(Los siguientes consejos son insignificantes y no los necesita en absoluto)
1. Ríase con la boca abierta. Reflexione un poco, eche la vista atrás y dígame que no es para reírse: el anuncio de la Lotería, el de Campofrío; el ministro del Interior encomendándose a la Virgen; el ministro de Justicia encomendándose a la Virgen; la ministra de Trabajo encomendándose a la Virgen; los de UGT comiendo gambas y falsificando maletines en China; un señor del PSOE —que estaba presente cuando metían a los animales en el Arca— hablando de «renovación»; un político del PP haciéndose fotografías con los cojones de un ciervo en la cabeza; más señores del PP haciéndose fotos brazo en alto (en la clásica posición de «¡taxi!»); eurodiputados votando en contra de volar en turista (¿ven como no es tan difícil lograr el consenso en política?); diputados del PNV y CIU votando junto al PP una ley que permite que los guardias de seguridad de Zara e Intimissimi (o los de Desigual) investiguen altercados callejeros, le registren, le identifiquen y le den dos hostias (si es menester); banderas, banderas y más banderas; gente que se llaman «nazis» los unos a los otros día sí y día también; tertulianos expertos en actividades sísmicas, radiactividad, política, orquestas de verbena, Paquirrín, niños muertos y agricultura agropecuaria; princesas del pueblo; Jorge Javier Vázquez, el sexo oral y el herpes delatador; la voz (?) de Cristobal Montoro; el axioma: «yo no he escrito este tuit, alguien ha hackeado mi cuenta; pido disculpas y despediré inmediatamente al CM»; los papeles (falsos) sobre la violencia doméstica de Toni Cantó; «No pensamos subir la luz»; Ana Mato comprando confeti con el Jaguar de su marido, pensando que era un utilitario; el poni (falso) de Barcenas; los yogures con trozos de fruta; Ana Botella; «No listen the ask»; España.
2. Lea un poco, aunque sean las etiquetas del Súper. Así no comprará más pan Bimbo caducado. Lleve siempre un libro encima: 1) le ayudará a evitar conversaciones indeseadas; 2) le conferirá un aura de intelectual (procure que no sea la biografía de Zapatero); 3) sentirá usted que posee algo; 4) en caso de emergencia siempre puede leerlo.
Huya de los aparatejos electrónicos, cómprese un libro de verdad, aunque sea de bolsillo. Piense que con un libro se puede ligar muchísimo, pero cuidado no vaya a parecer usted un psicópata. Sabe aquello que dicen: «si ligas, te lleva a su casa y no tiene libros, no te lo folles». Bueno, es uno de los consejos más inútiles jamás oídos, cuando alguien que te gusta te mete la lengua en la boca lo último que piensas es «mierda, ¿dónde estará la librería?». Eso sí, cuando acabe usted la faena suelte un: «joder, pues ahora no sabes lo que me apetecería leer un buen libro». Que se den por enterados y en cuanto salgan por la puerta vayan a una librería y gástense cinco euros en libros al peso. Toda ayuda es poca para el sector. Recuerde aquella frase de Cassano, el exfutbolista del Real Madrid, cuando presentó el segundo tomo de su libro de memorias: «Soy el único tipo que ha escrito más libros de los que ha leído».
3. Hable con desconocidos (salte al consejo cuatro si no es mayor de edad). Los desconocidos son una gran fuente de sabiduría, especialmente si uno los conoce en bares a altas horas de la noche. Lleve siempre su bloc de notas, pero tenga en cuenta que si oye a alguien por teléfono a las dos de la mañana diciendo «oye, José, tráeme dos ensaimadas» sepa que probablemente el sujeto no esté llamando a ninguna pastelería sino que esté hablando de DROGA con un TRAFICANTE.
Pagar una ronda es siempre una gran manera de hacer amigos: si no se lo puede permitir es mejor que no lo haga, a menos que tenga una ruta de escape clara y despejada. Huya de su ordenada vida social y métase en líos, haga preguntas incómodas y trate de destacar como sea. Enseñe a esos pardillos cómo se baila el verdadero breakdance, el del Bronx. En general, los colectivos reaccionan muy bien a las excentricidades, así que es bastante probable que se convierta en alguien popular, amado y respetado, como Bimba Bosé o Cayo Lara. Cuando haya alcanzado ese estatus puede abrir un blog, una cuenta de Instagram o de Twitter. Piense que las mujeres sin tabúes, los machos de verdad e iFilosofía son estrellas en ciernes y que si no puede usted ser popular en la vida real siempre le quedarán las redes sociales. Y recuerde: en Twitter puede ser usted el/la desconocido/a más popular del mundo. Y ES GRATIS.
4. Vaya a todas las reuniones de vecinos y haga propuestas absurdas. Por ejemplo, proponga (enfurecido) que un cura vaya rellano por rellano echando agua bendita porque se oyen voces y alguna vez hasta ha escuchado claramente el Ave Satanis de Jerry Goldsmith. Añada —murmurando y con la mirada perdida—: «Satán habita en esta comunidad». Mencione en voz muy alta a Iker Jiménez si es necesario. Las reuniones de vecinos son muy aburridas, estamos en 2014 y discutir sobre si se debe (o no) pintar la fachada es un auténtico coñazo. Es su hora de innovar y convertir su edificio en un delirante guirigay. Puede que al principio sus vecinos se lo reprochen pero al final acabarán dándole las gracias. Sepa (historia real) que en los bajos de mi edificio han abierto uno de esos clubes de fumadores de marihuana. Por la tarde, cuando el centro está a pleno rendimiento, la entrada del edificio se llena de una ligera neblina de olor familiar. Cada vez más vecinos se concentran en esa franja horaria en el hall, fingiendo que cogen sus cartas de los buzones. Que si la llave no encaja, que si hay un montón de propaganda, que si ahora no se cierra. Entre pitos y flautas un cuarto de hora aspirando vahos de marihuana. ¿El resultado? Ahora todos nos damos los buenos días y en la última reunión acabamos riéndonos de los putos hippies que van en bicicleta. Hasta el ruso que va peinado como si hubiera acabado de hacer el amor con un puma se rió. Supongo que se imaginaba pasándonos a todos a cuchillo y vendiendo nuestros cadáveres a un traficante de órganos de Sao Paulo. O igual era por lo de los hippies.
5. Si tiene un amigo gilipollas, ahora es el momento de dejarlo. Sí, todos tenemos uno de esos: el listillo, el comediante de medio pelo, el que le guiña el ojo a todo el mundo, el que hace cinco triatlones al mes. En 2014 líbrese de él. Confíeselo, ya no lo soporta más pero es usted buena persona y tiende a sentirse culpable y a mezclar eso con una extraña concepción de la responsabilidad. Por eso aunque no le llamen, sigue usted llamando, organizando cenas y fingiendo que le hace ilusión. Con un sencillo consejo puede usted empezar el año libre de polvo y paja: conviértase en un excéntrico. Cuando quede con su amigo, el gilipollas, háblele de lo mucho que le preocupa el tráfico de escabeche y la bajada cualitativa del semen de los monos de Sumatra. Cuando haya más personas presentes sea más discreto, tráigale una copa y dígale al oído: «Esta noche han entrado en España mil barriles de escabeche. Flipa». Se trata de minar su moral, convertirlo en un paranoico. Cuando él, finalmente, entre al trapo, finja que no sabe de qué le está hablando. Si lo hace usted bien en tres meses se producirá un cambio de roles: de repente el gilipollas será usted y tendrá la sartén por el mango. El poder que le dará su comportamiento errático e imprevisible puede ser encauzado como usted desee: o bien amargando hasta el agotamiento al objeto de su estrategia o bien creando un nuevo mito (el de usted) llevando la gilipollez a nuevas cotas. En este país encontrará mucha competencia, pero basta con perder todo tipo de coherencia, gritar para imponer sus argumentos y mostrarse orgulloso de su ignorancia para hacerse un hueco en la élite de este país. Quién sabe, puede ser que tratando de librarse de ese tipejo/eja que le amarga los días acabe usted pinchando con Paquirrín.
6. Invente excusas originales, mienta con elegancia. La verdad está sobrevalorada, todos lo sabemos. El ejemplo más clásico es cuando alguien a quien no le importamos un pito nos dice «¿cómo estás?». La respuesta de cortesía es «bien, gracias». Lo que deberíamos contestarle es «pues mal, ayer discutí con mi pareja, tenemos problemas de pasta, al niño le han pillado vendiendo heroína en el parque y la niña le ha arrancado los ojos al hámster. ¿Me puedes dejar mil euros?». Y la respuesta auténtica, la verdad: «¿Y a ti qué cojones te importa si no me conoces de nada?».
Sin embargo, mantenemos un nivel de mentira constante que nos impide vivir en plenitud. Por tanto, puestos a hacer trampas, hagámoslo con clase. Cuando lleguemos tarde a una cita de trabajo no busquemos excusas baratas (la imposibilidad de predecir los patrones de tráfico, lo mal que le ha sentado la comida precocinada de Mercadona, las horas de visita del señor del butano), sea valiente, atrévase con algo innovador: «Perdona que haya llegado tarde, el metro ha descarrilado, se ha incendiado y he tenido que sacar a las ochenta personas de los vagones mientras hacía fotos y las ponía en Instagram. Mi abrigo ardía y no podía respirar pero he salvado a mucha gente y soy un héroe». Su vida adquiriría una riqueza narrativa maravillosa y aunque es probable que su pareja le dejara, le despidieran del trabajo y la familia le repudiara y la sociedad le convirtiera en un paria, nadie podría dudar de su innegable talento para mentir y manipular, que al fin y al cabo, son formas abstractas de la verdad.
7. Vea cine en el cine. A menos que tenga una pantalla de ocho mil pulgadas. Entonces puede quedarse en casa.
8. Dedique más horas al sexo. Lo demás es problema suyo. Nada de niños, ni cadáveres, ni animales. Puede usted mantener relaciones sexuales con muebles si así lo desea. Chupe, huela, pellizque, lama y muerda. Y encienda la luz, coño.
9. Vaya a Bankia y pida un préstamo personal de diez millones de euros. Póngase su mejor traje (si no lo tiene, lo alquila), hágase con un maletín y diríjase a la oficina de Bankia más cercana (la reconocerá por los carteles con la cara de Heidi o Marco —hay que ser miserable para venderte algo con esos dos—) y pregunte por el director. Una vez en su despacho diga que necesita pedir un préstamo personal. El director sacará unos documentos y empezará a tomar notas. «Necesito diez millones de euros», le soltará usted. Verá como el hombre (o mujer) sufre un cambio sustancial de actitud. Usted aún no lo sabe pero él está valorando qué clase de persona tiene delante. «¿Para qué lo quiero? Putas y cocaína», añadirá antes de que él/ella tenga tiempo de preguntarle. (Si es usted mujer cambie putas por «gigolós» y «cocaína» por «MDMA» y tan ricamente). A partir de aquí los hechos se precipitarán. Él/ella le pedirá que se vaya de su despacho. Usted abrirá el maletín y sacará unos Intervius y dirá que tiene avales. Un señor de seguridad le agarrará por las axilas y es entonces cuando usted abandonará el banco haciendo aspavientos y levantando la voz. «¿Y mis putas? ¿Mi cocaína?» (versión femenina: «¿Mis gigolós? ¿mi MDMA?»). Una vez en la calle quéjese de las preferentes, busque el apoyo popular. Qué cojones, reivindíquese: estos ladrones nos han robado treinta mil kilos, así que usted quiere señoritas/itos de moral laxa y un par de kilos de droga, que se los den y punto. Eso sí, luego no sea tacaño e invite a los amigos/as. Si llama usted a Jot Down le darán mi teléfono: acuérdese también de mí.
10. Piense mal. Si modera usted las expectativas y piensa que todos/as los/as que le rodean son unos completos imbéciles verá que su vida se vuelve especialmente luminosa. Muchos/as le sorprenderán, puede que se enamore, que su vecino se revele como un tipo estupendo, que la cajera del Lidl le sonría en lugar de mirarle/la con cara de asco (Nota: este comentario debe estudiarse en un contexto humorístico y en ningún modo implica que todas las cajeras del Lidl miren a todos los clientes con cara de asco —aunque sí a algunos, especialmente los lunes—). Si es usted pesimista y no espera nada de nadie es posible que 2014 sea un año fantástico. Si por el contrario prefiere sonreír como un idiota y abrazar hasta a las farolas la humanidad le consumirá como las llamas del infierno y acabará en una habitación acolchada hablando con un amigo imaginario llamado Ismael. Desconfíe y sea feliz.
Todavía estoy riendo. Buenísimo.
Gracias. Al pie de la letra, lo voy a seguir…
no le falta razón, bailemos en el funeral.
Madre mía. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con un artículo. Enhorabuena :)
Muy bueno!
4.- «Vaya a todas las reuniones de vecinos y haga propuestas absurdas».
Esto ya lo veo yo cada vez que voy, como poner placas fotovoltaicas en el tejado de la finca o pintar naranja butano la puerta del garaje.
10.- «Piense mal. Si modera usted las expectativas y piensa que todos/as los/as que le rodean son unos completos imbéciles verá que su vida se vuelve especialmente luminosa»
Que gran verdad!
«Huya de los aparatejos electrónicos» Sí que es inútil este consejo sí. PErsonalmente desde que tengo e-book leo mucho más que antes. Paseese usted con un libro a cuestas si quiere yo desde luego no.
El inútil es usted, los libros han estado ahí de toda la vida y no los ha leído porque no le ha salido de los cojones, si ahora le gusta el moderneo de leer en un e-book, perfecto, pero que si no ha leído antes es porque no ha querido, lo cual habla mucho de usted. Ah, lo de los aparatejos electrónicos fijo que es extensible al móvil y el whatsapp, el auténtico cáncer de esta sociedad, lo que hace que el articulista atine aún más.
Genial artículo.
Yo creo que lo que quiere decirnes que no lee a sus contemporáneos, por eso lee lambiblioteca andrejandrina en el ebook.
Enhorabuena. Lúcido y divertido. Con lo de los muebles pasé de la sonrisa a la carcajada.
Fantástico, vaya risas me he echado. Comparto con urgencia
No he entendido bien las instrucciones y estoy hablándole de escabeches a Iker Jiménez mientras pido un préstamo en el cine tras haberme follado a Bankia -o al revés, no lo tengo muy claro porque antes había quedado con hippies que venden maletines de coca-, qué puedo hacer?
Genial! Más artículos como este hacen falta! Enhorabuena.
Me imaginaba a alguien haciendo lo que describía el numeral 9, y me reí demasiado. Creo que está mejor el decálogo que los «agueros» que habitualmente usamos… Tal vez los ponga en práctica para que el 2014 sea un poco mas llevadero. Gracias por el articulo y que redacción tan entretenida. Saludos desde Colombia
Juro, por todos dioses del orbe, que reí me de forma desaforada y escandalosa, al punto que algún miembro de mi familia, empezó a mirarme de forma harto extraña, mas yo, continúe con la lectura al tiempo que, entre risotada y carcajada, pare me ha tomar aire. Luego me prepare una infusión de mejorana, para relajar el intestino y poder respirar un poquillo… ¡Hay, que placer leerte muchacho, estuviste sembrado! (No cambies de proveedor tío…)
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Cojonudo
Con el punto número 9 puedo decir que he soltado la mayor carcajada de lo que va de 2014, así que muchísimas gracias. Si un día me animo y pido el préstamo cuenta con un par de señoritas a mi cuenta. Estate atento al móvil.
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