¿A quién no le ha pasado estar charlando con un amigo y que este se ponga en mitad de la conversación a responder una notificación de Facebook que le acaba de llegar al móvil? ¿Quién, nada más regresar de un viaje de unos días a un lugar sin Internet, lo primero que hace no es revisar todos los mensajes que le llegaron a través de su red social? Ciertamente, esta clase de conductas son más frecuentes cada día; comienzan a ser motivo de preocupación para padres y amigos, así como un potencial ámbito de investigación de la psicología.
Tanto es así que en los últimos años un fenómeno conocido como adicción a Facebook ha sido abordado por diversos autores, que tratan de esclarecer por qué se da y cómo abordarlo a la hora de investigar sobre él. Hace algunos meses salió publicado en la revista Psychological Reports un interesante artículo que plantea una escala para poder evaluar si una persona es adicta a la red social Facebook. La Bergen Facebook Addiction Scale (BFAS) fue desarrollada en la Universidad de Bergen con el fin de evaluar ciertos criterios que necesitan cumplirse para tipificar una conducta como adicción: alteración del humor, tolerancia al estímulo, relaciones conflictivas a causa de la conducta, entre otras. Intenta ser un instrumento válido y confiable para ser utilizado en el diagnóstico e investigación de esta nueva patología (Andreassen, Torsheim, Brumborg y Pallasen, 2012).
Los resultados preliminares de este estudio son prometedores: vemos cómo están implicadas otras variables que también habían sido asociadas al uso frecuente del Facebook. Variables de personalidad como pueden serlo la extraversión, el neuroticismo ―ser nervioso y voluble― o la apertura a nuevas experiencias están correlacionadas tanto con el uso frecuente de esta red social como con un puntaje más alto en la BFAS. Nótese el punto del neuroticismo como variable asociada. Quizá ese explique por qué en general muchos usuarios de Facebook utilizan la red social para ventilar sus problemas personales/emocionales, probablemente en búsqueda de apoyo social. Del mismo modo, otras conductas que pueden estar ligadas a un uso poco apropiado de la red social, como puede ser la modificación de los patrones del sueño (hora de levantarse, de acostarse, duración y calidad del sueño) también aparecían; se observó que quienes puntuaban más alto en la escala de adicción al Facebook tendían a irse a dormir y a despertarse mucho más tarde que aquellos que tenían bajas puntuaciones.
En este sentido, quizá la neurociencia pueda arrojar un poco de luz sobre lo que sucede en nuestro cuerpo cuando una persona queda enganchada al Facebook. Mauri y sus colaboradores (2011) realizaron una investigación donde se cuestionaba lo que sucedía psicofisiológicamente en el cuerpo cuando las personas utilizaban Facebook. A los participantes se les monitorizaba la conductancia de su piel, su volumen y pulso sanguíneo, su actividad respiratoria, su dilatación pupilar, sus ondas electroencefalográficas y sus patrones de activación electromiográficos (es decir, los movimientos de los músculos) durante tres momentos experimentales ―estando utilizando la red social de Facebook (nótese que no hubo un control sobre la actividad que realizaban), asistiendo a la presentación de imágenes relajantes y realizando actividades estresantes (como abordar complejos cálculos matemáticos)― con el fin de determinar si existe un patrón psicofisiológico a la utilización de Facebook.
Pues bien, aunque los canales que tuvieron datos significativos únicamente fueron los de electroencefalografía (EEG) y electromiografía (EMG), los resultados fueron bastantes interesantes. Señalan un patrón durante el uso de esta red social propio de un estado afectivo positivo. En otras palabras, las personas estaban en un nivel de alerta más o menos similar al estrés, pero con un estado emocional positivo, parecido a un estado de relajación. Lo que explica probablemente la facilidad con la que algunas personas pueden quedar enganchadas utilizando esta red social durante horas y horas.
Ocure que, en general, las personas jóvenes pasamos tiempo suficiente en Facebook dando Likes a estados, páginas, productos, etc., como para que nuestra personalidad y otros atributos nuestros pueden ser predichos a partir de estos comportamientos en la red. Recientemente, Kosinki, Stillwell y Graepel (2013) utilizaron los datos de 300 participantes sobre sus gustos en Facebook para determinar ciertos aspectos como su personalidad, orientación sexual, inteligencia, etnia, preferencia política o religión (entre otros, no es una lista exhaustiva). Se observó, por ejemplo, que las personas que más alto puntuaban en pruebas de inteligencia tenían una frecuencia más alta de likes en páginas como The Colbert Report, Science y Curly Fries, mientras que las personas menos inteligentes tenían más likes en páginas como Sephora, I love being a mom o Harley Davidson. Del mismo modo, reveló el estudio cómo ser un buen predictor de la homosexualidad de los hombres: estos incluían páginas como No H8 Campaign, Mac Cosmetis y Wicked The Musical, mientras que la heterosexualidad de un hombre se ponía de manifiesto al clickar estos el I like en páginas como Shaq o Being Confused After Waking Up From Nap.
Es innegable que las redes sociales ―y en especial Facebook― han tenido un gran impacto en la conducta humana. Sin embargo, considero que estamos lejos de poder describir un trastorno tan específico como la llamada adicción a Facebook. Tal como menciona Griffiths (2012), el término podría estar ya obsoleto, tal y como ha ocurrido con el término adicción a Internet. Una persona puede estar realizando varias actividades en la red, enviando menajes a los amigos, jugando en Farmville, subiendo fotos, actualizando constantemente el estado con mensajes de dudoso interés o trascendencia (más allá de la que le quiere dar el autor de los mismos). Son actividades que no son únicamente propias de Facebook, sino de las redes sociales en general, por lo que cabría mejor hablar de adicción a las redes sociales; siendo la adicción a Facebook un subtipo o especificación de la adicción, tal como sucede con otros trastornos (la adicción a sustancias, anabinoides, por ejemplo).
No cabe duda de que la investigación en el campo de la conducta humana y su relación con las nuevas tecnologías aún tiene un largo camino por recorrer. La Ciberpsicología, que es la rama de la psicología que estudia estos fenómenos, tiene aún muchas aportaciones que hacer a nuestro entendimiento de la conducta humana. Es una disciplina que ha llegado para quedarse. Abunda en ello la aparición de revistas científicas más o menos recientes como Cyberpsychology: Journal of Psychosocial Research on Cyberspace, Cyberpsychology, Behavior and Social Networking, Journal of Computer Mediated Communication o Journal of Cybertherapy and Rehabilitation.
Así, cuando esté utilizando alguna red social de forma frecuente, recuerde que es importante utilizarlo de forma adecuada, no se aleje de sus redes sociales reales por pasar más tiempo en las redes sociales virtuales, no exponga su neuroticismo a la primera oportunidad que tenga: cada uno de sus likes dice mucho más de usted de lo cree.
Nota: Si usted desea conocer un poco de su personalidad a partir de sus gustos en Facebook, visite la página http://www.youarewhatyoulike.com/ tal como recomiendan Kosinki y sus colaboradores (2013) en su artículo.
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Referencias:
Andreassen, C. S., Torsheim, T., Brunborg, G. S. y Pallesen, S. (2012). Development of a Facebook Addiction Scale. Psychological Reports, 110(2), 501-517.
Griffiths, M. D. (2012). Facebook Addiction: Concerns, Criticism, and Recommendations –A Response to Andreassen and Colleagues. Psychological Reports, 110(2), 518-520.
Kosinki, M., Stillwell, D. y Graepel, T. (2013). Privete traits and attributes are predictable from digital records of human behavior. Proceedings ot the National Academy of Sciences,(3), DOI: 10.1073/pnas.1218772110
Mauri, M., Cipresso, P., Balgera, A., Villamira, M. y Riva, G. (2011). Why is Facebook so successful? Psychophysiological measures describes a core flow state while using Facebook. Cyberpsychology, Behavior, and Social Networking. 14(12), 723-731 DOI: 10.1089/cyber.2010.0377
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Buen artículo…aún nos queda distancia para saber lo que les depara a los más jóvenes que ya nacen con una tablet en mano…sólo un detalle: sustancias anabolicas o cannabinoides, pero no anabinoides!!
Toda la razón Johnny, debía decir cannabinoides, no anabionoides.
Botón de «No me gusta» ya.
¿No se nos va la pinza dando tanta importancia a lo que no es más que una herramienta más para relacionarse con los demás? «Es innegable que las redes sociales ―y en especial Facebook― han tenido un gran impacto en la conducta humana» ¡En la conducta humana, nada más y nada menos!
¿Se puede comparar la adiccion a redes con la adicción a la coca? Me parece que los psicologos se están perdiendo en este tema
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Estos estudios en que se recogen datos neurofisiológicos y luego se los describe como si explicaran algo son francamente seudociencia. Todo fenómeno mental tiene un correlato neurofisiológico..¿y? Son «neurocháchara». Detrás de esto siempre hay un laboratorio interesado en medicar (y con menos frecuencia algún psicólogo interesado en inventarse una terapia).
Por otro lado esta patologización de la vida cotidiana empieza a sonar ridículo. Si leo libros 5 horas al día, ¿soy adicto a la lectura? Si estoy con amigotes 5 horas al día ¿soy adicto a la relaciones sociales? Facebook es sólo un medio.
Por útlimo, si de los múltiples datos referidos a nuetras elecciones y afinidades no se obtuvieran tendencias de personalidad, es que entonces no se ha entendido lo que significa la personalidad, que es esencialmente un patrón definido de atención al mundo.
Fail.
Totalmente de acuerdo contigo Gus. Me gusta comprobar que las plagas intelectuales del cerebrocentrismo y la afirmación del consecuente se encuentran con algunas resistencias, ¡que a veces parece que no!
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Me he partido de la risa:
«reveló el estudio cómo ser un buen predictor de la homosexualidad de los hombres: estos incluían páginas como No H8 Campaign, Mac Cosmetics y Wicked The Musical,», osea que si te gustan los cosmeticos y los musicales, pues es muy probable que seas gay.
¡Qué decepción, qué sinsentido! Qué bajada de nivel, tenía que ser justo en lo tocante a la psicología.
De entre todo lo que es criticable en el texto, solo destaco lo siguiente:
1. Llamar «adicción» a una conducta que se hace mucho es NO EXPLICAR NADA. Como mucho es parafrasear, porque ambas cosas significan lo mismo. Seguimos sin saber qué explica este fenómeno, por muchas pruebas psicométricas supuestamente fiables que se desarrollen.
2. Cualquier actividad humana tiene un correlato neurológico, una serie de activaciones en diferentes zonas del cerebro. Pero en ningún caso eso significa que esta activación correlativa sea la causa de la actividad en cuestión. Una persona no ama porque su cerebro se encienda cuando da besos: una persona ama porque tiene una historia reforzante con otra persona.
3. ¡¡¡ESTRÉS Y RELAJACIÓN SON LO CONTRARIO!!! y un fenómeno no puede ser una cosa y su contraria.
Puede acarrear problemas, claro que sí. Hay gente que vive para poder colgar cosas en facebook ¿o es que nadie tiene al típico conocido que te conectes a la hora que te conectes ahí está? ¿es que nadie conoce gente con nula vida social que en facebook no para de interactuar con desconocidos? Yo creo que son personas muy comunes.
Es un medio para relacionarse tan válido como otro, pero todo en exceso puede ser dañino ¿por qué no puede haber gente que haya llegado al extremo de ser adicto?
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