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El sueño de mi desvelo

El sueño de mi desvelo

 El sueño de mi desvelo. Historias nocturnas e imborrables de la NBA
Antoni Daimiel
Córner

Los que nos aficionamos a la NBA bajo la tutela de Ramón Trecet vimos con recelo y profunda decepción que la retransmisión de la liga americana pasara a una cadena de pago. Lo que para algunos era el aliciente definitivo para abonarse a Canal Plus, otros lo tomamos como un ataque personal y engendramos cierto odio hacia la emisión codificada. Pero la pasión por el baloncesto norteamericano era superior al bloqueo ideológico y la resistencia pasiva se vio finalmente doblegada por el ansia de ver a todas aquellas estrellas del baloncesto de los 90 que nos entraban por los ojos mediante las revistas especializadas en basket, ya que la presencia en los informativos televisivos era anecdótica, reducida al All Stars o la Final. Así pues, derrotado, tuve que pedir a algún amigo que me pasara cintas de VHS con los partidos que grababa por la noche para verlos al día siguiente (como hacían tantos otros, incluido Marc Gasol, que lo reconoce en el prólogo del libro). En una de esas cintas, no recuerdo en qué partido en cuestión, descubrí a Antoni Daimiel, que con cara de no haber dormido en semanas y discurso sosegado, apuntaba acertadamente datos de todo tipo y anécdotas de la trastienda de la NBA, con un punto de ironía muy de agradecer, sirviendo de contrapunto ideal al torrente verbal de Andrés Montes, con el que tal vez formaba la mejor pareja posible para narrar un deporte con la velocidad, multitud de estadísticas y trasfondo social como es la NBA, llegando a su punto culminante con la retransmisión del último minuto y medio de la final Jazz-Bulls del 98, con Montes enloqueciendo, Daimiel con la voz entrecortada por la emoción y Biriukov e Iturriaga dando saltos en el estudio en Madrid. Para los aficionados al baloncesto, aquella retransmisión ha quedado para la historia como para el mundo del fútbol la narración por parte de Víctor Hugo Morales del segundo gol de Maradona a Inglaterra en el Mundial de México 86.

Durante estos años que ha estado Daimiel retransmitiendo partidos de la liga norteamericana hemos visto nacer y caer dinastías, promesas y gigantes con pies de barro, fracasos y triunfos. Y a lo largo de El sueño de mi desvelo se realiza un barrido por cada una de esas temporadas: el segundo three peat de los Bulls, la segunda y tercera retirada de Jordan, los anillos intermitentes de los Spurs, el despunte de los Rockets, los Lakers de Kobe Bryant y Shaquille O’neal, los títulos aislados de Pistons, Heat, Mavs y Celtics hasta llegar a los anillos de Pau Gasol y el de LeBron James (el libro se ha publicado antes de su segundo campeonato consecutivo). Pero también se habla de aquellos Nets faltos de carisma y talento o de los Kings que eran todo lo contrario (aunque ambas plantillas se disolvieron sin conseguir el campeonato), y de los correosos Pacers de Bird o los citados Jazz que se toparon con la máquina perfectamente engrasada que eran los Bulls de mediados de los 90. Un resumen de lo acontecido en las últimas temporadas, vamos, donde Daimiel personalmente destaca, por haberlos retransmitido en directo (además de la final del 98), los 81 puntos de Bryant en 2006, los 12 triples del mismo contra los Sonics en 2003 o la peor pelea ocurrida en la NBA protagonizada por Pistons y Pacers en 2004, cuando Ron Artest se pensó que estaba en el club de la lucha y no en una cancha de baloncesto.

Además de este resumen de los campeonatos que tuvo que retransmitir, también resulta interesante conocer de primera mano cómo es la vida de un periodista destinado a cubrir en directo e in situ eventos multitudinarios, como el fin de semana de las estrellas o las series finales, cuando se acaba la retransmisión. Y es ahí donde surgen muchas de las más sabrosas anécdotas que nutren el relato. Así, Daimiel comparte sus recuerdos mezclados con restaurantes, compras o locales con música en directo junto con los menos conocidos problemas que sufre una persona que ha de narrar varias veces por semana partidos de madrugada, tanto desde el punto de vista físico como social y profesional. Y es que es esta una labor dura y poco reconocida incluso en su casa, dado que se trata de un producto minoritario (no nos engañemos, la gran mayoría de la gente no sabe el nombre del base titular de los Miami Heat, doble campeón de la NBA) y con un horario que no facilita el lucimiento.

El sueño de mi desvelo se cierra con unas apetitosas crónicas negra y rosa del mundo NBA, que tan bien nos ha contado Daimiel a lo largo de tantas y tantas noches en las que dormir ha sido cosa de cobardes, precedidas por un capítulo dedicado a la irrupción de los españoles en la NBA; sin caer en el cainismo ni el chovinismo se realiza un perfil de los Jeremiah Johnsons (metáfora muy afortunada) españoles como Pau Gasol o Raül López, hasta el impacto de Ricky Rubio en la liga (reconocido por el propio comisionado David Stern), recordando tanto sus aciertos, virtudes y carencias como algún que otro desplante sufrido por los periodistas.

Leyendo El sueño de tu desvelo me he sentido como cuando conversas sobre las andanzas comunes de la juventud con un amigo: hay muchos recuerdos compartidos que solo refrescas cuando te los mencionan y otros, que desconocías, pero que encajan perfectamente en aquel contexto y apuntalan las vivencias. Aunque, en este caso, se trata de una juventud que no acaba nunca y seguiremos viviéndola mientras exista la NBA. Y ojalá esté Antoni Daimiel para retransmitirla.

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4 Comments

  1. Sergio

    A mi me cae muy simpático Daimiel, desde que se fue Montes es de lo poco potable que queda en las retransmisiones NBA de D+. Ahora bien, el libro es muy malo, da la sensación leyéndolo de que lo ha escrito por encargo y/o compromiso y no le ha dedicado mucho más de lo estrictamente necesario.

    Dentro de lo poquito que hay publicado sobre la NBA en España, este libro es casi una broma al lado de, por ejemplo, «NBA Confidential» de JF Escudero, y eso que tampoco es una obra maestra

  2. breakpoint

    Daimiel es mi amigo platónico.
    Haber si un día jugamos al dominó en el cotorro…

  3. Granjefeindio

    Y a mí que alguna «crítica» de esta revista me empieza a resultar sospechosa… Libro más que prescindible, con poca chicha para el aficionado a la NBA.

  4. Manolo Burgos

    En contra de lo que mucha gente opina, creo que Andrés Montes fue toda una pesadilla para los que nos gusta el baloncesto de verdad. Sus chascarrillos sin gracia, sus motes absurdos, lo cansino que era y sobre todo no tenía ni idea de baloncesto… bueno sí, criticaba a Greg Popovic todas las noches (sin argumentos, claro). Es una suerte para los buenos aficionados al baloncesto los comentaristas que tenemos de la NBA con Antoni Daimiel a la cabeza.

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