido democrático antes que nada ya era harto difícil, particularmente en España donde había habido cuarenta años de propaganda férrea contra el comunismo. Pero el intento fue bienintencionado. Los franceses se descolgaron muy pronto, pero no así el Partido Comunista Italiano que mientras vivió Berlinguer apuntó en una dirección muy positiva todos sus escritos y reflexiones. Eso sí, muerto él las cosas cambian.
Todos estos acuerdos, pactos y consensos a los que llegó Carrillo a título personal neutralizaron a la militancia del partido. ¿Se puede achacar a estas prácticas la disminución de militantes de hasta un 50% que hubo luego en los años ochenta?
El PCE tuvo en sus filas a la flor y nata de la intelectualidad, de los profesionales, de la gente más cualificada de este país. Mucha de esta gente vino al PCE porque era lo único que existía que le estaba plantando cara al franquismo. Era lógico que una vez llegada la democracia, emergieran otros partidos con fuerza y cada uno buscara su sitio más natural. Admito que una parte de esta gente tan importante se fue del PCE porque su sitio fue ese solo en la medida en que querían luchar contra la dictadura, pero ideológicamente estaban en otra parte. Muchos abandonaron por eso.
Sin embargo, no hay duda de que otros abandonaron porque en un momento dado Santiago Carrillo plantea aquello de la Alianza de las Fuerzas del Trabajo y la Cultura y lo hizo con métodos instrumentales. Cuando quieres la alianza con un sector social, no quieres atraerlos a ellos sino a sus ideas. Incorporar esas ideas al proyecto, y eso fue lo que no se hizo. Mucha alianza, pero sus ideas se quedaron fuera. Y en la medida en que sus propuestas no encontraban espacio dentro del proyecto comunista, pues se fueron.
Cuando hice la propuesta de Izquierda Unida era consciente de que era difícil llevar a cabo un proyecto así, porque la cultura del pasado, un pasado forjado en la guerra, la clandestinidad, un pasado con inspiración estalinista, es muy difícil cambiarla. Es como una religión: habla el pope y «sí, bwana».
En el Partido Comunista de Asturias, cuando se decide presentar a Dolores Ibárruri, Pasionaria, de número uno en la lista electoral, se dijo a los militantes que «estaba como una niña», pero luego hubo quejas de su capacidad con la edad que tenía.
Yo no creo que nadie se haya sentido engañado ni que se haya pretendido engañar a nadie. A algunas personas no les gustó la idea de Dolores, pero por lo demás la Pasionaria era un símbolo para nosotros y tampoco en la práctica eso creó mucho problema. Lo que sí creo ahora, pero soy lo suficientemente honesto para decirle que en aquel momento no lo vi, y me di cuenta hace mucho tiempo, es que fue un error tremendo comparecer a las primeras elecciones con la imagen al completo de todos los líderes de la guerra. Recuerdo una entrevista con Alfonso Guerra en la que me confesó que ellos estaban muy preocupados de cuáles iban a ser los resultados electorales habida cuenta de que el PCE había estado aquí cuarenta años dando la cara, mientras que ellos ocuparon un lugar mucho más discreto. Pero cuando vieron la presentación de nuestra campaña, con aquellos carteles fúnebres, en blanco y negro, con las caras de Dolores, Carrillo… se dieron cuenta de que aquello era pan comido. Creo que si el PCE en aquel momento, sus dirigentes, con Santiago Carrillo a la cabeza, hubieran tenido la generosidad de haber presentado un Partido Comunista renovado con tan importantes figuras de la actualidad, de los profesionales, como teníamos entonces, las cosas hubieran sido distintas. Teníamos militantes impresionantes, que encima luego fueron los que nutrieron al PSOE, porque no tenía cuadros. Esa es la realidad.
¿Hubo convulsiones al borrar el término leninista de la descripción del partido?
No hubo mayores problemas, igual determinados sectores. Las trabas vinieron de la embajada soviética.
¿Cómo se producían las injerencias o intentos de injerencia de Moscú en el PCE?
Bueno, hasta donde yo conozco, y no conozco mucho, nada más llegar yo a Madrid a la Secretaría General me organizaron una escisión, la de Ignacio Gallego y el PCPE (Partido Comunista de los Pueblos de España). Se la podían haber organizado a Carrillo, pero no, fue a mí, y nada más llegar. Se dieron cuenta de que yo no era una persona a la que iban a poder enviar por caminos ya muy trillados.
Su primer año como secretario general se lo pasó peleando con Carrillo más que con el Gobierno o la derecha.
Llegué a la Secretaria General en condiciones muy complicadas. Para empezar, solo sacamos tres diputados en el 82. Pero en el terreno más personal, yo no quería ser secretario general del PCE. Del mismo modo que no quería desplazarme a vivir a Madrid para estar en la dirección de CC. OO., en la que estuve muchos años pero viviendo en Asturias. En algún momento me quisieron llevar a Madrid como secretario de organización y no quise. Yo nací en La Cerezal, que eran cuatro casas, rodeado de selva. ¿Qué hacía yo en la Castellana? Ni siquiera me consideraba capacitado para asumir tamaña responsabilidad, instituida a una figura como la de Carrillo, y justo en uno de los momentos más bajos para el PCE.
Acepté porque quien más influyó fue Horacio Fernández Inguazo, una persona a la que yo quería enormemente, porque era un monumento a la humanidad y a la dignidad. Así que para allá que me fui. No sé si tiene alguna importancia contar cómo sucedieron los hechos, porque luego Carrillo los presentó a su manera y yo nunca quise responderle. Casi hasta su muerte no perdió ocasión para hablar de mí como que le había traicionado, y desde luego no había nada de eso.
Tras las elecciones, en la sede del PCE de Santísima Trinidad, me dijeron que Carrillo quería hablar conmigo. En su despacho estaban presentes Belén Piniés, Adolfo Piñero y no sé si Jaime Ballesteros, eran varios. Y Carrillo me dice que llevan varios días de reunión en el ejecutivo, que cada vez ve más claro que no quieren que siga y considera que el mejor candidato a sucederle soy yo. Me pareció una locura. Volví a Asturias, a recuperarme de una gripe, y allí me convenció Horacio, como he dicho. También reflexioné, si me lo estaban pidiendo y no había más candidatos y los que había no se proponían o no los proponía nadie, pues decidí coger el toro por los cuernos. Al llegar al Comité Central le dije a Carrillo que aceptaba con estas palabras más o menos: «Santiago, primero: finalmente, voy a aceptar hasta el próximo congreso, que me volveré a Asturias; segunda cuestión: me temo mucho que te engañes conmigo, porque me has conocido de toda la vida como un militante muy disciplinado, pero soy una persona que cuando asume una responsabilidad, la ejerce. Y no la ejerzo a través de otros».
Tuve muy claro que Carrillo quería colocarme ahí para dirigir el partido a través de mí. Y se lo dejé clarísimo, y está grabado. En los archivos del PCE tiene que estar. Entonces al Comité Central le dije al aceptar el cargo: no sé lo que voy a hacer, no he tenido tiempo de reflexionar, pero seguro que no voy a hacer lo que hasta ahora porque dio muy mal resultado, quiero deciros en todo caso que si me elegís, yo voy a ejercer, no voy a ser instrumento de nadie. Salí elegido en aquella reunión y el primer día que bajé a comer al comedor del PCE, comí solo en una mesa [Risas]. Los llamados renovadores no se fiaban de mí porque había sido carrillista, y los carrillistas estaban que fumaban en pipa por lo que había dicho en el Comité Central.
Otro hecho curioso es que después de ser elegido secretario general volví otra vez a Asturias y al regresar de nuevo a Madrid, al despacho de Carrillo, al que iba a ser mi despacho, Santiago me recibió así, con estas palabras: «Eres un guarro». Y después me lanzó todos esos ataques a lo largo de los años a los que no quise responder, porque mi actitud estuvo siempre muy clara. Se lo advertí desde el primer momento. Ni en mi familia, ni en el partido, nunca fui dócil ni manejable. Soy reflexivo y tolerante, y no me importa, todo lo contrario, que la gente piense de distinta forma, pero mis ideas yo las defiendo con la fuerza que sea necesaria. Así comenzó la batalla.
Vázquez Montalbán escribió sobre todo esto en una columna llamada «Carroñismo»: «Gerardo Iglesias ha demostrado que aportaba nuevos usos y costumbres de agradecer dentro del marco cultural comunista. Para empezar, una paciencia con sus adversarios que no habría existido de invertirse la situación. De estar Carrillo donde está Iglesias y viceversa, a estas horas Gerardo Iglesias estaría de minero en una mina siberiana».
Creo que esta es la primera vez que hablo en estos términos con un periodista. Una de las primeras propuestas que me hizo Carrillo, que no sé si realmente se la creía él o no, o simplemente me lo sugería para que me estrellara, fue que tenía que organizar la dirección del partido incorporando a los prosoviéticos, porque había llegado a la conclusión, estaba convencido, decía, de que era imposible que un partido comunista sobreviviera habiéndose enfrentado a la matriz, la Unión Soviética. No sé si a esas alturas, el año 82 u 83, se lo creía, una época en que los regímenes comunistas estaban ya en un estado que… Y yo le dije: lo siento, pero la dirección en la que me oriento es la contraria.
Fue una lucha dura, porque Santiago era una persona muy tenaz. Más o menos ya conoces cómo fue el proceso posterior, pero únicamente contaría una anécdota de cómo rompo con él, porque tenía muchas dificultades para reorganizar el comité ejecutivo, reorganizar el secretariado y hacer una conferencia, y con la situación que me estaba creando él era muy difícil. La ruptura definitiva vino cuando llamaron de la casa real pidiendo que un representante del partido acudiera a la Zarzuela. Conscientes de cuál era la situación en el PCE, no llamaron al secretario general, que sería lo lógico. Llamé a Carrillo al Congreso, él era diputado y yo no, le conté lo que pasaba, le pregunté quién creía que tenía que ir y contestó sin dudarlo un momento: «Yo». Le dije que de acuerdo con que fuera él, pero que le sugiriera al rey que en otro momento me recibiera a mí. Y efectivamente así lo hizo. Concertó una entrevista con el rey, pero no mía con él, sino suya para presentármelo. Aquello me sentó fatal. Además, ocurrió en el transcurso de la conversación otra anécdota. Coincidieron dos homenajes, uno de Falange a Don Juan, padre del rey. Y otro a mí en Asturias para despedirme porque me iba a Madrid, que fue un éxito y vino gente de todos los partidos. Carrillo dijo: Majestad, los homenajes siempre se hacen en contra de alguien. Pero no pensaba en el de Don Juan, sino en el mío. Ahí a la vuelta de la Zarzuela le dije: Santiago, vamos a comer y a hablar porque esto no puede ser. Voy a emprender los cambios que considere oportunos.
En esos años España sufrió la reconversión industrial. Un proceso que afectó muy duramente a su tierra, Asturias. Siempre se han vendido estas medidas como que no había alternativa. ¿Cree que la había? ¿Y cree que su partido supo plantearla en ese momento?
No me atrevería a afirmar que teníamos una alternativa completa. Evidentemente, se plantó cara y hubo luchas importantes en contra de aquel modo de reconvertir la industria asturiana. Yo ya había vivido la reconversión de la minería en una primera etapa, no en esta, cuando se pasó a la acción concertada de las minas, el embrión de Hunosa. Previamente, se ingresaron cantidades de dinero a la empresa pública y yo que estaba trabajando allí vi verdaderas barbaridades. Se abandonaban explotaciones a pleno rendimiento, se gastó el dinero, se desbarató y al final tuvo el Estado que cargar con unas minas desatendidas y medio desmanteladas. En la reestructuración fuerte, la de los ochenta, ofrecimos alternativas. Decir si teníamos una, digamos, integral, no sé si la teníamos lo suficientemente hilvanada. Tampoco tuvimos fuerza para oponernos a todo esto que nos ha llevado adonde estamos.
En Asturias hemos tenido muy mala suerte. Yo estaba en Madrid y entonces se conocía el Gobierno de Murcia, el de Cantabria, no digamos el andaluz o el catalán, pero el de Asturias era como si no existiera. Porque aquí hubo una serie de Gobiernos, el primero presidido por Rafael Fernández que, bueno, trató de poner algunos cimientos. Pero luego vinieron otros presidentes, quizá con la excepción de Pedro de Silva, siempre muy dóciles y muy sometidos a los mandatos de Madrid. Las propuestas que se hacían desde Asturias pronto se quedaban en el baúl de los recuerdos en cuanto llegaban a Ferraz. Nunca hubo una tensión dialéctica.
Por citar un ejemplo, se instituyó una plataforma en defensa de la variante del Pajares, ya que uno de los grandes problemas históricos de esta comunidad es la comunicación con el resto del mundo. Y el PSOE estaba en contra porque se lo ordenaban en Madrid.
Por eso la reconversión industrial no tenía detrás una política bien pensada. Se hizo a golpe de improvisación. Una de las medidas fueron las prejubilaciones. Eso solo tenía el fin de evitar el conflicto social. Una gran inversión que no era productiva. Cuando el prejubilado se va a su casa con una buena pensión, su hijo se queda en la calle. Y el hijo del otro. Y cuando el prejubilado llega a los sesenta y cinco se queda con la pensión que le toca como a todo el mundo y ahí se acabó todo. E incluso las inyecciones que se metieron en polígonos industriales fueron muy mal administradas. A los sucesivos Gobiernos de Asturias, no voy a entrar en el último que no tiene recorrido, no les podría poner buena nota.
Empezó el vaciado del tejido productivo de España…
No sé si recuerdas aquella frase de Solchaga, de que este era el país donde más fácil era hacerse rico. Ese era el fin de la política económica española, ponerse en manos de los tiburones financieros y no articular un proyecto industrial, de carácter integral, con perspectivas de futuro.
¿Pero realmente era factible en aquel momento ponerse a trabajar a largo plazo con todas las dificultades inmediatas que atravesaba el país?
El PSOE pudo hacer muchas cosas porque tuvo mayorías para ello. Estuvo mucho tiempo en el Gobierno. Hizo cosas importantes, incluso en la etapa de Zapatero, pero ni González ni Zapatero, en el meollu de la cuestión, la política económica, la que hicieron fue tanto para un rotu como para un descosiu. Puedes llamar a ese rotu PSOE y a ese descosiu PP. Es decir, lo mismo. A lo que el PSOE nunca estuvo dispuesto y parece que sigue sin estarlo es a orientarse hacia un modelo económico distinto, plantando cara a los que nos dirigen desde «los mercados», que no sé yo qué es eso de los mercados, aunque sé sus nombres y apellidos. Empezaron a llevárselo todo a China, Vietnam, a Singapur donde la mano de obra era tirada y ahora quieren traernos el modelo laboral de allí, que trabajemos largas jornadas por cuatro pesetas o euro y medio, y dejándonos en el camino importantísimos derechos sociales. A esto hay que plantarle cara, pero no parece que…
Mientras fue secretario general del PCE, al PSOE le acusó de que en España se habían sentado las bases para permitir «el fraude fiscal de los que más tienen», y que no se había calculado el impacto real del ingreso en la CEE.
La política fiscal de este país es la que es. La recaudación del Estado sale de las nóminas. Los demás, sus paraísos fiscales, sus inventos… Que en aquel entonces había una política fiscal completamente regresiva era palmario. Lo de que se iba a marchas forzadas a ponerlo todo en manos de la empresa y de los poderes privados, era claro. Aquí se privatizó hasta el gatu. Fíjate lo importante que hubiera sido tener ahora una banca pública, aunque fuera Argentaria, pero se lo llevaron por delante. Tenemos la curiosa circunstancia de que los bancos cogen dinero del Banco Central Europeo al 1% y se lo venden al Estado al 7%. Es una broma de muy mal gusto y con muy malas consecuencias.
En cuanto a la UE, siempre nos preocupó que se construyera la Europa de los mercaderes, que en realidad es lo que es ahora. Nosotros apostamos seriamente, desde luego, por la construcción europea, pero una Europa de los pueblos, de los trabajadores. Una Europa que asumiera el pensamiento de los que lucharon contra el fascismo. Pero resulta que no fue así y hoy nos encontramos como nos encontramos, con un desprestigio grande de la propia existencia de la Unión y del euro. La gente se hace preguntas sobre esto cuando España antes era muy proeuropea.
También le preguntó a Felipe González por el GAL en el año 83.
Fue mi primera entrevista con Felipe González. La recuerdo perfectamente. Yo le planteé: «Presidente, quiero expresarle una seria preocupación que tiene mi partido y que quiero transmitirle personalmente. Todo hace pensar que los GAL están promovidos desde las propias instituciones del Estado. Y al respecto quiero decirle dos cosas. Una, que lo de la democracia y el Estado de derecho hay que creérselo. Una persona de izquierdas tiene que creérselo. Si se lo cree no puede hacer cosas al margen de la legalidad democrática. Y la segunda, ese tipo de actuaciones terminan volviéndose en contra de quien las promueve».
Y la respuesta fue la siguiente: «Yo no te puedo decir gran cosa acerca de los GAL porque no lo sé. Lo único que sí te puedo decir es que el Gobierno francés, cuando empezó a tener problemas en su propio territorio, su actitud empezó a cambiar». El Gobierno francés era poco receptivo a meterle mano a ETA, poco colaborador. Pero implícitamente Felipe me lo estaba reconociendo.
Y luego me hizo otra propuesta muy sibilina: «Me gustaría decirte que si estás cerca del poder, hoy la información es un elemento fundamental para contar en la política, y la información la tiene el poder, por consiguiente, si te mantienes cerca de mí tendrás información y tendrás tu protagonismo». Y me contó el caso de Carrillo: «¿Has visto cómo Carrillo mientras estuvo en la política de consenso con Suárez tuvo un protagonismo importante y cuando acabó eso se fue al ostracismo?».
Recuerdo la respuesta que le di: «Presidente, yo te quiero decir una cosa; si soy capaz de controlar el PCE te doy la seguridad de que estará siempre al servicio de la defensa de la democracia, pero te aseguro que en política económica, política internacional y otras, modestamente, en fin, te vas a encontrar con nosotros. No vine a Madrid para venderme por un plato de lentejas».
Y a partir de entonces, me sentenció y ya hizo todo lo que hizo conmigo, ¿lo sabes?
Sé que le llamaron alcohólico. Guerra llegó a decir que usted iba «cargado» a los mítines. Y luego en TVE, en un reportaje sobre la vida al margen de la política de los candidatos, de Felipe dijeron que le gustaba jugar al billar y salía haciendo una carambola de profesional, y de usted que le gustaba irse de copas y le sacaron escanciando sidra.
Dijeron cosas terribles sobre mí en el Parlamento. E incluso me hicieron un montaje. Yo, en mi vida, jamás, cogí una borrachera. Tomo vino para comer, depende, por temporadas, pero fuera de eso nunca he sido un bebedor. Sin embargo, en la campaña electoral que siguió a la del fracaso del 82 lanzaron, él por una parte y Guerra por otra, que yo iba a los mítines borracho. Y eso lo reforzaron con un vídeo que salió por televisión en el que yo aparecía echando sidra en un autobús destartalado que había alquilado el partido en Andalucía [risas]. Y yo iba, pues como iba el autobús, desequilibrándome… Hasta tal punto llegaron que un día, saliendo yo de la sede, por la Castellana dirección Arturo Soria, donde yo vivía, me paró la policía municipal y me puso el alcoholímetro.
También tuvo el teléfono pinchado. Dijo que lo descubrió cuando encontró en el contestador automático una conversación de dos policías por algún fallo que habrían cometido al pincharlo y los que quedaron grabados fueron ellos.
Sí, sí. Lo denuncié. Ya no recuerdo muy bien, pero sí había detalles muy significativos de que estaba pinchado.
También vivió la formulación de la Perestroika por parte de Gorbachov en la URSS.
Tuve la ocasión de asistir a una reunión en Moscú invitado por Gorbachov en los inicios de Glasnost. Y tuve la oportunidad de hacer una intervención, yo creo que bastante renovadora y abierta, que creo que fue bien recibida. Creo que las intenciones de Gorbachov fueron buenas, el modo de hacer ya creo que no fue tan bueno. Estaba muy marcado por el partido al que pertenecía y es muy difícil desprenderse de una cultura que arraiga durante tanto tiempo. Fíjate cómo se levantó con el poder Yeltsin, que era un impresentable.
Gorbachov, que conocía bien el partido, sin embargo, quiso apoyarse en él en lugar de crear otra fuerza política. La URSS era una cosa demasiado pesada como para transformarla, y querer hacerlo desde dentro con el mismo partido que había creado toda aquella casta de burócratas y corrupción, creo que fue un gran error. Creo que podría haberse orientado a pasos más lentos y con una fuerza política renovada. Pero hay que decir que en cuanto Gorbachov anuncia Glasnost y la Perestroika, Occidente se lanza a por ellos, tiene una prisa tremenda por desmantelar el bloque soviético y pasó lo que pasó. Ese tipo de procesos hay que llevarlos con más cautela.
Antes de los cambios que quiso imprimir Gorbachov, usted tuvo que recorrer todos estos países buscando que reconocieran su PCE en lugar de la escisión que provocó Carrillo (PTE-UC) o la de Ignacio Gallego (PCPE).
A la URSS ya había ido antes, cuando no era secretario general, después me pusieron la proa. Pero la impresión de mis viajes a la URSS anteriores la verdad es que fue muy penosa. Incluso cuando viajé ya a invitación de Gorbachov a hacer la intervención que he citado, pues también. Ahí tuvimos reuniones con algunas personalidades del campo más abierto, que estaban más en la onda de la Perestroika, y recuerdo una reunión con unos economistas que nos contaron que no existía servicio estadístico en la URSS. Decían, por ejemplo: en este momento hay cuarenta mil o cincuenta mil —no recuerdo cuántos— vagones de tren que no se sabe dónde están. Y quien dice eso, dice otras cosas todavía más importantes. El desbarajuste era tremendo.
En el año 85 o por ahí, si querías hacer una fotocopia tenías que ir al Comité Central, no había fotocopiadoras, cuando eso aquí era algo muy común. La corrupción se palpaba por todas partes, llegabas y enseguida el intérprete te pedía dólares. El sectarismo, la cerrazón, también era terrible. En mi primer viaje recuerdo una anécdota en Leningrado, que queríamos ir a ver alguna cosa, no recuerdo qué, pero como había un programa que seguir y llevábamos un intérprete que nos guiaba, no podíamos. Siempre estábamos bromeando y al final le dije: «Vladimir, por favor, puedes llamar al Comité Central a ver si nos deja cambiar de acera». Luego, en una cena, donde no estaban gerifaltes del poder soviético, estábamos de cachondeo, como somos los españoles, contando anécdotas, metiéndonos con Carrillo y todo el mundo, y en una se me ocurrió hacer un brindis por el camarada Stalin y, joder, aquello… Me vi con un pie en Siberia. Se montó un alboroto tremendo y trasladaron una protesta al PCE [risas].
También viajé a la Alemania Oriental, a Hungría, a Rumanía. Bueno, a Rumanía fui en dos ocasiones. La primera coincidió que era la fiesta nacional y eso me dejó helado porque era una copia de lo de la plaza de Oriente. El hombre de madera ahí arriba saludando y los obreros de cada fábrica formados, con banderas hechas en la misma imprenta y con el mismo diseño, desfilando por delante y cuando llegaban al presidente le rendían pleitesía. Horrible. Pero luego tuve una segunda visita más hilarante. Me llamó Ceaucescu a través de la embajada, decía que tenía que hablar urgentemente conmigo. Yo no quería ir, no me gustaba nada ni Ceaucescu ni su política, pero los camaradas veteranos, Ramón Marín, Simón y otros, me dijeron que debía ir. Me convencieron porque ese hombre, con todo lo que yo pensaba de él, nos había ayudado mucho, en Bucarest por ejemplo estuvo Radio España Independiente (La Pirenaica). Así que acepté ir, pero quise ir solo para no tener condicionantes.
Y nada, llegué a la entrevista, la recuerdo como si fuera ahora, me recibió en un enorme salón y al fondo ahí estaba él como una estatua de plomo. Caminé hacia su mesa, nos dimos la mano, me senté y empezó. Resulta que recientemente había visitado Rumanía el rey. Y me dice si no de forma completamente explícita, sí suficientemente entendible, que me estaba transmitiendo un mensaje del rey. Un encargo que le había hecho. Me dijo: «Camarada Iglesias, hay que terminar con el conflicto que tenemos con Carrillo, volverlo al partido y darle su protagonismo». La entrevista duró… no llegó al minuto. Le dije: «Camarada Ceaucescu, tengo que decirle una cosa, con toda claridad, mientras yo esté dirigiendo al Partido Comunista de España no aceptaré ninguna injerencia de partidos externos al mío». Se levantó como un resorte de la silla, dijo «se ha acabado», me dio la mano y se marchó.
En la entrevista estaba delante un tal Juan que estaba en la embajada en Madrid, con el que yo había conversado mucho y se confesaba un hombre muy crítico hacia Ceaucescu. Él me acompañó al hotel en el coche, en el más completo silencio. Estaba desencajado. Al llegar donde yo me alojaba, después de bajarme del coche, me dice que le gustaría hablar conmigo. Le dije que subiera a mi habitación. Y él: «No, no, mejor baja tú». Debía estar la habitación llena de micrófonos y él lo sabría [risas]. Bajé y estaba pálido. «Esto no le ocurrió nunca a Ceaucescu y… estoy asustado», me confesó. Le contesté: «Juan, tengo billete de vuelta, soy un ciudadano español, mañana embarco a Madrid, no creo que sea tan idiota de hacerme algo». Pero estaba realmente asustado.
Después en el hotel había baños turcos y vapor. Me metí en lo del vapor, que soy muy aficionado a la sauna y estas cosas. Y con tanto vapor que había, no era capaz de abrir la puerta para salir. No es que me entrase miedo, pero recuerdo, con todo lo que había pasado y el ambiente que había, reírme para mis adentros y pensar: a ver si me ha cerrado por fuera Ceaucescu [risas].
En toda esta odisea por países del este la que mejor imagen me dio fue Yugoslavia. Cuando fui Tito ya no vivía, era una dirección colegiada la que mandaba, seguían siendo un Gobierno de partido único, pero era otra historia. Algo mucho más abierto. En Bulgaria también eran muy prosoviéticos. Pero mucho, mucho, mucho. Y, en cambio, el trato con ellos fue más cordial.
¿Qué opina del motivo del PSOE para cambiar de opinión sobre el ingreso en la OTAN, eso de que la relación de fuerzas en el mundo había cambiado y convenía irse con los fuertes para tener mejor posición negociadora en la política internacional?
Nosotros estábamos en contra, como es natural. Ahora ya se da como un hecho normalizado, pero en fin, yo creo que era mejor pensar en un mundo descentralizado, y en un imperio, Estados Unidos, vuelto a sus fronteras nacionales, que son bien amplias. Creo que sería mejor que surgieran multitud de iniciativas en el marco de una colaboración pacífica y se pudieran ir resolviendo los problemas.
En el referéndum creo que hubo tongo. Como en su día no tuve datos fehacientes para denunciarlo, pues no lo hice. Tuve algunas filtraciones, formaciones que hablaban de una supuesta manipulación de los datos. El Gobierno reconocía implícitamente que estaba perdiendo cuando días antes organizó aquel encuentro en TVE. Me llamaron, yo estaba en Aranjuez en un mitin, y me dijeron que tenía que ir urgentemente a televisión. Yo dije que no, que tenía que ir Antonio Gala, que presidía la Plataforma Cívica, pero insistieron en mí. Y prepararon un debate exclusivamente para mí, para presentar al pueblo español que si ganaba el no era como decir que este que tenéis aquí delante se va a hacer cargo de España.
¿Cómo se fragua la idea de crear Izquierda Unida?
Cuando formulo la idea quise crear un movimiento sociopolítico, algo abierto, integrador de diversas sensibilidades. Se ha dicho que la juventud española pasaba de la política, era mentira. Lo que ocurre es que los partidos lo único que les ofrecen es que repartan papeles por la calle, pero no les dan protagonismo, y hace falta que en los partidos de izquierda entre todo lo nuevo que se mueve en la sociedad. Pero que entre, no como persona física, sino que entren con sus ideas. Que vuelquen sus ideas reflejo de la nueva situación que vivimos en los proyectos de esos partidos. Modestamente, eso intenté con Izquierda Unida. Pero la inercia del pasado era tan fuerte que muy poco después IU se fue convirtiendo en un partido de corte clásico, con su aparato, y sus estatutos bastante cerrados. Leí hace poco que IU de Madrid había prohibido discrepar. Eso a estas alturas es alucinante.
No me apetece nada opinar sobre mis antiguos camaradas. Quien se queda con IU cuando yo lo dejo es Anguita, que tiene una visión completamente distinta del proyecto, pero en fin. Ahí están los hechos. Lo que ocurría en el PCE como en todos los partidos comunistas es que la idea de IU, creo que más allá de Nicolás Sartorius pocos más la asumían conscientemente, aunque formalmente la aceptaran todos porque el jefe es el jefe. Y cuando dejé de ser jefe, el día que tomó posesión Anguita, ya era otro jefe. Creo que Anguita no veía IU como un proyecto renovador, a fondo, integrador, creo que tenía otra idea.
Deja la política, vuelve a la mina y se cae por un agujero de quince metros.
Volví al trabajo obligado. Me vine de Madrid recién separado con un niño de once meses en brazos que yo crié, ahora tiene veinticinco. Volví a Asturias con una mano delante y otra detrás, no tenía nada. Antes de ir a Madrid había organizado mi vida muy modestamente, tenía un coche, pero cuando vine de Madrid no tenía ni coche ni casa, no tenía nada, insisto. Pedí al financiero del PCE dos mensualidades, no me pusieron buena cara, eran de doscientas mil pesetas o algo así, pero me las dieron y eso es lo que tenía. Así que al llegar a Asturias necesitaba un trabajo, una casa y alguien que me cuidase el niño mientras trabajaba. La única vía que tuve fue que estaba excedente de Hunosa y era lo más seguro. Si hubiera podido no hubiese vuelto, que yo sabía lo que era la mina. Si hubiera podido me habría ganado la vida escribiendo algunos artículos, o de otra manera. No fui a la mina por capricho, porque era enfrentarse a… las pasé canutas, después de catorce años sin hacer un trabajo físico volver a picar carbón… Ya me había pasado cuando salí de la cárcel, que estuve cinco años, pero entonces tenía veinte y pico años. En esta ocasión tenía cuarenta y tantos. Lo pasé fatal.
Tuve una caída, me golpeé la espalda, a consecuencia de eso se soltaron un par de vértebras. Me operaron en el hospital de la empresa. Creo que ese centro no reunía condiciones para una operación de ocho horas. Lo cierto es que ahí empezó mi debacle. Fue una operación durísima, un postoperatorio terrible. Y para más inri, se cronificó una infección. Con lo cual al cabo de un tiempo todos los tornillos que me habían metido ahí me los tuvieron que retirar. Por la infección aquello no había soldado, así que se me colapsó la columna. Y otra operación, otra, otra… hasta cinco. La última hace unos años, de unas seis u ocho horas. Me volvieron a poner una armadura de titanio, pero el problema más grave es que de tanta operación terminaron lesionándome raíces nerviosas y me ha quedado un dolor crónico de tipo neuropático que me condiciona enormemente.
Luego me fui al paro. Solo tenía una pequeña pensión por accidente de trabajo, una invalidez del 55%. Así que intenté montar un pequeño negocio que, en fin, no me funcionó muy bien. Era un restaurante. Pero fue muy gracioso un día que me llamó un abogado de Gijón, Francisco Prendes, a pedirme que preparara una mesa para bastantes. Una comida para un grupo de empresarios búlgaros que venía a visitar ENSIDESA. Llegaron los industriales búlgaros y cuál es mi sorpresa al ver que los conocía a todos. ¡Eran el buró político del partido! Es lo que pasó en todos esos países, que se pasaron todos a esos negocios.
¿Qué diagnóstico hace de la España actual?
Estoy íntimamente convencido, profundamente convencido, de que España está corrompida por los cuatro costados. La España del presente es la consecuencia de una Transición impuesta por los franquistas que no ha permitido democratizar las instituciones del Estado, ni de la Policía, ni de la Judicatura, que ha permitido que se mantuviera incólume todo el poder económico financiero montado a la sombra del dictador y con el favor del dictador. No se ha tocado nada, y de aquellos polvos, estos lodos.
Hoy nos encontramos con una situación que en parte se trata de justificar por la crisis económica, la crisis financiera, pero si prestamos un poco de atención a las cosas que están pasando, aquí no solo hay recortes de carácter económico, hay una catarata de contrarreformas de carácter ideológico que afectan a la sanidad y a la escuela pública. Y no hablemos de la reforma laboral y la ley de orden público que pretenden sacar. Por una parte, someten al país a una situación insostenible de pobreza, de miseria, de bajos salarios, de desahucios. Y por otra, nos sacan unas leyes para ponernos la mordaza. A Jorge Fernández Díaz lo conocí aquí como gobernador civil y parecía menos reaccionario. Ahora se está convirtiendo en algo tremendo.
Así que no hay derecho a comer ni a protestar, no sé si el país en general es consciente de hacia dónde está yendo España. Estamos marchando a pasos agigantados a la frontera de lo que fue el franquismo.
¿Y del problema que está planteando Cataluña con la forma del Estado?
El problema catalán viene de lejos. Creo recordar unas palabras de Ortega y Gasset, que no era casualmente un rojo peligroso, que decía que es un problema que hay que conllevar. Y creo que se ha conllevado bastante mal. Ha habido errores de bulto, no entro ya en el diseño que se hizo del Estado autonómico, el café para todos, pero posteriormente los distintos Gobiernos fueron haciendo concesiones para salir del paso sin abordar el problema de fondo, empezando por ese artículo ocho de la Constitución, el Senado que no sirve para nada, y continuando por lo que yo creo que fue un error de Zapatero, cuando dijo que se aprobaría el Estatuto que le enviasen.
Evidentemente, si se sigue pensando en la unidad de España, no puede valer cualquier Estatuto. Podría haber dicho que iba a estar muy abierto y ser muy receptivo, pero no se puede decir lo que dijo. Luego ya vino el fallo del Constitucional a partir de un recurso del PP, del nacionalismo español, le pegó un hachazo tremendo y se creó una situación ya insostenible. Se han cometido muchos errores frente a un problema que existe se quiera o no se quiera. El Estado español tiene una existencia de muchos años, pero está compuesto de partes diferenciadas. Y hay que buscar encaje a esas partes. No sirve una confección nacionalista española para resolver el problema. España es plural, no sé si hay que ir a una configuración federal con todas las letras, o a una confederal, pero hay que abordar este problema.
Es verdad que los catalanes en esta escapada hacia delante tratan de tapar su incapacidad de gobierno, eso es verdad. Y es verdad además que Mas y su partido tienen problemas internos y también se deben estar dando cuenta de que trabajan para Esquerra. Al final las cosas pueden terminar no siendo tan difíciles como en un momento se plantearon, pero el problema existe y habría que abordarlo. Yo creo que habría que hacerlo tratando a la vez la crisis que sufre España, tanto económica, como de sistema, de los partidos, como en la monarquía. Abrir un proceso constituyente y en ese marco resolver muchos problemas, entre ellos el encaje de Cataluña y Euskadi.
¿Qué opina de la desafección creciente que hay por los partidos políticos?
El camino es una refundación de la izquierda. No valen parches. Nuestras sociedades han cambiado mucho, los partidos obreros nacidos al calor de la primera revolución industrial ya no sirven. La sociedades son completamente distintas, tanto los partidos como los sindicatos obreros, de clase, nacen por la gran concentración de trabajadores en fábricas. Eso ya no existe. Hay gente que trabaja con un ordenador en su casa y también hay masas de jóvenes en paro. Los partidos no tienen mecanismos, ni los sindicatos, para llegar a esa gente. Pero además, los partidos de izquierda en lugar de abrirse a los cambios que se producen en la sociedad, han ido convirtiéndose en aparatos cerrados desvinculados incluso de su propia militancia, o sin dar apenas papel alguno a la militancia más que como número. Es imprescindible la refundación de estos partidos. No sé cuál será el partido futuro, evidentemente tiene que haberlo, ha de haber organizaciones porque estamos en una sociedad donde se dirimen intereses muy distintos y donde las clases siguen existiendo. En este momento además de una forma mucho más acusada, está desapareciendo la clase media, quedan los famélicos y los grandes ricos. Organizaciones políticas tienen que existir pero desde luego no del corte de las actuales.
Yo creo que no hay más salidas. Podrán ponerse parches ahora mismo si todo el mundo acepta que estamos en una crisis no solo económica, sino social y política de sistema. Sin embargo, una fuerza tan importante como es el PSOE se conforma con decir que hay que reformar un poquito la Constitución, pero vamos a seguir manteniendo el bipartidismo que es lo que nos da de comer. Y el bipartidismo es un sistema que ya se le conoce, ya existió. Aunque fuera en una situación bastante distinta, durante la Restauración, es un sistema de alternancia que impide caminar en una dirección de progreso. Ahora no permite sobrepasar determinados límites del neoliberalismo. Es así de claro. Y el PSOE por lo que se ve sigue aferrado ahí. Pero veremos qué pasa, porque están en caída libre.
El problema es que pueden emerger otras fuerzas. Con el peligro de que esas fuerzas sean de un signo realmente peligroso y miremos si no lo que pasó después de la crisis del 29. O dentro del PP la cantidad de manifestaciones fascistas que se dan sin que nadie se eche las manos a la cabeza. Lo digo con todas las letras, en este último periodo proliferan las manifestaciones de carácter fascista. Hace unos meses la delegada del Gobierno en Cataluña se permitió homenajear a los de la División Azul, a los que lucharon con el ejército hitleriano, el de los nazis. Esto en cualquier otro país de Europa no puede ocurrir, es un escándalo. Estamos viendo como proliferan por Europa símbolos fascistas y muchas de las leyes de las contrarreformas de este Gobierno llevan un tinte franquista nítido.
Usted ahora dedica todos sus esfuerzos a la recuperación de la memoria histórica.
A estas alturas, treinta y cinco años después, que España siga trufada de fosas, de enterramientos de republicanos, negándoles hasta tener un entierro digno… Somos el único país que sufrió el fascismo y que no lo condena. Por fortuna, aunque los partidos de la izquierda han asumido el silencio y la impunidad, esto ha sido así durante largos años, en la sociedad civil han empezado a surgir con fuerza una serie de movimientos y asociaciones que están obligando a poner en la agenda ese asunto. Una sociedad en la que haya calado una profunda cultura democrática y antifascista es el mejor antídoto para que en una crisis como la que vivimos no vuelvan los de antes. Porque hechos así no se pueden olvidar, los muertos siguen hablando desde las cunetas, el miedo sigue metido entre los supervivientes de toda aquella masacre.
Cuando escribí mi libro y pude reunirme con gente que había sufrido directamente la represión, comprobé que el miedo sigue existiendo. En este país no se celebró la fiesta de la libertad, que hubiera liberado el miedo de mucha gente, no se celebró porque no hubo ruptura, no hubo conciencia de que había ganado la democracia, los nuestros. Y esto lo siguen utilizando, porque cuando hablan de que no hay que abrir las heridas, lo primero es que no se han cerrado. Y el recurso a ese argumento falaz es una amenaza clarísima. Una forma de seguir induciendo miedo en la población.
Me parece que esta España necesita hacer lo que no se hizo en la Transición, un proceso constituyente donde se pongan sobre la mesa cuestiones muy importantes, empezando por juzgar los crímenes de la dictadura fascista, con un reconocimiento y una reparación de las víctimas. Tenemos un rey que en su día juró fidelidad a los principios del 18 de julio, es un rey que lo puso ahí Franco. La ley de Amnistía en la que se amparan es inconstitucional. Todas esas cosas se terminarán haciendo. Lo lamentable es que se tarde tanto y mientras tanto tanta gente sufra y el franquismo siga cabalgando en España.
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El Partido Popular es una vergüenza para la derecha política y para el liberalismo en general.
Pero…eso será un problema del PP, ¿no?. Y por otro lado…¿a quien le preocupa eso? ¿A su electorado franquista?
Desde el momento en que dirige el Ejecutivo, debería preocuparnos a todos lo que habitamos este país.
Eres una persona coherente y honesta; de lo que hoy no existe en la política
entrevistón. felicidades.
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Felicidades por la entrevista. Me caen las lágrimas.
Lo recuerdo como un hombre honesto y la entrevista parece confirmarlo. Ideologías al margen, cuánto ha perdido nuestra clase política con el paso de los años…
Pues si. No comparto para nada la ideología de este señor, pero, desde luego, es un hombre honesto, con ideas claras y principios. Más de lo que hay en la clase política que padecemos.
«Iba como el autobús, desequilibrándome. . . » Pues eso.
Ignoraba que el detective Areta fuera del PCE. Su discurso se ha quedado tan desfasado como El crack. Por cierto, con treinta y tantos años de perspectiva ahora es muy fácil poner a parir a Ceaucescu y demás mafiosos y genocidas comunistas. La cuestión es por qué aquello, que tan bien se conocía, no se denunciaba entonces. ¿Cuestión de marketing, de obediencia ciega al Partido, de irrenunciables principios del rojerío? El bueno de Gerardín debería explicarlo. Seguir insistiendo con Franco y el franquismo, a estas alturas, con el tirano muerto desde hace 38 años, es de risa. La conclusión es que uno de los grandes males de la izquierda es insistir en la enmienda del pasado, en eso tan estupendo de ser antifranquistas retroactivos. Y así nos va.
Su discurso se habrá quedado tan desfasado como el crack según tú, pero la realidad también va desfasadísima ultimamente ¿no?
Aparte que acusar a éste tipo, precisamente a éste, de ser franquista retroactivo resulte bastante grotesco
A Gerardo no le he acusado de ser antifranquista retroactivo. He dicho que eso es un mal de la izquierda en general
Franco si está muerto, pero el franquismo ha ganado las elecciones.
«Gerardín» «Detective Areta» eres todo elegancia y respeto.
En Asturias siempre le llamaron «Gerardín», lo cual no es ninguna falta de respeto, sino un apelativo cariñoso muy propio de esa tierra, donde a los conocidos se les apoda con el nombre terminado en «in». Por otra parte, y a la vista de las fotos que acompañan la entrevista, el parecido con el Alfredo Landa de «El crack» es evidente, no es ninguna falta de respeto. La verdad es que resulta asombroso
Si tuvieras al abuelo en una cuneta lo veías de otra forma. Seguro.
Y quién te ha dicho que no lo tengo, querido Eddy «el buscavidas»? Te sorprenderías, aunque tampoco es raro que casi todos los españoles tengamos un antepasado muerto, fusilado o represaliado por la maldita guerra. Lo que digo es que, cuarenta años después de la muerte del tirano, seguir hablando de franquismo, fascismo, etc., resulta anacrónico. Es como escuchar a esos viejecitos hablando de cuando cortejaban a las mozas de su juventud. Y ya han pasado casi ochenta años desde la guerra. ¿No es hora ya de que la izquierda, comunista o no, mire un poco hacia delante y abandone tanto tópico? Especialmente los comunistas, que tampoco es que puedan sentirse muy orgullosos con una ideología causante de decenas de millones de muertos a lo largo del siglo XX.
Ilumínanos, John,, cuéntanos la última moda, lo actual, lejos de intrascedencias como la masacre que el fascismo realizó en España, oiiiiggg, tan trasnochado, por diooosssss. Acláranos, John, lo último, lo cool, lo novedoso, lo actual….Háblanos de decenas de millones de muertos, John, que eso si que está de moda, John, a manos del diabólico comunismo, John….
Dejame pensar…pues no, no se me ocurre ninguna cosa. El sistema judicial es perfecto, la educación es perfecta, la monarquía es perfecta, el sistema pólítico es perfecto y la toma de decisiones perfectamente democrática. Viva Españistan!
Todo lo que habla de la transición y del proceso de el cambio de sistema es absolutamente cierto. Muchos de los lodos que nos vienen ahora vienen de los polvos que no se consiguieron cuadrar en la Constitución, entre ellos la educación y el tema territorial. No es un discurso desfasado, es que los problemas actuales tienen raíces lejanas, y si quieres solucionar un problema tienes que tratar de comprenderlo en su conjunto. Como bien dice, no es que se reabran heridas, es que no se cerraron del todo.
Acusar a alguien de mafioso y genocida, es sencillito. Te poner en el teclado y lo largas. Liberal style. Lo difícil es saber las circunstancias, los problemas, las ventajas, lo positivo de Rumania durante el socialismo, quien derribó el régimen, para que, y al servicio de quién. Y la pregunta esencial ¿supuso una mejora ? Es evidente, si conoces Rumania, que no.
Antes de largar calificativos, caballero, precaución, que hay curvas.
Pretende ilustrar, John (o Juan), al respecto de los, según él, mafiosos y genocidas comunistas que no eran denunciados entonces, pareciéndole fácil que eso se haga tras más de treinta años de perspectiva por el que llama «El bueno de Gerardín». Inclusive incurre en la necia contradicción acusatoria de ver la retroactividad antifranquista de la izquierda como lo negativo de ésta. O se lava la cabeza (incluida la mente) o nunca podrá entender una posición crítica contra los crímenes, también del franquismo, de quienes los hayan ejecutado. Su anticomunismo visceral le ciega ante todas las demás atrocidades cometidas en el mundo, y no defiendo a Nicolae (p.e.)
Si lees bien habla de que ya estaba en desacuerdo con Ceaucescu en su momento, no es una retrospectiva
que pasa que por que el dictador asesino muriera hace 38 años ha dejado de ser un asesino?
Estupenda entrevista, perfectamente podría dar de sí para muchas novelas y películas, tratados de historia y de política. Siempre me asombra el duro periplo que tienen que soportar muchas personas y su capacidad para seguir luchando. Eso es lo que nos mantiene aquí, algún día, más tarde o más temprano, conseguiremos vivir en un mundo mejor. Estoy convencido de ello. Gracias Jot Down.
No coincido en casi nada con éste hombre, pero es un político honrado y se cree lo de la democracia y el Estado de Derecho. Comparado con Leire Pajín, Ana Mato, Bibiana Aído, Elena Valenciano, Tomás Gómez, Ana Botella y otros próceres …
Coincido en todo menos en que se cree lo de la democracia y el Estado de Derecho, algo imposible para un comunista. Pero está claro que las horas en la mina no se las quita nadie. Al menos sabe lo que es trabajar, no como los que citas
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Creo que ustedes no son conscientes, es decir, no tienen ni la menor idea de lo que es un Estado de derecho. Un Estado de derecho es aquel que se rige por leyes y normas descritas en una constitución o un ordenamiento legal. Ni más ni menos.
Por tanto, la Alemania de Hitler o la Italia de los fascistas también eran estados de derecho.
Seamos serios… o al menos, no digamos estupideces.
Tiene otras exigencias. Separación de poder efectiva, sistema democrático de alternancia, irretroactividad penal…
La Alemania de Hitler no lo era. A los incidentes posteriores al incendio del Reichstag te remito.
Está usted equivocando el sentido material con el sentido formal. La Alemania nazi fue un Estado de derecho en sentido formal, que derivó en Estado policial.
De hecho, un Estado de derecho no necesita separación de poderes. La España de Franco fue un Estado de Derecho y no había separación de poderes, sino de funciones. Sobra decir que por aquellos años España se regía por las Leyes Fundamentales del Reino.
Felicidades por la entrevista. Gracias al sr. Iglesias por aclararnos detalles perdidos . ¿Por qué a los políticos veteranos (Pujol,Guerra,Anguita,etc) se les entiende más bien ahora que cuando tenían cargos públicos?
A Gerardo Iglesias y a Anguita siempre se les ha entendido muy claro.
No sólo ahora que no están en la pomada y se pueden permitir hablar sin pelos en la lengua.
Ya viene la ley de Seguridad Ciudadana o represora, como se la conoce en otros círculos. Y al que las píe le fusilamos. Sin juicio ni nada. Y al que nos llame corruptos ladrones también. Y al que nos llame fascistas. Os vamos a fusilar a todos los que no nos votais.
debajo de los pliegues que acorazan la autoredención, se adivina una persona honesta y con mucho que contar… la entrevista se me ha hecho muy corta, gracias a ambos
Una vida dura y con ideales fracasados… ¡ qué triste y angustiosa es la vida !. Muy interesante la vida del sr. Iglesias; para hacer una película.
Una sociedad alimentada de telebasura con la mente corroida por el consumo de iden,tiene y alsa la mugrienta y corructa masa de politicos corructos,estoy de acuerdo con geraldo,caminamos al facismo sin remicion,con la ayuda de la corructa europa bajo el yugo nazi aleman
Hay gente, masas teleespectadoras, que confunde el fascismo con las películas que ha visto, uniformados caminando al paso de la oca, la represión, el belicismo. Pero el fascismo es, era, mucho mas sofisticado, y para ejemplo está la Italia mussoliniana, con sus demagógicas (pero reales) mejoras sociales) su opresión ideológica en los medios, su nacionalismo fanático, su unidad patriótica…
¿No nos suena todo esto en España?
Pa’ ponerle una capita.
Carrillo, malo, de Anguita mejor no hablar, todos, todos estaban equivocados, y yo no quería.
Aún me acuerdo cuando estaba que lo llamaban el faraón.
Anda ya’
¡Qué bien! Si vamos hacia el franquismo, ¿habrá pleno empleo, Seguridad Social pública, Enseñanza pública, derogación del IRPF, un IVA del 4% y seguridad en el cobro las pensiones de jubilación?
Empiezo el debate MariPili. Serías una pija feliz. A la mayoría nos iba muy mal.
¿Significa entonces que a cambio de todo eso darías por bueno cercenar la libertad de expresión, la de reunión, imponer la moral católica, apoderarse de los medios públicos y reprimir al disidente, entre otras lindezas?
Menos demagogia, Ariadna.
Depende… Si tienes una carrera universitaria y sabes 2 idiomas como yo, y a pesar de eso llevas 4 años en el paro… No sabría responderte.
Y porque tengas una carrera pagada con el dinero de todos y sepas hablar otra lengua, te sientes superior, claro. E injustamente tratada, claro. Y estás dispuesta a todo, claro.
cállate ya, pesao
Cuatro años en el paro! Y de qué comes? Has intentado trabjar en algo que no tenga relación con tu carrera? De qué te sirve tener dos idiomas si te quedas en España, donde la gente sabe menos de uno? Seguro que un tal John, que vomita diatribas contra los comunistas sabrá indicarte donde puedes encontrar un trabajo, aunque sea digno.
Tener una carrera (y hablar idiomas) parece que sirva para decir «yo ya he hecho mi parte, dadme trabajo».
Yo no tengo carrera y no he pasado más de 8 meses en paro que se me hicieron eternos. Tanto que me entraron ganas de currar de lo que sea, y encontré trabajo. Ahora, casi 10 años después, puedo decir que estoy desarrollando una carrera profesional.
Aunque sea saliendo del huevo a buscarme los garbanzos a otro país.
De todo se aprende, incluso lejos de las aulas…
Lo de Ariadna no es demagogia Midnighter. Se llama desesperación. Y conocimiento de la historia. Y te sorprendería la cantidad de respuestas afirmativas a tu pregunta.
Un saludo
¿la cantidad de respuestas afirmativas?te las digo yo…son 2, a las 2 primeras preguntas, se siente superior e injustamente tratada
El que estaba dispuesto a todo era su padre que le pago la carrera universitaria con trabajo y esfuerzo, ese padre al que ella ahora considera inferior porque no tiene una carrera universitaria
Edito:disculpa, pensaba que respondias a uno de tantos…
Cuando no se sabe de que se habla lo mejor es callarse.
en los 60 habia una epoca de crecimiento general en Europa, la gente tiende a confundir eso y se lo atribuye al franquismo. Piensa como estaban países como Suecia en esos años.Estábamos a años luz. Ahora lo seguimos estando, pero mucho menos. El franquismo fué una miseria.
¿Crecimiento general en Europa? ¿O sólo de la Europa occidental?
Pues ya me direis de donde sacaba Francoa el dinero, si los españoles no haciamos la declaración de la renta, todo para casa, dos pagas extras, mes de vacaciones y seguridad social gratuita.A mis 65 años en la dictablanda, desde el 59 hasta el 76, nunca la niñez que tiuvismos, dentro de lamiseria,la tendraán estos jovenes, además me acuerdo de la universidades laborales, os suena, de ppo promociñon profesional obrera, y como saco Franco la paseta, para tanto gasto<<<<<' no será que al menos los que recibian los impuestos eran controlados, y que la corrupción no era tan abismal como cuando llego la ¡¡Democracia"" y que cuando Franco falleció, las cajas de ahorros, desde la mas pequeña hasta la mayor, estaban a tope de miles y miles demillones de pesetas.Y cuano la últmabancarrota de Españaen el 59, devaluación tras devaluación, seguiamos cobrando, y los puntos? y las ventajas de familias numerosas?..
A ver, banca rota en el 59, mes de vacaciones, dos pagas extras, seguridad social. ahhh ya se lo que pasaba, Franco era ´socialista ó comunista, y ahora vais y lo cascais¡¡¡
El tema es cansino de narices. ¡Que murió hace ya cuarenta años, coño! Es como si en 1936 estuvieran todo el rato hablando de la tercera guerra carlista.
En cuanto a la Represión,seamos sinceros, una gran mayoría de la población ni sufrió ni sintió. Lo que tal vez se podría calificar de lamentable, pero es una realidad que la mayoría preocupada de comprarse un seiscientos o un apartamento en la playa no le preocupaba lo más minímo la situació política. Porque los gobernantes estan para dirigir al pueblo y si el pueblo vive cojonudamente bien porque se va a preocupar el pueblo de esto o de aquello. Ahora salen antifranquistas hasta debajo de las piedras, es como el famoso concierto de woodstock del 69 al que toda una generación de,(millones) estadounidenses asistieron.¡¡VENGA YA!!
Pues da la casualidad de que estoy leyendo documentación de los años 50 y comienzos de los 60 y en España se vivía de muerte. Literalmente. En especial si eras ya un represaliado, repatriado, familiar o sospechoso de casi cualquier cosa. Y trabajo y prestaciones para todos menos para los que no forman parte del «todos».
Me parece triste que te veas en una situación como la has descrito (dada tu supuesta preparación y todo eso), pero más triste sería aún que lo que has dicho «para crear debate» tuviera un sólo gramo de convencimiento.
A propósito, por esos años (50, 60), en ciertos lugares, entornos y familias de la URSS no se vivía mal del todo. Y lo mismo con los flamantes EEUU y compañía. Donde no hay libertad siempre hay vidorra… para algunos.
Aclaración: no soy franquista, odio las dictaduras (y la de Franco, más), pero me gusta exponer hechos y crear debate.
Tarde…se te ha visto el plumero
con un millón de españoles , trayendo divisas,comienzo del turismo, y desde la Visita del Gringo , con las llegadas de lasmultinacionales,automóviles, rotativas de periodicos, la sienmmens, etece tec , España creció en una décvada lo que no habia creido en 50 o 60 años,y el que no lo entienda puésallá el.
Hace tres semanas se inunda Zaragoza, pordos veces, y que pasa con el plan Hidrológico? ahora a pagar via impuestos la zona catastrófica, pues gracia a unos pantanosque hizo un Sr de casi 1´66 de altura, que si no, estamos secos…
Pedazo entrevista. Una gozada leerla.
Genial artículo, soy argentino y con esto me ayudan a entender mas la historia de España y del mundo, gracias!
Buena entrevista, felicidades
Probablemente sea una de las mejores entrevistas publicadas en Jotdown.
Personas como Gerardo Iglesias deberían ser materia obligada en la Educación. Su integridad, honestidad y escala de valores son un ejemplo a seguir por cualquiera que se digne en llamar «político».
La Historia de España suelen escribirla otras personas, pero es una lástima que la sabiduría y experiencia de gente como él, se desaproveche en los tiempos que corren.
Un tipo que habla de cree en el comunismo y que cree en la existencia de un «nacionalismo español» a estas alturas no tiene nada digno de seguir siendo leído.
En el comunismo no se cree; no es una «fe» ni una superstición, ni una creencia religiosa. Es un modo de análisis de lo social y de lo histórico. Se cree en el método marxista como se cree en los resultados de un análisis de sangre, o en una operación de cataratas.
Por otro lado, la existencia de un fanático y fascista nacionalismo españolista solo es poco evidente para los afiliados a la ONCE o para los débiles.
No, majete. El comunismo no es un modo de análisis. Es, cuando se aplica, un sistema político y económico cuya principal característica es el uso de la violencia contra los ciudadanos que sojuzga.
Y sí, por supuesto que, entre otras cosas, exige tener una fe de tipo religioso; por ejemplo, creer en el paraíso del proletariado, en las promesas de las crisis del capitalismo y más basura pseudocientífica.
Y por cierto, no te hagas ilusiones; obsoletos como tú quedan pocos.
Un saludo.
Mientes.
Y tergiversas.
La teoría comunista no tiene una única aplicación en la que por decreto usa «la violencia contra los ciudadanos que sojuzga.»
Por otra parte ha quedado demostrado que en general cuando una revolución comunista a triunfado, o bien desde el principio o bien con el tiempo, las élites de la revolución han sido propensas al silenciamiento o exterminio de toda crítica o disidencia. Pero eso no habla mal del comunismo. Habla mal de la especie humana.
Deberías leer a Marx y revisar las diferencias entre la teoría y lo que ha resultado de la práctica en algunos paises.
No, nacionalismo español no hay. Lo que hay es un Estado-nación español, pero es cuestión de naturaleza, como la formación de las rocas por diagénesis. Lo demás, como la foto desde la luna -es un decir- en que se ve cómo España tiene radios que salen desde el centro, viene por añadidura. En cuanto a lo de no seguir leyendo, no me extraña, caramba. Lo del arduo pero necesario trabajo de poner orden en Asturias, de cuando los abuelos, eso conviene ahorrárselo, D. Floppy, que es como un poco desasosegante y nos sienta mal el desayuno.
El diagnóstico final de la situación de la izquierda en la sociedad, lúcido y muy certero.
felicidades por la entrevista.
Gracias, Álvaro, cada entrevista que haces, más interesante y con mejor contenido. Esta es impagable.
Gracias por la entrevista, me he reído muchísimo toda la tarde. Es todo un ejemplo de historia inventada basada en retazos de realidad. El problema para » follardin» como lo conocemos los asturianos, es decir, » gerardin» , o sea, Don Gerardo Iglesias, es que algunos éramos mayores de edad a principios de los 70 y estábamos en la izquierda y lo conocimos muy bien. Este tipo era ya corrupto en una época en que todavía no era un fenómeno generalizado, fue un precursor. Desconozco sus peripecias por los madriles, sobre eso no puedo decir nada. Lo que digo es que es un ejemplo de político mentiroso, desvergonzado y corrupto. Y resulta que ahora va de Santo Varón. Que vergüenza. Que pena de la izquierda. Que asco.
¿Algún ejemplo solo por saber en qué te basas? ¿Alguna historia de tribunales que no sepamos? ¿Algún motivo para saber porqué escribes tus siete líneas?
Desconozco los motivos por lo que realizas esas criticas. Yo obviamente en el 77 estaba en la barriga de mi madre, y de la política de los 80 pues que no recuerdo nada, conozco por lo que leo. Pero es el primer testimonio que leo que un político regresa de su periplo madrileño a su tierra y se apunta al paro. Para acabar en la mina. Que es algo así como ser directivo de gas natural o endesa, ¿No?
Y aclaro: no me siento superior a nadie. Muy al contrario: me siento muy inferior porque después de romperme los codos a estudiar y sacrificar a mis padres, me considero una inútil sin trabajo.
Y como estás frustrada porque no se han cumplido tus expectativas estás dispuesta a que todos paguemos por ello con nuestras libertades.
A cada comentario lo mejoras, Ariadna…
Parece que estamos dando a entender que donde hay libertades civiles no puede haber prosperidad económica…
Pero al meollo: La gran mayoría de la población estaría encantada de sacrificar sus libertades civiles en mayor o menor grado por una mejora sustancial de su nivel de vida. Eso si, si mejoro yo solo y os jodo a todos, ya puedo ir contratando guardaespaldas.
Ariadna, que te han vendido la moto. Que la vida no son sólo carreras universitarias e idiomas y másters y cursos de posgrado. Que la vida es hacerse un hueco y demostrar lo que se vale, al margen de titulitos.
Gerardo, estas a la altura enorme de Horacio Fernández Inguanzo. Tú trabajo y tu honradez es un ejemplo vivo para todos.
Ariadna, anda, infórmate de la situación de la mujer durante el franquismo. A lo mejor te parece interesante conocer, además, su situación social de inferioridad respecto a los hombres. Por otra parte, te informo que la mayoría de mujeres no tenían la oportunidad de romperse los codos estudiando.
Comparado con el resto de la tropa política, Gerardo Iglesias es una joya. Pero sinceramente, de su historia de regreso a la mina, accidente, operaciones, estropicios… no me creo nada. En Asturias se sabe más o menos cómo funciona la cosa, y lo de Gerardo huele a imposición desde arriba de «a este, una pensión de por vida». Digo, «huele», no puedo garantizar nada.
Vamos, que de vieyu lo mismo que de guaje: inventarse algo para salir de la mina. De vieyu, con una suculenta pensión, que estamos pagando entre todos.
Dicho sea, sinceramente, con todo el respeto a Gerardo.
(Respecto a la coherencia… home, mandar al fúi al cole religioso más pijo de Oviedo,… no es muy coherente, digo yo)
Pero, ¿no te crees nada de lo que cuenta Gerardo Iglesias porqué sabes de buena tinta que lo que cuenta es mentira o no te crees nada porqué te caen mal los que piensan como él?
(Comentario anterior de Luis, donde dije «fúi» era «fíu», hijo en asturiano)
No me lo creo. Las acusaciones sin fundamento deberían ser eliminadas. O dices el colegio en el que estuido o te callas.
1-) un dato interesante y que no aparece es saber a que años empezó como liberado de CCOO. Tan joven que empezaron a llamarlo Gerardin. O sea que años en la mina, pocos.
2-) se ha pasado toda su vida como liberado, primero de comisiones y luego del pce. Cuando pasò a dirigente del pce, en comisiones respiraron aliviados, pues era la única manera de frenar la enorme e inútil marea de secretarías que inundaba la sede de comisiones. Igual alguien pensaba que lo de » follardin» era por guapo. Pues nó.
3-) también fue famoso en su época, siempre en círculos internos, pues de puertas afuera no hablaba ni Diòs, la desmesurada e inútil política de compras y adquisiciones que nunca nadie supo explicar para qué servía tanto acopio.
4-) cómo todo dirigente comunista, no fué precisamente un compañero abierto al debate y complaciente con la disidencia. Fué un producto de la época, no digo más. Pero que no venga ahora con el rollo de bueno y tolerante. Joder, que no cuela.
5-) en cuanto a lo de juerguista y bebedor, no me parece que tenga que defenderse diciendo que casi era abstemio. Es moralina de monja. Si, bebía, y que?
1-) un dato interesante y que no aparece es saber a que años empezó como liberado de CCOO. Tan joven que empezaron a llamarlo Gerardin. O sea que años en la mina, pocos.
José Antonio 15/12/2013 14:36
1-) un dato interesante y que no aparece es saber a que años empezó como liberado de CCOO. Tan joven que empezaron a llamarlo Gerardin. O sea que años en la mina, pocos.
2-) se ha pasado toda su vida como liberado, primero de comisiones y luego del pce. Cuando pasò a dirigente del pce, en comisiones respiraron aliviados, pues era la única manera de frenar la enorme e inútil marea de secretarías que inundaba la sede de comisiones. Igual alguien pensaba que lo de ” follardin” era por guapo. Pues nó.
Según tú esto es un ejemplo de vergüenza y asco. Rigor científico es lo tuyo campeón…
No entiendo que critiques que empezo muy joven en cc.oo. o que trabajo poco tiempo en la mina porque de delegado sindical estaba liberado, cosas que en democracia jamás han sido delito y te parezca perfecto que pudiera tener fama de borrachín, que en determinadas circunstancias (conducción de vehículos) si que esta considerado como delito.
De criterio andamos escasos…
En definitiva, al igual que unos se han inventado un pasado antifranquista que nunca existiò, otros se inventan un pasado íntegro cuasi angelical que nunca nadie pudo ver.
Las personas somos luces y sombras, desconfíen ustedes de las biografías impolutas porque seguramente ocultan verdades desagradables.
Y ya tá. Vuelvo a mi silencio habitual.
Desconfía siempre de la gente de izquierdas, amigo José Antonio. Tienen cuernos, tridente y la mirada muy sucia. Ah, son muy rencorosos. Eso de no aceptar el mendrugo de pan que les ofrecen los buenos cristianos o las cadenas que se les imponen por su bien, es desde luego de ser gente desviada y poco o nada agradecida.
Los GRAPO «un grupo formado por la policía» según Gerardo Iglesias.
Es interesante la entrevista, muy sincera y quisiera pensar que honesta. Sr. Iglesias su ejemplo es digno de admiración y encomio y yo se lo reconozco. Pero siempre me surge la misma pregunta ¿Por qué esperan ustedes a estar fuera de la política (activa como dirigentes) para contar las cosas que nos cuentan y que además es lo que pensamos los ciudadanos aunque se nos tache de malpensados? Le reitero mi sincera admiración.
Parece obvio que mientras alguien forma parte de un engranaje determinado (un partido político, un sindicato, una empresa, una família, etc.) no se dedica a airear detalles contraproducentes respecto de los proyectos en los que colabora, se supone que de buena fe. Gerardo Iglesias, al margen de sus errores -y no pocos aciertos- como dirigente del PC, tuvo, y tiene, una cualidad: la sinceridad y la honestidad. Por eso no enmascara sus memorias, como, por otro lado, estamos viendo que hacen estos días los expresidentes del gobierno, los ministros de economía, etc.
Gerardo, coño, vuelve. Ya sabemos que no estás para mucho trote, pero incapaces como éste que estas anónimas líneas escribe somos muchos y capaces sois menos.
«Estoy íntimamente convencido, profundamente convencido, de que España está corrompida por los cuatro costados. La España del presente es la consecuencia de una Transición impuesta por los franquistas que no ha permitido democratizar las instituciones del Estado, ni de la Policía, ni de la Judicatura, que ha permitido que se mantuviera incólume todo el poder económico financiero montado a la sombra del dictador y con el favor del dictador. No se ha tocado nada, y de aquellos polvos, estos lodos».
Absolutamente de acuerdo con esta frase.
http://elpais.com/diario/1992/05/12/espana/705621610_850215.html
esclarecedor.magnífica entrevista.
Me ha gustado mucho la entrevista,enhorabuena por recordar a este político hoy olvidado.
Recuerdo, recuerdo que esta persona se marchó del parlamento ( o lo echaron los suyos) y se jubiló por enfermedad de la mina, jajajaja, ¡ARRIBA PARIAS DE LA TIERRA¡
¿Pero sabes lo que gana un político con la jubición como ex-diputado? Julio Anguita hizo lo mismo: sólo cobra la jubilación de maestro (también renunció a «las políticas»). Debe de ser que conoces políticos más honrados, mi enhorabuena…
Es lamentable pero debemos ser el único país del mundo que después de casi 80 años de acabada una guerra civil, seguimos manteniendo odios tremendos hacia nosotros. Unos y otros, superadlo ya. Que sí, que hubo una guerra, que unos fueron más malos que los otros y nos tuvieron pillados por los huevos 40 años más, pero superadlo. Ha acabado, acabó hace mucho. Dejad de rebuscar y perdonad, mirad hacia el futuro, en vez de arrancaros las tripas unos a otros.
Ay, menos mal que soy catalán y nos separaremos de vosotros pronto, si no me plantearía seriamente emigrar a Júpiter.
(Yo también y no presumo) No se trata tanto de perdón como de reconocimiento… Sin valorar a estos mequetrefes actuales, me explico: No se ha «superado» la etapa franquista, solo continúa disfrazada, con breves espejismos de libertad. Con unos datos basta: imaginemos un país (en Sudamérica, tras una dictadura militar) que se dice democratico pero «no laico», donde siguen mandando los de antes y gobierne el oPPus, donde antes de tener una Constitución ya tuvieran atado un «concordato» por el cual se mantiene un privilegio exorbitado a una religión-estado, y que hubiera calles, monumentos y un mausoleo colosal dedicados al dictador (llámese Pinochet, Videla, Mussolini o ….). Seamos francos… ¿sería o no un estado fascista? Pues así estamos.
No es cuestión de superarlo ni de odios infantiles, la estructura del estado se ha cimentado sobre desigualdades y privilegios procedentes, no de la guerra civil, sino de la dictadura, cuyo fin no sucedió hace 80 años, pq despues de la guerra hubo una dictadura de 40 años, querido amigo neutral. para poder superarlo se tendrá que sanear ese cimiento mal resuelto con prisas, que se llama TRANSICIÓN.
SOY HIOJ NIETO BISNIETO HERMANO FAMILIA TODA MINERA NO OLVIDEIS QUE LOS DERECHOS DE LO SOBREROS ES GRACIAS A LOS MINEROS 1962 NICOLASA .CUANTOS POLITICOS VOLVERIAN A TRABAJAR CERO BUENO GERARDO EL UNICO EN ELPOZO SELA TRES AMIGOS QUE SABEIS DE LA MINA YA HE VISTO MORIR A MI PADRE 50 AÑOS SILICOSI TERCER GRADO QUE SAAABEISSS POOCO APOCO EL PIE EN EL GAÑOTE SI NO AL TIEMPO
JOSE ANTONIO ERES MINERO NO PUES CAYATE PICAR NOSE PICA EN CUATRO DIAS ENTRO EN EL FONDON CO N15AÑOS ENTERATE LISTO SEGURO QUE NO SUBES NI ALA JAULA
DESDE CUAN DO HABIA LIBERAOS SINDICALES EN 1960 1970 CUANDO LISTO NO SERAS DE LOS DE NOS VENDIERON HUNOSA Y LAS CUENCAS A VER AHORA QUEPASA CON LA GENGTE JOVEN YA VEREMOS TUSABES QUE EN LAS CUENCAS AL MINERO SI NO SELE PINCHA NUNCA ES GUERRERO PERO SI SE PINCHA EEEE
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Felicidades por la entrevista: como pocas.
Gerardo Iglesias, el único político pobre que conozco, lo que le hace singular cuando debería ser algo más normal. Y cuando lo normal en este país es la corrupción, tanto, que ya ni nos escandalizamos…
Y deberíamos.
Gran i emotiva entrevista. Polítics així necessita Espanya i no tot el que tenim. Quina pena de país.
Una carrera equivale al bachillerato. Dos idiomas? Yo hablo cuatro a muy alto nivel (más catalán)y trabajo por horas en Suiza. Lo que importa es lo que puedas aportar, no lo que el mundo te haya aportado a ti
Más carrera de Derecho, máster, posgrado en Londres y una serie de libros de texto por publicar en 2015.
Creo que el libro de Gerardo es más corto que esta entrevista…
“Es realmente impresionante qué porquería de sistema es el capitalismo, que no le puede garantizar ni a su propia gente empleo, no le puede garantizar salud, la educación adecuada; que no puede impedir que la juventud se corrompa con las drogas, con el juego, con los vicios de todas clases.”
» Es verdad que los catalanes huyen hacía delante para tapar sus propios errores al gobernarse » … Será verdad, se puede discutir. Lo que es evidente que ellos piensan que no se pueden gobernar a si mismos. Y eso no es discutible … es evidente que es así. No vale ni lo que voten para si mismos. Así que … vaya y explíqueselo.
Se puede criticar a cualquier político, se le puede tachar de muchas cosas pero este hombre ¿de donde viene? y ¿cómo ha acabado? Los que tienen razón y son respetables acaban en consejos de administración.
Y conste que no soy seguidor suyo, yo soy anguitista, pero ojalá que mis enemigos fueran como Gerardo Iglesias.
Sobre este tema y otros creo que puede aportar un buen punto de vista este enlace…http://teatrapare.blogspot.com.es/
venga, un saludo.
excelentes entrevistas todas…
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Junto con Julio te considero uno de los muy escasos componentes de la política española. No milito en ningún partido. Prácticamente todos me dan asco. Aunque no por ello soy indiferente a lo que está ocurriendo. Si lo consideras procedente te sugiero la lectura de los artículos que con el título «Despertad estúpidos, despertad estoy publicando en Crónica Popular.
Saludos
Con Gerardo, simplemente me saludo, y lo conozco de algún mitin en su etapa en IU, pero todos los que fueron compañeros suyos lo admiran enormemente, le dieron una gran bienvenida en su vuelta a la mina, al Pozo Polio. Gente mayor habla maravillas de él, cuando era un chaval y ya se enfrentaba a quien fuera, en aquellos años; hoy es muy fácil hacer huelga y ser revolucionario, pero en aquella época se llevaban palos y acababas en la cárcel como le ocurrió a él. Siempre lo dijo, «no se puede hacer la política que yo quiero»; efectivamente, si eres honrado es muy difícil ser político.
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A este individuo lo conoci en los ochenta,en los noventa se puso de empresario de hosteleria,fracaso, entre otras cosas por que en este ramo ay que currar catorce horas y el en los momentos de mas trabajo se los pasaba de copas en la sala de fiestas El Dragon,ligando, que dada su fama se le daban muy bien,y si,en Madrid le llamaban Follardin,queda claro que para el el facismo es el blanco,del rojo donde se cometieron los mayores crimenes y desastres economicos,una europa del este en banca rota de la que aun no se a recuperado,donde estaba este tio cuando se masacraba en el muro de berlin a los que lo saltaban para escoger la libertad que se les negaba en la Alemania¿democratica?popular.lanzando pamfletos en radio pirinaica al servicio de los satrapas del comunismo.no avanzaremos mirando con rencor al pasado,ni poniendo etiquetas a los que tienen el derecho personal de no integrarse en el pensamiento de la izquierda española,la mas reaccinaria de Europa.este tio pasa pagina a el genocidio religioso antes y durante la guerra civil,y aun ahora hay tontos utiles dentro de la Iglesia que escupen sobre los martires solo por ser religiosos,la transicion española fue un ejemplo en su tiempo,comparemosla con la de yugoslavia a la muerte del dictador rojo.A franco en su ultima comparecencia lleno la plaza en olor de multitudes,al rumano abandonado por los tanques sovieticos le masacraron,gran diferencia,como a calado en los descerebrados la propaganda de estos cuarenta años.
Ahora va a resultar que ligar mucho te desprestigia como político, querido luis tú también deberías de dejar de mirar al pasado y de juzgar a la gente por lo que hizo o dejo de hacer en su vida.
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Felicidades con mucho retraso por la entrevista. Cuanto más se de este hombre, más le admiro. Me transmite la sensación de ser un hombre honesto, y el testimonio histórico es impresionante. Ojalá pudiera escucharle en persona.
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