Una amiga me ha pedido que escriba un juicio sobre la filosofía, para mediar en la actual disputa sobre la reforma educativa que ni es reforma ni es educativa. Absolutamente convencido de que es el ejercicio más ineficaz al que pueda uno ponerse, emprendo el dichoso juicio.
Empecemos por el principio fundamental, la filosofía es la disciplina intelectual más importante de cuantas se puedan ejercer con un poco de cabeza. Su segunda fundamental característica es que no sirve para nada.
Que es más importante que las matemáticas, la física, la química, la medicina o la ingeniería, significa que importa más que ellas, es decir, que su interés es más alto, está más arriba, como mirando desde una cierta y angustiosa altura en la que el panorama da vértigo. Ninguna de las ciencias severas y humanas podría ser lo que es si previamente no hubiera sido marcada por la filosofía. Es la filosofía la que pone marco a cada ciencia. El objeto de las ciencias es un desconcertante espacio que solo la filosofía puede delimitar. ¿Cuál es el objeto de la física, de qué se ocupa? ¿De qué hablamos cuando hablamos de «física»? Al físico esta pregunta le importa una higa, y así ha de ser, pero sin responder a ella su ciencia se trivializa y se convierte en mera técnica.
Como dijo el último filósofo, las ciencias no piensan, no tienen por qué pensar, les basta con describir. Lo que piensan es lo interno a su descripción o experimentación, su metodología, por ejemplo, pero el científico no tiene por qué situar sus experimentos y averiguaciones en el orden del pensamiento conceptual. La ciencia fue pensamiento hasta no hace mucho. Todavía Hegel llamaba a su tratado de lógica La Ciencia de la lógica. Hoy esto ya no es posible. A pesar de que la filosofía es el pensamiento más elevado y el que mayor horizonte domina y por lo tanto el que puede englobar un mayor número de preguntas y enlaces entre respuestas, de hecho ha sido sustituida por la historia de la filosofía.
Aun así, la historia de la filosofía es sin duda la experiencia más dura y exigente a que puede someterse el intelecto, incluso en nuestros días, si se estudia seriamente. En esa experiencia (que dura toda una vida) pueden irse integrando las ciencias, cuando es necesario. Más de un filósofo conozco que ha acabado por dedicar años a la matemática de René Thom o a la física cuántica, precisamente como territorios menores y más accesibles dentro del inmenso campo de la filosofía.
La segunda parte tampoco tiene duda. La filosofía no sirve para nada porque, junto con la religión y el arte (ambos en trance de acabamiento), era el tercer pilar de nuestro entendimiento del mundo. Durante trescientos siglos nos habíamos explicado nuestra extraña condición como los únicos seres vivos conscientes en un universo infinito e inanimado, mediante esas tres admiraciones: la religión nos permitía inventar seres superiores a los que quizás algún día alcanzaríamos. Con las artes representábamos el mundo, sus animales, sus plantas, el firmamento, sus habitantes humanos, como una perfección posible. La filosofía nos permitía luego poner la religión y el arte en su sitio, como discursos de la espontaneidad inmediata y de la bella ingenuidad, pero sin destruirlas, solo prescindiendo de ellas como quien suspende la credibilidad.
Todo esto ya no es necesario porque hemos entrado en una etapa del mundo enteramente distinta. No precisamos ya de explicaciones globales. Es más, no queremos teorías globales sobre los humanos y su desconcertante aparición en el universo. Solo entretenimientos locales. No es que haya desaparecido el horror de la insignificancia (de hecho, la nada se ha convertido en el fundamento del universo, como expone el célebre libro de Lawrence Krauss), la aniquilación, la estupidez y el dolor, sino todo lo contrario: están tan presentes en nuestra vida que preferimos escondernos en el cuarto de juegos, encender la pantalla y agitar una banderita.
Aquel que se dedica seriamente a la filosofía (sobre todo fuera de la Universidad) es alguien que, posiblemente asqueado por la programación, ha abandonado el cuarto de los juguetes y avanza a tientas por los oscuros pasillos de lo que ya no es su casa. Este desahuciado es el único que a lo mejor se entera de algo. Pero no volverá para contarlo.
Impresionante. No sabría por dónde empezar. Me quedo, de momento, con el último párrafo: «Aquel que se dedica seriamente a la filosofía (sobre todo fuera de la Universidad) es alguien que, posiblemente asqueado por la programación, ha abandonado el cuarto de los juguetes y avanza a tientas por los oscuros pasillos de lo que ya no es su casa. Este desahuciado es el único que a lo mejor se entera de algo. Pero no volverá para contarlo.»
Para quien pueda entenderlo, esto es un bombazo en la base del mequetrefismo dominante. Sr. Azúa, da usted (de nuevo) en el clavo con apabullante claridad. Su texto duele (ay,¡y cómo duele!) y, al mismo tiempo, resulta alegre y liberador. Como la Filosofía. Esto es un texto erudito y no las bobadas infantiloides que se leen por ahí. Cuando ya no lo veía posible, me ha alegrado usted este (otro más) lunes aciago. Muchas, muchas gracias… De verdad.
Básicamente de acuerdo con casi todo, salvo con su infantil (i.e., filosófica) concepción de la ciencia. Eso de que «el científico no tiene por qué situar sus experimentos y averiguaciones en el orden del pensamiento conceptual» es una bobada heredera de ególatras como Heidegger, incapaces del ejercicio de humildad que consiste en tomar sus especulaciones como una hipótesis tal vez absurda. Para empezar, no sé qué «pensamiento» puede no ser «conceptual», y para seguir, demuestra un desconocimiento patético de la historia de la ciencia y de la realidad de la práctica científica el afirmar que los científicos en su quehacer como tales están algo así como incapacitados o no interesados en escudriñar sus conceptos y métodos con tanta o más profundidad que la mayoría de los filósofos hacen con los suyos.
Me ha quitado usted la palabra de la boca. Completamente de acuerdo.
Lo de su «infantil concepción de la ciencia» o «ególatra» expresa 2 cosas claramente: a) que claramente que usted a su edad no es capaz de argumentar sin emplear falacias: la «ad hominem» que usa con Heidegger o Azúa indica que son un autores que usted sabe que no ha leído porque no puede comprenderlos; b) que lo de la «humildad» es algo que usted no se aplica ni de lejos.
El concepto de concepto no es un asunto propio de la ciencia como implícitamente señala sabiamente Azúa. Pero no se preocupe, otros sí comprendemos la profundidad o dimensión meta- de la filosofía. Un saludo
Aunque tarde, igual internet permite reducir un lustro a un instante. Intentemoslo.
Creo que Azua se refiere en su planteamiento a la posición que ocupa la Ciencia dentro del conocimiento humano, aquel que construye nuestra vision del mundo, de nosotros mismos, que nos explica y sitúa en una historia, una sociedad, un cuerpo, un tiempo, y no al profesional que se define en función de su profesión antes que como individuo. En este sentido, digamoslo asi, cuando un científico levanta la cabeza de la probeta y mira por la ventana intentando adivinar las puertas que abrira una nueva vacuna, o aparta a un lado ecuaciones rastreadas en un cuaderno para meditar el significado de su labor, en ese preciso momento, su labor científica queda suspendida y comienza su labor filosófica. No se trata de etiquetar a los científicos y a los filósofos en grupos encerrados en sus labores y or tanto empujados a defender el valor de su trabajo ante la inminente amenaza del otro, sino de intentar comprender cuando se da una actividad y otra, en que momento pasamos de verificar datos y contrastar hipótesis a explicarnos que intentamos conseguir y que nos empuja, como es atravesar cada uno de estos territorios y donde se encuentran las transiciones entre ambos, sin que por ello se deduzca que un filósofo, por el hecho de dedicarse a la filosofía, no pueda hacer ciencia y viceversa. Afortunadamente. Todos nos alegramos de las abismales consecuencias con las que la Ciencia ha golpeado a la conciencia tras cada paso adelante, y Azua ha dado numerosas muestras de su entusiasmo en tales casos (y también de su pasmo).
Y lo digo con seguridad puesto que Azua, reiteradamente, solo muestra respeto y tan solo admite como fuente de conocimiento válida aquella que toma sus aguas de la ciencia. Pretender lo contrario, parafraseando, es darse de cabezazos contra una pared. Precisamente su discurrir ha sido el de desmitificar los grandes discursos (sobretodo el artístico) y asumir, con debida y moderna humildad, que la ciencia es el unico flotador que nos queda sin que ya permite si quiera tomarlo como la Verdad. Queda la sospecha de que, después de todo, el Arte y la Religion quizás tengan una ultima cosa que decir. Pero eso es algo que aún no se sabe.
El papel que juega la Ciencia queda subordinado al quehacer de la Filosofía, quehacer que en ningún sentido pertenece a profesional ninguno. Interpretar una infravaloración de los científicos en favor de los filósofos es, en mi opinion, una grave distorsión del articulo.
Incluso compartiendo la idea principal del texto, que la filosofía está siendo maltratada constantemente por el sistema educativo y los que los diseñan, no comparto nada el enfoque desde el que se defiende.
Plantear si la filosofía está o no por encima de otras materias de estudio es una batalla que no puede ganar nadie y en la que perdemos todos. Siento decir que los que defienden uno u otro extremo ensucian el debate más que ayudan a resolverlo.
Me encanta tu artículo, Félix. Me considero un filósofo deshauciado también. Lo que ocurre es que internet, aquel lugar donde podemos saber todo de todo, puede ser también adictivo, puede convertirse en la eterna repetición que no se distinga demasiado de agitar la bandera en un juego de ordenador (repetidamente) o escuchar e Emma García dar lecciones de moral (repetida… bueno, ésta vale sólo con una). Saludos.
Veamos, la filosofía marchita y la ciencia cegadora… no sé, creo que está mal planteado desde el principio. El mundo tal y como ha sido configurado por unos hombres abstractos desde siempre y hacia nunca, necesita imperiosamente de «filósofos», y por «filósofos» entiendo personas conscientes de su carrera ciega, dispuestas a dudar incluso de su propia vida y a encogerse… no sé… a mí la ciencia tampoco me parece el demonio, pero tiene una tarea reveladora algo religiosa y endogámica, ¿no?, al fin y al cabo, lo que cuenta es la vida, y la penumbra es inherente a ella…cuentan la vida propia y la ajena, pero «ellos» se meten en sus revistas, se critican los unos a los otros, se dejan avanzar o se detienen los unos a los otros, descubren algunas cosas y en seguida pueden prescindir de sí mismos… me parecen muy bien la higiene y el universo abierto, pero… ¿diseccionado? el mundo se muere y nosotros metidos en microscopios y telescopios… -.-
o metidos en la fortuna del mañana, o no sé dónde estamos metidos, pero aquí no…
lean al nazi de Céline, seamos más místicos, busquemos el límite del todo, y los chichones serán flores y beberemos la sombra los de pasos libres.
Pienso lo mismo. Es más, es que voy encargar que me hagan una canción basada en este libelo que has escrito, ¡mi arma!
¡Qué lucidez y verdad tan brillante!
Humbug.
Solo los físicos y los neurocientíficos nos pueden ilustrar.
Sobre la física y la neurociencia, pero no sobre lo que de verdad importa.
«Sobre lo que de verdad importa» esto es todo lo que se puede saber: NADA.
Ni la filosofía, ni la religión, ni el arte, ni el sexo… Te hacen SABER nada sobre eso; sólo te aportan comeduras de coco que te pueden proporcionar más o menos gustirrinín mental
La filosofía no es más que un entretenimiento para diletantes propio de pueblos sin alma ni conciencia de la insignificancia humana en el gran esquema de las cosas. Ponerla como más importante, no ya que la ingeniería o la Física, sino como más importante que la técnica del encaje de bolillos me parece un insulto al encaje de bolillos.
La «conciencia de la insignificancia humana en el gran esquema de las cosas» solo se adquiere mediante la filosofía, precisamente. Una filosofía barata, eso sí.
Muy bien dicho
No, se adquiere mediante la astronomía o las matemáticas, por ejemplo. No necesito meter a Platón por ningún lado.
A Platón no. Quizá a Nietzsche, que desmontó toda la filosofía hecha desde Platón, sí. Y él también era filósofo. Además, ¿que era la astronomía y las matemáticas al principio si no una rama de la filosofía? Aristóteles, Tales de Mileto, Anaxágoras, Ptolomeo, Hipatia… Astrólogos y filósofos todos ellos. La filosofía está en todas partes, por ello es absurdo restarle importancia, se le resta con ello importancia a todas las ciencias, ya sean formales, sociales o naturales.
Sin la filosofía jamás habría habido ningún tipo de ciencia. Para empezar, de no ser por la revolución lógica que se dio a partir de Russel, jamás habríamos creado una lógica formal, codificada, que es la que dio lugar a la programación y el ordenador desde el que escribes ese comentario ignorante.
Las jerarquías de elementos abstractos son bastante subjetivas. Bueno, todas lo son; de hecho, los ‘hit parades’ suelen variar todas las semanas…
La filosofía es muy importante, por supuesto, y es cierto que alcanza con su influencia a todos los saberes, pero no es fácil evaluar cuánto más importante es que otras disciplinas. Uno, en su modestia se conformaría con estimarla necesaria. Tan necesaria como la matemática o la física, o la química.
O como las «ciencias humanas».
Aunque tambien podríamos extraerle la quintaesencia y ponernos a hablar de la lógica, y volver a empezar con el debate.
«Más de un filósofo conozco que ha acabado por dedicar años a la matemática de René Thom o a la física cuántica, precisamente como territorios menores y más accesibles dentro del inmenso campo de la filosofía.»
Sí, ya. Accesibles. Sólo para alguien que no tenga ni idea de en qué consisten.
Para pícaros, Javier Fernández de Castro con sus comparsas, quien, como diría Quevedo, éranse unas guasas pegadas a unas jetas.
Premio al artículo más simplista que he leído en los últimos días. Rigurosidad = 0.
«las ciencias no piensan, no tienen por qué pensar, les basta con describir». Eso es un razonamiento de niños. Me remito a lo dicho por jesús zamora.
«la religión nos permitía inventar seres superiores a los que quizás algún día alcanzaríamos». Menudas tonterías hay que leer, como si la religión sólo fuera eso, como si no hubiera factores psicológicos, emocionales, espirituales… relacionados con ella.
«La filosofía nos permitía luego poner la religión y el arte en su sitio, como discursos de la espontaneidad inmediata y de la bella ingenuidad, pero sin destruirlas, solo prescindiendo de ellas como quien suspende la credibilidad». Más tonterías. Claro, hay que dar por hecho que la religión y el arte son inferiores a la filosofía. Y si lo fueran, no está argumentado.
Bonus: un aplauso por las palabras vacías tipo «discursos de la espontaneidad inmediata».
«no queremos teorías globales sobre los humanos». Se intuye lo que quiere decir, ¿pero por qué lo dice?
«la nada se ha convertido en el fundamento del universo». ¿Alguna tontería más? Para intentar dar validez a la idea, hace referencia a un señor que ha escrito un libro diciendo eso. Gran argumento.
Supongo que aquí pagan por el artículo porque si no no entiendo cómo alguien puede ser tan superficial y tan simplista.
Completamente de acuerdo. Y sí. Pagan por articulo
Unos intelectuales fuegos artificiales. O unos artificiales fuegos intlectuales. En cualquier caso de pueblo de interior. Por ejemplo: La Bañeza.
Y es que el Universo se ha convertido en el fundamento de la Nada. Ya lo dijo Paco Martínez Soria.
No estan para nada solos los políticos que viven del cuento poniendo marco a la tontería.
Saber universal o Sabiduría, lo contrario del autoengaño.
Platón explicaba, sin ordenadores ni iphone interactivos, bajo un humilde olivo a sus pupilos,
en la deslumbrante luz ática….. Lo de !PAPA MAS DINERO! ya lo invento Coque Maya y sigue
siendo el reclamo lastimero de unas generaciones criadas en una abundancia efímera y
anodina de nuevos ricos. Pero lo mismo que hubo la generación de la guerra mundial y la
posguerra, la de la guerra fría y el muro, y la de liberación sexual y el VIH, ahora toca la de la
gran crisis del 2008, no hay ninguna razón para que el genio de la historia corrija su cíclico
banquete de desgracia al que invita a unos sobrecogidos mortales poco dispuestos a
entregarse a su destino. En esta era mediática en que los prefabricados «realitys» con final
feliz, son como una carrera suicida que nos entrega a las fauces de la depredadora realidad, en
símil de los reportajes de la sabana del Nocional G., esta bien que la realidad virtual se esfume
como holograma, y que podamos sentirnos inmersos en la misma corriente ancestral de
limitación y de grandeza, en la que nuestra especie ha sido capaz de dar sus frutos mas
sublimes…
Señor Caravaggio, usted olvida mencionar la generación clave, que fue la maestra de la que a usted le encorajina (esta de la «abundancia efímera y anodina de nuevos ricos»), a saber: la generación de la Transición Española, dentro de la cual se ha de dar lugar preferente a don Félix y sus comparsas. Ellos fueron los padres del cordero, y siguen siéndolo: basta verlos para comprobarlo, cómo dominan todo este cotarro de los progres que se lo montaron empezando con la rebelión aquélla contra el malo de los malos, ya me entiende usted…
Pingback: Félix de Azúa: Insisto
Cito a un maestro por si alguien lo ilustra:
«La filosofía, tal como yo entiendo esta palabra, es algo que se encuentra entre la teología y la ciencia. Como teología, consiste en especulaciones sobre temas a los que los conocimientos exactos no han podido llegar; como la ciencia, apela más a la razón humana que a una autoridad, sea ésta de tradición o de revelación. Todo conocimiento definido pertenece a la ciencia – así lo afirmaría yo -, y todo dogma, en cuanto sobrepasa el conocimiento determinado, pertenece a la teología. Pero entre la teología y la ciencia hay una tierra de nadie, expuesta a los ataques de ambas partes : esa tierra de nadie es la filosofía.»
Bertrand Russell.
«Aun así, la historia de la filosofía es sin duda la experiencia más dura y exigente a que puede someterse el intelecto, incluso en nuestros días, si se estudia seriamente.»
Se me han subido los huevos a las pestañas…me enfrento en la Carrera de Historia del Arte a la asignatura de Filosofía y ante mi, y sobre mi, se extienden los tomos de Historia de la Filosofía de Frederic Copleston.
No soy capaz, no entiendo nada, yo me dejo, leo, me abro…y nada. La nada. Y los tomos de la biblioteca, que parecen intactos pese a los años, son murallas inaccesibles.
Y llegará el examen, y aprobaré y segiré sin saber nada.
Gracias por su artículo, le leo para darme ánimos ( y por si consigo iluminar la negra noche filosófica de mi intelecto).
Te aconsejo el abecedario de Deleuze, en particular la letra «H»: Historia de la filosofía. Saludos.
Gracias calledelorco por la recomendación,
le ecahré un vistazo.
Un saludo.
Esta frase me ha matado, una aleación perfecta entre pedantería e ignorancia:
«Como dijo el último filósofo, las ciencias no piensan, no tienen por qué pensar, les basta con describir. Lo que piensan es lo interno a su descripción o experimentación, su metodología, por ejemplo, pero el científico no tiene por qué situar sus experimentos y averiguaciones en el orden del pensamiento conceptual.»
El problema de los filósofos puros es que sus fuentes de pensamiento es tan endogámicas que se quedan en nada, como este artículo, no dice nada. Si le aplicamos la máquina que elimina el bullshit de los discursos nos quedaremos con un apasionante cero, nada, niente.
Debe ser por eso que gusta tanto…
Muy interesante descripción. Si ese pasillo al que se asoma el filósofo es parangonable a la Caverna de Platón, ¿dónde estamos metidos entonces los que vivimos en el cuartito de la pantalla, a espaldas incluso de la falsa realidad que nos rodea? :-)
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Espléndido artículo. Parece que la filosofía ha quedado recluida frente a otras materias. Cuando realmente la que te enseña a conocernos a nosotros mismos, a saber lo que somos, a darle sentido a nuestra vida… esa es la filosofía. Creo que es un debate perdido, difícil de darle solución. Yo tengo 21 años y veo como la mayoría de personas de mi edad no le dan interés que se merecen, en definitiva, no lo entienden. Intento hacer un esfuerzo por debatir, pero no hay manera de hacer ver su importancia. Parece ser que el mundo se quedará sin ganas de mostrar sus emociones y pensamientos. Veo un futuro muy lejano en la que todo quede reducido al conocimiento de la Ciencia empírica, en perjuicio del arte, la poesía, la filosofía…
Un saludo.
Lo de que a la ciencia le basta con describir tenía que decirlo, obviamente, uno de letras que no sabe de lo que habla. Penoso artículo, escrito más para levantar polémica que para aportar algo al que lo lee.
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La filosofía es la ciencia más importante por que es la ciencia de la nada. Apartir de que la nada contiene algo nos es posible estabilizar el panorama mental para erguir otras ciencias.
También está en su utilidad actual relativizar el «todo teologico», facilitando la autonomía del hombre ante lo inquebrantable de la religion; esta se puede discutir desde un punto filosófico en tanto en cuanto se mida la altura de la relación entre ambas (persona-dios) desde el punto de vista del individuo.
Soy profesor de Filosofía, y creo que artículos como este perjudican más que ayudan al futuro de las asignaturas de Filosofía en la ESO y Bachillerato.