Entre otras cosas hay una bandera, un perchero con un casco, láminas, figuras de todo tipo, cientos de libros, cajas rebosantes de revistas, estanterías repletas de máquinas de escribir y al menos una granada. El gran despacho del director en la redacción de La Razón es un espacio atiborrado de muchos más cachivaches que los que permite reseñar el vistazo al que obligan las más elementales normas de la cortesía. Así, bisbiseando los comentarios y queriendo sin poder toquetearlo todo, es como esperamos a Francisco Marhuenda (Barcelona, 1961), al que nos han pedido que aguardemos allí hasta que despida al anterior enjambre. Llega a los diez minutos disculpándose por la demora y el tono de audiencia ministerial que ha adquirido nuestra llegada, para compensación de lo cual nos pide que le tratemos de tú, y pregunta con intriga genuina que quiénes somos y que qué queremos de él. Como intuimos dónde le duele le explicamos que, pese a online, somos una revista que también funciona en papel y que queremos hacerle una entrevista más bien larga y fotos en blanco y negro, que es un poco nuestro rollo. Le parece buena idea y accede, aunque en la primera llamada telefónica que recibe emplaza a su interlocutor a “dentro de media hora o así, que me están haciendo unos chicos una entrevista larga”. La conversación durará dos horas y cuarto y al final de ella Francisco Marhuenda, al que ya llamamos Paco, admitirá haberse “divertido mucho”.
Tienes muchas máquinas de escribir.
Es que las colecciono. Eso y libros. Un amigo mío dice que son dos aficiones muy obvias para un periodista, pero qué le voy a hacer. Y las máquinas de escribir me gustan mucho. Lo que tengo aquí es un recorrido bastante completo desde las primeras del siglo XIX hasta las de hoy, que casi han dejado de comercializarse. Hay algunas muy raras, como ves. Tengo varias que ni siquiera sé cómo funcionan. Si las miras no parecen máquinas de escribir.
Empezamos por el principio. Tú formaste parte de Juventudes de UCD y del Club Liberal de Barcelona, pero no sé si fue en la época en la que el partido llevaba al Comité de Disciplina a los militantes que se mezclaban con clubs liberales, como le ocurrió a Eduard Punset.
Pues no lo creo. Yo entré en las Juventudes de UCD cuando era muy joven, aún estudiante, para conocer un poco la vida política, que era algo que me interesaba, pero no para dedicarme a ella. Y después unos amigos me pidieron que fuera secretario general del Club Liberal de Barcelona, pero más tarde, cuando el partido ya no existía. De todos modos me extraña eso que me cuentas, porque UCD era muy libre. Yo no recuerdo que a Eduard Punset le llevaran al Comité de Disciplina.
Fue por significarse ante la prensa a favor de que los militantes pudieran integrarse en los clubes liberales de la época, entre otras cosas.
No lo recuerdo, la verdad. Lo que sí es cierto es que UCD era un oasis de libertad. En realidad funcionaba como una especie de confederación, un caos en el que había liberales, democristianos, socialdemócratas, exfalangistas o azules, como se llamaban en la época… Yo me lo pasé muy bien en UCD, la verdad. Fue muy divertido.
Y sin embargo este oasis, como lo llamas, cayó. Y con él cayó el centrismo, al menos el centrismo nominal. Hoy ya nadie se denomina centrista en España. ¿A qué lo achacas?
El centro es complicado en este país, entre otras cosas porque la ley electoral se lo pone muy difícil. El papel natural de una gran formación de centro sería actuar como bisagra, como ocurre en otros lugares, pero aquí el reparto de escaños no favorece esa ubicación. Y en el caso de UCD, además había otros factores. Acabó acumulando demasiadas diferencias en su seno, por ejemplo. Yo le pregunté un día al expresidente Adolfo Suárez que por qué dimitió. “Es muy sencillo”, me dijo. “Porque en el Comité Ejecutivo había veinticinco que pensaban que eran mejor que yo para presidir el partido”. Y en esas condiciones es muy complicado mantener la unidad. En todo caso, yo creo que el principal detonante de la caída de UCD fue que había cumplido su misión. Y después el centrismo evolucionó a otras cosas. Tras la desaparición del partido hubo militantes que se retiraron de la política y otros que emprendieron caminos distintos, pero con el tiempo la mayor parte se convirtió en lo que hoy es el Partido Popular.
Precisamente tú mismo acabaste afiliándote al PP.
Eso fue después. Yo era periodista y me ofrecieron ir como diputado por Barcelona en el Parlamento catalán. Me afilié, pero una vez salí diputado. Hasta entonces era periodista, tenía mis ideas y no me pareció necesario militar en el partido. Aunque tampoco pasa nada por militar, ¿eh? En este país hay una enorme hipocresía al respecto. Si eres de izquierdas parece que está muy bien que lo hagas, y si ya has sido comunista, bueno, es fantástico. Pero si eres de derechas o de centro derecha resulta que militar es algo terrible.
Sin embargo estuviste poco tiempo en el Parlamento de Cataluña, de noviembre de 1995 a mayo de 1996.
Sí, porque al poco de ocupar el escaño se convocaron elecciones. Mariano Rajoy me llamó para que le ayudara con la campaña electoral de 1996 y ya me quedé con él.
A eso voy. Ese año, después de que el PP ganara las elecciones, fuiste nombrado Director del Gabinete del ministro de Administraciones Públicas, que entonces era Mariano Rajoy. Y cuando Rajoy se convirtió en ministro de Educación, Cultura y Deportes en 1999 te eligió de nuevo para dirigir el gabinete del ministerio.
Eso es. Fui director de gabinete de Rajoy durante la primera legislatura del PP en el Gobierno. En la siguiente legislatura, en 2000, la Junta Electoral del partido de Barcelona me propuso ir como diputado al Congreso, pero yo no quería estar en el grupo parlamentario de la mayoría, que es algo muy aburrido, así que le pedí a Rajoy seguir en la gestión, pero ya no como director de gabinete. No por nada, sino porque me apetecía un cambio. Y cuando él pasó a ser ministro de la Presidencia yo fui nombrado director de Relaciones con las Cortes.
¿Así que debemos considerarte parte de la troupe política del hoy presidente del Gobierno?
(Piensa unos segundos) No, porque Rajoy no tenía una corte a su alrededor. Los que estábamos a su lado en aquella época éramos muy pocos. Estábamos Jorge Fernández y yo, por ejemplo. Más tarde se incorporó Ana Pastor, que era directora general de Muface, y otra gente, aunque muchos estaban un poco en la órbita de Francisco Álvarez Cascos y de otras personalidades. Pero Rajoy, lo que te digo. No tenía una camarilla, cosa que es muy habitual en política. No lo digo en el sentido negativo, pero es lo normal. Por aquel entonces no existía el marianismo, claro. Piensa que yo fui su director de gabinete sin haber sido amigo suyo desde hacía mucho tiempo, y eso es precisamente porque no había una corte siguiéndole. Pero la gente se apunta al que gana, ya sabes, y ahora el marianismo es un grupo muy abundante y hasta antiguo. Resulta que todos los que le acompañan son marianistas de toda la vida.
¿Como los que repiten aquello de “yo corría delante de los grises”?
Exacto. Es algo muy propio de este país. El dictador se murió en la cama, pero resulta que en la época todos eran progres y todos estaban en la lucha antifranquista. Es un ejemplo que siempre me ha hecho gracia porque, de hecho, yo acompañaba a mi padre a una librería de Barcelona que se llamaba Torradas a finales de los sesenta y allí subíamos a un altillo donde estaban los libros de Ruedo Ibérico, música de protesta y cosas así. Y te puedo asegurar que no había tanta gente que lo hiciera. Pero la política es así, imagino. Siempre hay una gran cantidad de gente que se apunta al éxito y que se borra cuando las cosas se ponen mal. Que se lo pregunten si no a José Luis Rodríguez Zapatero.
¿Lo dices porque ya nadie se acuerda de la Nueva Vía socialista?
Claro. Zapatero tenía muchos pelotaris a su alrededor que le hacían la rosca y le decían “oh, José Luis, qué grande eres”. El PSOE estaba lleno de zapateristas hasta ayer mismo, y sin embargo hoy no queda ni uno. Y con el marianismo pasa lo mismo. Hay muchas personas que hoy están al lado de Rajoy haciéndole la pelota cuando en 2008 estaba conspirando para cargárselo.
Hablando de cargárselo; estarás al corriente de que el Telegraph acaba de llamarle “muerto viviente”.
Si es un muerto, desde luego goza de muy buena salud (risas). Uno no está muerto hasta que se muere, y Rajoy es un corredor de fondo. Llamarlo “muerto viviente” me parece un absurdo, pero los periodistas a veces hacemos eso: usamos frases muy grandilocuentes y muy rimbombantes para explicar algo que en realidad es sencillo. Lo que ocurre aquí es que Rajoy está en un momento muy complicado. ¿Que lo pasa mal? Pues claro. Es terrorífico que tu país, al que tú quieres, tenga cinco millones y medio de parados. Pero a diferencia de los otros presidentes del Gobierno, que también pasaron por momentos difíciles, él está en el inicio de su mandato. Y eso es una enorme ventaja. Tiene cuatro años para desarrollar un programa.
Hace poco leía un artículo tuyo en el que decías sobre los nombramientos que se producen en instituciones y organismos con los cambios de Gobierno que “los que elige la izquierda son de una fidelidad sin fisuras, mientras que la derecha sufre a independientes acomplejados que necesitan quitarse el estigma de haber sido designados por la derecha”. No sé si hablabas también de tu caso.
No. Lo que quería explicar es que cuando una persona accede a un cargo de este tipo no debe convertirse en una alfombra al servicio del poder, lógicamente, pero tampoco actuar con deslealtad. Ni mucho menos actuar de según qué modo para intentar evitar que te acusen de ser de derechas o de izquierdas. Un expresidente del Gobierno me contó en cierta ocasión una anécdota, diciendo que “tú coges a una persona, le haces el favor de darle un cargo institucional importante sin haber pasado por las urnas y luego resulta que te viene a dar lecciones”. Es un poco a lo que me refería al decir “independientes acomplejados”.
Independientes acomplejados “que necesitan quitarse el estigma de haber sido designados por la derecha”, insisto. ¿Tú no has sufrido este estigma?
No, pero por una razón. Todo el mundo sabe que yo soy de derechas. De una derecha dialogante, que se puede equivocar y que pide disculpas si lo hace, pero de derechas. No engaño a nadie, y al final es lo que te abre puertas. La prueba es que después de dejar la política he llegado a director de un periódico importante. Cuando Mauricio Casals me nombró director de La Razón en 2008 el PSOE podría haber puesto el grito en el cielo, pero no lo hizo. Es más; tuve una relación correcta y cordial con Alfredo Pérez Rubalcaba, con Pepe Bono y con María Teresa Fernández de la Vega. El propio Zapatero me reconoció en una ocasión que le habíamos criticado mucho, pero siempre de una manera educada. Y eso es porque yo no creo que Zapatero estuviera en el Gobierno para hundir a España. Hay gente, por el contrario, que solo aspira a hablar de su adversario diciendo que el otro es malo. Y si tú no haces eso mismo, esa gente se enfada contigo. En este país lo que funciona es decir que el otro es un petardo y un inútil. Aquí solo hablan bien de ti cuando dimites o cuando la palmas.
No quiero abandonar tu biografía política sin hacerte la gran pregunta.
¿Que si volveré a la política? Puedes preguntármelo.
Te lo pregunto.
No, no volveré a la política. Solo hay un cargo que me seduce. No lo he dicho nunca, pero es la verdad y me gusta decir la verdad. El ministerio de Educación y Cultura. Es lo único que me habría generado una duda. A mí la política me interesa mucho, claro que sí, pero me dan mucha pereza las intrigas, los engaños, las batallas internas. Además, casi todo el entorno de Rajoy debe estar encantado de que yo ya no esté allí (risas). Soy consciente de que mucha gente se pregunta que por qué no estoy con Rajoy y de que cuando formó Gobierno se dijo de todo, pero la explicación es muy sencilla. Estoy muy bien donde estoy, y además muy satisfecho. Soy periodista y dirijo un gran periódico. Lo digo humildemente, pero es así. He llegado al culmen de la profesión y me divierto mucho con lo que hago, que es periodismo y docencia. ¿Para qué voy a abandonarlo?
Otra que ha muerto políticamente es Esperanza Aguirre. ¿Crees que volveremos a verla dentro de cuatro años, quizá como alternativa en la derecha?
No, creo que no. Esperanza Aguirre se ha ido por razones estrictamente personales. Yo soy su amigo y familia política suya, y además la quiero mucho, y creo que su marcha es sin duda definitiva, aunque hay que tener claro que se ha ido de la primera línea de la política, no de la política. Ella misma me lo explicó hace poco: “Yo ya he sido todo lo que tenía que ser. No voy a ser nada más”. Porque ha sido ministra, ha sido presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, ha sido presidenta del Senado… Esperanza es uno de los políticos más brillantes que ha tenido este país desde la Transición. Prueba de ello es que los madrileños la han votado abrumadoramente. Además, y hablando ya del relevo de Rajoy, que será posiblemente dentro de dos legislaturas, veremos a alguien rondando los cuarenta y muchos o cincuenta años, que sería la edad de Soraya Sáenz de Santamaría, por ejemplo. Lógicamente el sucesor no va a ser alguien de setenta y tantos años. Y si Rajoy solo gobernase una legislatura, eso significa que quien llega al Gobierno es el PSOE.
¿Así que contempla al PSOE como una alternativa real a corto plazo?
(Piensa unos segundos) La verdad es que Alfredo Pérez Rubalcaba ha tenido mala suerte. Yo le respeto y siento una gran admiración por él en muchos aspectos, aunque la gente de la derecha se eche las manos a la cabeza cuando digo esto. Pero ocurre una cosa: el liderazgo de Rubalcaba es muy débil. Aunque él sea un buen político, que lo es, ha tenido el peor resultado de la historia del partido. Y es muy difícil liderar a la oposición con un resultado tan malo. Le mueve la silla todo el mundo. En cierto modo es injusto, porque tiene parte de la culpa de la derrota electoral, como la tiene siempre un candidato, pero tampoco se le puede culpar de todo.
A ti, que dirigiste dos gabinetes, te quiero preguntar por la (muy cuestionada) política de comunicación del Gobierno.
Está muy cuestionada, pero es que el Gobierno lo tiene complicado. Históricamente, el centro derecha siempre comunica peor y tiene menos ayuda. Ser de izquierdas es lo que gusta más a los periodistas. Y además viste mucho. Hay actores de cine que no han estudiado nada en su vida y que no sé si habrán leído algún libro, pero pasan por brillantes intelectuales solo por ser actor y de izquierdas. Lo tienen más fácil, en resumen. Pero eso no ocurre en la derecha, que parte con un lastre en la comunicación. Aunque lo que diga esté bien, sea veraz y certero, es recibido siempre con menos simpatía. Además, el periodista de derechas tiene un poco de complejo y se siente poco inclinado a defender a Rajoy, en este caso, sin poner siempre un “pero”. En el caso de este Gobierno, respondiendo a tu pregunta, creo que cuenta con aspectos positivos y otros no tan positivos. Lo importante en su caso es la unificación: una sola voz, una sola línea, una sola estructura. Y eso es lo que tendría que resolver con más urgencia.
En su discurso de investidura de 1995 en el Parlamento de Cataluña, al que imagino que asististe como diputado, Jordi Pujol afirmó que “Cataluña no se puede limitar a salvar su identidad o a mantener un buen nivel económico y de calidad de vida. Ha de aspirar a ser y ser el principal motor de España”. ¿Qué ha cambiado desde entonces hasta hoy?
Hombre, el nacionalismo siempre tiene como objetivo la independencia. Otra cosa es la ocasión, que puedas o no puedas. Lo que ocurre en Cataluña es que se ha ido generando una sociedad excesivamente clientelar donde empresarios y otros actores sociales han vivido y viven mucho mirando hacia el poder político, y con el tiempo eso ha dado lugar a estructuras con un enorme peso en la política. La realidad es que desde 1995 hasta hoy la región ha ido perdiendo peso, mientras que otras comunidades han sido más dinámicas, como Madrid, y han ganado. Y me imagino que eso no gusta.
Para muchos la solución a la cuestión catalana es el federalismo, aunque pocos de los implicados quieren llamarlo “asimétrico”.
Es que lo del federalismo se ha convertido en una leyenda que utiliza el PSOE para no pronunciarse, porque nuestro Estado ya es prácticamente federalista asimétrico. Hablan de la federación de una forma mítica y yo, particularmente, no acabo de entender qué es lo que quieren decir. Me gustaría que me concretasen si en su proyecto habría unas nacionalidades que pactan y que me dijeran con quién pactarían. ¿Con España? ¿Habría una soberanía originaria? ¿Se pretende que haya una gran Castilla más unas naciones federadas? ¿Cuáles serían estas naciones? Porque el federalismo implica la igualdad en su definición, y no sé si es lo que pretenden. Si lo que quieren es que Cataluña se federe con el resto de España, ¿qué pasa con el resto de comunidades? Yo, que soy catalán, me pregunto qué derecho asiste a Cataluña para que tenga más capacidad de decisión que Murcia o La Rioja, por ejemplo. Es muy complicado, eso está claro, pero falta concreción. Aunque existen ejemplos como el de México o Austria, los dos mejores son Alemania y, especialmente, Estados Unidos. Piensa en estas colonias que se independizan en el siglo XVIII y que, en igualdad de condiciones, constituyen una federación de Estados. Si hoy día le hablas a un estadounidense de la soberanía originaria de Virginia, de Massachussets, de Texas o de California, le da la risa.
Dijo Federico Jiménez Losantos cuando pasó por Jot Down que “la monarquía actual es una mezcla de incompetencia y corrupción”. ¿Es el rey negociable o está detrás de una línea roja?
No es una línea roja, claro que no. Lo que ocurre es que el rey, en mi opinión, lo está haciendo muy bien. Esa afirmación me parece un despropósito, en todo caso, y mira que Federico es un tipo brillante.
Es justo decir que Losantos hablaba más del modelo institucional y no tanto de la persona.
En nuestro caso el hecho objetivo es que las dos experiencias republicanas han sido un fracaso. A los Borbones, en cambio, los hemos echado varias veces de España y siempre han vuelto. Se echó a Fernando VII y regresó; se echó a Isabel II y regresó su hijo Alfonso XII; se echó a Alfonso XIII y regresó don Juan Carlos. Debe de ser que nuestro sino es ser un país monárquico pero sin monárquicos.
Y cada día menos juancarlistas.
No lo creo. A mí me da la impresión de que la gente quiere mucho al rey. Lo que pasa es que tiene problemas, como los han tenido todos. Para empezar, un yerno como Iñaki Urdangarin, cuyo tema huele muy mal pese a que todavía es supuesto. Pero no es la primera vez que pasa algo así, insisto. Su caso me recuerda mucho al del duque de Riansares, el famoso Fernando Muñoz, marido de la reina gobernadora María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, la viuda de Fernando VII. Hizo una de las mayores fortunas de la época y llenó a sus hijos de títulos nobiliarios. Si yo retuviera uno de esos títulos hoy día no lo diría muy alto, porque descender de un golfo corrupto no es algo de lo que sentirse orgulloso (risas). La monarquía tiene esas cosas, claro que sí, pero igual que las tendría una república. Hay que tener presente el ejemplo de Japón, de Holanda, de Noruega, de Suecia o de Reino Unido, entre otros. La monarquía es un sistema que tienen muchos países avanzados del mundo. Puede coexistir perfectamente con el desarrollo y la democracia.
Te vemos poco en Twitter, aunque tienes una cuenta en la que publicas todas las noches la portada del periódico.
Es que tengo un montón de seguidores que me siguen solo para insultarme, y al final es aburrido. Twitter me gustaría si realmente fuera un foro de debate normal y no un sitio donde muchos descerebrados con seudónimo se dedican a insultarme. Porque a mí me han deseado que me maten, que me quemen vivo, que asesinen a mis hijas, que destruyan mi periódico… Hay personas que tienen vidas insignificantes que al final utilizan las redes para desahogarse, sin más, insultar a otros o defender ideas pintorescas. Entre ellos muchos radicales que no quieren oír que si yo defiendo mis ideas es porque creo en ellas. Podré equivocarme, por supuesto, porque en ningún sitio está escrito que las mías, o las de Rubalcaba o las de Rajoy sean mejores que las de nadie. Pero hay gente de izquierdas que considera que las mías, en concreto, son muy malas. Y como me ven en las tertulias de la tele y les llama la atención, se dedican a insultarme o a decirme, en el mejor de los casos, que yo soy un ignorante. Y tampoco me tengo por un ignorante. No digo que sea un genio, pero hombre; soy profesor titular de universidad, he hecho un doctorado, etcétera. De algo tendrá que servir.
Sigo con Internet. Si busco “La Razón” en Wikipedia leo que…
(Interrumpiendo) Yo prohíbo a mis alumnos utilizar Wikipedia.
¿Por qué?
Porque Wikipedia está llena de errores. Me gusta mucho el objetivo que persigue, aquello de la universalización del conocimiento, porque es el mismo que el de la Enciclopedia, aunque la Enciclopedia original fuera para una élite. Pero no es veraz. Que cualquier persona tenga acceso a la información de forma gratuita es algo maravilloso solo si la información es verdadera. La Red en general podría ser un instrumento estupendo, pero tiene estas cosas. Yo hace años que no busco expresamente lo que dicen de mí en Internet. Una vez lo hice, decían chorradas y ya no volví a mirarlo. Pero bueno, ¿qué dice Wikipedia?
Wikipedia dice que “desde que Francisco Marhuenda es su director, La Razón ha sido protagonista por la intencionalidad y diseño de sus portadas”, justo debajo del epígrafe “Polémica”. Lo que quería preguntarte es lo siguiente. ¿Haces las portadas de La Razón para que escuezan o a pesar de que escuezan?
A veces las cosas son más sencillas que eso. Yo no las hago siempre, para empezar. Las veo todas, las superviso, me las consultan, etcétera, pero no soy siempre yo. Lo que pretende un periódico en todo caso es comunicar, y la portada es la primera interacción con el lector. Lo que buscamos con ellas es que llamen la atención con la condición de que sean veraces. Un día te puedes equivocar, porque cualquiera puede equivocarse, pero no buscamos la provocación. Simplemente se optó en su día por hacer un periódico muy gráfico, muy visual y muy moderno, y en coherencia con eso tienes que tener en portada una foto que mande y un titular poderoso. No puedes poner una foto aburrida o sosa. Si lo haces, el lector ni te mira. Pero insisto; bajo ninguna circunstancia es provocación. Un cargo importante de otro medio de comunicación, de uno de los cuatro grandes periódicos nacionales, me decía hace poco que en su diario estaban pendientes de qué portada damos cada día, y eso para mí es un motivo de orgullo.
En alguna ocasión hemos visto un juego interesante en sus portadas, con fotos que pese a ilustrar un titular se relacionan en cierto modo con otra de las noticias del día. ¿Intentáis algún truco subliminal?
(Se sorprende) No, ni mucho menos. Hay veces que la foto principal sí tiene que ver con el titular de arriba, porque son temas importantes, pero en principio no está buscado. Una portada es siempre un conjunto, de modo que intentas que tenga una cierta armonía, pero nada más. Date cuenta de que esto está sujeto a muchos cambios. A veces improvisas, salta otra noticia más importante a última hora o te llega otra foto mejor que la que tenías. Porque cuando tienes una foto tan grande, que marca el ritmo de todo lo demás, necesitas que sea buena. Quizá El Mundo o El País pueden jugar con otro tipo de portada, pero nosotros necesitamos una imagen potente. Pero nada más. Efectos subliminales, ninguno. Aunque ahora empezaré a fijarme en eso, por tu culpa (risas).
Tu periódico se significó por prestar un apoyo explícito al Partido Popular durante la pasada campaña electoral a través de aquella campaña titulada “La Razón del cambio”. ¿Habéis renunciado a la neutralidad o solo a escenificarla?
Yo no conozco a nadie neutral, ¿eh? No creo que El País, por poner un ejemplo, sea neutral. Es un periódico históricamente asociado al PSOE, que apoyó a Felipe González en su día y ahora a Rubalcaba, incluso frente a Carme Chacón. Pedro J. Ramírez también tiene su línea editorial, apoyando a veces al PP, a veces a UPyD… Es importante diferenciar aquí entre tener una línea editorial, la que sea, y ser un periódico de partido de los que afortunadamente ya no quedan. Nosotros tenemos una línea editorial muy clara y no engañamos a nadie. Además, pienso que en este momento concreto lo que nos toca a todos, y lo digo en plural, es apoyar al Gobierno para que nos saque de la crisis. Esa debería ser la prioridad nacional, incluso entre los periódicos de izquierda.
¿Y si el PSOE ganara dentro de cuatro años apoyaría también a su Gobierno?
Hombre, cuando digo apoyar lo digo siempre con una serie de matices. Hay temas en los que jamás apoyaré a un Gobierno, sea el que sea. Uno de ellos es el aborto, por ejemplo. Pero no tendría inconveniente en apoyar a quien gobierne eficientemente. Yo creo que en su última etapa Zapatero lo estaba haciendo más o menos bien. Personalmente yo hubiera sido más agresivo con las reformas y hubiera hecho la del sector financiero cuando tocaba hacerla. Apoyar no es dar un cheque en blanco a quien gobierna, sino contribuir en la medida de lo posible para salir del lío monumental en el que estamos metidos.
Te hemos oído en más de una ocasión criticar las guerras intestinas de los medios españoles, en particular las que mantienen entre sí algunos periódicos, y reivindicar la independencia, en este sentido, de La Razón. ¿Se puede realmente vivir ajeno a estas batallas?
Se puede intentar, porque son un error. Yo soy de la opinión de que cuando no puedes decir algo bueno de alguien es mejor que no digas nada, pero a veces tengo la impresión de que soy el único que lo piensa. Hay medios en España que creen que su modo de sobrevivir es que se hunda su vecino. La Gaceta, por ejemplo, estaba desatada contra nosotros y nos atacaba constantemente. Últimamente ya no tanto, por suerte, y me alegro. Que se dediquen a lo suyo, a hacer un periódico, y nosotros a lo nuestro, que es hacer otro periódico, y que gane el mejor. Pero no entiendo este sistema de ir insultando al rival. No creo que funcione, y por supuesto es éticamente deleznable.
¿Sigues este hipotético proceso de fusión entre ABC y El Mundo del que tanto se habla?
No. Y sobre ese tema, además, es que no tengo ni idea.
La Razón, ABC, La Gaceta, El Mundo… ¿Tanto espacio hay a la derecha de El País?
Es evidente que no. En el futuro tendrán que sobrevivir los que sepan llegar mejor a sus lectores y estén mejor gestionados. El asunto viene de lejos, porque en la prensa de este país se ha intentado mantener artificialmente la venta utilizando todo tipo de recursos, como incluir regalos con el ejemplar, entre otras tácticas. Una cosa es sacar promociones, como hemos hecho nosotros, pero otra cosa bien distinta es mantener artificialmente las cifras a costa de perder millones y millones. Ahí está buena parte del problema. Los periódicos españoles se metieron en una espiral de gasto y adquisiciones enloquecidas. Hubo grupos de comunicación que pagaron barbaridades por comprar otros grupos de comunicación. Y hoy, lógicamente, tienen una deuda que no la pueden soportar. Algunos de ellos deberían estar en la quiebra y están sostenidos por sus grupos de manera totalmente artificial. No es que me parezca mal, pero no es lo sano. Los medios tenemos que intentar ser eficientes, estar saneados y resultar rentables. Eso lo recordó Katharine Graham, la propietaria del Washington Post durante el escándalo del Watergate. Richard Nixon intentó presionarla, pero como el medio iba muy bien y tenía una gran independencia, le pudo decir que pasaba totalmente de él. Al final, la rentabilidad es lo que garantiza que un país tenga prensa independiente.
Precisamente decía Javier Gallego en una reciente entrevista en Jot Down que “el periodismo no tiene que ser el cuarto poder, sino el contrapoder”.
Sí, pero cuidado. Tampoco tiene que jugar a hacer política. Otro de los problemas de este país es que ha habido demasiados periodistas que han querido ejercer de políticos. Mi opinión es que los periodistas debemos tener una línea editorial clara, reconocible, y separar mucho la información de la opinión, pero no pretender ejercer el poder. Hay mucho periodista que lo que quiere es que le llame todas las mañanas el presidente del Gobierno, el líder de la oposición y los presidentes de los bancos para darle el parte. Y esto no funciona así. Lo que tenemos que hacer los periodistas es periodismo. Yo no pretendo que Rajoy o Rubalcaba me hagan caso, ni influir en ellos, sino solo comunicarme con mis lectores. Y hay periodistas que lo que quieren, no obstante, es influir en política. A mi juicio es un error.
Por cierto que El País ha anunciado despidos, un plan de prejubilaciones y una rebaja salarial al resto de sus trabajadores, pero el año pasado Juan Luis Cebrián cobró cerca de 13 millones de euros. ¿Eso lo inscribimos en la crisis moral, en la económica o en la del periodismo?
Creo que en primer lugar es, sobre todo, una crisis moral. No me parece bien que Juan Luis Cebrián, que es un magnífico periodista, ahora convertido en empresario, tenga unos beneficios tan impresionantes al frente de Prisa y exija sacrificios a su gente. Me parece bien que una compañía con beneficios retribuya como quiera a sus directivos, pero me parece mal que en una situación de crisis de esa misma empresa se cobren esas cifras multimillonarias cuando se va a dejar a mucha gente en la calle. Creo, además, que este tipo de retribuciones reflejan “una burbuja” de salarios en los altos directivos que no se corresponden a lo que realmente deberían de cobrar.
Hace poco pudimos veros a ti y a María Antonia Iglesias en televisión poniéndoos de acuerdo en algo. Solo hizo falta preguntar por Mario Conde. ¿Hace la situación política actual extraños compañeros de cama?
No en este caso, porque María Antonia Iglesias y yo no coincidimos ideológicamente, pero tenemos muy buena relación personal. Yo la respeto mucho porque es muy buena periodista, en primer lugar, y porque tiene unas ideas que defiende con convicción y vehemencia. Y no, Mario Conde no me gusta. Es una persona de dudosa catadura moral que, como mínimo, llevó un banco al desastre. Cuando has hecho lo que has hecho lo mejor es que te quedes en tu casa, sobre todo si te vas a dedicar a dar clases de ética y moral. A mí me gusta que esas clases me las dé el papa. Que Mario Conde se presente a unas elecciones me parece un espanto.
Te reto a otra coincidencia. “Hay un discurso contra lo político que yo creo que es tóxico y peligroso. Si acabamos con los políticos y con los partidos no va a gobernar la asamblea de Sol, va a gobernar Botín”. ¿Estás de acuerdo?
No sé si Emilio Botín o quién, pero sí creo que el discurso contra los políticos es peligroso. Lo que hemos de hacer es exigirles más, desde luego, pero no insultarles y degradarles. Eso conduce a una política mediocre. Una cosa que yo aprendí estando en política es que el modelo partitocrático es un error. Conduce a que llegue a lo alto gente poco competente. Yo creo en el gobierno de los mejores. No elitista, ojo, ni clasista. No de los mejores socialmente, sino de la gente preparada. Quiero que quien me gobierne sea gente formada, eso lo tengo muy claro. Y formada en todos los sentidos. No me gusta que haya políticos que no hayan tenido una nómina, por ejemplo. Me gusta que la gente entre en política después de tener una vida normal, y que después se marche. Que esté en política ligera de equipaje.
Está retórica me recuerda a la que se ha oído entre los indignados, y sin embargo les habéis dado muchísima caña. ¿Compartes alguna de sus reivindicaciones?
Hombre, no puedes descalificar globalmente a un movimiento tan amplio, tan variopinto y con tantas iniciativas. Sería un ignorante si lo hiciera. Si el 15M tiene miles de puntos, algunos de ellos muy razonables, seguro que coincido con alguno. Lo que ocurre es que es un movimiento asambleario, y a mí los movimientos asamblearios no me gustan. Me gustan las cosas estructuradas que funcionan por la vía de las elecciones y con garantías, porque eso te da la tranquilidad de que no ocurre nada raro. Los movimientos asamblearios pueden acabar en desastre y son muy sensibles a dejarse manejar por elementos radicales y violentos. La manifestación del 25S, por ejemplo. Pudo haber gente magnífica y estupenda, pero también hubo cincuenta o cien radicales, el número me es igual, que acabaron haciendo el animal. Me parece muy bien que la gente se manifieste, faltaría más, con independencia de que comparta o no el motivo de la manifestación. Pero debe ser pacíficamente. La expresión radical o violenta de una posición ideológica es inaceptable.
¿Cómo lleva un profesor de Derecho Constitucional el cuestionamiento al que parece estar sometida la Constitución Española últimamente?
Mal, porque no es correcto. Yo creo en el sistema y en la capacidad de transformación del sistema. Y creo que quien no está de acuerdo con el sistema lo que debe hacer es cambiarlo, no intentar reventarlo. Por esa razón no me gustan estas propuestas de “¡que dimitan todos!” o de “¡hay que ocupar el Congreso!”. Creo en la política con mayúsculas y lo hago por una razón sencilla; después de cuarenta años de dictadura franquista, las Cortes, la democracia, el diálogo y el debate institucional son un gran logro. Y creo que en eso estoy con la mayoría de los españoles, que después del 15M acudieron a votar. Si la participación electoral tras las acampadas hubiera sido del cuarenta por ciento, por ejemplo, yo admitiría que sí, que tenemos un problema. Pero la gente acudió a votar.
Pinta un escenario como el de Ensayo sobre la lucidez, de José Saramago, que empieza con las elecciones de una gran ciudad en las que la inmensa mayoría de los electores votan en blanco para rechazar a sus políticos.
Es un buen ejemplo, sí. En Estados Unidos, que es una democracia muy avanzada que nadie cuestiona, va a votar poca gente. Y no por eso se cuestiona el modelo. Después del famoso resultado entre Al Gore y George W. Bush, por ejemplo, el Supremo tomó una decisión, polémica quizá, y Al Gore reconoció que el presidente era Bush. Y una vez más nadie cuestionó el sistema.
Tú eres profesor universitario. ¿Está la cosa tan mal como nos dice el ministro Wert?
Es todo manifiestamente mejorable, sí. El sistema universitario español sufre hipertrofia porque en educación, como en todo, España es un país de excesos. Hay un exceso de universidades, de titulaciones, de catedráticos… No es que yo dé por bueno el cien por cien de lo que dice Ignacio Wert, pero sí creo que hay que reformar el sistema para hacerlo más eficaz, de más calidad.
Hablando de juventud. Tiene usted tres hijas, si no me equivoco, de 17, 18 y 21 años. ¿Qué libro les ha recomendado leer?
Hoy precisamente le acabo de regalar a una de ellas un libro magnífico que se llama Bel Ami. Yo tengo mi ejemplar, pero está en una caja en mi nave, así que le he regalado uno a ella para que lo lea antes de ver la adaptación al cine, que creo que acaban de estrenarla.
¿En tu nave?
En mi nave, sí. Me he comprado una nave industrial en un pueblo de aquí, de Madrid, para guardar los libros. Es que tengo casi 50.000 y hace tiempo que no me caben en casa. Así que he aprovechado que los inmuebles están bajando de precio para comprar una nave en un polígono industrial de casi 360 metros cuadrados y almacenar en ella todos los libros. Cuando lo digo siempre me hacen la misma pregunta idiota, por cierto. “¿Los has leído todos?”. Pues hombre, no. Son 50.000 libros. ¡Ojalá! Yo firmaría ahora mismo ante Dios y le diría “Señor, ¡déjame vivir hasta que pueda leerme mis 50.000 libros!”. Y así conseguiría de paso ser casi inmortal (risas). Pero son mi gran pasión, sí. No hay nada que me guste más que adquirir libros, cuidarlos, leerlos, ojearlos. Aunque es cierto que ahora casi no leo novela, porque entre las clases y el periódico tengo muy poco tiempo. Tengo debilidad por la novela histórica, que es una manera muy pedagógica de aproximarse a la historia, aunque a veces tenga el mismo problema que Wikipedia (risas). Y también por la ciencia ficción. Atravesé una época en la que me leí todas las novelas de ciencia ficción de la biblioteca de mi padre, que por cierto eran casi todos los relevantes que se habían publicado.
A mí me gusta mucho la ciencia ficción. Si te prometo que lo leeré, ¿qué libro me recomiendas?
La serie Fundación de Isaac Asimov. Yo me la he leído íntegra varias veces. Seguramente es la historia de ciencia ficción que más me gusta.
Curioso, porque es una historia que empieza con la civilización humana a punto de derrumbarse y la Fundación, una institución que pretende reunir todo el conocimiento humano y guardarlo en un enclave remoto para preservarlo. ¿Un símil con el momento actual y tu nave llena de libros, quizá?
No, en absoluto (risas). Pero sí hay algo que aprender de esos libros. La historia son ciclos, y ahora está claro que vivimos el declive de Occidente y la irrupción lógica del mundo de Oriente. Aunque es una diferencia que cada día importa menos, porque el mestizaje está a la orden del día y con el tiempo habrá menos diferencia entre Oriente y Occidente.
Apelo por último a tu maña titulando. Te quiero pedir una breve valoración de una serie de personajes políticos y de la comunicación, empezando por Alfredo Pérez-Rubalcaba.
Un gran político que ha tenido la mala suerte de haber cogido al PSOE en el peor momento de su historia.
Esperanza Aguirre.
Una mujer honrada, valiente, de firmes convicciones y capaz de pedir disculpas cuando se equivocaba, lo que además la convierte en un ejemplo a seguir.
Alejo Vidal-Quadras.
Alejo cree que debería ser presidente del Gobierno o rey de España, y no lo es. Le pierde la vanidad. Es un gran político, pero se siente superior a todo el mundo y esa arrogancia le incapacita para la convivencia. Ahora mismo no sé si mantengo con él una buena relación o no, la verdad, porque hemos pasado por muchas etapas.
Soraya Sáenz de Santamaría.
Es fiel, leal y trabajadora. Y no enreda, que en política es toda una virtud. Personalmente le tengo un gran cariño y la aprecio mucho profesionalmente. Es una mujer brillante.
José María Aznar.
Un gran presidente al que la historia tratará bien al final. Y eficaz, además, aunque cometió errores al final de su mandato.
Alberto Ruiz-Gallardón.
Muy brillante. Lo que pasa es que Alberto genera antipatía en algunos sectores del PP por su ambición, seguramente de forma injusta. Su problema es que eclipsa a mucha gente por su talento, y hay a quien eso no le gusta.
¿Y no será que es el delfín del PP?
No, yo creo que no lo es. Hubiera sido un gran presidente del Gobierno, no cabe duda. Pero no cumple con el aspecto generacional. La generación que sucederá a Rajoy y Rubalcaba será gente que hoy tiene cerca de cuarenta años.
Y ahora, unos periodistas. Luis María Ansón.
Uno de los más grandes periodistas que he conocido y hacia el que solo siento gratitud. Es un tipo de un olfato envidiable.
Julia Otero.
(Piensa unos segundos) A Julia a veces le ciega la ideología. Yo colaboré con su programa pero después no me quiso en él. Le tengo afecto, ¿eh? Pero se equivoca en ese aspecto. Es una grandísima periodista, eso no cabe duda. Pero sí me llevé un disgusto porque prescindió de mí y no me avisó. Se limitaron a no volver a llamarme. Esto tampoco lo he dicho nunca, pero ya que me preguntas, te lo cuento. Tuvo un detalle feo.
Susanna Griso.
Es de las mejores periodistas que he conocido y tiene una calidad humana extraordinaria. Y es de una sencillez encantadora, por cierto. Siendo una mujer tan atractiva no es nada vanidosa. Y eso que trabaja delante de una cámara, que es un artilugio que vuelve engreídos tanto a hombres como a mujeres.
Leopoldo González-Echenique.
Le conozco poco, pero te puedo decir que es un gran jurista y que tengo de él la mejor de las opiniones. La verdad es que le ha tocado un tema enormemente complicado. RTVE es un hueso duro de roer y está controlado ideológicamente por la izquierda. No digo por un partido u otro, sino por la gente que trabaja allí, que funciona de una manera casi asamblearia y creen que ese modelo es el bueno. No entienden que una televisión pública depende del Congreso y que los periodistas no somos los propietarios del medio.
Federico Jiménez Losantos.
Es un misterio personal (risas). Al menos, para mí. Cuando lo veo me quiere mucho, pero luego va a la radio y me ataca, no sé si excitado por los de ABC para perjudicarme o por qué. Yo creo que es un extraordinario comunicador, un gran periodista y una persona de una cultura vastísima. Allá él, claro, que puede criticar a quien quiera. Yo siempre hablaré bien de él, porque conmigo en su día se portó bien. Estuve en su programa dos años y fue muy divertido. Lo único que tiene una pequeña fijación con mis portadas. Como le pasa a mucha gente.
Fotografía: Guadalupe de la Vallina
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Que una persona que sabe argumentar lo que piensa pueda decir semejantes barbaridades sobre José María Aznar o Esperanza Aguirre me da mucho miedo. Respeto que pueda pensar lo que quiera pero buff… que mal cuerpo me deja, hasta el día que no haya una derecha digna España no podrá avanzar.
A mi en cambio lo que me da miedo y me deja mal cuerpo son los intolerantes de manual como tú. Ya sabes:
«Respeto las opiniones de los demás siempre y cuando sean iguales a las mías».
Marhuenda dice que Aznar fue un gran presidente que cometió errores en su última época, fact. Y Esperanza Aguirre es una mujer valiente, fact-fact.
Eres muy tonto o muy cerril para indignarte por semejantes opiniones tan livianas y políticamente correctas.
Y además te permites hablar de dignidad…
Háztelo mirar, en serio.
No insultes, hombre. ¿No te das cuenta de que con eso pierdes todo el respeto y la atención que se te pueda dar?.
El chico se ha limitado a dar su opinión, pero sin insultar, algo que a ti parece que te supone un gran esfuerzo. Ha hablado de respeto, y tú sin embargo de tontos o intolerantes.
Cuidado con los espejos…!
¿Llamar «tonto» a un sectario es insultar? Curioso.
Totalmente de acuerdo contigo, Zaroff…i Gabriel, tu réplica está llena de insultos, la de Zaroff no, No sé quien se lo tendría que hacer mirar.
Por no hablar de que llore porque le insultan, claro, cuando él es lo único que hace a diario en su panfleto.
Se escribe «ex presidente» y no «expresidente» porque «ex» es un adjetivo y no un prefijo.
Veamos qué dicen los supertacañones:
Pues nada, un cordial saludo.
Pues parece ser que se escribe expresidente:
http://www.fundeu.es/recomendaciones-E-exdirigente-o-expresidente-pero-ex-teniente-coronel-786.html
No.
http://lema.rae.es/drae/?val=ex
http://www.periodistas-es.org/el-espanol-en-los-medios/la-fundeu-advierte-que-el-adjetivo-ex-debe-escribirse-siempre-separado-sin-guion-y-en-minuscula
Sólo la edición de 2010 de la Ortografía de la Lengua Española habla de juntar el adjetivo (no prefijo) «ex». La edición de 2010 es una abominación que incluso contradice al propio diccionario de la RAE.
La Fundeu lleva mareando la perdiz y llevando la contraria a la academia desde hace años.
http://www.fundeu.es/noticias-articulos-sobre-la-utilizacion-de-ex-para-referirse-al-que-fue-y-ha-dejado-de-serlo-5222.html
Y no está de más recordar lo que se dijo por estos lares de la Fundéu BBVA hace una semana:
http://www.jotdown.es/2012/10/manuel-de-lorenzo-ni-limpia-ni-fija-ni-da-esplendor/
Te equivocas, lee antes:
http://www.fundeu.es/recomendaciones-E-exdirigente-o-expresidente-pero-ex-teniente-coronel-786.html
Ni las personas razonables entran en razón…tenemos crisis para años. Pesimismo.
¿Ministro de Educación? ¡Sálvese quien pueda!
Este puede ser quizás el personaje más importante de la derecha dialogante, como él mismo se proclama. Pero después de seguirlo mucho en diferentes tertulias, veo que por más que le desnuden las contradicciones de sus ideas, él se aferra con fuerza a las mismas y jamás se rinde ni deja de defenderlas, quizás aunque en su interior se de cuenta a veces de que se equivoca. Siempre pone como excusa que no se le entiende, que no le dejan hablar y en último lugar que él es libre de pensar lo que quiera sea contradictorio o no. Y todo eso es verdad, pero también le falta esa honestidad para admitir que se equivoca y una mínima capacidad para dudar ante tan evidentes contradicciones. Es extremadamente inteligente y uno más del club de los estómagos agradecidos. Como bien dice apoya a quién apoya y su línea editorial está clara. Esto me parece que es admitir el fracaso del periodismo, tal y como lo entendemos. Esta donde está no sólo por ser quién es y por su formación, que también (condición necesaria pero no suficiente), sino fundamentalmente por su ideología y sus creencias, y eso en el fondo lo tiene que saber.
«No me gusta que haya políticos que no hayan tenido una nómina, por ejemplo. Me gusta que la gente entre en política después de tener una vida normal»
Y después dice que Esperanza Aguirre era espléndida. Coherencia to the max.
Perdón, no sé cuándo le han hecho la entrevista. Si es actual, que alguien le diga a Marhuenda que las elecciones han sido hace casi un año y que a Mariano no le quedan cuatro años de mandato, le quedan tres.
El problema es el de siempre, que PP y medios afines, por ganar votos/vender periódicos se sitúan más a la extrema derecha que al centro derecha. Y aunque parezca que tienen alguna cabeza razonable por ahí, se van al extremo para no perder a su público.
Fácilmente 2 o 3 millones de votantes actuales del PP son ultracatólicos, xenófobos y/o franquistas. Y no se pueden permitir perder sus votos/dinero. Así que leña al mono.
Yo no sé si la Sra. Esperanza Aguirre es una persona honrada y no quiero opinar sin conocerla. Creo, sin embargo, que un político que acepta los votos de otros políticos tránsfugas para tener mayoría en un parlamento no es un político honrado (y más si en el cambio de opiníon de los fugados puede haber tenido alguna importancia el dinero). Creo que el inicio fue más o menos así. Es cierto, luego la han votado mucho.
Pues si que opinas sin conocerla. Según recuerdo, no aceptó ningún voto (esos dos parlamentarios del PSM no la votaron, se abstuvieron de votar al candidato de su partido), e inmediatamente convocó elecciones una vez elegida presidenta.
Curiosamente esta es una de las cosas a las que se refiere el entrevistado: criticar a alguien no exime de decir la verdad.
Que alguien me diga que no es política lo que él hace en vez de periodismo.
Su estrategia oratoria, por cierto, fue refutada ya en Grecia cuando a los sofistas les dieron pal pelo, para que se me entienda.
Por cierto yo trabajo en la universidad y no, ser profesor o tener un doctorado no te hace inteligente. La inteligencia es otra cosa y en muchos casos está muy alejada de las universidades, mirad lo que os digo. En todo caso tener un puesto en la universidad, de profesor concretamente, y más aun en el ámbito del derecho significa que:
-Tienes buena memoria
-Tienes buenas relaciones internas
-Tienes cierta ambición académica
El problema de la universidad no es la hipertrofia, ni la solución la hipotrofia. El problema de la universidad es el mamoneo político, el chiringuito, la endogamia, la escasa valoración de la investigación y su utilización para saltar a otros sitios. Algunas de estas cosas ya lo decía Ramón y Cajal, ojo, no lo digo yo que soy un pringao que comenta un artículo en internet.
Por último decir que «políticos» somos todos. Otra cosa son los políticos profesionales, los que cobran y viven por y para ello. Es una categoría laboral, sí, pero también socio-económica y ahí se podría poner sin ningún problema al señor de las portadas llamativas.
No, si al final este señor será un santo y querrá a todo el mundo y respetará todas las posturas. Cuando en su diario cargan tintas contra todo lo que suponga una reforma que haga avanzar el país desde la oligarquía nacional-eclesiástica.
You got it, Paco.
Buf… La gestión de Aznar es indefendible. Nos ha llevado a la ruina absoluta. La historia le está tratando y le va a tratar todavía con más intensidad, como uno de los responsables de la burbuja inmobiliaria. Desastroso. Sobre todo cuando ya lo sabían, Rato y sus demás ministros.
Hmmm… Creo que confundes a Aznar con Zapatero.
Te explico cómo fue la cosa:
– Con Suárez, deudas a mares.
– Con Sotelo, todos al suelo.
– Con Gónzalez, corrupción a raudales.
– Con Aznar empezamos a mejorar.
– Con Zapatero de nuevo al agujero.
– Con Rajoy… o lo arreglas o me voy.
Gabriel, en serio, deja de mentir: ¡No hubo mejora alguna, era todo una burbuja cuyas consecuencias pagaremos durante décadas! Aznar privatizó todo lo público rentable, ej. por eso la energía está por las nubes, porque privatizó Endesa. Facilitó la burbuja inmobiliaria y la especulación con la ley del suelo. Aprobó leyes para que las prácticas nos se pagaran, cobró sobresueldos… Zapatero y Rajoy son otros mentecatos, pero no defiendas a Aznar porque en buena parte a él le debemos la miseria de estos años.
Y que sea él el que diga «un problema de este país es que muchos periodistas han querido ejercer de políticos» demuestra dos cosas; la primera que la derecha española tiene la costumbre de culpar a otros de lo que ella misma hace; la segunda que la misma derecha se cree que por repetir mucho una sentencia/máxima y/o opinión esta se convierte en verdad.
No entiendo la razón de que se le esté dando tanta cancha a este señor en la televisión últimamente (la sexta), supongo que se debe a razones de económicas y de fusiones de cadenas. Tampoco me creo que, pese a la pose que tiene, sea tan hábil a la hora de argumentar. Todavía me resulta más ridículo cuando presume de ser amigo, y muy amigo, de algunos miembros con poder del sector catalán independentista; hecho que saca a colación siempre que puede.
Qué gracia el titular cuando Marhuenda antes de ser director de La Razón fue senador del PP. Así nos va, ni El País se salva ya, y el periodismo ha entrado en una crisis bestial. En 2 años habrá más descabezados que en Juego de Tronos un día especialmente inspirado de Joffrey.
Sobre los comentarios que critican vehementemente al personaje y a la derecha española en general, si se cambia derecha por izquierda y a Marhuenda por Ignacio Escolar por ejemplo, las frases siguen teniendo sentido. No coincido con Marhuenda en casi nada, pero me parece que esas críticas son igual de sectarias que lo que denuncian. Vamos, que sólo ven la viga en el ojo ajeno.
Quizas porque este articulo es sobre Marhuenda y no sobre Escolar. Quizas.
A ver, varias cosas:
1- Que haya sido político no le incapacita para opinar, y menos desde los medios de comunicación. Felipe González lo hace, pero claro es de la otra rama…
2- Bio política de Marhuenda (wikipedia) No fue senador. «En los 70 formó parte del Comité Ejecutivo de las Juventudes de UCD.3 En 1995 se afilió al Partido Popular y resultó elegido diputado de este partido en el Parlamento de Cataluña el 19 de noviembre de ese mismo año.4 El 10 de mayo de 1996, cuando el PP ganó las elecciones generales, el Consejo de Ministros lo nombró Director del gabinete del ministro de Administraciones Públicas,5 bajo las órdenes del que, años después, sería presidente del Gobierno: Mariano Rajoy. Continuó en el mismo cargo junto a Rajoy cuando éste, en 1999, fue nombrado Ministro de Educación y Cultura. Cuando Rajoy era Ministro de la Presidencia, Marhuenda fue nombrado, el 5 de mayo de 2000, Director General de Relaciones con las Cortes en dicho Departamento.6 Ejerció el cargo durante algo menos de un año.»
3- Todos los medios tienen ideologías, y los consumidores elegimos los que nos hace sentir que tenemos razón, es un juego. Apuesto a que muchos de aquí leen asiduamente ElPaís. (yo soy más del ElMundo y ABC) Pero ésto no limita la información, simplemente la complementa. Nos permite al consumidor, si quiere, formarse un espíritu crítico.
4- La Razón es más que las portadas. El 90% de los usuarios de Twitter que lo critica todos los días (según mi estadística) jamás han leído la primera página interior del diario.
5- De él no voy a opinar porque no lo conozco, reconozco que hace bien SU labor, que no es la mía. Pero aquí parece que todos son amigos de él y de Espe con tanto adjetivos que le dedicáis parecéis íntimos.
¿Les ha preguntado a todos?
a mi manera de entender, un periodista con un cargo tan, digamos, definitorio dentro de un medio de comunicación como es el de director no debería estar tan vinculado a un partido y menos a un político en particular como es el caso de este señor.
desde luego, todo el mundo puede tener una opinión y una ideología, pero el problema, a mi entender, no es la opinión ni la ideología, sino la afinidad con una persona o un partido determinado, que puede obligarte a traicionar a tu opinión/ ideología. y viceversa, por poner un ejemplo, teniendo tan buena opinión de rubalcaba, ¿alguien puede recordar una sola portada mínimamente laudatoria a su persona o gestión en la razón?
en fin, casos los hay y demasiados en nuestro país: fernando delgado, luis herrero, pero, permitanme que no me acostumbre.
j
pd.: ¿disculpen, pero, no se suponía además que este señor fue el autor de la habitual biografía del candidato (en este caso rajoy)?
Por cierto, la primera foto es carne de meme…
Cierto. Y la tercera foto retrata al personaje mejor que sus propias palabras. Da la impresión de que todo su discurso se concentra en la cara y la realidad en su dedo. Un tipo con más contradicciones de las que quiere reconocer…
Pingback: Muertos vivientes » El descodificador
Gracias por censurar mi comentario. Jot Down vende una cosa pero al final es lo de siempre.
Ya somos dos.
Olé la habilidad y desparpajo con que Marhuenda defiende una cosa y su contraria o da explicaciones contradictorias o no se ajusta a la verdad histórica… Pero el periodista no sale muy bien parado. Se le escapa vivo el personaje. Esta entrevista es baño y masaje (perdón: así son las de Jot-Down últimamente). ¿Ni una sola pregunta sobre ni una sola de las trolas que cuenta el diario o sobre la empresa de encuestas NG Report, p.e.? ¿Ni una sola repregunta que permita aclarar sus contradicciones (p.e. «Otro de los problemas de este país es que ha habido demasiados periodistas que han querido ejercer de políticos»)? ¿Las grandes novedades son el feo que le hizo Julia Otero, que compró una nave industrial y que ha regalado «Bel Ami», de Maupassant, a su hija? Un fiasco periodístico.
Yo creo que Jotdown hace las entrevistas así, cómodas y de «buen rollo», para poder seguir entrevistando a gente. En serio, opino que existe en su redacción o entre sus colaboradores gente que seguro que sería mordaz y sabría qué preguntar de verdad. Pero a lo mejor -es una hipótesis- las hacen así porque al no ser un gran medio tienen miedo a ser calificados de antipáticos y que se les cierren las puertas. Ahora, con este tipo de entrevistas, todos salen encantados y cuando vayan al gabinete de otro personaje público sus asesores le dirán que los de Jotdown son buena gente, que adelante con la entrevista. ¿Voy por buen camino?
Porque se que la revista es muy joven, si no, me parecería que llevamos con el debate de las entrevistas cómodas de JD desde que unos sanguinarios guionistas sin escrúpulos ni corazón, mataron a Chanquete. Qué cansino, chico.
Hombre, puedo entender el gustito que a los periodistas da el entrevistar a periodistas -!ah, esos orgasmos corporativos!-. No obstante, yo soy más de la opinión del historiador Raymond Carr.
«En la excesiva importancia atribuida al intercambio verbal y al periodismo radicaba una de las principales debilidades de la vida intelectual española».
Raymond Carr: España 1808-1939. Ed. Ariel. 1969. Pag. 72
«De una derecha dialogante, que se puede equivocar y que pide disculpas si lo hace, pero de derechas. No engaño a nadie»
O sea como la S de PSOE, la U de IU, la 2º P de PP, etc etc, que tampoco engañan a nadie. Palabras, palabras, palabras vacías
Pero cómo tiene este tipo coraje para dar lecciones de periodismo! Llamar sectario a alguien!!
El que borra/corta/copia/pega manifestantes según su conveniencia… no se puede tener la cara más dura.
Jot, cada vez más down.
No si cuando lo escuchas hasta te parece un buen tio que hasta acabarias teniendo de amigo, pero luego lo lees y ves du periodico y te entran los sudores frios… Al final con esta gente nunca sabes cual es su versión real….
Y va, el tío, y dice desde su púlpito del libelo en el que escribe que «un problema de este país es que muchos periodistas han querido ejercer de políticos». ¡Hace falta tener la cara de granito!
O sea, que el mismo Marhuenda se culpabiliza a sí mismo. De ahí el titular de la entrevista, porque la frasecita en su boca se convierte en un absurdo, en un sarcasmo, en una burla.
Esta gente rompe todos los límites del cinismo
No entro a valorar ni la entrevista ni al personaje pero espero que la direccion de la revista no se deje influenciar por tanto comentario sectario. Lo que hace diferente a esta revista, mas alla de su calidad, es que todo tipo de personalidades, da igual su ideologia, tienen cabida.
Bravo por Jot Down.
si el problema no es ese, sin duda a todos nos gusta que haya variedad y no haya personajes tabú. pero cuando entrevistas a alguien que representa un medio tan extremado, no puedes preguntarle como si fuera el director de la revista del cole: tampoco atacarle, pero no obviar el tema.
en ese sentido, la entrevista a losantos fue ejemplar. no tanto por entrar al trapo, sino por hacer preguntas objetivas y también por sacar otras facetas del personaje.
pero a mi modo de ver, preguntar por las portadas de la razón y dejar que se escape conque son como una especie de «paridilla», me parece que no hace buena una entrevista
j
sin animo de polemizar he leido un comentario anterior tuyo y sinceramente me quieres decir que los directores a lo largo de estos anos del diario EL PAIS o el desaparecido PUBLICO no son afines o muy cercanos al PSOE o eran afines a IU?
No seamos deshonestos. En este pais los periodistas independientes se cuentan con los dedos de una mano. Los demas, todos los demas, son afines a un partido.
La de los medios de comunicacion y su independencia es una batalla perdida.
Como tantas otras en este pais.
pero es que no están entrevistando a esos directores, no?
la cuestión es que este personaje ha vivido y trabajado (y cobrado, claro) durante varios años en puestos designados por el actual presidente del gobierno y por su partido, por lo que me temo que sobre su inquebrantable apoyo a dicho partido y presidente cae la sombra de la duda de si obedece a la ideología del sujeto o si obedece a la obediencia debida.
y en cuanto a que se defina moderado, en fin, me parece una boutade echada a perder por su evidente cinismo.
en cualquier caso, echo de menos un poco (sólo un poco) de mordiente en las preguntas cuando las respuestas son tan patentemente irreales (por no decir falsas).
j
…el señor Marhuenda en esta entrevista se define de derechas, enumera amistades tan significativas como la señora Aguirre y habla extensamente de su trabajo y sus criterios profesionales… sinceramente creo que no engaña a nadie… Marhuenda trabaja para quien le paga y quien paga es una empresa de comunicación orientada a un target consumidor determinado o si se prefiere, a una cuña de la tarta en competencia atroz con otras empresas editoras aspirantes a su mismo trozo de pastel… quisiera la misma honestidad intelectual en otros directores de periódicos de «acreditado» progresismo, que cobran de empresas similares a la editora de la Razón y que nos pretenden colocar a los ciudadanos orientados a la izquierda su salvífica razón de ser (a estas alturas, ya no es necesario señalar)
si para usted publicar unas portadas dignas de una antología del absurdo y competir con medios tan ponderados como la gaceta es compatible con declararse moderado y signo de «honestidad intelectual», pues, no sé qué decirle: hagaselo mirar.
j
ah sí, y el director de público y el país muchísimo más infinitas veces, infinito y así vayase contento a dormir
50.000 libros muriéndose de pena
Pero es que hace falta que entrevisten a los directores del EL PAIS o del extitinto diario PUBLICO para saber de que mano comen?
Porque esa falta de autocritica entra la gente, no digo que tu lo seas de ventre, de izquierdas?
Hablas de un periodico como LA GACETA cuya ideologia es bien clara. Pero porque no te refieres por igual a LA SEXTA TV? Me diras igualito amparadote en las formas y la forma de tratar las noticias. Pero es que aqui estamos hablando del fondo. Del tratamiento, mucho mas sibilino e inteligente entre los medios de izquierda. Y lo cierto es que estos se mojan de la misma manera con los partidos de izquierda. la diferencia, insisto, en que no van tan de cara.
Por favor no seamos injustos y quitemonos los panuelos de los ojos. Mejor nos ira a todos.
«no seamos injustos»: supongo que quiere decir «no hagamos preguntas incómodas» . . .
pues nada, me compraré el hola
j
Con injustos me refiero a que no tengamos una doble vara de medir dependiendo de la ideologia del medio.
No te compras EL HOLA. O sí, como tu quieras.
Mi consejo, si me lo permites. Lee, escucha y mira todos los medios de comunicacion sin prejuicios y te daras cuentas de que todos son lo mismo sirviendo a intereses partidistas.
Unos con mas descaro y otros con menos.
(el hola se lo compra mi mujer, pero no te negaré que lo ojeo).
y tú qué sabes cuál es mi vara de medir?
el rollo de «todos son iguales y no hay nada que hacer» a mí me suena a excusa para no ser crítico y dejarse llevar.
a mí no me molesta la ideología de la razón, sino las formas y, por qué no decirlo, la utilización de unos trucos de manipulación que lo convierten en un medio de formación y adoctrinamiento, más que en uno de información.
pero bueno, todos son iguales, ¿no?, perdonen, me voy a quemar contenedores que me lo ha dicho una voz en mi cabeza mientras veía «salvados».
j
Creo que el debate es esteril. No hay mas ciego que el que no quiere ver.
Por favor, no hablemos de trucos de manipulacion. Ninguna ideologia domina tanto la propaganda y sus ramificaciones como la izquierda.
Te podria poner miles de ejemplos. Pero son muy desagradables y, por supuesto, no vienen al caso.
Y sobre adoctrinar pues en fin, tres cuartos de lo mismo.
Fue un placer debatir contigo. Igual nos vemos mas por aqui si hay alguna entrevista que dé juego.
Saludos
en fin, le dejo, malos tiempos en los que hay que luchar para hacer ver lo que es evidente.
j
Lo que es evidente, ¿quién lo decide? ¿Usted? No, así no me convence.
encuentro esto en internet: Significado de «evidente»:evidente
adj. Cierto, claro, patente, indudable:
a ver si nos aclaramos:
no me quejo de si el personaje es de derechas o no, ni si tiene o no derecho a serlo (claro que sí). lo único de que me quejo es de que dado que ES EVIDENTE que La Razón no es un periódico moderado (de derechas, ¿conoce ud. la Guía Turia de Valencia, pues también es otro panfleto, sólo que de izquierdas), creo que el entrevistador no debería dejar pasar que el entrevistado se declare «moderado».
y de eso me quejo, pues. de la entrevista de fjl no dije ni pío porque no sólo se habló y se preguntó sin tapujos, sino que además el personaje mostró otras facetas más que interesantes. pero aquí: inanidad total.
en cuanto a convencerle, si me dice de qué lo quiero convencer, pues veré que puedo hacer.
j
Tendrá 50.000 libros, pero lee y se documenta poco… si leyese y estudiase más, conocería los análisis sobre el nivel de rigor de Wikipedia (académicos serios, no periodísticos de copy&paste),y reflexionaría sobre la estupidez que ha soltado como si fuese verdad… claro, con Wikipedia no puede regalar/vender enciclopedias por fascículos los domingos, que fastidio…
El rigor de la wikipedia se basa sólo en el número de referencias: criterio peligroso.
Si 100 científicos opinan que el humano procede de padre marciano y sólo uno, el que está en lo cierto y lo demuestra, expone una teoría evolucionista, entonces según la Wikipedia el hombre procede de padre marciano. Wikipedia mola, pero no es rigor.
Es conocimiento-masa. Maintream. Imposible ir contracorriente. Imposible refutar la sabiduría convencional. Wikipedia es la dictadura del hombre-masa… Pero que sí. Que mola. Sigamos con Bruckner.
claro que hay muchos periodistas que ejercen de políticos, como usted por ejemplo
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Uno que tiene muchos libros pero se nota que leyo bien pocos. Personalmente me parece el ejemplo de derecha rancia y aborregada y las cosas que habla y como las habla carecen de toda originalidad o fuerza. Mediocre. Porque sale tanto en la tele???? Sera por todo esto, claro.
Paco Marhuenda… la frase que más me gusta y que suele utilizar es » es que a vosotros os molesta que os diga esto porque sois de izquierdas» jejejeje
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