Arte y Letras Historia

La vida cotidiana en la Alemania nazi (II)

valhalla
Las almas de los alemanes muertos en combate son guiadas por las valquirias hacia el Valhalla (coronado por una gran esvástica), donde el dios Wotan se prepara para la Batalla del Fin del Mundo, el Ragnarök.


(Viene de la primera parte)

Cuando un opositor dice: “no me acercaré a vosotros”, yo le respondo sin inmutarme: “tu hijo ya nos pertenece”.” Adolf Hitler, 6 de noviembre de 1933.

Como escribió el corresponsal estadounidense William L. Shirer tras asistir a un gran acto del Partido Nazi: “está devolviendo boato, color y misticismo a las vidas grises de los alemanes del siglo XX”. Las espectaculares concentraciones del partido con cientos de miles de participantes y su fastuosa decoración e iluminación con reflectores antiaéreos, sus desfiles de precisión milimétrica, sus ritos paganos y su monumentalidad, su reivindicación de la fuerza, camaradería, épica y acción, la oportunidad que ofrecía al individuo de disolverse en el grupo, la evocación de un pasado legendario junto a la promesa de un futuro radiante… todo ello atrajo a muchos alemanes, pero eran ingredientes que encajaban como un guante especialmente en la mentalidad y el carácter de los más jóvenes. Nada valoraba más el nazismo que la juventud, como herramienta y como ideal, opuesta a la que consideraban decrépita República de Weimar, con un anciano Hindenburg a su frente. De hecho la media de edad de todos los integrantes del partido al llegar al poder era de apenas 28 años. Así que la educación de los jóvenes era un asunto de importancia vital para Hitler:

«El chico alemán del futuro debe ser delgado y flexible, rápido como un galgo, resistente como el cuero y duro como el acero Krupp. Debemos educar un nuevo tipo de ser humano, hombres y mujeres absolutamente disciplinados y saludables. Nos hemos comprometido a dar al pueblo alemán una educación que comienza en la infancia y nunca termina.»

Por ello, poco más de tres meses después de la toma del poder, el nuevo Ministro de Interior Wilhelm Frick estableció el 9 de mayo de 1933 en el Diario General de los Profesores Alemanes que la enseñanza objetiva de la historia era una falacia del liberalismo. Los nuevos principios que la escuela debía enseñar eran:

1) La vida es una lucha constante donde la raza y la sangre son primordiales.

2) La importancia del coraje en la batalla y el sacrificio del individuo por un fin superior.

3) Admiración por el liderazgo del Führer.

4) Odio a los enemigos de Alemania.

Las diferentes asociaciones de profesores fueron absorbidas por una ya existente, la Liga Nacionalsocialista de Maestros, de la que llegaron a ser miembros el 97% de todos los profesores. Ellos debían liderar el cambio a un nuevo sistema educativo. Solo un día después de este manifiesto del ministro, los estudiantes universitarios hicieron hogueras con libros de autores judíos, izquierdistas y en general de cualquier tipo que no encajase en la doctrina del nuevo régimen. Las bibliotecas escolares fueron también rápidamente depuradas y los libros de texto de los alumnos, aunque inicialmente eran los mismos de la época de Weimar, pasaron a ser reescritos y complementados con nuevas publicaciones cargadas de doctrina nazi a partir de 1936.

El retrato de Hitler pasó a ser omnipresente tanto en las aulas como en los libros de texto, y los niños debían realizar el saludo alemán en la escuela, el “Heil Hitler” con el brazo en alto, entre 50 y 100 veces al día. El recurso al castigo físico se incrementó sobre aquellos jóvenes poco aplicados, revoltosos o que no caminasen erguidos. Las clases eran interrumpidas de vez en cuando para escuchar discursos de Hitler retransmitidos por radio y ocasionalmente se llevaba a los alumnos al cine a ver películas como Qex, de las Juventudes Hitlerianas. A los más pequeños se les hacía memorizar versos como éste:

¡Mi Fürher!
Te conozco bien y te quiero como a mi madre y a mi padre.
Te obedeceré siempre como hago con mi padre y mi madre.
Y cuando crezca, te ayudaré como ayudo a mi padre y a mi madre.
Y estarás satisfecho conmigo

Aula en la alemania nazi

A los más mayores se les enseñaba el poema La sangre es sagrada y sacrosanta:

Mantén pura tu sangre,
No es tuya nada más,
Te llega de muy lejos,
Y más lejos se va.
De mil antepasados
El rastro aún conserva
Y contiene el futuro.
Ella es tu vida eterna.

Los niños que comenzaban en la escuela aprendían a leer y escribir con abecedarios en los que por ejemplo a la H le correspondían Hitler, Himmler y Hess y a la K, kriegerpilot (piloto de combate), Kiel (base naval) y Kamerad (camarada). Entre los más mayores se popularizaron los concursos de caligrafía con letra gótica, que el régimen estableció como la oficial y genuinamente aria. Unos concursos que se promocionaban en revistas bajo eslóganes como “sienta alemán, piense alemán, hable alemán, sea alemán en la escritura también”.

A partir de los nueve años los niños ya debían aprender los hechos más significativos de la 1º Guerra Mundial y también recibían un curso sobre el Kampfzeit, el periodo de lucha por el poder del Partido Nazi durante los años 20. Uno de los libros que se estudiaban en primer curso de secundaria era Pueblo sin espacio de Hans Grimm, cuyo título da una cierta idea de su contenido. Se pedía a los alumnos redacciones en torno a temas como “Yo soy alemán, una expresión de orgullo y deber”, “Hitler como garante de la unidad alemana” o “la revolución nacionalista como comienzo de una nueva era”. En los ejercicios de matemáticas se calculaban trayectorias de disparos de artillería y se mostraban a los alumnos problemas a resolver como el siguiente:

«Se estima que la proporción de sangre de origen nórdico entre el pueblo alemán es de 4/5 partes de la población. Un tercio de éstos se pueden considerar rubios. De acuerdo con estas estimaciones, ¿Cuántos rubios hay entre los 66 millones de alemanes?»

Mientras tanto en la enseñanza universitaria se intentaron crear sin éxito unas “matemáticas alemanas”, centradas en la geometría y no en el álgebra, ya que la primera se ajustaba más a la armonía y proporción del cuerpo ario ideal. Las clases de religión se redujeron y se convirtieron en una asignatura opcional para el alumno. Por el contrario, las de gimnasia pasaron de dos sesiones a la semana a cinco, acorde a la importancia fundamental que la salud y la actividad física tenían en el ideario nacionalsocialista. En las clases de geografía el Este de Europa se denominaba Lebensraum (Espacio vital alemán) y en las de latín se estudiaban textos en los que se justificaban las pretensiones de Mussolini sobre Etiopía. Otra asignatura imprescindible para el ideario nazi era la biología, centrada en los conceptos de higiene racial, herencia y eugenesia. En la enseñanza secundaria se redujo el porcentaje de mujeres a un 30% y además del adoctrinamiento común a los chicos se potenciaba en ellas la enseñanza de ciencia doméstica, tal como podemos ver en este horario extraído de Michael Lynch Nazy Germany (Londres, 2004):

Lunes

Martes

Miércoles

Jueves

Viernes

Sábado

8:00

Alemán

Alemán

Alemán

Alemán

Alemán

Alemán

8:50

Geografía

Historia

Canto

Geografía

Historia

Canto

9:40

Estudio racial

Estudio racial

Estudio racial

Ideología

Ideología

Ideología

10:25

descanso

descanso

descanso

descanso

descanso

11:00

Ciencia doméstica

Ciencia doméstica

Ciencia doméstica

Ciencia doméstica

Ciencia doméstica

12:10

Salud y eugenesia

Salud y eugenesia

Salud y eugenesia

Salud y eugenesia

Salud y eugenesia

Claudia Koonz, profesora de historia en la Universidad de Duke, recoge este cuento narrado en un libro para niños de la época:

«Un día antes de su emigración anual, la madre cigüeña llora mientras el padre, con el apoyo de las cigüeñas que los rodean, insiste en que su cría, que tiene dificultades para volar, debe quedarse allí. “¿No es eso cruel?”, pregunta un niño campesino que presencia el momento del abandono. “No lo es, hijo. ¿Por qué vamos a dejar que los enfermos pongan en peligro a los sanos?… las crías que sobran no sirven para nada. Sin esa conciencia, nuestro pueblo no podría seguir creciendo”.

Esa idea de los enfermos como una carga inasumible también se inculcaba en problemas de matemáticas, en los que los alumnos debían calcular los costes relativos para los contribuyentes de los hijos enfermos en comparación con los sanos. Asimismo, la Ley de Esterilización de 1934 obligaba a los profesores a identificar a aquellos alumnos que pudieran tener unas habilidades físicas o mentales limitadas para proceder a su esterilización. Los psiquiátricos y asilos para discapacitados físicos pasaron a ser lugares de visita de excursiones escolares para que los niños tomasen conciencia de ese dispendio. Hay que decir que el Tercer Reich no se limitó a inculcar la teoría a los más jóvenes, ya que entre 1933 y agosto de 1941 asesinó a más de 70.000 discapacitados, lo que le permitió ahorrar 885 millones de marcos. Por su parte, los pedagogos animaban a los alumnos a aplicar esas ideas con sus propios compañeros más débiles —aunque, eso sí— con una actitud aséptica:

«Cuando dejan de burlarse de un niño desgraciado por haber hecho caso a las amonestaciones de sus padres, la educación materna se ha anotado un triunfo extraordinario. Pero, ¿Jugar con él?… En ese caso los niños actúan de acuerdo a un instinto básico que rechaza todo lo que es enfermo o débil o repulsivo»

En las escuelas alemanas los alumnos judíos eran una minoría muy escasa, especialmente a medida que el Tercer Reich se consolidaba en el tiempo, bien porque eran llevados a escuelas judías para evitar su discriminación, o porque emigraban con sus familias o únicamente ellos, enviados con parientes de otros países (recordemos que la deportación de judíos a campos de concentración fue a partir de 1941). Para 1938 apenas quedaban unos 7.400 asistiendo a escuelas públicas en toda Alemania, por lo que la inmensa mayoría de los más de 300.000 maestros no tuvieron ninguno en sus aulas. Eran humillados con frecuencia tanto por otros niños como en ocasiones por los propios profesores, que mandaban a los escolares limpiar con agua y jabón el pupitre donde se había sentado su compañero judío. Aunque también hay testimonios de comportamientos opuestos, según una madre estadounidense que vivió en Hamburgo durante aquellos años:

«A muchos maestros les quedaba todavía algo de humanidad, pues en secreto abrazaban a los pequeños y les decían que no se preocuparan; de todos modos, no se atrevían a mostrarles afecto en público, ya que las consecuencias habrían sido graves.»

Una práctica muy frecuente no solo en los colegios sino también en las universidades fueron las excursiones al campo, con ejercicios marciales de 8:45 a 13:00 horas, y después de comer un tiempo de estudio con lecciones como “Alemania en la prehistoria” o “Tú y tus genes”. Llegada la noche se cantaban canciones en torno a hogueras como forma de fortalecer la camaradería entre los jóvenes.

Pero los retiros a entornos rurales, donde recibir adoctrinamiento político y vivir en comunidad, también se realizaban específicamente para los profesores. Más de dos terceras partes de todos ellos tuvieron que participar en los retiros de seis semanas de duración, que organizaba la Liga Nacionalsocialista de Maestros. También los había para miembros de las SA, de las SS, del Servicio de Trabajo del Reich, de la Asociación Nacionalsocialista de Estudiantes, de las Juventudes Hitlerianas… al llevarlos al campo se extraía a sus participantes de sus entornos cotidianos, proporcionándoles un pretendido “ambiente de bravura militar” donde crear la ilusión de una comunidad nacional sin clases sociales y en comunión con la tierra alemana. Como reprochaba en 1934 un memorando de las Juventudes Hitlerianas de Hamburgo a algunos de sus miembros poco participativos: “Una vez más, estáis bajo el influjo del “yo” liberal marxista y negáis el “nosotros” nacionalsocialista”.

Nuevas instituciones educativas

Nuevas instituciones educativas

En 1932, las Juventudes Hitlerianas tenían apenas 20.000 miembros, una cifra muy reducida en comparación con otras organizaciones juveniles rivales. Una vez eliminadas todas ellas (salvo las católicas) a finales de 1933 ya contaban con 2,3 millones de miembros. Para 1939, cuando la inscripción en ellas era obligatoria para todos los niños a partir de 10 años, llegó a tener en torno a los 9 millones de miembros. En ellas se realizaban frecuentes actividades campestres y deportivas, desfiles, se enseñaba el código Morse y a interpretar mapas. También se les comenzaba a familiarizar con las armas, enseñándoles por ejemplo a lanzar granadas, aunque sin carga explosiva, o con el puñal que se les otorgaba en su ingreso. Dado que los niños miembros de las Juventudes Hitlerianas iban al colegio con su propio uniforme, pronto esto se convirtió en una fuente de prestigio para ellos de cara a otros alumnos. Tan confiados en el espíritu marcial que se les inculcaba, algunos incluso llegaban a retar a sus profesores. Según un testimonio de la época “ya no se puede hablar de la autoridad de los maestros, los pequeños mocosos insolentes de las Juventudes Hitlerianas deciden qué se hace en las escuelas, son ellos quienes están al mando”. Pero también hubo profesores que pudieron tenerlos a raya, castigándolos bajo el argumento de que un joven de dicha organización debía servir de ejemplo a los demás.

La pertenencia a esta organización juvenil abría las puertas a otras nuevas instituciones educativas que el Tercer Reich trajo consigo: las Napolas, las escuelas Adolf Hitler y los Ordensburguen. Las primeras eran escuelas bajo el control de las SS, daban educación de bachillerato a los futuros altos funcionarios y cargos del ejército y en ellas se ponía especial énfasis en las actividades deportivas —para ingresar se hacían exámenes de destreza y resistencia física— y al aire libre como la conducción de lanchas motoras y motocicletas, vela, tiro, remo, boxeo, juegos bélicos… así como periodos de hasta dos meses ayudando en tareas de campo, fábricas y minas de carbón.

Las escuelas Adolf Hitler también valoraban de forma especial la actividad física y estaban destinadas a formar a los líderes políticos del mañana. En ellas no eran los padres quienes solicitaban el ingreso de sus hijos, sino que seleccionaban a sus propios alumnos según su aspecto físico y las dotes de liderazgo que hubieran mostrado en las Juventudes Hitlerianas. Los alumnos dedicaban cinco clases diarias a las actividades físicas y apenas una y media a las intelectuales. En lugar de exámenes tenían “semanas de logros”, en las que los alumnos competían en grupos. Los estudiantes que pasaban por aquí finalmente estaban destinados a ingresar, a partir de los 25 años, en los Ordensburguen, los Castillos de la Orden. En un estilo que imitaba a las órdenes de caballería medieval —donde cada alumno contaba con un criado— y situados en idílicos entornos naturales de montañas y lagos, se caracterizaban, quién lo iba a decir… por la importancia que daban a la actividad física. El de Vogelsang, por ejemplo, disponía del mayor gimnasio del mundo.

Por todo lo que llevamos viendo hasta ahora, pueden deducirse sin mucha dificultad un par de cosas: la sutileza no era una cualidad nacionalsocialista y el nivel educativo de los jóvenes, como era de esperar, descendió considerablemente en unos pocos años. Así, según un informe de la Wehrmacht: “Nuestra juventud ha adquirido principios perfectamente correctos en la esfera física de la educación, pero con frecuencia se niega a extender esto a la esfera mental (…) muchos de los candidatos a oficiales muestran una falta de conocimientos elementales sencillamente increíble”. Por ello, a comienzos de los cuarenta comenzaron a hacerse comunes en las universidades las clases de repaso de bachillerato. Pero el impacto del Tercer Reich en ellas no se limitó a esto, como veremos a continuación.

El Ordensburg de Sonthofen

Las universidades

Tal como dijo Hitler en noviembre de 1938: “cuando observo a nuestra clase intelectual, desgraciadamente, supongo, son necesarios; de otro modo podríamos, no lo sé, exterminarlos o algo por el estilo”. Está claro que no era muy partidario, si viviera hoy en día probablemente usaría el término gafapastas. ¿Pero era mutua la animadversión? La llegada de los nazis al poder trajo consigo la expulsión inmediata del 10% de los profesores universitarios. Bien por judíos, izquierdistas o ambas cosas a la vez. En un país que contaba con una formidable cantidad de ganadores del Premio Nobel de todas las disciplinas, el exilio de grandes figuras de las ciencias y las letras fue considerable: Thomas Mann, Theodor Adorno, Erich Fromm, Max Born, Albert Einstein

Y sin embargo… el apoyo al nazismo entre la comunidad universitaria duplicaba a la media alemana. Las rencillas laborales y académicas —Martin Heidegger no perdió ocasión de delatar a compañeros judíos—, la fuerte tradición nacionalista que existía en las universidades con grupos como la Sociedad Tule, la posibilidad de ocupar las plazas que habían quedado vacías, la expectativa de que el nuevo régimen trajera una mejora de la propia posición y del prestigio que el ideario nazi atribuía de la materia en la que estaban especializados (sobre todo entre filólogos, médicos y biólogos) y la simple adaptación para sobrevivir, hizo que las universidades alemanas distaran de oponerse al nazismo, con algunas excepciones como Kurt Huber, ejecutado por su activismo en el grupo de resistencia Rosa Blanca.

Como decíamos, las disciplinas afines tuvieron un auge considerable. La filología alemana o Germanistik se adaptó con facilidad al nuevo régimen, promoviendo el uso de términos de raíz nórdica en oposición a los de raíz latina, menos alemanes. Se crearon cátedras de folklore alemán y de las 23 universidades 12 de ellas pasaron a contar con institutos de estudios raciales. Hasta un tercio del total de profesores universitarios eran de medicina, una carrera que al ser tan apreciada por el Tercer Reich se convirtió en la más solicitada por los estudiantes. El derecho corrió una suerte contraria, ante el desmantelamiento del Estado de Derecho llevado por el régimen y el descrédito creciente de los funcionarios, los estudiantes que optaron por esta carrera pasaron de un 19% en 1932 a un 11% en 1939.

Pero el anti-intelectualismo imperante, la preferencia por la carrera militar entre los jóvenes, la restricción del acceso a las mujeres y la bajada de la natalidad durante los años de la Primera Guerra Mundial (la generación que en los años 30 llegaría a la universidad), llevaron a que el conjunto de la población universitaria sufriera una notable bajada, de 104.000 en 1931 a solo 41.000 en 1939.

No obstante, pese a esa decadencia, dado que la universidad partía de un nivel previo tan elevado y a que la investigación científica se desarrollaba también en grandes empresas alemanas y en centros de investigación financiados por el Estado, el nivel científico-técnico de Alemania al comenzar la Segunda Guerra Mundial era tan alto que indudablemente contribuyó a sus éxitos iniciales. También hizo posible que —cuando la situación comenzó a complicarse tras la derrota de Stalingrado— la población civil confiase en el mito de un arma secreta de los nazis tan poderosa que cambiaría el curso de la guerra. A popularizar esa y otras creencias contribuyeron los medios de comunicación alemanes, dedicados a pleno rendimiento durante el Tercer Reich al proceso de “educación que comienza en la infancia y nunca termina”. Pero eso lo veremos en un próximo artículo.

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Bibliografía:

  • El Tercer Reich en el poder, Richard J. Evans
  • Historia social del Tercer Reich, Richard Grunberger
  • El terror nazi: la Gestapo, los judíos y el pueblo alemán, Eric A. Jonson
  • La conciencia nazi: la formación del fundamentalismo étnico en el Tercer Reich, Claudia Koonz
  • La Alemania nazi, 1933-1945, Álvaro Lozano
  • Bajo el signo de la esvástica, Manuel Chaves Nogales
  • La lengua del Tercer Reich, Victor Klemperer
  • Inside Hitler´s Germany: life under the Third Reich, Matthew Hughes&Chris Mann
  • Diccionario crítico de mitos y símbolos del nazismo, Rosa Sala Rose
  • Por qué creemos en cosas raras, Michael Shermer
  • Memorias, Albert Speer
  • Vida y muerte en el Tercer Reich, Peter Fitzsche
  • Postguerra, Tony Judt

 

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39 Comentarios

  1. Pingback: Jot Down Cultural Magazine | La vida cotidiana en la Alemania nazi (I)

  2. «A los más mayores se les enseñaba el poema La sangre es sagrada y sacrosanta: »

    Jot Down necesita contratar a un corrector de estilo…

  3. Curiosa la historia. Como decía Napoleón los que no conocen la historia están condenados a repetirla… pero el periodo nazi pone los pelos de punta

  4. georgeonil

    Tus textos, resultaron muy largos, pero me los leí sin aburrirme nada. saludos.

  5. Gracias por divulgar este tipo de información, algunos analistas coinciden en que se están produciendo situaciones análogas a aquellas de los años 30 del pasado siglo. Esperemos que Doña Espe no se deje crecer el bigote

  6. Julio, no es precisamente el liberalismo lo más parecido al nazismo. Son los socialistas de todos los partidos, los estatistas, los que hacen crecer al estado a expensas del individuo. Los liberales defendemos al «yo» individual frente al «nosotros» comunitario. Como toda opción política el librealismo puede ser criticado, pero no estaría de más que las críticas tuvieran una cierta coherencia interna. O somos el coco por defender al individuo y «despreocuparnos» del bienestar colectivo o somos el coco por querer implantar el nazismo, pero ambas cosas a la vez no, por favor.

    En el nazismo todo estaba supeditado al grupo. Que el grupo fuera la raza en vez de la clase es una diferencia que tiene su importancia, pero tampoco olvidemos el gran componente socialista y de planificación estatal de la economía nazi, ni las numerosas medidas de tipo socialista que fueron implantadas «a favor del» trabajador. Roosevelt fue un gran admirador de Mussolini, y el New Deal tiene mucho en común con la economía fascista.

    Se puede también buscar en google «goebbels por que somos socialistas» o el programa electoral del partido nazi. Si a ese programa electoral se le borran las referencias a la raza y se le cambia el nombre del partido, más de un izquierdista actual les votaría encantados.

    Si algo se ve claramente a poco que se lea sobre el nazismo es su odio al liberalismo y a la libertad individual. Es un gran triunfo de la propaganda izquierdista que algo tan obvio sea tan ignorado.

    • Mónica, el programa del nazismo era una absoluta mentira. El «socialismo» que propugnaba el NSDAP era tan solo un reclamo hacia los sectores más desfavorecidos de la sociedad, que en aquellos años estaban compuestos por millones de alemanes (20% de paro), a los que se integraba en las SA y se les hacía partícipes del movimiento, culpando de todos los males al famoso contubernio judeomarxista (absurda asociación de capitalismo-marxismo).

      Hasta entonces podemos aceptar que el programa era «socialista». Pero una vez en el poder pudimos ver lo que tenían estos señores de socialistas… Las SA, dirigidas por Ernst Rohm y compuestas por las clases desfavorecidas, reclamaron la famosa revolución socialista prometida por Hitler. Éste, aliado con el ejército, los grandes industriales y la nueva élite política (las SS), ejecutó a Rohm y depuró a los responsables de las SA, que pasaron a no pintar nada en la estructura del partido.

      El supuesto socialismo que les imputas sólo les sirvió para ganar las elecciones. Una vez ganadas vimos de que pie cojeaban estos señores.

    • Perdon? Que el nazismo tiene similaridades con la izquierda? Pero mira lo que me vengo a enterar, he leido cosas descabelladas pero esta es la maxima. Claro, si a Hitler le quitas las menciones a la sangre y la pureza genetica, , el odio a los no-puros y a los enemigos, el endiosamiento al furher, pues se convierte en Mahatma Gandhi, eso es evidente. Lo que hay que oir! El nazismo nacio de la extrema derecha y lo sigue haciendo hoy dia. Punto. No lo pintes de otros colores porque no es asi.

      • Me imagino que contestas a Mónica, pero por si acaso me disculpo si he sido yo el que te ha dado esa impresión. Lo que quería decir es que el partido nazi se quiso ganar el voto de las masas con un programa populista, del que muchos entendieron como una revolución socialista (Ernst Rohm y sus SA) y que una vez en el poder se sintieron traicionados al contemplar que Hitler se aproximaba a los grandes industriales. Fue tanta la decepción de este sector «izquierdista» del nazismo que muchos de sus dirigentes fueron ejecutados…

        Desde luego que eran extrema derecha. Su objetivo, como bien dice Mónica, era diluir al individuo en el grupo, pero eso sí, entre las masas obreras. Desde luego, entre las élites sociales, bien que se promovía al «yo» individual…

        Y no hay que tomar muy en serio a estos neoliberalistas que te presentan la economía del tercer reich como ejemplo de economía socialista. Quien dice eso demuestra no tener conocimientos ni de historia ni de política ni de economía.

  7. Juez Holden

    De acuerdo con MónicaF. Sólo un apunte: Desde el siglo XIX, los pensadores liberales no se preocuparon sólo de la libertad individual, ya que también trabajaron el concepto de libertad política, que supone el autogobierno y la responsabilidad en los asuntos comunitarios.

    Fantástico artículo sobre la vida cotidiana nazi.

  8. Pingback: La vida cotidiana en la Alemania nazi (II) | Cuéntamelo España

  9. deberiansé leer los escritos de Musssolini…más que nada por ver si es verdad que subordinarse a un grupo y ser liberal es incompatible…ahora, que el liberalismo es fantástico, aunque a mi me gusta más Mandeville…

  10. en google también se puede buscar «Mussolini nosotros somos los verdaderos liberales»…o buscar el número de socialistas que murieron en campos de concentración…digo, ya que estamos de guasa…

  11. por otra parte saltar de Aguirre al liberalismo tiene tela…

  12. Juez Holden

    Sería importante aprender a escribir. Siempre hay tiempo para ello. Y luego, opinamos.

  13. pero lo has buscado?

  14. Gracias por este artículo y el anterior. Aunque las barbaridades que relatas no me sorprenden no las conocía y ayuda a entender un poco mejor como se llego a ese nivel de histeria colectiva en una sociedad supuestamente avanzada como era la Alemana en aquella época.

  15. Si ya me pareció buena la primera parte de este artículo esta segunda me parece casi mejor, convencer a los jóvenes es fácil y los nazis supieron aprovecharse de ello.

  16. En jotdown, tan buenos como los artículos son los comentarios. Y en este caso no fallan. La primera comparar a Aguirre con los nazis. Aguirre nos puede caer mal a algunos, pero no me parece bien traída la comparación. Pero ya el comentario de Mónica es simplemente espectacular. Como el juez Holden, que ha cogido un buen alias, por cierto.
    Ni liberalismo ni socialismo tienen nada que ver con lo que cuenta este artículo. Otra cosa es que haya gente que se denomine liberal o socialista para captar a su público.

  17. Bien, acepto pulpo, Doña Espe aboga por el individuo. Básicamente por su el suyo y el de sus allegados. No era ese el núcleo de mi comentario pues lo que realmente me preocupa es que en Europa estamos en una situación comparable a la de los años 30 y me parece que fueron momentos históricos donde el nazismo pudo regar abiertamente la semilla que había plantado desde los años 20 del pasado siglo. Aunque he visto este tipo de análisis en diversos foros puedo aportar un ejemplo concreto de la visión de Éric Toussaint, un doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de Liège, al que le hicieron una entrevista donde manifestaba estas ideas:
    http://www.correodelorinoco.gob.ve/entrevistas/camino-tomado-por-europa-producira-%E2%80%9Cmas-recesion-y-mas-depresion-economica%E2%80%9D/

    • Que si hombre que si, que la situacion de ahora y la de los 30 es casi la misma. ¿Tu hacias pellas en la clase de historia, no? Que Espe no se deje crecer el bigote…que nivel, solo te falta comparar a ZP o Rubalcaba con Stalin y asi acabas de cerrar el circulo. Vaya tela. ¿Cuanto crees que falta para la siguiente guerra civil en España?

  18. Ya que Javier menciona estas escuelas, no puedo por menos que recomendar la extraordinaria Napola, una de las mejores películas sobre el nazismo que he visto nunca

    Napola, escuela de élite nazi (2004) – IMDb

  19. «si viviera hoy en día probablemente usaría el término gafapastas»

    Espero que eso sea solo un mal chiste.

  20. Pingback: Jot Down Cultural Magazine | La vida cotidiana en la Alemania nazi (y III)

  21. El liberalismo es tan letal como el nazismo. Un gobierno debe velar por su pueblo para protegerlo y crear un estado de bienestar. Un gobierno liberal que no interfiere puede provocar tanto daño como el que más ¿O no os suena una cosa llamada ‘burbuja inmobiliaria’ que ha arruinado varios países?

  22. Juan M. H. Quijano

    Siento que hemos estado en un estado de letargo, pero hoy en día se necesita disciplina . No estoy de acuerdo con genosidios, pero digo: sigamos tolerando que gente «Seres Humanos» se comporten como simios. que aparte nos roben, defrauden y se aprovechen de una buena voluntad, esto no cambiará , si no entendemos que los seres humanos tenemos distintos pareceres, idiologias, religiones etc.
    Pero digo hay una solo religíon que mantiene poder económico y poder, no descubro el hilo negro solo digo que los «Judios» tienen control político, económico.
    Siguiendo esta premicia digo que esta raza deja por debajo a los demás, que aunque con conocimientos estan lejos de encontrar una coyuntura posible de desempeño ytrascendencia.
    Imploro que los no Judios se vuelban , no con actos bélicos , pero si con inteligencia, integridad, pero si firmezaa.

    • Siempre me han llamado la atención aquellas personas que no se atreven a hablar claro. Juan M. H. Quijano. Dí claramente lo que piensas. Dinos quien necesita disciplina. Dinos también quien la impartiría. De paso dinos también quienes son los que nos roban y defraudan. Pero antes de eso, piensa bien en lo que vas a decir. Piensa en las definiciones de «raza» y «casta», y piensa en cuantos judíos conoces y en como se ganan la vida. Luego piensa en como te la ganas tú. Y por último, contesta, sorpréndenos con tu respuesta.

      • Joel, no se quien te crees que eres para exigir tantas respuestas y menos aun con la arrogancia de decir que no «habla claro», de echo fue claro… tan claro… que saltaste como puta en cabaret.

      • Joel, k buena respuesta para Juan M.H. Este tipo, al igual k Hitler, se atribuye el derecho de decidir quién y que es «bueno» o «malo» e insinua lo presto k está para ejercer su «justicia» disciplinadora en nombre de nosotros los aletargados para defendernos de los «simios» ladrones, defraudadores aprovechados de su «buena volutad» ya hace referencia impunemente a los judios. Asesino en potencia, no lo duden. Tan puro y noble se cre ese imbecil!!!

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  26. Pingback: Historia Universal Contemporánea

  27. The principle isn’t to artificially turn out to be effective, cegdebedeagd

  28. Macarena B.

    ¿Podría alguien decirme la fecha de publicación de este artículo? Es necesario para poder citarlo en un trabajo de investigación,

    Muchas gracias

  29. Yashira Rodriguez

    Estimados lectores, en nosotros esta el evitar que algo como esto, vuelva a repetirse y no hacer a ningun gobernante un idolo personal, por bueno que sea, que terrible, estos controlaban todas las areas de la vida, bastante asfixiante, esto me suena al Nuevo Orden Mundial, pero me encanto el chiste de hitler y himler en la torre, le hubieran hecho un favor a la humanidad si se hubieran lanzado, la felicidad no solo hubiera sido para los berlineces, sino para la humanidad, jajajaa.

  30. Pingback: La vida cotidiana en la Alemania nazi (II) – La Estrella de Oriente 56

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