Ya está, votación consumada. De nada han servido semanas de protestas de médicos, enfermeras, celadores y pacientes. La Asamblea de Madrid ha aprobado por la mayoría absoluta del partido gobernante un texto legal que posibilita la privatización de la gestión de la sanidad. La enfermedad, por hablar en términos médicos ya que estamos, sigue avanzando.
De hecho está ya tan avanzada que ha nublado nuestro juicio. Pongamos un ejemplo local, de Valencia. Allí donde unos gobernantes iban a poner la ciudad en el mapa a base de grandes infraestructuras y que han acabado por llenar los barrios de persianas metálicas de comercios cerrados. Allí donde los empresarios creían ser más listos que nadie arrasando la huerta para construir y ahora no tienen dinero ni para terminar la obra.
Es el caso del barrio del Cabanyal, en la playa. Antaño eran los Poblados Marítimos, algo separado de la ciudad hasta el punto que sus habitantes aún hoy dicen «ir a Valencia» cuando van al centro. Es un distrito de los antiguos, sin orden en la edificación, de calles angostas y desorganizadas. Está justo al final de Blasco Ibáñez, una enorme avenida perfectamente recta que llegaría hasta el mar de no ser por el lugar en cuestión, que rápidamente se convirtió en objetivo central de la codicia urbanística.
El Cabanyal, plagado de viviendas tradicionales y algunos focos culturales con patrimonio histórico, lleva años abandonado a su suerte. Ni vigilancia policial, ni servicio de limpieza, ni fomento del comercio. Nada. La consecuencia evidente: el barrio empezó a caerse a trozos, a estar sucio, a llenarse de droga y de cosas tan horribles (oh) como los gitanos. Cuando el Ayuntamiento intentó por enésima vez derribar el barrio para prolongar Blasco Ibáñez y culminar la reforma del puerto para la Copa América y la Fórmula 1, muchos vecinos veían con buenos ojos la acción «para limpiar la zona». La zona que ellos mismos habían echado a perder. Finalmente la Justicia paralizó las excavadoras una vez más.
El ejemplo es uno, pero aplicable a otros mil. Pasó hace más años con el centro histórico de Valencia —por seguir en la misma ciudad—, y pasa en muchos edificios de renta antigua cuyo propietario quiere deshacerse de sus inquilinos, en su mayoría ancianos, y lo hace no reparando las averías y haciéndoles la vida imposible. Que se vayan, vendo el edificio y gano dinero. El vecindario aplaudirá que haya un edificio nuevo y limpio en lugar de las ruinas que yo mismo he provocado. Y eso por no hablar de grandes infraestructuras infrautilizadas, como la Caja Mágica —por irnos de Madrid—, y otras mil más en toda España. Tantos techos sin gente como gente sin techos.
Pasa, claro, con la sanidad o la educación. A base de recortar fondos, de derivar todo a urgencias hospitalarias, de cargar de horas al profesorado, de llenar las clases, de habilitar barracones, de mandar a los ancianos a por recetas a las consultas, todos los servicios públicos que antaño funcionaban modélicamente ahora parecen venirse abajo. Luego uno busca un pediatra en un centro de salud por la tarde y no hay. O va a un centro de salud con una urgencia y tiene que hacer cola con ancianos que van cada día a recoger recetas. O eso o ir a urgencias a un hospital, a saturarlas aún más, y a contribuir que el médico apenas tenga minuto y medio para verte.
La culpa, seguramente (oh) de los inmigrantes, los mismos que desearían cotizar pero a los que tantas veces no se les hace contrato. Y para estar así casi mejor que privaticen.
Eso es España.
Y es que España tiene un cáncer. Uno tan violento que en apenas unos años se ha extendido a muchas partes del cuerpo, una metástasis rápida y letal. Afecta a la política, claro, pero también a los medios, a los ciudadanos y a los principios sobre los que creíamos estar seguros. El enfermo, los enfermos, como en el ejemplo de El Cabanyal: los mismos que provocan la enfermedad.
¿Síntomas?
Arraigados en la propia construcción de este país. Porque… ¿tiene sentido el Estado autonómico? Depende. ¿Para qué se creó? Para colmar las aspiraciones de regiones con un fuerte sentimiento nacionalista que el franquismo laminó y corría peligro de emerger y desestabilizar la incipiente democracia. ¿Necesitaban Cataluña o Euskadi un Estatuto, unos órganos propios y una legislación a medida? Sí, porque la demandaban. ¿Lo necesitaban Extremadura, Murcia o La Rioja? Posiblemente no, pero por un extraño sentimiento de compensación se sirvió aquel famoso «café para todos».
Otro ejemplo que saltó durante la campaña de las última elecciones generales: las diputaciones. ¿Para qué sirven? A grandes rasgos, y simplificando mucho, para hacer las veces de ayuntamiento allí donde no hay ayuntamiento. ¿Por qué Rajoy, ahora presidente del Gobierno, se opuso a la propuesta de Rubalcaba de eliminarlas? Por dos cosas bien sencillas: primera, que uno de sus primeros trabajos a cuenta del erario público fue en la presidencia de una diputación; segunda, porque en lugares como Galicia, de donde él es y donde se concentra un enorme porcentaje de los municipios del país, una diputación sí tiene sentido. Rubalcaba, cántabro como es, autonomía uniprovincial y por tanto sin diputación, tenía otra visión. Que Galicia necesite diputación vale, que la necesiten otras autonomías es cuestionable. Da igual, café para todos. Apúntalo a la cuenta, la pública.
Así se ordenó el país, que se blindó con una serie de cláusulas que en aquel momento tenían todo el sentido. Por ejemplo, que se fijara un porcentaje mínimo para entrar en las Cortes y que una ley electoral evitara que entraran demasiadas fuerzas en las Cámaras e hicieran ingobernable el país. Que todo lo que aprobara el Congreso tuviera que pasar por el Senado. Que el Gobierno tuviera potestad para aprobar textos legales directamente si la urgencia lo exigía. Que el statu quo del país —monarquía, democracia, derechos fundamentales, autonomía, integridad territorial— fuera inamovible. Que se exigieran enormes mayorías para modificar la Constitución.
El resultado de todo esto ya lo conocemos. Duplicidades y triplicidades en lo legislativo. Enorme burocracia innecesaria. Una Cámara inútil e irreformable. Oscuros nombramientos de familiares a dedo. Que los grandes partidos dominen fondos, medios y recursos y los nacionalistas estén sobrerepresentados. Que el Ejecutivo gobierne a base de decretos ley incluso con mayoría absoluta. Que no haya vía factible para plantear cambio alguno —república, independencia, federalismo o incluso ley electoral— porque ninguno de los grandes partidos lo quiere.
El sistema es tan perverso que los políticos de los grandes partidos no tienen conciencia de servir al ciudadano, sino al partido que les coloca en una posición u otra de la lista, lo que les permitirá salir elegidos o no cuando lleguen las elecciones. Por eso algunos van a las Cámaras a jugar con el móvil o el iPad que también les pagan los ciudadanos. Por eso cuando preguntan o responden a sus rivales en el Hemiciclo lo hacen leyendo un papel. Por eso aplauden con histeria cuando su líder dice algo, lo que sea, aunque fuera lo mismo que decía el rival meses atrás. Por eso hay alguien en sus filas que levanta la mano para indicar qué deben votar. Algunos diputados o concejales son números que cobran por votar.
¿Causas?
¿Quién toma las decisiones? Sí, claro.
Políticos que, en el mejor de los casos, son funcionarios, porque en demasiadas ocasiones llevan décadas metidos en política. No saben cómo es una empresa privada, ni cómo funciona, pero ven la privatización como modelo de gestión eficiente. Son en muchos casos personas con pensiones vitalicias unos años en las Cortes, algunos con escoltas, rodeados de asesores que les dicen hasta qué pensar. Desde luego pocos llevan a sus hijos a colegios públicos o hacen cola en el centro de salud porque tienen seguro médico. Pero saben que lo público es inviable.
Han usado las cajas de ahorros como cartera para sufragar su acción de Gobierno (Caja Castilla-La Mancha o Caja Madrid son buenos ejemplos de ello), han llenado sus consejos de administración y ahora las privatizan. Han olvidado que las televisiones y radios autonómicas se crearon para preservar la cultura, lengua y costumbres de cada región y las han utilizado como pequeños No-Do con los que arremeter contra sus rivales políticos o esconder escándalos propios (en Valencia muchos de zonas rurales que solo veían Canal 9 se preguntaban al día siguiente de la dimisión de Camps por qué se había ido)
La culpa es de los políticos. Pero no solo de ellos.
¿Y nosotros, los ciudadanos de este país que nos creemos médicos, entrenadores de fútbol y científicos, todo de una? Nosotros somos los que hacemos una reforma en casa y pactamos con el albañil que no haga factura para no pagar IVA. Él no lo declara, cobra todo en negro y a nosotros nos sale mucho más barato. «Tal y como está la cosa», hay quien dice. O las trabajadoras domésticas, que hasta ahora hacían un trabajo físico, duro e ingrato a cambio de sueldos en muchas ocasiones superior al de muchos licenciados. Todo en negro, claro. Y ahora protestan —ellas y quienes les pagan— porque hay que darles de alta en la Seguridad Social.
Lo que no nos planteamos es que sin pagar IVA ni Seguridad Social el Estado no recauda. Y si el Estado no recauda no se paga ni la sanidad, ni la educación, ni nada público. Protestamos porque la sanidad está fatal mientras defraudamos. Nos quejamos de que el Estado no hace nada cuando llevamos meses en el paro, pero trabajando y sin declararlo. Como todos trincan, tonto el que no. Ya apagará la luz quien venga detrás.
También se quejan los empresarios, los que crean empleo. Ellos, que despiden con veinte días gracias a la última reforma laboral con solo perder beneficios en las cuentas, los mismos que contratan por obra y servicio para ahorrarse el despido, o que exigen que seas autónomo para darte trabajo —eso sí, obligándote a cumplir un horario y trabajando físicamente en la oficina—. Los mismos que nunca subirán el sueldo si no lo pides —y aun así— pero que con la crisis tuvieron claro que había que bajarlo. Los mismos que fichan ahora en el paro a un precio mucho menor.
¿Diagnóstico?
Volvamos al párrafo del inicio.
Para empezar, lo que significa una protesta en forma de huelga durante semanas. Hablamos de un colectivo de trabajadores públicos a los que se les ha suprimido una paga extra, lo cual no es que se les haya quitado algo extraordinario como una paga de productividad o beneficios que pudieran tener por contrato, sino una catorceava parte de su sueldo. Así, por las buenas. Y encima, tras dos semanas de huelga, habrán perdido el equivalente al sueldo de un mes en algunos casos. Ese es el precio de la inútil protesta ¿El pago? Que el responsable de la privatización contra la que protestaban proponga limitar el derecho a huelga. Para qué solventar el problema que he creado pudiendo evitar que protesten. Ni en el Parlamento ni en la calle.
Para seguir, lo simbólico que es que un partido apruebe algo con el voto en contra de todos los demás. Es el legado de una amplia mayoría absoluta, el reflejo de la voluntad de los que votan (y de los que no votan). Pero, a pesar de esta raíz aparentemente legitimada en lo democrático, se esconde una escena profundamente antidemocrática: unos votan y deciden en contra de la voluntad de todos los demás. En el Parlamento y en la calle.
Para terminar, lo de que se privatiza la gestión de la sanidad. Hay quien dice que Esperanza Aguirre dimitió precisamente porque no quería enfrentarse a lo que supo que se acercaba por el horizonte cuando vio los Presupuestos. Así, con «p» mayúscula. Su obra, su legado, era la construcción de hospitales incluso por encima de sus posibilidades, es decir, lo que ella misma había prometido. Dicen que se fue para no tener que lidiar con el mal trago de deshacer lo hecho, así, con la cabeza alta y el ruido de sables de fondo. Ya apagará la luz el que venga detrás.
Hay quien discute que privatizar la gestión implique privatizar de verdad. Entonces mejor privatizar la gestión del país, a ver si entonces no iban a faltar las ofertas de algunas empresas por controlar los resortes de nuestra economía. Porque eso, lo de que los intereses privados patrocinen a los servidores públicos, ya se hace en otros países.
El asunto da para mucho, el problema es que las cuentas públicas no. Y de esa lógica del barrio problemático viene lo demás, la infección final. La medida de privatizar la gestión de la sanidad —dicen— se toma para ahorrar. Porque la sanidad, como el sistema de pensiones, la educación o los medios públicos, son insostenibles. Ese pensamiento, que ha irrumpido de pronto de la mano de la crisis, tiene unas raíces más hondas: las mismas que cuestionan que el Estado pueda seguir funcionando como hasta ahora «porque lo autonómico es insostenible«, dicen también.
¿Tratamiento?
La crisis es veneno puro que nos hemos inyectado en vena. Una especie de quimioterapia que lamentablemente está sirviendo para poco contra la enfermedad. La quimioterapia es una especie de lejía que, para matar a las células enfermas, mata también a las sanas. Qué peregrina era esa idea de que, además de para generar parados, miseria y desahucios, la crisis serviría para bajar la marea y que la mierda que puebla los rincones de nuestro sistema quedara a la vista para poder limpiarla. Esta especie de genocidio económico que vivimos desde 2007, esa quimioterapia que no hemos chutado en vena, solo mata células sanas.
¿Hemos vivido en una burbuja de tres décadas o es que la crisis sirve de excusa salvaje para hacer y deshacer, para cuestionar todo? Posiblemente, ambas. El cuestionamiento del entorno sociopolítico viene de todos lados: unos cuestionan la democracia como forma de representación, llaman a tomar las calles y las Cámaras, a instaurar las asambleas como forma de —llamémosle— decisión. Otros dicen que el autonomismo no vale, que hay que ir a lo federal. O a lo centralista. O, directamente, a la independencia.
La crisis parece un momento inmejorable para replantear todo. La cuestión es que todo es planteable, pero nada es realizable. Había otro —por seguir con lo de que hay quien dice— que decía aquello de cambiar todo para que nada cambie. La diferencia es que sí cambia. Lo que ha sucedido con la votación de la reforma sanitaria en la Comunidad de Madrid, fotografía de dos diputados autonómicos jugando con sus herramientas de trabajo a Apalabrados incluida, es la radiografía perfecta de la enfermedad que vive España y que, por desgracia, esta quimioterapia que está siendo la crisis no va a curar.
¿Hay vacuna?
La crisis, este cáncer, nos tiene a todos enfermos. Centra todas nuestras conversaciones, aplaca nuestros ánimos, multiplica el número de gente que ha perdido la esperanza, plaga nuestras calles de gente sin recursos, incluso de familias rebuscando en las basuras.
Este cáncer pasará. Y cuando pase, por desgracia, no habremos aprendido la lección, y las células malignas seguirán ahí.
La batalla de estos años no es solo económica, sino ideológica. Y no es una cuestión de derecha e izquierda, ni de liberalismo o intervencionismo. Es una batalla entre modelos de Estado, de convivencia y de sociedad. Y la balanza, de momento, se ha inclinado claramente.
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Hmmm, yo vivo en el cabañal, en concreto en la calle Fco. Cubells y la verdad es que el barrio no lo veo tan mal como dices, estoy en contra de que se arrase con El Cabañal porque me parece un barrio extraordinario. Pero ese panorama que has pintado de drogas y suciedad te lo tengo que contradecir totalmente.
Vaya, vives en mi calle, que casualidad!
Respecto al Cqbañal, o mejor, los poblados marítimos, es muy grande y por lo tanto, tiene zonas y zonas. No estoy nada de acuerdo en la ampliación de Blasco Ibañez, por todo lo evidente, pero porque además, no iba a solucionar magicqmente todos los problemas del barrio. Hace falta policía y rehabilitación, entre otras cosas.
Respecto al café para todos, creo que comunidades como Illes Balears de donde soy que tienen doble idioma y además son islas sí está justificada una autonomía. si nos gobernasen desde la meseta ya estaríamos todos hablando el idioma del imperio. El café para todos viene porque en este país todo lo que emana de la capital es nocivo para pluralidad y diversidad que hay en este país.
«Todo lo que emana de la capital…» por defecto con las barreras levantadas, así nos va. Ni queremos entender ni hacemos por entender.
¿Doble idioma? Supongo que alude usted a la suerte de emplear y conocer dos lenguas nativas.
¿Justificada una autonomía? ¿Por ser islas o por tener dos lenguas? No sé yo si eso justifica autonomías: imagínese, dividir el mundo atonómicamente en base a tales cosas. Europa sería un sólo bloque, al no ser isla, y sin embargo Córcega sería una autonomía bien clara. Pero, si se basa sólo en las lenguas, entonces habría que establecer zonas de biligüismo rigurosas para poder trazas las fronteras. Menudo lío, ¿eh?
¿La Meseta? ¿De qué habla usted? ¿De verdad influye la forma del orbe en la manera de gobernar?
¿Imperio? ¿Idioma? ¡Pero cómo va a ser la lengua propiedad de nadie, si la habla cualquier niño a los 3 años, ingenuo y sin política como está cualquier niño? Además de la gracia que tiene el verlo a usted con tan elevada competencia lingüística, escribiendo en esa lengua que le parece tan marcada políticamente.
¿Lo que viene de la capital? ¿Ha leído usted el artículo? ¿Valencia es la capital? ¿España es la capital?
En fin. De grandes ideas está el mundo hecho. Convirtiendo las generalidades en verdades con las que crear la la propia identidad, que sólo mediante el rechazo «al otro» se definen.
Bendita ceguera.
«Galicia necesita diputaciones»…¡jaja! ¡Sí! Para perpetuar en el poder a los de siempre. La mayoría de su presupuesto se va en pagar el sueldo de los enchufados que «trabajan» en ellas. No te engañes, son otro cáncer más y no pequeño.
Tú caes en otra de esas cosas que sólo oigo en España «una empleada del hogar que cobra más que un licenciado» a ver si va a resultar que cuando terminas la carrera te dan un certificda de sueldo mínimo. Igual no te lo han dicho, pero licenciados totalemente inútiles hay a patadas que merecen cobrar lo que cobran porque no valen para nada, a los que hay que pagar bien es a los que trabajan bien, sean licenciados o sean diplomados o sean FP, si FP esos seres denostados en este país (tú tambien un poco reconócelo, sólo te preocupa el sueldo del licenciado) el problema de España es que hay una cantidad de licenciados que no se puede absorber por eso muchos acaban trabajando de cualquier cosa, aquí el tener una carrera se ha convertido en un elemento de prestigio social por encima de lo que realmente es. En Alemania por ejemplo los FPs son empleados altamente cualificados y para nada tratados como sátrapas como aquí se hace. Y curiosamente los periodistas (Será porque ellos son licenciados) son los primeros que en sus artículos sólo hablan de los pobres licenciados y callan sobre el ridículo tratamiento que se ha dado a la FP en este país.
Tienes razón cuando dices que en España se le ha dado demasiada importancia social a tener una carrera universitaria. Pero en cualquier caso, el que uno tenga un título universitario le permite tener un sueldo más digno de por ejemplo (y lo digo con todo el respeto), el peón de obra que dejo de estudiar con 15 años y se «metió» a trabajar en la construcción. Puede que ese peón de obra sea el mejor en lo que hace. Y puede que el que tiene un título universitario, sea un inútil en lo suyo. Pero lo que no puede ser es que el primero cobre más que el segundo (y eso ha pasado en España durante los años de la burbuja). Porque entonces, ¿para qué carajo está uno estudiando media vida? Para eso, termino el bachilleraro me preparo unas oposiciones a cualquier gilipollez y me paso la vida con un trabajo repetitivo y en muchos casos, improductivo, y viviendo de un sueldo público.
Por qué no puede ser? si el primero hace su trabajo bien y el segundo es un inútil? vuelvo a lo dicho, el trabajo se debe valorar en términos de efectividad y no de las rentas de un título. Otro tema es que aquí por la burbuja un peon cobrase más que un pasante o que un aparejador y eso no era normal. Pero ese es otro tema. A donde voy es que la adoración social por las carreras no creo que sea buena. Una carrera es lo que es y no lo que en España se le atribuye.
Las carreras son, o deben ser, preparación para una profesión difícil. Y como tal, debe estar bien pagada. Un buen albañil tarda lo mismo en conseguir experiencia que un buen arquitecto, pero el arquitecto antes debe estudiar mucho más y lleva la responsabilidad de toda la obra, no de colocar un muro. Si no pagas eso sólo conseguiras un montón de albañiles sin planos.
En realidad el pago depende de la oferta y la demanda. Una profesión donde haya poca oferta y mucha demanda, estará bien pagada. Y ya.
SI lo que haces tiene poco valor porque mucha gente puede ocupar tu puesto o tu formación universitaria es poco demandada por la sociedad (filologías, periodismo, bellas artes…), normal que te paguen poco, si es que llegas a conseguir un puesto.
Aunque personalmente soy partidario también de un salario mínimo como el francés de 1.200 euros, independientemente de cada profesión.
Entonces te propongo un ejercicio de imaginación. Imaginate que yo fuera campeón de España de mecanografía. Y me contrataran en una oficina para introducir datos. Todo el día metiendo datos en el ordenador. A la hora de firmar mi contraro exigiría que me pagaran un sueldo acorde a mi valor profesional. Por tanto, tendría que ser el mecanógrafo mejor pagado de España. Ahora bien, mi sueldo no podría ser más alto que el del médico más inútil de España. Como médico es un inútil pero el inútil del médico se ha pasado media vida estudiando para serlo. Y yo me he dedicado una cuarta parte de mi vida a darle al teclado para adquirir mi destreza como mecanógrafo. Tal vez 3 o cuatro horas al día de Lunes a Viernes. Estoy de acuerdo en que a veces se le da mucha importancia social a el «titulito». Pero tampoco lo vayamos a menospreciar porque haya peones de la hostia. Que en este país hay unos cuantos garrulos que cobran millones de euros por jugar al fútbol e investigadores que están intentando encontrar vacunas para enfermedades que tienen contratos de becarios.
La oferta y la demanda: hay muy pocas personas en el mundo capaces de jugar al fútbol como Cristiano y mucha demanda de ver jugar a este deporte. De combinar ambas cosas sale su sueldo.
Al final se trata de que si lo que tienes que ofrecer es interesante para la sociedad, ésta te recompensará. Si no, no.
También hay mucha demanda para ver a Belén Esteban y escuchar a David Bisbal. Claro que si Rosendo hubiera recibido la exposición mediática de Bisbal, hasta mis abuelas le demandarían. Tanto la una como el otro son fruto de la creación de esa demanda (el famoso «pan y circo»).
El mercado laboral español es un cáncer en sí mismo: no es meritocrático, genera discriminaciones dentro de una misma categoría laboral, incumple la legislación laboral sistemáticamente y funciona a base de dedazos donde lo de menos es la eficiencia sino el tráfico de influencias.
Lo siento, pero sí, es claramente una cuestión de derechas. Las políticas de derechas del último Zapatero y las de la derecha rancia, la de toda la vida, la del PP.
El artículo me ha gustado, pero creo que mientras sigamos siendo tan tibios no habrá nada que hacer. No hace falta citar a Zizek o a Rancière para darse cuenta de que este discurso reformista bienintencionado que habla de ser painideológico conduce a la inmovilidad, es, en el fondo, conservador. Porque mientras nos preocupe más que un ministro cobre 60000 euros al año que las enormes acumulaciones de riqueza en manos de unos pocos fondos de inversión, todo estará perdido. Porque es una cuestión más sencilla y más dramática: se sigue el juego o no. Y cada vez tengo más claro que si se elige seguirlo, este es el camino que se nos va a imponer. Si se elige el contrario, la experiencia y ese espejo deformante que es la Suramérica izquierdista, también nos dicen que malo.
Pues no sé. Pero igual es imposible sostener, sin un cambio más radical, sin torcer el eje, el Estado del Bienestar. Quitemos coches oficiales, aguantemos diez años más mientras cierran los astilleros. Quitemos después un par de ipads. Mientras no se invierte en I+D, mientras Zara se lleva sus fábricas a China. Evitemos la construcción de un circuito mientras se permite a las grandes fortunas evadir impuestos. Creo que la solución es más simple desde la teoría y también más difícil de ejecutar que todo eso.
El tema del Cabañal sobre todo va por calles, no soy de la zona y no recuerdo cuales son pero la última vez que estuve por allí me di cuenta de eso, no es como en El Carmen que en una misma calle puedes encontrar el ejemplo de un edificio rehabilitado, uno de nueva construcción, un solar con su muro y un edificio en ruinas; en el Cabañal como decía esa degradación se nota sobre todo en una zona determinada, vamos parece una postal de posguerra porque además coches hay los justos. Ppero luego vas por la calle de la Reina es es una calle normal.
Me ha encantado.
Felicidades por el artículo Borja.
El Cabanyal es un barrio extraordinario, y no creo que el artículo lo niegue. Y que tiene serios problemas de degradación a causa de la acción del ayuntamiento y de la pasividad de sus vecinos es evidente. Pasa por San Pedro y Pescadores y verás claramente la droga y la
suciedad.
Yo también vivo en el barrio y me opongo a la prolongación, por cierto.
En cuanto al artículo, muy de acuerdo, excepto en la sobrerepresenración de partidos nacionalistas, tópico que ya se ha tratado muchas veces, especialmente en el blog Malaprensa.
Saludos y felicidades por la revista.
Respecto al asunto de las protestas en Madrid contra la supuesta privatización de la sanidad pública, yo no tengo ni idea como funciona la llamada externalización de la gestión sanitaria. No sé quién tiene razón. La Comunidad de Madrid o los empleados de la sanidad madrileña. Lo que sí puedo decir con rotundidad es que el hecho de que se haya ninguneado las protestas, demuestra lo que decían algunos: Democracia Real Ya. En nuestro país tenemos una democracia ficticia si consideramos que democracia es que un partido obtenga una mayoría absoluta electoral y no cuente con quien no les ha votado, ya sea porque han votado a otros partidos o sea porque directamente no fueron a votar. Cuando uno gobierna basándose únicamente en la mayoría parlamentaria que se ha obtenido por la opinión de unos determinados ciudadanos en un momento concreto, algo no va bien ni funciona bien.
España nunca vivió una Ilustración, con todo lo que eso conlleva. La Guerra Civil y la posterior dictadura condenó a la marginación, la muerte o el exilio a una parte de la población vital para cualquier sociedad. A pesar de la conflictividad laboral y social, el dictador murió en la cama con millones de personas llorando su muerte. A finales del siglo XX, con las democracias parlamentarias sobradamente asentadas, una dictadura quedaba fuera de lugar en el mapa de la Europa Occidental, y la Transición, con su sangre, su sudor, sus lágrimas y sus muertes, no fue más que un lavado de cara impuesto desde arriba, con toda la complacencia de esa casta que había quedado bien asentada gracias a la dictadura.
Hoy tenemos una población mayoritariamente envejecida que, a pesar de lo que expones, lleva décadas colocando en el poder a esa misma casta. La comunidad de Valencia es el ejemplo más flagrante de la realidad española. Absolutamente nada pasa factura a sus gobernantes. Ayer me junté con cinco personas: cuatro estamos subcontratadas desde hace años, una lleva dos años en un ERE permanente, a otra la despiden cada vez que va a cumplir tres años en el trabajo y pasa meses trabajando sin contrato, y las otras tres llevamos más de seis años subcontratadas permanentemente por servicio en otra empresa. No creo que ni el 10% de las empresas españolas pasasen una Inspección laboral. La legislación existe, pero no se cumple y tampoco hay medios suficientes vigilando que así sea. La situación del mercado laboral español es tan vergonzosa que, aun cuando, la mayoría de trabajadores precarios no denuncia, los juzgados están desbordados. Los derechos son papel mojado cuando no se vela por su cumplimiento. La economía sumergida, el fraude fiscal o laboral merman las capacidades de cualquier Estado. Son situaciones perfectamente conocidas, elefantes en la habitación convenientemente ignorados. Desde el momento en que la mayoría de la sociedad vota a partidos que desprecian lo público, a pesar de vivir de ello, el Estado queda devaluado. ¿En qué cabeza racional cabe que para la gestión de algo se elija a personas que menosprecian aquello que gestionan? Las quejas sobre el lamentable bipartidismo son constantes, pero a la hora de la verdad, los votos de esa mayoría siguen colocando en el poder a los responsables directos de la situación de España en este siglo XXI. Vivimos en una simple alternancia de poder, con dos partidos mayoritarios que saben que en ocho años van a ser dueños del corral otra vez. En algunas comunidades autónomas hay barra libre. Aun cuando perdieran las elecciones, caso de Esperanza Aguirre en su primer intento en la CAM, hay mecanismos para subvertir la situación y dejar las cosas como estaban. ¿A alguien le sorprende que Romero de Tejada fuera consejero de Bankia (gracias a los «buenos servicios» prestados) o tenga la desvergüenza de hacer declaraciones como esta en relación a las cuentas de Rato?: «tan correcto contablemente son unos beneficios de 300 millones que unas pérdidas de 3.000».
Todo esto en la esfera de lo público, de lo que se sabe aun sin Ley de Transparencia, aunque quede impune. Esa Ley de Transparencia que por fin llega, por imposición europea, en un país que considera que eso de tener que rendir cuentas a sus representados y facilitar el acceso a la información, no le corresponde. ¿Dónde quedaría el negocio de lo público si así fuera? Pero, con la aprobación, seguirá habiendo mucho margen de beneficio porque una cosa es la ley y otra su aplicación (que se lo pregunten al gobierno mexicano o analicen el mercado laboral español). El hecho de que España sea junto a Luxemburgo, Malta y Chipre, el único país europeo sin ni siquiera Ley de Transparencia (hasta ahora y por imposición) es lo suficientemente revelador de «lo atados y bien atados» que estamos desde hace siglos.
Un artículo con buenas ideas pero sin declaraciones de personas autorizadas no tiene valor.
Es un extenso sermón con mucha opinión y a veces un poco capcioso.
tu comentario tampoco tiene valor si empleamos tus reglas. y capcioso, muy capcioso
«sin declaraciones de personas autorizadas»
¿Autorizadas en qué exactamente? No sé muy bien qué es lo que pretendes decir con esto, rvalba, quizá que lo importante no son las ideas sino quién las diga. Lo cual me parece una estupidez.
Aquí todos somos personas autorizadas, tanto el artículo como tu respuesta son opiniones. La autoridad no la da el nombre de la persona sino el valor y la fuerza de la idea expresada.
Los votantes del PP ¿son gentes sin valor o personas autorizadas? ¿Por quién? ¿Por Rajoy? Esto sería un caso de razonamiento circular.
Es que es un artículo de opinión.
Estoy bastante de acuerdo con el artículo pero he de hacer dos apuntes:
1º) Que el Cabanyal no es el mejor barrio de Valencia lo sabemos todos, pero la cloaca inmunda que pintas no corresponde al Cabanyal, sinceramente me parece una opinión típica de quien conoce el barrio por el programa «Callejeros».
2º) Me parece lamentable leer algunos comentarios como «todo lo que emana de la capital es nocivo para la pluralidad» o cosas como que el mejor peón de obra del mundo no puede cobrar mas que el diplomado o licenciado mas inutil del mundo. En fin, así nos va…
España es una pocilga, donde los cerdos campan a sus anchas desde 1939. Una dedocracia pedante e inmadura,
que se creyó, un ejemplo para el mundo y que ahora aterriza en donde le corresponde. uno de los países mas atrasados de Europa a nivel social, económico y político.Bonne journée.
Tal vez tú y tu familia vivís en una pocilga, exdar, pero no generalices. Yo no vivo en ninguna y la gran mayoría de los españoles afortunadamente tampoco.
También creo que hay que saber separar los problemas personales de los políticos, para no ir tan resentido por la vida.
España tiene facil arreglo, todo consiste en obligar por ley a que los pisos no bajen de precio y prohibir el alquiler.
Rajoy a qué esperas.
¿por qué me da a mi que todo el que defiende a los (oh) gitanos nunca los ha tenido de vecinos?
Vivo en el Cabañal, calle Vicente Brull, y no hay una opinión unánime. Los vecinos están muy divididos, a mi personalmente me encantó cuando se enterraron las vías del tren y de acabó con la infame barrera del paso a nivel de la Avda. del Puerto. Lástima no se hubiera aprovechado entonces para hacer la prolongación de la avenida Blasco Ibañez hasta el mar. Y hay más barrios con problemas, no sólo es el Cabanyal. ¿Conoces el barrio de Nazaret, donde los (oh) gitanos apuñalaron a un conductor de camión que atropelló a una niña? Hay muchísimos problemas en muchos barrios de Valencia, ya está bien de tanta publicidad (falsa) al barrio del Cabanyal.
Artículo panfletario donde se nos da un poco de coba con obviedades, para meternos el publireportaje de las diputaciones gallegas.
Las diputaciones gallegas son el mayor nido de corrupción jamás conocido.
Si hay exceso de municipios, lo que hay que hacer es agruparlos, y no apostar por instituciones anacrónicas, sin contenido, y que son grandes focos de corrupción y redes clientelares. Es decir, caciquismo del siglo XXI.
Debo felicitar al autor del artículo porque escribe bien, tiene talento para mover masas y un discurso entusiasta. Sin embargo, estas cualidades parecen bastante corrientes hoy en día y al parece ser que todo el mundo pretende reivindicar por todo. Sí, la situación en España es difícil y todos estamos «jodidos» pero a veces cansa tanta demagogia barata. Yo soy la primera que busco una democracia más relal, más justa. Yo también creo que los políticos deberían tener una formación adecuada a su puesto pero esto también es aplicable a la gente que reivindica. Es una verdadera pena que gente con buenas ideas sobre lo que debería ser España de argumentos que evidencien su ignorancia acerca del sistema político, la Constitución etc.
En España estamos en la época medieval pero con nombres distintos, los políticos, personal a coste del estado son los que detentan el poder la nueva aristocracia, el resto los ciudadanos de a pie somos la comparsa, estamos para asegurar unos sueldos y un status que va más allá de lo que vemos. Empezar a quitar paja y dejar el grano España solo es para una minoría, los demás sobramos, pero somos tan ignorantes que no sabemos verlo, creyendo que podremos algún día empatar con la nueva aristocracia, da igual conocimientos y experiencia si no estas en el poder de estas clases no tenemos nada que hacer.
Lo siento pero el cabanyal deberia haber desaparecido desde la epoca del ferrocarril salvo la calle la reina y la plaza de la Virgen d los Angeles de San Rafael.Respet a la gent es un avispero.
Batiburrillo de tópicos sin aportar nada nuevo. Totalmente prescindible.
Sensacional artículo. Que cosas tan buenas sean gratis, no es normal
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el mantra de los partidos nacionalistas sobrerrepresentados no es mas que eso, un mantra. aun con el sistema electoral que tenemos, la tasa de sobrerrepresentacion mas alta se la lleva el pp, de los nacionalistas sólo ciu se va un poco por arriba de lo que le tocaria con una formula verdaderamente proporcional. todas las demas impresiones sobre el exceso de representacion vienen dadas por la podredumbre mediatica que tu mismo has citado.
En general me gusta el artículo, pero con 2 salvedades:
– que el sueldo de las señoras de la limpieza sea superior al de un licenciado… Al margen de que haya licenciados inútiles a patadas como dice un comentario anterior.. dudo mucho de que la estadística acompañe esta afirmación.
– que la culpa de todo es nuestra porque hacemos reformas sin pagar IVA…. En fin, sobre este asunto, 2 comentarios:
1.- Yo he trabajado 18 meses en una administración pública como externo, y reconozco que mi trabajo no sirvió absolutamente DE NADA al Estado. Incontables y eternas reuniones con los responsables del servicio, para decidir si poníamos «sin embargo» o «pero» en un procedimiento… Es un ejemplo personal, pero quien más quien menos es plenamente consciente del desperdicio de recursos de cualquier administración pública a costa de los impuestos de los ciudadanos. Y aquí nadie rinde cuentas, ni pide perdón, ni dimite por ser un pésimo gestor.
¿Que no hay dinero para sanidad / educación? Que se auditen bien los gastos y las contratas de cada una de las administraciones públicas de este país, y ya verán si hay dinero.
No, el problema no es la falta de dinero público, sino la mala gestión.
Da igual la cantidad de agua que eches en una bañera. Si no pones el tapón, nunca la llenarás.
2.- Dicho lo anterior… es claramente comprensible que en los pocos servicios en los que el ciudadano puede ahorrarse unos euros en impuestos, opte por hacerlo.
¿Para qué va a pagar IVA, si sabe que ese dinero se va a malgastar?
Hombre, que en un país con un paro juvenil superior al 50% haya quien defienda como gato panza arriba que los empleados domésticos ganen en general más que cualquier licenciado universitario, es para coserle la cara a bofetas y no parar hasta que sangre la mano.
Supongo que también estarán aplaudiendo con las orejas los recortes en I+D o los resultados del Informe PISA (si no ven la relación entre estos temas y lo comentado en el párrafo anterior; no se preocupen, es lo normal en un país que paga más a un peón de albañil que a un maestro de escuela)
Y al que pregunta para qué pagar IVA le contestaré que si es para pagarle el paro a él, por ejemplo, lo mejor sería defraudar, no vaya a ser que se reproduzcan los ciudadanos con menor coeficiente intelectual y en un par de generaciones tengamos que recurrir a secuestrar pesqueros somalíes.
Un saludo.
No se defiende que gane mas el personal con menor formación que el universitario. Se defiende que gane mas el mas válido para su trabajo. Para sacarse una carrera, solo hace falta tiempo y dinero. Para ser un buen profesional, hace falta conocimientos, habilidad y entusiasmo.
Al acabar la universidad, se supone que el universitario es un profesional de su rama, exactamente igual que el peón de obra lo es desde hace tiempo.
¿Me estás diciendo que un ingeniero industrial que se ha sacado la carrera en 9 años, con notas mediocres y que además es malo de cojones en su trabajo debe ganar mas que un peón de obra que es el número 1 en su trabajo ? Creo que las bofetadas de las que hablas te las has ganado tu mismo, no se puede ser tan clasista.
P.D.- Tengo 1 carrera universitaria y 2 masters, pero mientras estudiaba, tuve que trabajar para pagarme la carrera.
No sé cuánto le han costado los masters pero desde luego parece que no le han servido para mucho, porque su capacidad de abstracción e interpretación de textos y datos es francamente nula. Insisto: es el resultado de vivir en un país que paga más a un peón de albañil que a un maestro de escuela, que tenemos una población cada vez más lerda.
Aprenda a leer: no estamos comparando a un mal ingeniero con un buen peón de obra, sino a la mayoría de las empleadas de hogar con la mayoría de los licenciados universitarios. La queja tiene dos partes: a) una explícita, y bastante contundente, sobre el fraude a la Seguridad Social y b) una implícita sobre el absurdo de incentivar una economía de baja cualificación y precariedad laboral en (grave) perjuicio de la economía del conocimiento que necesita desarrollar este país a la orden de ya.
Y ahora, para que lo entienda más facilmente, a ver si usted, que es tan poco clasista, es capaz de contestarme a una pregunta sencilla: si los pocos licenciados universitarios que no emigren de aquí a unos años ganan ochocientos euros al mes y las empleadas de hogar no trabajan por menos de mil seiscientos… ¿quién va a contratar a las empleadas de hogar pasado mañana? ¿Perico el de los Palotes?
Tenemos seis millones de parados y seguimos pagando trabajos no cualificados a precio de oro, con lo cual no hacemos otra cosa que estrangular la generación de nuevos puestos de trabajo, porque nadie se puede permitir pagar esos precios o salarios.
A ver si vamos despertando y oliendo el café, que ya va siendo hora de descubrir que los Reyes son los padres y que el dinero no crece en los árboles como los plátanos.
El problema Catali es que en España sucede mayoritariamente lo contrario, por eso mientras ciertas personas dejaban de estudiar para ganar 3000€ como yeseros con 20 años, hay logopedas o periodistas que, con años de experiencia, nunca han tenido un sueldo superior a los 1000€. El título universitario ha servido en muchos casos para ser contratado y acabar haciendo multitud de funciones que no figuraban ni en la categoría ni en el salario (biólogos contratados como educadores ambientales haciendo funciones de técnico). En algunas universidades un técnico cuya función es mover materiales puede ganar tres veces más que un científico doctorado que investigue y se dedique a la docencia. Yo, a pesar de los años de experiencia, gano menos a la hora que cualquier empleada de hogar que acabe de empezar. Esto no es el Reino Unido o EE.UU precisamente.
Así que las Diputaciones Provinciales en Galicia tienen sentido. Primera noticia. Ya no vamos a entrar en lo de la sobrerrepresentación de los partidos nacionalistas, porque tela…
Pleno empleo en la comunidad china de Madrid.
Sólo mencionas las CCAA gobernadas por el PP (curioso).
Eres muuuuuuuuuuuuy pesimista. Qué rollo no?
…y otro consejo de Nassim Taleb:
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10151245850348375&set=a.10150109720973375.279515.13012333374&type=1
Ciertamente el cáncer de España somos los españoles.
No sé si los políticos nos representan, pero 10 millones y pico de votantes engañados (por callarme otras descalificaciones) nos han representado a todos.
Y ahora venga a gritar ¡que gobierne el pueblo!
Que me perdonen, pero pudiendo votar a sus representantes, es el pueblo quien gobierna. Otra cosa es que nos dé pereza conocer partidos alternativos que no aparecen en TV.
Si España desease realmente trazar un proyecto de estado con futuro, antes de cualquier otra medida, debería reagrupar CCAA dejando solo Galicia, Cataluña y Pais Vasco por libre.
Una reagrupación de esas características: que englobaría a más de 35 millones de personas, permitiria a España afrontar mucho más serena y racionalmente los retos y deslealtades nacionalistas.
En todo caso, esto que propongo no es más que ciencia ficcion.