Viene Woody Allen (Nueva York, 1935) insistiendo pertinaz en la postal europea desde hace algún tiempo y tan pronto hace flaquear nuestro amor por él como logra un amago de sobresaliente que nos reconcilia. No parece casualidad que dos de sus mejores películas recientes, Scoop (2006) y esta A Roma con amor (2012), cuenten con la presencia actoral de un Allen que nada más asomar la nariz hace cosquillas al espectador afín, tan dispuesto a reír con él; es lo que tiene escribir tus propios diálogos y ser un icono inconfundible. Tampoco parece casualidad que vuelva a brillar cuando, tal y como hizo el año pasado con Midnight in Paris (2011), hace del truco uno de sus mayores argumentos. No veremos la magia total de Owen Wilson lanzado a través de las eras como tragado por la madriguera de conejo, o de ese Jeff Daniels vestido de explorador atravesando la pantalla de cine, pero sí estará otra vez ese asombro al ver a Humphrey Bogart aparecido como consejero sentimental, y etcétera. En Roma parece suceder de todo, y no extraña. También en el cine de Woody Allen.
Pero incluso la versión más disparatada del director neoyorkino decepcionará a quien espere encontrar algo distinto a lo pactado. Tacharemos con placer ritual cada una de las cosas que se esperan de Allen y su película anual. Está el amor con sus erupciones más incontrolables y la pareja y sus confusos recovecos. Está la muerte como presencia inevitable, como ese cielo a punto de desplomarse sobre la cabeza de los galos. Está esa tensión espiritual de clase burguesa que da para disertar sobre el comunismo, el judaísmo o la fama. Y está el enredo, por supuesto, mecanismo natural de la comedia de situación, como tampoco falta el agradable chispeo de la frase, el golpe, la línea ingeniosa de guión que aliña la escena y la secuencia. Está Woody Allen con su habitual destreza para esbozar personajes y hacerlos colisionar pero también está todo el descuido y la chapuza de sus últimos trabajos, la esclavitud de la maravillosa idea de hacer religiosamente una película por curso. Se disfrutará de A Roma con amor en gran parte porque la musiquilla nos suena, y mucho, porque el cine de Allen camina con piloto automático y sus espectadores también, lo cual si gusta no parece un gran problema. Para su película romana se muestra en forma y con pleno dominio de sus lugares comunes, que en este caso quedan abrillantados con algunos trucos y bastante peregrina imaginación. No es cosa de desvelarlos, claro, pero Allen se abona a cierta magia y a una desacomplejada causalidad —a veces pereza y a veces pericia— que consigue resultados bastante disfrutables.
Con ello mata dos pájaros de un tiro: disimula sus carencias y nos engatusa con lo extraordinario. Sin que ocurra nada del otro mundo, la Roma más aparente nos conduce ida y vuelta por caminos ligeros, sensuales y disparatados. Nos sentimos como siempre que visionamos al bautizado Woody Allen ‘menor’: no es una experiencia relevante, pero no querríamos estar viendo otra cosa.
La película no es una excepción en esto. En el fondo lo mejor del director neoyorkino siempre ha sido su falta de pretensiones, por muy sesudas que pudieran resultar algunas de sus películas. En una reciente entrevista reconocía al vuelo que sus largometrajes europeos no trascienden la categoría de mera postal de turista. Lo sorprendente no es esto sino la exigencia de cierto espectador de que realice fidelísimas fotografías sobre la ciudad de turno, cuando lo único que ha hecho siempre son películas sin más. “De hecho, es lo que hice hace años con Manhattan (1979) en Nueva York, y todo el mundo en la ciudad dijo ‘eso no es Nueva York, es una Nueva York romántica, no la verdadera Nueva York’. Estoy de acuerdo”. Las muchas historias cruzadas, la habitual comedia coral de hombres y mujeres, nos muestran una versión arbitraria no tanto sobre una ciudad concreta sino sobre las recurrentes obsesiones de un director que se repite a sí mismo en distintos escenarios y con resultados desiguales. A Roma con amor es un feliz enredo que no se aleja un milímetro de la propuesta unívoca de su director, que ya dura varias décadas, y que suma además una placentera dosis de delirio que mejora el conjunto. Todo el desafecto que genere a su alrededor será, en efecto, fruto exclusivo de quienes todavía no han entendido qué están comprando, como si a estas alturas Allen pretendiera algo distinto a hacer una película decente cada año y seguir trabajando hasta que la muerte venga a buscarle y lo suba en ese barco fantasma donde ya no se puede fumar. Aunque a veces den ganas de meterlo en la cueva de Malick para que escriba sin prisa algo bueno de verdad.
Título original: To Rome with love
Coproducción EEUU – España – Italia
Duración: 102 min
Director: Woody Allen
Intérpretes: Woody Allen, Alec Baldwin, Roberto Benigni, Penélope Cruz, Judy Davis, Jesse Eisenberg, Ellen Page
Estreno: 21 de septiembre de 2012
A MÍ me parece infinitamente mejor Match Point que Scoop. No he visto aún Midnight in Paris pero estoy seguro de que es la película más profunda e interesante (sin dejar de ser divertida)detodas las que ha hecho en Europa. Aunque si habéis acertado en soslayar ese petardazo que era Vicky Cristina Barcelona que,al margen de los insufribles Pe-rdem(os) los nervios,era una mierda insufrible.Lo que me lleva a pensar,¿de verdad ve Woody Allen a este país de una forma tan patética y lamentable como se muestra el dúo protagonista?
Match point mucho mejor que Scoop y no digamos que Vicky Barcelona. Esta de Roma floja, no estoy muy acuerdo con la crítica, y la de París merece mucho la pena.
Match Point, Vicky Cristina Barcelona, Encontrarás al hombre de tu sueños y El sueño de Cassandra, a mi modo de ver, son hasta ahora lo mejot de la etapa europea. Midnight in Paris, es un divague sin mucho contenido, y Roma con amor, es una mala postal turística, a pesar de la espléndida Penélope, y la aparición del entrañable y querido Woody.
Totalmente de acuerdo con fueradejuego y Curro. Las buenas son las otras: Match Point y Midnight in Paris. Pero es que el mismo Woody Allen afirma que Scoop no le gustó nada y que Match Point es una película que le salió perfecta, justo como quería.
De las que he visto de Woody Allen: ‘Midnight in Paris’ > ‘Match Point’ > ‘Scoop’. Hablo de las europeas, claro. No he visto todavía ‘A Roma con amor’ y tampoco ‘Vicky Cristina Barcelona’.
Pues tienes que verlas, desplazaría a tu 2º y 3º que para mi gusto, son las más flojas, sobre todo Scoop. Midnight in Paris, A Roma con amor, Vicky Cristina Barcelona y El sueño de Cassandra es para mi lo mejor europeo.
Menospreciar «Match Point» ya es grave, pero decir que por encima de ella está «Vicky Cristina Barcelona» te retrata…
¿¿Lo que escribe Malick es bueno de verdad?? Por favor…
La última película de Woody Allen es la mejor representación de su clara decadencia. Sigue existiendo el genio, pero ya no da para hacer una película al año.
Todo en ella es rancio. Ni siquiera enamora el uso del delirio y del realismo mágico.
Para una opinión más extendida de la película podéis visitar nuestra crítica en http://elblogdelavozenoff.blogspot.com.es/2012/10/a-roma-con-amor.html
Sin duda las mejores europeas son Match Point y Midnight in París
Bien, pues me uno a lo de que las buenas europeas son Match Point y Midnight in Paris (Scoop no la he visto aun). Pero si Vicky-Cristina era mala, esta de Roma es aun peor.
La ves porque a los que nos gusta Allen nos tragamos cualquier cosa que haga pero en mi opinión es lo peor que ha rodado ultimamente.
Las pelis londinenses (no olvidemos la cáustica y vitriólica Conocerás al hombre de tus sueños) están bien, pero sin duda Match Point es la mejor con diferencia, y la única que se alza hacia el olimpo de las pelis grandes, relevantes de verdad. Midnight in Paris és una maravilla, una peliculita realizada con amor y buen hacer, cosa que comparte con Todos dicen I love you, la otra peli parisina de Alen… pero Midnight tiene una gran magia que la hace ascender, una vez más, a la categoria de gran peli. En ella solo sobra la irritante Rachel McAdams.
A Roma con amor es una película menor por vocación propia; aspira a mucho menos que Midnight o Match, la ambición del argumento es mucho menor. A partir de eso, como comedia de enredo funciona como un reloj. Ya les gustaría a muchos otros que hacen comedia romántica que les saliera algo la mitad de bueno. No quiero spoilear, pero aún me desorino de risa cuando recuerdo la historia del cantante.
Dicho eso… en serio Barcelona no le dio para nada más que el horror de Vicky Cristina? Tan horribles somos los catalanes? ….
Tiene momentos muy logrados e ideas geniales que consiguen crear gags realmente graciosos. A mí me vale. Ni es su mejor obra ni pretende serlo.
Os dejo mi comentario sobre la película. http://thetruthfinder.wordpress.com/2012/09/19/roma-final-del-triptico/
La película tiene grandes detalles, pero flojea más de la mitad del tiempo. Penélope hace un papel pésimo y a Jesse Eisenberg se le ve estúpido totalmente. Alec Baldwin (que tiene mucha clase pero no es Humphrey Bogart) es para mí lo mejor de la película, que no se acerca ni de lejos a Midnight in Paris.
En 2012, 45 años y 45 películas después de su debut, seguimos haciendo girar la crítica de una película de Allen alrededor de su falta de originalidad.
La falta de originalidad está también en los que redactan las críticas
Rindiendo homenaje a JotDown, he aquí dos artículos sobre Woody Allen: el primero, igualmente, analiza A Roma con Amor (http://compostimes.com/2012/10/a-roma-con-amor-%EF%BB%BFbillete-en-primera-por-favor/), y el segundo es un análisis pormenorizado de su dilatada carrera (http://compostimes.com/2012/11/woody-allen-retrato-del-artista-hipocondriaco/).
Esta película no hace gracia por ningún lado, me quedé dormida y todo por la mitad, desperté y pude ver el final, ni falta hizo ver el resto (rebobinar).
Ni siquiera lo mal que le quedaba el vestido a Penélope Cruz hacía puñetera gracia.