Hydria se llama como se llama por el más peregrino de los motivos: era el nombre de la tienda de cerámica que había ocupado el primer local en el que se establecieron, y se quedaron con el rótulo; “sonaba además muy bien; años más tarde, cuando estuve en Túnez, es cuando vería qué era exactamente Hydria”. Estamos con Juan José —Sesé— y Rafa, que lleva con ellos ya unos cuatro años, encantado de la vida, por los libros, muy contento de poder dedicarse a esto, “una persona superdinámica, que no para, te habrás dado cuenta”, en la Plaza de la Fuente de Salamanca. Al lado está Carletes, la librería infantil, la niña bonita de la casa. Jesús Andrés, Suso, hermano y socio de Sesé, hoy anda de viaje. “¿Por qué se nos ocurrió una librería y no otra cosa? Pues ni idea, se nos podía haber ocurrido montar qué sé yo en lugar de esto; fue una librería, ya ves”
Abrieron con 250.000 pesetas, “no se me olvida”, año 1980. “Tuvimos mucha ayuda de la gente, hay que decirlo. Me acuerdo, por ejemplo, de Andrés García, un proveedor de aquí de la ciudad, iba con el carrito vendiendo. Es que estamos hablando de hace 32 años, pero parece… Lo que ha llovido desde entonces“. Ese primer establecimiento de Suso y Sesé y los libros fue también durante aquellos primeros inicios su vivienda, “vivíamos un montón de gente, era una pequeña comuna”. Cuando se trasladaron al sitio donde están ahora, ya con un sótano, la percepción era la de haber prosperado de verdad: “aquello ya era un lujo, imagínate, ya no teníamos que recoger las camas por la mañana antes de abrir”
Rafa llegaría mucho después; “es un lector empedernido, no te haces una idea”. Se nota lo que le gusta lo que hace, y contagia: “estuve trabajando en Madrid también en Librerías, y en la primera Shogun«. Cuando volvió de su periplo por la capital de España se dio la feliz circunstancia de que en Hydria estuvieran buscando a alguien que les echara una mano. Le encanta leer, hablar de libros, trasegar con ellos, compartir. “Mira, hay un libro que he leído este verano y que estoy recomendando mucho, es de Erri de Luca, se llama Los peces no cierran los ojos, un libro precioso, italiano, que tiene un regusto a lo Cinema Paradiso, un libro pequeño; muy tierno, sin ser nada cursi” (Gracias, qué buen rato leyendo: «Si tú vieras lo que veo yo no podrías cerrarlos»). “Otro que suelo recomendar, ya con un registro totalmente diferente es Irse a Madrid, de Manuel Jabois, editorial Pepitas de Calabaza, con un humor ácido… es muy divertido; creo que con la crisis ahora la gente busca un poco eso, divertirse, algo de evasión con la lectura. Tal vez de ahí el éxito de El abuelo que saltó por la ventana…”
“Nosotros tenemos mucha suerte porque la clientela fija −continua Rafa− son muy buenos lectores en general; se dejan recomendar, muy agradecidos, y luego hay también un intercambio… y eso intento llevarlo a nuestro perfil en Facebook, que sea un espacio parecido a lo que aquí hacemos, aprovechar la oportunidad de ese espacio para compartir y comunicar lo que nos gusta y también aprender o empaparnos de lo que les gusta a los que nos visitan”
Sesé recuerda cómo cuando era pequeño a su casa los Reyes Magos solo llevaban libros, “despotricaba no te puedes hacer una idea de cuánto…” Ahora se alegra, es evidente, y lo cuenta con cierta satisfacción; “aquello indujo un hábito”. Lo que sí le cuesta es ponerse delante de un ordenador, “es que me aburre mortalmente mirar una pantalla, pero cualquiera, me pasa también con la televisión, no puedo con ello”. Así, que será Rafa quien se ocupe, porque “Suso es todavía peor, lo lleva todo de cabeza”, dice, con mucho cariño (como no es habitual encontrarse con alguien hablando así de sus jefes, vamos a dejar aquí esta nota), “es la personalidad de la librería, la idea que puedas tener de librero así chapado a la antigua. No sabe utilizar un ordenador, por ejemplo, con todo lo bueno y lo malo que eso conlleva; es una pena que no esté hoy aquí, te hubiera gustado conocerlo”. Sesé nos cuenta que acaban en Salamanca por él, por Suso: quería estudiar en Salamanca, y se fue para allá a estudiar el COU, para poder acceder a la Universidad. «Su formación es humanista, y la mía técnica, y ahí vamos».
Hablamos también con ellos de cómo las librerías tradicionales están cambiando, o cómo tendrán que hacerlo para adaptarse a estos tiempos líquidos, de cómo es ahora más interesante el ofrecer algo más que un libro: proporcionar un espacio, un lugar de encuentro, un añadido que aporte aún más valor a la librería tradicional. Planean, en este sentido, una reforma ya para finales de año, adaptar el local para dar cabida a todo lo bueno que está aún por llegar. Nosotros sugerimos un cóctel de inauguración. Y que nos inviten.
Fotografía: Cristina Urruzola
Buen lugar, buena gente, uenos libros, buena política de ventas. La mejor librería que hay en la ciudad, sin duda.
Acabo de pasar por allí y he visto vuestra revista. Ahora me encuentro esto. Que círculo más grato :)
Espero que los libros que recomiendas sean mejores que «El abuelo que saltó por la ventana… «
Gran librería con grandes profesionales.
Allí rodé yo el primer y único corto que hecho en mi vida. «Sara» se llamaba.
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Además de ser una gran librería es un gran lugar, quedan pocos sitios en los que se pueda hablar de libros, en los que los libreros amen y conozcan lo que nos ofrecen. Gracias por estar ahí.
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Bueno, pues la muy culta ciudad de Salamanca ya tiene una librería menos. Hydria acaba de anunciar liquidación por cierre. En fin…