Música

Versiones memorables

Sly Stone
Sly Stone, improbable novio de Doris Day.

No hace mucho, Manuel de Lorenzo publicó en esta misma web un artículo llamado Las 20 mejores versiones de la historia, incluyendo algunas de las más célebres covers que algunos artistas realizaron de canciones ajenas. Suscribo no pocos de los temas queincluyó, aunque en realidad tenemos criterios bastante dispares. Por citar un par de ejemplos: nunca entenderé a quienes piensan que la Without you de Nilsson es superior a la de Badfinger (¡eso sencillamente no tiene ningún sentido!) y desde luego lo que Devo hicieron con Satisfaction de los Rolling Stones me parece una maravilla. Pero bueno, hasta que la dirección de Jot Down nos alquile un recinto de torneos medievales donde dirimir disputas entre redactores, la idea de Manuel de hablar de versiones nos pareció una gran ocurrencia, así que podemos ir añadiendo alguna pequeña lista de vez en cuando. Vamos con algunos títulos:

Que sera, sera (Whatever will be, will be), por Sly & the Family Stone

Una de las mejores versiones de todos los tiempos. Punto. No es necesario que se crean mi opinión: cualquiera puede comprobarlo con sus propios oídos. Supongo que todo el mundo conoce la melodía más bien tontorrona que Doris Day cantaba en la célebre película de Alfred Hitchcock, El hombre que sabía demasiado. Jamás me ha gustado lo más mínimo esa canción —de hecho me parece ligeramente irritante—, así que no deja de asombrarme lo que Sly Stone fue capaz de hacer con ella. Ya en la época resultaba extraño que un músico conocido por su tendencia a la experimentación, que estaba rompiendo moldes en la industria, se decantara por adaptar una canción de Doris Day. De hecho, la versión tiene una historia curiosa detrás: durante mucho tiempo se dijo que Sly la grabó tras tener un affaire amoroso con Doris Day, que era veinte años mayor que ella. En realidad ese rumor era un bulo: Sly trabó amistad con el hijo de Doris, quien lo llevó a casa de la actriz para enseñarle un automóvil propiedad de ella, que el músico estaba interesado en adquirir. Mientras estaba de visita, Sly vio un piano: dado que se encontraba en casa de la mujer que había cantado Qué será, será, se sentó ante el instrumento y comenzó a cantarla en plan gospel, que era el estilo de música que había interpretado desde niño. Doris Day, que en aquel instante estaba en la cocina, apareció por la puerta sorprendida y se unió a Sly haciéndole coros. Así surgió la estrambótica idea de grabar una versión con su propio grupo, Sly & The Family Stone, transformando lo que originalmente era una tonadilla estúpida en la más increíble, escalofriante e inexplicable transformación que haya podido experimentar una canción.

Also Sprach Zarathustra, por Eumir Deodato

La famosa introducción del poema sinfónico de Richard Strauss, un pasaje musical que representaba el amanecer y que se popularizó inmensamente después de que Stanley Kubrick la usara en 2001: una odisea del espacio. Parecía que semejante música era tan poderosa en su formato original que no admitía demasiados experimentos, hasta que el brasileño Eumir Deodato se sacó de la manga una extraordinaria e inconmensurable versión funky cuya grandeza provocaba auténticas lágrimas. Es más: aunque después de 2001 daba la impresión de que nadie podría ya utilizar esa música en un film sin que el espectador pensara automáticamente en un monolito negro, la versión de Deodato fue incluida con extraordinario acierto en una impresionante secuencia de Being there, película protagonizada por Peter Sellers (si nunca la han visto, ¡ya están tardando!)… y milagrosamente el momento no era interferido por el recuerdo de lo que Kubrick había hecho. Todo muy grandilocuente.

Scarborough fair, por Simon & Garfunkel

Hubo un tiempo en que Simon & Garfunkel estaban en lo que únicamente puede calificarse como estado de gracia: todo lo que tocaban se convertía en oro. Esta canción tradicional de aires medievales no fue una excepción: el dúo la escogió para hacer una versión absolutamente mágica quee incluía algunos de sus más fascinantes juegos de voces. Obtuvo un gran éxito al ser incluida en la banda sonora de la película El graduado.

Crosby Stills Nash
Crosby, Stills & Nash.

Blackbird, por Crosby, Stills & Nash

Si en los sesenta había un grupo podía competir en vaporosa sutileza con las armonías vocales de Simon & Garfunkel, ése era precisamente el trío formado por David Crosby, Stephen Stills y Graham Nash. Tomaron un famoso tema de los Beatles, llevándoselo a su terreno, añadiendo sus característicos juegos de voces y transformando una canción que ya era originalmente arrebatadora en casi una experiencia mística. Particularmente asombrosa es la impresionante interpretación que hicieron del tema durante su actuación en el festival de Woodstock. Belleza en estado puro.

Motörhead, por Corduroy

Un poco de marcha después de la calma: este grupo de “acid jazz” se ganó el corazoncito de muchos rockeros cuando decidieron adaptar una de las canciones más macarras de los setenta, la ruidosa Motörhead (aquí la versión original de sus autores, la banda del mismo nombre), aclimatando el tema a su propio estilo para realizar un elegantísimo homenaje a las huestes del legendario Lemmy Kilminster.

Light my fire, por Al Green

El universalmente célebre tema de The Doors ha conocido muchas versiones. Pero una de las más personales provino de un especialista en convertir a su estilo cualquier canción imaginable: el reverendo Al Green, una de las más grandes voces del soul. Por descontado, por mucho que en esencia respete el esqueleto básico del original, su versión suena absolutamente a él mismo y se convierte en prácticamente otra canción. Una fascinante relectura que gana enteros cuanto uno más la escucha.

Larry Graham
Larry Graham, inventor del «slapping».

It ain’t not fun to me, por Graham Central Station

También las canciones del propio Al Green han conocido numerosas versiones por parte de otros artistas. Por citar un buen ejemplo: It ain’t not fun to me era una rítmica aunque melancólica canción de desamor, que Green interpretaba con su característica suavidad. Pero más adelante fue inyectada de energía por el legendario bajista y cantante Larry Graham, quien consiguió el difícil logro de grabar una versión que podía competir con la original… ¡no cualquiera puede medirse con todo un Al Green! Eso sí, la melancolía del tema original desaparecía por completo, ya que como es bien sabido, Larry Graham es incapaz de contener su arrolladora energía.

Harlem shuffle, por Johnny Winter y Edgar Winter

Mucha gente cree que el hipnótico tema soul de Bob & Earl del que los Rolling Stones hicieron una célebre versión fue rescatado del baúl de los recuerdos por la banda británica, pero en realidad la canción ya había sido rehecha por otros artistas. Una de las mejores revisiones, de hecho, fue grabada solo unos pocos años antes por los hermanos Winter. Ambos habían triunfado por separado con sus respectivas carreras durante los años setenta: Johnny ejerciendo como uno de los más grandes bluesmen blancos que hayan existido y Edgar experimentando con un rango más amplio de estilos. Cuando los dos tejanos unieron sus fuerzas para grabar un disco conjunto, el directo Together!, eligieron incluir una magnífica y vibrante versión del Harlem Shuffle que, la verdad, dejaba bastante en mantillas a la que hicieron los Stones más tarde.

Up from the skies, por Rickie Lee Jones

La canción con la que Jimi Hendrix enseñó al mundo cómo usar el efecto wah-wah —una técnica en la que a día de hoy, por cierto, nadie le ha podido igualar todavía— parecía la típica canción que por ser tan personal y particular se antojaba intocable. Sin embargo, para sorpresa de muchos (yo entre ellos) la norteamericana Rickie Lee Jones se sacó de la manga una versión que no solo respetaba el espíritu de la original sino que demostraba que su voz se adaptaba perfectamente a una melodía que hasta entonces muchos solo podíamos concebir con el característico timbre grave de Jimi.

Drown in my own tears, por Jeff Beck

La angustiosa Drown in my own tears es uno de los mayores clásicos de Ray Charles, un tema que ha sido interpretado infinidad de veces por muchos artistas. Incluso Johnny Winter, a quien ya hemos citado, hizo una impresionante relectura en su imprescindible primer disco, dejando la guitarra a un lado y acompañado al piano por su hermano Edgar. Sin embargo, el británico Jeff Beck no canta, así que en sus actuaciones suele limitarse a tocar una versión instrumental de la canción, que suele ser invariablemente brillante. Aunque cuando realmente alcanzó la excelencia fue en esta aparición televisiva junto a la banda de Jolls Holland (la habían grabado previamente en estudio, pueden escucharla en la lista de Spotify). Lo que Jeff Beck hace ahí con su instrumento, prácticamente dotándolo de vida propia, es algo que no está al alcance de ningún otro individuo. No se trata ya de técnica, sino de una escalofriante demostración de buen gusto, sabiduría musical creatividad y expresividad. Todo un espectáculo.

Cry me a river, por Joe Cocker y Leon Russell

Una balada jazzy popularizada por la actriz Julie London en la película The girl she can’t help it, que sufrió una verdadera metamorfosis en manos del inconmensurable Leon Russell. El estadounidense era por entonces arreglista y director musical de la banda de Joe Cocker. Aparte de su carrera en solitario —magnífica pero por desgracia poco conocida en España— Leon Russell fue el cerebro detrás de muchas grandes interpretaciones del británico (por citar alguna: The Letter). Con Cry me a river, Russell transformó la dulce canción de London en un histérico gospel que Cocker sacó adelante con su arrolladora voz.

Bo Diddley
Bo Diddley. Que las gafas no les engañen: era un verdadero macarra.

Bo Diddley / Who do you love, por Bob Seger

Bo Diddley, The Man Himself, es el legendario bluesman de la guitarra cuadrada que salió directamente de las calles para escribir exitosas canciones de un único acorde que se dedicaba a sí mismo. Aquí le podemos ver interpretando dos canciones: una titulada Hey, Bo Diddley y otra que se llama sencillamente Bo Diddley… ¡a eso se le llama tener autoestima! Sus ritmos selváticos fueron sin duda lo más primitivo de los cincuenta y han sido imitados por, literalmente, una infinidad de artistas. Bandas como The Clash o U2, por citar algunas, han basado temas enteros en los ritmos de Diddley. En los setenta, aquel coloso llamado Bob Seger adaptó la canción Bo Diddley a su propio estilo y la verdad es que el tema adquiría otra dimensión con su impresionante voz. Al final de su interpretación, tras el solo de órgano y sin cambiar de ritmo, Seger enlazaba con otro clásico de Bo Diddley, Who do you love, que es probablemente lo mejor de toda esta increíble doble versión.

California dreamin’, por Eddie Hazel

La legendaria canción de The Mamas & The Papas es bien conocida de todos. En principio parecía difícil hacer una versión que pudiera alejarse del original sin traicionar su espíritu. Sin embargo Eddie Hazel, guitarrista de Parliament y Funkadelic, incluyó una magnífica cover en su primer y único disco en solitario donde convertía la dramática California Dreamin’ en una balada al estilo Hendrix, con resultados más que sorprendentes.

Grace Slick
Grace Slick se despide de su antiguo grupo.

Somebody to love, por Jefferson Airplane

Mucha gente desconoce que este gran clásico de la era hippie es una versión, pero lo cierto es que los Jefferson no fueron los primeros en grabarla. The great society era el desconocido grupo donde cantaba la hasta entonces modelo Grace Slick: entre su repertorio se contaba un tema más bien aburrido llamado Somebody to love, en el que solo llamaba la atención la extraña pero intensa forma de cantar de la chica. Cuando finalmente Grace Slick se cansó de no llegar a ninguna parte con The great society y dejó el grupo con la intención inicial de abandonar el mundo de la música, otra banda de la ciudad, los Jefferson Airplane, le pidieron que se uniera como cantante. Ella aceptó porque el grupo estaba empezando a despegar… y se llevó con ella la canción de su grupo anterior, así que la canción conoció una nueva versión con otro grupo pero con la misma vocalista. Los Airplane supieron darle bastante más vida al hasta entonces intrascendente tema, que finalmente se convirtió en un éxito.

Evil, por Cactus

En los años cincuenta el legendario Howlin’ Wolf grabó un blues oscuro y tabernario muy propiamente llamado Evil (is going on). La canción se describe por sí misma: difícilmente un blues puede sonar más tabernario y canalla. A final de los sesenta, el propio bluesman la volvió a grabar con “arreglos actualizados” para intentar encajar en la nueva escena psicodélica. El resultado no convenció en absoluto a Howlin’ Wolf, que renegó disgustado de su intento de adaptarse a la modernidad (como le sucedió también y en su caso con más razón todavía a Muddy Waters). Sin embargo, aunque al propio Lobo Aullador no le gustase su nueva interpretación de Evil, hubo quienes sí se fijaron y tomaron buena nota de esa segunda versión. Hablamos de Cactus, la banda en que militaban Tim Bogert y Carmine Appice,o sea la antigua sección rítmica de Vanilla Fudge. Cactus hicieron una versión de Evil, pero no de la original, sino de aquella grabación pseudo-psicodélica que tanto detestaba el propio Howlin’ Wolf. Y bueno… por una vez los alumnos le dieron una lección al maestro. El cantante Rusty Day se desgañitó a gusto imitando a Wolf, los cafres de Bogert y Appice aportaron una base rítmica demoledora (ojo a la batería de Appice) y el muy animal de Jim McCarty se despachó con un solo de guitarra asesino, haciendo aullar su instrumento quizá en un homenaje al propio Howlin’ Wolf. Ni que decir tiene que Cactus dieron de lleno en el clavo: en una canción que se titula Evil, todo tenía que sonar así de malvado.

Notas sobre Spotify:

Finalmente, la lista de Spotify con las versiones… aunque no están todas, porque alguna de ellas no está en la base de datos del programa. La de Blackbird es una versión diferente a mi favorita (la de Woodstock), que en cambio sí pueden disfrutar en Grooveshark. Aquí tienen la fantástica Motörhead según Corduroy también en Grooveshark. La de Bob Seger en estudio, por desgracia, no está ni en Spotify, ni en Grooveshark, ni en Goear… aunque pueden localizar fácilmente una versión en directo en estas últimas.

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30 Comments

  1. Miquel Àngel

    Cry me a river en boca de Joe Cocker (y con lo arreglos de Leon Russell) es algo impresionante, Joe cocker durante esa etapa con los Mad Dogs era una autentica apisonadora. Y ese directo que grabaron pone los pelos de punta http://open.spotify.com/user/miqueletti/playlist/2TjBWC78EQkHefelNGKofm

  2. cubillos

    Y donde están las versiones del siglo XXI?. Estaría bien que se ampliara la historia de la música y que no se hable siempre de los mismos músicos, grupos, os copiais los unos a los otros? leeis los mismos libros? cuanta música hay que ni se nombra en todo este tiempo. Por favor amplien su cultura músical más allá de la historia formal que se ha estableció a lo largo de décadas y que se recita como una letania… se echan en falta tantos grupos y canciones de las décadas de los 90 y del s.XXI.

    • Hola, Cubillos

      Es una buena pregunta, pero puedes darle la vuelta a la sartén. Había tanta, tanta música antes de los 90 y el siglo XXI, que quizá deberías pensar si realmente la tienes toda controlada. Yo desde luego no, aún sigo descubriendo cosas.

      No sé qué ocurrirá entre los lectores o si puedo extrapolar si sucede entre ellos lo mismo que entre la gente que conozco en el mundo real, más allá de Jot Down. En esta lista, como verás, son casi todos nombres legendarios que cualquiera debería identificar al instante. Hay artistas como Simon & Garfunkel o Jefferson Airplane que son universales y los conocen hasta nuestras madres. Pues bien, entre la gente que me rodea en mi vida cotidiana abundan quienes escuchan a artistas del siglo XXI (y se saben más discos actuales que yo de lejos), pero te aseguro que sólo una minoría escuchan a Sly Stone. Es más: hay muchos que ¡ni siquiera saben quién es! Y si nombro a Larry Graham o a Eddie Hazel no voy a tener mucha más suerte. Y no son artistas «oscuros» que saco a colación para hacerme el entendido (actitud que detesto, por otra parte) son gente de primera línea que tuvo bastante éxito en su día, no artistas underground que casualmente he descubierto yo porque soy más listo. al contrario. Y sin embargo, constantemente me topo con gente que ni les suena y sin embargo se extrañan de que no haya escuchado el último disco de [inserte grupo más moderno aquí].

      No lo digo por ti, que quizá sí conozcas bien la carrera de estos artistas, pero cada vez que alguien me recuerda que en la actualidad hay mucha otra música y me acusa (a menudo y con razón) de preferir casi siempre artistas antiguos, le saco por ejemplo el tema de Sly Stone. Y créeme, muchos de quienes me acusan de retrógrado no pueden ni nombrar una canción de Sly. Como mucho les suena alguna de un anuncio o una película, si se la hago sonar. A otros ni siquiera eso.

      Hay mucha música y poco tiempo (yo al menos no escucho música mientras hago otras cosas, me es imposible), y después de años sigo encontrando matices nuevos en los discos de Sly, Hendrix, los Beatles, o Bach, o Willie Nelson, o Charlie Parker. Las pocas veces en que encuentro un disco actual comparable a todo aquello, lo sumo a la lista. Pero me sucede cada vez menos.

      Eso sí, me encanta que los lectores me descubran artistas y canciones en los comentarios, sobre todo si son cosas nuevas con las que yo no estaba familiarizado. Pero seamos serios: el siglo XXI está aportando poca cosa de momento y aunque haya cosas muy buenas, cuesta más encontrarlas porque son más escasas y más minoritarias.

      Y sin embargo, Sly Stone publicó tres álbumes consecutivos con ventas millonarias: eran tres obras maestras. Los Beatles fueron nº1. Hendrix fue nº1. James Brown fue nº1. Al Green vendió muchos discos, Parliament, Johnny Winter y Grand Funk llenaban estadios. Jeff Beck era mucho más famoso de lo que es ahora. Y además de todos ellos, tenías a infinidad de artistas más pequeños que descubrir. Antes había más y mejor música de calidad al alcance de cualquiera. Esto es un hecho.

      Así que cuando alguien me echa en cara que no me fije demasiado en la música actual y me acusa de tener un discurso nostálgico, mi respuesta suele ser: mira, estaré encantado de que me descubras cosas nuevas, pero ¿realmente crees que le has echado un buen vistazo a todo lo que había antes? ¿A todo? ¿En serio?

      No trato de sonar elitista ni snob, todo lo contrario: mi relación con la música es muy cándida y emocional, incluso infantil si quieres. Pero también sé que puedo distinguir la buena música. Y antes se hacía mejor música más a menudo. Es tan simple como eso. Eso no significa que me cierre en banda a lo nuevo (de hecho llevo un par de meses obsesionado con una banda actual) pero generalmente estoy demasiado ocupado con lo antiguo porque es demasiado bueno. Sólo con los arreglos en contrapunto de una única canción de Sly tengo ya para horas de descubrimiento: sentarme, escucharla, intentar aprender a tocarla, fijarme en las armonías, en por qué hace determinada nota en determinado momento. Dime un artista actual que haga arreglos como los de «Everybody is a star» y créeme, le daré una oportunidad.

      • C. Albers

        Ese argumento de que antes la música era más «buena» no lo comparto. Es tirar demasiado hacia lo objetivo. Nadie puede distinguir la «buena» música. O te gusta o no te gusta. Si no, corres el riesgo que que algún día aparezca un fan de Bisbal tan convencido como tú de que lo que el escucha es «bueno» y lo tuyo no.

        • ¿Qué te hace pensar que no se puede distinguir?

          • C. Albers

            Tal como lo veo yo no hay música buena ni música mala. Hay oyentes que aman cierto tipo de música y hacen que esta perdure y luego estan los consumidores de música en plan fast-food, hoy te escucho y mañana ni me acuerdo de que existes.

            La música la hacen buena los oyentes.

            A mí me gustan los Pink Fairies.

        • Brancaleone

          En este enlace que te adjunto el autor argentino Alejandro Dolina explica con una lucidez asombrosa por qué sí existen hechos artísiticos de más calidad que otros, destruyendo el mito del «o te gusta o no te gusta». Son 14 minutos, sé que se pueden hacer pesados pero si tienes tiempo y ganas es una delicia que merece ser escuchada.

          http://www.youtube.com/watch?v=bOvhY5C8qQw

      • Enhorabuena por el artículo, Emilio. Aunque la verdad me tenía ganado desde que he visto a Sly Stone en la portada…

        Que Sera, Sera es una de esas joyas ocultas en la discografía de Sly que hay que escuchar con los ojos cerrados. Lo mismo sobre California Dreamin’, son canciones enormes en arreglos e interpretación. Es otra liga. De Al Green habría destacado How Can You Mend a Broken Heart, original de los Bee Gees.

        Sobre si es mejor o peor que la música de los 90 o del XXI, el movimiento se demuestra andado. Ofreciendo temas, nombres. Los 90 son Pulp, Beastie Boys, The Pixies, ¿Ace of Base?, ¿Eiffel 65? Hay grandísimos músicos olvidados y otros tantos engrandecidos por sobreexposición y elevados a un estatus que no les corresponde (vg. Oasis), particularmente por la facilísima difusión de la música a partir de la aparición del Internet.
        Citando a los fans de Justin Bieber, si Nirvana son tan buenos ¿por qué tienen menos seguidores en Twitter?

  3. en línea de lo que dice cubillos, yo rescato a the white stripes versionando el tema de dusty sprinfield

  4. stone

    En una web de fans de Frank Zappa se pidió a los lectores que eligieran las que para ellos eran las mejores piezas musicales de Zappa. Pues bien, la pieza más votada con diferencia fue «Inca Roads». Hay muchas versiones a cargo de Frank (yo no las he oído todas) pero a mi la que más me gusta es la de la banda de su hijo Dweezil, «Zappa plays Zappa», que solo toca música de su padre. Atención al solo de guitarra de Dweezil, absolutamente impresionante:

    http://www.youtube.com/watch?v=7IndxxjZe1c

    (Por cierto, es Eumir, no Deumir Deodato).

  5. C. Albers

    En la línea de lo que dice cubillos me quedo con la versión de Lazy de Deep Purple por Bonnamassa/Hughes.

  6. Esta me parece una canción que se presta estupendamente a las versiones, y ésta es la que más me impactó de todas las que escuché.
    Cómo pillar una canción dulce y tranquila y convertirla en una auténtica fiesta, pero ¿qué otra cosa podía hacer Ron Thal con Can’t take my eyes off of you?

    https://www.youtube.com/watch?v=KRsuUwGJVCw

  7. Joffre

    Muy buena lista, todas las canciones me han parecido geniales.

    Creo que lo de hacer versiones está poco reconocido, y a veces son geniales. Algunas mejoran el original y en ocasiones son, pues bueno, sencillamente distintas y aportan matices nuevos. A mi siempre me han gustado mucho.

    En los últimos años lo más divertido que he encontrado son los tipos de Easy Star All-Stars, una productora de Reagge y Dub que versionan discos enteros. Han hecho el Dark Side of the Moon de Pink Floyd, el Ok Computer de Radiohead y el Sergeant Peppers de los Beatles. Los dos primers son la bomba. No hace falta que te guste el Dub (a mi no me gusta).

  8. «Georgia on my mind» versión Van Morrison, o como superar lo insuperable…

    * Esta incluida en el disco «Down the road».-

  9. Pasen todas…. pero lo de Great Society…
    También podía haber usted elegido «White Rabbit», por la misma regla. Great Society ya eran Jefferson Airplane.

    Pruebe con algo atípico…
    http://www.youtube.com/watch?v=wXHToM3qt6w

    The Stranglers estrangulan el celebre «Walk on By» de Bacharach.
    Por poner uno…

    O a las Cibo Matto atreviéndose con el «About a Girl» de Nirvana
    Por poner otro…

    Saludos navideños

  10. Excelente la versión de Light my fire por Al Green. Creo que sigue siendo superior la de Julie Driscoll, Brian Auger&The Trinity

  11. ..............

    La mejor versión de la historia es My favorite things que cantaba Julie Andrews en Sonrisas y lagrimas por John Coltraine, y en todas sus variantes, que tiene unas cuantas…
    Ylo digo así, rollito categórico, pues creo que lo merece

  12. Salvathor

    La mejor version de la historia, al menos de la historia de mi memoria musical cada vez más limitada, es la del tema Blue in green de Miles Davies versionada por los incomparables Screaming Headless Torsos, sencillamente brutal, inigualable, buahhhh…me emociono con tan sòlo recordarla…

  13. Salvathor

    Ah ¡¡ Emilio de Gorgot, totalmente deacuerdo contigo, la versión de los Devo del Satisfaction es extraordinaria en mi opinion, como debe ser una gran versión, que tenga poco que ver con la realidad

  14. Quico

    Se me hace raro que ni en este articulo, ni en el anterior de Manuel de Lorenzo, ni en ninguno de los comentarios se nombrara la gran versión que hizo Al Green del «Haw can you mend a broken heart» de los Bee Gees…. de los Bee Gees!!!
    Temazo!

  15. Pingback: Versiones memorablesPublicado por Emilio de Gorgot | E.T. Gafapasta (@etgafapasta)

  16. Alejandro Parvo

    http://www.youtube.com/watch?v=zFG1WA222cM
    Un link a una versión que tiene su miga, y su historia. En 1997 la Big Band del Carnegie Hall hizo un homenaje a las bandas sonoras jazzisticas de las películas de Clint Eastwood, y se editó un doble CD (Eastwood AfterHours) bajo el sello Malpaso Records (bonito detalle). El solo de trompeta final de John Faddis es, sencillamente demoledor.

  17. Alejandro Parvo

    O las versiones de los temas de Bob Marley de Monty Alexander… por ejemplo «I shot the sheriff»
    http://www.youtube.com/watch?v=5Ipnz58–NY

  18. Pingback: Miscellaneous | Annotary

  19. Manuel

    No solo Somebody to Love de Jefferson Airplane era de Grace Slick en Great Society, tambien White Rabbit lo era. Versión en ácido de Alice in Wonderland.

  20. srdisaster

    Buena selección. Mi aportación: Me First and the Gimme Gimmes, ellos solitos, acumulan más de 12 versiones memorables. Repetitivos, sí.
    Mi corrección (si se me permite): Motorhead es una canción original de Hawkwind.

  21. Ferran

    «Jokerman» (Bob Dylan) por Caetano Veloso en Circulado ao Vivo. Escuchenla y disfruten de como una vez más las versiones del maestro de Duluth suelen ser mejores que las originales.

  22. Miquel Àngel

    Para versión memorable la de Coltrane y su My Favourite things. Qué poco nos ocupamos del Jazz a veces.

  23. Me parecen todas las versiones acertadisimas, había alguna que no conocía, pero dejar fuera la versión de el gran Cash de Hurt de los NIne INch Nails, cuando la hace suya y es básicamente su canción de despedida me parece un pecado. El videoclip es increíble. La version de Susie Q por los creedence también es una lección de como mejorar una canción que no es tuya

  24. isidro l. miera

    La versión más alucinante que existe en el mundo de la música popular es la que Nina Simone hizo del tema de Claude François «Comme d’habitude», que Paul Anka versionó en inglés como «My way», y que jamás nadie podrá superar en concepto, ritmo y arreglo.

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