Estoy hasta las narices de la Real Academia Española, de sus vaivenes normativos y sus recomendaciones. Me molesta que su Pleno dé el coñazo tan a menudo con constantes cambios que sólo provocan inseguridad —aunque este extremo es subjetivo—, pero lo que realmente me perturba es su desorientación. Los académicos, que a sí mismos se llaman “inmortales”, están decididos a pasar a la eternidad por las malas. Esa gente ha perdido el norte.
Este artículo no se ajustará a sus más recientes reglas sobre gramática y ortografía. Porque la RAE preferiría que en lugar del nuevo piercing de mi novia, hablase de su nuevo pirsin. Y que dijese que está sexi en lugar de sexy. Y en el fondo me da igual porque son sólo sugerencias, pero los académicos sí me prohíben ir con ella a ver El lago de los cisnes de Tchaikovsky. Nos obligan a ir a ver el de un tal Chaikovski, que ni siquiera sé quién es. En un ataque de afectación, no puedo comentar que Rothbart, el villano de la obra, es un auténtico truhán, porque es truhan el término correcto. No hay guión en el cuarto acto, sino guion. No se ofrece un catering tras el balé, sino un cáterin tras el ballet, vaya usted a saber el porqué de la discriminación. Y todo esto porque el Pleno de la Real Academia ha aprobado la última Ortografía de la lengua española con el cuórum correspondiente, puesto que el quórum es algo que ya no sirve para nada. Entenderán que a estas alturas, quien firma este artículo se niegue a pedir un güisqui.
Que sí. Que la lengua debe seguir al pueblo y no al revés. Que la RAE debe adaptar las normas sobre el castellano a lo que se habla en la calle. Pero coño, debe hacerlo con cierto criterio, porque si no, si simplemente damos por buenas y aceptadas todas las anomalías lingüísticas producidas por deformación, ¿para qué diablos sirve la RAE? ¿Para qué mantener un filtro que no filtra?
Hipérboles aparte, entiendo la lógica adopción de nuevos términos como software por su extendido uso. Comprendo —aunque me chirríe— la castellanización de otros como campin o esmoquin, porque al fin y al cabo es “española” el adjetivo que califica a “academia”. Por la misma razón puedo aceptar que nos toquen las pelotas con naderías como la sustitución de la K por una Q en Iraq. ¿Pero por qué va la Y a llamarse ye? ¿Sólo porque parte de la comunidad hispanohablante la llame así tenemos que aceptar el resto, por ejemplo, que un exceso de íes griegas sea un exceso de yes? ¿Yes? Y lo que es mucho peor: ¿debemos prescindir de la tilde diacrítica en “éste”, “ése” o “aquél” sólo porque hay demasiadas personas lo suficientemente vagas —y en el peor de los casos, necias— como para no apreciar la diferencia semántica en caso de homografía? El artículo primero de los estatutos de la Real Academia Española dice que ésta “tiene como misión principal velar por que los cambios que experimente la lengua española en su constante adaptación a las necesidades de sus hablantes no quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispánico”, así que no queda otro remedio que aceptar esa aberración de “ye” como recomendación, no vaya a pensar algún insensato que se habla distinto en España y en Latinoamérica… Sin embargo, el artículo también señala que la RAE “debe cuidar igualmente de que esta evolución conserve el genio propio de la lengua, tal como ha ido consolidándose con el correr de los siglos, así como de establecer y difundir los criterios de propiedad y corrección, y de contribuir a su esplendor”. De hacer honor a su viejo lema limpiando, fijando y dando esplendor, en otras palabras. No sé a ustedes qué les parecerá, pero si aceptar que se escriba “hui” en lugar de “huí”, “fie” en lugar de “fié” o “solo” en lugar de “sólo” es difundir criterios de propiedad y corrección, que venga Arturo Pérez-Reverte y lo vea.
La Fundéu BBVA —Fundación del Español Urgente para los amigos— es una institución privada creada por acuerdo entre el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria y la Agencia EFE para velar por el buen uso del español en los medios de comunicación, y cuenta con el insigne asesoramiento y apoyo de la Real Academia Española. Recientemente ha publicado un manual llamado Escribir en internet: guía para los nuevos medios y las redes sociales que pretende exactamente lo que propone: dar consejos a usuarios de foros y blogs en aras de la corrección lingüística en la red. O eso es al menos lo que yo creía… En realidad, propone prescindir de las tildes, de los signos iniciales de interrogación y de exclamación y de aquellas palabras que no sean necesarias para la correcta comprensión del mensaje. Señala que no es necesario el uso de artículos, conjunciones ni preposiciones cuando uno tuitea, comenta o escribe en su muro de Facebook. Es decir, viene a aconsejar a los internautas que en sus webs y redes sociales escriban como les salga de la punta del ratón con tal de que se entienda. Y todo esto con el patrocinio de la RAE, cuyo director participó además en su presentación.
Siendo prácticos, no creo que nadie vaya a consultar esta guía antes de publicar en Twitter lo primero que se le pase por la cabeza o de describir el plato de macarrones cuya foto ha tenido a bien colgar en Instagram, pero si así fuese, ¿cuál es su utilidad si lo que verdaderamente hace es permitirlo todo? ¿De qué sirve, si no sirve para nada? Únicamente es eficaz si la intención de quien acude a ella es justificar un uso incorrecto de la lengua en internet. Al fin y al cabo, si la Academia la ha dado por buena, será porque lo es. Habrá quien me diga que lo verdaderamente esencial es la eficacia de la comunicación; que no importa que se hayan usado abreviaturas u obviado las tildes si el destinatario ha captado el mensaje. Si nos vestimos es, fundamentalmente, para no ir por ahí en cueros, y sin embargo nadie se conforma con llevar un taparrabos.
Hace muchos años, en la facultad, un profesor repartió unos exámenes que indicaban en las opciones de respuesta cuáles eran las correctas. Estaba regalando a sus alumnos de microeconomía o macroeconomía —ya no recuerdo lo que impartía aquel idiota— un aprobado general. Si alguien quería mejorar su nota podía repetir el examen, pero al menos se aseguraba el suficiente. Lo que está haciendo la Real Academia Española es lo mismo. Aprobar un escenario normativo que avale la incorrección gramática y ortográfica. Hay demasiada gente saltándose a la torera las reglas que ordenan el uso de la lengua española, así que lo mejor es bajar el listón. Si son muchos los que no llegan, acomodar el nivel a su altura es más sencillo que reconocer que somos capaces de aprendernos las instrucciones de un juego de la Xbox pero no las normas de un manual elemental de lengua. Equilibremos esto a la baja y así muy pocos se equivocarán al escribir. Como en el parvulario.
Desterrar las preposiciones, las conjunciones o las tildes de una conversación entre dos amigos mantenida a través de una carta, de un email, del servicio SMS o de WhatsApp es algo que entra dentro de lo tolerable. Es probable que la otra persona no necesite confirmar la aptitud de su interlocutor. Pero en todos los demás ámbitos, la ortografía, la gramática y la sintaxis conforman elementos de juicio. Son una carta de presentación. Indicios apriorísticos de su bagaje cultural y laboral. Que la RAE quiera conceder un aprobado general y hacer caso omiso de los criterios de corrección a los que se refieren sus estatutos es bastante vergonzoso. Que su ahijada, la Fundéu, autorice el laissez faire lingüístico y que salga el sol por Antequera, aún lo es más. Sin embargo nos colocan en la tesitura de tener que decidir si seguimos sus nuevas reglas y recomendaciones o no. Si aceptamos que ahora lo correcto es escribir “sólo” sin tilde en nuestro blog o preferimos seguir haciéndolo como hasta ahora para que no parezca que formamos parte de ese sector de población que, por la razón que sea, desconoce la grave diferencia que hay entre colocar o no esa dichosa tilde. Personalmente, prefiero dejar las cosas como están porque no tengo por costumbre hacer caso a tonterías, pero me preocupa que ni la propia Academia sepa dónde está exactamente el límite. Todas las esdrújulas se acentúan, ¿por qué no suprimir esa regla? Mucha gente escribe dos puntos suspensivos en lugar de tres, ¿por qué no aprobamos eso también? ¿El espacio que debe suceder a la coma? ¡A la basura! Si la RAE continúa tolerando gilipolleces, ¿a partir de cuál exactamente comenzarán ustedes a desobedecer? Yo, si me lo permiten, me bajo aquí.
Aquí he soltado la carcajada: «prefiero dejar las cosas como están porque no tengo por costumbre hacer caso a tonterías». En fin, que yo soy otro que también se baja aquí. Sólo (aaagggh qué bien sienta) aceptaría las reglas de ese club si le admitieran a usted como socio.
Pienso exactamente lo mismo que usted. Me alegra que haya escrito este artículo.
Inaceptable su opinion sobre la Y. Muchos hispanos la llamamos Ye desde siempre. Probablemente sería lo único que reconozcamos como griego, y sin sentido alguno porque tenemos un idioma con alfabeto propio. Su critica me parece pasional y conservadora más que académica. Por ultimo, van a tener que aceptar que nosotros somos la mayoria de los que usamos esa lengua. ¿En que proporción estamos, sabe Ud.? y definitivamente les tiene que importar que nos guste Chaikovski, como bien esta en la Wiki. La lengua está para vivirla y disfrutarla.
No quiero ponerme en plan Metropolitano-Hernán Cortés- Decimonónico pero ustedes no hablan español, al igual que yo no hablo castellano. Yo hablo español, y ustedes argentino, peruano, nicaraguense o chileno. La lengua castellana no es una. Y es inabarcable en un diccionario. Partiendo de eso, eso que dice usted de «van a tener que aceptar que nosotros somos la mayoria de los que usamos esa lengua», y perdón por lo que voy a decirle, me importa tres pimientos cuantos latinoamericanos hable el mal llamado «español», por no decirle algo más fuerte. Si quieren que recojan consideraciones como la Ye (que ya lo está) o sus locuciones funden sus academias. No quiero que se me tilde de racista ni nada por el estilo pero vamos… se puede ir usted al guano con su tonito soberbio de » a ver quienes somos más».
Mejor funde usted una academia de acémilas en su pueblo y así hablan entre ustedes sin someterse al supuesto yugo de la RAE, que vela las normas de uso de la lengua española tanto aquí como en Hispanoamérica donde, por cierto, conserva una mayor riqueza lingüística.
Totalmente de acuerdo con los latinoamericanos que critican la entrada. El español es de todos, no de los que viven en el lugar en el que se comenzó a hablar.
Si los españoles estais tan orgullosos de «vuestra» lengua, tendréis que pasar por el aro y aceptar ciertos cambios para adecuarse a los americanos. De otro modo, acabaréis por tener una lengua reducida a Castilla y poco más. Nos pasó con el galego-portugués, haciendo que la tierra que vió nacer el idioma ahora mantiene un pseudo-dialecto, cuando con una simple modificación ortográfica sería válido para hablar en 5 continentes. Aprended de los vecinos, anda.
Más riqueza, es posible. En que cantidad se hable ese mejor castellano, cuestión a tener en cuenta.
«Querido» umqualquer: ese «pseudo-dialecto» del que habla es una lengua oficial en la comunidad autónoma de Galicia (por si no lo sabe) y por ello todo el mundo que desee trabajar y vivir en dicha comunidad autónoma tiene el deber de conocerla y el derecho de usarla. Bajo mi punto de vista usted menosprecia a otras culturas porque tener una lengua con un número reducido de hablantes y realmente me siento ofendido. Dicho esto, espero tenga usted razón y el castellano se quede reducido a la Península Ibérica, pues resulta bastante molesto pensar que la lengua cervantina se ve ahora transformada en una lengua de «reaggeton» y telenovela barata.
Velar las normas no equivale a acabar con la riqueza. No hay necesidad de someter la lengua a estas barridas; el lenguaje sufre. Y mucho. Más que su orgullo incluso, Calíope.
Una cosa es la riqueza de vocabulario, y otra es quitar acentos y mandar a tomar morcillas las reglas y las normas. Si se permite prescindir de acentos, habrán frases ambiguas, y difíciles de entender. El problema no es una «ye» o «y griega», el problema es que se lea el periódico con trompicones, y que a la hora de escribir algo formal tengas la inseguridad de cómo será interpretado.
Deberá usted estar de acuerdo con AlvarGarde en que ustedes NO SON LA MAYORÍA DE USUARIOS DE LA LENGUA. Como él bien menciona, la lengua de un peruano se parece lo mínimo y básico a la de un argentino. Y la de un paraguayo a la de una persona de España. Y seguro que cada uno de esos países tiene menos habitantes que España, por lo que, le pese o no, seguimos siendo más usuarios que ustedes, que somos 40 millones.
No quiero sonar fascista, ni racista, mi familia tiene miembros venezolanos (razón, quizás, por la que me reafirmo aún más en las diferencias lingüísticas; las vivo en primera persona) pero tampoco me gusta el egocentrismo, (porque no son ustedes la razón por la que se quiere cambiar de nombre a la letra ‘y’) ni la prepotencia, y no se puede permitir que se considere correcto que en lugar de «uve» y «be» se diga «be baja» o «be alta» porque ustedes sean más, me parece una actitud infantil. Porque como Calíope menciona, Hispanoamérica conserva una riqueza lingüística que quizás nosotros no, pero no olviden de donde proviene y que, en realidad, esa riqueza se debe a la mezcla de sus lenguas autóctonas y a las impuestas por los colonizadores hace siglos. Y así es como ustedes adoptaron la lengua, con la uve y la be.
Y me disculpo de antemano si mi tono suena muy severo y ofensivo, en ningún momento era mi intención.
Efectivamente, tenemos un alfabeto propio, heredado de unos y otros. Estoy orgulloso de tener algo que ver con fenicios, griegos y romanos; así que, permítame que me quede con mi «y griega» y mi «i latina». Haga usted lo mismo con su «ye».
Por otro lado, si estoy tomando algo en un bar y escucho a alguien pedir un «Hijo de James» con hielo o un «Juancito caminante etiqueta negra», sabré que es usted porque, independientemente de lo que diga la Wiki (jajajaja, la Wiki!!!), los nombres propios no se traducen. Así que, muy a su pesar, seguirá escuchando la música de Tchaikovsky. Y, hablando de música, le recomiendo escuchar una canción de Concha Velasco: «La chica Y Y».
¡Cuánta ignorancia por aquí!
Que sepa usted que, muy a su pesar, Tchaikovsky es la trasliteración INGLESA de la palabra rusa. El original se escribe con caracteres cirílicos.
La trasliteración española no es una traducción, es solo una adaptación de fonemas.
Correcto. Ahora pronuncia «Чайковский» en ruso y dime si fonéticamente no se parece más a «Tch» que a «ch». Quizás mi acento es muy moscovita, a saber, porque aquí se está defendiendo lo indefendible…
A juzgar por la grabación presente en Wikipedia (esperemos que sea de un ruso la pronunciación) no, no se parece más a tch que a ch. Por lo menos el sonido inicial, o el final de Ilich es muy similar a mi pronunciación (de madrileño) de la ch, probablemente la de una andaluz sería distinta. Por eso, en cualquier caso la transliteración de un lengua a otra se debe basar en las grafías comunes en la lengua de llegada, en nuestro caso la Ch, porque Tch no es una grafía común del español o castellano. Hablando siempre de la misma pronunciación, si nos basamos en la fonética, en castellano deberíamos escribir Cheicovsqui, por cierto, porque la primera vocal del diptongo es claramente una e, no una a.
¿Chaikovski está bien recogido en la Wiki?. Para estar bien recogido con estos planteamientos debería ser Chaicovsqui. Pero no, ¡espera!. Si quitamos la T inicial, que es fonética, porque ese cluster («tch») no existe en español, entonces, ¿qué pasa con «-vsk/vsqu»?. Si nos basamos en esas reglas debería llamarse Chaicosqui. Y te pregunto: ¿en serio?, ¿de verdad?.
¿Inaceptable? siento mucho decirle que lo inaceptable es que se toleren las incorrecciones lingüísticas porque hay mucha gente que las comete. El castellano hispano, es un castellano mal hablado y sobretodo mal escrito. Soy profesora y estoy cansada de corregir exámenes en los que los latinos escriben igual que hablan. Un ejemplo: cambian las z por s. ¿Eso también lo tenemos que consentir? No es una cuestión de cantidad sino de calidad señor mio.
No voy a entrar a opinar sobre el tema de la «ye» o «Y griega» porque ya he visto hacia donde está derivando en los post anteriores. Sólo decir una cosa:
Juan Amateur ha dicho que » tenemos un idioma con alfabeto propio.»
Me gustaría saber si tiene conocimiento sobre los orígenes de es alfabeto y la razón por la que se matiza esta diferencia entre íes I (i LATINA) vs. Y (i GRIEGA).
La lengua española tiene un origen, un pasado, muchas influencias. La cultura pasa por conocer esas cosas.
Quizá aquellos a los que se os denomina latinos deberíais ser los primeros en tener curiosidad por vuestros orígenes y el de la lengua común que más utilizáis. Llamar a la Y ye es perder una maravillosa oportunidad de culturizarse. Me parece un precio un poco caro… pero cada uno sabrá a qué da más prioridad, si a la cultura o a la comodidad.
En algunas cosas estoy de acuerdo en que son excesivas, pero otras, como guion o truhan… es que no tenían sentido anteriormente. Eran monosílabos tildados.
Los monosílabos no se acentuan.
Pero «acentúan» si se acentúa
Y «sí», en este caso, sí se acentúa.
jaja nos estamos volviendo locos. Tilde punto corto y cambio
Pues yo siempre los he oído y pronunciado como /tru-án/ y /gui-ón/, así, divididos, en dos.
¿Por qué dices que eran monosílabos? ¿Acaso los pronuncias de un solo golpe de voz? ¿En serio? No eres de fiar…
Es la escritura la que ha de representar la lengua oral, no la oral la que ha de adaptarse a la escrita. ¡Yeeeeepa!
¡Exactamente!
Algunos lo olvidan. Lo mismo ocurre con la música…
No está tan claro que «guión» o truhán» sean monosílabos. Yo siempre los he pronunciado como bisílabos, tengo intención de seguirlo haciendo y precisamente por ello los escribo con acento, para notar que la palabra es bisílaba.
El problema es que esas combinaciones vocálicas son poco comunes y, por eso, pueden pronunciarse de varias formas. Esta norma académica lo que hace es unificar criterios.
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Juan Amateur, aprenda usted a escribir correctamente antes de hacer «criticas» o «contracriticas». Tanto si es latino, griego o latinoamericano.
Lo que espero, también, es que no porque muchos de ustedes, los del español de América, no tuteen a nadie no voy a poder tutear a nadie yo. Sólo faltaría.
Quizá pueda ayudarme a identificar en qué parte trato de «tú» y no de «Ud».
El hecho de que se diga que no hablamos español o castellano, sino «argentino» o «peruano», descalifica otros comentarios. Ya no estamos tan separados como hasta hace décadas y esta comunicación lo prueba. Su producción cultural también la consumimos nosotros, y sólo un ignorante o malintencionado negaría la nuestra.
Vamos a ver si un escritor no se lo pensara dos veces antes de contradecir las normas lingüísticas que millones de posibles lectores aceptan en su propio idioma.
Estoy totalmente de acuerdo en que la RAE parece haber perdido el Norte, pero precisamente Pérez-Reverte ha comentado que no todos los miembros están de acuerdo y que él hará caso omiso de algunas de las recomendaciones (y seguirá escribiendo *sólo* cuando sea apropiado).
El caso de cederrón se me hace especialmente molesto: es una tecnología caduca, por lo que es un término que caerá en desuso en breve, si no lo ha hecho ya: el CD dio paso al DVD, éste al Blu-ray y éste se extinguirá con la llegada del streaming (¿estreamin?) y las grandes memorias en un «lápiz uesebe».
Opino que la jerga tecnológica, a menudo de vida corta, debería mantener la ortografía original, sobre todo si son acrónimos.
Toito te lo consiento, menos la tilde de aquél, que también se llama acento.
Y ahora imaginemos, D. Manuel, Dios no lo quiera, que su novia de usted va y se cambia de sexo. La seguiría llamando María o Mario. Todo influye, que decía aquel sabio. ¿O era todo fluye?
Su artículo me parece muy irónico pero permítame que no me pronuncie hasta que no lo haga D. Arturo Pérez Reverte, no sea se enoje y una tilde me arroje.
Sinceramente, este artículo es una decepción en una revista de tanta calidad como Jot Down. Para tachar de «tonterías» y «gilipolleces» las reformas de la RAE hay que, por lo menos, saber de qué se está hablando.
En primer lugar, el autor critica la simplificación en la escritura -o transcripción- de palabras de otras lenguas, pero luego la justifica diciendo que es normal que la Academia tienda a la «castellanización». Esa «castellanización», como dice el autor, ya la hacemos todos los hablantes del español al adaptar a la fonología de nuestra lengua la pronunciación de los extranjerismos. La Academia establece como norma ortográfica la cercanía a la fonética, lo cual puede discutirse, ya que al leer más que deletrear, reconocemos palabras. Pero, de cualquier manera, en esa discusión no entra, sino que, con gran seguridad, afirma que se trata de la aceptación de «anomalías producidas por deformación». Esto revela que el señor De Lorenzo no tiene ni idea de lo que está hablando, a no ser que sea capaz de pronunciar con fonética nativa y normativa cualquier palabra de cualquier lengua.
Luego critica la sugerencia de unificación de los nombres de las letras, lo cual también puede discutirse, pero que según la Ortografía solo es una recomendación, no una imposición. Quizá debería pensar que los nombres de las letras, en determinados contextos (libros de texto, escritos sobre Lexicografía, etc. etc.), son términos, y que una terminología sea homogénea es algo deseable para cualquier campo de conocimiento.
Por otro lado, a uno puede fastidiarle más o menos que eliminen reglas de acentuación que no tenían sentido y que nos obligaron a aprender por narices, pero que se eliminen no resta propiedad y corrección a la Ortografía normativa, sino más bien todo lo contrario (caso de «sólo», de los pronombres demostrativos y de algunas palabras monosilábicas que se escribían con tilde). Argumente usted que le da coraje quitarse una costumbre que tenía, o que sentía un apego especial por esas tildes, pero no que la Academia se salta sus principios aceptando esas poco menos que aberraciones (como usted debe de creer que son). De nuevo, revela que no conoce las bases de la ortografía española.
Después critica a la Fundéu por decir que no está mal algo que es de cajón: si uno tiene solo 140 o 160 caracteres, tiende a acortar, exactamente igual que cuando uno escribe un telegrama o manda un mensaje en código morse. Nunca entenderé por qué tanto rasgarse las vestiduras por la manera en que se escribe en Twitter o en los SMS. Desde luego, nadie está diciendo que sea correcto hacer lo mismo en una carta de presentación o en un blog, como dice en el último párrafo.
Me parece que las gilipolleces y las tonterías las está diciendo usted, entiendo que por desconocimiento, no por falta de inteligencia. Párese a leer simplemente las explicaciones que da la RAE, discuta los aspectos que crea oportunos, pero hágalo con argumentos que dejen traslucir al menos que sabe de lo que está hablando, y no solo por un berrinche o por puro conservadurismo. Si hubiéramos sido tan conservadores, aún usaríamos la ortografía alfonsina, aunque hayan pasado ocho siglos.
Ah, y por cierto, «gramática» solo es sustantivo, no adjetivo, por lo que «incorrección gramática» es un error GRAMATICAL.
Marta, yo no critico la simplificación de la transcripción de palabras extranjeras. Sólo expongo que ésa es la forma en que la RAE prefiere que escriba. Más adelante, mediando un «hipérboles aparte», digo que es algo perfectamente comprensible.
Respecto a la crítica de la unificación de los nombres de las letras, no entiendo la manía de querer dotar de unidad a algo que evidentemente no participa de esa unidad. Que la lengua española no es igual a ambos lados del Atlántico es una realidad, y no veo por qué hay que cambiar eso en los despachos.
En cuanto a las reglas de acentuación, creo que ha quedado bastante claro en el artículo que lo que me molesta no es el cambio en sí, sino la motivación del mismo. Que usted no haya entendido el penúltimo párrafo no es problema mío.
Y sobre el manual de la Fundéu, si me dice usted para qué coño sirve una guía que recomienda escribir en internet como le salga de las narices a cada uno (lo cual es exactamente lo que hace todo el mundo), si me da una sola buena razón que no sea la que he mencionado yo en el artículo, aceptaré su crítica sin reservas.
P.D. De acuerdo en que he cometido un error gramatical. Diría que ha sido un lapsus linguae, pero supongo que la RAE pronto me aconsejará escribir alguna estupidez del tipo «lapsus lingüe».
En primer lugar, le agradezco su respuesta y su tono. Soy la primera en discutir muchas de las decisiones de la RAE, aunque, en cambio, creo que el fondo de estas decisiones es razonable y acertado: hacer una norma que nos abarque a todos los que hablamos español, en lo que sea posible, y tender hacia la simplificación de la ortografía, respetando la tradición y, al tiempo, eliminando incoherencias.
La motivación de eliminar esas tildes es precisamente, la coherencia y la simplificación de la norma: no hay razón para confundir «este» determinante y «este» pronombre (y si hay riesgo de ambigüedad, deben distinguirse), ya que no comparten contexto tan frecuentemente como «tú/tu», «sí/sí»…, ni presentan diferencias tónico/átono, como sí ocurre en estos. En el caso de las palabras monosilábicas, la intención ha sido también la simplificación y la coherencia: solo se pone tilde en casos de homografía con diferencia de entonación: «más/mas», por ejemplo. El resto de las monosilábicas no tienen tilde.
Por ello, no comparto esa idea de que los académicos hacen estas cosas por hacerse notar, por salir en los periódicos o, simplemente, por fastidiar. Y, sobre todo, decir que estas decisiones atentan contra la propiedad y la corrección, que los académicos quieren hacer norma la mediocridad o directamente la ignorancia y que cambian las reglas al tuntún, es, cuanto menos, una temeridad.
Sobre la publicación de la Fundéu, pues sí, es decir lo obvio. Reconozco que leí demasiado rápido ese último párrafo y, aunque no es excusa, es un tema que me ha salido tantas veces en clase -«la degeneración de la lengua por culpa de los jóvenes que escriben mal en internet, etc., etc., etc.»- que me precipité al contestar. Así que por ello le pido disculpas.
No obstante, me reconocerá que la frase «si simplemente damos por buenas y aceptadas todas las anomalías lingüísticas producidas por deformación, ¿para qué diablos sirve la RAE? ¿Para qué mantener un filtro que no filtra?», al principio del artículo, predispone al lector filólogo a sacar los dientes. Me chirría tanto como a usted «güisqui», «pirsin» y «cuórum», pero no son anomalías ni deformaciones, como le decía en mi primera respuesta (si no se refiere a estos casos en el artículo, le ruego que me diga a qué, porque no recuerdo ninguna modificación de la ortografía que pueda entenderse así).
En fin, mi tono iba acorde con el del artículo, encendido, y el error de «gramática» es, obviamente, una chorrada, pero me dio el colofón perfecto. Me alegra que me haya contestado y le pido disculpas si he parecido una grupi (¿o groupie? :P) de la RAE en armas -cuando no lo soy, más bien soy una sufridora-. Solo le recomiendo que evite dar la impresión de sentar cátedra en temas en los que, probablemente, es fácil que un experto le coja en un error. La lengua la usamos todos, es cierto, al igual que todos tenemos cuerpo y nos ponemos enfermos, pero no todos opinamos sobre medicina.
Saludos, y de nuevo gracias por su respuesta.
Hola Marta,
No voy a entrar en la valoración de normas, imposiciones o recomendaciones concretas. A cada cual le disgustarán, o no, unas u otras.
Lo mío es más un cuestionamiento general: si llega el momento en que la RAE pierde su credibilidad y a una parte de la gente que antes prestaba atención a su normativa le da por dejar de seguir sus indicaciones, quizá es momento de cuestionarse la naturaleza actual de dicha institución. O incluso de cuestionarse la conveniencia de su propia existencia, por qué no. Al menos la necesidad de una refundación.
Por lo que a mí respecta, y no es cuestión filológica sino de puro y simple gusto estético personal e intransferible, la RAE ha dejado de tener influencia sobre mi forma de escribir. Que mi forma será mejor o peor, pero es la mía —que por cierto es en buena parte producto, salvo cuando me equivoco, de lo que ellos mismos recomendaban tiempo ha— y por lo que sé hasta ahora, me sirve para hacerme entender e incluso entretener. Hace ya tiempo que empecé a «ir por libre», por así decir, y no me ha ido mal. Cometo errores, y quién no, pero me siento más cómodo.
Y qué le vamos a hacer, muchas cosas propugnadas por la actual RAE serán filológicamente correctas —no soy quién para pontificar sobre las raíces mismas del asunto— pero estéticamente se me antojan estrafalarias, chocantes o directamente risibles. Un número lo suficientemente alto de ellas como para que ya no pueda percibir a la RAE como un faro lingüístico a seguir. Estaré equivocado yo, seguro. Pero no veo por qué debería seguir tomando como modelo para mi lenguaje lo que dictaminan unos señores que, aun sabiendo mil veces más que yo, producen cosas que me parecen ridículas.
Yo es que tengo mucho sentido del ridículo y que me vean en el pueblo escribiendo «cederrón» me produce como cierto apuro. Bueno, ya sé que son sólo letras, pero…
Así que seguiré escribiendo para que la gente me entienda lo mejor posible y mis ideas queden lo mejor expresadas que modestamente sea capaz de hacer. Pero no, desde luego, para cumplir unas normas e indicaciones de la RAE que a veces me causan la risa floja.
Un cordialísimo saludo.
Lapsus linguae se pronunciaría lapsus linguay, no lingüe.
Pues ni «linguae» ni «lingüe» porque para el caso la locución latina que aplica es «lapsus calami», es decir, error de escritura.
Estoy totalmente de acuerdo con el artículo.
incorrección gramática o gramatical?
Yo tampoco paso por el aro. No tengo la culpa de que la RAE decida flexibilizar el uso de la lengua castellana con intención de rebajar claramente su nivel, confundiendo a todos aquellos que sí la sabemos usar.
Hay varios académicos que no están de acuerdo con la nueva norma ortográfica, casos tales como el de Javier Marías o el mencionado Pérez-Reverte. Me sorprende que, a pesar de la ausencia de absoluto consenso (¡son académicos!, debería haberlo) se apruebe una norma. La Academia ha perdido así el respeto de aquellos que siempre hemos defendido su autoridad lingüística y su superioridad de juicio.
Quiero creer en que acabarán cayendo en la cuenta de que ha sido peor el remedio que la enfermedad y que pronto corregirán los errores cometidos.
El artículo evidencia que la RAE no se libra de una práctica genuinamente hispana como es el principio de vulgarización. Tiene lugar en muchos más ámbitos, como el laboral o en los medios de comunicación y consiste en hablar a la ciudadanía como si se estuviesen dirigiendo al más tonto de los ciudadanos, así se aseguran que todos lo entenderán. Lo hacen los políticos, lo hacen los medios, lo hace la RAE… La consecuencia es la infantilización de una sociedad, como sucede con la española. Debe ser una herencia mediterránea con querencia a igualar a todo el mundo por lo bajo para evitar desigualdades. Es decir, mejor todos igual (de tontos) que distintos. Nada nuevo bajo el sol es un país empeñado en no progresar.
Estoy muy de acuerdo con todo lo que el señor De Lorenzo menciona en su artículo, pero si hay algo que me chirría los dientes y me repatea las trípas es el dichoso asunto de la «ye».
No quiero ofender a nadie, y mucho menos al autor de este texto que se ha atrevido a decir las cosas como son, pero la verdadera razón para «rebautizar» dicha letra no es el español de Latinoamérica, sino una razón muy de peso que es el origen de dicha letra: su grafía y su fonología. Gráficamente proviene de la letra YOD, del griego. Por eso se llama(ba?) «y griega», pero el sonido (que en todos los casos, excepto cuando actúa como conjunción) que la letra representa siempre es de «ye» (yugo, yegua, etc). ¿Por qué, entonces, llamarla «i griega» cuando en realidad casi nucna representa el fonema «i»? En este caso me posiciono de parte de Marta Sánchez-Saus y opino (insisto, sin ánimo de ofender) que la gente debería informarse BIEN de las razones por las que se toman dichas medidas.
Sí es cierto que a nadie nos gusta aceptar los cambios, y cuesta adaptarse a ellos, pero por esa misma razón se refiere a estas consideraciones como «sugerencias», no «cambios drásticos e irrevocables en la ortografía».
Pero de verdad, insisto, en que yo también pienso muchas veces que la RAE está perdiendo el rumbo, y comparto la mayoría de las opiniones vertidas en este artículo.
Siento si ofendo a alguien en lo que sigue y esto igual llega muy tarde, pero no me puedo contener. Yo también quiero ser pedante, sobre todo cuando algo es incorrecto.
La i griega (y) no proviene en ninguna manera de la letra «yod» del griego. En griego, si no recuerdo mal, existen la «iota» (la escribo así porque a mí también me da la gana de no escribir «yota», ya que no la pronuncio de ese modo, y porque la RAE me da la razón), supongo que esta es la que usted llama «yod». La otra letra, de la que sí proviene la i griega es la ípsilon (también la escribo como la pronuncio y, ¡oh alegría! como recomienda la RAE). Esta letra, que casualmente en mayúscula se escribe «Y», se pronunciaba (o al menos eso se cree) en griego antiguo como la «u» francesa y por evolución lingüística, debido a un fenómeno llamado «iotacismo», se pronunció desde época helenística como «i» es decir «iota». Puede usted justificar el nombre «ye» como le parezca conveniente, pero no en su supuesta procedencia de una inexistente letra «yod» griega.
yod
Del hebr. yōd.
1. f. Fon. En las descripciones diacrónicas, variante del fonema /i/ cuando forma parte de un diptongo, bien como semiconsonante, como en miedo, bien como semivocal, como en aire.
2. f. Letra que, en algunas lenguas, representa la yod.
Yo por mi parte estoy casi convencido de que la razón de que se le quiera llamar «ye» tiene cualquier motivo menos motivos lingüísticos, ya que la i griega se pronuncia como i latina en múltiples ocasiones y el hecho de que en una mayoría se pronuncie de otra forma no es razón suficiente. Si por pronunciación fuese ¿qué haríamos con la h? (esto por supuesto es una exageración) o podríamos volver a la sinrazón de hablar de la letra che y la letra elle (por cierto que yo aún sigo viendo chorizos a la venta. Avisen a Julia Otero, por favor)
Señor De Lorenzo.
Su artículo, como ha indicado Marta, es una gran decepción. No sé si habrá leído la publicación que critica, pero «la Ortografía» esta confeccionada por la Real Academia JUNTO a la a la Asociación de academias de la lengua española (que, por supuesto, engloba al resto de academias de América). Es un pequeño dato de la INMENSA importancia que tiene en el mundo el español de la otra orilla.Por si no se da cuenta, el castellano de España no representa ni el 10% de todos los hablantes y como dato, podemos decir que la población de México supera los 120 millones de personas. Si la gran mayoría de Latinoamérica pronuncia la “y griega” como “ye”, tendremos que plasmarlo y actuar en consecuencia.
Por otro lado, ante mi sorpresa, no se ha informado correctamente de muchos aspectos lingüísticos, como por ejemplo, sobre la función del acento ortográfico. Por ello, le recomiendo encarecidamente el capítulo 1 del libro del «Manual práctico de escritura académica». En un breve resumen, María Santiago exponen que son dos los motivos para que existan el acento:
1.- “En castellano no se puede prever la sílaba de la palabra que será tónica” (Luego no podemos suprimir el acento en las esdrújulas, como usted insinúa).
2.- “En nuestra lengua, el acento tiene función contrastiva [luego, si se pierde o podemos recuperar su función contrastiva perfectamente por su contexto (Ejemplo de los pronombres/determinantes demostrativos) podemos simplificar la regla].
Por último, usted dice “¿cuál es su utilidad si lo que verdaderamente hace es permitirlo todo?”. Quiero creer se refiere a la publicación del tomo “Ortografía” y no a la misma existencia de la Real Academia. Digo esto se publicó casi a la vez “La nueva gramática de la lengua española”, donde pueden resolverse muchas de las dudas y funcionamientos del idioma español y de el porqué de su ortografía, o más recientemente, un manual de fonética. En resumen, la RAE SÍ tiene más funciones.
Perfecto, pues que se respeten las convenciones lingüísticas de todos, las suyas y las nuestras. No conozco a nadie en España que llame «ye» a la «y». ¿Por qué tengo yo que cambiarle el nombre si vivo en España, hablo en España, con españoles, y, de paso, traduzco para España? ¿Por qué? ¿Les digo yo a ustedes cómo tienen que llamar a, no sé, las frutas, por ejemplo? ¿Que a Latinoamérica le da la pataleta y deciden que así se haga? Vale, pues seamos claros entonces, pero suena más a victimismo que a otra cosa. Vuestra lengua procede de España pero vosotros sois más y vuestra riqueza lingüística e smayor, vale, de acuerdo. ¿Podemos dejarlo ya?
Con respecto a las tildes, en inglés tampoco se puede prever si la palabra es esdrújula, llana, aguda o saxofonista y mira, no hay tildes, ergo el argumento de María Santiago no me sirve, porque el español podría evolucionar de esta misma forma.
A la RAE se le ha pegado el paternalismo de la clase política de España. Y con la población que hay aquí, sinceramente, no me extraña. Pero me toca las pelotas que porque los demás sean unos analfabetos a mí me hagan escribir como los indios. Y que no se ofenda ningún indio en la sala, que estamos todos muy susceptibles.
A mi la sensación que me da es que en lugar de velar por el buen uso de la lengua, efectivamente, deciden rebajar el listón. Pero repito, es una sensación personal.
P.D.: No es ni «lapsus linguae» ni «lapsus lingüe». Lo que has cometido es un «lapsus calami»
+1
http://www.eljueves.es/2012/05/24/daddy_yankee_nombrado_academico_lengua_espanola.html
Limpia, fija y da fuegote.
Antes que nada, no creo que la Academia le tenga un artículo dedicado a Chaikovski, por lo que creo que eso es invento suyo. Escribimos Chaikovski y no Tchaikovsky por la misma razón que escribimos Anton Chéjov y Fiódor Dostoyevski en vez de Tschechow o Dostojewski. Es decir, porque es una t r a n s l i t e r a c i ó n del ruso a nuestro idioma, ahí nada tiene que ver la RAE. Segundo, la eliminación de la cu en Irak y en Catar se debe al objetivo de la Academia de mantener la unidad ortográfica y el alto grado de correspondencia entre escritura y habla. La cu solo representa el sonido de la ka cuando la sigue una e o una i más la necesaria u. Esto es simplemente para evitar confusiones. De hecho aquí la Academia sigue la misma ortografía, no está avalando la pereza de nadie.
Con respecto al pirsin, al balé y al resto puedo decir que las palabras una vez entran al idioma se castellanizan. Por ejemplo, ¿escribiría usted «coet» en vez de cohete? No lo creo.
Y, para cerrar, la eliminación de las tildes de «ésta», etc. sí que está justificada. No creo que cualquier persona extrañe mucho las tildes más que por pura nostalgia. Y, para mostrarle otro caso parecido, ¿escribe usted todavía «No aspiro á nada más», como se escribía hace un siglo? Una vez más lo dudo. No huelga recordarle que esto no solo sucede en el español; en inglés se le decía «to-day» al hoy por las mismas épocas y en alemán «daß» al «dass» actual, y de ese cambio solo han transcurrido unos diez años.
Critica usted una falta de criterio de la Academia, aceptanfo todo de buenas a primeras, algo que simplemente no es verdad. Incluso me sorprende su posición, pues muchos han acusado a la Academia de atrasada, reprochándole la acepción tardía de palabras como «blog» y la censura de palabras superfluas que nos llegan del inglés, como esa del cáterin, que francamente me parece estúpida. ¿No basta decir servicio de comida, o de lo que sea? La Academia es de por sí bastante conservadora; solo hace falta ver que la definición que da de muchas palabras en la última edición de su diccionario son las mismas que aparecieron en el primero.
En fin, me voy por las ramas. Para concluir le digo que la Academia simplemente acelera un proceso que de todas formas ocurriría. Baste recordar que la ortografía del inglés (sin academia) ha cambiado más desde el siglo XVI que la del español y que la del francés (con academia, y más vieja) ha cambiado menos.
La Fundéu sí es otro cuento…
Yo soy de los que critican a la RAE, pero desde luego, no desde tu fanático y elitista punto de vista.
La lengua debe estar al servicio de las personas, no de la ortografía.
En mis años de estudiante todavía no me he encontrado con ningún profesor que dé motivos razonados por el cuál es útil el talibanismo ortográfico, más allá de «mostrar el bagaje cultural y laboral de un persona», lo cual no significa nada.
La RAE puede decir lo que quiera. Ya me encargaré yo de reirme de quien escriba güisqui. Y si me responde que está admitido por la RAE entonces además lo llamaré paleto.
¡Ésa es la actitud!
Como diría Valle-Inclán:
«¡Que caiga esa vergüenza sobre los cabrones de la Academia!»
Luces de Bohemia:
Valle-Inclán
http://casa-de-citas.com/index.php?query=academia&boton.x=0&boton.y=0&boton=Buscar
O como diría Miguel Hernández:
«Quieren imponernos su vejez, su idioma.»
El hombre acecha:
«Los hombres viejos 2»
Miguel Hernández
http://casa-de-citas.com/index.php?query=idioma&boton.x=0&boton.y=0&boton=Buscar
Simplemente, ¡cuánta razón!
Hace tiempo que hago caso omiso a varias de las nuevas recomendaciones de la RAE. Principalmente con adaptaciones de vocablos en otros idiomas y con tildes que «ahora son correctas, ahora no hacen falta».
Es cierto que en cada parte del mundo el castellano se habla distinto pero eso no implica que se tenga que aceptar todo como correcto. Ni si quiera como aceptable.
Yo creo que una Academia de la Lengua Española compartida por España y América, a estas alturas supone un atraso. Echen un vistazo en cualquier foro de descarga de películas. Los latinoamericanos lo primero que preguntan es «Pero está en español de España??? No podés subirla en inglés??». La gran mayoría prefieren ver una película en inglés antes de verla doblada al español de España. Sea por el acento o por nuestras expresiones, está claro que los idiomas de un lado y otro del Atlántico son, pero no son el mismo. Alguien ha visto «¿Y tu mamá también», por ejemplo? Para mí ver una película así es incómodo. Lo entiendo (casi) todo, pero el acento, las expresiones… me ponen nervioso. Lo siento oiga, no se me hace el oído, (pinche cabrón oído). En mi opinión, si quieren que funden sus academias o no, son libres de hacerlo, pero creo que se merecen ya su independencia lingüística. Yo no quiero acabar, simplemente porque sean más en número, llamando carro a mi coche. Y ellos no deberían aceptar someterse a una academia tan alejada de su realidad…
Entonces acepten que el idioma castellano no es ya el 2º ni 3º más hablado del mundo: será el 30º por lo menos. tendremos argentino, peruano, castellano…y todas estas lenguas diferenciadas.
O jugamos todos o rompemos la baraja. O el español es una maravilla y blablabla, o nos cargamos el instituto cervantes y hablamos nuestro maravilloso castellano castizo y puro con las ovejas.
Para el inglés, los británicos tienen su estándar escrito y hablado, y les importa tres cojones cómo quieran escribir y pronunciar los estadounidenses, por muy primera potencia mundial y por muchos más habitantes que sean, y no da la impresión de que les haya ido mal. Y en Francia no parece que tomen en cuenta los usos haitianos a la hora de redactar diccionarios. Y con respecto a la enseñanza, el inglés de la BBC siempre es bien recibido, mientras que el que aprende con acento americano es como si llevara sobre él un enorme cartel con la palabra «HORTERA». (Del pobre desgraciado que aprendiera francés haitiano no digo nada, que en el pecado ya lleva la penitencia).
Mucho complejo paleto es lo que tenemos.
Permíteme que te informe de que desde hace ya tiempo cada uno de los países centroamericanos y sudamericanos en los que se habla castellano tienen su PROPIA academia. Eso sí, al parecer, a veces se reunen para establecer normas conjuntas, pero la RAE como tal, solo es de ESPAÑA.
De todas formas, dadas las más que evidentes diferencias entre los millones de hablantes de nuestra lengua, no veo la necesidad de establecer tantas normas comunes. Para eso existe el concepto de GEOLECTO (las características ortográficas, de pronunciación, etc. de una lengua en un determinado lugar del mundo y que son perfectamente válidas y correctas para ESE lugar). En España diremos coche y en México dirán carro y ambas son 100% correctas. De hecho, en mi opinión, son precisamente esas diferencias las que hacen tan rica nuestra lengua, llamémosle… «panhispánica»
como no vamos a dejar que nos invadan los alemanes con lo poco criticos que somos con lo nuestro (y lo NADA criticos que somos con lo de fuera)
pq si señores, Alemania esta invadiendo España, con nuestro agrado y consentimiento
Muy buen artículo. Pensé que era el único.
Ein Panchones remamahuevos, yo soy de la nueva academia de ESpaÑa yñ ya no soy analfabeto guachanes. Y si no les chala mi carro pues ya saven comprense el nuñevo manual de la Cademia. Analfagüevos.
Lo de España de una temporada para acá es totalmente impresentable. Mi opinión es que el nivel de la gente ha caído en barrena, e incluso los propios miembros y MIEMBRAS de la academia ya no son lo que eran y justifican su propia ignorancia con este tipo de reglas sin sentido. Yo particularmente paso de ser un ingeniero que se esforzaba por escribir correctamente a ser un analfabeto más con estas nuevas reglas. Ya somos todos iguales porque yo personalmente soy de ciencias y no tengo tiempo para aprenderme nuevas reglas que personalmente me chirrían en exceso. Así que ya somos todos iguales, unos analfabetos más.
Como simple «usuario» de la lengua española estoy completamente de acuerdo con este artículo. Llevo años diciendo que el mayor enemigo de la lengua española es la RAE (¿o debería decir editorial Planeta?) para quien hacer reglas consiste en dotar de autoridad a la excepción, en convertir lo que no debe ser en lo adecuado. Dentro de poco los canis y las chonis serán las que escriban bien y yo el que lo haga mal, ya que empiezo a formar parte de esa minoría que aprecia y valora un texto bien escrito.
A la ristra de recomendaciones absurdas de la RAE, propongo igualmente que dejen de conjugarse los verbos, y que se elimine completamente el subjuntivo, ya que con el indicativo basta y sobra. Es más, con presente, pretérito perfecto simple y futuro imperfecto vamos que nos matamos. Lo mismo de los géneros, en inglés los artículos no tienen género y no les va tan mal. Además, dificulta mucho el aprendizaje de la lengua española a los no nativos.
Cuando leo a alguien prescindiendo de dichas formas verbales tengo que pensar más y solo llega a mi cabeza la palabra «vulgar».
Los géneros existen en prácticamente todas las lenguas indoeuropeas. Es más: en las lenguas germánicas la presencia del género neutro es mucho mayor que en la lengua española. Además tienen un pronombre impersonal de uso diario. No parece que les vaya tan mal…
Aquí uno que ya dejó de tomarse en serio a estos señores allá en el 2005, cuando anunciaron la inclusión del deuvedé, yacusi, pirsin, ranquin o baipás pero en contra de toda lógica omitieron el yas, el blus, el balé e incluso, si me apuran, a los bítels, los rolinestons o a jamfribogar.
Sin estar de acuerdo lo más mínimo con la RAE, que aprueba aberraciones como «cederrón» (CD-ROM, es un acrónimo) sí tengo que decir que simplemente están aplicando una de las normas básicas de la lengua española respecto a los extranjerismos que consiste en castellanizar el término extranjero. Así tenemos otras barbaridades como «fútbol» de las que nadie se queja porque están lejanas en el tiempo, pero siguen siendo igual de aberrantes.
Quiero decir: la queja del artículo, aunque pueda estar de acuerdo con ella, es bastante infantil o ignorante puesto que esta norma se lleva aplicando desde tiempos inmemoriales para incorporar cualquier extranjerismo a nuestra lengua.
Don Manuel, dice usted «estar hasta las narices de los vaivenes normativos de la Academia» siendo la adaptación a la evolución de la lengua y su estudio continuado una de sus mayores virtudes, además de facilitar herramientas online para conocer esos cambios con un mínimo esfuerzo a través del diccionario, el panhispánico de dudas e incluso mediante correo personalizado en el que responden cualquier consulta con celeridad.
Dice también que «este artículo no se ajustará a sus más recientes reglas», ni a las de antes de nacer usted, añado, porque el adverbio solo no se acentúa según las normas desde 1956 (solo en el remoto caso de que pueda producirse ambigüedad). Norma esta incumplida por el 90% de los hablantes, a ojo de buen cubero e incluyéndole a usted, que sufren un incomprensible impulso de señalar siempre el adverbio con una rayita, para que se sepa que saben que lo es o algo, al igual que podrían señalar los sustantivos con un gorro en un intento de rebeldía más original. Pero usted siga, y sigan todos, porque como la Academia no actúa mandando antidisturbios contra los que ponen las tildes mal, llegará el caso en que, dentro de unos años, en una sesuda reunión, apoyando la frente en la mano, dirán: “¿Qué hacemos con esta gente que sigue poniendo la tilde? ¿Lo normalizamos o mantenemos 47 millones de analfabetos?”. Entonces cederán al uso y usted tendrá oportunidad de escribir otro artículo sobre vaivenes.
Y sí, la RAE no es lo que era gracias a que solo un tercio de los académicos son filólogos, el resto son periodistas, escritores, historiadores… No se debe precisamente a que una panda de lingüistas desinformados baje el listón, idea que parecen transmitir algunas de las respuestas.
Toma usted como ejemplo a seguir al académico Pérez Reverte según declaraciones hechas no sé si en el bar de Lola, haciendo suya la licencia 00 sin haber disparado previamente ni con una escopeta de feria. Un poco de humildad y un poco de respeto por un trabajo que, con sus aciertos y errores, procura dar respuesta a los que sí queremos tener un lugar al que acudir ante la duda o la ignorancia plena.
Dado que el espacio de los comentarios es muy escaso y dispongo de trastero en esta misma página, si no le importa, me tomaré mi tiempo para extenderme sobre el tema.
La tilde la ponemos porque así nos lo enseñaron en la escuela, cuando había buenos maestros que sabían escribir como es debido, y muy probablemente sí, ellos lo habían aprendido antes de 1956, y nunca podré agradecerles lo suficiente que tuvieran el buen tino de seguir enseñándolo bien, dijera lo que dijera la RAE.
Hoy, por el contrario, el nivel ha decaído hasta el punto de que entran en la universidad analfabetos integrales, con unos conocimientos que, con suerte y levantando la mano al corregir, les hubiera permitido como mucho aprobar justitos unas cuantas asignaturas de 1º de BUP. Y de entre esos universitarios analfabetos, los más recalcitrantes son los de magisterio, porque es donde van todos los zoquetes que no saben hacer la o con un canuto y no les alcanza la sesera para nada más. Seguramente haya algún buen estudiante que esté allí por vocación, no lo discuto, pero de poco le servirá considerando que el nivel está adaptado a la ineptitud de sus compañeros. Y así terminan tarugos incapaces de escribir su propio nombre sin cometer faltas de ortografía enseñando a nuestros niños.
Yo por mi parte, paso olímpicamente de lo que diga la RAE desde hace ya mucho tiempo, y lo de lal proscripción de los diacríticos me lo paso por el forro de mis acentos. Es más, si alguien escribe un pronombre demostrativo sin tilde, lo encasillo sin derecho a revisión como analfabeto, porque además de irrespetuoso con esa institución roñosa que heredamos de la monarquía absolutista, y que en los últimos tiempos le ha dado por sancionar el analfabetismo, y apuntarse al circo multiculti, soy un prejuicioso.
Hala, ya podéis quemarme por hereje, pero con buen rollito.
Vaya, cuando se pregunta si debemos adoptar ‘ye’ como nombre para la ‘i griega’ porque así lo hace ‘parte de la comunidad hispanohablante’, ¿se refiere a que así lo hace el 90% de la comunidad hispanohablante, es decir, todos menos España?
No me ha gustado mucho el artículo. ¿Qué propone el autor, solo cambios importantes? Esos cambios importantes (como los que propuso García Márquez) son casi imposibles, por el rechazo popular que generan. Yo soy partidario de cambios graduales, más fáciles de asimilar. Y si ‘guion’ se corresponde mejor a la regla de no acentuación de palabras monosilábicas, pues yo lo prefiero así.
Todavía me acuerdo de un antiguo compañero de trabajo, ya jubilado, que se retorcía cada vez que veía escrita la palabra ‘oscuro’ en vez de la que él aprendió: ‘obscuro’. Lo gracioso es que, por supuesto, la pronunciaba sin la dichosa ‘b’.
A todos nos cuestan los cambios, pero más allá de si nos gustan más o menos, lo que debemos preguntarnos es si sirven para hacer del conjunto normativo que rige la lengua un corpus más coherente. Ese debería ser el criterio de evaluación de los cambios y no los gustos personales.
Para mí la parte más controvertida es la españolización de extranjerismos o, incluso, latinismos. Cuando no estoy de acuertdo con alguna de esas conversiones forzosas como güisqui, cáterin, cuórum, currículum, etc., prefiero escribirlo en el idioma original en cursiva. Tampoco es para tanto. Otro caso distinto es la adopción de nombres propios de idiomas que no usan el alfabeto latino y que han solido entrar en el español a través del inglés o el francés. Me viene a la cabeza el nombre del gran mediofondista marroquí, Saïd Aouita, tal como lo transcribieron los franceses a su lengua. De ahí, que se deba pronunciar ‘Saíd Auita’. ¿Debe el español trancribir esos nombres del árabe tal como suenan bien en francés o debe usar la trancripción más idónea para el español? Yo me decanto por Saíd Auita, como se dice Isabel II de Inglaterra y no Elizabeth II de England. Pero todo va en gustos.
Saludos
Los nombres de monarcas, santos, y personajes históricos relevantes se traducen, El resto de nombres propios, no.
Se palpa la envidia
La palabra nueva que más me gusta es cederrón, el nombre castellano del CD-ROM. ¿La próxima será deuvedéerreubledoble, o sea el DVD-RW?, por favooorrrrr….
Totalmente de acuerdo. Hace unas semanas el gran Martínez de Sousa exponía exactamente los mismo en las jornadas científicas y profesionales de traducción médica, organizadas por Tremédica y Aptic y celebradas en Barcelona.
Esta nueva ortografía crea y provoca incertidumbre y desconcierto, en vez de ser una herramienta útil y clarificadora.
No voy a entrar en el debate lingüístico. Creo que, tanto de un lado como del otro del Atlántico, todos sabemos que últimamente la RAE no hace más que decir y hacer estupideces.
El problema es que la RAE ya no es independiente económicamente y pertenece a unos cuantos empresarios sinvergüenzas (sic), por no llamarlos directamente «chorizos», denominados con el eufemismo de patrocinadores.
http://www.rae.es/rae/gestores/gespub000001.nsf/%28voAnexos%29/archE9B0E31D92440048C1257678002B2797/$FILE/PatrociniosyColaboradores.htm
La RAE hoy es un negocio que nada o poco tiene que ver con la normativa académica, sino con oscuros intereses económicos:
http://www.fundacion.telefonica.com/es/que_hacemos/conocimiento/publicaciones/index.htm?serie=proyecto
El idioma es cultura y cuanto menos cultos seamos, a un lado y al otro del Atlántico, más fácilmente nos manipularán/gobernarán dichos empresarios en connivencia con los respectivos gobiernos. De ahí, el interesado y progresivo deterioro del idioma desde la RAE por indicación expresa de sus proietarios. Léanse la novela 1984 de Orwell y seguramente sabrán de qué les estoy hablando. Para los que no la hayan leído, aquí les dejo un resumen aclaratorio: http://es.wikipedia.org/wiki/1984_%28novela%29
Esta es la triste realidad de la RAE actual:
La solución es fácil: no hacerles ni puñetero caso cuando realizan sugerencias o establecen normativas estúpidas o sesgadas.
¡Qué artículo tan sesgado! Reconozco que es divertido, que está muy bien escrito, y que se lo voy a dar a leer a mis alumnos de lengua, pero no comparto en absoluto tu visión sobre la Academia. Según tu opinión, ¡tendríamos que seguir hablando en latín!
La evolución de la lengua siempre es una «corrupción», una degradación: tenemos que asumirlo para poder avanzar. ¿Que no quieres adoptar los cambios? Muy bien, nadie te obliga, pero no los podrás impedir, porque la lengua EVOLUCIONA por su cuenta, no porque los hablantes seamos más o menos listos, más o menos cultos. Y por cierto, escribir bien no sirve para demostrar nuestro bagaje cultural. Escribir bien es la mejor manera de expresar y comunicar nuestras opiniones, ideas, sentimientos.
En fin, muchas gracias por compartir tus ideas. Mañana, en la Universidad Camilo José Cela, en el Grado de Protocolo, los alumnos de Lengua Aplicada a los Medios te leerán.
Y apuesto a que si lo leyeras tú como si fuera un dictado de 3º de EGB, el festival de faltas ortográficas con el que te encontrarías sería de órdago, aun contando con ayuda de las nuevas concesiones de la RAE a los analfabetos.
De todas maneras, como la lengua evoluciona y por lo visto da igual hacia donde lo haga, deberías ser consecuente y empezar a escribir en HOYGAN, y así te adelantas unos años a la RAE, que no se diga que eres inmobilista.
Por cierto, si la mayoría de los hispanos hubieran estado perfectamente educados, posiblemente hoy se hablaría latín clásico. No olvides que las lenguas romance no son sino la degradación del latín vulgar, y esta decadencia es consecuencia directa de que el fijador de la lengua, esto es, la escritura, no ejerciera influencia sobre la mayoría de hablantes porque eran iletrados.
Querida pofesora: sobradas las justas, plis…
Que complicao es no ser pedante, eh!
Me ha encantado el artículo. Pienso que la riqueza del español (el castellano se hablaba en Castilla hace muchos años) está en su variedad. No hay que restarle belleza a un idioma amputando sus miembros. La «unificación» chirría y espero que otros hispanohablantes respeten que diga «coger» (que no follar) por que «agarrar» me parezca muy fuerte, es decir, coger con rudeza. Por otro lado, me encanta que los bolivianos digan estilete en vez de «cutter» como ya decimos casi o todos los españoles. También me encantan otras palabras como guajalote (pavo en mejicano) y prefiero la ortografía a la horrografía que por puede motivar la ambiguedad en muchos casos.
Creo que nuestra lengua es bellísima y no necesita de afeites. Aunque gracias a la RAE, ahora podré escribir joé, en vez de joder, puesto que soy andaluza.
Todo esto me causa confusión por que soy traductora y profesora de inglés y me pregunto ¿todo vale? Creo que no.
Amigo Manuel, puede que debajo del artículo, que puedo alabar y alabo, subyazca un deseo de no sentar a la plebe, al vulgo, en el sillón de los Universitarios. De que todo permanezca tan complicado como el latín, que alguna lectora te recordaba, a fin de que la élite tenga la exclusiva propiedad de la cultura.
Pero si no es así, también me retracto, que no soy yo de sostenella y no enmendalla.
Si los ingleses escriben «fiesta», «siesta» y «rendezvous», no entiendo por qué nosotros vamos a escribir güisqui. ¿Se supone que somos más tontos y por eso no podemos aprender a deletrear los anglicismos?
Lo de las tildes, sin comentarios. Sinceramente, si veo escrito «truhan», con esa hache intercalada ya no sé en qué vocal va el acento. Yo no sé qué edad tiene el resto de personas que han comentado, pero yo no soy tan vieja (tengo 31 años) y en mi colegio ya con 10 años, más de 3 faltas ortográficas en el examen de Lengua significaban suspender la asignatura. Me costó mucho esfuerzo aprender a escribir correctamente, ahora no pienso mandarlo todo al carajo. Lo siento. Para eso sí que soy demasiado vieja.
Pero respecto a la «ye» y demás diferencias con los hispanos, yo pienso que aquí hay un gran error de concepto: Tan ridículo sería que los españoles de España dejáramos de decir «y griega» como que los que allí dicen «manejar el auto» tuvieran que obligatoriamente decir «conducir el coche». Si tenemos un idioma tan rico y precioso, ¿por qué pretenden que lo asfixiemos y lo matemos? ¿Quieren un diccionario más corto? Porque no se me ocurre otra explicación.
A mí si ellos son más o nosotros «creamos» el idioma me parece una de esas discusiones tipo «a ver quién la tiene más larga». Mi compañero de trabajo es mexicano y me encanta que hablemos distinto. Sería ridículo que habláramos igual. Y cuando algo que dice él me suena raro, le preguntó qué significa en su tierra. Y viceversa. Que al paso que lleva la RAE nos vamos a quedar sin tildes y con tan poquitas palabras como los ingleses. Y, sinceramente, no veo la necesidad.
En el caso de Tchaikovsky, y sólo en en ese caso, no puedo darle la razón.
Los franceses, si no ponen la T no pronuncian che con lo cual me parece prudente que, por fin, lo hayan modificado.
Sin embargo, en todo el resto, tiene Ud. toda la razón.
Sobre todo porque adaptan el español al madrileño y eso es lo que no puede hacerse, porque todos hablamos español.
Igual que la cantidad de leismos y laismos que se dan en la traducción de las películas.
Se ha llegado a la conclusión de que todo para él es le y todo para ella es la.
Vivan los complementos indirectos.
Saludos.
El propio Pérez Reverte ha venido y lo ha visto. Y ha expresado en más de una ocasión (como su compadre Marías) que no está de acuerdo con muchos de los cambios ortográficos que se han adoptado. Y que piensa seguir poniendo tildes en los hiatos y en algunos monosílabos que la llevaban antes de esta «actualización». Y añado que yo también.
¡Genial!
Me encantó «nadería»; no lo había escuchado.
Y no se apure porque sí puede ir al «balé», que es la castellanización que propone la RAE para «ballet». Está en el Diccionario panhispánico de dudas y en la nueva Ortografía de la lengua española.
En cuanto al «güisqui», con la novedad de que la RAE ya se dio cuenta de que su adaptación no pegará, así que ahora propone otra: «wiski». Lo dice la nueva Ortografía de la lengua española.
Saludos y felicidades por su maravilloso estilo.
Manuel:
Si tienes ánimos de leer mucho, argumentos y críticas tanto a la RAE como a la Fundéu desarrollados por 16 especialitas y con absoluto rigor lingüístico, puedes encontrarlos en las casi 1400 páginas de esta obra: http://addenda-et-corrigenda.blogspot.com/2012/01/el-dardo-en-la-academia-melusina.html ¿Su interés para traductores? Lo exponían en esta reseña de la revista Panace@ de Medtrad: http://www.tremedica.org/panacea/IndiceGeneral/n35-resenas-RivaFort2.pdf
Convendría que se leyera antes las 800 páginas de la ortografía. No se puede juzgar el castigo sin conocer el pecado.
Hombre, yo más bien diría que la Real Academia de la Lengua Española defiende su lengua. ¿¿Porqué porras tenemos que adoptar usos fonéticos anglosajones o eslavos?? Vale que sus vocablos entren en España porque van por delante… Pero de ahí a que tengamos que aprender como se escriben sus malditas palabras hay un trecho. A los que no somos tan cosmopolitas ni tan esnobs nos toca mucho los c-j-n-s tener que escribir las palabras según las normas de fonética de otros idiomas, coño, para eso tenemos las nuestras. Anda y que le den a los anglófilos. A mí me gusta más el mundo latino. Ahh, claro, a lo mejor no sabías que las reglamentaciones y normas que se han aprobado en los últimos años tienen el objetivo de hermanar el uso del castellano en España y Latinoamérica. Cambiar la fónetica española por la anglosajona está bien porque los anglos y sajones son guays, pero eso de cambiar las normas para acercanos a un pueblo con el compartimos parte de nuestra cultura, historia y lengua es una aberración, total como son unos pobres desjarapados.
A ver si nos enteramos un poco antes de escribir nada.
Aunque generalmente estoy de acuerdo con tus artículos, Manuel, en este difiero completamente. Supongo que será cuestión de diferentes puntos de vista, pero no estamos como para cuestionar el papel de la RAE, aunque podamos calificar su labor como mejor o peor o podamos estar más o menos de acuerdo con sus decisiones. Decir que la RAE se inventa estos cambios porque sencillamente les da la gana es ingenuo y exagerado, cuando no parece, leyendo el artículo, que te hayas parado a analizar los porqué de esos ejemplos que utilizas.
A ver, ¿qué pollas pasa aquí?
Mira que me van a mí los debates dialécticos. Pues ya me habéis liado. Solamente para que conste: Me gusta Tchaikovsky Con y griega al final; los pronombres éste, ése y áquel llevan tilde diacrítica, porque me lo ensañaron las monjas y me llevé buenos capones para aprenderlos, a solo le pongo su tilde sólo cuando la necesita. Y ¿ahora qué? ¿Me tengo que españolizar o me voy del país?
Lo que se debate de Tchaikovsky es la «t» inicial, no la «y» final. Pero tienes razón, mola mucho esa «y». :)
Se ha ganado un capón póstumo por aquel ‘áquel’ ;-)
Saludos
Una cosa es adaptar una lengua a los tiempos, pero otra muy diferente es deformarla. Si quieren aparentar que trabajan, los honorable miembros de la RAE bien pueden traerme un café.
En defensa de Manuel de Lorenzo diré que, en este caso concreto, el que no piense como él es gilipollas.
Totalmente de acuerdo.Yo hace tiempo que digo que me he declarado «objetora gramatical».
¿Me da usted su permiso para cagarme en La Fundéu antes de irme a dormir, señor Manuel de Lorenzo? Pues gracias.
Hay una aplicación en internet que te lee los post para que puedas dedicar tu atención a otras cosas. He hecho la prueba y tal como me temía, rebobinado al revés el titular del artículo y mensaje no es tan duro. Dice que dice (concretamente): ‘Limpia, Fija y da esplendor’. Ahí es nada. Para los escépticos (porque nuestra admiración por @October_Lee es mucha) siempre queda el consuelo de pensar que ha sido un momento noventayochista. Pedir regeneración siempre es loable y seguramente realista.. No le voy a tener en cuenta la carga de pesimismo ni la generalización, porque siempre es injusta. Un momento de furia lo tenemos todos.
[Nota: este comentario atiende al tono, que es lo que queda. Las normas formales… su razón o sinrazón doctores tiene la Iglesia (dentro y fuera de la RAE). La autoritas para mí sigue siendo la de D. Lázaro Carreter. Tras él, el caos. O sea, que hago caso omiso y ahí coincidimos.]
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Totalmente de acuerdo con el artículo. Yo ya me bajé antes, cuando aceptaron incierto como sinónimo de falso. Hasta ese momento le tenía respeto a la RAE
Eso para mí es como una cuchillada en el medio de la espalda. Pero claro luego vinieron las «almóndigas» y todo lo demás… ya me he muerto.
Gracias por hacerme sentir menos incorrecto. Voy todo loco confundiendo el Este, donde sea que éste esté.
Después de leer todos los comentarios, llego a las siguientes conclusiones:
1. Parece que pocos por aquí saben que hay (o están en proceso) diccionarios de uso del español para cada país hispanoamericano, incluso para la misma España.
2. Se me hace infantil que un debate de esta naturaleza degenere en un enfrentamiento entre españoles y latinoamericanos. Sean de un lado o del otro del charco, yo entendí muy bien desde el comentario escrito con la mayor propiedad hasta la ofensa del más bajo nivel.
3. Salvo unos cuantos casos de personas bien informadas, la mayoría basa sus opiniones en el «no me gusta», mostrando más una perspectiva visceral con tintes de rebeldía y resistencia al cambio, que una opinión documentada. Son como los encapuchados de la marcha.
4. Sobre el «cederrón», no entiendo por qué sufren, si la RAE les da, además, la opción de CD, CD-ROM, disco compacto y cedé. Lo sabrían si consultaran el Diccionario Panhispánico de Dudas.
5. En cuanto a güisqui, la RAE ya aceptó que los hablantes rechazamos esa forma, así que ahora propone wiski.
6. La RAE también propone balé como castellanización de ballet.
7. Respecto a la i griega o ye, vuelvo al punto de la desinformación. La próxima edición del Diccionario de la RAE dice que se llama, adivinen: i griega o ye. Además, pregúntome yo, por aquello de que la ye es latinoamericana, ¿en las ecuaciones los españoles suman equis más i griega? ¿o equis más ye? En serio, es pregunta.
8. La tilde para la palabra «solo» quedó establecida en 1925, y el cambio prosperó. Muchos en este debate ya estamos chocheando. Las futuras generaciones no estarán ni ahí con el famoso acento, y si lo estuvieran, solo (¿se entendió o alguien cree que hablo de soledad?) sería para agradecer que les simplificaran la ortografía, como también lo ha hecho la RAE con este, esas, aquel y demás.
9. No digo que la RAE sea perfecta, para nada. Solo (¿se entiende?) digo que estaría muy bien informarse antes de renegar.
10. De cualquier modo este debate ha sido enriquecedor.
Saludos.
Sumamos equis más i (y)
Señor Lorenzo:
Si leyese con un mínimo de atención la nueva ortografía (la de 800 páginas), dejaría de decir tantas sandeces. Y perdone que emplee este tono, pero es el mismo que usted utiliza.
Saludos.
Ese es el problema de creerte con potestad para hablar de cosas sobre las que, al final, no tienes ni idea: que al final te salen artículos como este. Que quedan muy guays pero no pasan de un perez-revertismo bien pobre. El texto es una constante patada a la lingüística y, directamente, ridículo en la mayoría de sus planteamientos. Pero claro, como está escrito desde la pataleta en una revista bien considerada como es Jot Down, la gente lo menea y lo que es peor, lo suscribe. En fin.
No seré yo un defensor radical del academicismo y, mucho menos, de la Real Academia Española. Pero cuando se hacen cosas no se hacen porque sí. Existe un problema bien generalizado en España, y es que todo el mundo se siente con completa libertada para hablar de lengua, fútbol y política. No limitaré yo la libertad de nadie para hacerlo pero, por lo menos, si quieres hablar de ello (y sobre todo si quieres ser una referencia en un mundo cultural relacionado con alguno de llos) hazlo con criterio.
Repito que hay cosas que objetivamente no están bien de la RAE, pero la mayoría de veces que se le atacan es mejor estarse callado. Diré, por ejemplo, que no puedo estar de acuerdo con ningún tipo de guía del cómo escribir en internet y creo que el dinero invertido en esas publicaciones bien podría haber servido para otro tipo de libros. Y en muchas otras cosas. Nadie dice que sean perfectos, porque de hecho parten de la idea anticuada de que los escritores y no los lingüistas son los que deben fijar la lengua estándard, lo cual resulta directamente ridículo.
Pero si se hacen ciertas cosas no es gratuitamente. El problema es creer que la lengua y la ortografía son lo mismo. La segunda es eminentemente conservadora, mientras la primera está en constante cambio. Por lo tanto, cualquier tipo de variación mínima en la ortografía que tanto trabajo ha costado al hablante aprender es normalmente recibida con rechazo. Lo cual no quiere decir que no sea correcto: se trata de algo a lo cual uno tiene que acostumbrarse. De hecho todas las lenguas se han construido así históricamente, como también el español. Que escribamos mitin y no meeting, líder y no leader, estándar y no standard, fútbol y no football no resulta a nadie raro. Pues es exactamente el mismo caso que pirsin y no pearcing, güisqui y no whisky, bum y no boom. Lo que sucede es que, todavía no nos ha entrado por los ojos, que es por donde la ortografía lo hace. Pero el proceso histórico lleva siendo así desde el siglo quince. El problema es que no vemos más allá de nuestra época, y eso es muy peligroso.
Cuando aparecieron los últimos nuevos cambios en la ortografía yo también critiqué algunos, con los que todavía no estoy de acuerdo (por ejemplo, sigo manteniendo que ‘sólo’ y ‘solo’ no son lo mismo), pero este señor lo hace sistemáticamente y con los ojos vendados, joder. Nos guste o no nos guste, la palabra ‘guion’ es un monosílaba, y los monosílabos no se acentúan; igual que ‘truhan’ y algunas otras. Que no nos guste verlo escrito sin acento es una cosa. Que esté bien hecho es otra. Y muy diferente, además.
Por otra parte, este señor no debe darse cuenta de que la lengua española no es solo patrimonio de España. Que la grafía ahora se llame ‘ye’, es tan aceptable como que antes se llamase ‘y griega’. Solo que no estamos muy acostumbrados a mirar más allá de nuestro ombligo.
«Guión» y «truhán» no son monosílabos. Son palabras BISÍLABAS y, por lo tanto, deben acentuarse.
Hace ya mucho tiempo de esto, pero creo que todavía en una gran parte del área hispanohablante «guión» y «truhán» son bisílabos y por eso la RAE nos permite seguir acentuándolos gráficamente para que se lean tal como los escribimos. Lo que no tiene sentido es que pretendan dar preferencia a una grafía que no corresponde con lo que decimos (muchos) y que es totalmente correcto.
Si desea buscar una explicación más larga a esto, busque por favor en los comentarios, que no quiero repetirlo otra vez.
Perdón por algunos fallos que he visto en mi comentario, pero lo he escrito rápido y excitado.
¿Alguien me sabría decir en qué se basó la academia para llamar paellera al recipiente donde se hace la paella?. Lo pregunto en serio, porque no le encuentro ninguna lógica. El plato de arroz que se cocina en una paella toma el nombre del recipiente, que no es más ni menos que sartén en valenciano. Igual pasa con las ollas, los pucheros o los potes. ¿Si digo que voy a hacer pote gallego para comer… se le ocurre a alguien pensar que me voy a poner a fundir el hierro y liarme a golpes?. La paellera es la señora que hace la paella o el fogón especial que se utiliza.
Y qué me dicen de «toballa» o «celebro»? Yo me bajé el día que aceptaron ambas palabras.
Me he quedado sin palabras. Bueno, no. Pero las que me vienen a la mente no son muy educadas. Mejor me callo y me bajo también.
P.D. He ido a buscar si ahora seso o sesso es sinónimo de sexo, pero no, aún no hemos llegado a eso.
¿Toballa y celebro están aceptadas?
Sí. Aunque puntualizan que en desuso. Todo vale. Para unas cosas te dicen que hay que aceptar lo moderno y olvidarse de lo antiguo y para otras todo lo contrario.
Yo a mi bola.
Pues no acabo de ver yo muy claro porqué se encienden ustedes tanto con las deliberaciones de los buenos académicos. Al fin y al cabo son señores muy sabios, pero humanos. Tratan de llevar a cabo una labor muy difícil que es la de dar reglas de escritura homogénea a un idioma muy difuso y escrito y hablado por tanta gente que a la fuerza la tiene que haber de muy distinto pelaje (por cierto que no están solos en su empeño: Academias de la lengua que corresponden con la española hay en todos los países de habla hispana, incluido Estados Unidos). No obligan a nadie, no imponen ninguna ley: dan sugerencias, consejos, pareceres bien informados y directrices para el que las quiera seguir, y paren ustedes de contar. Quien no esté de acuerdo, haga como le dicte su buen parecer. Pero no veo qué tiene de malo quitarle el acento a «sólo» o a «aquél» en los casos, que son la mayoría, en los que el acento no disipa duda ni aclara ambigüedad. Son, a fin de cuentas, acentos diacríticos, que sirven exactamente para distinguir palabras homógrafas donde sea necesario, pero que no responden a las muy perfectas y regulares reglas de acentuación del español, esas reglas tan útiles que nos permiten con muy poco esfuerzo saber siempre con certeza dónde cae el acento; al contrario de todas las otras lenguas que no tienen, como el español y al contrario del francés un acento fijo y en las que a un extranjero le es imposible, leyendo, saber dónde está el acento de una palabra que nunca ha oído pronunciar, por ejemplo el italiano, por no hablar del ingles o del alemán. Pero si alguien escribe esos acentos diacríticos también cuando el contexto los hace innecesarios, nadie le multa ni le castiga. Yo creo que la Academia hace una excelente labor, sujeta a muchas variables, y que recibe muy poco aprecio por ello.
Lo de bien informados es una suposición, aparte de que sus motivos sean del todo loables.
A mí sinceramente aquél, éste o sólo no me causan mucho trastorno porque siempre se dijo que en caso de ambigüedad (se ve que yo no lo veo ambiguo), pero por esa regla de tres… en el 90% de los casos no es necesario poner tildes, porque el contexto permite perfectamente saber cuál es la pronunciación correcta. Dudo sin embargo que nadie proponga semejante cosa y yo por supuesto menos… por mucho que cuando chatee por «guasap» (¿se escribirá así? ah, no, que es nombre propio) pase de acentuar gráficamente por prisa.
Me iba a abstener, pero siendo nativo del ruso y habiendo La Morfología del Cuento Popular (que no es popular sino de Hadas en el original, pero eso ya es otro tema) con sus términos y apellidos perfectamente transliterados al francés y copiados tal cual al castellano y al inglés, me niego al conservadurismo de la T inicial de «Tchaikovsky», al igual que no entiendo por qué «Tchaikovsky» con Y, pero «Dostoievski» con I. En ruso (y es que vienen de allí, del ruso) ambos apellidos tienen el mismo sufijo y la misma terminación de masculino pronunciada /ij/ según el AFI.
¿Qué decir del «fie» ? Poca cosa… No puedo estar más de acuerdo con la nueva grafía, no veo para qué utilizar la tilde en un diptongo que se lee de por sí como diptongo, la tilde, en todo caso, para el imperativo (Ud.).
«Truhan» ya es diptongo sin tilde, y Ballet es al Balé lo mismo que el Whisky al Güisqui, sólo que el autor en el caso de la bebida prefiere la opción «original» y en caso del espectáculo, la adaptada.
Lo veo un tanto incoherente. Pero si Pérez-Reverte es su ídolo de la RAE, sorpresas las justas.
guion1 o guión. ‘Escrito que sirve de guía’ y ‘signo ortográfico’. La doble grafía, con o sin tilde, responde a las dos formas posibles de articular esta palabra: con diptongo (guion [gión]), caso en que es monosílaba y debe escribirse sin tilde; o con hiato (guión [gi – ón]), caso en que es bisílaba y se tilda por ser aguda acabada en -n. La articulación con diptongo es la normal en amplias zonas de Hispanoamérica, especialmente en México y en el área centroamericana; por el contrario, en otros países americanos, como la Argentina, el Ecuador, Colombia y Venezuela, al igual que en España, esta palabra se articula con hiato y resulta, pues, bisílaba. Debido a esta doble articulación, y con el objetivo de preservar la unidad ortográfica, en la última edición de la Ortografía académica (1999) se establece que toda combinación de vocal cerrada átona y abierta tónica se considere diptongo a efectos de acentuación gráfica. Por ello, en guion y otras palabras en la misma situación, como ion, muon, pion, prion, Ruan, Sion y truhan, se da preferencia a la grafía sin tilde, aunque se permite que aquellos hablantes que pronuncien estas voces en dos sílabas puedan seguir tildándolas
Maravilloso. Maravilloso que a la gente aún le preocupe el lenguaje, la palabra, el cómo se usa el idioma. Eso significa que este país no es el páramo intelectual que uno se espera de un lugar donde la política es tan infame que provoca seis millones de parados. En realidad, pienso, lo de menos siempre es el continente, si el contenido es bueno, y en este caso lo es. Discutiendo sobre la forma correcta de escribir estaríamos años, pero afortunadamente están esos señores de la academia para ocuparse de ello. Lo importante, creo, es simplemente que nos entendamos.
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En lo referente a la discusión sobre la trasliteración de los nombres rusos al español: de nuevo la ignorancia española que prefiere opinar a callarse cuando no tiene ni idea. Harold Sukman, especialista en historia rusa y profesor de la universidad de Oxford dice en su traducción de la biografía clásica sobre Stalin que «es virtualmente imposible transliterar todos los nombres rusos de manera consistente, excepto mediante una variedad de anotaciones especializadas que necesitarían su propio glosario» (Stalin. Triumph and Tragedy, London 1991). Esto es, no hay modo de discutir qué transliteración es mejor o cuál se ajusta más a la pronunciación rusa, porque cualquier transliteración es deficiente.
Madre mía, qué artículo más grande. Enhorabuena.
Ya no hay ninguna duda, la RAE es el nuevo Mourinho.
¡BRAVO!
Que los demostrativos (este, ese…) y el adverbio «solo» puedan escribirse sin tilde no es una ruptura, sino la simplificación de la norma general: las palabras llanas acabadas en vocal NO se acentúan nunca.
La tilde diacrítica se estableció como solución para casos de ambigüedad que pueden generar problemas de comunicación. Y creo que, después de años convertida en la pesadilla de quinto de primaria, se llegó a la conclusión de que no valía la pena invertir tanto esfuerzo en algo que luego no se utiliza jamás, porque las posibles ambigüedades en estos casos son rarísimas y se solucionan con el contexto.
A mí me parece bien que la Academia trabaje en hacer la gramática más fácil a la gente. Es lengua, no erudición.
Pues a mí el ver el adverbio «sólo» sin su tilde correspondiente me chirría. Eso de «simplificar» es una tontería. ¿Es que se le hernia a uno la mano por poner ese acentito o qué? ¡Por favor!
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¡Magnifico!
Hace unos días estuve viendo cuál sería el mejor itinerario para ir de Aidaju a Uaiomin y me armé un lío monumental. Luego pregunté cómo ir a Leguá Meg-lán y nadie supo darme razón.
Y es que esto no lo entiende ni el Jristos que lo fundó. Y si un señor que se llama Francisco puede llamarse también Paco, Pachi, Fran, Cisco y Curro y no digamos Santiago, Yago, Diego, Jacob y Jacobo ¿por qué demonios no puede tener la «Y» los dos nombres?
A veces, el problema es la incoherencia ¿porqué se admite «cocodrilo» (de «crocodilus») y no se admite «cocreta» (de «croquette»). O por qué no se admite «mondarina» (de «mandarina») y sí se admite «trasportín» (de «strapontino», que no tiene nada que ver con el transporte).
Por cierto ¿os gustan las comillas bajas que he utilizado? Pues ahora son las que se deben usar, según la RAE.
Como no puedo parar, Por qué no se puede conjugar el verbo «andar» como el verbo «mandar». A la mayor parte de la gente que conozco se le escapa a veces «andé» y luego se corrige para decir «anduve».
Final y ya no digo más. A veces son las propias definiciones las que son incorrectas. Ejemplo:
orogenia
Del gr. ὄρος óros ‘montaña’ y -genia.
1. f. Geol. Parte de la geología que estudia la formación de las montañas.
Soy geólogo y no conozco a ningún geólogo que utilice dicha palabra con el significado mentado. Para los geólogos la orogenia es el proceso mismo (o el conjunto de procesos) de formación de las montañas. Si alguien escribe un libro de geología, al capítulo que trate de la formación de las montañas lo titulará «Orogenia» pero considerará que «es la parte del libro (no de la geología) en que se estudia la formación de las montañas» como significado derivado, no como significado principal y único.
Pues yo creo que los defensores cuasi acérrimos de las ocurrencias (sí, ocurrencias y arbitrariedades) de la RAE no quieren ver la realidad. Muchos de los que han escrito aquí son además profesores y profesoras de Lengua o filólogos y filólogas. Lo digo con todo el respeto, por cuanto la Filología me parece una disciplina no sólo (yo soy de los de escribir sólo cuando equivale a solamente, soy así de carca) muy interesante sino tb muy necesaria. Respeto casi todas las carreras universitarias.
Habrá que ser muy modeeeennnos y añadir sistemáticamente el femenino aunque en español el masculino plural ya incluye el femenino. La RAE, justo es reconocerlo, en esto aún no ha perdido el Norte y rechaza esta concesión al feminismo extremista imperante.
No querer ver que estas infundadas simplificaciones de la RAE, lejos de obedecer a una razonable necesidad de aclarar conceptos, no son sino una vergonzosa abdicación de su función de velar por la corrección ortográfica es estar muy ciegos. Lo que hace la RAE es aceptar que cada uno hable y escriba como le pete, destrozando el lenguaje.
Claro que una de las reglas de evolución de las lenguas es la del mínimo esfuerzo, que tiende a simplificar de manera natural. Pero de ahí a aceptar cualquier aberración ortográfica porque como cada vez hay más catetos (y catetas) y cenutrios vagos que no quieren molestarse lo más mínimo en aprender siquiera mínimamente las reglas ortográficas que hemos utilizado desde hace generaciones, media un ABISMO.
Estamos en un país en el que la mediocridad y la falta de excelencia campan a sus anchas, muchos jóvenes y no tan jóvenes no quieren esforzarse ni mejorar, todo se degrada, y en este desalentador contexto la RAE simultáneamente pone su granito de arena, en plan progre y buen rollito, todo eso sí con artificiosos y alambicados argumentos tipo «necesaria unificación etc etczzzzzzz» para justificarse.
A este paso hakavaremos heskrivihendo hasi i la RAE lo vendezirá, y esto no es evolución. Es aberración. Es probable que los intelectuales filólogos o profesores (ya no añado el femenino, la cuota de gilipollez en ese sentido toca ya a su fin) digan que estoy frivolizando y que no se va a llegar a semejante monstruosidad.
Pero yo no lo veo tan claro. Es más, veo muy plausible que esos casi incondicionales Raeros lleguen a legitimar catástrofes lingüísticas de ese tipo, tan benevolentes que parecen con su querida institución. Que «no se reúnen porque sí para hacer cosas sólo por hacerse notar». Risas de fondo. Pues menos mal que no desean ser protagonistas, porque de lo contrario… tela.
Por cierto, también están los críticos de este excelente artículo a favor de escribir dé, primera persona del presente de subjuntivo del verbo dar, como de? Sin tilde por aquello de que «los monosílabos no llevan tilde»? Escribimos dé de dar como la preposición de. Ok. Fijémonos, de hecho, en que decir «dé de dar» EVITA TODA CONFUSIÓN ENTRE UNA FORMA VERBAL Y UNA PREPOSICIÓN. Dirán los de «las palabras monosílabas no llevan tilde» que, aunque escribamos de de dar no hay posibilidad de confusión porque se aprecia que no son dos preposiciones de seguidas. Pero a mí por lo menos me chirría, y creo que debe ponerse tilde a dé siempre.
También permite, y no sé si hasta recomienda la autodesprestigiada RAE, que pongamos mi sin tilde. Y miren, sé de ser y saber es otra monosílaba con tilde. Supongo que podemos prescindir de la tilde y escribir se, como cuando dices no se nota o no se ve.
De dónde coño han sacado eso de que las palabras monosílabas van siempre sin tilde?
La RAE, con tanta arbitrariedad, es una institución totalmente prescindible ya. Comprendo que los docentes y docentas de Lengua y Filología Hispánica tengan esa inercia de defenderla, pero lo dicho. Si siguen siendo tan acríticos y permisivos con las frivolidades gratuitas de la RAE, terminaremos Hescriviendo mui mal, nada vien, i hakavaremos kon todas las rejlas hortojráfikas aziendo ke nuhestro marabiyoso hidioma se kombierta hen hun mejunje hilejivle ke dañe la bista mui serihamente