Ana Maiques es un potente y poderoso soplo de aire fresco. Cofundadora de Starlab, una de las compañías tecnológicas más punteras de España —han desarrollado, entre otros, un producto para reducir e incluso eliminar los dolores de enfermedades como la fibromialgia— nos va a sorprender con su arrollador optimismo, la enorme capacidad de trabajo que se le adivina, la seguridad con la que habla de lo que hace y de todo lo que queda por hacer. Mujer con las ideas claras, franca, rotunda, de una inteligencia diáfana y un gran sentido del humor, está convencida de que lo que importa, además de tener sueños, es el saber ponerlos en marcha. Y nos va a contar cómo lo han hecho, todo lo que han conseguido durante estos doce años desde que se quedaran con la filial barcelonesa de la desaparecida compañía Belga en la que trabajaban. «Mi principal reto es probar que la ciencia puede ser un modelo de negocio, devolver a los científicos su importante papel en la sociedad y convencer a las compañías de que inviertan en proyectos de investigación a largo plazo».
Un mundo mejor es posible. Solo hay que ponerse manos a la obra.
Vuestro proyecto empresarial arranca con la suspensión de pagos en 2001 de una empresa belga en la que trabajabais. ¿Cómo os decidisteis a quedaros con la empresa? ¿Cuáles fueron las fuentes de financiación?
Ninguna. Giulio Ruffini, mi marido, y yo trabajábamos para una empresa Belga que estaba en Bruselas, en un castillo estupendo, a las afueras. Comíamos bogavante; vivíamos como reyes. Era un proyecto muy bonito de un visionario bastante arriesgado. Decía que si pones en un castillo a los mejores científicos de las distintas disciplinas y les inyectas dinero durante mucho tiempo, de ahí saldrán las tecnologías del futuro. Estaba muy bien. Pero, claro, se necesitaba mucho dinero durante muchos años. Coincidió con la caída del Nasdaq en el 2.000. Acabó en quiebra absoluta. Recuerdo cómo precintaron el castillo donde vivíamos. Esa imagen luego nos ha ido muy bien. Te das cuenta de lo volátiles que son las empresas, hasta cierto punto. Entonces, cuando hemos tenido dinero hemos sido muy cautos, nos acordábamos de ese episodio, lo hemos tenido presente. Creo que para un emprendedor vivir una quiebra es una gran enseñanza.
Cuando pasó esto teníamos dos opciones: o irnos a casa con el finiquito o pensar en lo que habíamos trabajado en la filial de Barcelona y comprar la empresa al estado belga, redefinirla. Recuerdo ir a empresas de capital riesgo donde presentaba el proyecto (nos habíamos quedado sin un duro) y me decían: “es que tu proyecto tiene mucho riesgo”. Fueron al final los friends, family and fools. Fue así como refundamos el proyecto.
De la empresa belga con qué os quedasteis, ¿con la tecnología que se estaba desarrollando?
No. Nos quedamos con lo que se estaba haciendo en Barcelona. En esta filial nosotros éramos el equipo directivo con otro socio. Nosotros lo que le planteamos al estado belga es que nos quedábamos con esta filial catalana, con todas las patentes que tenía, etc.; lo que habíamos desarrollado nosotros y nuestros colaboradores.
En España, cuando una empresa entra en suspensión de pagos, los administradores judiciales la esquilman. ¿En Bélgica funcionan de otra manera?
La verdad es que yo no tengo mucha experiencia en esto. Ocurrió hace doce años y era la primera vez que me encontraba con una situación como esa, pero es verdad que sí recuerdo que era muy fácil hablar con la empresa intermediaria a la que se había asignado para llevar a cabo todo el proceso. Compramos la compañía con sus deudas, el activo y el pasivo. Fue una negociación que no recordamos ahora como algo especialmente farragoso.
Qué es más importante para el proyecto: ¿las ideas o la gestión y puesta en marcha de esas ideas?
Este es un debate que me encanta. Siempre digo que un emprendedor tiene que tener visión, ejecución y pasión. Entonces, la parte para mí más importante es la de la ejecución. Porque no somos tan listos. Para cada uno que tiene una buena idea aquí hay cuarenta más en el mundo también superlistos que tienen la misma idea. ¿Y por qué unos triunfan y otros no? Yo entiendo que el secreto está en la ejecución. Y la pasión en realidad a lo que te ayuda es a superar los obstáculos. Pero el valor de las ideas, me parece a mí, está muy sobrestimado. El auténtico valor está en la ejecución brillante de esa idea.
¿El hecho de instalaros en España tiene relación con que como gestora conocieses mejor los temas fiscales y administrativos de nuestro país?
Sí… Y en el momento en que se tomó la decisión de instalarnos en Barcelona también fue porque es una ciudad capaz de atraer mucho talento. Es una ciudad donde a la gente le gusta vivir, preciosa, y es un buen polo de atracción de talento. Muchas veces me pregunto cómo no somos capaces de explotar eso más. Si creásemos un entorno económico favorable, cuántas empresas alemanas, o de otros sitios, se vendrían a trabajar aquí. Cómo es posible que no seamos capaces, con la calidad de vida que tenemos, de atraer el mundo económico.
Ahora está pasando al contario: las empresas se están yendo de Cataluña.
Si, sí. Y de España.
Sois una empresa que innováis en ciencia y tecnología. Resulta sorprendente que vuestros campos de actuación sean disciplinas tan alejadas como la neurociencia y las observaciones de la tierra desde el espacio. ¿Cómo confluyen estas dos líneas de trabajo en una empresa?
Creo que tiene que ver con la visión de Giulio, el director, y de todo el equipo de que son áreas inmaduras. Es decir, tanto el sector espacial como la neurociencia son grandes focos de desarrollo tecnológico que están en fase incipiente. Hay mucho por hacer. Y, además, el polo de unión es desarrollar sensores innovadores, pero sobre todo el procesamiento de datos. O sea, todo lo que es el desarrollo de conocimiento, procedimiento de datos, desarrollo de algoritmos, las matemáticas que hay detrás. Ése es el nexo de unión, que es muy similar en el fondo, porque te da igual desarrollar un algoritmo buscando patrones en un radar espacial que en el electroencefalograma espacial. Por eso las ciencias básicas son tan importantes.
Hoy me preguntaban por qué no hay más mujeres científicas. Y, hombre, es que habría que animar a la gente a hacer matemáticas, y física. Porque si no, no puedes crear ese nexo de unión.
En neurociencia habéis desarrollado un interface denominado Enobio para monitorizar EEG de forma inalámbrica. ¿Qué aplicaciones prácticas tiene? ¿Hacia dónde evoluciona?
Básicamente tenemos dos tecnologías: una lee la actividad cerebral y otra estimula la actividad cerebral. Enobio es inalámbrico, fácil de utilizar, no necesitas de un experto. Las aplicaciones que tiene son o bien la detección de, por ejemplo, crisis epilépticas, o estados cerebrales en una sala de urgencias… También tenemos un programa para niños con hiperactividad. Si tienes hiperactividad y tienes que tratar con esa patología nosotros te mostramos la banda de frecuencias en las que tienes que trabajar; el niño, controlando un pececito, por ejemplo, aprende a controlar esa hiperactividad.
¿Os han pedido usuarios finales Enobios para familiares en estado vegetativo o tiene en todo caso que estar supervisado por un médico?
Nos han pedido muchos los aparatos tanto para leer como para estimular. Y contestamos: No. Es decir, nosotros no vendemos dispositivos al cliente final porque entendemos que es un uso científica y clínicamente sofisticado y no tiene sentido. Un usuario final no sabría sacarle partido.
Ahora en el SONAR lo que sí hemos hecho es ceder unos enobios para un día al que llaman el music day. Hemos abierto el código de los enobios y la gente lo que ha hecho es o sonificar las señales cerebrales, hacer música, o controlar, por ejemplo, unos bongos con unos sensores con la actividad cerebral. La gente que los está comprando para Brain Computer Interface, que es para controlar máquinas, lo hace también a través de universidades. Siempre gente que es más o menos experta.
También comercializáis productos neurocientíficos de otras empresas como BIOSEMI, que es otro sistema de monitorización de EEG. ¿Qué diferencias hay entre ambos? ¿Qué os mueve a distribuir otros productos similares al vuestro?
Esto lo empezamos cuando no teníamos producto propio. Es complementario, porque en realidad BIOSEMI tiene muchos canales y hay gente a la que los canales que nosotros le ofrecemos se le queda corto. Como nuestro foco más importante es el procesamiento de datos nos pareció una buena idea el distribuir otro sensor con más canales para tener acceso a esa base de clientes.
Otro producto revolucionario es Startism, capaz de inducir corrientes eléctricas y magnéticas en el cerebro mediante estimulación intracraneal para reducir o eliminar dolores o enfermedades como la fibromialgia. ¿En qué se basa la tecnología?
Esta tecnología parece un poco freak pero no consiste en la inyección de corrientes eléctricas de bajo voltaje en el cerebro. Lo que hago es que pongo un ánodo y un cátodo y paso la electricidad de uno a otro. Esto tiene un efecto excitador de la actividad neuronal o inhibidor, hace que las neuronas disparen más o menos. Así, por ejemplo, en caso de un ictus, cuando te has quedado afectado en la zona motora, si yo te estimulo el cerebro mientras tú estás haciendo una terapia motora te rehabilitas más rápidamente, es como si tuvieras un amplificador en el cerebro de ese estímulo. El concepto es bastante sencillo y abre un horizonte, interaccionar con la mente. Hasta ahora todos los tratamientos son farmacológicos o químicos y no hemos avanzado en el desarrollo de nuevas terapias científicamente demostradas para tratar o diagnosticar enfermedades y a mí me parece que la estimulación cerebral va a ser un campo de futuro.
¿Tenéis patentados los procesos?
El hardware, el dispositivo de estimulación, con una inversión de capital considerable y un poco de tiempo es copiable. Donde somos fuertes es en los protocolos de estimulación para cada patología, dónde colocar los electrodos, con qué intensidad… Tenemos un consejo asesor con los mejores científicos por este motivo. Hemos desarrollado además cosas tan chulas como modelos matemáticos 3D de cómo se modelan los campos eléctricos en el cerebro. Si tienes una lesión cerebral que quieres atacar te hacemos una simulación en 3D de cómo puedes hacerlo.
Una de las cosas que hemos visto en el modelo de negocio del estimulador es que lo que queremos es que el paciente, tras un periodo de usarlo en el hospital, se lo pueda llevar a casa para seguir con el tratamiento. Hemos creado una plataforma de telemedicina que además nos va a ingestar todos los datos de los pacientes.
¿Qué feedback estáis recibiendo de los médicos que lo utilizan?
La verdad es que el feedback es buenísimo. Nos reconocen que es a día de hoy el mejor dispositivo de estimulación que hay en el mercado mundial. Pero es cierto que al ser una tecnología muy innovadora tenemos que hacer una labor explicando, contando cómo es… No todos lo ven inmediatamente.
En una reciente entrevista a Diego Redolar, nos comentaba que Israel está desarrollando tecnologías de estimulación intracraneal no solo para la corteza cerebral sino en zonas internas del cerebro. ¿Tenéis en perspectiva hacer algo similar?
La dificultad que nosotros tenemos es que como nuestra tecnología es no invasiva, es decir, estimulamos desde fuera del cerebro, en principio solo podemos atacar patologías que estén en la zona cortical, en la zona más externa del cerebro. Hay proyectos de investigación que están intentando ver si puedes llegar a zonas más profundas. Es un área de futuro, ¿seremos capaces algún día, con la estimulación eléctrica no invasiva de hacer lo mismo que ahora hacen en la implantada para párkinson? De momento no es posible.
¿Estáis trabajando sobre ello?
Tenemos algún proyecto de investigación, intentan ver realmente hasta donde podrías llegar.
El hecho de que vuestra línea de negocio de neurociencia lo hayáis derivado a una nueva empresa, Neuroelectrics, con los mismos accionistas, ¿es una estrategia de crecimiento? ¿Tenéis pensado involucrar a nuevos socios?
Siempre ha estado en el modelo de negocio de Starlab; es una empresa de investigación y desarrollo y, como tal, lo que tiene que hacer es investigar y desarrollar tecnologías. Nuestra misión es que tenga impacto en la sociedad, que al final se trasforme en un producto o servicio lo que hacemos. Entonces, lo más sano para la empresa es hacer un test de mercado. Si ves que tiene potencial, que vas a vender, creas una comercial cuyo foco objetivo y cultural es comercializar esas tecnologías. Esperamos que estas spinoffs alimenten la empresa de I+D para comprar la libertad de investigar sobre los temas que nos parezcan más interesantes a largo plazo. Ahora mismo investigamos en lo que nos paga la agencia espacial europea, en los proyectos de la comisión… pero a mí me gustaría en el futuro que nuestros muchos éxitos comerciales nos permitan alimentar una empresa privada de I+D que de por sí es algo muy complejo de conseguir. Por eso, hacer spinoffs donde la cultura sea puramente comercial y donde puedas incorporar socios solo para esa aplicación tiene más sentido que no dejarlo dentro de Starlab.
¿Os han pedido estudios de neuromarketing asociados a lo que estáis haciendo?
La verdad es que tenemos un partner finlandés que hace mucho neuromarketing, ellos son más expertos. Sí hemos intentado ver, sobre todo en España, si había mercado. Pero no hemos tenido mucho éxito en neuromarketing. Creo que no hay mucha demanda, y nosotros hemos elegido el sector médico, pero nuestros socios finlandeses, ya digo, tienen todo el software, están trabajando mucho en el norte de Europa, sobre todo.
Ahora hay una revolución en la adquisición de datos con las RMf y los TEP. ¿Estáis pensando en complementar con ellas vuestros productos?
Nosotros lo que hemos hecho es un software de simulación de campos eléctricos en el cerebro. Si tuvieses la resonancia magnética de un paciente en concreto lo ideal sería que la integrases en nuestro software, pudieses ver la lesión concreta de ese paciente y hacer un protocolo. La imagen la vemos como una personalización, utilizar esa imagen para atacar una patología con estimulación o con lectura. Pero no es un tema donde nosotros nos vayamos a meter.
¿Por qué vuestra página web está SOLO en inglés?
Pues porque, verás, la verdad es que alucinarías: internamente todos los mails son en inglés, todas las reuniones son en inglés. Si estamos tres españoles o tres catalanes en una sala estaríamos hablando en inglés. Ha sido un tema cultural de la empresa que está arraigado desde el día 1. Si tu base de clientes es toda internacional y quieres atraer talento internacional tienes que ser una empresa de habla internacional. Y yo entiendo que los españoles tienen que aprender más inglés, las películas no se deberían doblar…
En vuestra página indicáis que vuestros productos de neurociencia son solo para investigación y no para aplicaciones médicas. ¿Es una cuestión administrativa difícil de resolver?
Pues igual está mal, pero tanto Starstim (estimulador neuronal) como Enobio (lector electroencefalografía) tienen el certificado de uso clínico en Europa. El problema es que no estamos certificados en Estados Unidos, porque el regulatorio americano es muy complicado. Ahora hemos abierto una empresa en Boston y uno de los escollos más importantes que tenemos es pasar el regulatorio de uso clínico en Estados Unidos.
Vuestros trabajadores publican papers en revistas de investigación, lleváis los resultados a productos comercializables en muy poco tiempo… ¿Es quizá esa una de las razones de vuestro éxito?
Una de las razones de nuestro éxito es hacer algo tan complejo como la famosa llamada trasferencia tecnológica. Pasar de la investigación más o menos básica al producto es un dolor de cabeza, es muy complicado. Las habilidades y la cultura que necesitas para ir de un lado a otro son muy complejas. Hemos aprendido a hacer algo que es muy difícil: investigar y llegar a un producto robusto, escalable y comercializable. Nos ha costado doce años. A mí me encanta una cita de Steve Blank: “Una star-up es una organización temporal buscando su mejor Business model” .
¿Tenéis transferencia tecnológica desde la Universidad Española? ¿Cómo son las relaciones de Starlab con la Universidad?
Por ejemplo, trabajamos en proyectos europeos con un montón de universidades, no solo españolas. Creo que el nivel de las universidades aquí es buenísimo, no tengo ninguna queja, mucha gente de nuestro equipo viene de universidades españolas. Pero sí que es cierto que les falta un poco de mentalidad empresarial. Negociar con una agencia de trasferencia tecnológica una explotación comercial es un proceso tan largo que más vale que abandones, se quedará obsoleto el proyecto cuando acabes (risas). No están preparadas, les falta cultura empresarial. En las universidades anglosajonas o americanas hay fotos de los fundadores de Facebook, por ejemplo, o de otras empresas relevantes. Aquí ni se te ocurra hacer esto. Y es una pena, porque técnicamente son buenas.
En una entrevista reciente al vicerrector de TT de la US nos comentaba que la empresas tenían dificultades para contratar doctores, ¿es vuestro caso? ¿A qué creéis que es debido?
Creo que deberíamos valorar más a nuestros científicos. Tú pones una foto de Messi o de Villa y todo el mundo sabe quién es. Pones la de un científico de primer orden, un buen empresario o un buen emprendedor, y la gente no los conoce. Es una cuestión de cultura. Hay gente haciendo cosas extraordinarias, gente que pasa desapercibida.
¿Qué es la Human-Computer Confluence? ¿Qué aporta Starlab?
Es un proyecto de comunicación cerebro-máquina. Nosotros lo que aportamos es cómo desde el electroencefalograma puedes controlar máquinas. Es decir, al final, si te pusieses un gorro y fueses capaz de pensar derecha, emitir una onda y luego con un ordenador codificarlo para controlar una máquina, tendrías una nueva manera de interacción. Si además puedes intentar medir las emociones o el estado de ánimo de quien controla puedes adaptar ese entorno a la percepción de la persona. Es una nueva manera de interaccionar máquinas y humanos.
El Human-Computer Confluence HC2 es una plataforma de comunicación entre todos los proyectos europeos a nivel de interacción hombre-máquina.
¿Y el Gfg2 project?
Este es un proyecto del área de espacio mas el área de medio ambiente. Son proyectos que están financiados por la Comisión Europea, que es un gran motor de I+D a nivel europeo. Hemos ganado un concurso con otros Partners.
Otra de vuestras líneas de investigación y comercialización es el análisis por satélite de la tierra, océanos, montañas. ¿Qué aplicaciones prácticas tiene vuestro software?
Te daré ejemplos prácticos. Desde el satélite, por ejemplo, cogemos información, la procesamos… para medir la calidad de las aguas de las playas de Barcelona. Luego estos datos los cuelga el Ayuntamiento en su web. En la agricultura tenemos unas sondas que ponemos en la tierra que combinamos con datos del satélite y les decimos a los agricultores cómo regar. En Chile, en Endesa, medimos la nieve para incluirla en los modelos de gestión del agua para la gestión de energía hidroeléctrica. Si sabes cuánta agua se va a generar en el deshielo puedes predecir mejor el volumen de energía que vas a poder generar. Son ejemplos prácticos de cómo la información que te proporciona el satélite se puede aplicar a cuestiones del día a día.
En España tenéis clientes de la administración pública, como las empresas de aguas. ¿Con la crisis han prescindido de vuestros servicios?
En España todo es muy difícil y se mantiene lo que se puede… Pero nosotros trabajamos en Latinoamérica, Inglaterra y en otros países.
¿En qué otras tecnologías tenéis puesto el punto de mira para vuestra exitosa conversión de la ciencia en servicios?
De momento, yo creo que con el área de espacio y neurociencia nos queda un largo camino aún por recorrer. Ahora mismo abrir otra brecha… Entiendo que lo que toca en este momento es hacer una labor de seguir trabajando, profundizar. Aunque es cierto que tenemos ideas para otras áreas y, a su debido tiempo, cuando los proyectos actuales estén mucho más consolidados, las abriremos. Hay mucho por hacer. Son ideas que irán más por el campo de la salud, también el procesamiento de datos inteligente.
¿Qué son las summer school?
Atraemos estudiantes de toda Europa a aprender de los expertos de una cierta tecnología, sea en neurociencia o espacio. Una tarea importante es la tarea divulgativa, hacer que los jóvenes, que son el futuro, se animen y aprendan de los expertos.
En una entrevista reciente comentabas que la percepción de los jóvenes en EE. UU. es que son dueños de su destino en un 75% de los casos; en España la medida se ha hecho al revés y el 83% de los españoles piensa que su futuro no depende de ellos. ¿A qué crees que se debe?
Este dato me impresiona mucho. Creo que los jóvenes están muy bien preparados, sobradamente. Creo que es cultural esto. No sé si ha sido la política, la religión. No sé decirte dónde está el origen, pero ha habido una especia de cultura del subsidio que ha hecho que esta percepción de que será un tercero el que va a sacarme del hoyo. Y la cruda realidad es que el único que te puede sacar del hoyo eres tú mismo.
En estos tiempos líquidos, que dice Bauman, ¿se puede plantear de inicio un plan de negocio a largo plazo?
Yo creo que sí. A ver, los planes de negocio siempre empiezan siendo piezas de papel. Luego cambian. Pero es importante tener una visión a largo plazo. Uno de nuestros problemas es pensar muy a corto. Creo que hay que tener una visión de largo y ambiciosa, y luego tener un plan de ejecución a corto.
¿Qué diferencia hay entre emprendedor y empresario?
Hombre, esto es una pregunta que se hace y yo, la verdad, emprendedor, después de doce años… Conozco empresarios que han hecho cosas extraordinarias. Ser un líder mundial saliendo de cualquier pueblo español. El ejemplo de Inditex: un señor como Amancio Ortega que ha levantado un imperio; en cualquier parte del mundo hay un Zara. Me hace ilusión, es para estar orgulloso. Esta concepción del empresario como explotador creo que hay que cambiarla, porque no es nada fácil hacer lo que personas como él han hecho. Debería ser un orgullo. Si no, los jóvenes no van a querer ser ni emprendedores ni empresarios. El objetivo en realidad no es ganar dinero. Tú persigues un sueño, y supongo que si lo haces bien ganas dinero, pero, en realidad, no es el dinero lo que mueve al emprendedor.
Trabajas con muchos científicos, algunos de ellos físicos. ¿Te sientes como Penny en The Big Bang Theory?
Bueno, me he casado con uno… (risas) No, a ver, creo que es un lujo trabajar con gente que sabe tanto, de la que tienes tanto que aprender y que tienen esta manera de ver las cosas tan fuera de la caja; piensan que las cosas pueden cambiar y te enseñan muchas cosas.
¿Cuál ha sido la última novela que has leído?
A Wrinkle in Time, de Madeleine L’Engle, un clásico de ciencia ficción para todos los públicos donde la heroína es una chica; una excelente manera de acercar a chicos y chicas al mundo de la ciencia, las matemáticas, el viaje en el tiempo y valores como el coraje y el superar los obstáculos.
¿Cómo te gustaría despedirte?
Tal vez con el mensaje de que tenemos que aprender a vendernos mejor. En España hay gente muy capaz. Yo ahora voy a Estados Unidos unas semanas, voy con frecuencia, y tampoco es que sean muchísimo mejores… pero sí están muy bien organizados. Creen en el “We can”. Creo que el nuestro es un problema cultural. Allí te encuentras con españoles en puestos muy importantes, es como para estar orgullosos: ¡si nos lo creemos, también podemos!
Fotografía: Jorge Quiñoa
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Para quitar la imagen del empresario explotador habría que empezar por deshacerse de los empresarios explotadores.
Amancio Ortega comenzó de sastre en un pueblecito gallego, luego fue emprendedor, empresario, millonario y después… deslocalizó el trabajo al sudeste asiático. ¿Qué beneficios le aporta a España, a los españoles, que este tío sea compatriota en lugar de, pongamos, finlandés o chino? Como cualquier muchimillonario apenas tributa, así que lo único reseñable son los sueldos de los diseñadores que aún trabajen aquí, y los sueldos (que me imagino no muy generosos) que cobren las jovencitas que trabajan en las docenas de sucursales de Zara.
Pregunta a un coruñés lo que pasaría si Inditex se marchara de Arteixo con sus diseñadores, su logística y los «pocos impuestos» que paga, y tendrás la respuesta sobre los beneficios que aporta.
Pregunta también si dejan o no beneficios en Galicia las nuevas tiendas que en todo el mundo se abren y se acondicionan con material y mobiliario adquirido en origen…
Tiendas que se abren y acondicionan con obreros venidos siempre de Galicia, por cierto
Yo conozco a un camionero que trabaja para Inditex. No hace ni dos meses fue de Arteixo a Bélgica, con un camión cargado de mobiliario para la nueva tienda que abrían allí.
Por eso he dicho que «lo único reseñable son los sueldos de los diseñadores que aún trabajen aquí». El trabajo que no ha deslocalizado es el que aún tiene alguna importancia para los españoles (gallegos, principalmente).
Como decía el presidente de Intel, está muy bien eso de decir que nos llevamos los trabajos de bajo nivel al tercer mundo pero dejamos los cerebros en USA. El problema es que hacen falta muchos obreros por cada diseñador de chips (o muchas costureras por modista).
No me cabe duda que la mitad de Arteixo, o más, vive directa o indirectamente de Inditex. No me cabe duda de que si las prendas se hicieran en España, sería media Galicia.
Si las prendas se hicieran en Galicia serían tan poco competitivas que un par de meses Zara dejaría de ser competitiva y entonces no habría puestos de trabajo ni aquí ni allí.
Ojalá tuviéramos en España a 100 tíos más como Amancio Ortega, Juan Roig, Villar Mir, José Soriano… etc
No te creas la propaganda del ultracapitalismo. En una revista americana de economía y ciencia se analizó la cadena de distribución de Apple para llegar a la conclusión de que los i-Cacharritos (iPhone, iPad, iPod, etc…) podrían fabricarse en EEUU… pero Apple ganaría 100$ por iPhone en lugar de los más de 200$ que saca ahora.
Por supuesto, se generarían miles de trabajos de ciudadanos norteamericanos, trabajos que ahora se crean en China, pero eso a los dueños y accionistas de Apple se la suda. El dinero no es nacionalista.
Con Inditex pasaría lo mismo. Se puede producir íntegramente en España, pero claro, entonces Amancio sólo tendría veinte o treinta millones de euros en lugar de cuarenta mil millones.
Y por cierto, hoy viene en «el país» un artículo que dice que Hacienda le reclama 33 millones de impuestos que se las había arreglado para no pagar…
Si Apple ganase 100$ por gadget, los inversores correrian hacia Samsung. Invertiria menos en I+D y, a largo plazo, desapareceria. Y miles de chinos se quedarian sin trabajo.
La diferencia que obviáis quienes no habéis querido entender y por tanto criticar el sistema capitalista, es que ese modelo es autodestructivo.
Incluso un capitalista Keynesiano sabría responder que los salarios más altos en los países desarrollados producirían una mayor distribución de la renta, que a su vez incrementaría el total de beneficios que empresas como Apple podrían ganar. Más ventas, menos ingresos por unidad, igual beneficio. Para ello hace falta inversión, generalmente pública, que posteriormente produce la inversión privada.
El planteamiento keynesiano por supuesto choca con los límites medioambientales del planeta, pero al menos es un reconocimiento capitalista de los problemas del sistema capitalista, no es la iniciativa privada quien solventan el problema de un sistema cíclico y antisocial.
Decir que necesitamos más Amancios Ortegas en este país muestra un profundo desconocimiento del terreno político y económico. La deslocalización nos empobrece a todos a la larga, porque esos trabajadores de las fábricas deslocalizadas viven de los salarios cada vez más mediocres del mundo desarrollado. No entiendo como mis colegas científicos no son capaces de visualizarlo. Lo que hace falta en este país es un nivel cultural y político a la altura de los conocimientos técnicos que estamos adquiriendo.
Aporta 54.000 puestos de trabajo y unos 800 millones de € en impuestos
El problema es que esperamos que haya un empresario bondadoso que fabrique en España aunque sea mas caro o que pague mas impuestos aunque pueda evitarlo legalmente. Eso no existe, lo que hay que hacer es promulgar leyes que hagan que eso no sea posible, eliminar las SICAVs y demás «trampas legales». Si esperamos que eso parta del empresario ya podemos esperar sentados, nadie en su sano juicio está dispuesto a reducir sus beneficios si tiene una alternativa legal de no hacerlo.
Veo que se ha perdido ya toda esperanza de que haya alguien bondadoso (empresario o no) o tal vez es que usted trata de justificar su talante amparándose en:
«nadie en su sano juicio está dispuesto a reducir sus beneficios si tiene una alternativa legal de no hacerlo»
Seguramente pertenezca usted al honrado gremio de pragmáticos unidos, esos que piensan, faltaría más, que para reducir sus beneficios sería obligado estar como una cabra. Y mi pregunta sería: ¿Cuánto dinero hay que amasar antes, para poder llegar a pensar un día en dejar de ganar algo para favorecer a terceros? Ya le contesto yo: Lo cierto es que para muchísimas personas, la mayoría tristemente, nunca llegaría ese momento.Y eso tiene un nombre: CODICIA, codicia sin mesura, de los que nunca tienen bastante, además del deseo enfermizo de destacar socialmente a cualquier precio.
A veces, comento con familiares y gente allegada que si me cayeran alguna vez esos cien millones de euros (con mucho menos también se podría hacer) que a veces se lleva algún afortunado en los Euromillones, mis hermanos pasarían a ser ricos, y mi numerosa familia no volvería a tener problemas económicos. Pues bien, las miradas de incredulidad, sorna, e incluso desprecio, que he llegado a percibir, me ponen sobre la pista de lo que ellos harían en mi lugar.
Por desgracia, es algo que observo contínuamente en mi entorno, y no hace falta ser empresario para ello.
Coincido con mi tocayo. Un empresario de una empresa pequeña quizá pueda permitirse hacer lo correcto y tributar lo que debe al tiempo que paga sueldos decentes a sus empleados. En una empresa mediana o grande es más difícl, llamas demasiado la atención y te expones a que te compre o te aniquile una empresa más grande, a menos que tengas músculo financiero suficiente como para defenderte. Y músculo financiero significa maximizar ingresos como sea y ganar en volumen.
Evitar impuestos, externalizar trabajo, contratar en negro… lo que sea. Con que una empresa lo haga toda la competencia queda desnuda y expuesta, así que las iniciativas tienen que venir de las leyes. No puedes confiar en el buenismo de los empresarios, no porque no lo puedan ser, sino porque los buenos mueren jóvenes.
Totalmente de acuerdo.
«En España, cuando una empresa entra en suspensión de pagos, los administradores judiciales la esquilman. ¿En Bélgica funcionan de otra manera?»
Entran en concurso de acreedores, son administradores concursales y normalmente vienen ya esquilmadas de casa.
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¡Buenismo! ¡Leyes! En seis legislaturas “socialistas”, ¿cuántas leyes buenistas han conseguido crear puestos de trabajo realmente permanentes?
¿Alguna vez se le ha ocurrido pensar, Rafa, que, en un mundo irreversiblemente globalizado, lo único que no sale de sus fronteras, antes bien se enroca en ellas y aún quiere hacerlas más estrechas, es la lucha sindical?
Bueno, el espectro cadavérico de lo que antaño fue la lucha sindical… ¿Ha visto usted a un sindicato europeo que se haya planteado alguna vez siquiera en sus programas la mera idea de exportar derechos sindicales al sudeste de Asia? Pero ya me imagino que me dirá usted: vaya, un bolchevique trasnochado que aún cree en el internacionalismo proletario…
La que desde luego no cree en él es ese engendro que se autodenomina «izquierda». Y la que menos, la de esta parte de la península Ibérica que se avergüenza de llamarse España…
Cierto. Personalmente creo que todo el sistema laboral (y el impositivo) se solucionaría sencillamente haciendo que el máximo incremento de patrimonio personal a cuenta de una empresa u organización (evito la palabra «sueldo» porque debería incluir cualquier tipo de retribución existente o por inventar) no pudiese ser más de X veces mayor que el mínimo.
En román paladino: que el más cobre de una empresa no pueda cobrar más de X veces que el que menos, con X variable según el tamaño de la empresa, pero no más de 20 en términos realistas. Y deberían entrar subcontratas en el baremos del cálculo.
Para mí que eso solventaba el paro, las externalizaciones y la globalización, todo a la vez. Si lo máximo que puedes ganar al año es 10 veces lo que le pagas al becario que acaba de entrar (o peor aún, al bengalí que está cosiendo 12 horas al día en un almacén a punto de derrumbarse) más vale que empieces a contratar más y pagar mejor. Y si tienes que contratar más y pagar más, te molestarás en contratar lo mejor que puedas, para no tirar el dinero.
Para las empresas pequeñas y medianas no influiría mucho, porque no hay mucho emprendedor que gane el triple que sus empleados, pero crearía una sociedad mucho más equilibrada. Creo que fue Rousseau el que dijo que una sociedad igualitaria no era una en la que todos son igual de ricos, sino una en la que nadie es tan rico como para comprar a otra persona, ni tan pobre como para tener que venderse.
Dios mío, por fin un debate sobre la globalización, al menos en los comentarios, que no en el artículo que va de emprendedores y alta tecnología (vaya, como Alemania).
He visto entre los comentarios más reflexión sobre el tema de la que suelo leer en la prensa internacional.
El globalismo se planteo desde unos pocos puntos de vista, patentes, respeto a la propiedad intelectual, no apoyo al dumping y pocos más, todo muy capitalista.
Para nada entro respeto a los derechos humanos (trabajo infantil), a la seguridad en el trabajo (caso de la fabrica derrumbada en Bangladesh), a las condiciones del trabajo (si, tambien en horas y vacaciones, caso de Foxcom), al medioambiente (Bopal en India)
En fin que jugamos con las cartas marcadas y así no se puede competir, a no ser que seas un top en lo que haces como es el caso de la empresa entrevistada.
A mi lo que me parece curioso es que esta chica esté tan convencida de que «querer es poder», de que somos totalmente dueños de nuestro destino… cuando ella misma cuenta que su empresa, inicialmente, sólo pudo fundarse gracias a la ayuda económica de amigos, familia y «tontos» a los que convencieron para poner su dinero. Convendría que se preguntara qué habría pasado si no hubiera tenido esa familia/amigos que la ayudaron en sus inicios.
Salva, en un país en el que el objetivo del 90% de los estudiantes de Empresariales NO es montarse su propio negocio, sino llegar a ser CEO de una multinacional… huelgan los comentarios.
Autocastración, creo que es el término freudiano.
«Para un emprendedor, vivir una quiebra es una gran enseñanza»… la escuela de la vida y el aprendizaje empresarial «a palos», muy bien. Pero tras una quiebra, además de la valiosa lección que extrae -y no siempre- el emprendedor para su próxima aventura, queda la ristra de proveedores impagados, trabajadores sin cobrar, aportaciones del Fogasa (que somos todos) y los agujeros en el tejido empresarial. Dicho de otro modo, que de un tiempo a esta parte estamos sacralizando a la desesperada la figura del «emprendedor» (¿qué fue de la palabra empresario?) y tomando la economía como su campo de juego exclusivo, lo que implica presumir que todos los demás hemos sido reducidos a objetos intercambiables en el juego, y que lo más que podemos esperar es que el «emprendimiento» nos reanime o nos redima… Por reducción al absurdo: ¿será más sabio el emprendedor que más veces haya quebrado?… ¿debería poner al frente de mi empresa a alguien que se haya hundido cuantas más veces mejor?… ¿llamo a mi casa para arreglar el lavabo a un fontanero célebre por haber causado inundaciones y haber sido incapaz de detener fugas en otras viviendas? Todo esto es un pastiche del peor discurso neoliberal, el lenguaje exacto que hablaban los ejecutivos de Lehman Brothers, la jerga en que contaba sus chistes de sobremesa Bernie Madoff. No vamos a aprender nada de todo esto, porque todo esto es un elaborado programa de desaprendizaje, una religión con sus santos emprendedores, sus mártires quebrados y sus inquisidores.
Excepto en la querencia por Amancio Ortega, del que nomenciona las condiciones en las que trabajan sus empresas en Asia, me parece una buena perspectiva. Starlab tiene mérito. Zara, en su desmesura, no.
Hubiera sido interesante preguntarle a la entrevistada si la tecnología que utiliza no desarmoniza el campo electromágnetico del paciente.
Lo pregunto porque todos los aparatos electricos generan estos campos, y al interactuar con el nuestro lo desarmonizan provocando a corto, medio o largo plazo enfermedades.