Estuve a punto de meterme a analizar el —en mi opinión— técnicamente defectuoso auto del magistrado Pedraz sobre los incidentes de la manifestación del 25 de septiembre en Madrid. Por suerte, me contuve. Habría sido una catástrofe que alguien tan poco riguroso y tan desenfadado como yo a la hora de interpretar el Derecho opinase sobre asuntos tan complicados, sobre todo considerando, como me dijo alguien en Twitter, que existen manuales de Derecho Penal al alcance de todo el mundo.
Otra cosa habría sido que no hubiera tenido ni puta idea del asunto. No, no es lo mismo saber poco de algo que no saber nada. El que no sabe nada puede opinar alegremente como “ciudadano” o como “simple ser humano”. Por ejemplo, ¿qué sé yo de filología? Nada. ¡Estupendo! Puedo decir lo que me venga en gana porque, total, voy a opinar sin autoridad alguna. Veamos un ejemplo que, curiosamente, tiene que ver con el auto del magistrado Pedraz.
Se trata, como ya supondrán, de la famosa “convenida decadencia de la denominada clase política”.
Al leer el párrafo en el que se contiene la frase de marras afirmé que, quisiera expresar lo que quisiera expresar el magistrado, lo que había escrito solo podía entenderse —sin retorcer el sentido de las palabras— como que él, el propio magistrado, era uno de los que pensaba que la “llamada clase política” es decadente. Añadí más cosas: por ejemplo que, aunque se interpretase como opinión “mayoritaria” de otros, mandaba huevos que un magistrado declarase eso como “hecho notorio”, considerando que se trata de una resolución judicial (en la que hay que pedir un poco más de seriedad cuando se afirma algo); también añadí que el “máxime” de la frase en cuestión era una manera de introducir un argumento más de legitimidad a un razonamiento basado en algo que él mismo admite no la necesita: si la razón para permitir que alguien incluso ponga en “cuestión el marco constitucional” es la libertad de expresión, ¿por qué decir “máxime”? Solo hay una explicación para ese “plus” que le da el magistrado: que cree que, en este caso, la protesta “además” tiene fundamento precisamente porque la “llamada” clase política es decadente.
Esto pensaba hasta que un filólogo me ha explicado que no sé leer. Es duro que te digan algo así a cierta edad pero, en fin, peor sería no saberlo e ir entendiendo mal artículos y libros, incluso indicaciones de tráfico o recetas de cocina.
Por desgracia, tras leer el artículo del filólogo Orejudo, he terminado pensando que él se confunde y que sí sé leer. Y esto me ha aterrorizado. Imaginar que quizá vivo ignorante, en un mundo que me manda señales que soy incapaz de comprender, es algo que puede perturbar al tipo más desenfadado y poco riguroso, así que he decidido dar a conocer mis razonamientos, para que alguna persona bondadosa me explique en qué me equivoco.
El señor Orejudo dedica mucho espacio a hablar de cierto diputado pepero y sus carencias personales. No me interesa y me lo salto. Otra cosa es esto:
“La frase del juez Pedraz se encuentra en el octavo razonamiento y dice así:
Hay que convenir que no cabe prohibir el elogio o la defensa de ideas o doctrinas, por más que éstas se alejen o incluso pongan en cuestión el marco constitucional, ni, menos aún, de prohibir(sic) la expresión de opiniones subjetivas sobre acontecimientos históricos o de actualidad, máxime ante la convenida decadencia de la denominada clase política«
La frase es horrorosa y contiene al menos un error gramatical, pero su sentido es clarísimo:
No se puede prohibir ninguna opinión sobre acontecimientos actuales. ¿Y qué hay más actual ahora mismo que esa extendida —convenida— opinión de que la clase política está en decadencia?
Convenida —palabra que Hernando debería haber buscado en el diccionario— no significa consabida, sino compartida por varias personas. El juez describe, como es su obligación, el contexto social en el que se produce su fallo, pero no emite opinión alguna.
Considerar que en esa frase hay una crítica a la clase política y ponerse como un basilisco indica en primer lugar que Hernando no sabe leer.”
Seguro que es una explicación indiscutible, pero han de perdonar que alguien, que no sabe leer, sea incapaz de comprender rectamente la explicación de por qué no sabe leer. Yo les cuento qué me perturba.
En primer lugar, me parece curioso que, para explicar el sentido “clarísimo” de la frase del magistrado, el señor Orejudo tenga que redactar una frase completamente nueva y diferente. En derecho a eso lo llamamos predeterminación. Decimos, por ejemplo, que no está bien afirmar que ha quedado acreditado que el acusado ha asesinado a una persona y que, por eso, es un asesino. Eso no vale en una sentencia. Se supone que lo que ha de quedar probado es que el señor tal realizó este acto y aquél y el de más allá y que todo eso —por ejemplo, asestar una puñalada con un cuchillo jamonero a su vecino a las veinte horas del domingo mientras este gritaba gol— es un asesinato. Algo así hace el señor Orejudo; nos dice: esta frase es clarísima, tan clara es, que yo te explico en otra frase clarísima (que para eso soy filólogo) lo que ha querido decir el juez. Cojonudo.
En segundo lugar, me parece muy simpático que la frase esclarecedora construida por el propio señor Orejudo traduzca el pedrazesco “ante la convenida decadencia de la denominada clase política” por “esa extendida —convenida — opinión de que la clase política está en decadencia”. Es simpático por los añadidos. Así, algo convenido puede no estar extendido en absoluto (por ejemplo, la convenida opinión raeliana de que la condición natural del ser humano es la homosexual). Además, “extendida opinión” puede referirse a terceros sin que quede el magistrado incluido, pero por desgracia “convenido”, salvo que uno mismo se excluya expresamente (por ejemplo, diciendo “convenida por otros”) sí incluye en principio al que lo dice, que es lo que venimos interpretando todos los que no sabemos leer. Como el autor del artículo nos remite al diccionario, eso es lo que he hecho:
convenido.
(Del part. de convenir).
1. adv. m. U. para expresar conformidad o consentimiento.
Si convenido sirve para expresar conformidad, ¿de dónde se saca el articulista que el magistrado no se incluye y que los que le incluimos no sabemos leer? Sí, podemos decir que convenido es “compartido por varias personas”, pero ¿por qué excluye el señor Orejudo precisamente a la persona que usa el término? Para aclarar más a qué me refiero consideremos que el señor Pedraz usa el término “convenir” una vez más en ese mismo párrafo. Dice: Hay que convenir que no cabe prohibir el elogio o la defensa de ideas o doctrinas (…). Espero que todo el mundo —tiemblo pensando lo contrario— convenga en que el magistrado dice “hay que convenir” en el sentido de “tenemos que convenir” y que, por tanto, él también conviene en ello. ¿Por qué “convenida decadencia” ha de tener un significado diferente? ¿Insisto, por qué, ya que el magistrado no distingue, hemos de pensar que ese “convenida” no lo incluye? No dice el señor Pedraz “convenida por los movimientos radicales” o “convenida por la mayoría de los españoles” o “convenida por los intelectuales”. No, no distingue el magistrado, así que ¿por qué hay que interpretar esa expresión como hace el señor articulista y no de una manera que nos permite no tener que introducir una elisión que no conviene al que opina? Si supiese leer, pensaría que quizá porque queda feo que un magistrado considere que la opinión mayoritaria, que comparte, es que la “llamada” clase política es decadente, y hay que echarle al colega que metió la pata un cable forzando el sentido normal de las palabras. Vean que el señor Orejudo no dice que la frase sea ambigua. No, él dice que es clarísima, que el señor Hernando no sabe leer y que solo cabe la interpretación que él da, diccionario mediante.
Y así seguimos. Los que creen que la “llamada” clase política española decae (por cierto ¿qué ha perdido que haya tenido antes?) ven con alborozo su convenida opinión en el auto que archiva las protestas de algunos que convienen con ellos en esa decadencia y que protestaban por eso. Y, por contra, los que creemos que el magistrado se ha pasado una buena línea de pueblos diciendo eso sin necesidad —ni uno solo de los razonamientos jurídicos lo exige—, descubrimos que no, que el magistrado solo ha sido un aséptico notario y que no sabemos leer.
Sea. Ya se sabe que el “pueblo” siempre tiene razón. Y si no sabemos quién es el pueblo, ya vendrá alguien a explicárnoslo.
Nada más.
Afectísimo de todos ustedes,
Tsevan Rabtan.
Añado, por si acaso, lo que dice el diccionario de la RAE sobre convenir, no sea que alguien me venga con que he traído el adverbio:
convenir.
(Del lat. convenīre).
1. intr. Ser de un mismo parecer y dictamen.
2. intr. Dicho de varias personas: Acudir o juntarse en un mismo lugar.
3. intr. Corresponder, pertenecer.
4. intr. Importar, ser a propósito, ser conveniente.
5. intr. ant. Cohabitar, tener comercio carnal con una mujer.
6. prnl. Ajustarse, componerse, concordarse.
7. prnl. Der. Dicho de dos o más voluntades: Coincidir causando obligación.
Cuanto más twitter, más blogs y más artículos, columnas y revistas serias leo, más me convenzo de que la inmensa mayoría de todos los que tienen tuiter, blog, o escriben columnas, artículos y revistas lo único que quieren es tener razón y que alguien se lo diga y les aplauda por ello. Esto va también por los señores Tseban Rabtan y Orejudo.
Creo que es por esto que he limitado la internet a las horas de trabajo y, fuera de éste, me limito a leer en el sofá libros que me cuentan cosas, que están bien escritos, argumentan mejor y más sólidamente y no me da la impresión de que su autor (muerto, normalmente) me está pidiendo algo que no me apetece dar.
Perdone usted, Tsé, ya he dicho alguna vez que me encanta leerle, pero no termino de seguirle en este caso. ¿Es la sentencia en este caso una aberración o la aberración es la frase que comenta en el artículo? sé que disfruta ir contracorriente (contra la corriente «progre»), pero echo de menos su opinión sobre el caso en sí. ¿Tiene sentido que haya caso?
Cuando existe una duda razonable al interpretar una frase, lo mejor, creo, es acudir a la fuente. La frase pudiera interpretarse perfectamente en los dos sentidos indicados, y por tanto quien debe aclararla es el propio Pedraz, lo demás son ganas de llenar papel de garabatos, …..que también tiene su gracia, todo hay que decirlo.
Me gusta leerte y suelo concordar (o convenir) con tus opiniones, pero este artículo no me parece muy razonado ni razonable, no creo que «lo convenido por otros» este excluido de la correcta interpretación del término.
«Y si no sabemos quién es el pueblo, ya vendrá alguien a explicárnoslo».
En el manifiesto «Ocupa el Congreso» ya nos lo explican. «¡Somos la inmensa mayoría, somos el pueblo, tenemos razón, y no vamos a dejaros pasar!». El pueblo son ellos.
Qué bueno.
«¿por qué hay que interpretar esa expresión como hace el señor articulista y no de una manera que nos permite no tener que introducir una elisión que no conviene al que opina?» Y yo le pregunto, señor Rabtan: ¿por qué hay que interpretarla de la manera que le conviene a usted? Al final, está usted haciendo lo mismo que critica al señor Orejudo, ¿no? Pero mi pregunta en realidad es: ¿por qué esa animadversión hacia Orejudo? Estropea su argumentación.
¿Si sustituimos «convenida decadencia» por «obvio desprestigio» estaríamos todos de acuerdo? Es que me da la impresión que entre esto y lo de «pijo ácrata» estamos quedándonos en el dedo y olvidando la luna. A menos que esto sea más importante que la posibilidad de que una serie de personas hayan podido ser detenidas sin motivo suficiente y prácticamente acusadas de golpistas (exagero… creo), mientras algún encapuchado gritaba «¡que soy compañero!» desde debajo de las porras (¿qué había estado haciendo para que la policía fuese a por él?).
Si uno de los argumentos para exculpar a estas personas es que el juez opina que la clase política está en decadencia (opinión subjetiva), entonces sí estaríamos todos de acuerdo en que el juez ha cagado fuera del tiesto
Gargamel: no quiero tener razón. Quiero saber por qué no la tengo. En cualquier caso, hace usted muy bien no perdiendo el tiempo con las paridas que escribimos algunos. Sólo recuerde que yo avisé.
Miguel: el auto no me gusta, pero eso requeriría una entrada muy enjundiosa que no serviría para nada. La frase tampoco me gusta, pero para eso me basta con esto que he escrito.
Fulgencio y Alex: yo creo que mi interpretación es la que se ajusta al sentido del texto sin necesidad de hacer ningún esfuerzo, pero admito que cabe otra, que me parece forzada, partiendo de que existe esa elisión. Ahora ¿he sido yo el que ha dicho que el texto es clarísimo y que Orejudo no sabe leer? Y Fulgencio, también dije desde el primer momento que bastaba con que Pedraz explicara que NO ha querido decir eso. Pasa que no se lo he escuchado todavía. A lo mejor le pone lo que hay.
Irene: el pueblo siempre son ellos.
Alex: he releído el texto y sí, la verdad es que parece que tenga animadversión hacia el articulista. Aclararé que no sólo no la tengo sino que prácticamente no puedo tenerla ya que ignoraba su existencia hasta que he leído el artículo. Más aún, después de escribirlo he descubierto que es escritor y que, al parecer, algunas de sus obras son muy notables. Lo dije en mi primera entrada: no consumo literatura. No tengo nada en contra del autor del texto, y mis referencias al «filólogo» son producto de otra cosa que nada tiene que ver con él.
Jose: yo no estoy de acuerdo con lo de obvio desprestigio. Ni con lo de la decadencia. Por curiosidad he mirado encuestas de otras épocas y la corrupción y el sistema poítico también estaban igual de mal vistos en 1995, por ejemplo. Cuando hay vacas falacas siempre pasa. Por eso, seguro que ha aumentado esta opinión entre la gente, pero es que ¡¡la gente tiene que culpar a alguien y los candidatos más evidentes son los políticos!! En cualquier caso, yo critico que un juez opine sobre lo que son o no los políticos españoles en una resolución judicial. O al menos que sea lo bastante ambiguo como para que se pueda interpretar que esa es su opinión. Será un dedo, pero es un dedo lleno de mierda.
Tsevan, puede parecerte forzada la otra interpretación, pero puede ser perfectamente colegida, y en puridad, si en la interpretación que tu le das existiese ilegalidad, debería interpretarse en aquella otra forma, por principio legal. El auto debe interpretarse, en caso de dudas, en la forma en que se ajuste a la ley.
Todo este debate está bien y es entretenido, pero en este foro de debate. Lo que me parece inaceptable es que se esté discutiendo sobre la sentencia en sedes gubernamentales y similares, donde todo lo que rodea a este mismo tema supera infinitas veces en importancia a la tan manida frase. Lo que no soporto es que el ministro, el secretario, el director…, de lo que sea, salga a la palestra blandiendo este pendón, con el transfondo que tiene el asunto.
Debatir contigo sobre esto me parece divertido, con el ministro de interior lo que me dan son ganas de solmenarle una buena hostia.
No existe una interpretación legal o ilegal de la frase. Esa frase sobra en todo caso, en mi opinión. No tiene razón de ser jurídica. Y no sé por qué debo interpretarla en el sentido más forzado (incluyendo lo que el juez no dice). Sobre todo porque mucha gente (en esta misma casa en otro artículo, p.ej.) no sólo le alaba sino que le dice que se ha quedado corto, inrerpretando, por cierto, la frase igual que yo. Y, vuelvo a insistir, yo admito esa segunda interpretación (que me parece forzada) y no digo de quien la hace que es un analfabeto.
Montarse un grupo anarcosindicalista-comunero con el que dar la nota, justificar la posterior represión policial y que toda la «gente de bien» pueda ir pregonando lo radicales, ultraizquierdistas y violentísimos que son los manifestantes. Lo que daría por mandar a los burgueses de pro a darse una vuelta por la Francia del XIX.
A mí lo que me trae loco es la relación del juez Pedraz y su uso del ‘poder’. No del poder judicial, sino del verbo ‘poder’.
En su octavo razonamiento escribe:
«El artículo 493 del Código Penal castiga a los que
invadieren con fuerza, violencia o intimidación las sedes del Congreso de los Diputados. Por obvio, este delito no pudo ser cometido por los aquí imputados, máxime si en la convocatoria no se dice nada al efecto ni algo parecido, teniendo en cuenta que invadir consiste en entrar violentamente en un lugar, que en el caso sería la sede del Congreso, lugar que, desde luego, no pueden ser (so pena de hacer una interpretación extensiva del precepto, prohibida en Derecho Penal) las calles aledañas. No hay, en definitiva, indicio alguno que avale aquella intencionalidad de invadir.»
Si la sede del Congreso -es obvio- no fue invadida, si en la convocatoria no se decía nada de una invasión y si no hay indicio alguno de intencionalidad de invadir, entonces podemos decir que los imputados no cometieron ese delito, máxime cuando las calles aledañas no son la sede del Congreso.
Por eso, cuando el juez Pedraz escribe que ‘este delito no pudo ser cometido’ y que ‘no pueden ser las calles aledañas’, a mí me suena a que sí hubo intencionalidad. Intencionalidad frustrada.
Afecto convenido.
Un dedo lleno de mierda?
Ahora resulta que cuando un JUEZ dice lo que no nos gusta tiene las manos enfoscadas con sus propios excrementos…
Convendrán ustedes conmigo que es curioso, cuando menos.
Yo convengo, tú convienes, él conviene, nosotros convenimos, vosotros convenís y ellos convienen…
Y tiro porque me toca… los cojones.
En las resoluciones judiciales los jueces deben aplicar el derecho y no contarnos qué opinan sobre la política, el mundo o los Beatles. Si quiere hacerlo que lo haga fuera de una resolución judicial.
El caso es que si se interpreta la frase como expresión de una opinión personal del juez, te parece jurídicamente incorrecto, pero aceptas que se puede interpretar (aunque para tí forzadamente) como una expresión de una realidad social de la que es conocedor. Parece ser que el Sr. Orejudo y otros tienen la convenida opinión de que Pedraz no expresa una opinión personal, y sin embargo, desde el Ministerio del Interior e informadores afines y tu convenís que expresa una opinión personal y por tanto no cabe en el auto.
En lo que yo convengo es en que lo más aséptico es lo primero, y siendo esto posible, intepretarlo como lo segundo contribuye más a ensuciar, que en el fondo parece ser que es lo que se le acusa a Pedraz.
No me estoy explicando. Me parece mal se interprete como se interprete. Lo digo en el artículo, incluso aunque fuera «convenida decadencia» entendida como opinión mayoritaria sobre la decadencia, esa expresión sobra en el auto. Si todas las ideas son admisibles, incluidas las que atentan contra el edificio constitucional (algo que es falso, por cierto, si leemos el código penal -enaltecimiento del terrorismo, negacionismo, etc. -pero no me quiero enredar precisamente con los fallos técnicos del auto), da igual sobre qué tratase la manifa (y el juez se debe abstener de opinar incluso sobre lo que opinan otros porque eso da igual: la libertad de expresión y manifestación existe con independencia de si la opinión que se defiende es minoritaria). Y, además, eso de que esa «realidad social» es hecho notorio (con el rigor que debe darse a esto) es como de coña. Hecho notorio es que ha muerto Franco y que Madrid es la capital de España. Y no lo es que la «llamada» clase política decaiga, porque: a) no sé que es la «clase política» (y sospecho que el juez tampoco sabría definirlo) b) decae ¿desde dónde? c) el argumento para expresar esto es el de la profecía autocumplida y las encuestas. Pues bien, para empezar me parece de coña que un juez se base en encuestas para dar por probado algo; además, en la encuesta del CIS los políticos son un problema para el 25% de los españoles. Un 25% no es la mayoría de los españoles. Y ayer me entretuve mirando encuestas de otras épocas con crisis. Por ejemplo, las de 1995. Supongo que también decaía entonces la clase política, porque las cifras eran parecidas (incluso la preocupación por la corrupción política era mayor). Extrañamente, cuando la situación económica mejoró la clase política dejó de decaer. Para mí, un «hecho notorio» en sentido jurídico es algo cristalino e indiscutible y normalmente se refiere a hechos sencillos (y creo que muchos discutirían que eso que el magistrado ve como notorio lo sea). Yo creo que el juez se debe abstener de incluir expresiones innecesarias (y esta lo es en cualquier interpretación) y más aún si son ambiguas y se pueden interpretar en la forma que yo defiendo en este artículo. En fin, supongo que todo está dicho. No voy a extender la discusión reproduciendo argumentos.
Disculpen la falta de tildes, uno se educo (valga la exageracion) entre herejes y luteranos y aqui sigo, sin teclado civilizado.
Good Lord, no me explico como el Sr Rabtan no saca la cimitarra o lo que sea que lleven los salvajes Oriates al cinto y se pone a recolectar cabezas (o lo que sea que corten los Oriates cuando se cabrean).
Una opinion, una percepcion de una percepcion (lo que opinan otros), no tiene cabida en una sentencia judicial seria, lo del positivismo, lo demostrable, los facts que diria el pobre Espada.
Si lo pillo hasta yo que soy tan tonto que consumo literatura.(by the way, Rabtan Khan, de verdad? nunca se mete debajo del edredon con una linterna y un libro de no se… Ian Fleming? Carver? Stefan Zweig? Javi Marias? Tolkien? Le Carre? un comic de Hugo Pratt?).
Disfruto mucho leyendo sus articulos, espero que no le aburramos hasta el punto de dejar tan estupenda aficcion demasiado pronto.
Tsevan, es usted un héroe. Yo esperaba ese ensayo técnico-jurídico que no quiere usted hacer, pero me satisface plenamente su exhaustivo razonamiento sobre la frase obscena del Sr. Juez (obscena en el sentido más etimológico). También creo que una buena parte de los políticos no merecen el sueldo que ganan, pero eso ocurre con todas las profesiones, incluída la de traductor, a la que pertenezco. La frase fuera de lugar también adolece de colectivismo mental, esa epidemia…
En vez de traductor casi jubilado, me habría gustado ser un fiscal competente para recurrir ese auto y haber podido hacerle un buen fisking. Pero la vida me ha llevado por otro camino y me da una pereza enorme hacerle el trabajo a otro. En breve resumen, lo que pienso es que se ha cometido el delito ese contra el Congreso en grado de frustración y que el juez se ha equivocado (como mínimo) en su calificación.