Ayer, mientras galbaneaba en la siesta, volví a ver Manhattan (1979), la formidable película de Allen. Hacía muchos años que no la repasaba. Creo que Manhattan tuvo la desgracia de coincidir demasiado cerca de aquella explosión de cine que fue Annie Hall (1977). Pero este Manhattan es muy grande y se conserva muy firme y muy fresco. En estos tiempos amohinados por la crisis, la mala leche, la rabia, la intolerancia y el mal tiempo me resultaron muy estimulantes sus ágiles diálogos. Ese tono impetuosamente juvenil de Woody Allen, entonces en esa edad en que se cometen locuras sin reparar mucho en las consecuencias. Esos torrentes de pasión desbocada por toda la Gran Manzana, esa adoración suntuaria por las pequeñas cosas, por el detalle, por la palabra hablada, por el juego de miradas antes de ir al amor o al engaño. Mientras veía la película jugueteaba con el Iphone, con Twitter a todo gas. Y en esta fase de agrio escepticismo hacia las nuevas tecnologías que atravieso, me dio por pensar que tenía que recobrar esas sensaciones con la misma urgencia que un ciego perdido necesita acariciar la cara de un ser querido para tranquilizarse. Pensaba entusiasmado que aquel chorro de alegría que desprendían las escenas de la película debería tener su lugar en el año 2013. Poco a poco me iba derritiendo en el sofá pero fue cuando Woody Allen le dijo a Mariel Hemingway que ella era la respuesta de Dios a Job que yo supe que algo importante debía cambiar inmediatamente en mi vida. Y allí mismo, en aquel coche de caballos que recorría Central Park, dejé morir a mi nick de Twitter de estos años.
Luego, cuando ya se entraba la noche, vino el maracanazo. El anterior golpe al madridismo, el del Centenariazo de 2002, lo celebré porque de aquella yo iba con el Súper-Depor. Pero anoche iba con Mou como iré a partir de ahora vaya donde vaya el técnico luso. Soy de este tipo de gente. Sigo pensando que nada enseña sobre la vida como el fútbol. Anoche me quedó clara una lección: hay que tener mano izquierda para decirle siempre a la gente lo que quiere escuchar. Lo que quiere escuchar la gente no tiene nada que ver con la verdad, con la realidad, que es el barro con el que trabaja Mourinho.
No nos cansamos de repetir que esta democracia está enferma, pero sin hacer nada por cambiar de registro. Cierto, está enferma de camaleonismo, de imposturas. Como escribe el Profesor Roland Gori: «El impostor es como un veneno en el agua: hace prevalecer la forma sobre el fondo, valorar los medios mas que los fines, fiarse de la apariencia y la reputación mas que del trabajo y de la probidad, optar por el pragmatismo ventajista antes que por el coraje de la verdad y practicar el ilusionismo antes que decantarse por el liberador pensamiento crítico. Pero el impostor es un mártir del ambiente, de la hipocresía de los buenos sentimientos. El impostor vive a crédito. A crédito del Otro.»
Bueno, pues anoche, la sociedad española amante del fútbol dejó claro que, conceptualmente, prefiere seguir bailando entre cínicos y que no les despierten durante el sueño opiáceo.
pues muy bien…?¿
Eres yo?
Subjetivamente porque me siento identificadisimo con todo lo que dices, el mejor articulo que he leido
Soy pro mou, pro verdad y pro Woody.
La gente se deja engañar, son unos ilusos, prefieren creer que Woody Allen les sigue queriendo y no se irian a Londres si el volviera.
El que si se irá será Mou, una vez estuve en el museo del Chelsea alli, y tienen en una vitrina su abrigo.
Aqui quieren su cabeza.
Gracias por articulos como este,
Una lastima que justo ahora hayas cerrado tu cuenta en twitter
Risas tochas a tu costa con todo lo escrito tras el video.
Un golondrino no hace verano
http://holdontightmarie.blogspot.com.es/2013/05/amourinhos-vienen-y-van.html
¿Pensamiento crítico? Quite allá, nosotros lo que queremos es continuar viviendo en nuestra Disneylandia particular… aunque para ello tengamos que exterminar todo talento, libertad y pulsión.
Siempre me ha parecido fascinante el ver la saña violenta con la que los apólogos del amor y la caridad destruyen a quienes se atreven a dudar o reflexionar, es decir, a pensar.
Perdón: apologetas, no apólogos.
Mou, ese incomprendido. Pobrecito. Es un actor, como los demás, sólo que con más pasta.
Por otra parte es tremendo pensar que me pierdo la escuela más importante sobre la vida. Y creo que ya no tengo remedio.
Además otros van al fúmbo para no ver el mundo. Quizá sean esos a los que no les gusta Mou.
Thumbs up!
Sólo añadiría que ya me da pena leer en este magazine la chorrada de «el fútbol la escuela de la vida», nada original, y que otro columnista también apostilla en el mismo magazine. Uno puede creerse que cualquier cosa es la escuela de la vida: la política, la selva, el balomnano… las pajas. Creer que lo es el fútbol demuestra sólo dos cosas: la poca imaginación del que lo dice, y que España está donde está y como está por (de)méritos propios.
Por lo demás sí, Manhattan una gran película.
¿¿¿PQC???
Pues a mí no me gusta Mou, aunque tampoco me dan «perretas» por su causa, como les ocurre a sus partidarios y detractores.
Y no me gusta, porque no me gusta la gente que ve la paja en el ojo ajeno y no ve una viga en el propio (que bien traído lo del ojo, ¡eh!). Que nunca es responsable de nada pero quiere vender la ilusión de que lo es de todo. Es entrenador de fútbol y jamás le he oído un análisis sobre fútbol.
Aún así tampoco tengo ningún problema con que se quede, pues también yo soy así, como todos. Ya saben «si me analizo soy el diablo, pero si me comparo…».
Y no me gusta, porque elabora listas ridículas, y porque es uno de esos redentoristas que han venido a la vida para decirnos a todos los demás quienes somos; porque los demás somos todos tontos.
Y me pasa lo mismo con su íntimo «enemigo» Pep. Otro impostado dueño de «los valores» que los demás no conocíamos. Del grupo de los que se declaran a sí mismos los más humildes del mundo mundial y por tanto los mejores.
Como futbolero me declaro hasta los cojones de que en España ya no se hable de fútbol ni en los programas ni en la prensa supuestamente dedicados al deporte (ni en los artículos de magazines digitales).
Al parecer si va a resultar que soy anti-Mou.
Yo, sin demasiada efusión, creo que Benítez es mejor que el italiano parisién.
Saludos.
Creo que el mejor engaño de Mourinho es hacerles creer a sus acólitos que es un tipo sincero hasta el extremo y que esto lo convierte en una pobre víctima de un sistema que lo quiere destruir por el simple hecho de traer la VERDAD al mundo del fútbol.
Es decir, se trata de un pobre contestario que desafía a las instituciones siempre montado sobre los mejores clubes del mundo, con los presupuestos más estrafalarios y con poder absoluto.
Un pobre incomprendido, sin duda.
Hay que tener mal gusto para mezclar Mahattan con Mourinho, la verdad.
¿Qué tienen que ver Mourinho con Woody Allen? Pensaba que iba a leer una bonita discusión acerca de la figura del director y me encuentro con chorradas sobre un entrenador de fútbol. ¿En esto se va a convertir el mourinhismo?
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