Con la humildad que caracteriza su verbo, el sindicato UGT “reclama” que solo puedan ejercer como periodistas los que cursen previamente la licenciatura en Periodismo y que se dificulte el acceso a la profesión a los licenciados en otras ramas del conocimiento. La medida parte de la Agrupación de Periodistas del sindicato, que asegura que así, abro comillas, “acabaríamos con el intrusismo que supone un 35% de las personas que desempeñan la profesión periodística no son periodistas y paliaríamos en parte el grave desempleo que afecta a nuestra profesión”. Estarán al corriente, imagino, porque fue uno de los temas de ayer en las redes sociales. Pueden leer el comunicado completo en su web o en PDF.
Les desgrano lo mejor, no obstante, porque es fantástico y me da cosa que se lo pierdan. Se preguntan los periodistas de la UGT, para empezar, que “¿para qué sirve la carrera de periodismo si cualquiera que haya hecho otros estudios universitarios solamente haciendo un máster pueda ejercer de periodista?”, respondiéndose a sí mismos sobre esta misma utilidad al mezclar con alegría indicativo y subjuntivo. Acto seguido se preguntan: “¿Es qué un licenciado en periodismo puede ejercer de abogado o de químico, por poner dos ejemplos, con sólo realizar un máster en Derecho o Química?”, invitando ahora a calcular cuántos licenciados en Derecho y Química podrían escribir esta misma oración sin ponerle esa garrafal tilde al “que”, que no le corresponde.
Además, UGT “considera imprescindibles e irreversibles los estudios universitarios en periodismo para ser periodistas”, confiriendo así un significado inaudito a la palabra “irreversibles”, y propone que a partir de 2013 “sólo se contraten a licenciados en periodismo” con el “contraten” escrito así, en plural, porque se conoce que la oración tiene sujeto pese a que es impersonal. En el ámbito retórico y de hacer el ridículo, para hacernos una idea, es algo parecido a que yo me preguntase en este punto si no ay en la agrupación de peridistas de UGT, hintegrada por licenciados en periodismo, aljien que podrá de escribir sin faltas de hortografia, aunque no lo haré. Y no será por ganas, miren, porque no descarto que en este caso particular estemos hablando de genios de la metarretórica que lo que quieren en realidad es desafiar nuestro intelecto. Hay que serlo para sacar una reivindicación que equipara la licenciatura en Periodismo con las de Derecho y Química y escribir, no obstante, “Derecho” y “Química” con mayúscula y “periodismo” con minúscula.
Es la anécdota, por supuesto, y la bobada. El defecto de forma. La paradoja de que un comunicado escrito y consensuado por periodistas en el que reivindican la profesión ante lo que consideran intrusismo se publicase, vaya por Dios, preñado de faltas ortográficas, sintácticas y de estilo. O me lo parece a mí, vamos, que me sabría mal criticarles los errores y cometer luego uno peor, que es quedarse con el detalle de las cosas en lugar de con su mondongo. Y el mondongo aquí, si lo he entendido bien, es que los problemas que tiene el periodismo, o una proporción gorda de los mismos, somos los que ejercemos viniendo de otra carrera. Comunicación, en mi caso, y por poner el ejemplo. Audiovisual, preciso. Lo digo por ir con la verdad por delante, no sea que nadie se llame a engaño. Lo pone en la bio de este blog, debajo del pajarito.
Y esto, por supuesto, es más viejo que la tos. Hace unos meses, verbigracia, cuando salió el Huffington Post español, el problema fueron los blogueros. Los del medio, sobre todo, pero también cualquiera que escriba por amor al arte, que por lo visto es algo abyecto e insolidario. Con frecuencia medios como Intereconomía han puesto sus malas cifras en continuidad con enigmáticas campañas del Gobierno en su contra y otros, como CNN+, se han permitido señalar a la hora de valorar su propia clausura que es que la sociedad en la que vivimos “hipertrofia el individualismo”, o no sé qué. Incluso cuando se anunció que Público iba a cerrar se pudieron leer en sus filas opiniones contra una campaña de apoyo consistente en adquirir un ejemplar el día siguiente, aduciendo que lo que tenían que haber hecho sus simpatizantes, tan solidarios que eran, era comprar el periódico antes y no después. Los blogs y los amateurs, quiero decir, el Gobierno, la sociedad y hasta los propios lectores. Y ahora, los intrusos en el oficio, hábilmente señalados por el dedo sindicalista, que como todo el mundo sabe, está en racha. Cada día se compran menos periódicos y se ve menos el telediario pero la culpa, qué cosas, es siempre del chachachá. Nunca de los propios periodistas.
Desconozco el porqué de esta ceguera, pero me animo a insinuar que será por supervillanos, querida amiga, cuando uno lucha por la Justicia, el Bien y la Verdad. Es el glorioso objetivo de la profesión, según sus entusiastas, que por cierto son una gran proporción de quienes la estudian. Defender Esto y Aquello —normalmente cosas que se escriben con mayúscula—, arrojar luz en las sombras y velar, en resumen, porque los malos no nos coman la merienda. No es que la empresa no sea necesaria, claro, e incluso verdadera. Pero entendida con literalidad y demasiado individualmente lleva a un concepto errado de la propia posición en las cosas. A embestir molinos creyendo que son gigantes y a sufrir el síndrome del veterano de Vietnam, al que su país pagó con ingratitud su posición decidida en la guerra del Bien contra el Mal. Y a concluir que, dada su necesaria implicación ética, el paro de un periodista es menos aceptable que el de un charcutero o el de un señor que solo estudió FP.
Es el razonamiento que subyace en los motivos de los periodistas de UGT, a quienes les parece más decente el paro de los periodistas que no hicieron esa carrera que el de los que sí la hicieron. Es injusto, pero lo verdaderamente grave es la equivocación. Equiparan oficios, como el de químico y periodista, no en función de su naturaleza, sino porque los estudios de ambos se llamen “licenciatura”, y comparan uno donde lo fundamental es el compromiso ético y la maña para expresarse con otro en los que hay que conocer datos. Y de esta comparación, además, hacen norma. Anteponen la formalidad a la idoneidad, que en periodismo consiste en poner a informar al que sabe hacerlo, y obvian importantes ramas de la profesión, como la información económica o la divulgación científica, donde lo deseable es que el redactor sea economista o estudiado en ciencias. Y se permiten señalar, para guinda final, y empujar a los demás al vacío semántico, asegurando que los que estudiamos otra cosa sencillamente no somos periodistas, sino “personas que están ejerciendo el periodismo”. Preguntando por lo suyo, lógicamente, elevando su título a condición de oposición y reservando el paro a los demás sin importar que sean buenos, malos o regulares por la razón, solidaria hasta la lágrima, de que no son de los nuestros. Con humildad, como decía al principio, entrega y sobre todo, solidaridad. Y además, con faltas de ortografía.
Podrías empezar por aplicarte la corrección sintáctica a ti mismo. En tu propia web…
No estoy de acuerdo con las palabras de UGT, pero sí con que haya una regulación de la profesión. Soy periodista científico, con licencitatura en periodismo (entre otras dos carreras, que sirven para lo que sirven, que es para formarse no para aprender un oficio como el de periodista). Ninguna de ellas está relacionada con la ciencia (entendiendo como tales las duras, no las sociales o las humanidades, que también lo son). La ciencia es mi gran pasión y por eso me dedico a ello. No me parece acertado que se diga que para ser de la sección de economía o de la de ciencia sea desable tal cosa como ser científico o economista, tampoco se necesita para el periodismo musical o el político conocimientos de armonía ni de relaciones internacionales. Y hoy trabajas tratando un tema y mañana deberás escribir o hablar de otro, eso es el periodismo. No somos expertos, son otros los protagonias y lo que aportan dicho conocimiento, solo debemos preguntar y comunicar de forma acertada y rigurosa lo que otros nos cuentan. Eso se aprende trabajando, como un oficio más. El intrusismo no viene de la gente formada (en la carrera que sea), viene de los empresarios que nada tienen que ver con los medios, de colaboradores y tertulianos sin carrera conocida, de las estrellas con contratos astronómicos flor de un día pero que se reproducen como moscas, y sobre todo, de la precariedad de los compañeros de redacción, que ven, en esta profesión, una forma de trabajar llena de penurias e inestabilidad, a cambio de sueldos por debajo de su caulificaicón. Este es lo que habría que cambiar y regular.
Según esta argumentación, el que informa de fútbol debe ser futbolista, el que hace crónica taurina debe ser torero y el corresponsal de guerra debe ser coronel. Un artículo sin pies ni cabeza que se puede tirar a la basura con mucho cuidado.
Vaya manera burda de pervertir la argumentación. Lo que dice el texto es que lo idóneo en periodismo consiste en poner a informar al que sabe hacerlo, y en importantes ramas de la profesión, como la información económica o la divulgación científica, lo deseable es que el redactor sea economista o estudiado en ciencias.
No habla ni de fútbol ni de toros, sino específicamente de ciencia y economía. Y antes ha dicho que debe informar el que sabe hacerlo.
Pues eso, precisamente, es una de las cosas que más sentido tiene, como mínimo en lo que a la economía o a la ciencia se refiere. Después pasa lo que pasa, que estás viendo un debate en televisión o a escuchando la radio, y encuentras al periodista de turno (ese que se ha leído un tema de economía en un libro), opinando cual experto y metiendo la pata hasta la ingle :) Y si nos salimos de la profesión de periodista, vemos que esto se puede extrapolar a otras ámbitos. Gente que ocupa cargos que no le corresponden y se sienta en sillas sin saber de la materia con la que juega. ¿El ejemplo? véase sociólogos dirigiendo ministerios de sanidad (porque no quiero señalar). Así nos va, amigos.
Cada día se compran menos periódicos, menos discos y se va menos al cine. Y la culpa siempre es del chachachá. Deberíamos arder en el infierno por ingratos.
Pero ellos mismos se retratan en su comunicado, en el que seguro han encontrado razón de ser miles de licenciados que, oh sorpresa, no acaban de conseguir ese ansiado puesto de becario en el Marca o el As al que aspiraban desde el instituto para ejercer ‘periodismo’.
País…
Totalmente de acuerdo, cuando alguien achaca un mal como el paro al intrusismo hay que pensar: ¿Porqué hay intrusos trabajando en lugar de licenciados?, quizá porque los licenciados vienen con una formación deficiente, no adecuada al trabajo que hay que desempeñar.
El mínimo exigible a un periodista es que no cometa errores de sintaxis y ortográficos, y sólo hay que leer los rótulos de cualquier TV o titulares mal puntuados en prensa escrita para ver que no es así. Y ya si vamos para nota que se documenten antes de hablar, aún recuerdo un pie de página que hablaba de «restos visigodos del siglo V a.C», lo excepcional es que esos restos no estaban en una isla sueca sino en Valladolid al ladito del Duero…
Pena, mucha pena
Lo que esta gente busca es regulación del mercado laboral que correspondería a una carrera universitaria en la que han invertido tiempo, esfuerzo y dinero (sea mas o menos), son un colectivo profesional y como tal su tarea es ejercer presión para conseguir mejorar su situación y a mí, desde luego, me parece perfectamente comprensible.
No entiendo el revuelo, si no hay una regulación la titulación universitaria es papel mojado en el mercado laboral, y ellos quieren cambiar eso, no entiendo la gravedad del asunto.
Me dan un montón de pena los periodistas que no encontraron trabajo «de lo suyo» y ahora están en otros campos. Los tendrán que echar. El licenciado en periodismo metido a consultor de proyectos de investigación tendrá que dejarlo, la licenciada en periodismo que encontró la llamada vocacional vendiendo artesanía en Etsy debe dejar su intrusismo laboral, haber hecho una FP, ¡hombre ya! Y que Amancio Ortega coja la bici y vuelva a repartir batas, si no, que hubiese estudiado empresariales.
Qué fácil es mezclar churras con merinas, aptitudes y experiencia con conocimientos. Maldigo la titulitis de este país.
P.D.- Ninguna de las carreras debería ir mayúscula. Pero eso es lo de menos…
Beluka:
Los nombres de las carreras sí tienen que ir en mayúscula. En la página 493 de la nueva Ortografía de la lengua española (2010), en el epígrafe 4.2.4.8.3.1, se especifica que las designaciones de estudios o materias regladas se escriben con mayúscula.
Por lo demás, estoy completamente de acuerdo con tu comentario.
Por supuesto que se puede encontrar a un no licenciado en Químicas trabajando de químico, como sucede con todos los trabajos en los que no se exigen título, colegiación o cosas equivalentes.
Esto incluye, por ejemplo, al 99% de ingenieros de todo tipo en cuyo trabajo no tienen que firmar proyectos.
Basta con mirar en cualquier consultora informática las procedencias de los curritos y becarios para descubrir que al noble arte de la programación se dedican con mayor o menor fortuna ingenieros de montes, farmaceúticos, economistas… ¡incluso abogados y filólogos!
Ejem. Debería haber sido: «…en los que no se exige título, colegiación…»
Los colegios profesionales son un atraso y un lastre para España. El programado más increíble que he conocido es un FP que ni tan solo es de informática. ¿y? ¿le matamos?.
La mención a los charcuteros del final me ha recordado a este sketch de Faemino y Cansado, minuto 3:20… http://www.youtube.com/watch?v=jZC9wh81DLY
Me parece aberrante que un licenciado en Comunicación Audiovisual defienda y aplauda el intrusismo.
Tal vez el problema sea la existencia de la carrera de periodismo que es una falacia de cabo a rabo. Hay muchos países sin carrera de periodismo que curiosamente tienen periódicos. Bob Woodward no tiene carrera de periodismo ¿y?.
Hola,
Yo soy estudiante de periodismo deportivo en la UIC, en Barcelona. Cuando he leído por primera vez esta noticia, me ha parecido bastante acertada, porque para algo pasamos mucha gente los años formándonos para una profesión. A mí no me gustaría que alguien que no tiene conocimientos de periodismo estuviera trabajando en mi lugar. Pero, al mismo tiempo, estoy de acuerdo con el comentario del «periodista científico», creo que tiene razón…
Marcos
Creo que es «hábilmente señalados por el dedo sindicalista que, como todo el mundo sabe, está en racha» (la coma detrás de ‘que’, no delante). También conviene plantearse si un dedo puede estar en racha.
Lo digo por fastidiar.
La carrera de Periodismo tiene sentido, vaya si tiene sentido, pero no como está planteada. No creo que se necesite esa carrera para ser un buen periodista. Donde hay calidad, lo de menos es el título. El problema es que es una de las profesiones que más intrusismo sufre y la mayoría sin ninguna calidad. No me importa lo del intrusismo cuando funciona en todas las direcciones, pero no entiendo por qué una persona que haya estudiado Psicología puede ser periodista haciendo dos años de carrera o un máster y un periodista no pueda ser psicólogo haciendo lo mismo. En España es una carrera jodidamente infravalorada. Yo no recomiendo a nadie que la estudie. Si quieren que se les tenga en cuenta que se vayan a Columbia. En los países anglosajones está mucho mejor considerada y la calidad de sus mejores diarios está a años luz. Aquí se llama periodismo a transcribir las declaraciones de los políticos o futbolistas o a escribir bonitos artículos de opinión. Ninguna de las dos cosas lo son. No se puede considerar intrusos a quienes se han formado en las redacciones, en las emisoras o en los canales, a quienes han aprendido el oficio desde dentro, pero hay cantidad de personas en España ejerciendo de «periodistas» que no tienen un ápice de periodistas. En ese caso, ¿qué es lo que aportan y por qué están ahí? Me parece que en España hay un culto absurdo a los títulos universitarios. Las profesiones y los oficios se aprenden trabajando, pero a veces tengo la sensación de que el Periodismo es la carrera de los «tontos del bote» porque a cualquiera que escriba/hable medianamente bien y trabaje en un medio se le llama periodista y a mí no me considerarían abogada aunque trabajara en un bufet y tuviera la misma idea o más que los que hubieran hecho la carrera. Debería haber menos encorsetamiento y la misma vara de medir.
La carrera está mal planteada eso está más que claro, de nada sirven las miles de horas de teoría. Debería ser muchísimo más práctica. El periodismo es más un oficio que una profesión, y eso no se puede cambiar.
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Penúltimo párrafo: «y velar, en resumen, porque los malos»… Es por que. Un error, en general, como todo el artículo: a la altura del comunicado de UGT al que contesta.
Copia de unas líneas suyas….» En el ámbito retórico y de hacer el ridículo, para hacernos una idea, es algo parecido a que yo me preguntase en este punto si no ay en la agrupación de peridistas de UGT, hintegrada por licenciados en periodismo, algien que podrá de escribir sin faltas de ortografia, aunque no lo haré.»…Es traición del corrector, seguramente
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