Igual que las mujeres con los macarras de las películas, los hombres nos sentimos inevitablemente atraídos por los centrales. Nos lo dicta nuestra testosterona. Uno se ve canónicamente reflejado en ese puré de braceos y bufidos que representa el macho alfa de cada defensa cuando ordena a la manada. Y, en el momento en el que varios de ellos pisan un mismo territorio, esperamos con ansia que luzcan las cornamentas y se citen al sol. A la vera del Manzanares veneran los aplastamientos de Arteche tanto como en Chamartín los golpes de hombro de Fernando Hierro o en Arístides Maillol los escorzos de Puyol. Rudos, pero nobles. Solo la grada es capaz de detectar en ellos ese acanallado aura maldito, como de personaje de película de Peckinpah.
Líderes que lo son con una mirada. Sin abrir la boca. No lo necesitan: su carisma trasciende su fútbol. Son los viejos mariscales de campo o los jefes de centuria, malhablados y altaneros, con el costado pintado de cicatrices y la mirada quebrada por el resol. El Málaga juega, desde hace unas semanas, con un puñado de ellos guardando la popa. Y así, claro, no hay un dios que le marque gol a Willy Caballero, que desde su aspillera contempla a sus triarios y comprende por qué se aburre en algunos partidos.
Demichelis y Weligton, dos de esos tipos que uno querría tener en su trinchera si se va la guerra. Esos camaradas con pinta de estibador que te alzarían al hombro si alguien te hiere. A ellos, impolutos en su cerrojo, se les ha unido en invierno otro hoplita de los de pelo en pecho y berrido en la punta de la lengua: Diego Lugano. Acostumbrado a ser el rudo entre los rudos en la selección de Uruguay, algo así como ser el mejor guitarrista en el Mississippi de Robert Johnson, Lugano se presenta en un vestuario en el que ya hay varios que mearon el territorio. Él no viene sino a consagrar sudor con sus semejantes y a enseñar colmillos a los contrarios. A convertir en infierno lo que ya era purgatorio para los delanteros del otro bando.
Solo falta que Pellegrini sepa cómo encajar las piezas de este mecano amurallado. Por delante, el trepidante desafío de una Champions cada día más histórica para el Málaga. Algunos allí, a pesar de los galones de su retaguardia, rogarán fortuna a la Victoria. Harán mal. Ya se lo dijo Tito Livio al emperador Augusto: para un buen general, la suerte no tiene importancia.
Todos muy buenos. Pero para mi, el que verdaderamente tiene ese aura de capitán en la guerra o de centurión. O, mejor dicho, de comandante en la Guerra de Troya es Giorgios Karagounis. Al único al que dedicaría los versos de ‘Oh capitán, mi capitán’.
Uff!!! Los auténticos RUDOS Y VARONILES del fútbol Sevillano se recopilan todos aquí: http://colussoscontrakukletas.blogspot.com.es/search/label/Rudos%20y%20Varoniles
Sin desperdicio!!
Amén. Martagón, Prieto o Pablo Alfaro sí que eran centrales.
Y Diego! no se olvide de Diego!
Nos has dejado con la miel en los labios, ¿para cuándo un reportaje de estos gladiadores con botas? personalmente siempre tuve debilidad por Fabián Ayala…
Maravilloso artículo.
Fernando Hierro, rudo, pero noble? por favor…que no le triscase la tibia a nadie no significa que fuera noble. Noble es Puyol, al menos en el campo, pero Hierro era un gitano que debío acabar expulsado la mitad de los partidos en el Bernabeú.
No obstante, es lógico que el articulista se pierda, apenas tenía 19 años cuando este se retiró…pero si no se sabe, no se escribe de ello, Sr. Guillén.
Don Remigio ¿no ve que está fuera de lugar en este caso la pelea Barça-Madrid? ¿por qué siempre peleando, incluso cuando no viene a cuento? Y lo que es más importantes en este caso ¿No se dan cuenta, culés y merengues, que el mundo es más ancho y que ya nos aburren un poco bastante a los demás con eso?
No hablan de la misma manera muchos de sus rivales, Remigio, perdona que te corrija.
Y menuda trochería lo de no poder escribir de algo que no se ha vivido. Por esa regla de tres, que a nadie se le ocurra hablar de las Guerras Púnicas. Total, de aquellas ninguno de nosotros había nacido.
Gran artículo. Aunque echo de menos una referencia más profunda al Málaga. Da gusto que hablen de nuestro equipo en medios ‘generalistas’, aún así.
Saludos.
Si, claro, todos muy divertidos y empáticos, pero luego Pepe da un par de pataditas y a ponerle todo el mundo verde…
A Pepe algunos lo ponemos verde no por dar patadas, sino por hacerlo a destiempo y como un enajenado imbécil. Que algunos nos criamos con pósters de Pablo Alfaro y Carlos Marchena a la cabecera de la cama.
Estimado rondeño,
Por alusiones: puede usted volcar su opinión sobre el artículo con total libertad, faltaría más, pero por favor, no nos enredemos en que yo digo A y usted B, discuta al articulista, no a mi, que no soy nadie. Si necesita entretenimiento extra, estoy dispuesto a recomendarle un par de lugares donde a buen seguro podrá encontrar ese solaz que todos necesitamos.
Y respecto de escribir sobre lo que no se ha vivido, le pongo a usted por caso, sobre las guerras Púnicas, ha escrito algo de las guerras púnicas usted? entiendo que no, y eso no se debe a que no tenga derecho, que lo tiene, si no a que seguramente sus conocimientos sobre el tema sean tan escasos como los mios, o como los de Fran Guillén sobre la rudeza de F. Hierro. Cuando sepa mucho, escriba, cuando no sepa nada, quedese en en el tragatapas de Ronda, que allí se esta muy bien, y no enrede en discusiones vacias.
Un saludo
Remigio, eres un g********s, y además escribes bastante mal, aunque creas que lo haces requetebién y que tu prosa es la h****a
Don’t feed the troll, Ferio. Por refinado que sea su léxico.
Fran, un artículo muy interesante. Como dice Mc_Namara, esperamos una pieza sobre otros grandes ‘caciques’ del área como Ayala.
Marchena y 10 más. Ojalá se ponderara en su justa medida la inusual ,por extraña, actuación de Marchena en la fase final de la Euro 2008. Donde dio un recital de controles, regates a la remanguillé, anticipaciones, etc al nivel de los muuuy grandes del gremio. Justo es reconocer que antes y después de ese mágico mes en centroeuropa no se volvió a ver nada parecido en su juego, más que una medida contundencia y una aseada salida del balón.
pd. No soy ni de Madrid ni Barça, pero Hierro no tenía nada de noble.
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