El Mundo ha decidido cerrar su web. Ahora quien quiera leer más de veinticinco artículos al mes, deberá pagar cinco euros. El director, Pedro J. Ramírez, lo anunció en un artículo. No he visto muy citada la frase más importante: «Camino de cumplir treinta y cuatro años como director de periódicos mi carrera está hecha; todas mis ambiciones y vanidades, más que colmadas». Tras treinta y cinco años de trabajo, uno se puede ya jubilar con honra. Si la carrera está cumplida y las vanidades satisfechas, aún más. El propietario de una empresa, si un empleado le dijera algo así, le agradecería todos los servicios prestados y le ayudaría a irse.
Pero Pedro J. no se va aún. Dice que quiere prestar un último servicio, no a su periódico, sino al periodismo: «Luchamos por este periódico porque luchamos por el periodismo». Como periodista, agradezco el afán. Pero preferiría que dejara la vía libre. Un esfuerzo para salvar el periodismo es loable, pero la nueva oferta de El Mundo es rácana, temporal y anticuada. Pedro J. espera, según dice, que «la tecnología resuelva los problemas que en parte nos ha creado la tecnología». ¿Qué hace El Mundo? Aspirar a que la gente pague para ver en la pantalla lo que leía en papel. ¿Algo más? No. ¿La tecnología es poner el papel en una pantalla? Los periodistas necesitamos hacer más esfuerzos que ese.
El «cambio de piel» —según su eslogan— de El Mundo tiene al menos tres problemas. Se puede resumir en uno: ya es tarde para cambiar solo de piel, hay que cambiar también de entrañas.
1. Un periódico ya no es lo que era. En 1990 un periódico vivía de vender sesenta páginas a un público que leía diez. Cuando he comprado El Mundo he leído con gusto diez páginas —no siempre—. ¿Puedo vivir sin ellas? Hay artículos en El Mundo que procuro leer siempre y de momento he podido hacerlo en internet. Si algún día ya no puedo, decidiré.
La apuesta es arriesgada, pero puede funcionar. Si cien mil pagáramos esos cinco euros, serían medio millón de euros de ingresos nuevos. En noviembre de 2012, El Mundo ingresó cinco millones de euros de publicidad, un millón menos que en 2011. Medio millón son un parche; con esperanza, pero un parche.
La última vez que compré El Mundo fue para leer la exclusiva del espionaje. Era interesante. Fui a ver el editorial sobre el mismo tema. Allí decía que Obama «ordenó espiar a Merkel porque no se fiaba de ella». Es mentira. Obama había dicho que no lo sabía y en ningún caso ordenó algo que empezó a ocurrir en 2002, antes de que Merkel fuera canciller. ¿Una buena exclusiva debe ir apoyada por un editorial así de endeble? No me anima a pagar.
Pedro J. cree que sin redacciones de trescientos periodistas, las exclusivas contra el poder no saldrán a la luz. Puede ser. Pero la exclusiva más grande de 2013 fue unos archivos que un exempleado de la CIA, Edward Snowden, entregó a dos periodistas freelance. Snowden los buscó; los periodistas no hicieron al principio nada. Glenn Greenwald acababa de empezar a publicar en el Guardian. Snowden confió en esos dos periodistas por el trabajo que habían hecho, no por su medio.
El Mundo pescó en esa exclusiva porque Germán Aranda —su freelance, no corresponsal, en Río— conoció a Greenwald y confió en él. Fue un trabajo importante, difícil, pero no fue una ardua investigación de varios periodistas durante meses. Un exdirector de un periódico barcelonés me dijo hace unos años que el noventa por ciento de las exclusivas llegan a los periodistas en un sobre o son una filtración. Hay que tener amigos bien colocados, no grandes presupuestos. Los periodistas lo sabemos y es bueno que la sociedad también. Para decir esto tan sencillo, Pedro J escribe: «Los poderosos camparían a sus anchas gestionando argumentarios y canutazos para transformar la información en propaganda y a los ciudadanos no les quedarían más alternativas sino el servilismo o la impotencia«. Mucha palabra, poca chicha.
2. La publicidad no se va, ya se fue. El Mundo espera conocer mejor a sus lectores con el registro y las suscripciones. Así podrá venderlos mejor a los anunciantes interesados. En la universidad oí mil veces una célebre frase de un publicista ilustre: «La mitad de mi inversión publicitaria no funciona. El problema es que no sé qué mitad». Ahora ya se sabe. Los periódicos —y los otros medios— ya no son los únicos intermediarios para que los anunciantes lleguen a los consumidores.
Hace unos días, Bloomberg publicaba una noticia sobre la caída publicitaria en el New York Times, y decían: «El apetito de los anunciantes por los periódicos ha decrecido y confían en un planteamiento online: quieren estar en muchas webs con software que permite alcanzar a públicos específicos». Las empresas no van ya a tirar dinero al tuntún.
Aunque el problema es que en su lugar lo hagan los gobiernos. En su artículo, Pedro J. parece que lo lamente: «De ahí que en lo último que piense el actual Gobierno sea en fomentar, como sus homólogos europeos, la reconversión de la prensa pues prefiere nuestra debilidad y por ende la de la opinión pública». Si los periódicos deben ser fuertes porque el gobierno les ayude, preferiría que fueran fanzines cutres.
3. El maquillaje digital no basta. Una subdirectora del Guardian, Katharine Viner, contaba hace unas semanas esta anécdota: «Hacía una entrevista para un puesto en el Guardian y pregunté al candidato, que había trabajado solo en papel, cómo creía que iba a llevar estar en un medio digital. Me dijo: «Bueno, tengo un ordenador. He usado un ordenador durante años»». La tecnología es más que un instrumento.
Hace unas semanas el Financial Times anunció también que iba a dejar de organizarse como un periódico en papel para ser un medio digital. Uno de los cambios, escribía el director, era que «nuestros editores y periodistas se alejarán de reaccionar ante las noticias para pasar a «noticias en contexto» de más valor añadido».
El nuevo propietario del Boston Globe, en una carta donde explicaba por qué había comprado el periódico, citaba a un profesor de la Harvard Business School: «A menudo dice que en innovación «está el trabajo por hacer»». El analista de prensa Ken Doctor escribía junto a unos datos positivos para la industria: «Nuestro temor debería ser que los propietarios hagan demasiado poco, no demasiado». Todas estas propuestas son más que cambiar de piel.
¿Qué novedades periodísticas propone El Mundo? Que «cada lector elija cuánta información quiere recibir, cuándo quiere recibirla, cómo quiere recibirla y cuánto está dispuesto a pagar por ella». El problema, que yo sepa, no lo tienen los lectores. El Financial Times, el Boston Globe, el Guardian lo ven.
Ningún periódico español ha hecho nada. Agradezco de verdad a El Mundo que haga algo. Pero en una industria moribunda, «algo» no basta. Pedro J. escribe que resiste para que «los jóvenes que sigan contagiándose del virus de contar lo que los poderosos quieren mantener oculto puedan tomar el relevo».
Si alguien en El Mundo puede ir al despacho del director y decirle que la hora del relevo hace años que llegó, sería un gran servicio al periodismo español. Hay miles de jóvenes periodistas españoles contagiados por ese virus. No dejemos que se mueran. Pedro J. Ramírez, muchas gracias por su servicio, puede retirarse.
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Que «cada lector elija cuánta información quiere recibir, cuándo quiere recibirla, cómo quiere recibirla y cuánto está dispuesto a pagar por ella» Y ya lo hace, con lectores RSS o herramientas como Flipboard sin registros y sin pagos.
Además el problema no creo sea de tecnología si no de contenidos, yo por ejemplo NO leo El Mundo -en realidad ningún periódico de Madrid- por su linea editorial
Ya te digo yo cuánto estoy dispuesto a pagar: nada. Nos vemos en la cola del INEM, Pedro J.
¿Porque se tiene que ir Pedro J.?
¿Que es lo que debe hacer un medio como El Mundo para adaptarse bien a las nuevas tecnologías?
¿Cuanto tiempo dedican los periodistas a hablar de la crisis y el futuro del periodismo?
Lo sugiere el propio artículo: mayor especialización, noticias de contexto más que notas de prensa que se leen igual en todas partes, más conexión con el lector.
Al contrario, yo creo que el periodismo tal como lo hemos conocido hasta ahora está muerto y lo único interesante será la ‘línea editorial’ aunque uno esté completamente en desacuerdo con ella. Lo que creo que ha acabado son los ‘buscadores de noticias’. Siempre internet va a ser más rápido y el contenido ya no hay que ir a buscarlo, aparece por la participación ciudadana.
El futuro del periodismo serán los editores (que sepan contar con calidad una noticia, o sea escritores; y los expertos multimedia que sepan montar gráficos, vídeos, etc) y los analistas (editoriales, columnistas y demás gente que nos atrae o indigna pero que no deja indiferente). El problema es que en las facultades de periodismo (ese oxímoron) siguen enseñando lo de buscar la noticia. Que se olviden de buscar la exclusiva, y se preparen para saber editarla cuando la reciben, saber hablar y/o escribir bien (algo que no enseñan en Periodismo) y tener analistas y columnistas con bagaje literario y cultural, aunque indignen.
¿Y cuál es la solución entonces, trabajar gratis? No he llegado a entender el planteamiento del artículo. Si ya no hay publicidad y no se venden periódicos ¿qué hacemos entonces? La tan alabada BBC se financia en su mayoría con el canon que pagan los ciudadanos. Se entiende como un contrato, el ciudadano paga a cambio de contenidos de calidad. Hagamos lo mismo aquí, aunque ya nos apañaremos los españolitos de evitar el pago o de piratear la tele del vecino, eso sí, a quejarnos por pagar por el trabajo de los demás, pero el mío que nadie lo toque. O igual arden de una vez por todas las calles, no sea que nos quedemos sin «Sálvame». Nótese la ironía.
Interesante artículo. Lo más cierto del futuro es que será incierto.
Tampoco entiendo dónde pretende llegar el artículo, sobretodo en lo referente a plantillas de periodistas y freelances. Creo que los free lances están muy bien, y bueno es cuando sacan exclusivas. También creo que una buena plantilla bien organizada está muy bien, porque permite a los periodistas especializarse, conocer mecanismos y tener tiempo suficiente para desarrollar confianza con contactos que puedan (o no) dar exclusivas. ¿Que hay crisis estructural en el negocio? Si. ¿Que el anunciante quiere mejores resultados y no cree que la prensa sea el mejor medio en el que invertir para conseguirlo? También. ¿Que no confias en la estrategia de Pedro J.? a mi también me genera dudas, pero aceptemos que nadie ha dado con la tecla y que el trabajo que queda por hacer es en gran parte llegar a dar con la tecla del negocio, porque cuando haya modelo de negocio, cada uno seguirá haciendo los contenidos que le dé la gana.
no les interesa adaptarse a nada, ellos viven un periodismo que no existe. Un punto intermedio entre el BOE y la hoja parroquial. Viene a ser una especie de portero cotilla y amigo de los maderos. No sirve para nada pero está ahí y quiere seguir.
Yo cuando vi al hombre este en tv intentando expicar lo que quieren hacer en la web del mundo pensé en los viejecitos que van a los bares a leer el periódico. ¿Alguno se pasará a esa web? Seguro que no. Al momento pensé en los jóvenes usuarios de wats app. Les interesa la web del mundo? pues tampoco
Cierto es que Exhuperancia R. debió colmar alguna que otra «ambición»….
Me ha encantado el artículo.
Yo también pienso que la adaptación de la prensa al mundo digital no consiste solo en cambiar el vehículo, sino adaptarse a las reglas y aprovechar las oportunidades que se generan (noticias en contexto).
Y me revuelve el estómago que este señor impresentable, que ha confundido el cuarto poder con el PedroJpower, se autodefina como adalid de la independencia periodística frente a los poderosos.
El periodismo ha muerto, camaradas. Al menos como lo conocíamos, como género literario. Ya nadie va a pasarse media tarde leyendo largos artículos porque no existe un clima social que guste de esas profundidades, no encontraría en ningun bar a nadie con quien comentarlas. El periodismo tal como era ya no tiene clientela suficiente. Se escucha la radio, o se lee por encima, se renuevan las consignas, y cada cual a su barricada.
De todas maneras… qué obsesión de Jordi Colomé por que dimita Pedro J., qué manera lamentable de este chico por agarrarse a una frase, a dos palabras del director del Mundo, para justificar que ya no pinta nada en el panorama y que se vaya de una vez.
Esta página que tú comentas tiene artículos y entrevistas larguísimas, y no veo yo que vaya mal; cada vez que sacan un número en papel, venden. NYT o financial times no van mal, precisamente, que yo sepa (se poco, lo reconozco)
En una cosa estoy de acuerdo con el articulista: si quieres cobrar por el contenido, este tiene que merecerse el dinero que pagas por el: Yo por Jot Down pagaría, por ejemplo…
Muy simple, jordi representa jovenes periodistas
desempleados de espana y que piensa que ya es tiempo que los viejos se vayan a cuidar de sus jardines mientras ello toman sus puestos bajo la oleada digitalizada. Esa es la nota sugerente del articulo.
O sea que un cambio de piel no vale, y que lo de El Mundo es insuficiente. Que hacen falta exclusivas y buen contenido, en contexto, pero con pocos ingresos y una publicidad que se supone que es menos efectiva que la de las redes sociales. Y que hace falta un cambio más radical, que esto no es nada. Y hay que dejar paso a nuevas generaciones.
Pues que explique la solución, porque lo de más y mejor contenido y exclusivas lo sabe todo el mundo. Y la crisis de la publicidad es archiconocida. Así que mucho criticar a El Mundo y a Pedro J y decir que está viejo y que muchas gracias pero el joven Jordi no aporta nada. Nada de nada, no critica sobre el fondo, no aporta alternativas, ni soluciones, nada. Cuatro ideas y punto, aparte de postularse como relevo de PJ.
Por lo menos PJ tiene narices a intentarlo aunque pueda estrellarse y El Mundo es de los pocos periódicos españoles que pelea contenido y exclusivas. Porque el resto están esperando y mirando con miedo a ver qué pasa. Mira que me gusta Obamaworld y aprecio como reportero a Jordi, pero como las nuevas generaciones sean como este artículo, apañado está el periodismo.
¿Jordi qué…?
Puede cambiar el periodismo, pero como no cambien los lectores estamos apañados. Es que nadie (Flipeo, Isidro…etc) ha entendido el artículo?
Otro artículo que dice lo mismo sin aportar nada. Tan vagas pueden ser las intenciones de Pedro J como las supuestas conclusiones del articulista. La supervivencia del periodismo pasa por encontrar cuáles son las fuentes de financiación, cómo hacer que se pague por consumir periodismo. El problema lo planteó muy bien Steve Jobs en reunión con los responsables de las principales cabeceras norteamericanas. En pocas palabras: él no era responsable de la debacle del periodismo, la culpa fue de los medios que se lanzaron inconscientemente a ofrecer su trabajo gratis en la red, antes de pensarlo un momento. Y claro, ahora ¿ir hacia atrás? Los medios nuevos que han salido (véase, periódicos como Eldiario, por ejemplo, dirigido, entendemos, por esa gente joven que se reclama) lo que han hecho es buscar de qué manera les vendo a los clientes que se suscriban sin decirles que es una suscripción. Otros medios han buscado estrategias similares (unos han triunfado otros no, véase, en este caso, la revista Orsai, por ejemplo). ¿Qué ocurriría si ningún medio ofreciera gratuitamente sus contenidos (y a la vez, vigilar porque otros no lo ofrezcan sin remunerarles por ello)? Probablemente encontrarían a ese público que pagaría. Muchos, incluso, volverían al papel (y hasta dejaríamos de pagar el ADSL). El periodismo es necesario. Otra discusión es la calidad actual del mismo o debatir sobre su manipulación.
El New York Times ha publicado un par de artículos IMPRESIONANTES que dejan claro cuál puede ser el futuro del periodismo o de los artículos de investigación. Echadle un ojo porque no tiene desperdicio.
http://www.nytimes.com/newsgraphics/2013/10/27/south-china-sea/?hp
Impresionante, sí señor. Pero no olvidemos que la información del NYT es ya de pago. O te suscribes o solo puedes acceder a 10 artículos al mes, creo.
Un artículo excelente y muy oportuno.
El problema del periodismo ha quedado bien ilustrado estos días con el asunto de Canal 9 de Valencia: está vendido al poder y tiene que desgajarse de él para volver a ser periodismo de verdad. Si vive a la sombra del poder deja de ser periodismo y se convierte en propagandismo al servicio de una ideología o del capital que lo sustenta (que es lo que hacen la inmensa mayoría de los medios).
Le ocurre exactamente lo mismo al sindicalismo (además de a otros sectores) que, siendo necesario, se ha vendido a las subvenciones del gobierno, y el gobierno es el partido que gobierna.
Más modestia, menos ambición, y más amor por la verdad (al menos la que uno ve), es lo que hace falta en todo. Vamos, lo que siempre se ha llamado honestidad. Uno lee hoy día la mayoría de los artículos supuestamente periodísticos, y no puede evitar el tufo a servilismo ideológico o interesado.
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Deberá haber dos carreras. Periodismo, y metaperiodismo. Siempre con lo mismo, y rimo.
Interesante que el hombre que dedicó años a portadas acidobóricas de la orquesta mondragón, ignorando la debacle económica que se le venía al país encima se declare guardian de las esencias del periodismo anti-poder.
Exactamente quien le subvenciona el jueguete y a cuanto sale, eso si que seria periodismo (y yo pagaría por leerlo).
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Muy interesante el artículo, el problema es que se ha escrito ya cien mil veces. Todas anulan lo anterior pero ninguna se moja con algo concreto.
El periodismo ha muerto, viva el metaperiodismo!
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