En anteriores episodios de Jot Down en Spotify…
Hemos querido matar y hemos querido morir, hemos sido televisivos, lúdicos, sureños, actuales, originales y versioneros.
Hemos sido cultos y hemos sido garrulos.
Así pues, y recogiendo un testigo que desconozco si alguien quería haberme pasado, me dispongo a hacer trizas del cerebro y del corazón tripas para intentar unir ambos conceptos en una suerte de garrulismo ilustrado del cual me considero abanderado en muchos terrenos, pero que, de momento, trasladaremos al ámbito musical.
Como cualquier persona con dos orejas —o con solamente una— unidas por sus respectivos canales a sendos nervios auditivos que a su vez conectan con el lóbulo temporal del cerebro sabe, de un tiempo a esta parte (cualquiera que sea el significado de esta expresión) los únicos compartimentos de la música popular donde se hace algo complejo, arriesgado y, en definitiva, medianamente interesante, son el jazz y el metal. Y tan solo en algunos subcompartimentos de los compartimentos.
Todo lo demás son farfollas acomplejadas por la industria; los «artistas» que hacen rock (ja), pop (jajaja) o esa cosa a la que llaman indie (jajajajajaja) no parecen disponer de los conocimientos ni lo que es más reprobable, de las agallas, para escaparse de la prefabricación del 4/4 y la estructura estrofa-estrofa-puente-estribillo con tres acordes.
Y eso con suerte.
Afortunadamente, existe una irreductible aldea de metaleros jazzísticos que se han propuesto rescatarnos del viscoso fango auditivo en el que nos hemos visto atrapados hasta las rodillas sin darnos cuenta.
Según los expertos —es decir, los que escriben en blogs de música y los que editan la Wikipedia— a esto se le llama metal avant-garde, metal experimental, art metal, hardcore experimental y, finalmente, mathcore. Sin embargo, y por mucha “matemática” que le quieran poner a la etiqueta, la cosa no deja de consistir en el empleo de estructuras y mecánicas propias del jazz (ritmos, cambios de ritmo, instrumentaciones, tonalidades, construcciones armónicas) dentro de un abrazo sonoro propio del metal (guitarras sobrecargadas, baterías anabólicas y voces deliciosamente borricas).
Así pues, dispónganse a quitarse la cera de los oídos, que si no lo hacen por su cuenta, estas doce canciones ya lo harán ellas solitas.
My Ass Is On Fire, Mr. Bungle: El 13 de agosto de 1991 el mundo aún estaba a la espera de que dos bandas de Seattle compuestas por tipos greñudos y con una sospechosa relación con la higiene personal reventasen la escena del rock entre doloridos himnos de tristeza nihilista postadolescente.
Por suerte, a Mike Patton todo esto se la sudaba de manera épica. Se engominó el pelo, se dejó el bigotito de José Sazatornil y junto con otros colegas de su Eureka natal (sí amigos, tal ciudad existe y está en California) sacó al mercado el primer y homónimo disco de la que había sido su banda del instituto: Mr. Bungle.
Luego vendrían Faith No More, Fantômas, Tomahawk y otros cuantos grupos que servirían para dar rienda suelta a su huracán creativo y vocal.
Bajo el evocador título de Mi Culo Está Ardiendo, asistimos a un despliegue de libertad musical sin precedentes: el tema viaja del jazz al metal, al funk y al cabaret sin pasar por la casilla de salida. Y ese viaje lo hace en un barco con las cuadernas hechas de guitarras, bongos y batería; las velas de saxofones, trompetas y mirlitones; y todo ello comandado al timón de una voz sin igual.
Literalmente; no hay otra igual.
Los críticos de la época lo denominaron metal-funk-ska-free jazz, que es lo que aciertas a decir cuando se te viene encima un alud sónico de semejante calibre y no tienes ni puta idea de lo que acaba de pasar.
Milk Lizard, The Dillinger Escape Plan: Una mayoría de edad después, una banda de mathcore colocaba un single en CSI:NY y actuaba en directo en El Show de Conan O’Brien. 15 millones de americanos escucharían las guitarras, los pianos, las trompetas y los berridos de un grupo cuyo nombre se extraía de la fuga de la cárcel de Lake County Crown Point que realizó John Dillinger en 1934 ante 17 policías y armado con una pistola de madera.
En 2001, cuatro años después de su formación en Morris Plane, Nueva Jersey y, tras varios cambios de cantante —incluyendo al propio Mike Patton— la formación liderada por el guitarrista y pianista Ben Weinman encontró en el musculoso Greg Puciato un canal adecuado para su no menos hipertrófica música.
Milk Lizard es una estampida de funk con destellos de las Big Bands de los años 40 y jazzísticos solos de piano que cabalga en controlado desboque a lomos de una precisa línea de bajo y una percusión metronómica.
Party Wounds, Rolo Tomassi:
Esta simpática señorita del collar de Fisher-Price es Eva Spence, que junto a su hermano James y a otros tres caballeretes cuya suma total de edades no alcanza la de Leonard Cohen integran Rolo Tomassi, banda formada en la localidad inglesa de Sheffield en 2005 mientras sus componentes deberían haber estado estudiando Conocimiento del Medio, me temo.
Su música es, por otro lado, bastante más divertida que el rollazo —perdón—; que el lirismo atemporal que caracteriza a Leonard Cohen.
En Party Wounds empiezan con un 1/1 sincopado, casi cojo, alternan con solos de bajo, cambian a un 2/4 ternario, hacen un interludio prácticamente a capella —el momento en el que Eva parece haberse terminado los Ducados— y acaban con una suerte de batería de misiles Javelin electrónicos que les dejará con severas contracturas en el cuello. O algo así.
I Love Turbulence, Rolo Tomassi: Pese a ser del anterior disco llamado Hysterics (bien), la segunda canción que ponemos de esta banda cuyos integrantes tienen el aspecto de aficionados al cricket parece una suerte de continuación de Party Wounds.
Profesando un correspondido amor por la turbulencia, el tema comienza como acababa el otro: en una explosión electrónica. Luego transita por el free jazz con prístinas armonías atonales, interludia con otras tonales y cierra el círculo en un delicioso accelerando mientras Eva canta como los ángeles y los demonios.
Por cierto, que no sé qué tienen estos grupos con los criminales de los años 30, porque el nombre de la banda es el del asesino imaginario de L.A. Confidential.
Death, I…, Psyopus: Aquí las cosas están bastante claras desde el principio. La canción empieza con una introducción de un minuto en lo que parece una guitarra clásica, casi barroca. Luego lo mandan todo por la tobera de un reactor musical y acabamos en medio de una tormenta de virtuosismo rítmico, instrumental y armónico.
Añado que Psyopus se formó en 2002 en Rochester, Nueva York y que, para conseguir patrocinios, Christopher Arp, guitarrista y líder de la banda, tuvo que mandar vídeos a las marcas de guitarras y amplificadores para demostrar que, efectivamente, era capaz de tocar lo que sonaba.
Monolithic Destractions, Behold… The Arctopus: Si han llegado hasta aquí entiendo que están preparados para lo que se avecina, porque ahora ya no vamos a tomar prisioneros.
Behold… The Arctopus son un grupo formado en 2002 en Brooklyn que hacen música instrumental y cuyas referencias son… déjenme que lo piense… ninguna. Y si hay alguna, esta debe de ser el jazz más experimental de Ornette Coleman o la música que haría un Pierre Boulez pasado por la túrmix.
Las armonías son atonales, las melodías inexistentes y la batería tiene una precisión matemática, pero matemática de la teoría de cuerdas, vamos.
Han recibido muchas alabanzas y no menos críticas indicando que lo que hacen es un ruido infumable; y no crean que me atrevo a compararlos con Stravinsky (sí), pero también se montó un pollo del copón cuando este último estrenó La Consagración de la Primavera en 1913.
Cliff Burton Surprise, The Tony Danza Tap Dance Stravaganza: Cuando tu grupo tiene un nombre tan formidable y tu canción hace referencia al muerto más ilustre del metal, entonces lo más probable es que te la pegues.
Sin embargo, el trío de Murfreesboro, Tennessee, sale ileso de tal aventura gracias a una introducción que recuerda al Beat It de Michael Jackson, un enlace que es el riff del Sweet Child O’Mine de Guns N’ Roses y a un par de simpáticos interludios electrónicos. Todo lo demás es pura percusión ultracinética salpicada de progresiones armónicas disonantes y la melodiosa voz de Jessie Freeland. Verdaderamente enternecedor.
Cabe decir que la banda empezó en 2004 como una broma, tanto en los nombres como en las letras, pero que progresivamente se fue volviendo más seria, lo que me temo provocó su desaparición en 2012.
Hellevator, Duck Duck Goose: Otra banda que se hace la simpática en el nombre —Duck, duck, goose es la versión americana del juego que nosotros llamamos La zapatilla por detrás— pero que luego nos zarandean con una descarga de funk polirítmico sin ningún miedo a alterar el tempo libremente y unas voces que van entre lo carnero y lo groovy.
Fundado en Toronto hace poco más de dos años, el grupo lo formaron cinco músicos veteranos curtidos en mil batallas de la escena canadiense hasta que decidieron juntarse, poner los glúteos de una dama que acaba de vomitar en la portada de su disco y dejarse de zarandajas para hacer lo que verdaderamente les gustaba.
Wild Ox Moan, Coalesce: En 1994, Jes Steineger y otros dos tipos de Kansas City formaron una banda que mezclaba el hardcore y el punk. En 1999 la disolvieron.
En 2005 se volvieron a reunir. En esos seis años parecían haber aceptado el crédito que el folk y el blues les había dado hasta el punto de que su disco Ox de 2009 incluye bastantes de dichas influencias.
Este Lamento del buey no deja de ser una referencia a un tema tradicional. Y así comienzan su canción: con una slide guitar y la armonía clásica del blues. Al poco lo revientan en un complejo stop-and-go rítmico. No obstante, y pese a la incursión de un par de acordes no tonales, este tema es el más cercano al metal de toda nuestra lista. Si disponen de melena, no duden en agitarla en la medida de lo posible.
Oma, Botch: El interés de este cuarteto de Tacoma, Washington, reside esencialmente en que fueron los primeros junto a The Dillinger Escape Plan que aceptaron la etiqueta del mathcore como algo a reivindicar.
Con un moderado éxito y unos fans que han estado pidiendo su reunificación desde que se desbandaron en 2002, Botch solía basar sus composiciones en poderosísimas líneas de bajo, pedales valvulares en las guitarras y un gusto por la complejidad rítmica formalizada en tempos cojos como el 5/8 o el 2/2/7.
En Oma, tema extraído de su álbum de 1998, American Nervoso, comienzan con tremenda violencia para, en una curva tensión-relajación (inversa de la típica estructura del post rock), mutar a media canción en un bello diálogo ambiental entre el piano y una guitarra acariciada como si fuese un cello.
Widower, The Dillinger Escape Plan: Vamos a ir completando nuestro viaje por estas agrestes praderas sonoras repitiendo con la banda de Ben Weinman, tal y como hicimos con Rolo Tomassi. Y de igual manera que en sus dos canciones, parece que el Oma de Botch enlazase suavemente con este Widower: si una terminaba con una suave melodía al piano, esta comienza de forma similar.
Sin embargo, han pasado más de diez años de una a otra. Widower pertenece al álbum Option Paralisys que el grupo de Nueva Jersey lanzase bajo su propio sello en 2010.
En ella, un meloso Puciato acompaña al piano durante el primer tercio de la canción para luego derivar en un crescendo épico y tormentoso en el que el propio piano nunca deja de flotar pizpireto entre la espesa bruma ambiental que forma el cuerpo central del tema, y que se disipará para volver a dejar al piano del inicio como protagonista del final.
Pero eso sí, no se relajen demasiado que hay sorpresa.
Carry Stress In The Jaw, Mr. Bungle: Y como en toda expresión matemática, las piezas tienen que encajar, vamos a terminar este círculo de fuego (guiño) tal y como lo empezamos.
Pongámoslo claro: Disco Volante es posiblemente el álbum más acojonante que van a escuchar nunca. Para situarlo en perspectiva, Mike Patton y sus adláteres lo sacan a la luz en 1995, cuando el OK Computer de Radiohead aún no es ni un germen en la cabeza de Thom Yorke y Win Butler tiene 15 años, aún no ha conocido a Régine Chassagne y mucho menos ha pensado en lo que pasaría si juntas las palabras Arcade y Fire.
Carry Stress In The Jaw podría ser el perfecto compendio de toda nuestra lista —pero escúchenla entera, no me sean pusilánimes—. A lo largo de sus nueve minutos es una jam session al saxo, ataca por ritmos arabescos, se vuelve épica y brutal, luego es oscura y opresiva y nuevamente orientalista para terminar parodiando a los B-52’s en un formidable último tercio donde Patton nos deja meridianamente diáfano que su voz es un prodigio y que hace con ella lo que le sale de las narices.
Por si acaso no nos hubiésemos dado cuenta antes.
Aquí tienen, 56’ 37’’ de suave, dulce y aterciopelado bombeo matemático en Spotify. ¡Buh!
Siendo fan incondicional de Faith no More y considerando que Mike Patton es Dios y Profeta al mismo tiempo, no se porque nunca me he puesto a oir sus experimentos fuera de ese grupo. A ver cuando llegue a casa y ponga el Spotify. Me temo que probablemente sea demasiado sofisticado para mi y no me entere de la misa la media, pero que carajo, es Mike Patton.
Tomahawk es bastante «audible» y convencional. Algo que se sale de lo que podriamos encuadrar dentro del metal es Peeping Tom o Mondo Cane. Patton tiene truñacos (como los spoken que tiene por ahi editados), pero tiene muchas cosas mas o menos convencionales que están la mar de bien.
Lo curioso es que Mr. Bungle es el primer grupo de Patton, lo forma como cuatro años antes de entrar en Faith No More.
Un saludo.
Hecho en falta algo de Tool… Imagino que les faltará garrulismo, porque complejidad les sobra.
Uno de tantos ejemplos de lo grandes que son: http://www.youtube.com/watch?v=-8-Eray47JA
Sin duda, Tool son una banda extraordinariamente compleja y con gusto por la matemática (recordará usted sin duda la serie de Fibonacci que es Lateralus), sin embargo no es tanto que no sean garrulos -la canción que enlaza lo es bastante- sino que no son demasiado «experimentales».
Lo son si los comparamos con otros grupos más convencionales, claro, pero no tanto como para ponerlo en esta lista, creo yo.
No obstante Danny Carey forma junto a Brann Daylor y Stanton Moore (aunque este último es trampa) el triunvirato de baterías metaleros con influencia del Jazz.
Un saludo.
Bien por el artículo.
Y un poco de Naked City no habría sobrado para hablar de este tipo de grupos. ;)
Supongo que esta lista formará parte de algún álbum recopilatorio llamado «Guantánamo Hits» o similar.
Con bastante menos de esos 56′ 37» cualquier persona podría declararse autor de todos los crímenes cometidos contra la humanidad. Que HORROR de «música».
Lo que tu llamas horror, yo lo llamo hogar.
Yo echo en falta el mas que «garrulo», pero no menos complejo y fascinante, subgénero nacido dentro del Metal en los últimos tiempos, heredero directo y consecuencia natural del mathcore: el Djent, con los todopoderosos Meshuggah como principal exponente.
Y Opeth, si me apura…pero siempre he pensado que les faltaba algo de «querer salirse de la manada».
Un saludo.
I agree.
Primus. Primus. Primus. Primus. Primus. Primus.
http://www.youtube.com/watch?v=r4OhIU-PmB8
No sé, está bien, pero tal y como lo pintas parece que tan solo uno puede hacer buena música si intenta mezclar estilos y experimentar con cambios de ritmos, compás, etc. Y no creo que tu seas de los que piensas así.. Dicho esto, larga vida a Mr. Bungle!!
a mi lo que me gusta es el collar de playmobil
¬¬
Querido Pedro
Uno que no es muy metalero, pero admira a quien maneja teoria matematica, echa en falta a Chris Corsano y cualquiera de sus enesimas colaboraciones. En mi umilde (ja) opinion, bateria como el no hay nadie.
Un abrazo and keep up the good work!
Estimado David.
Si pongo a Corsano, los caballeros a los que esto les ha parecido un horror me mandan una turba con hogueras y tridentes a casa.
No obstante, álbumes como el Young Cricketeer son estupendos.
Un saludo.
En Rangda, con Sir Richard Bishop, esta mas contenido y ritmico.
Un abrazo
David, gracias por la recomendación. Llevaba un tiempo desconectado de a qué andaba Corsano y Rangda me está encantando.
Qué animalicos todos. Yo me quedo con los grupos menos metálicos del genero y tienden a ser bastante más antiguos: Don Caballero, Drive Like Jehu, Zeni Geva y similares.
El disco más «matemático» que ha caído en mis manos es el «Vision Creation Newsun» de los Boredoms, tiene muchas influencia del space rock y en directo ha sido de lo más impactante que he visto.
Ya que hablas de metaleros jazzisticos habría que hablar de grupos como Combat Astronomy, que mezclan el free jazz con el metal:
http://combat-astronomy.bandcamp.com/album/flak-planet
Le falta algo para ser algo más que un buen disco, pero es interesante lo que intentan hacer.
No lo conocía. La verdad es que tienen muy buena pinta.
Muchas gracias.
¿Qué es un 2/4 ternario? ¿Y el 1/1 o el 2/2/7? Al 5/8 ya llego pero a esos… A ver si alguien me lo aclara.
Hola.
Lo cierto es que he cometido un error al mezclar dos nomenclaturas. Y voy a aclarar por partes:
Un 2/4 es un ritmo binario, sin embargo, en ese tema lo copan con «tresillos» (figura rítmica que mete 3 notas donde deberían ir 2) por eso es un 2/4 ternario.
Por otro lado, tanto el 2/4 como el 5/8 son nomenclaturas clásicas (2 tiempos con 2 negras en cada uno y 2 tiempos con 2 y 3 corcheas en cada uno, respectivamente).
Sin embargo, cuando hablo del 1/1 o del 2/2/7 no uso nomenclatura clásica. Un 1/1 sería un tiempo con una redonda, sin embargo se suele emplear para cualquier compás que se lleva a un tiempo, sin particiones. El 2/2/7 indica un compás con 2 tiempos binarios (en este caso son corcheas) seguido de un compás de 7 corcheas. La nomenclatura clásica sería 2/8|7/8.
Un saludo.
Espera, espera, que me estoy sacando el Clavelitos con la guitarra y después me pongo con esto.
Creo que nunca hubiera esperado con ver en un articulo de Jot Down a Rolo Tomassi y los Dillinger a la vez….
Algún día, podíais dedicar un articulo al mathrock y al noise y seria extremadamente feliz.
Articulo de interes claramente por encima de la media de la seccion musical de Jot Down. Dos cosas:
1) No pronunciaras el nombre de Ok Computer en vano (y menos junto al de Arcade Fire).
2) UFOMAMMUT son LA banda de metal del momento. Se merecen un articulo solo para ellos.
La experimentacion via sofisticacion ritmica y mezcla de estilos se tiende a sobrevalorar, aunque a veces si suena la flauta. Estoy de acuerdo en que el metal esta generando cosas interesantes y me parece un idioma musical apropiado para el actual contexto historico, sin embargo creo que el jazz contemporaneo necesita un laxante.
OK Computer está más sobrevalorado que los mejillones al vapor. Dicho esto, los tres discos de Mr. Bungle son canela fina y quiero romper una lanza por «California».
Patton es Dios, yo soy su profeta y el Sr. Torrijos una mofeta.
Repasando la lista más tranquilamente, echo de menos algunos grupacos… The Number Twelve Looks Like You, The Ghost Of A Thousand, Iwrestledabearonce…
Pero vamos, que en general lo escojido lo parte
Y reitero mi posición: QUEREMOS UN ARTICULO SOBRE NOISE CORE
Excelente colección Pedro…
Los que hemos disfrutado de Mr. «Francesco» Zappa nos sentimos agradecidos de las flores de Patton y cía!!
Aunque no sea metal ni jazz, y de hecho sea un disco «pop», en cuanto a experimental y rigor matemático hecho en falta el Commercial Album de los Residents.
¿El jazz y el metal los únicos estilos populares complejos, arriesgados y medianamente interesantes?
Escúchate bien Idioteque de Radiohead, por ejemplo. Tiene unos polirritmos que tienen tanto estilo como complejidad. La bateria está en 4/4, los acordes en 5/4, la voz creo que en 7/8, todo ello mezclado de tal forma que ni te enteras y te parece un típico 4/4.
Luego también puede parecer poco complejo y arriesgado que todos los acordes estén en Sol menor, pero ahí reside parte de la gracia! Utilizan una serie de intervalos que combinados entre ellos generan notas fantasma, notas que no tocan pero que suenan al mezclarse las frecuencias de las notas que SÍ tocan.
Y esto es sólo una parte del tema. Es una obra maestra.
En la música electrónica y en el rock tienes artistas complejos, arriesgados y populares para parar un tren. Es cuestión de abrirse un poco y dedicarle un poco de tiempo a escucharlos.
Entenderá que cuando escribo el artículo intento ser taxativo. Por supuesto que en ciertos ámbitos de la electrónica o el puro rock hay compositores interesantísimos, desde Richie Hawtin hasta Nosia, y desde los propios Radiohead hasta 65 Days Of Static, pasando por interesantísimas bandas españolas como Jardin de la Croix.
Intentaba acotar las bandas que iba a colocar en la lista, eso es todo.
Es por lo menos inconcebible hablar del jazz/metal más radical y no mencionar al dios del género, John Zorn, y dos de sus proyectos icónicos: Naked City y Moonchild (donde, por cierto, canta (o aúlla) Patton).
aqui les dejo un grupo de sevilla la mar de interesante https://soundcloud.com/hiddenforcestrio
dos de los integrantes tocan en Orthodox http://www.myspace.com/orthodoxband
con esto quiero decir que tambien existe gente de este ambiente dento de españa, claro que son mirados como bichos raros y ninguneados en mayor medida. asi esta la cosa
de hecho me resulta un tanto inverosimil que en todo el articulo no se nombre en ningun momento a The Mars Volta ni los proyectos paralelos de esas dos bestias que ya han dejado de trabajar juntos
The Mars Volta es, posiblemente la banda que más me ha interesado en los últimos tiempos. Sin embargo, creo que les falta un punto de borriquismo para meterlos en esta lista.
Entiéndame, incluso en su disco más potente -a mi juicio, The Bedlam in Goliath- nunca terminan de entrar en el metal.
Y es un disco formidable, ojo. Quizá podría haberlos incluido como At The Drive In.
No sé si acaba de encajar, pero hay un grupo español de un solo disco, Insecto / Insecto, que es sublime. Jazz, experimentación y algo de dureza. Son como la películas ‘Arrebato’ en su día, una absoluta joya desconocida.
De sus restos surgió Dead Capo.
Me ha resultado imposible encontrar nada de el disco que nos recomiendas, y el caso es que ahora me pica la curiosidad. Tendrías algún enlace donde escuchar algo? O alguna manera de conseguir el disco?
Muchas gracias.
Muy interesante lista, sí señor, además de que algunas cosas no las conozco. Voy a escucharla como es debido: a buen volumen.
Durante años «Disco Volante» fue mi disco favorito, y Mr. Bungle mi banda predilecta. Todo lo que sonara a vanguardia metalera lo devoré compulsivamente. Le dejo algún otro tema que puede interesarle:
Los Gorguts, unos bestiajos del death metal más disonante y jazzero (bajo la apabullante cacharrería de motosierras): http://www.youtube.com/watch?v=n0f1gfVdXZY
Los Italianos Ephel Duath, que hacían un black metal jazzero formidable, aunque sus últimos discos flojeen lo suyo: http://www.youtube.com/watch?v=NsBFHB28uAw
Y la madre del cordero, otro que también fue mi disco favorito y que, a día de hoy, sigo considerando la cúspide del death metal técnico/progresivo/jazzero. Éste es sólo un tema, pero el disco entero es impepinable: http://www.youtube.com/watch?v=sRhfl8zR-1w
En España también se hacen cosas…
«Les Rauchen Verboten»
http://www.youtube.com/watch?v=cDP_V1WpVFY
Vuelvo un poco tarde, pero escuchando a Pryapisme me he acordado de este post.
http://pryapisme.bandcamp.com