Arte y Letras

Surcando las estrellas: las 15 naves espaciales más interesantes de la cultura

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 «El espacio, la última frontera. Estos son los viajes de la nave estelar Enterprise, que continúa su misión de exploración de mundos desconocidos, descubrimiento de nuevas vidas y de nuevas civilizaciones; hasta alcanzar lugares donde nadie ha podido llegar»

Star Trek. Créditos iniciales.

Pese a que el nacimiento de la civilización se suele hacer coincidir con la primera vez que una tribu de homínidos se estableció en un determinado lugar, abandonando así sus costumbres nómadas, muchas veces se ha dicho que el ser humano es un animal explorador, que la característica esencial de la especie es alejarse de tierra conocida para encontrar nuevos mundos y así ampliar sus miras, su conocimiento y su territorio. También para saquearlos, colonizarlos y asentarse allí, en detrimento de los pobladores originales, claro; pero como este va a ser un artículo de carácter romántico, nos quedaremos con esa estampa del navegante que, frente alta y mirada aguda, viaja con rumbo y decisión en pos de lugares lejanos, a veces prometidos, a veces ignotos, pero siempre esperanzadores.

Hay tantos ejemplos como figuras históricas en los libros de enseñanza secundaria: Alejandro Magno llegando a Samarcanda, Erik el Rojo atravesando las gélidas aguas del Atlántico Norte en su viaje a Terranova, Cristóbal Colón ensanchando el mundo en decenas de miles de kilómetros o Chiquito de la Calzada rompiendo la secular frontera de la comunicación y la lingüística. Pero todos ellos se valieron de distintos vehículos para cumplir sus formidables empresas; Alejandro en columnas de caballería, Erik en el puente de un drakkar impulsado por el viento y los músculos de rudos y costrosos remeros vikingos, Colón en la cubierta de la Pinta, la Niña y la Santa María —bueno, solo estaba en la cubierta de una de las tres carabelas, claro, no en las tres a la vez—, y Chiquito a bordo de una psicotrópica camisa estampada con celulares motivos de paramecios.

Sin embargo, qué duda cabe de que es la exploración marítima la que confiere una especial importancia al vehículo de la gesta. El hombre enfrentado al hierático vacío del océano necesitaba de un medio al nivel de su aventura, no solo desde el punto de vista tecnológico, sino también desde el emocional. ¿Quién no ha ensoñado con adentrarse en el Pacífico a bordo del Beagle? ¿Cañonear puertos caribeños desde el Venganza de la Reina Ana? ¿Perseguir cetáceos asesinos en las barcazas del Pequod? ¿Ver despegar los F-14 desde el puente del USS Nimitz? ¿Asistir a un lúbrico desfile de abdominales en las cubiertas del Estrella Polar? Los barcos —las naves— se convertían así en motivo a veces de igual importancia que las hazañas que protagonizaban sus tripulantes.

Es normal, por tanto, que con el descubrimiento de las estrellas y el establecimiento de la Tierra dentro de un complejo sistema planetario, las miras de los exploradores se alzaran hacia la vasta bóveda celestial. Desgraciadamente, al contrario que con la ingeniería naval —cuyos adelantos permitieron la construcción de barcos más sólidos, rápidos y fiables, capaces de recorrer las distancias oceánicas a las que se enfrentaban— las magnitudes estelares son tan inmensas que, aún contando con los extraordinarios avances tecnológicos que vemos cada día, y mientras sigamos bajo el inmisericorde peso de la relatividad de Einstein, me temo que nuestros ojos se los comerán los gusanos antes de poder contemplar ningún rayo C brillar en la oscuridad más allá de la Puerta de Tannhäuser.

Por fortuna, la especulación científica corre al rescate de nuestra imaginación para proponernos viajes de uno al otro confín de la galaxia. A lo largo de más de un siglo de historia de la ciencia ficción —y de la ciencia— hemos visto naves espaciales de todo tipo que han tratado de alejarnos de nuestra vieja Tierra y acercarnos a las distantes estrellas, más allá de los límites de la tecnología e incluso de las leyes de Einstein. Con motores químicos, nucleares y gravitacionales; con impulsores FTL (Faster Than Light), dispositivos hiperespaciales, y ansibles; tripuladas por un solo piloto o con sociedades enteras en su interior.

Esta es la lista de las 15 más interesantes que hemos considerado, ordenadas en el riguroso orden que le ha salido de las narices a este humilde redactor. Quedan abiertos los comentarios para que propongan ustedes las que crean que hemos olvidado.


15. Proyectil Balístico. De la Tierra a la Luna y Alrededor de la Luna. 1865-1870

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Calibre 500.000, bitches.

La pionera y algo ingenua manera que plantea Jules Verne para alcanzar nuestro satélite consiste en una cápsula con forma de bala que sería disparada desde un enorme cañón de tipo columbiad, minimizando así el uso del motor autónomo.

Aún siendo científicamente viable, el tamaño de dicho cañón y la energía necesaria para expulsar al vehículo fuera de la órbita terrestre convierten a la empresa en un disparate tecnológico. Además, que no sé yo si los astronautas estarían dispuestos a meterse en la boca de un arma con varios millones de toneladas de pólvora como combustible instantáneo.


14. Cohete de Tintín. Objetivo: La Luna y Aterrizaje en la Luna. 1953-1954

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Basado en los diseños del V-2 alemán y anticipando los del cohete Saturn de la NASA, el cohete de Tintín —aunque en realidad el diseño corre a cargo de Silvestre Tornasol— es un vehículo autónomo y autopropulsado por un motor mixto químico-nuclear. Quizá su peso y tamaño le hiciesen inviable para un viaje a la Luna, pero qué duda cabe que su diseño, aerodinámicamente eficaz, unido a un fastuoso colorido exterior le convirtieron en una de las imágenes más conocidas que hayan salido de los tebeos de Tintín.

En cualquier caso, lo más relevante del cohete es el sistema para generar la gravedad artificial. Georges Remi “Hergé”, que no solía dejar ningún cabo suelto, idea un método basado en la aceleración. De esta manera, el cohete se desplaza con una aceleración constante en la fase ascendente para, tras una cuidadosa maniobra de inversión, pasar a deceleración constante a la hora de alunizar o aterrizar, proporcionando así a al periodista del mechón, al barbudo Haddock y a los demás tripulantes —incluido el primer fox terrier astronauta— un empuje permanente contra el suelo que hace las veces de gravedad.


13. Modulo Lunar. Misiones Apollo. NASA. 1969-1972

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Feo como un escuerzo.

Ah, la implacable belleza de la eficacia. Una araña cuadrúpeda que no admite ni el espacio ni el peso de ningún embellecedor, de ninguna concesión a la imagen y ni siquiera a la comodidad del pasajero. Placas de metal y cables y aluminio y tornillos.

Si quieres ser astronauta, te jodes.


12. Yate solar. Sunjammer. 1963

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Esto es un velero y no los de Flavio Briatore.

Arthur C. Clarke siempre ha sido muy celoso de la plausibilidad científica en sus obras. Estandarte de lo que se llama ciencia ficción dura, en el cuento Sunjammer—presentado años más tarde con el título de El Viento del Sol— plantea una regata interplanetaria a bordo de vehículos impulsados por la presión de radiación solar. No se trata de motores alimentados por células fotovoltaicas o acumuladoras, sino de verdaderas “velas” que recogen esta presión.

El yate solar es una cápsula que ha reducido su peso y tamaño al mínimo, albergando a veces un único tripulante, mientras que despliega velas de varios kilómetros cuadrados de superficie para maximizar el efecto de la presión. Es interesante saber que la presión de radiación solar es ínfima, pero su disipación también lo es, por lo que, teniendo en cuenta que en el vacío espacial el rozamiento es prácticamente cero, la aceleración es constante. Así, el yate solar descrito por Clarke es capaz de alcanzar velocidades de más de 2.000 millas por hora en poco más de un día de navegación.

Esta tecnología es efectivamente tan viable que la NASA ha planteado varias sondas similares y la agencia espacial japonesa —JAXA— puso en órbita en 2010 un velero solar no tripulado: el IKARUS.


11. Nave de Barbarella. Barbarella. 1968

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Y los trajes espaciales también molan.

Pero ¿quién quiere eficacia, leyes físicas o siquiera una mínima relación con la realidad científica cuando tu película es el indisimulado producto del consumo de abundantes sustancias psicotrópicas? Quizás los astronautas de la NASA aceptasen de buen grado estar rodeados de cables y monitores, pero desde luego que Roger Vadim no iba a permitir que a su mujer le hiciese sombra un montón de ferralla tecnológica.

El exterior es bastante cutre, pero el interior, obra de Mario Garbuglia, es delicadamente barroco, con esa colección de esculturas, esas pantallas de formas ignotas y ese ininteligible panel de control. Además, qué mejor que un forro de piel de visón para acariciar el cuerpo de una Jane Fonda alegremente proclive al nudismo.


10. Halcón Milenario. Star Wars. 1977

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El montón de chatarra más rápido de la galaxia. Tan rápido que fue capaz de hacer la Carrera Kessel en menos de 12 parsecs; lo cual es extraordinariamente rápido, puesto que el parsec es una medida de distancia y no de tiempo.

Según la explicación intrauniverso, se trata de un carguero ligero de clase YT-1300 altamente modificado. Según George Lucas, su diseño se inspira en una hamburguesa con una aceituna al lado como puente de mando.

Sea como fuere, el Halcón Milenario se ha convertido en una figura icónica generacional, y pese a que, en favor de la Regla de lo Molón, vulnera prácticamente todas las leyes físicas —maniobra en el vacío espacial como un avión en el aire, dispara rayos sonoros, su interior dispone de gravedad similar a la de la Tierra—, lo cierto es que, al menos en su forma, huye del típico diseño aeronáutico, careciendo de alas o de una cabina frontal. No obstante, esta ausencia de elementos sustentadores visibles, perfectamente válida para surcar la galaxia, se convierte en un hándicap a la hora de volar en atmósfera.

Por tanto, esas bellas secuencias del Halcón escapando de Hoth o sobrevolando bajo la ciudad flotante de Bespin son, desgraciadamente, imposibles. Pero vamos, tan imposibles como la propia flotabilidad de Bespin, los sables láser, las explosiones espaciales o la telequinesis. Así que siempre podremos decir que el Halcón Milenario vuela en atmósfera porque Magia… digo, porque la Fuerza.


9. U.S.C.S.S. Nostromo. Alien. 1979

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Tripulación: siete. Ja, siete por ahora.

La Nostromo, en cambio, sí se preocupa en cumplir las leyes físicas tanto para el vuelo espacial como para el aéreo. El diseño de Ron Cobb hace hincapié en un ingenioso sistema de propulsores inferiores rotatorios que permiten a la nave tanto maniobrar en atmósfera como aterrizar y despegar de planetas o planetoides. Técnicamente, la nave no “vuela” sino que se traslada como lo hace un helicóptero o un Harrier en desplazamiento vertical.

Con todo, lo más interesante de la Nostromo es su naturaleza de camión espacial, tanto en los sucios y ásperos interiores, como en su idiosincrasia mecánica. Esto es, la propia nave no deja de ser la cabeza tractora de un tráiler, cuya caja es la refinería que contiene los 20 millones de toneladas de mineral que transporta. De esta manera, cuando debe tomar tierra por la razón que sea, la plataforma permanece en órbita y es únicamente la cabeza —la Nostromo— la que baja y recoge a cualquier pasajero que la tripulación considere adecuado, convirtiendo así el resto de su travesía en una agradable y amena lucha por no servir de cena a un xenomorfo protofálico.


8. Heighliners de La Cofradía Espacial. Dune. 1965

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Versión de Dune de Jodorowsky’s que fue cancelada

Uno de los errores que más habitualmente se cometen a la hora de describir vehículos interestelares radica en la excesiva analogía que presentan con la ingeniería aeronáutica o naval. Solemos ver trasladados al espacio las características de barcos, aviones y, con frecuencia, portaaviones. Sin embargo, el portaaviones es un vehículo cuyo funcionamiento —y forma— se deriva íntimamente del medio que recorre: el mar. Así, el barco es un vehículo lento y son los aviones que transporta los que hacen uso de su velocidad y maniobrabilidad para las incursiones.

En el espacio, esta consideración tiene escaso sentido; las distancias son tan grandes que no tiene ninguna lógica la existencia de una nave “lenta”. De igual manera, el medio por el que viajan tanto las naves grandes como las pequeñas es el mismo, el vacío.

Frank Herbert resuelve esta situación de una manera muy elegante, dando igualmente solución a la necesidad de vehículos mixtos atmosférico-espaciales. En la novela Dune, el monopolio del viaje espacial de larga distancia corre a cargo de la Cofradía de Navegantes, únicos seres capaces de hacer uso del ficticio efecto Holtzman y así, plegar el espacio, permitiendo el traslado instantáneo entre sistemas estelares. Los habitantes emplean naves híbridas para despegar de su planeta y llegar a la órbita donde se encuentra el heighliner de la Cofradía: un gigantesco cilindro de kilómetros de longitud que permiten acoger cientos e incluso miles de naves pequeñas. Una vez plegado el espacio, el heighliner aparece en órbita de un planeta al otro extremo de la galaxia junto con toda la carga, que descenderá a la superficie por sus propios medios.


7. Transporte de Especia. Dune. 1974

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Artwork by Chris Foss, Courtesy of Chris Foss/Sony Pictures Classics

«La humanidad no conquistará el espacio en naves de la NASA». Esta es la frase que Alejandro Jodorowsky espetó a sus diseñadores a la hora de enfrentarse a la versión cinematográfica de Dune que pensaba dirigir. Versión cinematográfica que finalmente no se llevó a cabo, por cierto.

Dicho y hecho, Chris Foss, encargado de los vehículos espaciales, propuso una serie de naves que, si bien eran esencialmente mecánicas, tenían formas más cercanas a lo biológico que a lo maquinal; como esa suerte de pez-tigre-cebra que aparece en la imagen.


6. Corazón de oro. Guía del Autoestopista Galáctico. 1979

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Douglas Adams nunca hizo una descripción precisa de la Corazón de Oro, la nave del chuleta y pendenciero Presidente de la Galaxia Zaphod Beeblebrox; y aunque el diseño de Joel Collins para la versión cinematográfica de 2005 es bastante chulo, lo verdaderamente interesante es que conserva el particular sistema de salto interestelar que había descrito Adams en su novela. El motor de improbabilidad infinita es con seguridad el método más divertido para cruzar la galaxia, aunque esté lejos de ser el más eficaz.


5. Naves de La Cultura. Serie de La Cultura. 1987-2012

GSV de la Cultura según la versión del dibujante Luke Frost
GSV de la Cultura según la versión del dibujante Luke Frost.

En este punto me voy a extender algo más porque creo que lo merece.

A lo largo de nueve novelas y varios cuentos cortos, Iain M. Banks imaginó una civilización alienígena pangaláctica dentro de un marco económico posescasez. Una utopía anarquista hiperavanzada cuyos habitantes no necesitan preocuparse por el sustento, por el trabajo ni incluso por la salud. Los adelantos científicos y tecnológicos proveen de riqueza material prácticamente ilimitada y gratuita para todos, aboliendo así el concepto de posesión; además se han vencido las restricciones de la vida orgánica, incluidas la enfermedad y hasta la muerte.

A esta sociedad completamente igualitaria y estable que no necesita del uso de ninguna fuerza ni coacción la llamó La Cultura.

Pero Banks tiene muy claro cómo conseguir que una sociedad de estas características sea, efectivamente, estable. Para ello, la administración de la misma y toda su prospera riqueza recae sobre los invisibles hombros de un sinnúmero de inteligencias artificiales extraordinariamente poderosas llamadas Mentes. Estas Mentes controlan los hábitats de los ciudadanos de la Cultura, bien sean planetas, planetoides, orbitales o las propias naves espaciales, permitiendo así que sus habitantes se dediquen a cualquier actividad hedonista o altruista que hayan decidido. Las Mentes son a veces individualistas, a menudo excéntricas, pero siempre benignas actuando en busca del bien común. De esta manera, Banks coge lo mejor de la especie humana y lo coloca más allá de cualquier corrupción, esto es, fuera del control humano.

Hay dos características físicas muy interesantes de las naves de la Cultura. La primera es su tamaño; como hábitats perennes que son, pueden alcanzar dimensiones continentales, albergando en su interior ciudades, ríos y montañas. La otra es la ausencia de cualquier tipo de casco exterior; los límites se establecen mediante campos de fuerza, no apareciendo así ninguna barrera “física”. Las naves de la Cultura son islas flotantes, monumentales trozos de tierra viajando por el espacio.

Sin embargo, la particularidad más relevante de las naves es precisamente su vínculo con la Mente que la gobierna. La Mente no es el piloto de la nave, sino que cada parte de la nave está en asociación coherente con la Mente, cada trozo de tierra, cada río y cada campo de fuerza es una extensión perceptiva de la Mente. La Mente es la nave.

Las naves de la Cultura son seres conscientes, sensibles y pensantes. Así, sus nombres no son elegidos por los habitantes sino por ellas mismas, reflejando su, a menudo excéntrica, personalidad.

¿Quién no querría recorrer la galaxia en una nave que se llama “Tan Solo Lee Las Instrucciones” o “Problemas De Credibilidad” o “Desde Luego Que Te Sigo Queriendo” o “Salida Dramática, Gracias Y Buenas Noches” o “Caso Avanzado de Patetismo Crónico” o “Pensé Que Él Estaba Contigo”?

Estos son nombres reales de naves que aparecen en distintas novelas y relatos de la Cultura. Pero aún más, cuando la Cultura entra en contacto o conflicto con otras civilizaciones, estas últimas a menudo se preguntan cómo es posible que seres tan poderosos, prácticamente semidioses, tengan nombres frívolos, mundanos y con tan escasa dignidad y seriedad, tan poca gravitas; a lo que las naves de la Cultura responden —en algo que se convierte en una broma recurrente— rebautizándose con nombres tales como “¿Gravitas?, ¿Qué Gravitas?”, “Estaba Muy Lejos Cuando Se Repartió La Gravitas”, “Gravitas… Gravitas… No, No Me Lo Digas Que Lo Tengo En La Punta De La Lengua” o “Absolutamente Nada De Eso-Que-Ya-Sabéis”.


4. Cubo Borg. Star Trek. 1989

La resistencia es fútil
La resistencia es fútil.

A lo largo de los casi 50 años por los que la franquicia Star Trek se ha extendido, han aparecido en su universo catódico y cinematográfico multitud de naves espaciales de diversa forma, tamaño y naturaleza. La propia silueta de la USS Enterprise (NCC-1701) es un verdadero icono de la cultura pop y hasta de la ciencia ficción.

No obstante, creo que el hallazgo más significativo para el tema que nos ocupa es el cubo Borg. El diseñador de producción Herman Zimmerman lo concibió como esponjoso hexaedro regular de tamaño casi planetario, indescifrable mecánica y enigmático interior. Su hermética apariencia, de carácter industrial pero decididamente alienígena, no revela medios de propulsión o navegación ni atiende a leyes físicas de ningún tipo.

Además, el cubo Borg no es una caja hueca ni mucho menos un mero medio de transporte; al igual que sucede con el resto de seres y artefactos de su especie, el cubo está en permanente conexión simbiótica con todos y cada uno de los Borg. Es una parte más de la mente colmena —la parte más poderosa, eso sí— y su objetivo es el mismo que el de las demás: la búsqueda de la suprema perfección a través de la asimilación física y psíquica de cualquier miembro de otra especie.


3. Medusas de Aquaend. El Incal. 1980-1988

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Con los restos de la producción fallida de Dune, Alejandro Jodorowsky, con la ayuda de Jean Giraud “Moebius” dio vida a la saga de El Incal. Es fácil encontrar las similitudes no solo narrativas, sino también de diseño entre ambos trabajos: los Harkonnen son los Tecnos, los Sardaukar son la Endoguardia Púrpura, Muad’Dib es Soluna y el desierto de Arrakis es el planeta oceánico de Aquaend.

Así, los gusanos de Dune se trasforman en las medusas de El Incal.

Es cierto que los vehículos estelares de características biológicas u orgánicas llevan apareciendo durante varias décadas; desde Robert Sheckley hasta George R.R. Martin, desde Star Trek hasta los cylon de la nueva Battlestar Galactica. No obstante, la aproximación de Jodorowsky es la más radical. La medusa no es un nave espacial, es un ser vivo, un animal que solo acepta la interacción y hasta el acceso a su interior de seres humanos mediante un vínculo psíquico previo. La medusa encapsula a sus tripulantes dentro de una membrana física. No hay puertas ni escotillas. No hay puentes de mando ni motores. La medusa viaja en el espacio como nada en el océano.


2. Nube de la Muerte. Babylon 5. 1994-1998

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Babylon 5 fue una serie de televisión caracterizada por unos efectos especiales cutrísimos, unas interpretaciones palmípedas y unos formidables guiones que a menudo versaban sobre problemas de intrincada índole geoestratégica o política.

Entre sus descubrimientos habría que incluir a dos especies extraterrestres, los Vorlon y los Shadows, cuyo estado natural es el de globulares espectros energéticos y que necesitan de una especie de traje de reunión físico para mantener contacto con las demás razas corpóreas de la galaxia. Al contrario que los demás, estos personajes viajan por el espacio en naves orgánicas pensantes de aspecto indisimuladamente animal; calamares y arañas. Además, los Shadows cuentan con una de las armas más bellas y devastadoras que se haya visto en pantalla.

La Nube de la Muerte, concebida por el diseñador de la serie John Iacovelli, es una esfera de Dyson móvil, mutable, autoconsciente y autoalimentada formada por millones de partículas semiindependientes que rodean a una superestructura en celosía donde se encuentran camuflados los centros de control. La nube es capaz de englobar planetas enteros con el entrañable fin de bombardearlos a base de proyectiles termonucleares y así acabar con cualquier forma de vida que pudiese existir en su superficie.


1. Burbuja. La Fuente de la Vida. 2006

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Al fin.

En el espacio profundo que propone Darren Aronofsky no hay lugar para tecnologías. Ni para motores FTL ni para mecanismos de maniobra ni para puentes de mando ni para cabinas de pilotaje ni para dispositivos de navegación ni siquiera para camas de hibernación.

El diseño que plantea James Chinlund es la sencillez en su expresión pura: una burbuja transparente. Dentro, Tom el astronauta y el Árbol de la Vida; el Principito y su flor.

Nada sabemos de la burbuja. Nada sabemos de cómo viaja ni de qué combustible utiliza, si utiliza alguno. Nada sabemos de su fuerza motriz ni de sus propulsores, sean cuales fueren. Nada de su autonomía ni de su material de construcción. Nada de sus puertas o escotillas, si es que las necesita. Nada de sus sistemas de soporte vital. Nada de si es orgánica o mecánica. Nada de si está viva o es inerte.

Nada.

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91 Comentarios

  1. En la linea de las naves vivas, mi favorita siempre será Moya, la nave anfitriona de los protagonista de Farscape.

  2. Echo en falta la Normandy SR2 de Mass Effect, es increible

  3. nikkisaku

    Yo hubiera incluido a la Serenity, la nave modelo Firefly protagonista junto a su tripulación de la malograda serie de Joss Whedon y de su película-secuela.

    http://www.iwallscreen.com/stock/wallpaper-firefly-serenity.jpg

  4. Interesante y divertido.

    Y tomando la palabra, creo que te has dejado al menos dos que merecían la pena estar: el ‘Discovery one’ de 2001: una odisea en el espacio, y ‘Rama’ de Cita con Rama (ambas ideadas en novelas de Arthur C. Clarke).

    La primera, por la intención realista de su diseño (básicamente una ristra de tanques de combustible con un reactor en un extremo y un módulo habitable en el otro) y su intención de explicar las dificultades de viajar por el Sistema Solar (sin necesidad de soñar con ir más allá) en una época en la que apenas se había orbitado la Tierra en latas venidas a más. Y que al margen del enorme atractivo que supone tener una inteligencia artificial psicótica que te deja fuera de la nave si le has caído mal (-HAL, abre la puerta de la cámara de las cápsulas +No me da la gana, Dave; ya no te junto) tiene otros aspectos divertidos desde el punto de vista del diseño, como por ejemplo… ¿dónde narices cabe el ‘centrífugo’ dentro de su módulo de mando?

    La segunda, por su carácter enigmático y sobre todo, pasota de nosotros. Llega al Sistema Solar, sin saberse por qué ni hacernos puñetero caso, pasa a toda pastilla, tanta que los astronautas humanos de la novela tienen que hacer todo tipo de apaños en plan ‘déjame tu tanque de gasolina que ya te lo devolveré’ para poder alcanzarla y tratar de explorarla a toda velocidad… antes de que se vaya de la misma manera enigmática en la que llegó. Por no hablar de que contenga océanos y ciudades…

    Salu2 ;)

    • Siempre imaginé que el tamaño de la «bola» de la Discovery de 2001 era mucho más grande de lo que parecía. Entre otras cosas para que cupiese el tambor de lavadora-pista de footing.

      En cuanto a Rama, también la barajé, pero al final me decanté por las de La Cultura, por ciertas similitudes físicas y una mayor profundidad psicológica.

      Un saludo.

  5. Qué jodidamente guapa era Jane Fonda de joven.

  6. Como nave-mundo, el Mundo Anillo de Larry Niven también tiene guasa.

  7. Guachuguo

    ¿Y Japón dónde os lo dejáis? Desde las de Leiji Matsumoto, como la Yamato, la Arcadia o incluso la guitarra de Interstella 5555, hasta la Vic Viper de Gradius, mucha personalidad y solera donde elegir.

  8. Bayard Sartoris

    la forma en que Verne plantea el lanzamiento es bastante original, a pesar del error de estimación -está claro que la potencia de un arma de pólvora aunque esta fuese descomunal no daría para tanto- es un visionario situando la plataforma de lanzamiento en Cabo Cañaveral, por las conidiciones idóneas del lugar.

  9. hablando de series les comparto este link de Star Trek y algunos aparatos que ellos se adelantaron a su invencion.

  10. Tardis, Enterprise y Moya.

    • A ver si puedo contestar en este único mensaje a todos los que han solicitado a la TARDIS y a Moya.

      Por un lado, yo soy una fan loca de Doctor Who (de hecho, escribí sobre él en el número 2 en papel de Jot Down). Sin embargo, tenía la sensación de que la TARDIS, por su incomprensión y su inmarcesibilidad, se englobaba en el mismo concepto que la burbuja de The Fountain. No obstante, es cierto que quizá habría merecido una mención.

      En cuanto a Moya, siento admitir que nunca me interesó Farscape, por lo que es posible que me haya perdido cosas muy interesantes.

      Un saludo.

  11. Estoy de acuerdo con O y creo también que Rama debería estar. Aunque puntualizo que conforme avanza la saga se da entender que sí había una intención de explorar e interactuar con civilizaciones descubiertas.

    Por lado «Yamato» es un nombre importante y recurrente en Japón( no sólo por el portaaviones)… creo recordar que era el nombre de la nave en la que llegaron los dioses a Japón.

    Saludos

  12. Iván Galiano

    «Ah, la implacable belleza de la eficacia. Una araña cuadrúpeda que no admite ni el espacio ni el peso de ningún embellecedor, de ninguna concesión a la imagen y ni siquiera a la comodidad del pasajero. Placas de metal y cables y aluminio y tornillos.

    Si quieres ser astronauta, te jodes.»

    Espectacular.

    Y gracias por hacer aparecer por aquí algo de la genial Babylon 5.

    Echo en falta también el Incal mismo o la Tardis, aunque dan más positivo en el sector de «máquinas del tiempo» o «naves metafísicas»

    Mi aportación a la que me parece que es la nave espacial más cojonuda en concepto y automolamiento del mundo del cómic : http://kirbymuseum.org/blogs/dynamics/wp-content/uploads/sites/10/2011/08/2.jpg

  13. A mi hubiera encantado viajar sobre Jane Fonda…

  14. Pingback: Surcando las estrellas: las 15 naves espaciales más interesantes de la cultura | Cuéntamelo España

  15. Me veo en la obligación moral de citar la TARDIS.
    Es más grande por dentro que por fuera, viaja en el espacio-tiempo, tiene un curioso sentido del humor británico para una nave sentiente alienígena y ha elegido pasarse la eternidad luciendo un azul aspecto entre pop y camp… además de que traduce todo para sus viajeros simplificando mucho las cosas ;D
    Y no se si considerarlo una nave propiamente dicha, pero como se barajan seres vivos que navegan por el espacio tampoco habría estado mal citar a Gran A’Tuin cargando a los cuatro superelefantes, todo el MundoDisco y la infinita genialidad de Terry Pratchett…
    Personalmente me encanta la idea de la Destiny de Stargate Universe, enorme, inexplorada y tendiendo puertas interestelares planeta aquí y planeta allá, pero tampoco llegaron a desarrollarla del todo, así que entiendo que no aparezca por aquí.

  16. Dyscordia

    Bonita recopilacion, aunque no se por que albergaba la esperanza que incluyeras las naves de Warhammer 40k, su forma de catedrales inmensas y su forma de viajar por el inmaterium las hace unicas.

    http://es.warhammer40k.wikia.com/wiki/Archivo:Acorazadoclaseemperador.jpg

  17. http://fullereno.tumblr.com/post/51170835134/dora-botas-ft-tren-emasculado

    Mucha casualidad me parece el uso de la misma terminología.

  18. echo en falta la Silvana de Last Exile. y ¿xq no? los vanship de la misma serie.

  19. Y la Serenity de Firefly, ahora que caigo.

  20. La Virgen del Carmen, de Álex de la Iglesia, por dios…

  21. Muy curioso y entretenido el post, pero echo en falta la «Arcadia» de El capitán Harlock

  22. Love Trooper

    Interesante e ilustrativo artículo, aunque hecho en falta algunos modelos interesantes y muy espectaculares, como las diversas naves espaciales que aparecen en 2001: Una Odisea del Espacio, los cruceros de batalla que aparecen en Starship Troopers o esa enigmática y pequeña nave espacial en forma de estrella que traslada a Superman de Krypton a la Tierra.

  23. neolebias

    Y la Galactica? Dónde está la Battlestar Galactica (preferentemente de 2003 en adelante)? Vale, es un acorazado y lo que queráis pero… es la nave en la que más humanidad ha habido de todas estas, realista, vieja… No habla, pero tiene personalidad. Ha llevado más palos que ninguna… El sistema de salto hiperespacial es realista, su funcionamiento… Vale, la gravedad artificial no se explica pero queremos creérnosla no?

  24. Advenedizo

    La burbuja con el árbol de Aronofsky, ¿seguro que es una nave espacial? ¿No es algo simbólico, o el alma del médico/explorador en el bardo, viendo si pasa de encarnación, asciende o qué? Vamos, que no es el espacio profundo, que es el más allá o la cabeza del buen hombre. El tío ha alcanzado la iluminación y tal pero sigue tan enamorado de Rachel Weisz (normal) que no hay forma de que suba de pantalla en eso de la no-existencia.

    Y eso, lo mismo que todo el mundo: Rama, la Tardis, la tabla de Silver Surfer… eso sí que son prodigios de la ingeniería…

    • Pues eso entraría en la explicación que cada uno quisiera darle. Yo siempre la concebí como una nave espacial.

      Y sí, la tabla de Silver Surfer es un imperdonable olvido :(

  25. Chicos de Jotdown, el plugin de WP que usais para generar las versiones móviles hace imposible leer este interesante articulo. Mandad a la mierda el plugin hombre y pasaos al mundo responsive :)

  26. Ninguno, ni el mas misero comentario se ha querido referir a la obviedad mas y mejor olvidada de este post. ¿Donde esta la nave bola en las que viajan los Sayains y que con ella Goku y Vegeta llegaron a la tierra? Y donde esta la nave con la que Goku viajó a Namek ??

  27. Y el Space Ball One?? Vamos, ninguna nave puede viajar a velocidad super absurda, tiene un zoologico, un circo, y viene con la Mega Maid de serie, con super aspiradora capaz de drenar recursos naturales planetarios que se puede controlar remotamente con «la suerte» juasjuas

  28. Me ha gustado mucho, Pedro ha elegidos sus favoritas. Yo añadiría, como otros la Discovery de 2001, y por no hacerlo largo, la nave botánica Valley Forge de Silent Running, de Douglas Trumbull.

  29. Como ya han dicho por ahí, se echa de menos la Arcadia de «El capitán Harlock» una nave pirata temible en cuyo ordenador central reside el alma de su creador y que puede obrar a voluntad propia si la situación lo requiere.

    Por lo demas muy chulo el post.

    PD. La Enterprise es otra que debería estar ahí, no me gusta Star Trek, pero un clásico es un clásico.

  30. Bueno, también nos estamos olvidando de Enano Rojo…

    • Aunque viniendo del inglés, sería «Enana Roja», ¿no? Bueno, para no liarnos, lo dejaremos en Red Dwarf…

    • Justo lo que iba a comentar. Que echaba de menos el Red Dwarf y también la Death Star, aun que con esta última entiendo que estando el halcón milenario ya era demasiado Star Wars…

  31. Aparte del tamaño del cañón y la cantidad de explosivo necesario, la nave proyectil no es una buena idea para enviar a nadie al espacio. Vivo, se entiende. La aceleración cuasiinstantántea de cero a once kilómetros por segundo iba a dejar unos potitos de astronauta supernutritivos.

  32. La Space Ball One ya la han nombrado, a mi me impresionaban y siguen haciéndolo, el diseño delos Cruceros Estelares de Star Wars, no el del Emperador, los otros.
    Y unas naves que me encantaban por diseño eran las «Aguilas» naves de reconocimiento, transporte e incluso ataque/defensa en aquella serie televisiva «Espacio 1999»

  33. Solo un pero: el que llegó a Terranova no fue Erik el Rojo sino su hijo, Leif Eriksson.

    Una perversa: La ‘Horizonte Final’.

  34. La Leonora Christine, de Tau Cero, la novela de Poul Anderson. Nave equipada con un reactor Bussard que debido a un fallo no deja de acelerar y, como consecuencia de los efectos de la relatividad, observan los tripulantes el envejecimiento y fin del Universo y el nacimiento de uno nuevo mediante un Big Bang.

  35. la EsTrella lejana con Roco Vargas a los mandos

  36. Quizás decir XB982 no signifique gran cosa para mucha gente, pero es la madre no reconocida del Halcón Milenario y a bordo de ella los agentes espaciotemporales Valerian y Laureline adelantaron toda la space opera en cine y televisión de los últimos ¿cuarenta años?.

  37. ¿Y esas naves espaciales en forma de guitarra eléctrica que albergan ciudades encerradas en una cúpula y que aparecen en las portadas de los discos de Boston? En el primero que sacaron, «Boston», se ven unas cuantas abandonando la Tierra en el momento en que es destruida.

  38. gabrielillo

    Deberían estar incluídas: La nave cruasán del Space jockey en «Alien el Ocatvo pasajero», la nave de la imaginación de Carl Sagan en» Cosmos», la Sulaco de «Aliens», la «Dark Star» de la película de O’Banon/Carpenter y finalmente La nave del pequeño Kal-El.

  39. Juan Miguel

    Mi opinión, sobraban algunas como la de Julio Verne (a menos que se incluyera el Nautilus como la protonave exploradora por excelencia aunque nunca abandonase los oceanos), y faltaban otras como:

    Red Dwarf
    Dark Star
    Silvana
    Cowboy Bebop
    Galactica
    Cruceros Mon Calamari
    Fragatas Nebulon B
    Destructores Imperiales

    Y el mas imperdonable olvido: la AXIOM (Wall-E)

    Del comic me sumo a la nave de Valerian o la Cigurí del Mayor

  40. Me falta mucho la nave «Corazón de Oro» de La Guía del Autostopista Galáctico!

  41. El arca, la sembradora imperial de de los viajes de Tuff, y la La Cornucopia de Mercancías Excelentes a Bajos Precios

  42. Echo en falta la LEXX, nave protagonista de la serie homónima. Era orgánica, tenía forma de libélula sin alas, devoraba planetas, y para colmo era comestible.

    Y aunque sé que no tiene cabida en este artículo, me veo en la obligación moral de rememorar la memorable Plutón BRBNero.

    Y sin salir de España, la nave sin nombre de la novela La nave de Tomás Salvador. Un mundo entero en sí misma.

  43. Como nave, por las ideas que aparecen en la 1º y unica temporada de la serie Stargate Universe, una mega-nave autonoma que reposta acercandose a los soles, y recorre la galaxia, con tecnologia de los «antiguos», que es capaz de auto-repararse, creo que podrian haber exprimido un poco mas los guiones de las situaciones de los humanos y haber seguido desarrollandola.

  44. Pingback: 31/05/13 – Surcando las estrellas : las 15 naves espaciales más interesantes de la cultura | La revista digital de las Bibliotecas de Vila-real

  45. Ya mencionaron todas las que yo hecho en falta: mi favorita sin duda la nave de Carl Sagan. Pero falta una y es la que inicio todo para mi: La Macross de la version americana de Robotech (creo que era en original, la superdimensional fortress Macross) ¿que cosa mas cool puede haber que una ciudad espacial que se convierte en un robot? (e inutil, por cierto)

  46. Gran fan de la Cf siempre he sido y ninguna de las antes mencionadas demerita el figurar en una lista, pero como concepto de nave sobresaliente falta incluir a MOYA, nave protagonista de Farscape que es en si una entidad biomecanica dotada de voluntad y raciocinio, ademas de un interesante sistema de viaje interestelar denominado Starbust o explosión estelar. Adicionalmente el diseño orgánico de su casco la hacia verdaderamente una bella nave.

  47. Me falta la Battlestar Galactica

  48. La nave de Horacio Dos (Eduardo Mendoza), menudo despipote de lugar

  49. viejotrueno

    Ya que se habla de El Incal y se hace hincapié en diseños tecno-biológicos me parece pertinente recordar las naves-tiburón-ballena, o lo que diantres fueran, que aparecen en «La casta de los Metabarones», naves gobernadas por aquellas monjas-putas telepáticas con muy mala gaita…
    Con respecto a Star Trek más vale no meterse en ello, daría para varios artículos y sólo con citar el cubo Borg ya está bien aunque sea muy insuficiente…
    Pero como se cita a Silver Surfer y su tabla a mí me parece que la Nave-Mundo de Galactus bien merecía estar aquí, puesto que tiene forma de cinta de Möbius y para colmo el tamaño de todo un sistema planetario, sin hablar de los tremendos secretos que se esconden allí

  50. rose tyler

    He echado en falta la nave botánica de Naves misteriosas, la Serenity de Firefly y Horizonte final (que me da mucho miedito)

  51. Por Dios, ¿y el Discovery de 2001…?

  52. Escojordi

    En las novelas de ciencia ficcion hay naves memorables, no recuerdo el nombre pero si las novelas donde aparecen:
    – La nave en que uyen los protas de fundacion e imperio, de asimov,
    – la nave Merelcas de El calculo de Dios, de Sawyer
    – la nave arborea, la nave de pax o la nave con conciencia donde viajan endymion y Aenea, en la saga Los cantos de Hyperion, de simmons
    – la nave planeta de la Saga Mundo anillo, de niven
    – La nave de un millon de años de Anderson,
    Por citar algunas…
    Y en el mundo del cine la inquietante Nostromo de Alien, mas por la trama que pasa en ella que por la nave en si.

  53. Aun que ya hayas incluido al Halcón Milenario, no puedo resistirme: Death Star!

  54. Hola.
    ¿Nadie ha leído la Saga de los Aznar de George H White?. Es española. y galardonada como mejor serie de ciencia ficción europea 1978.
    ¿Nadie ha oído hablar del autoplaneta Valera? ¿Ni de los discos volante…? ¿Ni de del circumplaneta Atolón…? Pues vaya…
    Ahí hay naves estupendas… Yo me quedaría con con los cruceros de la serie «Stelar»…
    Hasta luego.

  55. Francisco Martín

    La USG Ishimura de Death Space.

  56. Francisco Martín

    También añadiría «El diente de león» de la serie Cosmos.

  57. Las naves lineales no son apropiadas para el espacio ya que los astronautas no tienen gravedad, las circulares y por lo menos de 3 km de diametro dan una centrifuguidad y gravidez artificial que mantienen los pies en el suelo sin mareos. La velocidad superluminica solo se da en el caso de que la nave este en una alta frecuencia electromagnetica la cual su masa se aligera, pero los tripulantes deberian estar protegidos por un potente escudo de plasma contra las ondas radioactivas, me gusta la ciencia ficcion mas creible.

  58. Naves que me faltaron…
    – Estación espacial de 2001 una odisea en el espacio
    – Space: 1999 (la nave era literalmente la luna en esta serie inglesa)
    -Viper de battlestar Gallactica
    – ARCADIA de Capitan Harlock
    – Las naves de dragon ball
    – La nave de perdidos en el espacio.

    Otra cosa: me encantaría incluir esta página en un portal para niños, para que se enteren de la historia de sus padres. El único problema son algunos tacos que aparecen en el texto. El medio pecho al aire de Barbarella puede ser considerado parte de la cultura pop y no me importo, pero los tacos puede que no gusten a los padres. No quiero ser censurador, por lo que si no te apetece cambiar un poco el lenguaje, lo respeto y no pasa nada, pero no podré colocarlo en el portal. Es un portal dirigido a niños de hasta unos 13 años mas o menos, de España y america latina.
    gracias. y enhorabuena! ( a mi me encantó, hasta el lenguaje, jaja)

  59. Solo una palabra echo de menos: TARDIS (Time And Relative Dimensions In Space).

  60. Imperdonable la falta de Rama, y la segunda nave de la Guía del autoestopista galáctico (esa que usaba como motor a las cuentas que sucedían en la libreta de un camarero, porque todos saben que las matemáticas son distintas allí).

  61. Leopoldo.M.Jimenez.Raya

    es un error imperdonable poner bajo la foto primera (star war) un pie que es de STAR-TREK, por favor por favor.

  62. Ahora, me parece que la nave biológica de Xenogénesis es infaltable. No solamente era un ser viviente (alimentándose con materia orgánica y de todo tipo, reproduciéndose, etc.) sino que podía propagar descendencia en cada planeta que iba, posee una estrella interna, ambientes artificiales, etc.
    Básicamente, un rejunte de todas las cosas buenas de las naves mencionadas en el post.

  63. Gran artículo Pedro…y para no faltar a la costumbre yo creo que faltan las de «Erase una vez El espacio» tanto las «pequeñas» naves de Andrómeda como los descomunales acorazados con forma de tiburón de los malísimos de Casiopea…casi más estos últimos…aunque estuvieran hechos de papel mascao.

  64. CaptAchab

    La primera nave de ScF hard, con todos los merecimientos, es el globo que el malvado borracho Hans Pfaall llevó a la luna. Si bien parece que en el momento de su partida huía de algunos acreedores, mantuvo el impulso explorador que animó a sus creadores. Descubrimientos e interés pecuniario siempre fueron de la mano. El diseño y funcionamiento del magnífico vehículo honran todas las leyes de la física. Poe no era un indocumentado y los detalla de manera completa y convincente.
    Lamento decirlo, pero a su lado el obús hueco de Verne es un juguete de los chinos.

  65. Estas también molan: La Battlestar Gallactica, Discovery 1 y la Jupiter 2…

  66. LA TAAAAARDIS! frmdo: XXVI Dr. Who.

  67. No esta la NSEA Protector, imperdonable

  68. Marienritter

    La Cygnus y su terrorífico robot Maximilian, dentro de aquella peli «El abismo negro», culpable de alguna pesadilla infantil

  69. FRANCISCO

    FALTÓ AGREGAR LA NAVE ESPACIAL SDF1 DE ROBOTECH.ESA SI ES UNA SUPERNAVE.UNA FORTALEZA ESPACIAL CON 70 MIL CIVILES A BORDE,TRIPULACIÓN Y NAVES DE COMBATE Y FUNCIONABA CON PROTOCULTURA.

  70. Pingback: ¿Cuántas naves espaciales ficticias eres capaz de reconocer? - Jot Down Cultural Magazine

  71. José Antonio

    Las naves alienígenas de la novela Pórtico, que te llevan a hacerte millonario o a la muerte.

  72. ¿Cañonear puertos caribeños desde el Venganza de la Reina Ana? Igual los ingleses sí fantasean con hacer eso, pero no creo que arrasar pueblos españoles y robar y matar a sus habitantes sea el sueño de ninguno de nosotros.

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