La rebelión se hace tanto contra la mentira como contra la opresión. Además, a partir de esas determinaciones, y en su impulso más profundo, el rebelde no preserva nada, puesto que pone todo en juego. Exige, sin duda, para sí mismo el respeto, pero en la medida en que se identifica con una comunidad natural. Albert Camus. El hombre rebelde. 1951
«Los griegos nos dejaron tres cosas: la literatura, el vino y la democracia. Esta es la que no se puede vender. Tiene todo esto mucho que ver con lo que es toda una tradición occidental, donde literatura y vino han ido muy de la mano; no se trata aquí de que los poetas bebieran vino, no es eso». Es así como José Luis —librero, profesor de filosofía, erudito, espléndido conversador— comienza a perfilar el esbozo sobre la perfecta simbiosis que se da en este particular espacio, de nombre tan literario (aun cuando no deba su nombre al cuento): La biblioteca de Babel: librería de fondo, bodega, y café literario; número tres de la calle Arabí de Palma de Mallorca.
«Es una librería básicamente de humanidades. Ahí tenemos un espacio dedicado a la mitología, allí poesía y memorias, viajes… Todo esto de aquí es narrativa». El fondo de Acantilado al completo bajo el mismo techo, «es la editorial que más me gusta; igual tenemos casi todo el catálogo de Atalanta, o de KRK». Sonríe, se le nota esa cierta satisfacción: le gusta mucho su librería. «Esta parte es la dedicada al ensayo; hemos mezclado un poco cosas de sociología, economía, algo de historia, que a mí me interesa bastante menos; creo que dentro de las humanidades la historia no es tan interesante, la verdad».
Es, cuando menos, impresionante la sección dedicada al vino. No es ni de lejos la típica librería que tiene un rinconcito donde hay alguna que otra botella. Esto aquí se ha tomado muy en serio. «Libros sobre vino yo te diría que los tenemos todos, también algo de gastronomía». En La biblioteca de Babel pueden encontrarse unas 200 referencias de vinos, vinos americanos, de Nueva Zelanda, vinos franceses «muy buenos», riberas, riojas, mallorquines, vinos griegos, húngaros, alguno sudafricano. «Estos de aquí son vinos de hielo alemanes» [¿Perdón?] «Los nórdicos, sobre todo en Finlandia, cogen las uvas por la mañana, congeladas. Luego de esas uvas sale el vino de hielo». Y hay también vino kosher, vinos de Canarias, de California. Ya les digo que es algo digno de ver. Y un placer el cómo te lo va enseñando todo este hombre; su generosidad a la hora de compartir y enseñar su casa, de la que tiene sobrados motivos para estar más que orgulloso. «No hay en todo el local una sola botella que esté en vertical». Nos cuenta también que la terracita, tan coqueta, se plantea como un homenaje a los cafés literarios, «vinos y libros son ambos muy franceses». Se trata de promover, facilitar la reunión, la plática, el disfrute de tú a tú. Pero hay que escuchar a José Luis contarlo, quien esto escribe no sabe hilar tan bien.
«Muchas veces en este mundillo de eso que se da en llamar la cultura, que es una palabra que a mí no me gusta nada…» [Aquí se para, acaba de recordar una anécdota] «Se enfadaron conmigo en la radio. En una entrevista —me llamaron por el día de las librerías— entré justo después de la responsable de otra a la que habían preguntado, en un tono, entiendo, algo despectivo, que qué opinaba sobre esas nuevas librerías donde se servía vino y café. Algo así. Y, en fin, para empezar, no hay nuevas librerías, hay una, que ha sido esta, la primera, luego es cuando se ha hecho algo parecido en Madrid y otros sitios. No, de verdad; me fui a París, a Florencia… Iba buscando referencias, y no había nada como lo que yo quería. Así, el que empezó con esto fui yo. Que da un poco igual, vaya, no se trata de esto. La chica respondió, con muy buen criterio, que bueno, que cada uno se busca la vida como puede. Cuando ya me preguntaron a mí, imagínate: le estaba esperando. Me dice, “hombre, José Luis, en Babel se fomenta la cultura…” Es entonces cuando le digo: “Mira, es que a mí la palabra cultura no me gusta cómo la manejáis todos, los políticos, los periodistas; no tiene ningún valor. A mí la palabra que me gusta es civilización. Si te fijas, las librerías solo existen en lugares civilizados. Ahora se ve mucho esta apología de lo auténtico, de lo local, este nacionalismo provinciano y casposo que se da en todo el mundo, no solamente en España, que si mi pueblo, etc. Ocurre que civilización es justo lo contrario: donde hay ciudades hay librerías: en Viena, en París… Pero yo no he visto ninguna librería en medio del desierto del Sáhara, por ejemplo, que es muy auténtico, los tuaregs son maravillosos, con una cultura propia importante, por supuesto. No hay libros pero no se puede negar el hecho cultural, ¿no? Que la ópera, en otro orden de cosas, está muy bien, pero no deja de ser un espectáculo. A mí me parece, entonces, que el culmen de la civilización es ver a dos personas en un bar hablando de un libro”. Algo así le contesté. La pregunta sobre qué hace un café dentro de una librería, me pareció una estupidez. Si algo tiene Europa es eso, toda la tradición del café literario. Ahí tienes a Steiner, por ejemplo. Si tú vas a la España de la República estaban en el café discutiéndolo todo, Ortega estaba en los periódicos, a Unamuno lo conocía todo el mundo. Había, es cierto, una cultura de élite, pero había una conexión —vamos a llamarla— popular».
José Luis, que también es profesor, ya se ha dicho, les ha hablado con frecuencia en estos términos a sus alumnos. «Cuando hablamos de literatura o de filosofía les suelo decir que la cultura española siempre ha sido cultura popular. Y es que es verdad, es una cosa que la gente no sabe o no quiere saber. Ahora al pueblo se le ha secuestrado con esta bazofia televisiva, que no es popular. La gente en este país tenía mucha dignidad. La cultura en España, al contrario que en otros países europeos, ha sido muy popular. Cervantes lo era, Lope de Vega, Góngora, Calderón… Nunca fueron escritores de élites. Esto lo cuenta Pla muy bien, es lo bueno y lo malo de este país, “los que mandan en España y en Cataluña siempre son encargaos”. En Francia llevan mandando los mismos 800 años, pero en España no, aquí siempre hemos tenido esa injusticia de los gobernantes pero a la vez ese orgullo del pueblo llano que de vez en cuando sacaba pecho».
Todo eso se está perdiendo, le digo, el salir al café a departir, a charlar. «Claro. Y además es que se está confundiendo la tradición, vamos a llamarle así, hispana, con el franquismo. Y es que no tiene nada que ver. La copla, por ejemplo, que no es que yo reivindique la copla, no me interesan ni la copla ni Almodóvar, siempre lo digo. Pero sí me interesa mucho Berlanga, que es cultura popular de un altísimo nivel». Que lo mismo es que somos un poco paletos, le digo. «Exactamente. Y ahora más paletos por esto que te digo, por el secuestro de lo popular». Así que eso es esta librería, sobre esto se sostiene, ando pensando. Y me lo confirma: «Es la idea de Babel, recuperar todo ese tipo de cosas. Mira, por ejemplo, ese señor que está en la barra, que es médico, como hay otros muchos que vienen por aquí; les gusta eso, además de leer, pasarse y acodarse en la barra; es fácil acabar charlando». Es un lugar esta Babel propicio para ello, sin duda.
Cuando le pregunto por sus lecturas, por qué nos va a recomendar leer, recuerda una escapada a Madrid, hace años; se compró el último libro de Ángel González [que es un libro que se ha de leer con mucho cuidado los días en que a uno le da por no tomarse la cosa con humor, ya se lo digo yo. «Estos poemas son muy tristes, me han salido muy negros y no creo que los deba publicar»]. José Luis recuerda que «estaba tan cansado, llevaba como tres meses sin leer nada, hasta arriba de trabajo, tenía montones de catálogos por los suelos, en casa, porque yo iba eligiendo los libros para la librería uno a uno; y, aparte, peléate con los albañiles… en fin, una locura. El caso es que pasé por un par de librerías durante este viaje que te digo, y compré en una de ellas Otoños y otras luces. Y es que fue un placer tan grande, una sensación casi física. Recuperar eso fue maravilloso». Luego, en una de las cajas que llegaron a la librería de aquel viaje apareció el Libro de réquiems de Mauricio Wiesenthal, «cuando compro libros siempre dejo alguno al azar, me gusta ese decir a ver qué pasa, y me encantó. Porque es esa la relación que yo tengo con la literatura: de entusiasmo, nada racional. Es una pasión, también es verdad, nada sistemática, aleatoria». Andando el tiempo, él y Mauricio se harían grandes amigos. «Luego escribió otro libro que a mí me parece aún mejor, El esnobismo de las golondrinas, sobre sus viajes, completamente delirante».
De eso se trata, entonces. No tenemos que contar mucho más. «En el hombre hay más cosas dignas de admiración que de desprecio».
Fotografía: José Amengual Ramis
Nah, un detallito. No es Palma de Mallorca, es Palma. Igual que no es Getafe de Madrid ni Igualada de Barcelona. Palma es Palma. Punto.
Mmm… Yo diría que no es lo mismo. Pero solo porque en Madrid y Barcelona, por ejemplo, lo más habitual es decir «Palma de Mallorca» o «Las Palmas de Gran Canaria». Sin embargo, coincidirá conmigo, no es algo que suela oírse ni en Mallorca ni en Canarias esto que dice usted sobre «Getafe de Madrid» o «Igualada de Barcelona». Incluso, google maps completa así la búsqueda de esta librería: «La Biblioteca de Babel, Carrer Arabí, 3, Palma de Mallorca, España». Pruebe.
Son detallitos, como usted dice. Usos, diría yo aquí.
No son usos ni detallitos, el nombre de la ciudad es Palma. Llamarla Palma de Mallorca es de un colonialismo vergonzoso. No haga de sus usos, los usos de los ciudadanos de Palma, ni de los ciudadanos de Mallorca. Si conociera la realidad de la isla ni se plantearía el tema.
No se ponga así, hombre, que no hubo ni hay voluntad de molestar a nadie, todo lo contrario. Créame que ha ido a investigar si era tan garrafal el error que nos señala; no hubiera tenido ningún inconveniente en cambiarlo. Ocurre que ya es oficialmente «Palma de Mallorca», desde hace unos años. Y entiendo -y es una opinión desapasionada, algo que me parece a mí, no me voy a pelear por esto- que se ha hecho por una cuestión práctica, más que nada: incluso en los documentos oficiales ha estado apareciendo con ese nombre, por lo visto, amén de que, como le decía, es un uso extendido.
«Habitualmente se la conoce como «Palma de Mallorca», especialmente por gente de fuera de la isla. El nombre ha sido utilizado incluso en documentación oficial del ayuntamiento. Sin embargo, según un informe del archivero municipal, nunca ha llevado oficialmente la coletilla «de Mallorca». Por diversas circunstancias, eminentemente de carácter político, el registro de Entidades Locales del ministerio de Administraciones Públicas continuó usando el nombre de «Palma de Mallorca» hasta que fue finalmente corregido en octubre de 2008. Cabe destacar que es un error bastante común denominar Palma de Mallorca a la isla de Mallorca o a todo el archipiélago balear. En noviembre de 2011 el ayuntamiento de la ciudad aprobó la modificación de la Ley de Capitalidad para recuperar nuevamente el «de Mallorca» dentro del nombre oficial de la ciudad. Los motivos que llevaron al ejecutivo a tomar esta decisión fueron, en palabras del portavoz del ayuntamiento, «la mejor identificación de la ciudad en el terreno comercial, cultural, económico, lingüístico, jurídico, e incluso en internet».»
http://www.boe.es/boe/dias/2012/07/14/pdfs/BOE-A-2012-9373.pdf
Deixeu córrer, Mikele, és inútil. No hi ha res a fer, no els importa gens. ¿Quantes vegades has sentit a dir a les notícies fetes a Madrid que un succés ocorregut a, diguem per exemple Montuïri, passava «en Palma de Mallorca». Fins i tot en Rajoy va dir que «le encantava estar en la isla de Palma.
Había un proyecto de ley para cambiar el nombre de Palma por el de Palma de Mallorca, pero no sé cómo terminó el asunto, supongo tiró adelante y ahora ya es Palma de Mallorca. Obviamente, se hizo pensando en la gente de fuera, así lo dijo el propio alcalde. A mi me parece una chorrada y también me da rabia, más si como pasó hace unas semanas luego viene Rajoy y suelta un glorioso «la isla de Palma» y se queda más ancho que Castilla. En fin…
Sobre la libreria, Babel está bien, la terracita junto con la del Antiquari se hace muy agradable, aunque a nivel de espacio me quedo antes con Literanta.
La Biblioteca de Babel es sin duda la mejor librería de Palma, (no quiero entrar si es Palma o Palma de Mallorca, particularmente me da lo mismo).
Anotar a Gabriel que La Biblioteca de Babel como Literanta son proyectos realizados por el misma persona, José Luis Martínez, protagonista de esta preciosa entrevista. Ambas sin duda extraordinarias librerías en Palma.
Gracias a José Luis por hacernos estos dos magníficos regalos a la ciudad.
Yo soy palmesano y desde pequeñito siempre ha sido Palma de Mallorca. Que sea oficial o no, nunca ha importado. Pero discutir por esto en un país donde en los noticiarios hablan de la isla de «Palma de Mallorca» es hasta temerario.
Por otro lado, la librería es una pasada, que es lo importante. Artículo y entrevista muy interesantes.
Gran artículo y gran librería. Sin embargo coincido con Mikele al criticar la forma de nombrar la ciudad. Siempre ha habido polémica en este asunto, aunque el autor no tenga por qué preocuparse por eso. El PP oficializó el topónimo «Palma de Mallorca» para «facilitar la no confusión de los foráneos» y porque «el equipo de gobierno lo prefiere» (así tal cual), mientras que los demás grupos lo tildaron de «afirmación de provincianismo» y también de «adiministrativismo que no tiene sentido».
Es solo una opinión, pero no creo que el nombre de una ciudad deba cambiarse para que sea más fácil de identificar por los no isleños. Palma no es lo mismo que Las Palmas, por cierto, tampoco es tan difícil de entender para una inteligencia normal, aunque sea extranjera. La verdad es que suena bastante patético hablar de Palma y tener que añadir «de Mallorca», porque es una pura obviedad, porque en España solo hay una Palma y porque, en Mallorca, evidentemente la capital no se encuentra dentro del agua. Perdón por ponerme tan sensible. Buen artículo.
Ah, y antes de que alguien me diga que lo oficial es «Palma de Mallorca», solo quiero añadir que llamarla solo «Palma» también es correcto aunque no lo ponga en la página del Ayuntamiento, y se puede elegir borrar el «de Mallorca» en una reivindicación del sentido común y sin que sea incorrecto.
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Creo que no terminaré de entender nunca cómo es posible que en textos como éste el debate principal sea si se llama «Palma» o «Palma de Mallorca». Me gustaría saber qué tipo de sonrisa tendrá el dueño de la librería al ver que en este artículo el debate se centra en esa expresión tan típica de lo que él ha dado en llamar nacionalismo provinciano.
Felicidades a Raquel por el escrito, estas palabras han conseguido que desee teletransportarme y perderme entre las estanterías de la biblioteca de Babel mientras paladeo un buen café. Ojalá más a menudo rincones así y expresiones tan elegantes de lo que representan. Lo dicho, felicidades.
Caray, Noemí, gracias; qué amable.
Os parece… Ciutat y terminamos la tontera…
Coincido plenamente con el enfoque de Noemí. Ambos párrafos.
Gracias a Raquel por el artículo, gracias a José Luis su trabajo, y por darme esta acertada visión de lo que es cultura y lo que es civilización. Este artículo es otra perla de Jot Down.
Habrá que descubrir a Mauricio Wiesenthal. Si lo citan cerca de Ángel González, seguro que es cosa fina.
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Falta decir que este ¿señor? paga por partes, mal y tarde a sus empleados, que no les despide porque les hace la vida imposible hasta que se van cansados de sus malos modos y de su maltrato. La entrevista no cuenta que este personaje es un misógino que fuma en el trabajo.
Corroboro los dos comentarios anteriores. Insulta y ningunea a todos sus trabajadores. Insulta en la cara a sus clientes y se mofa de todo lo mallorquín. Por supuesto, fuma en la librería porque dice que es suya y hace lo que le da la gana. A mí me despidió intentando no pagarme por no decir que paga cuando le da la gana
coincido plenamente con las ex trabajadoras. yo fui cliente unos pocos años, y dejé de serlo cuando conocí mejor al dueño, versión castellana del doctor Mengele cuanto menos. lo vi tratar a patadas a sus empleados, humillándolos continuamente, pagándoles mal y en negro, perdonándoles la vida. luego avasallaba a los cliente exigiñendoles que cada vez compraran casi una decena de libros. lo sorprendente es que la librería siga en pie y a ese loco no lo hayan denunciadotodavía
Al que habrían de denunciar es a UD, por escribir semejantes barbaridades y falsedades, pero claro nos escondemos en un alias para que luego sonreir y saludar como si no hubiese dicho nada. Esta ciudad no se merece ninguna de las librerías que ha montado esta hombre, y ya van tres.
Me parece un lugar único. Sea como sea, es un regalo tener algo así en nuestra isla. Esperemos que el paso del tiempo no la estropee, y que siga abierta durante mucho más tiempo. La primera vez que entré pensaba que estaba soñando; el olor, los libros, la oscuridad del lugar…
Por favor, no traten de destruir esa imagen con sus malas experiencias.
Pues nada Estrellita, deja un CV y ya nos cuentas qué tal la experiencia.
Actualmente yo trabajo en Babel; no he sufrido ninguno de los problemas antes mencionados por diversos usuarios.
De lo que se debe ser consciente es de que un negocio como La biblioteca de Babel supone un gran esfuerzo; una dedicación continua. El único problema que yo vi en Babel es que no todos sus trabajadores se comprometían con el trabajo (con perdón a los que sí): cuando sólo se quiere cobrar y punto es normal que surjan todos esos males.
Las únicas personas que he visto hablando así de ésta librería han sido aquellos cuyo trabajo dejaba mucho que desear, con perdón.
Espero que de alguna manera se apacigüen sus temples; les hará mejor.
Por supuesto que te tratan bien Rebeca, si en el tiempo de tu trabajo te dedicas a emitir odas al jefe, normal. Una dedicación continua, queda claro.
Disculpe, me parece tremendamente ofensivo que menosprecie mi trabajo de esta manera.
Me gustaría dejar claro que si se me trata bien no será porque exprese mi opinión en este sitio; se me trató bien desde el primer día. Sin embargo, encuentro en los comentarios de esta página menos respeto del que supuestamente están exigiendo.
Estrellita, en el próximo comunicado tienes que poner: Os esperamos!
Estrellita, qué egoísta la gente, mancillando los lugares únicos en que las hadas susurran, el olor a café embriaga y una persona con una deficiente comprensión lectora y probablemente una deficiente conexión con la realidad puede sentirse cercana a la cultura a través del olor de todos esos libros tan bonitos que es inútil que comprar porque una vez en casa no se sabe muy bien qué hacer con ellos. Es una lástima que la gente sólo se preocupe de hablar de explotación laboral, de sadismo, de maltrato, en definitiva de sus feas pobres y carentes de todo interés «experiencias», con lo bonita que puede ser la vida. Estoy contigo, pero super total.
¿Qué pasa Marina, te repatea demasiado que se hable bien de Babel?, o que el propietario sea un librero de verdad?
Estrellita ¿el olor? Será el olor a tabaco.
Si usted no sabe qué hacer con los libros en su casa no se qué hace hablando de librerías.
¡Santo Cielo! ¿Cómo nos preocupamos de cuestiones baladís? Si Palma es de Mallorca o no (que lo es), si el dueño fuma, si hubo dificultades en el pago de determinadas nóminas. País…
Particularmente puedo afirmar que pocos libreros y librerías he conocido de la calidad de LA BIBLIOTECA DE BABEL, la de José Luis Martínez, que su librería y negocio (tan difícil) son un ejemplo de la verdadera cultura. Que él es un tipo estupendo.
¡Cómo somos en este país! Goya nos retrató… a garrotazos. ¿Es que nunca podemos pensar en positivo, siempre tenemos que rivalizar por estupideces?
Enhorabuena, también, por el artículo y entrevista.
Mi felicitación y mejores deseos para todos.
Enrique.
¿Son cuestiones baladíes insultar y tratar a patadas a los empleados?
Completamente de acuerdo.
Es un ejemplo de cultura; tanto el dueño como la librería.
Enhorabuena por el artículo, y por el negocio.
Jo fa temps que hi vaig deixar d’anar, mai trobes el mateix personal, només aquell gras que sempre està allà amb aquella cara d’emprenyat. Per ventura s’ha equivocat d’illa.
I lo més fort: és professor ?¿¿?¿? algú m’ho pot explicar. Jo l’he vist tractar als empleats pitjor que a cans. Talment, s’ha equivocat d’illa. Mai més hi tornaré.
Mi sobrina estuvo de baja por culpa de este individuo, lo paso muy mal. No le demandamos por no volver a verle la cara y que mi sobrina se olvidara del tema. Ya han pillado al de las tapas, a ver si a este le meten un buen puro.
Su sobrina quien era? la que llegaba media hora tarde por sistema?
Conozco a Jose Luis hace mucho tiempo, tiene mucho genio y es muy exigente, el problema actual es que el ser exigente en el trabajo se confunde con malos tratos. Siempre paga, no es absoluto misógino, y es un hombre muy generoso. Lamento que algunas de vosotros hayais tenido algunos problemas, pero en la actualidad veo a todos los trabajadores de Babel muy contentos y a Jose Luis también. Me alegro por ellos, y felicito a Jose Luis por este proyecto tan hermoso.
Soy a extrabajadora 4, Blanca, no me escondo, y he de comentar en esta foro que estoy en muy desacuerdo con estos cobardes e injustos comentarios que leo. Pero claro mejor es culpar a el genio del propietario que a mi ineptitud . Mi experiencia en Babel no ha sido para nada un mala experiencia, al revés, sólo puedo estar agradecida a Jose Luis por su inagotable paciencia conmigo, por su generosidad de enseñarme este nuevo mundo que es una librería. A mi me ha pagado y no me debe nada y si me fui voluntariamente por motivos personales que no profesionales. Desearle mucha suerte.
Si un trabajador se ha sentido perjudicado tiene derecho a expresarlo, de acuerdo a su percepción. Pero la percepción es algo subjetivo y que necesariamente no implica correspondencia con la realidad.
Desde mi experiencia, (he pasado muchas horas allí) Babel no es un sitio horroroso, lleno de peligros para trabajadores, clientes y mallorquines, sino un lugar maravilloso, de encuentro, de cultura y lleno de experiencias y personas interesantes; su trayectoria así lo demuestra.. De José Luis sólo puedo decir que tiene un carácter especial, como todos lo tenemos, es sincero e imprescindible, y además es una buena persona. Las personas son buenas por lo que hacen no por lo que son, y yo a él, le he visto hacer muchas cosas buenas en su librería, con su gente, con sus trabajadores. Pero por lo visto, otros no han visto lo mismo. Atribuyen a José Luis hechos muy graves. Si es así, si esos hechos han ocurrido tal y como dicen y no son sólo una mera percepción, lo que no entiendo es por qué no lo han denunciado. Bajo mi punto de vista si una persona es «seria» no consiente un trato así sin denunciarlo. Una persona «seria» no se esconde detrás de esta «plaza pública» que es la red para arrojar piedras sobre el contrario. Mi percepción, después de valorar todo esto, es que mienten. No se lo merece, no es justo, ya lo sé, pero las cosas suceden,las buenas y las otras.
Soy trabajadora y siempre he recibido un buen trato por parte de José Luis y por la de mis compañeros, no tengo nada de lo que quejarme. De hecho me siento muy afortunada de que se me haya concedido la oportunidad de trabajar en un lugar con un ambiente tan agradable y repleto de conocimientos, es mucho lo que he aprendido y sigo aprendiendo. Esta experiencia me ha aportado mucho a nivel personal y por ello siento que algunos de los comentarios anteriores han sido injustos y faltos de argumento. Que cada uno exprese lo que considere, pero debo decir que el concepto que tengo de la tienda y de José Luis se aleja mucho de lo que anteriormente se ha comentado. Tal y como ya se ha mencionado, no estamos hablando de un negocio fácil, así que mi más sincera enhorabuena a José Luis por todo su trabajo, dedicación y por crear un lugar tan maravilloso. Salud.
En definitiva, de todo el personal que ha circulado por la librería solo hay tres que defiendan al dueño y de esas tres una es hija de su pareja. Todo un éxito. Mi más sincera enhorabuena.
Al menos los trabajadores actuales damos nombres. Los 3 primeros comentarios de (ex-trabajadora 1,2 y 3) podrían ser de la misma persona… También sé de otros compañeros que seguro que no están de acuerdo con muchos de los comentarios negativos anteriores y no creo que porque alguien sea ¨»hija de la dueña» la haga menos objetiva ya que ella ha estado trabajando en el lugar y ya ha comentado su propia experiencia. Pero en fin, no comprendo muy bien las ganas de ensuciar tanto el nombre de una persona y de su trabajo. Que cada uno piense lo que quiera pero no son más que meras percepciones como dijo Ana Rosa. Si tan horrible fue la experiencia que traten estos temas en lugares más adecuados para ello, no aquí que desde luego no solucionarán nada, al contrario, sólo sirve para crear polémica, desprestigiar el lugar y desviar el debate, aunque quizás sea eso únicamente lo que se pretende por parte de algunos, visto lo visto.
Quise poner «hija de su pareja» *
Poner «trabajador 1» o poner un nombre falso como puede ser «Luisa Garcia» es lo mismo, vamos que muchos de los que ponen un nombre en este foro puede y estoy convencida de que son falsos.
Conozco personalmente a algunas personas que han comentado positivamente y que han dado su nombre, especialmente a las trabajadoras. Aunque la verdad que a estas alturas no me va quitar el sueño si nos creéis o no. Sólo espero que los que hayáis tenido tan malas experiencias vayáis a tratarlas donde sea pertinente, que no es aquí. Y a las personas ajenas al tema que hayan leído el debate, sólo espero que no se dejen influenciar negativamente e invitarles a venir a la librería a juzgarlo por ellos mismos =). Aquí me despido definitivamente, bien orgullosa de mi trabajo y de todo lo que rodea.
PD: He cobrado el sueldo este mes, no he recibido ningún mal trato ( Y ¡ojo! que soc mallorquina) así que nada de lo que quejarme y más feliz que una perdiz. Salud.
Bonita la librería, sin duda, pero eso es accesorio.
El artículo muy bien narrado. Lo de Palma o pelma o apelmazado algo manido.
No obstante es execrable que haya malos modos para con los trabajadores, aquí y en Indochina.
Esa apología del diálogo y esa bella imagen del intercambio de opiniones la comparto, aún nunca la viví de parte del dueño, que es muy suyo de ser parco con quién le plaza, pero en tal caso debiera aplicarse aquel refrán oriental: «El hombre cuya cara no sonríe no debería abrir una tienda».
Porque de un modo u otro el encanto de una tienda no es sólo de su apariencia.
Tanto liberalismo económico habrá carcomido el ethos de los antaño generosos… No lo sé, yo también soy profesora de Filosofía y comparto el trato áspero de los de alma áspera.
Aunque quizá no soy mujer ni nada, quizá unas líneas caídas de un libro olvidado.
La negación del ocio (negotium, el origen de ‘negocio’) se muestra a veces con ese rostro poco amable, y eso cuando ultraja derechos, civilidad y civilización es difícil de maquillar aunque seas un sibarita burgués de vinos exquisitos.
Prefiero exquisitos los modales.
Obviamente la mala leche nunca ayudó a nadie a entablar conversación, conmigo jamás superó el levantamiento de cena. Eso en el añejo Lisboa (el bar de copas), con anarquistas de salón y neg-otio de aritmética abrupta y poco clara. Ese es uno de los efectos del beber, no del buen beber. Pero todos somos adictos a algo, yo como persona: a mi propia máscara. Desde mi vieja casa y mis vivos recuerdos.
Preciosa librería, me encanta. Voy bastante a menudo y no he notado nada de mal rollo. El propietario siempre conmigonmuy atento y me ha aconsejado muy buenos libros. Y eso no tiene precio. Seguiré paseándome por esa fantástica librería .
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Alucino con algunos comentarios, pero la verdad es que hace un año que voy y me parecen todos encantadores. De ese mal rollo no he notado nada.
Babel sin duda es la mejor librería de esta isla. Un lujo tener este espacio entre Zaras y calcedonias . Felicidades por el artículo!
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