Esta lista se ajusta únicamente a mi criterio personal. No hay otros condicionantes ni argumentos para mis recomendaciones: se basan simplemente en mis deseos y experiencias. Que el lector se sienta libre de añadir en la sección de comentarios sus propias elecciones. Los insultos, si los hubiera, deben formularse con corrección y sin aspavientos. Por favor, no escriban en mayúsculas, es francamente molesto.
- Beba. Los abstemios y los alcohólicos no se sentirán cómodos con esta recomendación pero si faltaran cinco minutos para que un meteorito del tamaño del Santiago Bernabéu impactara con la Tierra, nada mejor para prepararse que un buen copazo. Mis recomendaciones irían del Regajal (la prueba de que en Madrid se hacen vinos cojonudos) al Bollinger, pero si hay que ponerse serio que la muerte me pille cerca del Harry’s Bar y de sus dry martinis (“uno es mucho, dos es poco”, dicen los locales). El de Venecia, no los imitadores. Y si no puede ser, pues en algún garito de Glasgow, de esos con baño de moqueta y reposacabezas en los urinarios para que los fieles no se abran la cabeza cuando vayan a vaciar la vejiga por culpa del clásico latigazo —ese que produce una buena tuerca—, donde uno puede tomarse una pinta en medio del pueblo más bebedor del mundo.
- Lea. Sí, es molesto leer, tanta página, tanta letra, tanto esfuerzo para que luego se te olvide lo que has leído. Sin embargo, el que insista acabará encontrando una honda satisfacción en el noble acto de dejar que la mirada se pierda en un espacio a menudo reducido (no lea esos mamotretos gigantescos hechos para que sus amigos le encuentren interesante). Leer es una de esas cosas que le reconcilian a uno con la raza humana (a menos que se lea Coelho, Moccia o Espinosa, entonces un sentimiento homicida te recorre la espina dorsal y crees que la guerra nuclear no es tan mala idea). En nuestro país Acantilado, la serie negra de RBA, Efemérides, Crítica, Debate o Blackie Books son garantía de calidad. Los científicos aún no han encontrado —de momento— ningún vínculo entre la lectura y alguna enfermedad mortal. Aproveche hasta que lo descubran. A los condenados a muerte no deberían preguntarles por la última cena, deberían dejarles leer un último libro: no les compensaría pero se irían del mundo con algo más que rabia y miedo. O al menos así debería ser.
- Quédese embobado delante de un cuadro. No se haga el listo, no escoja uno de esos archiconocidos con los que llevan bombardeándole toda la vida. Atrévase con algo nuevo. Vaya a un museo, paséese por sus salas y cuando encuentre el lienzo adecuado deténgase, apague el móvil, póngase a una distancia adecuada e insista en meterse entre pincelada y brochazo. No se trata de imitar a los que hace años se empeñaban en ver imágenes en tres dimensiones y acababan por ver una mierda. Es algo más intuitivo, simplemente relájese y piérdase. Nadie puede explicarle nada del arte, eso no se explica, sea valiente e inténtelo. Si no le gusta siempre puede recurrir a la opción 1. Un servidor sufrió (en el Guggenheim) una epifanía ante un cuadro de la última época de Mark Rothko: la humanidad merece un final lento y doloroso. Y, si puede ser, que este terrible destino afecte primero a los tertulianos.
- Váyase de viaje. No sea un turista, no siga a nadie que levante un cartel ni se suba a un autobús con 50 parroquianos para ver una iglesia en 10 minutos. Coja un tren, conduzca, no acepte un “no” por respuesta. No acuda a los sitios típicos ni se compre una guía, improvise, finja (recuerde que es algo que va a hacer antes de morir), imponga su voluntad a la del bloguero que le dice que si no va usted al último piso del Empire State Building será usted poco menos que un primo. Coma en restaurantes que le inspiren desconfianza, lejos del centro, arriésguese. Y si hace usted un viaje de verdad, disfrútelo, desde el maldito avión hasta el último minuto del control de seguridad. Un consejo: coja el Rocky Mountaineer que atraviesa Canadá de costa a costa: es incómodo, el traqueteo hace imposible dormir y comerá muchas hamburguesas de visón, pero los miles de kilómetros de bosques, punteados de cuando en cuando por una cabaña cochambrosa y minúscula, le enseñarán más del mundo que la Enciclopedia Británica y quinientas escapadas a Nueva York. Viajar es caro, no malgaste dinero en chorradas, no se vaya un fin de semana: ahorre y dese a la aventura. Nota: si tiene usted pasta váyase a África un mes, antes de que todos la descubran y se convierta en el nuevo París. No se arrepentirá. Y una vez allí no haga ningún maldito safari fotográfico, por el amor de Dios.
- Vea un clásico. Yo le recomiendo uno hollywoodiense, de cuando el cine era más grande que la vida (yo le diría John Ford, pero si usted dice Fritz Lang o Akira Kurosawa o François Truffaut, le daría un abrazo). Ahora mismo están reponiendo El hombre tranquilo en los cines Verdi, una copia nueva, en 35 mm. Déjese de experimentos y asegúrese la jugada, disfrute de los que pensaban que el séptimo arte era el primero. Ahora que el cine parece basarse en principios como “si es americana o acaba bien es mala” o “no he entendido nada; es una obra maestra” vuelva a los brazos del padre, a los señores que dirigían con traje y corbata, los tipos con parche en el ojo y los que se cagaban en la estrella y le gritaban “eres un auténtico inútil” enfrente de todo el reparto. Disfrute de la narrativa clásica (sí, narrativa clásica, coño) y de los que leían poesía a escondidas y de los que consideraban el western lo mejor que le ha pasado al hombre desde el descubrimiento del chocolate y la Viagra. Y si todo esto no le apetece póngase Tiburón y ríase de los que ahora se ríen de Spielberg. Sí, los hay, se lo aseguro.
- Cómprese la discografía entera de algún genio y escúchela del tirón. Me vale Dylan, Bowie, Van Morrison, los Beatles o hasta los Grateful dead o los Talking Heads. No sea tramposo y no escoja a los Doors o a Jimi Hendrix. En tiempos en que uno no da abasto con la música y que le da una patada a una piedra y salen doscientos cuarenta y tres grupos nuevos, atrévase a escuchar al mismo durante un rato (largo) y descubra sus matices, sus inflexiones, sus tesoros. No se despiste, dedíquese a ello, como si fuera el protagonista de una novela de David Foster Wallace en pleno ataque obsesivo-melómano. No lo deje, no se dé por vencido (sí, hay momentos en que querrá dejarlo, como cuando Van Morrison se apuntó a la cienciología y luego hizo un —incalificable, por horroroso— tema con Sir Cliff Richards). Y sobre todo, no hable de ello con nadie, eso de que las cosas compartidas son mejores es una memez. Usted a lo suyo, hágalo, dese un palmadita en la espalda y —como máximo— hágase un día el chulo en una cena, cuando no venga a cuento. Los excéntricos van muy buscados en estos tiempos.
- Coma. Coma bien. Dese un homenaje. Váyase al Momofuku de Nueva York, piérdase por Tokio (leer a Anthony Bourdain le hará bien) o cómase una tortilla de patatas en ese bar cochambroso que solo usted conoce. Piérdase por el mercado de Rialto y cómase unas croquetas de atún en ese local donde si entran dos comensales uno tiene que esperar fuera porque no hay más espacio. Zámpese una hamburguesa en Houston, una pasta al olio e aglio en Roma, un rombo en Sicilia, un pincho en los mercados callejeros de Seúl, un risotto en Toscana, unos mejillones en Praga, un Schnitzel en Viena o Berlín. No pise esos sitios donde por tres euros le darán un bocata, una coca cola y unas patatas hechas con aceite que lleva tanto tiempo friendo cosas que está considerado como patrimonio de la humanidad. Atrévase a probar cosas nuevas, convenza a sus amigos de hacer lo mismo, aprenda a cocinar. Sí, aprenda a cocinar amigo/a: hágase sus platos, complíquese la vida. Que solo se vive una vez, coño.
- Folle.
- Apostate. Vaya a su parroquia y diga que quiere borrarse. El cura de turno le dirá que no lo haga, que es muy complicado. Cuando vea que se pone usted tozudo/a tratará de convencerle de que es una crisis de fe pasajera, que pasará y que pronto estará usted rezando otra vez, “como todo el mundo, vaya”. Insista, moleste, envíele tuits, SMS, póngase insolente en su Facebook. No va a ser fácil, se lo advierto, en la Iglesia católica es muy sencillo entrar pero muy complicado salir, pero no se rinda. Puede usted seguir creyendo en Dios, pero tóquele un poco la entrepierna a la madre Iglesia. Prepárese un speech convincente (léase algo de Christopher Hitchens, le ayudará). Yo tenía un amigo, hablaba ocho idiomas y era un genio absoluto, pero su obsesión eran los testigos de Jehová. Cuando llamaban a su interfono les invitaba amablemente a subir a su casa. Una vez allí les interrogaba acerca de la Biblia, buscando divergencias, errores, inexactitudes. Los apesadumbrados feligreses se rendían pronto ante el carácter enciclopédico de mi amigo en lo que respectaba al libro sagrado. Ahora bien, cuando querían huir se encontraban con que la puerta estaba cerrada, con llave. Comprendían demasiado tarde que habían caído en una emboscada. Finalmente, después de perder a tres militantes en cinco semanas, los testigos de Jehová comprendieron que corrían grave peligro y marcaron el botón del interfono con una X negra. Incluso colgaron un papel en el Salón del Reino para advertir de la presencia de aquel villano en la comunidad, prohibiendo a los nuevos miembros acercarse por allí. Mi amigo optó entonces por venirse a mi casa, donde desplumó a dos feligreses más en un mes aun con la fiera oposición de mi madre. Finalmente los amigos de Jehová optaron por no venir al barrio. Desde su punto de vista (el de mi colega) lo ideal sería que consiguieran que el cura de su parroquia apostatara y se diera a la bebida. Yo me conformo con que lo intenten.
-
Dejen de leer artículos como este y hagan algo útil.
el punto 8 debe ser ampliado y concretado. Pienso que morirse sin hacer un trío (sí, con esa buenorra y su amiga) y participar en una orgía deberían ser posibles
Hecho.
;=)
Cuando pienso en una orgía me viene a la cabeza la estampa de la sábana llena de pelos y lamparones húmedos de…vaya a saber qué tipo de fluidos corporales (porque en las orgías participan ambos sexos, a menos que hablemos de una orgía a la carta) y se me quitan las ganas…
Los sueños eróticos más perturbadores que tengo siempre tienen que ver con orgías. Algún día habrá que hacerlo. Me pone muy burro lo de varias personas juntas. Con o sin lamparones.
Solo debes hacer una cosa antes de morir: ¡Vive! pero por desgracia, lo que se dice vivir lo logran pocos. Si vale el socorrido símil de que la vida es un corto viaje, diremos que viajar, lo que se dice viajar, casi nadie, y así como llamamos equivocadamente viajar, a hacer turismo, llamamos vida a respirar y demás necesidades fisiológicas.
Los decálogos suelen fallar en el 10… Yo el suyo lo sustituiría por:
10. Hagan algo inútil, mejor, hagan todo inútil.
Gracias por los otros 9.
10. sepan vds. que, en el fondo, van a despertar muchas envidias
Sustituye apostata por haz algo que sea un reto de verdad. Escribe un libro, vive en las montañas durante una época alimentándote de tu propia cosecha hasta estar a punto de morir de inanición… yo que se, pero apostatar en España casi todos podemos optar a hacerlo y casi ninguno de todos los que lo queremos hacerlo lo ha conseguido
Seamos sinceros…
Que digo yo que si uno viaja contrarreloj, también es mal momento para improvisar, y eso sin necesidad de ser un turista gregario. Para cuando vuelves del basurero municipal de Florencia porque, al no llevar plano, no sabías adónde ibas, ha caído el meteorito y te has perdido las maravillas, que son, por cierto, los sitios donde van los turistas. Una leve capa de prejuicios en forma de documentación tampoco está mal. El tópico, tan cursi y tontorrón, del viaje improvisado es, justamente, para cuando se tiene todo el tiempo del mundo, o sea, nunca.
Tanto rollo que se podría resumir en una frase: haz lo que quieras antes de palmarla. Porque hay cosas que por mucho que se acabe el mundo (a mí) no apetecen. Por ejemplo, ver un clásico del cine. ¿En serio crees que voy a tragarme una película de Truffaut antes de morir?
Completamente de acuerdo contigo, Garrulo; eso y lo de ver un cuadro embobado… En fin, ésta es sólo una lista de topicazos aburridos antes de palmarla.
Cada uno que haga lo que le apetezca y listo.
Ahí está la gracia, hay que probarlo… y varias veces!
Menuda sarta de topicazos y obviedades facilonas. Rellenazo.
Hombre, garrulo atómico, yo no sé si vas a tragarte o no una película de Truffaut antes de morir; cada uno tiene sus visios, y los hay peores, te lo juro. Lo que sí sé es que difícilmente te la tragarás después.
Un artículo perfecto. Me cuesta añadir algo más.
Quizás una buena escapada de senderismo durante varios días. Hacerse el camnio de Santiago o algo semejante.
joder, había dejado de leer hasta que encontré esta revista
+1
Me falta algo de jugar al fútbol… no sé o disfrutar de la Champions en tribuna // colar un gol en el minuto 90 de penalty e injusto… algo memorable.
Está muy bien, pero me falta una cosa. Cuide de algo. Si no puede tener perro, tenga un gato o una tortuga (no son muy comunicativas, pero algo es algo). Sino plante alguna cosa. Cúidese de un geranio o una planta de perejil. En una tortillita de un huevo, un poco de perejil propio da mucha satisfacción.
Folle en sitios raros, inesperados. Tenga anécdotas sexuales que contar.
La 9. me hizo reir mientras en la oficina me miraban con cara de «Y a éste que le pasa». ¡Gracias!
Pues ya somos dos.
Pues menos apostatar he hecho las otras 9 cosas. Y apostatar no puedo porque no estoy bautizado… lo que si es cierto es que comparto mi vida con una maravillosa mujer siciliana y no tengo ni puta idea de lo que es un «rombo» comestible… saldre de dudas en breve, no quiero morirme sabiendo que me dejo cosas por el camino…
Buenísimo!!
Artículo genial. Sencillamente con hacer eso antes de que nos invadan cualquier especie que se le hinchen los cojones, seré feliz. Gracias Toni García, me has puesto objetivos antes de morirme!
Tengo 34 años y ya he hecho todas esas cosas que dice el artículo. ¿Y ahora qué hago? ¿Me muero ya?
Desde el principio.
y los porros???
Lo de follar no es tan fácil como insinúa el punto 8.
Muy bueno.
Doy fe que lo de follar, más aún donde vivo ahora, un pequeño valle al norte de Navarra, no es fácil… bueno, para ser sinceros del todo, más bien imposible.
¿En qué valle, exactamente?
Diana, busca a Raúl.
Raúl, busca a Diana.
jajaja
Jajajaja, qué bueno! xD
Antes de morir haría lo que fuera menos leer algo de Blackie Books (a lo mejor algún título salvaría).
7(sin adornos. come) 8 y 10 el resto, paja.
Casi la totalidad de los puntos podrían haberse sustituido por «haz postureo moderno, no me seas mainstream».
Cuánta razón… si vas a África y no vas a una reserva a ver animales en libertad eres un primo lo diga el bloguero de turno o no, lo de hacerles fotos o no ya es cosa de cada uno.
Genial!
Pero estoy de acuerdo con Carlos; antes de morir no me voy a poner a hacer algo útil, ¿para qué?
PD: Lo mejor del artículo, la explicación del 8.
Falta una cosa importantísima: reírse hasta que te salten las lágrimas y te duela el estómago!!! Aunque algo me dice que para eso no hace falta que llegue el fin del mundo…
Interesante. Pero todo esto, dando por sentado que el cuerpo celeste fuera detectado con mucha antelación, algo así como el planeta Melancolía. Porque con esos cinco minutos que apunta usted en el primer apartado, casi no daría tiempo a llegar al baño y bajarse los pantalones.
Bien, en primer lugar descartemos la paja de sus 10:
No pierda el tiempo leyendo, apostatando o viendo cuadros colgando de las paredes en inhóspitas salas.
Lo de viajar, podría ser considerado, pero… no olvide que por lejos que vaya, no podrá desembarazarse de usted mismo; seguirá siendo el mismo aquí o en Biloxi (Mississippi).
Lo de beber, lo veo bien. Además, en el caso de que siga empeñado en viajar, será un lenitivo en el supuesto anterior, por no mencionar el benéfico efecto tranquilizador ante la catástrofe.
¿Ver un clásico? Mmmm… yo le aconsejaría que ya que la vamos a espichar, grite con todas sus fuerzas eso que siempre ha querido confesar: ¡Que John Ford es uno de los mayores pelmazos de la historia del cine! El hombre que más ha hecho por alejar al género femenino de las salas de proyección. No tuve jamás una sola novia que quisiera ir a ver una peli del Oeste; solo si salía Paul Newman, pero NO si salían John Wayne, Ward Bond o Victor McLaglen.
Bájese por internet la discografía entera de Rodriguez (Sixto Díaz Rodríguez) Antes de morir, tendrá usted el placer de DESCUBRIR a un clásico ignorado. ¡Ahí es nada!
Trague hasta reventar sin mirar precios. Está claro, ¿no…?
Eso sí, no malgaste el tiempo comiendo pescado crudo; los japoneses que hagan lo que quieran y ahora, con más motivo.
Folle SI PUEDE, sabiendo que un pedruscazo se acerca a velocidad vertiginosa para colisionar contra todo y contra todos. Ande, ¡a ver si hay cojones!
¿El punto diez…? ¡Ya dije que se olvidara de leer!
Lo mejor será que entre lágrimas, se digan usted y sus allegados lo mucho que se quieren y que se lo perdonan todo. Además, será verdad y no les costará nada, pero nada, decirlo; de hecho, dudo que hagan (hagamos) otra cosa hasta la hora final.
Bravo por el autor. Sobre todo por la redacción un punto ácida con unas gotitas de sarcasmo.
TÓPICAZOS
Mola, me encanta que la palabra de moda en todos los artículos que leo sea relativo a follar, no tengo nada en contra, al contrario, pero me recuerda a la película Regreso al Futuro cuando Marti repite dos veces -¡Qué fuerte!, y Doc comenta -Otra vez la palabra «fuerte», ¿por qué son tan fuertes las cosas en el futuro? ¿Tenéis algún problema molecular?, aunque en la versión original lo hacen con la palabra «heavy» y la pregunta es si hay algún problema gravitacional. No es una crítica, simplemente me ha hecho gracia, y, personalmente, adoro a Spielberg y odio los consejos y las listas.
Perdón Maestro Ciruela, no quería contestarle a usted sino poner un comentario más, error de comentarista principiante, perdone.
Usted puede contestarme cuando le plazca, Eseje… je, je!
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Hubiese empezado por el 10, hombre
Petulante, cursi y amanerado. Soslaya el sexo y el poder del sexo (que siempre ha fascinado al ser humano) y dedica una pedantada farragosa a recomendar hamburguesas, espaghetti en Roma (mi madre los cocina mejores) y no sé que restaurante gafapasti en Nueva York.
Bien aquí va mi contra lista:
Si mañana se acaba el mundo:
1) Escuche música que le haga llorar
2) Coma y beba algo que le alegre el espíritu.
3) Ame a una mujer (o a un hombre) hasta caer rendidos, exhaustos, empapados en sudor mutuo y duérmanse abrazados.
4) Dese una larga ducha con agua tan caliente como pueda soportar y por último y más importante,
5) Lea un libro que le haga pensar.
Si tiene usted una perspectiva vital más larga, mi única sugerencia adicional es: intente repetir este proceso cada día, que no es sino otro modo de decir «Viva cada día como si fuera el último».
Porque los placeres sencillos son el último refugio de las personas complicadas.
Atte:
H.W.
Amén :)
Auméntale un 6. Decir a los que amas que los amas.
Lista perfecta
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Huy que suerte, ya tengo una cruz en todos los puntos menos en el 9. Con la Iglesia hemos topado, hoygan. Hala, a ver al cura y a morirse tranquilo.
Pues resulta que yo estaba viviendo bien sin haberme dado cuenta…
Lo único que falta, para mi gusto, es un poco de proyección vital. Es decir, el punto místico que ponemos los ateos por no creer en Dios. Tipo ayude a un extraño. Algo así, menos hortera.
El fin del mundo ya está aquí…, pero por turnos. No hace falta esperar a que nos lo anuncien los telediarios.
Está bien hacer todas esas cosas y algunas más, y deberíamos empezar ya.
Eso sí, en contra de lo que dicen algunos, yo creo que nadie ha viajado de verdad, si en la ida ya tenía comprado el billete de vuelta. Viajar es otra cosas, eso es turisteo, que tampoco está mal, pero es distinto. Viajar es sencillamente irse.
Postureo antes de palmarla
¡Joder, me siento realizado! Salvo por lo del cuadro. Paso del puto cuadro. Creo que forma parte de la guía turística.
Me he puesto a ello. Llevo 3 meses sin escuchar otra cosa que bootlegs de Grateful Dead y tío Jerry. Miento, Wilco también. ¿Follar? poco. ¿Blasfemar? ¡A todas horas!
Lo suyo antes de morir es quemar el reichstag y tatuarse una lágrima en una mejilla.
Al punto n.7 añadiría: una pizza en Nápoles y un granizado de café en Palermo. P.D, La pasta esa que citáis es «aglio e olio», pero os felicito por haberlo escrito sin errores de ortografía, todo un lujazo para mis pupilas.
A todos estos manuales creo que les falta el número 0.
0. Duerma usted bien.
jajaja es media noche y hare los dos ultimos puntos, pero que articulo tan bueno, amo al mundo de nuevo.
Este tono de estar de vuelta de todo de los articulistas de esta revista me chirría un poco:
· Viva la vida que se lleva ahora para ser un cliché posmoderno.
· Adquiera legitimidad para decirle a los demás que su vida es insulsa.
Pienso lo mismo.
Por fin alguien dice algo lúcido sobre este artículo…
Teniendo en cuenta que esto gusta a 4.500 personas, me surgen dos preguntas:
Cuántas lo leyeron?
Tan poca imaginación tienen los que lo leyeron como para no haber hecho este decálogo diez veces?
Al menos es ciertamente acorde a la línea editorial de la revista: dentro de cada tópico, aún se rellena con más tópicos, siempre con el aire condescendiente de este puto esnobismo… Lo que es tener fama…
yo ya lo hable el otro dia, si supiese q el mundo le quedaban3semanas de vida, yo volveria a fumar, llevo unaño sin hacerlo y lo echo de menos, iba a estar fumando y leyendo mirando frente al cantabrico hasta q llegase el finn del mundo
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Una cosa no entiendo, los que pensáis que es una lista de topicazos y no os ha gustado el artículo, ¿tenéis tanto tiempo en vuestras vidas como para gastarlo en comentar y criticar?
Va en serio la pregunta, si empiezo a leer un artículo y llego a vuestra conclusión simplemente cierro la pestaña del navegador…
quizás en nuestro decálogo tenemos un punto tipo «no dejes que te den lecciones de vida de forma condescendiente».
No incluyo más adjetivos para no ser yo quien se pase de condescendiente.
Creo que si me quedaran pocas horas de vida, lo que me gustaría hacer es simplemente salir a la calle y procurar sentir todo lo que pudiera y estuvise a mi alcance, intentaría no pensar; si es de día, mirar al cielo y sentir el aire y el sol en mi cara, oler los aromas de mi alrededor aunque fuesen desagradables, escuchar el viento y el roce de él sobre las cosas y sobre todo coger la mano de alguien, me da igual que sea un niño o un viejo.
Si por el contrario fuera de noche, haría exactamente lo mismo, solo que me tumbaría sobre la hierba y mi vista se perdería en el infinito.
No me parece nada sencillo ni tópico que la gente se plantee qué es lo esencial, aquello sin lo cual estás malgastando tu vida.
Totalmente de acuerdo con lo de Espinosa y Coelho. Espinosa se merece una buena hostia tan sólo por el título de su ultima cosa (no se puede llamar libro). Al otro no lo conozco, pero me fío de vosotros.
Folle. Sin más, sin explicaciones.
Sin medida, como si no hubiera un mañana.
Porque sí esto hay que explicarlo…
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¡Qué susto! Había leído Spinoza en lugar de Espinosa. Una vez corregido mi error, 100 % de acuerdo.
Paradójico que alguien quet dice que desconfies de los consejos de las guias y el turismo-rebaño escribe un articulo sobre 10 cosas q debes hacer.
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No está mal, para casi todo hay que tener pasta y si no la tienes, qué te importa si total te van a aplastar como a un chinche maldito. Me llama la atención lo escueto del punto 8, significativo, tenemos problemas. Tranqui, si tenemos problemas, con rememorar el mejor de los mejores de tus polvos se te subirá el ego y se te inundarán los ojos de la emoción, lo conseguiste, al menos áquella vez. No todo el mundo puede decir lo mismo,mienten como bellacos. A mí me bastaría con dos horitas y vivir feliz en el mundo del más allá,que por lo que nos cuentas y conocemos está más aquí ,que allá. Gracias por hacerme sonreir ,un lunes gris.
«No sea un turista» y a continuación «Piérdase en el mercado de Rialto» Pues hacer las 2 es muy complicado, oiga.
Estaría bien cambiar el punto uno por un buen porrazo de cannabis. O una bombeta de MDMA. O un tripi de LSD.
Pero, claro, la hipocresía social hace parecer el alcohol como algo mucho más disfrutable -y menos peligroso, cuando no es así- que las tres citadas.
Disfruten lo bebido.
Mi única discrepancia con este artículo es que no le recomendaría a nadie que se escuchase del tirón la discografía de los Beatles.
No creo que el objetivo sea hacer estas cosas antes de morir y se acabó, como tachando puntos en una lista. Mejor dicho, haga esto antes de morir tantas veces como le sea posible, hasta la saciedad. Luego, ya puede morirse tranquilo.
Yo creo no deberíamos contar el número de cosas antes de morir. En principio dependiendo de si nos queda mucho o poco, las actividades podrían variar. Es decir si me quedan horas, me encantaría morirme de risa.
Brinca como un descosido y berrea en medio de un concierto en una sala pequeña con un grupazo .Acaba sudado , sin voz y con una sonrisa de oreja a oreja .
Es de largo, el peor artículo que he leído en Jot Down.
¿Qué mierda de decálogo es esta?
¿Nada de ayudar a los refugiados? ¿A los negritos del Congo? ¿A los esclavos que cosen los balones de Adidas?
Como primero le pondría «pegarse un tiro en la frente», y que deje de ser un inútil para el mundo.
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La lista, aunque incompleta, me parece ideal, aunque leyendo algunos comentarios, me da la impresión de que leyeron algo que yo no. Y para los inconformes, hay un tachecito a la izquierda, que no es obligación ni leerlo completo, ni que el escritor escriba lo que quieren leer.
Atrévase a terminar Ulises, una vez cruce ese monte está listo para vivir.