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Tocaba a su fin la década de los noventa y con ella se nos escapaba la última gran época del rock como fenómeno masivo. Cierto es que por suerte todavía hoy resiste una plétora de descerebrados capaces de subirse a un escenario a derrochar sudor, ruido, diversión y huevos de la manera más primaria, pero la mayoría hemos asumido que movimientos prodigiosos en el rock capaces de enloquecer al público y la industria, vender camisetas, invadir los medios y despertar en las adolescente el deseo de follarse incluso al batería ya no los veremos ni con los ojos mano. Los noventa estuvieron marcados por el grunge, la popularización de un cierto metal medianamente extremo y los últimos coletazos, en su primera mitad, de colosos que habían cambiado la historia en la década anterior como Guns N’ Roses o Metallica. La escena rockera parecía abocada a soportar una invasión de numetaleros en chándal dispuestos a arruinarnos la vida. Pero del lugar más insólito surgió la esperanza. En Escandinavia, bajo la influencia del punk y el rock más setentero, cristalizó una escena dispuesta a enloquecernos de nuevo cuando todo parecía perdido. No llegaron a convertirse en movimiento tan popular como los mencionados, pero sí nos alegraron la entrada en el nuevo siglo en un momento tan oscuro. Este es nuestro homenaje a ellos.
Hopeless Case Of A Kid In Denial, The Hellacopters. Dirigidos por quien había sido el batería y uno de los principales compositores del grupo de death metal Entombed, Nicke Andersson (o Nicke Royale, o Nicke Hellacopter, o Punk Anderson, o Dave Lee Hellacopter), los Hellacopters encabezaron desde Suecia la explosión del rock escandinavo. Cansado de aporrear los bombos de garrula manera —aunque luego comentaremos algo sobre la curiosa evolución del sonido Entombed— Nicke agarró una guitarra y con su nuevo grupo reivindicó la vigencia del protopunk de los Stooges o MC5. Estas eran sus influencias más evidentes en sus primeros discos, y aquí tenemos este trallazo del Payin’ the Dues como ejemplo, aunque posteriormente derivaron hacia un sonido más melódico anclado en el hard rock. En el disco High Visibility alcanzaron el punto medio perfecto, con una colección de riffs tan limpios como poderosos y esas melodías vocales y estribillos infecciosos que Nicke inventa uno tras otro con facilidad pasmosa.
Rendezvous With Anus, Turbonegro. Podría decirse que estos noruegos formaron el grupo que consiguió la mayor proyección internacional de toda esta ola. Jello Biafra llegó a proclamar Apocalypse Dudes como el disco más importante jamás publicado en Europa. Lo cierto es que no inventaron nada, pero quién necesita grandes revoluciones cuando un grupo alcanza a sintetizar en su sonido a los Ramones, AC/DC, Dictators, Kiss o Motörhead (aunque fuere muchas veces a costa del plagio descarado u «homenaje«) en himnos como The Age of Pamaparius y escenificar descojonantes espectáculos con una estética aberrante a fuerza de enfundarse en los arcanos más delirantes de una homosexualidad tan divertida como impostada. No, no son homosexuales, y la mayoría de ellos ahora se dedica a cultivar una vida familiar a la católica manera, pero aquella actitud de individuos locazas obsesionados con crujirte el ano a poco que te pillaran distraído en un callejón oscuro debería haber elevado sus canciones a himnos gays, por encima de las horteradas comunes. «Jerk that head and be my friend, merging Zeus and Spartacus in re-re-re-re-rendezvous with anus». Si no es esto mejor que «I will survive» para bramarlo en un desfile es que todo el mundo se ha vuelto loco menos yo.
Made Me Madman, Backyard Babies. Suecos como The Hellacopters (cuentan entre sus filas además a Dregen, excomponente del grupo) pudieron alcanzar la gloria pero precisamente esa ambición truncó su carrera. Tras Total 13, un disco tan perfecto en su testiculina punkrockera con toques sleazy que parecía venido de otros tiempos, pulieron su crudeza otorgándole a su sonido una limpieza que mermaba el protagonismo de lo que mejor sabían hacer. Sin ser malos discos, sus posteriores trabajos desinflaron el fanatismo de sus principales seguidores y acabaron como lo que pudo ser y no fue.
Get The Horn, Gluecifer: Nunca tuvieron la relevancia ni la (a mi entender) calidad de los anteriores mencionados, pero el empeño en percutirnos los tímpanos con un hard rock setentero más puro que sus colegas de escena hizo que la formación noruega se ganara nuestro cariño.
Street Survivor, The Flaming Sideburns: Seguimos descendiendo (y que me perdonen sus fans) en la liga escandinava, con representantes en este caso de Finlandia. Entendedme, son un grupo maravilloso, pero al escucharlo uno detecta la influencia de Stooges, New York Dolls e incluso toques de un rock clásico de los 50 sin que lleguen a gestar una personalidad propia tan marcada como los mencionados más arriba. Aun así es preciso mencionarlos, así como a otros (Motorpsycho, Hardcore Superstar…) que han quedado fuera.
Main Offender, The Hives: Volvemos a Suecia con una formación que aunque ahora ha limpiado un poco su sonido acercándose levemente al pop, destacan entre los demás por aproximarse con más acierto al garage clásico, y no solo por su estética de traje en blanco y negro. Esta canción podrían haberla parido perfectamente The Sonics, de hecho recuerda poderosamente a su versión de Have A Love, Will Travel.
Soul Surrender, Diamond Dogs: Esta banda sueca es en realidad temporalmente anterior a la explosión de la ola escandinava, pues nació a principios de los 90. Pero precisamente esa explosión es la que los hizo resurgir a principios de este siglo en Europa. Mucho más próximos al rock clásico que el resto de integrantes de esta lista, Diamond Dogs más que una verdadera formación podría considerarse el proyecto personal de su cantante Sulo, con la ayuda de miembros de diversas bandas que van pasando por sus filas.
I Want You, Hanoi Rocks: Comienzo a partir de aquí a hacer trampas descaradas, pues estos finlandeses no pertenecen a la ola de lo que estamos llamando rock escandinavo. Pero sin la existencia de formaciones como Nomads, Union Carbide Productions o nuestros amados Hanoi Rocks, liderados por esa pareja tóxica al estilo Perry-Tyler y Jagger-Richards que son Andy McCoy y Michael Monroe, no se entendería la explosión de la que estamos hablando en este artículo.
Hisingen Blues, Graveyard: Graveyard nacieron en Suecia y un buen día decidieron no enchufar sus instrumentos a un amplificador sino a un condensador de fluzo. Porque la música que de ahí brota nos viene directamente de 1976, sin medias tintas. Nos retrotrae allí incluso su estética (¡y ese Rickenbacker!) a pesar de que la canción que estamos escuchando se grabó, atención, el año pasado. Aún resta esperanza. Que no se acabe el mundo, y si lo hace que sea con esta banda sonora. Colosales.
Beyond My Reach, Blind Dog: Si ya resultaba sorprendente que desde las frías tierras escandinavas arribara una maravillosa invasión vikinga preñada de punk y el buen y viejo hard rock americano de toda la vida de Dios, más lo es aún toparnos con unos tipos que caen casi de lleno en un estilo que asociamos al desierto del este de California y el consumo desmedido de drogas recreativas: el stoner. Suecos, con riffs monóliticos entre los dedos y un canuto pendiendo en los labios. Blind Dog.
Right To Get High, Baby Woodrose: No, esa voz que escuchamos no es la de Dave Wyndorf. Estamos en Dinamarca. El nombre del grupo, inspirado en una planta alucinógena, nos indica lo que vamos a encontrar: psicodelia, garage rock y ante todo una música que parece creada por y para follar. Da igual que sea con el puro trallazo garagero de Born To Lose que con el cuelgue lisérgico de Maya, vas a terminar placenteramente pringado de fluidos corporales con otra persona si dispones de las mínimas habilidades sociales o de un trapo de cloroformo.
Wolverine Blues, Entombed: Hablábamos al principio de Nicke Andersson y su paso por Entombed. El grupo fue la piedra angular del death metal europeo, pero la inquietud compositiva de Nicke propició una curiosa evolución en el disco Wolverine Blues: el sonido brutal de guitarra y las voces guturales clásicas del estilo seguían ahí, pero la estructura de las canciones —muy alejada de la demencial y desconcertante arquitectura del death— y el hecho de que la voz se entendiera por mucho que siga filtrada por una garganta que pareciera albergar una piara de jabalíes enfurecidos trajo al mundo algo que se dio en llamar «death n’ roll» y que presagiaba el sendero musical que acabaría siguiendo el futuro líder de los Hellacopters.
Freezing Moon, Mayhem: Fuera ya de los principios fundacionales de esta lista, no podemos rematarlo (y al desafortunado oyente) sin al menos mencionar al movimiento más grande surgido de la muy civilizada y socialdemócrata Escandinavia: el black metal. Y cuando digo más grande me refiero al más delirante, a un surtidor infinito de entretenimiento y mal rollo a partes iguales. Las anécdotas que el movimiento social conocido como Inner Circle dejó para la historia merecen un recuerdo. Quema de iglesias, filosofías de vida que mezclaban el satanismo, el nazismo, el paganismo, el rechazo a las normas más elementales de convivencia y de higiene, y que implicaban asesinatos entre miembros de una misma banda, y hasta un aparatoso suicidio mediante una inyección de postas de escopeta directa a la puta cabeza que fue inmortalizado en foto para usarlo como portada en un disco (ATENCIÓN, almas sensibles, no pinchéis en este link) … en fin, hechos gozosos que bien merecen un largo artículo que puede leerse aquí.
Y esto ha sido todo. El lector atento notará que nos hemos olvidado de Islandia y Sigur Rós. Pero esta es una lista de rock; quizá en otro momento alguien se dedique a glosar el soporífero canto de las ballenas.
Moooola ver un articulo a la escena nordica de rock de los 90! Me faltan unas lineas sobre Hardcore Supertar, pero de puta madre.
Guapísimo, pero la línea final con la puya a Sigur Rós para hacerte el malote únicamente consigue que quiera patearte la boca.
Ves como suena raro? Sin despreciar a Sigur te quedaba un escrito muy bueno, pero con ese toque final sólo pareces un paleto venido a más.
Un saludete.
También he denigrado subrepticiamente a Limp Bizkit y de eso no se queja. DOBLE MORAL.
Algún día entenderás que no es necesario faltar al respeto a la música que no te gusta. Te lo dije cuando tachaste el «Hurt» de Trent Reznor como un (y cito textualmente) «lloriqueo emo» y te lo digo ahora. Que no te guste, me parece cojonudo, ahora que tengas que recurrir al insulto chabacano para dejarla a la altura del betún, la verdad es que sobra, sinceramente, y lo has hecho dos veces en dos artículos tuyos que he leído.
Nick Royale era un batería espectacular, supongo que como Entombed no te gustan, «aporreaba los bombos de garrula manera». Nick Royale es mejor batería que la mayoría de los respectivos de los grupos que te gustan a tí. Lo de «cansado de aporrear garrulamente», lo dices como si hubiera dejado el death metal y el año pasado sacó disco con su banda Death Breath, old school sueco. Para tirar tanto de wikipedia como has hecho en este artículo deberías saberlo.
Tampoco hablas de Imperial State Electric, grupo que tienen ahora Nick Royale y Dregen, digo yo que una mención no habría estado mal, no?
Querido amigo Pepe (porque a estas alturas te considero ya amigo) no me explico que entiendas «garrulo» como una fórmula peyorativa, cuando un poco más arriba utilizo la palabra «descerebrados» como virtud. No hay nada más bonito en esta vida que ser un garrulo y un descerebrado.Y en cualquier caso mi consejo es que no te tomes como terribles ofensas personales cosas que derivan de algo tan irrelevante como es el gusto musical.
Por lo demás, si tengo que listar aquí a todos los individuos que en Escandinavia se han puesto a bramar en un escenario, no acabamos. Ya puestos, nos enredamos con In Flames, Millencolin, Amon Amarth, y hasta Europe Y LOS PUÑETEROS ABBA.
Un abrazo.
Imperial State Electric -> Grupo de rock sesentero/setentero formado por los líderes de dos de los grupos pilares del estilo que habla el artículo (Nick Royale y Dregen). Tomándolo donde lo dejaron los Hellacas.
Qué genial poder leer en Jot Down algo sobre la escena nórdica. Bien por ustedes.
De todos los que más escucho en mi reproductor son The Hellacopters y Backyard Babies.
A Mayhem no lo he escuchado en meses porque no me traje su música en mi viaje y es que son muy intensos.
Y de toda esa ola los mejores para mi gusto eran los recién desaparecidos The Soundtrack Of Our Lives. Eran, al igual que el resto de vikingazos mencionado en el post, poco originales pero tenían mucha habilidad para hacer canciones redondas. Mi preferido es el Behind The Music, a ratos suenan a los Stones, a Love, Stooges, Pink Floyd…
Fantástico artículo, todavía quedamos algunos que disfrutamos con el sleaze y el rock nórdico. Eché en falta a Crashdïet, cuyo primer disco supuso un éxito absoluto, un material muy en la línea de Mötley Crüe.
Yo pido una segunda parte.
Desde el 2011 hay un discazo llamado gentle stream de un grupazo sueco llamado the amazing.
Vaya, que grata sorpresa. Aunque ahora escucho menos a esas bandas, fueron fundamentales -por mi edad- a la hora de descubrirme un montón de grupos, discos y etiquetas que de otro modo habría tardado más en conocer.
En mi mocedad Turbonegro eran mis preferidos («Ass Cobra», otro discazo) aunque hoy por hoy mi «podio» lo conforman The Hellacopters, Diamond Dogs -una bomba en vivo- y Gluecifer.
Gran detalle mencionar a Baby Woodrose, mismamente.
Rock-On!
Gran lista, grandes grupos. Añádasele una sucinta necrológica de los que se hundieron en sus drakkars antes de esta bella eclosión guitarroncia: Nomads y Union Carbide Productions.
Totalmente de acuerdo en lo que se comenta sobre la omisión de Imperial State Electric, que deberían estar en la lista. Otra grandísima omisión es no mencionar el trabajo reciente de Michael Monroe, sobre todo ahora que tiene a Dregen en la banda y a Sami Yaffa (bajista de Hanoi Rocks) y han sacado ese discazo que es el «Sensory Overdrive»… que por algo la gente del Classic Rock Magazine ha elegido como disco del año 2011 :P
En mi opinión faltan otros muchos grrupos, quizá no muy conocidos aún internacioanlmente, pero que llenan salas más grandes que los Flaming Sideburns por los países del Norte. De Finlandia añadiría a las Barbe-Q-Barbies (que recientemente han teloneado a W.A.S.P.), y Grease Helmet (nuevo grupo con Andy McCoy, guitarrista de Hanoi Rocks, junto con gente de Amorphis y Amoral), Naked (el último disco, «Double Down», es grandísimo), Stalingrad Cowgirls… Volviendo a Suecia, añadiría a Mando Diao, Bullet y Sister Sin (quedando muchos en el tintero). Finalmente, de parte de Noruega, al menos cabría mencionar a The Carburetors y quizás a Chrome Division (fundada por Shagrat, el cantante de Dimmu Borgir).
» A mi edad, podéis creerme, no se me ocurriría escuchar ni una sola canción del estilo ni requerido a ello por respetables miembros de la Unidad de Intervención Policial blandiendo sus porras.»
OLÉ
«El lector atento notará que nos hemos olvidado de Islandia y Sigur Rós. Pero esta es una lista de rock; quizá en otro momento alguien se dedique a glosar el soporífero canto de las ballenas.»
OLÉ y OLÉ
Los últimos artículos sobre música en JD con sobradas como estas dan bastante vergüenza ajena. Para hablar de rock escandinavo creo que no hace falta «»»faltar»»» a un género y a una banda que poco o nada tiene que ver.
Me encanta comprobar que no soy el único que opina así sobre las sobradas que se casca en cada artículo el señorito.
Que piel más fina gastamos. Aunque nos guste Sigur Ros (a mi me gustan ciertas cosas de ellos), no pasa nada porque alguien reparta leña contra ellos. La crítica musical puede ser algo más que adulación… espero.
Ciertamente Miguel, lo que se critica no es el gusto del autor del artículo, si no el insufrible tono pedantillo de «solo lo que a mí me gusta ES bueno».
Una paletada y una sobrada. Estos rockeros siempre tienen que ser más guays que los demás.
Muy buena lista; por mi parte añadiría, dentro del stoner rock los truckfighters.
En cuanto a sigur ros, suscribo la opinión del articulista. He tenido la suerte de ver (en ocasiones varias veces) a hellacopters, backyard babies, gluecifer, the hives e imperial state electric y a sigur ros. ¿Que tiene que ver el rock musculoso, de saltar y sudar y anfetamínico con la música para títulos de crédito de un documental sobre fiordos (cantada además en élfico)? ¿Rock sin riffs ni estribillos?
Coincido con otros opinantes que el articulista va de muy sobrao.
Sobre el black metal se podría escribir uno o varios artículos. Desde luego pocos movimientos ha habido con más carnaza para el sensacionalismo. Dicho esto de las docenas de grupos que surgieron y de su evolución posterior creo que hay unos cuantos aprovechables. No todo es el freezing moon o transilvanian hunger.
Y si incluye Entombed, podría incluir In Flames, Amon Amarth, incluso Archenemy. Aunque quizás estos sean demasiado jevilongos y por lo tanto despreciables.
Supongo que no existira en spotify, pero al rededor del 2000 o asi se publico un 10″ de un supergrupo llamado supershit666, con dregen, nick royale de batera y ginger de los wildhearts britanicos. Como decia aquel: «acojona, tronco, acojona».
Joder, I smell canadian… Trallazos uno detrás de otro
Me encanta el Rock Escandinavo de influencia setentera. Sobre todo aquellos que, han mezclado la contundencia de Black Sabbath con los ácidos pasajes del rock psicodélico.
Brutus, Graveyard, Horisont, Abramis Brama, Witchcraft, Troubled Horse, Lonely Kamel, Bombus, Mad Walk… y la lista sigue y sigue.
Gotemburgo es el Londres de los 60. Y no exagero.
Te has dejado a los Hydromatics de Scott Morgan y el propio Nicke que luego han devenido en los souleros The Solution,ambas bandas muy recomendables.
Ole por la mención a Supershit 666,en todos los huevos te pegaba eso.
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Buen artículo recordando una escena que no vamos a sobrevalorar ahora pero que tuvo su momento, entrañable. Además, aunque no sea el estilo que más me va el Total 13 me dejó KO en su día. Ahora lo escucho y sigue teniendo su encanto aunque el impacto sea mucho menor.
De todas formas, el mejor grupo escandinavo de los 80 para acá son los sucesores de Union Carbide: Soundtrack Of Our Lives. Tanto si les da por la vena más sicodélica, como si te sacan un pepinazo garajero, tonadas acústicas, rock y pop clásico patipatuprimo, melodías para parar un tren…variados y brillantes, sobretodo los cuatro primeros. Los dos últimos no los tengo tan escuchados pero hasta Origin (incluyo este, aunque esté un punto por debajo de los tres anteriores) son una banda que, sin compartir público, me recuerda un poco por versatilidad, referentes y clase a los últimos Screaming Trees.
Y grandísimos Baby Woodrose también.
Hablando de sicodelia moderna aunque no escandinava, espero que antes o después el universo de The Brian Jonestown Massacre y todo lo que arrastraron después se vea reflejado en esta web.
Hola Anderson. Lo cierto es que a Union Cardibe los menciono de pasada porque es lo mínimo que merecen, pero al fin y al cabo esto no es más que una lista (muy personal y reducida). Su historia y la de muchos otros merece un reportaje de mucha más profundidad que cocemos a fuego lento para el futuro. Un cordial saludo.
Por otro lado, las referencias «despectivas» son un tanto forzadas y «populeras» (de popular 1) pero vamos, tampoco es para tomárselo tan a pecho, que parece que os estén mentando a la madre. Es una provocación salchicherilla, si fuera todo un artículo dedicado a desmontar a los Sigur Ros, vamos, con la pretensión de ir en serio, pues aún entendería la réplica, pero esa frase final es una «chorrá» sin importancia.
Sólo para finalizar, ¿qué hay de cierto en la leyenda que dice que mi primo Nicke lleva gorrica para proteger del frío su cartonianísimo cráneo? Si alguien puede arrojar luz no se me ocurre mejor lugar para hacerlo.
Es curioso que lo preguntes, porque investigué a fondo sobre el particular. Y donde digo «investigué a fondo» quiero decir «googleé un rato en imágenes a ver qué encontraba». Nada concluyente, solo algunas fotos de juventud en las que su condición cartoniana ya apuntaba que la gorra actual más que posiblemente oculta una calva importante. Es un caso similar al de Eddie Spaghetti, aunque en este caso el sombrero cowboy sí sabemos con seguridad que enmascara la alopecia. Pruebas: las entradas que lucía en las imágenes del libreto del disco de rarezas The songs all sound the same; y un vídeo en el que aparece cantando de invitado con Pearl Jam en un concierto, sin sombrero ni gorra, con la cabeza afeitada pero evidenciando la falta de puntitos de pelo naciente en gran parte de la cabeza.
Fan absoluta del rock escandinavo, sobre todo de Turbonegro (Hank, te echo de menos) y diría que su canción más macarramente gay es Denim Demon.
Y a destacar los directos: he visto a Turbonegro (como 6 veces), Hellacopters, Graveyard, The Hives (aunque para mí estos chavales se echaron un poco a perder después del gran Veni, Vidi, Vicious), Hanoi Rocks y Baby Woodrose y además de gozar de la música, me he echado unas buenas risas. Buen artículo!
Gracias Kaiser. Supongo que habrás visto a Hank terriblemente gordo (más aún, quiero decir) y ejecutando melódicas versiones de Nirvana: https://www.youtube.com/watch?v=dvVDy40Pmu0
Dios santo, no, no lo había visto! Hank, desde el cariño, pero estás como un cencerro… Thanks, Ricardo!
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Lo de dejarse a Motorpsycho no ha tenido ni pizquita de gracia. Por lo demás, todo bien.
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Si están The Hives es que algo de hardcore hay. Y si hay hardcore en la lista, ¿dónde están Refused?
El songs to fan the flames of discontent y The shape of punk to come son dos de los mejores discos que han salido «del frío»… ¿no?
No veo nada de Sonata Arctica, Nightwish, Lordi o Stratovarius, qué pasó?
Citas el manido ejemplo del black metal más enfermizo, carnaza de prensa amarilla, y lo dejas ahí, quedando en el aire la idea de que todos los músicos del género compartirían tendencias suicidas y asesinas, ideas filonazis y demás lindezas.
Todo lo que rodeó a Mayhem fue una locura: el suicidio del maníaco depresivo Dead, el asesinato de Euronymous por parte de Varg Vikernes (a cual de los dos más malas personas), la ideología filonazi del batería, único miembro superviviente. Gente enferma, con muy mal rollo … pero para nada representativa de la mayoría de protagonistas de esa escena.
Es cierto que hubo una ola de quema de iglesias (sin gente dentro: no hubo un solo herido) principalmente durante el año 1993, llevada a cabo por cuasi adolescentes que lo hacían más que nada por imitación y deseo de ser aceptados dentro de la recientemente creada, y muy cerrada, tribu del black metal, que mantenía un discurso radicalmente anticristiano. Es bueno poner en contexto que se aproximaba en Noruega la celebración oficial de los mil años de la imposición en el país del cristianismo, cosa que por supuesto se había hecho a sangre y fuego y erradicando para siempre la cultura vikinga (Noruega no es precisamente la España que fue cimentada por los Reyes Católicos). Eso contribuyó a la radicalización de las posturas de unos adolescentes/jóvenes rebeldes, perdidos, marginales y manipulables, que se sentían más identificados con el pasado pagano de los Vikingos que con el cristianismo. Ni que decir tiene que todos ellos sentaron cabeza en cuanto cumplieron un par de años más, y casi todos manifestaron arrepentimiento.
¿Por qué suelto todo este rollo? Pues porque el black metal escandinavo y sus derivaciones son lo más auténtico y genuino que ha salido de esa parte del mundo en materia de rock, aunque no nos tenga por qué gustar a todos (la música y/o la idea). Aparte de los «clásicos» (Bathory, Darkthrone, Mayhem, Emperor, Immortal, los más tarde orquestales y popularizados Dimmu Borgir, etc ) han salido grupos que han evolucionado de una manera espectacular convirtiendo al black metal escandinavo, sus derivados y fusiones, en una de las manifestaciones más vitales del metal (Opeth, Enslaved, Meshuggah …) que ha encontrado ecos más allá de sus fronteras (entre los más destacables los polacos Behemoth) y ha estimulado o inspirado otros subgéneros muy técnicos (caso de grupos americanos como Botch o The Dillinger Escape Plan). Sencillamente no se puede hablar del rock en Suecia y Noruega sobre todo, y menospreciar la importancia del black metal quedándose con la anécdota «delirante» protagonizada por un desgraciado grupo de locos peligrosos.
Dos cositas más. Una, que no me percaté de la fecha de publicación del artículo, no era mi intención hacer un comentario tan fuera de oportunidad. La otra, decir también que reconozco los méritos del mismo: por ejemplo valoro el hecho de que considerado en su conjunto está muy bien documentado, cosa que desgraciadamente es cada vez menos común. No dudo de tus conocimientos sobre el tema, sólo he querido manifestar mi discrepancia en el cuanto al papel otorgado al black metal, sin acritud. Un saludo.
Hola, Adrián. No te preocupes, lo he entendido. Como supongo tú habrás entendido que el tono del artículo en general y de esa parte en particular (como la de la «garrulez» de Entombed) es en clave de humor. Muchos en esta casa amamos el black, el death, el doom y toda forma de metal extremo, si no lo que lo rodea sí la música; y tenemos planeado un artículo sobre estos géneros para tratar en profundidad lo estrictamente musical. Lo que ocurre es que este texto en concreto no está dirigido al público especializado y con los oídos acostumbrados a esta música, sino para uno más general. Y para el público general es mejor la anécdota curiosa cuando se trata de un artículo breve, una lista de música de cierto ámbito geográfico. De hecho, en el número 8 de nuestra revista en papel (SPAM) tengo un artículo sobre el black metal noruego y sí, centrado de nuevo en el suicidio de Dead, la historia de Euronymous y Vikernes, el asesinato cometido por Bård G. Eithun, la quema de iglesias y todo el movidón en general. Por lo de la historia estrambótica, tan terrible como curiosa, y el público generalista. Pero ahí sí tengo espacio para explicar que independientemente de todo eso hay una música que merece ser escuchada y estudiada. Aquí no. Las cuestiones del espacio, el público objetivo y demás.
De todas formas estoy en desacuerdo contigo en una cosa. Dices más o menos que al fin y al cabo solo eran unos adolescentes confusos haciendo el bestia… y sí, eso es cierto. Pero es un poco como la tesis de fondo que sostienen los autores de Señores del Caos, que fue lo único que me chirrió del libro. Es verdad, pero también lo es que años después muchos (no todos) de estos sujetos, aun atemperados por la edad, mantienen esa ideología, aunque «evolucionada». Quizá ya no quemen iglesias ni vaya por ahí liándola parda, pero solo hay que leer cualquier entrevista reciente para ver que siguen manteniendo un confuso corpus de ideas nazi-paganas bastante lamentables. Con una pátina de madurez por encima, pero sigue siendo, en la base, lo mismo.
A pesar de esto, coincido en que es importante separar la ideología garrula de los individuos de su música. Si buscáramos sensatez ideológica en cada artista (de cualquier ámbito) que sigamos solo podríamos disfrutar de tres o cuatro cosas.
Dicho todo esto, te agradezco mucho el comentario. Un saludo.
Ricardo:
Por lo que dices creo que debería informarme mejor sobre el «discurso» que mantienen actualmente los protagonistas del black metal de los 90. Me gustaría ser capaz de discernir además, de entre quienes puedan defender ideas absolutamente rechazables, quiénes lo hacen sólo por una cuestión de imagen, quiénes por falta de perspectiva o de luces, quiénes porque son realmente unos redomados hdlgp …
En cuanto a tu comentario sobre la sensatez ideológica, es un tema que siempre me ha interesado, y hubo en efecto una época de mi vida en que llegó a torturarme bastante, y también a limitar muchísimo mi espectro de, digamos, «audiciones aceptables de acuerdo a mis principios» (seguro que lo sociólogos tienen una palabra para esto).
Ahora soy infinitamente más flexible. Cada uno decide dónde pone el límite y en qué casos está dispuesto a separar la música de lo demás y a ceder en coherencia ideológica a cambio de un «placer más o menos culpable».
Un problema que queda en el aire es el de las mentes inmaduras que puedan tomarse demasiado en serio las letras no sólo de grupos de black metal, sino también de bandas como Carcass, Cannibal Corpse, Slayer o Morbid Angel, por nombrar unas pocas. (Aún cuando es cuestionable qué puede resultar más peligrosamente deformante para las mentes adolescentes: lo que acabo de mencionar o las letras de la mayoría de las cancioncillas pop.)
Un saludo.
Se os ha olvidado el tema del hardcore melódico con grupos como Millencolin o No Fun At All
Y siguiendo la tradición de Entombed, de unos años a esta parte destacar a Kvelertak. Si aquellos hacían lo que se denominó “death n’ roll”, Kvelertak se autoetiquetan «black n’ roll» o cómo mezclar a Darkthrone con Motörhead y Turbonegro en una coctelera. Grandes 3 discos hasta la fecha. El último ya con menos revoluciones, pero igualmente potente.