¿A ustedes también les parece que las luces de Navidad de esta año titilan con cierto regodeo?
Nunca me han gustado mucho, francamente, cada año me gusta menos este sarao. Pero este año además, con el cachondeo burdo y deshonesto de las eléctricas, aún menos. Pero ahí están, como recordatorio de que pagamos lo que a estos les pasa por el generador… Al fin y al cabo, el origen de estos festejos no es otro que la celebración del solsticio de invierno, del triunfo del día sobre la noche, de la luz sobre la oscuridad. Pues eso, los de la luz triunfarán en medio de la oscuridad de este gobierno que nos conduce indefectiblemente al desastre. Qué alegórico, todo, coño.
Pero aquí seguimos, calladitos y eso que todavía no se ha aprobado la ley que nos callará definitivamente. Estamos como atontados, dejándolos hacer. Cansados de firmar peticiones y de salir a la calle para comprobar que no sirve para nada, que cada vez hay menos gente en las manifestaciones, que nos están cocinando como a las ranas, despacito, a fuego lento, para que no saltemos fuera del agua. Todos en casa.
Bueno, no, todos, no. Según dicen, algunos siguen haciendo cola para comprar la lotería de Navidad en las administraciones estrellas. Se me antoja pararme y explicarles algo de probabilidad, pero luego pienso que, sinceramente, mucho menos probable es que les ayude el gobierno. Después de rescatar a la banca, engordar a la Iglesia y darles su aguinaldo a las eléctricas, tienen el monedero vacío para el resto. Están ahí ahora con unos negociejos a ver si vendiendo hospitales y construyendo colegios privados pueden llegar a final de legislatura…
Y es que por mucho que los matemáticos escribamos en estas fechas sobre las falacias que rodean a los rituales navideños de compra de décimos de la lotería, todos los años se repiten. Y me da a mí, pero no me hagan mucho caso, es solo una impresión subjetiva, que son aún más ilógicos en tiempos de crisis. Pero, como dice un amigo mío, pa jartible, yo; y para guapa, mi hermana gemela. Voy a intentarlo, una vez más.
Cuando se trata de sorteos y de plantearse si dedicar unos euros de nuestros recortados sueldos a dicha empresa, lo primero que una debería plantearse es conocer la bondad de dicho sorteo. ¿Cómo se mide la bondad de estos juegos de azar? Se puede decir que los principales elementos que determinan esto son tres:
- La probabilidad de que te toque el premio grande, el gordo si es la lotería de Navidad.
- La cuantía de dicho premio grande con respecto a su probabilidad (la esperanza matemática del gordo).
- La proporción de recaudación destinada a premios (la esperanza matemática del sorteo).
Los puntos uno y dos no son fáciles de calcular para juegos que no son de azar, como las quinielas (de fútbol o hípicas) puesto que si estamos ante un Betis-Sevilla, por ejemplo, la probabilidad de que gane uno de ellos no es de ½. Sí se pueden calcular el número de apuestas diferentes en cada uno de ellos, 3 elevado a 15 en el caso de la quiniela futbolística, por ejemplo. Eso nos indica que hay una jartá de apuestas diferentes (más de 14 millones), evidentemente, pero no todas ellas tienen la misma probabilidad de salir por lo que hemos comentado antes.
Para el gordo de Navidad, por ejemplo, es muy fácil calcular la probabilidad. Hay 100 000 números, si juegas uno de ellos, la probabilidad de que te toque es de 1/100 000. Si queremos calcular la probabilidad de que nos toque la primitiva, eligiendo 6 números de 49, la probabilidad de acertar los 6 es de 1/1 398 3816. Vamos, casi 0, pero, lo dicho, más improbable es que te ayude el gobierno. Espera, no. Hay más de 300 implicados en casos de corrupción entre unos miles de militantes, si eres uno de ellos, es muy probable que sí, que te echen una mano los de Génova. Se me pasó contemplar este caso. Lo siento. De hecho, yo diría que entre afines, empresarios, banqueros, etc, deben existir unos 500 000 españoles con altas probabilidades de que les ayude el gobierno; con lo cual, la probabilidad de que a un español le ayude el gobierno es cercana a 1/900, mucho más alta que la primitiva.
Y en cuanto al punto dos, en el caso de la lotería de Navidad, como el gordo da 400 000 euros al décimo y la probabilidad de que toque es 1/100 000, un décimo tendría que valer 4 euros para que compense jugar, para que al jugar 100 000 veces (o más) pudiésemos esperar lo que hemos invertido (la esperanza se calcula multiplicando la probabilidad de ganar por el dinero ganado). Dicho de otra manera, con esta probabilidad de ganar el gordo, si jugamos 100 000 veces, esperamos ganar una vez y esa vez ganamos 400 000 euros; si el décimo cuesta más de 4 euros, a la larga, acabarás perdiendo dinero. De nada.
En cuanto al punto tres, la esperanza matemática del sorteo se puede calcular de forma muy sencilla sabiendo qué porcentaje de la recaudación se destina a los premios. La lotería de Navidad, el Niño y la lotería catalana destinan un 70% a premios. Esto significa que si jugamos muchas, muchas veces, recuperaremos solo un 70% de lo invertido. Mucho mejor que si hubiéramos invertido en preferentes, eso sí, pero peor que si hubiéramos guardado el dinero en un calcetín. De nada, pa eso estamos. En el caso de la primitiva y las quinielas se destina solo un 55%.
Lo mejor es una ruleta de un casino (lástima lo de Eurovegas, cachis) puesto que destina a premios 36/37 del total: el casino juega solo con el 0, lo que le da un beneficio esperado para la banca del 2,7% (aunque, muchas veces, la estupidez humana en forma de avaricia hace que dichos beneficios suelan ser mucho mayores). En los casinos americanos, que hay 2 ceros, se destina a premios, por lo tanto, 36/38 de lo recaudado. ¿Cómo eran las ruletas previstas para Eurovegas? Bueno, da igual.
En fin, supongamos que a pesar de la bondad del sorteo de la lotería de Navidad y de la imagen de Raphael con el nananananana en nuestras cabezas, decidimos comprar un décimo. Unos consejos que, por supuesto, pueden ignorar.
La probabilidad de que le toque el gordo es la misma lo compre donde lo compre: 1/100 000. Darse cuenta de ello es una cuenta de contar con los dedos, vaya. ¿Qué pasa entonces en esas administraciones estrella? Pues algo tan sencillo como que ellos venden muchos números diferentes, cada año más números diferentes, con lo que la probabilidad de que ellos den el premio es cada año más alta. Si venden 90 000 números diferentes de los 100 000, darán el gordo con una probabilidad del 90%, claro. Pero la probabilidad de que le toque a usted, es de 1/100 000. Por ello, porque no tiene sentido lógico y porque, a la larga, le beneficiará más, compre el décimo en la administración de su barrio que generará riqueza en su entorno más cercano. Como he avisado antes, esto solo es un consejo.
No hay números especiales, todos tienen la misma probabilidad de salir. Que termine en 69 o en 13 no lo hace favorito, a pesar de lo que publiquen algunos medios... (no, no funciona el enlace del tuit, es este). Bueno, y si los hay, solo Fabra los conoce.
Que juegue todos los años el mismo número no afecta en nada a la probabilidad de obtener premio. Seguro que han oído aquello de «llevo más de veinte años jugando a este número, ya le toca salir». Pues no. Cada año, cada sorteo, la probabilidad de salir es la misma. Este tipo de error se conoce como la falacia de Montecarlo. Es lo mismo que cuando lanzamos una moneda al aire varias veces, en todas sale cara y hay quien piensa que lo más probable es que a la próxima tirada salga cruz porque «ya toca». Este error de conceptos probabilísticos fue muy beneficioso para el casino de Montecarlo, por ello lo de darle su nombre a la falacia, en el verano de 1913: cuando el negro había salido ya unas 15 veces seguidas, los jugadores empezaron a apostar inmediatamente a rojo porque entendían que ya tenía que salir. Y, evidentemente, se equivocaron, facilitando así que el casino ganara millones de francos. El hecho viene de confundir la probabilidad de obtener negro en un lanzamiento de ruleta, 18/37 (un 48% aproximadamente), con la probabilidad de obtener 16 negros seguidos, 18/37 elevado a 16 (un 0,0009%). Y, claro, con la segunda probabilidad en mente, apostaban al rojo de cabeza.
Y ya, que me voy a poner muy pesada y, además, ya habrán comprado (o no) su décimo de Navidad.
Supongo que lo que procede ahora es despedirse con mis mejores deseos para todos los que han aguantado hasta esta línea para estas fechas y para el nuevo año. Los tienen, pero los tenían en junio y los seguirán teniendo en marzo. Sinceramente, les deseo lo mejor cualquier día del año, en general, y en estos en particular, deseo que pasen pronto, al menos para mí, porque, salvo que veo a personas que no suelo ver el resto del año, no, no me gusta este cuento consumista e hipócrita de la Navidad.
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Muy buen post.
Un detalle, para calcular la esperanza al invertir en preferentes habría que conoces a cuanta gente le han devuelto el dinero con sus intereses, ¡que los hay!
la navidad se presta para ilusionismos de mejoras sociales y economicas, sin tomar en cuenta el despifarre monetario, la autora analiza la oportunidad de poder llevarse el gordo a casa. en epoca de confor. o sera una fecha de oportunismo, detras de estos sorteos con corrupción, con probabilidades muy distantes…bendito aguinaldo. recuerdo la canción de chava flores » A QUE LE TIRAS CUANDO SUEÑAS MEXICANO.
Me da a mi que una forma más social, y más matematica, de ver la loteria, es como reconcentración de la riqueza. Vale, olvidemonos de que se quedan por la jeta el 30%, a fin de cuentas el impuesto sobre donaciones se llevaría facilmente un 20%, y el otro 10% se puede considerar comisión de gestion. Supongamos que no se quedan nada. Uno podria hacer dos modelos extremos de loteria: aquel en el que cada cual juega segun el dinero que ya tiene, y aquel en el que todos juegan siempre la misma cantidad. Al cabo de un tiempo, ¿cual seria la distribucion más probable de la riqueza?
Se decia que las tómbolas antiguas y las primeras loterias eran una especie de «amigo invisible» para que al menos alguien de la comunidad celebrara las fiestas con un poco mas de desahogo, dado que con medio euro a nadie le llega para comprar el pavo, pero acumulandolos todos al menos una persona al azar podra comer pavo.
Doña Clara, la parte matemática de sus artículos es tan didáctica como vomitivo su orgulloso sectarismo.
«Hay más de 300 implicados en casos de corrupción entre unos miles de militantes, si eres uno de ellos, es muy probable que sí, que te echen una mano los de Génova».
Te ha faltado decir que sí, que tu eres uno de ellos, lo cual sí es vomitivo y asqueroso.
Sí, bien visto. En Génova estamos esperando al próximo implicado en algún caso de corrupción del PSOE, IU, CiU, etc. para salir en tropel a echarle una mano y darle el carné de afiliado honorífico.
El PP y CiU son corruptos. En el PSOE hay corruptos (lamentablemente cada vez más). Y en IU hay pocos corruptos (aunque una de las razones sea que tienen poco poder).
Muy bien el cálculo de probabilidades, pero solo es útil para Connor McLeod. Se te olvida un pequeño detalle: la ley de los grandes números. Para el común de los mortales no sirve: una persona sólo va a jugar a la lotería de Navidad unas pocas decenas de veces y lo relevante es la relación coste/beneficio, como expliqué hace tiempo en mi blog http://elneutrino.blogspot.com.es/2009/04/por-que-no-juego-la-ruleta.html Así que gracias, pero paso de la ruleta. Prefiero la lotería
«De hecho, yo diría que entre afines, empresarios, banqueros, etc, deben existir unos 500 000 españoles con altas probabilidades de que les ayude el gobierno; con lo cual, la probabilidad de que a un español le ayude el gobierno es cercana a 1/900, mucho más alta que la primitiva.»
Pues no, Clara. Eso sería si esa ayuda se distribuyera por azar, pero lo que ocurre es justamente lo contrario: debes estar entre esos afines para que te «toque» ;-)
«si el décimo cuesta más de 4 euros, a la larga, acabarás perdiendo dinero. De nada.»
¿»De nada»? No sé cómo tomar ese «de nada». Siempre he pensado que uno dice «de nada» cuando le agradecen algo. Me parece muy presuntuoso por parte de la autora creer que merece agradecimiento por este batiburrillo que pretende pasar por ¿divulgación?.
No entiendo (ni la autora lo explica) a qué viene la distinción entre «esperanza matemática del gordo» y «esperanza matemática del sorteo». Cuando un jugador compra un boleto desea que le toque el mayor premio posible, pero no le hace ascos a ninguno, aunque sea el mísero reintegro (sí, mísero, pero con 10% de posibilidades de que toque). Así que la esperanza matemática que cabría asignar a un décimo de lotería es bastante más de cuatro euros. Sólamente teniendo en cuenta el premio gordo y el reintegro ya hablamos de seis euros. A eso habría que sumar la probabilidad del resto de premios y pedreas.
O sea que la afirmación «si el décimo cuesta más de 4 euros, a la larga, acabarás perdiendo dinero» no es correcta aplicando la definición de esperanza matemática. ¿De nada?
Ademas de doctrinario y sectario este post me falla en las mates…
Me imagino la cara que pondría un ganador de uno de esos super «botes» de los Euromillones, que tienen aún menos probabilidades de ganarse que la Primitiva, si esta señora o otr@s como ella, se le acercaran para decirle que no debería haber jugado, que es tonto del haba por no saber que las probabilidades son prácticamente cero. Supongo que el señor o señora, con 80 millones de euros en su poder después de dejar 20 para Hacienda, le entraría un ataque de risa y de forma magnánima, no la mandaría a tomar por donde amargan los pepinos.
Tengo muy claro que si me cayeran esos millones, ayudaría con creces a toda mi extensa familia. Con dos excepciones: Un cuñado y una sobrina que año tras año, con repetida sorna, alardean de no jugar jamás a las loterías, llamándonos tontos a los que sí lo hacemos. Como Clara Grima en este artículo.
No me cabe duda de que ese día sería una feliz venganza. Lo único que dice el artículo es que tu cuñado y tu sobrina no tiene por qué temer ese día, porque con (casi) toda seguridad no llegará jamás.
El quid de la cuestión está en ese «casi». Si juegas, las probabilidades de acertar son casi nulas; si no juegas, las probabilidades pasan a ser imposibilidad. A pesar de lo que muchos puedan creer, para mí la diferencia es total.
Efectivamente, Sr. BoyerO… En contra de lo que muchos listos opinan, siempre he creído que jugar a los Euromillones es un signo de inteligencia. ¿Qué otra inversión de un mínimo de 2 euros puede dar 65 millones de euros como alguien se ha llevado en Galicia este pasado martes 7-1-2014?
Hay que jugar como el que se lava los dientes, sin idas de olla y SIEMPRE, porque no se sabe lo que puede pasar digan lo que digan las mates o las profes de mates.
Siempre leo esas tontadas que dicta usted en las entrevistas digitales de los jueves del País. Hace usted muy bien si consigue que alguien le pague por eso, hijo mío. ¡Duro con ellos!
ME PARECE MUY INTERESANTE YA QUE NOS DAMOS CUENTA QUE AL JUGAR AL AZAR TIENE SU PRO Y SU CONTRA… YA QUE COMO LO COMENTA HAY PERSONAS QUE INVIERTEN MUCHISIMOS AÑOS EN UN MISMO NUM. DE LOTERÍA POR QUE YA TIENE QUE SALIR POR EJEMPLO, Y LLEGAN A SALIR GANADORES DE ALGÚN PREMIO(NO EL PREMIO GORDO PRECISAMENTE TE) Y CUANTO DINERO LE HAN INVERTIDO EN TODOS ESOS AÑOS, Y HAY PERSONAS QUE TAN SOLO UNAS CUANTAS VECES HAN COMPRADO ALGÚN NUM. DE LOTERÍA Y RESULTA QUE SALEN GANADORES (PUEDE SER DEL PREMIO GORDO O DE ALGÚN PREMIO GRANDE) QUE IRONÍA NO….?
Pues que decir; hay quienes piensan que para ganar debes elegir alguna fecha en especial para ti,o como ya mencionaron ser fiel a un numero durante años. La verdad,yo no creo en la suerte, pienso que la suerte la hacemos nosotros mismos
Susana, la suerte, azar, destino, sino, probabilidad matemática o como lo quieran llamar, está siempre ahí, indiferente a lo que usted y yo hagamos por nosotros mismos. Esta perspectiva puede resultar aterradora y es por eso que mucha gente prefiere pensar que somos dueños de nuestro destino.
Yo creo que la navidad se presta para callarnos la boca a todos los que tenemos algo k decir a parte de que todos andan como locos alardeando y llevando regalos aqui para alla, todo se vuelve un caos. asi pues nos vamos al caos en esa epoca y la navidad todo se paraliza por la luz… navideña todo es mas bonito aunque en realidad creemos que todos tomamos una opcion para no tener problemas
Em Portugal, sexta-feira passada, alguém ganhou € 190.000.000. Felizmente para ele, ele não tinha lido este artigo Clara Grima!
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