La llegada del verano habilita en el cuerpo una sed de inactividad intransigente, que provoca la aglutinación de nuestros poros y nuestras neuronas en una apología continua de la no-acción voluntaria. Paseos cerca del mar, brebajes refrescantes en una terraza, lecturas pausadas. Pocas más operaciones que sugieran un esfuerzo de obra. Desvalijados como estamos después de un desaforado ritmo de existencia el resto del año, el reposo y la voluntad de la nada se convierten, en los meses más calurosos, en las únicas pulsiones vitales.
El verano, por así decirlo, es un poco schopenhaueriano. En estos días vamos alcanzando una suerte de estado de negación de la voluntad que el filósofo supuso como una iluminación o un éxtasis, inalcanzable por medio del razonamiento. Quedan casi aniquiladas las transacciones cerebrales, en especial las ideológicas o aquellas que desencadenen, por leve que sea, cualquier maniobra. Esta es la estación de la amputación de la actividad, de la contemplación ascética ininterrumpida. Como el Oblómov de Goncharov o el Bartleby de Melville, nuestro empeño en la nada es infatigable. Tumbado en un diván o encerrado en la oficina como modo de permanencia en este mundo, los dos protagonistas son las representaciones que más se acercan a nuestra crónica biográfica después de junio.
Si su estado de negación de la voluntad no está aún maduro y su sistema le permite leer, sus lecturas deben arrinconarse mientras la vida pasa al lado del sofá. Abandónese a la lectura sin promiscuidades, exenta de visceralidad y de ese ruido que despierta a la cogitación. Sumido como está usted en este nihilismo veraniego, estos son los libros que no debe leer, con el fin de rehuir las tentaciones de la acción, sea de obra o de pensamiento:
1. Memphis Underground, Stewart Home. Irreverente y explosivo, en esta novela, su provocador autor construye una trama paranoide en torno al mundo subterráneo del arte. Dos son los personajes principales que viven en paralelo en esta historia, pese a que se podría hablar de un único personaje que se desdobla. Miscelánica en cuanto a estilos y recursos narrativos y con un ritmo que acelera las pulsaciones. De todo, menos una lectura pacífica.
2. Ejército enemigo, Alberto Olmos. Con un personaje central, Santiago, cuya voz es familiar para los lectores de Olmos, la novela pone en duda la validez de la acción social sometida, como el propio sistema, al mercantilismo. Hay en la novela un eco de las movilizaciones del 15M y un alegato contra las formas clásicas de solidaridad. Mentira, egoísmo, materialismo: el individuo contemporáneo.
3. Ven, Janne Teller. En esta novela, la autora de la macabra Nada, ahonda en los pasillos del mundo editorial, pero sobre todo, en la conciencia del fabulador de historias. Con unos juegos mentales oscuros que se asemejan a las pesadillas, Teller reflexiona sobre el papel de la realidad en la ficción, a través de la figura de un editor indeciso por publicar una obra políticamente polémica.
4. Un dios salvaje, Yasmina Reza. Una tragicomedia sobre la pareja, pero también sobre la frustración humana. Una discusión entre dos niños conduce a sus padres a reunirse para aclarar el incidente. Bajo una aparente normalidad, los cuatro únicos personajes de esta pieza teatral van rasgando su cuerpo hasta destapar por completo sus heridas. Lectura para la peor de las risas, la que segundos después produce culpabilidad.
5. CT o la cultura de la Transición, VV. AA. Coincidiendo con el aniversario del movimiento 15M, los autores de este libro ponen en jaque la vigencia de la que parece inquebrantable cultura de la Transición. Consenso, ausencia de crítica, preeminencia de las voces autorizadas como única alternativa a lo que se planteaba como el abismo. No la lea si no quiere desterrar los tabúes de nuestra querida democracia.
6. Vida de un escritor, Gay Talese. Este padre del nuevo periodismo escribe por primera vez acerca de su vida. Una antología de los personajes que más le cautivaron, los recuerdos familiares y las costumbres que integran la cotidianidad del autor son, esta vez, el objeto de estudio. Una muestra, ahora más personal, de rigor, que nos hace replantear: ¿hacia dónde ha ido el periodismo?
7. Noche de los enamorados, Félix Romeo. Es el relato feroz a la vez que conmovedor sobre la complejidad de la mente humana. Escrita a modo de novela-documento, el protagonista de esta narración póstuma de Félix Romeo encandila por su monstruosidad, tan humana. Una lectura que aflora una extraña y contradictoria comprensión hacia el criminal cuyos actos hemos repudiado palabras atrás.
8. El público, Bruno Galindo. Esta primera novela del autor es una lúcida metáfora del proceso de transición de un mundo antiguo hacia otro que se está estrenando. Con muchas referencias que podríamos trasladar al momento actual, una prosa rápida y varias historias paralelas que terminan confluyendo, el autor personifica en un periodista de moda y tendencias la debacle de una época.
9. Vulva, Mithu M. Sanyal. La autora desvela la historia occidental a través del órgano sexual femenino. Con un discurso reivindicativo, original y sin pelos en la lengua, Sanyal pone en el centro de su ensayo la vulva: su representación en el arte, su silencio en la estética, los mitos de un órgano que ha sido siempre ocultado. Es un estudio provocador y desconcertantemente pedagógico.
10. El jardín colgante, Javier Calvo. Es una novela con un ritmo desasosegado, entre el género policial, político y social. En una reinvención del período de la Transición Española con un meteorito, un grupo terrorista estrambótico y unos funcionarios públicos no menos psicópatas, el autor construye una fábula acerca de lo que somos hoy. Una novela enferma sobre la construcción de nuestra democracia no apta para lectores inflamables.
Ya que el verano emana cada año esta cierta propensión al ascetismo de la voluntad, no lean los libros propuestos, no perturben su disposición hacia la nada. Puedo asegurarles que la que aquí escribe, embriagada de este estado inmovilista, would prefer not to escribir este artículo.
Ok, libros que no voy a leer. Gracias.
10. El jardín colgante, Javier Calvo.
Me parece una novela muy interesante donde el autor eleva el adjetivo FREAK a una categoría superlativa. Además, puede resultar muy divertido para todo aquel que deba pasar sus vacaciones de verano pateando el asfalto de su propia ciudad o viajando por las subterráneas profundidades de un trayecto en metro. Los personajes de Arístides Lao y Melitón Muria, tremendos los dos, me arrancaron más de una grotesca carcajada…
5. CT o la cultura de la Transición, VV. AA. Este es el que más me interesa de la lista, tiene buena pinta y he leído muy buenas referencias. Además tengo entendido que su P.V.P. es de 5 euritos… Bien!
CT o la cultura de la Transición no sólo tiene buena pinta, es buenísimo, demoledor de ideas preconcebidas, muy clarificante, impactante.
jaja. (risa) muy bueno
Jot Down es una revista extraordinaria, pero algunos de sus articulistas pecan en ocasiones de una pedantería insufrible. ¿Hacían falta tres párrafos de paja mental (con perdón), citas incluidas para recomendar diez libros interesantes? ¿Les parece muy normal este párrafo de cierre…:
«Ya que el verano emana cada año esta cierta propensión al ascetismo de la voluntad, no lean los libros propuestos, no perturben su disposición hacia la nada. Puedo asegurarles que la que aquí escribe, embriagada de este estado inmovilista, would prefer not to escribir este artículo»
…que rezuma esnobismo hasta el punto de pasar al inglés sin venir a cuento, como hacían los lechuguinos decimonónicos con el francés? ¿Era imprescindible que el punto de partida del artículo sea «seguro que no se van a leer esto porque en verano vds. no querrán pensar»?
Jot Down destaca porque trata a su público como personas inteligentes. En este artículo ocurre lo contrario.
Pues a mí me gusta, Ainxo. ¿Qué chachi, no?
Preferiria no responder a lo de la pedanteria. Es una referencia a bartleby
Que sí, que el señor escribiente siempre contestaba eso mismo. Pero el cuento de Melville ha sido traducido mil veces, así que poner la cita en inglés es una pedantería innecesaria. Because we don’t use to hablar mezclando lenguas por mucho que j’en parle, sabe usted, porque ainda fala espanhol.
+1000 rezuma pedanteria y esnobismo a cagcoporro
Totalmente de acuerdo contigo, Ainxo.
La prosa tan extremadamente enrevesada agota hasta el punto de no querer leer más allá de cuarto párrafo.
Tomo nota, interesantes recomendaciones.
A Stewart Home le tengo muchas ganas desde que le vi en directo leyendo párrafos de sus obras mientras hacía el pino (!) en el festival «En primera persona» del CCCB. De este verano no pasa. Y el último de Javier Calvo lo tenía ya en lista de espera, así que tras este último empujón supongo que caerá pronto. CT también es imprescindible, sobre todo después de haber leído «Barcelona rebelde» de Guillem Martínez…
Y qué gracia me ha hecho que menciones «Vulva», mi libro de cabecera en los últimos meses. Un ensayo curioso y apasionante que sirve de punto de partida para investigar mil nombres y referencias.
Sólo una fe de erratas: creo que en el primer párrafo de la primera recomendación, debe decir en torno, y no entorno.
Por lo demás, muchas gracias por las recomendaciones.
Muy bien, recomendaciones para todos los gustos.
El libro de CT es una falacia. Una invención exculpatoria para los autores mismos del libro. Y cobarde pues no da nombres, sólo medios donde colaboran algunos articulistas del libro.
Olmos tiene libros más trabajados.
A Olmos sólo le citan por compadreo y para que no les caiga una crítica malherida, pero su último libro tiene un par de discursos y nada más. Se le ven todas las costuras y la trama es de preescolar. Hacía tiempo que un libro no me dejaba tal impresión de dejadez, como si ni el mismo autor se hubiera releído su obra.
Hay que agradecer a la autora que no cite a Fresy Cool, la mayor basura literaria del año.
No les sirvió de mucho la cita. Olmos puso a parir el libro en su blog, y es una de las pocas veces en las que estoy de acuerdo con él. El compadreo se encuentra entre los mismos autores del librito, un ejemplo del «yo te cito, tú me citas» tan habitual desde hace años. Y la reiteración con el caso Echevarría, lamentable, parece que haya sido la única víctima de esa cosa llamada CT, que parece un intento de crear otra generación (ya van 40 grupos en 7 años) de genios. De la lista me quedo con poca cosa, Talese, Romeo y Reza.
Ejército enemigo está escrito como el culo. A partir de ahí hablar de que representa esto y lo otro… Naderías. Mal escrito y aburrido. Y lo peor es que me lo compré por culpa de no sé qué suplemento literario. Ni siquiera lo regalo (está nuevo) para que no piensen de mi mal (literariamente hablando)
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Lo poco leído de la lista desacredita absolutamente al resto: la de Olmos es, ah, perder el tiempo en enfados e incredulidad, y la de Calvo es precisamente una de esas lecturas sobre las que resbalar, con el filtro literario en standby. De Memphis Underground cada vez recelo más. Alpha Decay, claro.
Stewart Home es un gilipollas pero al menos escribe cosas interesantes. Alberto Olmos es un gilipollas sin más.
De las diez, solo he leído Ejército enemigo, de Alberto Olmos. Me pareció una novela prescindible, que se pretende provocadora -políticamente incorrecta- pero que no llega a ninguna parte. Se pierde ella sola en sus propios vericuetos y la trama acaba haciendo aguas. La foto de la portada está, no obstante, bastante conseguida.
Mira qué bien, no he leído ninguno. No he perdido el tiempo como tú. Leo los que me gustan. Y nada más.
¿De quién es la fotografía del artículo? ¿Podría utilizarla para un post, por favor?
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